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Maldito Corazón |BangHim Fanfic| por RushanaChan

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Notas del capitulo:

Hola a todos~

Aquí el segundo capítulo~! Aunque me gustaría que ANTES leyeran estas pequeñas aclaraciones:

Yo hago una ampliación de lo que es el planeta Mato, por ejemplo, "La Capital" es donde se haya la Gobernación y todas las entidades públicas máximas que rigen Mato, entre otros edificios como la prisión.

En esta trama, el cabello rubio es anormal en ese planeta. Zelo es el único con ese color de cabello, por lo tanto, llamará la atención de sus compañeros al verlo por primera vez. Por lo tanto, Himchan y Yongguk tienen el pelo negro, y bueno, Dae, Uppie y Jae supongo que lo tendrán marrón.

Hablando de, el cabello violeta de Hyo no es considerado raro(?)

Algunos modales y tradiciones de Mato son iguales a los de la Tierra, especialmente a los de Corea. (seguro ya lo vieron(?? )

Y bueno, supongo que iré agregando más cosas kkk~ 

 

¡¿Bang Yong Guk?!  ¡¿Enserio?!, era lo único que en su mente repetía, una y otra vez. La Gobernación no había tomado su queja, aquella que hiciera inmediatamente después de leer esa lista. No era posible que el tipo más peligroso del planeta fuese elegido para acompañarlo en aquella misión. Aquel era un sicario reconocido y temido en todos los rincones de Mato. Se decía que sus métodos para matar eran atroces. Sus torturas eran siniestras. No tenía piedad. No le importaba a quién debía matar, él solo lo hacía. Y nunca era descubierto.

Pero hace unos años, milagrosamente habían logrado guardar a aquel monstruo en la prisión de La Capital, la más tortuosa del Planeta Mato. La Gobernación no había perdido la oportunidad de utilizarlo como un logro político. Hemos logrado atrapar al criminal más temible del planeta. En fin, eso a él no le importaba, pues él estaba del lado oficialista, y mientras más se consolidaran en el poder, mejor sería para él.

No podía evitar sentir… ¿miedo? Mañana sería el día que se encontraría con su escuadrón. Sería allí donde conocería aquel rostro del que todos hablaban y temían pero casi nadie conocía. ¿Será realmente feo?  Sintió una sensación familiar. Esa sensación que había tenido al entrar a la milicia por primera vez, al ver la tiranía y corrupción de sus superiores por primera vez, al ver  morir a aquel fiel soldado que lo acompañaba en su primera vez como comandante. ¿Cómo era su nombre? Ya no lo recuerdo…  Sí, era la misma sensación. Miedo a lo desconocido, ¿acaso era miedo? Se sentía igual al menos. Pero si la Gobernación lo había elegido, había sido por algo, algo que no le habían explicado. Confió en que sabían lo que hacían.

--------------

Escuchó cómo abrían la gran puerta de metal, causando que gran parte de  los prisioneros allí despertaran, emitiendo leves gruñidos. Él ya estaba despierto, de hecho, desde el día anterior. No había podido dormir pensando en lo que le habían dicho el día anterior.

La Gobernación no te ha enviado a esa misión solo por tus buenas aptitudes de liderazgo. Sino para concretar otra tarea. Algo que te dará libertad e inmunidad para el resto de tu vida.

Algo que te dará la venganza que tanto anhelas.

Entonces, tú tendrás la parte más importante de esta operación de Revolución…

Ellos lo sabían todo de él. Sabían que odiaba con toda su alma al comandante Kim Himchan. Sabían que buscaba venganza. A pesar de que aborrecía el sistema de gobierno actual, aquel odio no se comparaba con el que tenía por ese comandante. Sabía que quienes habían abierto esa puerta iban por él. Hoy era el día en el que vería la cara de ese infeliz. Abrieron su celda, previamente en la oscuridad total, y la tenue luz que entraba le cegaba un poco. Se incorporó y siguió a un uniformado que le permitió salir. Pudo sentir la duda de todos los prisioneros, sobre por qué lo sacaban. Caminó por aquel pasillo detrás del uniformado. Miraba al frente, no desviaba su mirada por nada.

Tardaron en salir de la gran estructura que se hacía llamar prisión. No había cruzado ni una sola palabra con aquel que le acompañara, quien le indicó que subiera a un vehículo que los llevaría a la estación espacial, desde donde partiría hacia ese planeta llamado Tierra. Lo único que había escuchado de él era que sus habitantes eran curiosamente muy parecidos a los de Mato, al menos físicamente. Durante todo el viaje se dedicó a mirar por la ventana de aquel vehículo, con el ceño fruncido y mordiendo el interior de su labio algo nervioso. ¿Cómo sería en persona aquel ser que tanto odiaba? Pues solo lo había visto en televisión, dando discursos o simplemente escoltando a la Gobernadora en algún acto.  El cambio del paisaje le indicó que se acercaban a su destino, la tierra se volvía árida y la zona urbana ya no se veía. Solo extensiones de una tierra grisácea, sin casas, sin nada. Divisó una construcción gigante del mismo color de aquella tierra, notando ya esas estructuras gigantes y de formas peculiares. Una de esas cosas lo llevaría a millones de años luz de su hogar.

