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¿Dónde están tus alas? por Ali-Pon

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Notas del capitulo:

Hola! ^^/

Como ya dije, es mi primer fic en esta categoria. Espero sea de su agrado y lo sigan. 

Aclaro, el fic inicia cuando Eren se convierte en titán por primera vez. Lo digo para que después no me linchen. También les comento que tal vez (después) haya spoilers pero xD supongo que ya deben de estar lo suficientemente spoilead@s así que -w- mneh es bajo su propio riesgo.

Otra cosa, sí, hice que las cosas fueran más rápidas para llegar al juicio xD seh, quiero que le golpeén y así OwO

Bueno, en todo caso mejor lean y nos vemos abajo ne?

a leer~

Capítulo I

“La promesa”

                Sorpresa. Desorientación. Miedo. Eso sentían todos y cada uno de los que quedaban de las Tropas de Reclutas N° 104. ¿Por qué Eren estaba dentro de un titán? ¿Por qué? Esa incógnita se repetía una y otra vez en sus cabezas. Jean no podía creérselo, es más, ni siquiera lo tragaba; sintió náuseas y unas enormes ganas de salir de ahí. Todos desconocían la razón (y preferían no conocer la verdad) de aquello que sus ojos presenciaban. Aquel titán, destrozó a por lo menos veinte, dejando ver su poder y coraje que tenía contra los de “su misma especie”. Sin embargo, al terminar con uno y quedar sin sus dos extremidades superiores y con mordidas por todo su cuerpo, cayó al suelo elevando una enorme nube de polvo. Reiner, Bertholdt, Annie, Mikasa, Armin y Jean fueron testigos  que de la nuca surgió aquel joven terco y que ya daban por muerto. Mikasa con la felicidad de saber que no había perdido lo que quedaba de su familia, fue hasta donde estaba aquel humano-titán. Como pudo subió hasta que estrechó entre sus brazos a su adorado “hermano”. Lloró a mares, importándole poco el que le vieran hacerlo, solo quería desahogar su corazón.

Pero la felicidad duró poco. Al momento de regresar el miedo corrompió las almas y corazones de aquellos “camaradas”, incluyendo a su oficial al mando. Su rostro, a pesar de tener facciones duras tenía el temor en toda su expresión.

Abrió los ojos, con vagos recuerdos en su mente. Con dificultad logró enfocar y al darse cuenta ya estaba con una clara imagen de su alrededor. Armas de fuego le apuntaban, tanto a él como a sus amigos, Mikasa y Armin. Se maldijo por no poder ponerse en pie y por no saber qué responder a “¿Qué demonios son ustedes?”. Sus opciones era el ser titanes o humanos. ¿Cuál elegir? Su cabeza por más que trataba de hallar la mejor solución, era aturdida por las palabras escupidas por aquel hombre de voz temerosa pero firme. Sabía que en su respuesta, la vida de sus amigos y la de él, estaban en juego y eso le ponía aún más nervioso. El tiempo se “agotaba” y la advertencia de abrir fuego en caso de moverse o engañar la tenía presente. ¿Por qué engañaría si ni siquiera sabía a ciencia cierta la razón de su estado actual?

La presión le estaba haciendo el perder la razón y comenzaba a dudar de sí mismo.

–¡No entiendo la pregunta! –Gritó con desesperación el acusado, provocando que el miedo aflorara en cada palabra del superior.

–¡Nosotros te vimos emerger de un titán! –Había dicho ¿titán? ¿Cómo era eso posible? ¿Acaso decía la verdad aquel hombre que pasaba de los cuarenta? –¡No podemos perder tiempo y tropas en ti! –Fue lo único que escuchó con claridad.

                Todo transcurría a una velocidad que no podía manejar. Artillería. Amenazas. La muerte en la mano de aquel hombre. El miedo. La frustración. La desesperación. Decisiones por tomar. Conjeturas falsas. Ignorancia. Todo pasaba frente a sus ojos. Labios moviéndose. Pensamientos vagos. El corazón latiendo a mil por hora. El sudor en su frente y mojando sus ropas. No quería poner en riesgo a sus amigos, ellos eran su más preciado tesoro.

–Oigan. Mikasa. Armin. ¿Qué es todo esto? –Esa pregunta seguía revoloteando y fue ignorada de forma campante. Al parecer era el único que desconocía el que era un titán, el único que no sabía cómo había terminado ahí. En sus pensamientos la forma de su muerte no era a mano de humanos, eso era ridículo. De pronto cayó en cuenta de que tanto su brazo izquierdo como su pierna izquierda, le había vuelto a “crecer”, tal y como los titanes lo “hacían”. Entonces, ¿era cierto?

–¡Lo preguntaré una vez más! ¡¿Qué eres?! ¡¿Humano o titán?! –Entre sus recuerdos, él sabía que siempre se comportó y fue un niño normal, un humano como cualquiera de ahí, así que…

–¡Soy humano! –Exclamó seguro de su respuesta pero…vio ascender aquella mano, dando la señal de preparar el cañón. Los segundos parecieron milenios. Mikasa le tomó cual costal y quiso correr hacia el muro, pero fue ahí donde se percató de algo…

                La llave.

