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Lagrimas y dulces por sunako_1

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Notas del capitulo:

muchas gracias por sus comentarios

y disculpen la demora (lo se, tenia que subir este capitulo hace dos semanas. De verdad lamento la demora)

espero les guste el tercer capitulo

El pelinegro se quitó el bolso dejándolo en el sillón de la sala y se dirigió a la cocina –“Debo preparar la cena”- se puso un delantal azul y arremango su camisa –“¿Qué debería preparar?”-

-Mito-chin…- el pelinegro miró hacia atrás, encontrándose con el pelivioleta en la entrada de la cocina. Su bolso lo había dejado junto al del pelinegro -… ¿Tu harás la cena?- el pelinegro asintió -¿Qué cocinaras?-

-“No lo he decidido”- pensó mirando al pelivioleta que esperaba la respuesta -¿Qué… que te gustaría?-

-Chocolates- dijo con voz tierna sacándole una sonrisa al pelinegro –Quiero comer más de los chocolates de San Valentín-

-“Creo que no tengo los ingredientes”- fue hacia el refrigerador para mirar el contenido –“No, no los tengo, pero…”- miró al pelivioleta -¿Te gustaría comer Cheesecake?-

-¿Cheesecake?- preguntó -¿Qué es eso?-

-Es un postre- el pelinegro sacó varios ingredientes –Haré la cena y después lo comeremos-

-Está bien- dijo el pelivioleta mientras observaba las cosas que sacó el pelinegro -¿Puedo quedarme aquí mientras cocinas?-

El pelinegro asintió –“Su personalidad normal, es totalmente diferente a la que muestra cuando juega baloncesto”- rió bajito –“Parece un niño”-

El pelinegro sacó una bolsa de galletas y harina de la despensa. También los utensilios, unos boles y un molde para hornear mediano. Prendió el horno para que se calentara –Mito-chin…- el pelivioleta se le acercó -… ¿Te puedo ayudar?- el pelinegro lo miró –Es que me aburro-

El pelinegro pensó por un momento -¿Puedes romper las galletas mientras derrito la mantequilla?- el pelivioleta asintió. El pelinegro le pasó un bol, el paquete de galletas y un pequeño mazo para que las triturara mientras él ponía la mantequilla en un tazón para derretirla en el microondas.

-¿Está bien así?- el pelivioleta le mostró los pedacitos de galletas y el pelinegro asintió -¿Y qué hago ahora?- sonó el microondas deteniéndose. El pelinegro sacó el tazón para verter la mantequilla sobre las galletas y le pasó una espátula -¿Las revuelvo?- el pelinegro asintió.

Después de eso, el pelinegro le indicó que extendiera la masa de galletas en el molde mientras él batía los huevos y el azúcar. Al terminar el batido, le agregó poco a poco la harina.

-¿Queso?- preguntó extrañado el pelivioleta cuando el pelinegro le pasó el queso y el yogurt para que los batiera en otro bol -¿Estás seguro que esto es un postre Mito-chin?-

El pelinegro rió y después asintió. El pelivioleta hizo el raro batido y al terminar, el pelinegro vertió la mezcla, que él hizo, en el bol del batido. La revolvió suavemente y, con una cuchara pequeña, sacó un poco para dársela a probar al pelivioleta.

Se inclinó unos centímetros y separó los labios dándole paso a la cucharita que contenía aquella masa suave. Al sentir el sabor, abrió sus ojos sorprendido mientras el pelinegro quitaba la ya vacía cucharita –Mito-chin…- lo miró -… esta delicioso-

El pelinegro sonrió tiernamente –“De verdad es un niño”- aquellos ojos malva, brillaban emocionados. Recordó que cuando probó los bombones, tenía la misma mirada –“¡Oh!”- vio un poco de la mezcla resbalar por la comisura de sus labios. Subió la mano posándola en su mejilla y, con su dedo pulgar, la limpió.

Al sentir el delicado roce, el pelivioleta fijó la mirada en aquellos ojos negros que observaban su boca. Sintió algo inexplicable en su cuerpo –Mito-chin…- el pelinegro subió la mirada a sus ojos. Por unos instantes, ninguno se movió. Los dos de perdieron en el profundo color de los ojos del otro.

El pelivioleta, levantó una de sus manos para tocar la del pelinegro, que aun tenía en su mejilla. Ante el contacto, el pelinegro volvió a la realidad y miró el horno –“Aun tengo que hacer la cena”- quitó su mano –Ha… hay que ponerlo en el horno- se separó del pelivioleta, tomó el bol con la mezcla, lo vertió sobre la masa de galletas en el molde y lo puso en el horno.

El pelivioleta se acarició la mejilla –“¿Qué fue eso?”- miró al pelinegro que desocupaba el mesón, para poner sobre el otros ingredientes –“Esto es extraño”- quitó la mano de su rostro y se revolvió el cabello –Mito-chin ¿Dónde está el baño?- el pelinegro le indicó el lugar y el pelivioleta se fue a mojar la cara.

