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Medicina Vongola por sukichoco

[Reviews - 55]   LISTA DE CAPITULOS
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Notas del capitulo:

Hola!!

Gracias por leer y m siento triste de no tener tantos reviews!

Bueno... supongo que ya no hay de otra... se acabará este fic pronto y nunca supe de ustedes chicas!

Nolas molesto más y... 

¡¡¡DISFRUTEN!!!

Medicina Vongola

12.- Adiós.

 

Narrado por Tsuna.

 

Podía escuchar el grito de dolor que el pequeño yo daba en la sala de partos. Shamal y Verde se encargaban del alumbramiento, mientras Hibari-san se encomendaba la tarea de estar a su lado.

Byakuran, Irie-kun y yo esperábamos en el pasillo esperando buenas noticias del pronto nacimiento del hijo de mi “yo”.

Después de varios minutos, por fin salía Shamal con una sonrisa en la cara. Los tres suspiramos aliviados e Irie-kun salió corriendo a avisar a los demás guardianes que estaba también pendientes del parto.

El alivió que sentí me hizo sentir exhausto. Me senté repentinamente en el suelo mientras Byakuran hablaba con Shamal bastantes felices.

Desde la puerta de donde había salido el doctor, se escuchaban los llantos de un bebe recién nacido. Sentí un poco de temor al principio, pude percibir en mi cuerpo un doloroso temblor en mi espina dorsal. Era como si yo hubiera tenido ese bebe.

Me llevé las manos a la cara y comencé a llorar por esa mezcla de sentimientos que vacilaban entre el temor y la extrema felicidad. Sentí las ganas de conocer al bebe que tenía la sangre Vongola y la sangre de Hibari-san.

- Es hora de que entres – me avisó Shamal mientras se limpiaba el sudor de la cara con su antebrazo.

Abrí los ojos temeroso, miré a mis lados con nerviosismo y me di cuenta que era a mí a quien Shamal se dirigía. Sentí un extraño frio en la cabeza, pero luego comprendí que era mi tarea, saber los resultados de este embarazo tan peculiar. Me levanté decido e ingresé a la habitación mientras tragaba saliva de preocupación.

EN medio de la habitación había una luz resplandeciente que caía en la camilla donde mi pequeño yo miraba con una sonrisa en sus labios, a un pequeño bulto entre sus brazos. Observé antes de acercarme a ellos.

Hibari-san se veía emocionado. Sus ojos le brillaban como nunca. Miraba curioso al nuevo ser que lloraba descontrolado. Me mordí los labios con felicidad. Trataba de evitar que un grito de alegría se escapara de mi boca.

Me quedé inmóvil en la puerta. Hasta que Verde me vio en estado de shock.

- ¿No pasaras a conocer a tu hijo? – su pregunta me hizo sentir un fuerte dolor en el pecho. Lo miré sorprendido y luego mire a Hibari-san y al pequeño Tsuna quienes pegaron sus ojos en mí cuando Verde se dirigió conmigo. Entonces, me sonrieron cálidamente.

 Sentí un gran nerviosismo recorrer mis venas. Di pequeños pasos dudando si en verdad quería conocer al bebe entre brazos, hasta que Hibari-san se acercó a mí y tomo la mano con fuerza.

Vi en sus ojos gran afecto. El corazón me latió con fuerza y compilando de manera más torpe los pasos de Kyoya, me acerqué a un lado de mi reflejo.

Respiré hondo antes de atreverme a echar un vistazo y cuando me sentí valiente, pose mis ojos en el recién nacido.

La inmovilidad de mi cuerpo tenía lógica. Hibari-san sacudía mis cabellos con gracia, mientras yo miraba al bebe que lloraba tan energético.  En cuanto vi su cabello negro y sus facciones supe que era el ser más hermoso que existía en el planeta entero.

Mis lágrimas cayeron sin mi permiso mientras reía al unísono con mi yo pequeño. Mirábamos cada gesto que hacía, cada movimiento de sus extremidades, su tan rosado color. Ambos llorábamos sin parar aunque al mismo tiempo sentíamos una increíble felicidad, difícil de explicar.

Mi reflejo, paró de reír. Con ojos felices pero melancólicos le sonrió al bebe, quien poco a poco comenzaba a tranquilizarse, apenas dando leves sollozos. Su boca se volvió ancha y con suavidad le dio un cálido beso en la frente.

Lo miré fijamente, entendiendo a la perfección que ese beso implicaba mucho más que el primer beso que le daba una madre a su hijo. Ese quizá era el primero pero también era uno de los últimos besos que le daría a ese hermoso ser.

Sonriente, me lo ofreció para cargarlo.  Cobarde, negué frenéticamente con la cabeza. Sin embargo él no paró de hacerlo. Por lo que, tímido, lo cogí en mi pecho.

Hibari-san me ayudaba diciéndome la posición con la que debía cargarlo. El temor me hizo reír un poco dándome cuenta que ni siquiera sabia como tomar en brazos a un bebe.

Los dos lo miramos en mi pecho. Sus lloriqueos de pronto cambiaron a ser débiles risitas. Lo miré con los ojos bien abiertos, la calidez que emitía y lo frágil que era, me parecía de otro mundo. Era tan adorable riendo, tan hermoso,  tan delicado.

Sonreí con ternura al ver cada pequeño rasgo con mayor lentitud. Tragué saliva varias veces tratando de borrar ese nudo en la garganta que se me había formado. Ese niño que estaba en mis brazos era mi hijo y lo seria para toda mi vida.