                En aquellos momentos culminantes, recordó todas y cada una de las palabras de su padre “Cuando entres al sótano ¡descubrirás la verdad!”. Se apartó de los brazos de Mikasa y corrió hasta Armin. La bala fue disparada y, sin saber la razón de sus acciones, se mordió la mano provocando el que un “caparazón” se formara y protegiera a sus amigos.

                Una nube de polvo se alzó impidiendo la visibilidad. Tras aquello, un fragmento de un esqueleto de titán estaba en pie. Un brazo con la musculatura a la vista y alzado; fue el que detuvo la bala. Dentro del tórax (conformado por solo los huesos y unos cuantos músculos) se encontraban sus amigos. Intactos, al igual que las flores. Eren al darse cuenta de que estaba dentro de aquel “caparazón” se desprendió y bajó, para ir a donde Armin y Mikasa estaban. Seguían sin creerlo pero no tenía tiempo para razonar, tenía que aprovechar la polvareda para poder escapar o hacer algo que evitara la muerte de las personas que quería proteger.

 –Tengo dos opciones. –Comentó con expresión seria y determinación. –El escapar de aquí con mi forma de titán y…

–Iré contigo.

–No, Mikasa. ¡Deja de decir estupideces¡ ¡Ni siquiera soy tu hermanito o hijo!… –una discusión de la cual se desconectó, Armin, se estaba formando. El que se consideraba inútil se sumergió en sus pensares depresivos y bajos en autoestima. La imagen que tenía de sí mismo no era buena y toda vía le embadurnaba de peores cosas. Se consideraba un completo cobarde. ¿Lo era? Solo era consciente de que quería “devolverles” el favor a aquellos que le salvaron incontables veces. Pero no podía, él mismo se auto-infundía la cobardía. No era correcto. No quería perder a sus amigos, aunque en aquellos momentos llegó a pensar en que su amistad había terminado, no obstante…

–Armin, quiero que tú tomes la decisión final. Hazles saber que éste poder de titán puede ser beneficioso para la humanidad. Diles que no soy una amenaza. Si me dices que los puedes convencer con todo eso, te creeré y me quedaré. –La firmeza con la que dijo aquello, tomó desprevenido al pequeño de los tres. ¿Tomar…la decisión final? ¿Tanto confiaba en él para dejarle en sus manos algo tan importante? –Tienes quince segundos para decidirte. ¿Puedes o no?

–¿Por qué me dejas algo tan importante en mis manos?

–Porque si no hubiera sido por ti, aquella vez hubiéramos sido comidos por titanes si Hannes no hubiera llegado justo a tiempo. Siempre eliges las mejores opciones. –En aquel instante la venda de sus ojos cayó, dejando ver la cálida luz de la que tanto se había negado apreciar. Ellos siempre pensaron lo contrario a lo que él tenía en mente; para ellos no era una carga. Con aquella convicción se puso de pie y diciendo “No demuestren resistencia” se encaminó fuera de la polvareda; retirándose los pesares y todo lo negativo al quitarse el cinturón del Equipo de Maniobras Tridimensionales. Estaba seguro que pondría todas sus cartas para poder salvar a Eren de una ejecución injusta.

Al llegar al frente y hablar por primera vez, no pasó por alto las reacciones del superior que ya estaban perdidas; ya no pensaba al estar sumergido en su mar de temor. Nervioso de que no pudiera cumplir la promesa de convencer a aquel miedoso de primera, citó su juramento, posando su mano derecha en puño en su pecho y poniendo la otra mano atrás. –¡Permítanme explicarles su importancia estratégica! –Fue lo último que dijo antes de que…

–Ya basta. Sigues siendo el mismo. Tan grande y lleno de miedo. – Aquella voz era del comandante Pixis. Un veterano de las Tropas Estacionarias. Él había detenido la señal de fuego y… –No se debe ser un gran genio para saber la situación. En todo caso, ve a organizar a los refuerzos. Yo escucharé aquello que tengan que decir. –El alivio azotó a los tres jóvenes y la calma volvió.

                En lo alto de la muralla Rose, con la ciudad de Trost como un fondo “espectacular” fue escuchada la estrategia propuesta por Arlet. La cual consistía en que Eren, en su forma de titán, cargara una roca y con ella cubriera la abertura que había en la puerta. El comandante se interesó y entonces preguntó. –Cadete Jaeger, ¿Puedes bloquear la abertura?

–No confío plenamente en este poder. No lo sé manejar del todo y…

–Creo que reformularé mi pregunta, ¿Lo harás o no?

–Sí, lo haré.