El pelinegro, después de lavar el arroz y ponerlo en la arrocera, cortó el cebollín y lo puso a hervir en agua junto a la chita y el kion. Mientras esperaba que hirvieran, comenzó a hacer la salsa para el wakame que ya estaba hidratado. Después de mezclar el aceite de sésamo, zumo de kion, hondashi y azúcar, incorporó la salsa al wakame y lo espolvoreó con sésamo y un poco de sal –“Murasakibara-san está tardando”-

 

___

 

El pelivioleta mojaba su rostro intentando quitar aquella extraña sensación que lo envolvió hace unos minutos atrás –“Aun me siento raro”- secó su rostro y se miró en el espejo –“Debo volver o Mito-chin se preocupará”- salió del baño para ir a la cocina. Al llegar, vio al pelinegro sosteniendo un trozó de algo con los hachi y poniéndolo en abundante aceite -¿Qué estas friendo?-

El pelinegro dio un respingo y miró al pelivioleta que aun estaba en la entrada –“Me asustó. No lo escuché llegar”- puso las cosas sucias en el lavaplatos y limpió el mesón -Pollo-

-¿Te puedo ayudar en algo más?- el pelinegro negó con la cabeza -¿Ya terminaste?-

-“Casi”- el pelinegro lo miró -¿Puedes poner la mesa?- el pelivioleta asintió.

Mientras el pelivioleta ponía la mesa, el pelinegro apagó el horno y sacó la tarta para dejarla enfriar. Sacó las frituras del aceite y ordenó los pocillos para llevarlos a la mesa.

El pelivioleta quedó admirado al ver el wakame suromono, el chikenkatsu y la sopa uhio junto al gohan. Ambos se sentaron a comer y, después de agradecer la comida, disfrutaron de la rica cena.

-Mito-chin, cocinas muy bien- decía el pelivioleta mientras llevaba la loza a la cocina –Después de hoy, solo querré comer lo que tu prepares- el pelinegro rió levemente –Pero quiero postre-

Después de dejar la loza e el lavaplatos, el pelinegro desmoldó la tarta sobre un  plato y sacó del refrigerador, dos potes. Uno contenía cerezas cocidas y el otro almíbar –“Que bueno que hice este almíbar de cerezas”-

Bajo la atenta mirada del pelivioleta, repartió las cerezas sobre la tarta y esparció el almíbar sobre ellas. Al terminar, lo metió al refrigerador -¿No la comeremos?- preguntó impaciente el pelivioleta.

-“Hay que esperar un rato”- el pelinegro fue a lavar los trastes sucios –Aun no- el pelivioleta hizo un mohín y se acercó a ayudarlo.

 

___

 

El pelivioleta esperaba sentado sobre el futon a un lado de la cama del pelinegro. Tenía puesta una polera blanca y un bóxer negro. Se abrió la puerta del cuarto y entró el pelinegro, que vestía igual que el pelivioleta, con una bandeja donde traía el cheesecake cortado en finos trozos, un dobin y dos tazas –Mito-chin te demoraste mucho-

-Lo siento- puso la bandeja a un lado del futon y se sentó junto al pelivioleta -Sírvete- sirvió el té mientras el pelivioleta tomaba un trozo con las manos.

Al morderlo, cerró los ojos dejándose inundar por el dulce y suave sabor. Saboreo gustosamente cada mordisco -¡Esto es demasiado sabroso!- el pelinegro rió.

-“Se ve tan tierno cuando come dulces”- pensó el pelinegro mientras tomaba una rebanada del postre y comenzaba a comer.

Después de comer, dejaron la bandeja sobre la cómoda de la habitación y se acostaron apagando la luz –Mito-chin…- el pelivioleta se sentó -… quiero dormir contigo-

-“¿Eh?”- el pelinegro se sorprendió mientras el pelivioleta gateó sobre el futon hasta llegar a la cama –“Espera…”- en la oscuridad, sintió el peso de un gran cuerpo sobre el –Mu… Murasakibara-san…-

-Es que tengo un poco de frio- el pelivioleta se metió entre las sabanas para acostarse a su lado. Introdujo una de sus manos dentro de a polera del pelinegro acariciando su vientre –Estas calentito- dijo alegremente.

-“Es… espera…”- el pelinegro se estremeció al sentir los dedos fríos sobre su piel. La gran mano fue hacia su cintura y lo obligó a ponerse de lado quedando frente a frente.

-Mito-chin…- el cálido aliento rozó sus labios mientras el otro brazo del pelivioleta se metió bajo su cuello -… ¿Podemos dormir así?-

Ante el movimiento, puso las manos sobre el pecho del pelivioleta y pudo sentir un acelerado palpitar –“¿Mu… Murasakibara-san?...”- su propio corazón se aceleró.

La inexistencia de luz, hacia que resaltara el sonido de sus corazones acelerados, sus respiraciones entre mezcladas y sus cuerpos a solo centímetros de distancia –Mito-chin…- el pelivioleta no resistió y avanzó aquellos milímetros que separaban sus bocas. Solo fue un tierno beso, pero ambos sintieron un gran hormigueó en sus estómagos. A los pocos segundos, separaron sus labios -… ¿Puedo dormir contigo?-

Las mejillas de ambos, ardieron en un fuerte rubor que ninguno pudo apreciar. El pelinegro, aun sorprendido por lo que acababa de ocurrir, bajó un poco para acomodarse en el hombro del pelivioleta y la almohada. Después de un corto tiempo, contestó -Sí-

El pelivioleta lo abrazó acercándolo más a él. Cerró los ojos y se llenó del dulce aroma proveniente de la cama del pelinegro –Buenas noches Mito-chin- recibió una tímida respuesta y después cayeron profundamente dormidos.

 

___

 

Continuara...

Notas finales:

espero les haya gustado

disculpen si la parte de la cocina fue muy larga, pero me emociono cuando se trata de cocina :3 sobretodo su es la preparacion de algun postre <3 

y porque Mukkun dice muchas veces "Mito-chin". Es que me encanta como suena >_<

pronto subiré la continuacion, esperenla con ansias

cuidense mucho y agradesco sus comentarios


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