Miré agradecido a mi pequeño yo, el me miró de la misma manera mientras nos miraba con la cara arrugada con ganas de llorar.

Sin embargo, cuando el bebé rio en voz más alta, los dos nos sonreímos.

De pronto mi reflejo, cansado del reciente parto, se recostó y durmió profundamente.

Hibari-san se acercó a mí y me abrazó por atrás. Sentí su rostro asomarse por mi hombro para poder ver a nuestro hijo. Su sonrisa se llenó de satisfacción y orgullo. De pronto movió de lado mi cara, para plantarme un beso.

 Supe que él estaba tremendamente feliz. Sin embargo en mi pecho aun había algo de infelicidad. Después de todo mi yo, tendría que regresar sin él.

 

Un mes después.

Narrado por la autora.

La recuperación después de parto fue rápida. Mientras el pequeño Tsuna reposaba, no se permitió ver a su hijo demasiado. Tenía miedo de su reacción al día en que regresara y tampoco quería sentir tanto desconsuelo y aflicción para después.

Sus momentos con el pequeño de ojos miel como su madre, serian momentos que nunca olvidaría.  A veces se quebraba en llanto al saber su futuro lejos de él. Pero entendía que con este gran sacrificio, podía salvar a su familia, a Hibari-san, a sus amigos y a todo un mundo que poco a poco se destruía  a menos que él no se fuera de ahí.

Se acercó poco a poco, junto a la presencia de  Hibari a su lado al laboratorio donde Verde con ayuda de Irie y Byakuran, habían creado la máquina para regresarlo a su mundo. 

El Tsuna mayor miraba con tristeza y dolor en el corazón como aquel pequeño niño, maduró más rápido que él en su época, tomando decisiones tan difíciles y responsables.

Gracias a su valentía y decisión, todos los presentes estarían bien. Pues, siendo una persona real y nacida en el mundo en que estaban, él bebe del pequeño Tsuna  debía quedarse en  éste mundo paralelo, pues aquí había nacido. Eso no podía de ser otra manera. De lo contrario, la situación del Tsuna mayor y para todos los que vivían en su mundo paralelo, sería la misma que la que el mundo del pequeño Tsuna estaba pasando.  Ya que si las personas reales de los mundos, pasan a otros por mucho tiempo, estos se destruyen.

Una destrucción inminente llegaría después de un tiempo, pero llegaría.  Pero si él bebe se quedaba en su mundo, en el mundo que había nacido, no baria ningún problema para los dos universos.

Se acercó al vidrió que separaba a todos los guardianes y creadores del experimento de la maquina donde el pequeño Tsuna partiría a su mundo para salvarlo.

Hibari ingresó al lugar junto al castaño. El pequeño Tsuna se sentó en donde debía hacerlo y miró al azabache con alegría en los ojos.

- Cuídenlo mucho. – El ojigris sintió un poco de pesar, pero con  gran seguridad en su cara le regresó la sonrisa.

- Será el rey de nuestra familia. – El castaño asintió con lágrimas en los ojos. Sin embargo Hibari sabía que tenía que decirle algo más – Gracias. – el ojimiel sonrió y una lagrima cayo por su mejilla.

- Sean muy felices.

- Tu también. Mi héroe. – Tsuna abrió los ojos sorprendido y luego sintió los labios de Hibari en los suyos. – Regresa a salvo y dile a mi yo de tu mundo lo mucho que lo amas, estoy seguro que eso lo hará extremadamente feliz.

Tsuna rio  y luego se dieron un abrazo.

Hibari salió del lugar y se paró al lado del Tsuna mayor. Quien tendría que estar presente aunque no lo quería así.

Los dos castaños se miraron a través del espejo con ojos llenos de lágrimas. Tsuna comenzó a quebrarse y puso su mano sobre el vidrio. El menor sonrió y trató de alcanzar el vidrió con la mano pero a penas sus dedos lo tocaron.

Verde habló por el micrófono que unía la comunicación entre las dos salas.

El procedimiento para el viaje tomará inicio.

Los castaños no dejaron de mirarse mutuamente. Sentían sus corazones al  cien. Ellos sabían que jamás se volverían a ver.

Secuencia de máquinas arrancando

Las palabras de Verde solo los lastimaban. Vieron como las lágrimas del otro caían por sus mejillas, hasta la barbilla.

Inicio de procedimiento en 3…

El mayor sintió el deseo de abrazarlo y el pequeño Tsuna  sintió que todavía faltaba mucho que decirle.

2…

Una luz comenzó a formarse dentro del lugar. Un extraño sonido igual a de una maquina preparando un disparo sonaba cada vez más fuerte. El mayor de los Tsunas abrió la boca y gritó antes de que Verde dijera el último número. 

1…

- ¡¡Gracias!!

Fuego.

 

Una luz deslumbró a todos en la habitación. Sin embargo los castaños se vieron hasta el último momento en que el menor de los Tsunas desapareció frente  a sus ojos.

CONTINUARÁ…

Notas finales:

Gracias por leer!

Sé que en éste capítulo pasaron muchas cosas, pero bueno, en el proximo será todo un poco más lento.

Si alguien no entendió el porqué el Tsuna pequeño se fue, dejenme un review para explicar un poco mas detalladamente. 

Bueno ya lo habia dicho antes pero el fi  teminará muy pronto, a lo más le faltan dos capitulos más y termina u.u

Gracias a todas las lectoras, aunque no habia mucos reviews en esta historia, por el numero de veces leida, me daba cuenta que estaban ahi ustedes. 

Nos leemos pronto!

Byeee~


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