                Con aquella respuesta y satisfacción de oírla, a la mañana siguiente se dio a conocer la estrategia a los demás cadetes y veteranos que conformaban a las tropas. En su mayoría no estuvo de acuerdo y estuvieron a punto de irse, sino es porque el comandante les hizo ver que serían unos cobardes si se marchaban; solamente de aquella manera se quedaron los hombres y mujeres. Al poco tiempo el plan comenzó a correr y el grupo de élite acompañaba a Eren, a modo de protegerlo de los titanes cuando él se convirtiera en uno. Sin embargo hubo un problema, al momento de transformarse y ver a Mikasa quiso matarla. Ella esquivó su enorme puño que golpeó con ferocidad el techo de una casa, causando que una herida en su mejilla se formara con el cascajo que salió disparado por los aires. En su momento de locura Eren incluso llegó a golpearse la cara por tratar (otra vez) de arrebatarle la vida a su “familia”. Los demás del equipo perdieron la poca fe que se habían forzado en tener.

                Armin llegó a la escena y notando que algo andaba mal con su amigo fue hasta la nuca del desplomado titán y comenzó a decir todo aquello que alguna vez le confió Eren. Sus deseos de ir fuera de las murallas y ver el mar y aquellos mágicos lugares que solo en libros había leído. Con esas palabras, y la esperanza en ellas, logró que el corazón de Eren volviera a latir por la humanidad. Feliz de haber logrado su cometido se apartó dejando libre el camino a la primera victoria del hombre.

                Todos los que desconocían la situación de Eren, había perdido la confianza y comenzaban a dudar de las decisiones de sus superiores, comenzaban a negarse la oportunidad de creer por completo en alguien. Sin embargo, en un momentáneo silencio escucharon el resonar de unas pisadas decisivas. En la lejanía pudieron ver que la roca era movida gracias a aquel titán-humano. Su cuerpo estaba siendo aplastado por el dolor, la desesperanza y miedo de las personas que allí estaban; pero debía seguir, para así, poder cumplir su promesa. En un momento de desesperación, por proteger al joven de Shiganshina, cadetes y veteranos decidieron dar sus vidas, así como aquellos que murieron al inicio de la estrategia. Armin y Mikasa, acompañaban a aquel “grandulón”, como un refuerzo en su protección.

                ¡Lucha! ¡Lucha!

                Se repetía con insistencia para poder aguantar hasta el final, llorando en silencio la muerte de aquellos que decidieron sacrificarse. Él daba por sentado, que ninguna muerte sería en vano, porque él cumpliría hasta el final su misión. Cuando ya estaban a unos metros de llegar a su destino, apareció un titán en su camino. La chica anunció el que lo quitaría del camino, no obstante, Rika ayudó en darle muerte a aquel come-humanos, dejando el camino libre a la carta de victoria.

–¡Vamos, Eren! –Gritó con euforia aquel joven estratega, dándole su apoyo a su gran amigo.

                La roca cayó.

                La abertura se cerró.

                Ningún titán entró más.

                La primera victoria de la humanidad.

                Ninguna muerte en vano.

                La bengala fue disparada.

                Eren, debes estar feliz.

                En aquel instante el titán-hombre, ya no se movió. El que le “movía” cayó exhausto. Armin fue en su ayuda tratando de sacarle de la nuca, pero el calor era tal que sentía arde su piel. Sabían que no podían estar más tiempo allí abajo, aun había titanes en el interior de la ciudad. Justamente de aquello que imploraban que no apareciera…se presentó.

                Dos titanes se acercaban de forma peligrosa a aquellos cadetes. Armin había logrado sacar a Eren quien estaba a punto de desmayarse. Sus corazones estaban latiendo cual lunáticos. No podían morir en aquel instante, no estaba entre sus planes el morir ahí. Pedían ayuda con gritos atorados en sus gargantas. Sus cuerpos se estremecían. Por favor. Alguien.

                Sálvenos.

                Tan solo fue en un parpadeo cuando vieron caer aquellos “monstruos”, inertes. Eren, entreabrió sus cansinos ojos y pudo distinguir aquellas alas que tantas veces deseó. Aquellas alas que eran la libertad misma.

La Legión de Reconocimiento había llegado.

–Oye, ¿Qué está pasando aquí? –Aquella voz, era…

Notas finales:

¿Y bien? ¿Les gustó? ¿Me tiro de un puente? ¿Me corto las venas con unas galletas de animalitos?

jajaja todo lo que quieran decirme, por fa en un rev. Quisiera saber qué les pareció.

Ok, sí, se parece un MONTON al anime pero buee...

Verán, generalmente yo escribo en J-music (por si se quieren dar un vuelta xD) y NUNCA he hecho un fic así. Tal vez esperaban más o menos pero bueno es cosa de cada quien. Tal vez mi resumen no fue...bueno pero considero que está bien xD Sinceramente no sabía qué poner :C

De cualquier forma, les agradezco el que hayan leído hasta aquí y pues...si les gustó lo sigan. Tengo pensado hacerlo de unos 14 caps a lo mucho pero...jajajaja dije lo mismo para otro fic y ya voy en el 20 (está en proceso de creación :D). El tiempo lo dirá y sus hermosos revs.

Espero me quieran OwO jejeje

Cuidense

Nos leemos pronto

AliPon fuera~ 


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