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Luna Oscura. por TheYoko

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Notas de la autora original:

slkdfhlasdf;xpgh exámenes parciales. -___- ¡Pero aquí está el siguiente capítulo! Disfrútenlo, por favor.

Capítulo Uno

Akira estaba tiritando en el exterior a la tarde siguiente – había permanecido hasta un poco más tarde en la iglesia, y el aire en las afueras era gélido. A pesar de que su ropajes eran abrigados, no alcanzaban para protegerlo del inusual frío. Se preguntó por qué estaba tan helado cuando el tiempo durante el día había sido tan bueno. Una ligera capa de nieve cubría el suelo, y ésta producía un suave, limpio crujido bajo sus zapatos. Aunque tenía frío, permitió que una pequeña sonrisa agraciara su rostro. El reverente silencio que llegara con la nieve, de algún modo lo reconfortaba.

Pero fue efímero. Sintió algo oscuro, y el miedo lo atenaceó. Comenzó a caminar con rapidez, el corazón en la garganta. Aquello estaba siguiéndolo… cerca, y más cerca, y repentinamente el grito sediento de sangre rasgó el silencioso aire, peligrosamente próximo a él. Akira corría ahora, y sus habitaciones parecían tan lejanas –

Unos fuertes brazos lo levantaron, presionándolo contra un delgado, musculoso cuerpo. Algo negro se arremolinó a su alrededor, algo veteado con mechones de plata, y Shirogane dejó escapar un débil siseo mientras ambos se deslizaban en el resbaloso suelo, casi perdiendo el equilibrio en la bajada.

“¡Sh-Shirogane!” Pudo ver una oscura sustancia manando del hombro del vampiro, justo donde su cabeza había estado. Y él estaba aferrándose a Shirogane… podía sentirse a sí mismo temblando terriblemente. Pero la gran, estilizada mano alrededor de su cintura era, de algún modo, tranquilizadora. El vampiro giró, atacando con su otra mano, sus ojos relampagueando en la oscuridad.

“Tú, maldito pequeño insolente. ¡Lárgate!” ordenó su profunda voz, poderosa como el trueno.

Casi nunca había oído la voz de Shirogane, y ciertamente nunca una frase completa. Era maravillosa para Akira, majestuosa e irresistible. El aura del otro vampiro parpadeó y desapareció, y luego de unos segundos de silencio, Akira sintió relajarse un poco. Shirogane comenzó a recorrer con sumo cuidado el camino hacia las habitaciones, sosteniendo aún su carga. Pero entonces, súbitamente, sintió a aquello moverse rápidamente adelante y atrás, alrededor de ambos, alrededor de –

“¡Shirogane!”

El grito se desgarró por sí mismo en su garganta mientras cientos de dolorosas pequeñas lanzas desgarraban su muslo. Sus piernas colapsaron bajo su cuerpo por el dolor, y lo único que lo mantenía erguido era el fuerte brazo de Shirogane. El vampiro giró, casi como si bailara por sobre el suelo, mientras el otro ser comenzaba a gritar de delicia. Akira vio el fulgor de esos ojos rojos, y se aferró con rapidez al cuello de Shirogane para evitar perder su agarre. Estaba aterrado. Si Shirogane llegaba a aflojar su sostén, sentiría como si  estuviera condenado a morir.

“Esa sangre…” fue el apagado cacareo. “¡Esa es su sangre!”  

“Y yo pronunciaré la sentencia por él,” fue el sofocado gruñido que Akira sintió reverberar en la pálida garganta del vampiro. “¡Pena de muerte por tan siquiera respirar cerca del muchacho!”

Shirogane estaba corriendo – Akira gritó y se aferró aún más fuerte a su cuello. Por un momento se preguntó si estaba impidiendo que su guardián fuera capaz de luchar apropiadamente, pero apartó ese pensamiento de su mente. Tenía que concentrarse en sostenerse. Ambos vampiros chocaron, y Akira sintió las garras del otro ser buscándolo con desesperación, para tomarlo y arrastrarlo hacia las sombras de la noche.

Shirogane dio un giro preciso fuera del camino, y ambos aterrizaron con dureza en el suelo. Una mano tomó su pierna lastimada y la colocó sobre la cadera de Shirogane. Akira gimió ante el dolor, pero Shirogane refunfuñó un “Mantén tus piernas arriba. Está intentando llegar a tu sangre.”