Una vez atravesaron lo que Yongguk identificó como torres de control, el vehículo se detuvo en una pista. Al bajarse del auto, y el guardia sin despegarse de él, vio que estaba desolada, y solo una gigante nave a unos 50 metros de donde estaba se hallaba allí. Divisó unas personas allí paradas. Unos tipos de negro escoltaban a una mujer de cabellera violeta, reconocible a distancia, que vestía un enorme tapado blanco. Junto a ellos, dos personas se hallaban también. En cuanto se acercaba, el cabello rubio de uno de ellos le fue conocido. Zelo… pensó esbozando una leve sonrisa. Zelo era el nombre que le había puesto a un robot que había construido justo unos días antes de que lo apresaran. Desde ese día, el robot quedó en manos de la unidad de científicos de La Capital. Y era una de las cosas que más lamentaba estando en prisión. Aquel robot era como su hijo, lo había hecho con mucha dedicación y esmero. Cuando se enteró de quién se hacía cargo del pequeño Zelo se enfureció como nunca.

Así que la única condición que había puesto el sicario para aceptar la misión era que le permitieran a su robot acompañarle. No hubo reclamos por parte de nadie así que el trato fue hecho. El robot también se dio cuenta de la presencia de su creador, dirigiendo su mirada hacia él y sonriendo ampliamente. Pero aquella tercera persona que divisara antes parecía no notar a Yongguk. O no quería hacerlo, pues estaba discutiendo algo con la Gobernadora. Cuando ella se percató de su presencia, abandonó la improvisada discusión y le dedicó una gran sonrisa al nuevo integrante.

Fue en ese momento en el que el comandante se vio obligado a dirigir la mirada hacia aquel ser que ocupara su cabeza desde el día anterior. El otro también lo hizo, ambos haciendo un contacto visual que duró solo tres segundos, pero que para ambos había sido casi eterno. Ahí fue donde ambos aclararon sus dudas o confirmaban sus dichos.

La piel del comandante se veía más blanca que en televisión. Nunca había visto una piel tan blanca. Sus ojos y su cabello, tan negros como el ónix, haciendo un contraste sobrenatural con su piel. Los botones dorados de su uniforme brillaban, así como sus ojos.

Por otra parte, al mismo tiempo, Himchan vivía un maremoto de preguntas, que giraban en torno a una sola: ¿Dónde he visto este rostro antes? Sé que lo he visto. Aunque más que su rostro, era su mirada, sus profundos ojos negros. Sintió que podría perderse horas mirándolos, quizá intentando adivinar dónde había visto esos ojos. De pronto, una angustia muy grande se apoderó de él, inconscientemente, y no supo por qué. Era como... Culpa. Pero no sabía por qué.

Intentando no parecer extraño, extendió rápidamente su mano hacia el otro y su rostro tomó aquella expresión de seriedad y formalidad.

-Soy Kim Himchan, el comandante a cargo de esta misión-

Tardó un poco en extender la mano de igual manera, pues Yongguk intentaba procesar todo aquello que sentía en ese momento y que quería hacer. Se había irritado al escuchar ese nombre. El hecho de que demorara asustó un poco al comandante, quien creyó que quizá aquel ser inferior no supiera de modales o no estuviese acostumbrado a ellos. Pero el otro lo hizo, correspondió al apretón de manos con un leve asentimiento, comprendiendo o aceptando el rango que aquel le imponía al decir comandante.

Luego de ese apretón que había durado un abrir y cerrar de ojos, Yongguk dedicó su mirada hacia aquel ser de cabello rubio, y este sonriéndole de gran manera se abalanzó sobre él en un fuerte abrazo.

-Zelo… Te extrañé tanto…- musitó en aquel abrazo, correspondiéndole con actitud paternal.

-Hyung… -respondió el robot con rostro de niño. Se separaron y su creador notó como observaban los demás que estaban allí la escena. La cara de Himchan era indescifrable, quizá sorprendido al ver a un monstruo como ese abrazando con amor a alguien, pero la Gobernadora esbozaba una gran sonrisa desde que el abrazo comenzara.

-Muy bien. Como le comentaba a Himchan antes que llegaras, hemos decidido que ustedes tres viajen primero a la Tierra y vean el panorama. Cada día exigiré que me envíen un informe detallándome cómo es aquella energía y si es cierto que puede reemplazar a la del Eu-Ak. Cuando ustedes lo dispongan, enviaremos a los tres refuerzos faltantes de su escuadrón. Tengan estos- dijo obsequiándoles un par de lentes de contactos a los tres. –Estos lentes les permitirán adaptar su vista a la atmósfera de la Tierra. En el depósito de la nave podrán encontrar bibliografía acerca de los terrícolas, sus costumbres, sus estilos de vida, para que puedan pasar desapercibidos. Como ya les habrán adelantado, al parecer para ganar aquella emoción de los terrícolas deberán “atraparlos” con música- dijo haciendo las comillas con ambas manos. –Aunque no quiero retrasar más su partida,  pues si necesitan información, toda se encuentra en la bibliografía de la que les hablé. Les deseo, de parte de mi y de todos los habitantes de este sufrido planeta, muy buena suerte. Confiamos en ustedes- dijo y luego hizo un saludo militar con su mano derecha, el cual solo Himchan respondió de igual manera.

El viento corría más fuerte en ese momento mientras ascendían a la nave con una especie de pináculos en su parte superior, lo que se podrían considerar como un par de orejas. Una vez los tres dentro, la compuerta de la nave se cerraba, dejando atrás todo aquello que llamaban "hogar".

Entonces, el viaje recién comenzaba.

Notas finales:

Hoy me había dado uno de esos ataques de inspiración por eso lo actualicé bastante rápido ;w; 

Les pediré siempre que si tienen alguna duda o crítica o nose me lo comenten(?) No teman, no muerdo(??) xD

Hasta el próximo capítulo, los amo <3 uwu

Adiós~


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