La pierna le dolía horriblemente… era demasiado dolor. Su visión estaba flaqueando, a pesar de que la noche era tan oscura que apenas podía ver algo de todos modos. Pero Akira no quería que el otro vampiro lo atrapara, así que silenciosamente obedeció la orden de Shirogane. Era la primera vez que el vampiro le había hablado directamente… sentía que estaba obligado a respetar esas palabras.

Shirogane estaba agazapándose, defensivamente, su brazo izquierdo todavía rodeando protectoramente la cintura y caderas de Akira. Lo mantenía muy cerca suyo, y Akira estaba agradecido por la cercanía. Estaba apoyado contra el muslo de Shirogane, y aprisionado entre el fuerte pecho y las piernas. Akira podía sentir su propio corazón latiendo velozmente contra las costillas de acero del vampiro. Repentinamente una mano tocó la parte posterior de su cabeza, presionando cuidadosamente su rostro contra el hombro de Shirogane. Akira comprendió y presionó su cara contra el vampiro.

Instantáneamente Shirogane se puso en movimiento – los sentidos de Akira se trastocaron, y confusamente intentó descubrir adónde se dirigían. Le tomó unos minutos recobrarse, pero lo descubrió. Shirogane estaba retrocediendo hacia las habitaciones, atacando y propinando cortes mientras huían. Era obvio que el otro vampiro no iba a retroceder. Akira sabía el aroma de su sangre incitaría sus ataques. Con la mirada vidriosa se preguntó si Shirogane estaba volviéndose loco también por ello.

Los gritos del otro vampiro crecieron de forma estridente en sus oídos, ganando fuerza y luego perdiéndola. Podía sentir el calor escapando de su cuerpo a través de la profunda herida en su pierna. Estaba aterrado, realmente atemorizado. No quería morir. Deseaba vivir. No deseaba morir.

Shirogane continuaba sosteniéndolo. Akira depositó su confianza en ese fuerte abrazo, y tan pronto como hizo eso, se desmayó.

~.oOOo.~

“Me has dado un susto de muerte, Shirogane.”

El vampiro no contestó – sus gélidos ojos permanecieron fijos en Akira, quien dormía inquieto en su cama. El obispo giró el rostro hacia el vampiro. Sus ojos estaban cerrados – era ciego, pero podía ver claro como el día.

“Pensé que no ibas a traerlo a tiempo hasta aquí. Es una distancia corta, pero ciertamente llena de peligro para el chico, ¿no crees?”

Tampoco hubo respuesta. El sacerdote se contuvo, sonriendo pacientemente antes de volver a hablar.

“Ya sabes que hace preguntas y cuestiona cada día el por qué haces esto, Shirogane. A duras penas le dices algo, y aún así lo vigilas tan diligentemente. ¿No deberías al menos explicarle?”

Finalmente llegó una respuesta. “No me ha preguntado nada, así que no le diré.”

“¿Si él lo hace, le dirías?”

Silencio por un momento. “No es importante para él.”

“Oh, pero sí lo es. Si no lo fuera, no estarías aquí.”

“¿Qué quieres de mí, Shisui?”

“Estoy agradecido de que lo vigiles, Shirogane, así que no estoy en posición de quejarme realmente. Pero si sólo fuera por él… Creo que es un poco cruel para el joven Akira, ¿no crees?. Mira cuánto confía en ti. Difícilmente podría separarlo de tu lado.”

Pudo sentir a Shirogane vacilando, sólo un poco. El vampiro súbitamente se adelantó, dejando a Shuisui parado en el pasillo. Shirogane se detuvo a un lado de la cama, observando el pecho de Akira subir y bajar con su respiración. Con lentitud extendió una pálida mano, como si fuera a apartar los mechones del rostro del chico. Sus dedos se detuvieron, casi rozando la piel de Akira, y se mantuvieron allí por un momento antes de retirarse.

“Me quedo aquí esta noche,” fue la suave oración.

Shisui sonrió impotentemente. “Continúa cuidando de él, por favor, Shirogane. Aunque es un poco inusual, confío en ti por completo.”

Nuevamente no hubo respuesta, y Shisui cerró la puerta suavemente y los dejó solos.


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