Medicina Vongola
5.- Mi príncipe
Miré su rostro frío y sereno. Miles de dudas se apoderaron de mi mente, pero la que más me intrigaba era... ¿Me vio?
Esperé a que dijera algo pero simplemente me miraba fijamente. Traté de formular alguna pregunta, pero mis cuerdas vocales no parecían funcionar correctamente.
- Herbívoro - su voz me sobresaltó
Esperé a que dijera algo más, pero esas palabras nunca llegaron a mis oídos.
Sus ojos me preguntaban todo. Tuve que bajar la mirada avergonzado. Si él supiera lo que estaba sucediendo en mi oficina, si supiera que me masturbe pensando en sí, seguramente me tendría asco y odio.
- Ya veo que no quieres hablar - lo escuché con la mirada baja, pero noté que se recargó en la puerta con los brazos cruzados, como diciendo que no se iría hasta que yo le contase algo.
- Y-y-yo - mi voz por fin salía de mi boca - no sé qué...
- ¿No recuerdas lo que pasó? - su pregunta me extrañó
- ¿Eh? - Lo miré confundido
- Un objeto fue usado en ti - me dijo directo y sin titubeos
Recordé la estúpida estatuilla y entendí que las cosas se estaban saliendo de mi control.
Lo que Hibari-san trataba de decirme y lo que dedujo fue que yo había sido objeto de violación, pero eso no es más que un terrible error.
- ¡No es lo que piensas! – repliqué y levanté mi mirada - lo que pasó en verdad es algo que… no puedo decir - vi que dobló el entrecejo.
- Eres un herbívoro extraño - lo miré angustiado - dices que quieres ser cercano a mí y me ocultas lo que está pasando
Niego ferviente a su afirmación.
- No puedo decirte - no sé lo que decir para convencerlo
- Está bien, no soy alguien a quien debas contarle - lo miré suplicante
- Hibari-san… - me miró molesto y sin decir más salió de mi habitación.
No pude evitar que un nudo se apoderara de mi garganta a continuación de unas lágrimas a punto de salir.
Mi distancia con Hibari-san de nuevo se había hecho larga, justo cuando podía acercarme más a él un estúpido error de mi parte solo me alejo más y más. Me sentía tan frustrado y triste que sin querer comencé a correr a tras de él.
Pude verlo desde atrás y al alcanzarlo me aferre a su mano.
No sabía lo que tendría que decir después, mi corazón que me había dicho lo importante que es este hombre para mí, me ordenó correr a tras de el para que no se separará de mí.
Sus ojos mostraban su sorpresa ante mi reacción. Su mirada reflejaba mis ojos que se notaban atemorizados y quizás más sorprendidos que los suyos. Mi respiración se trabó y trate de decir algo ya que él me pedía una explicación.
- Ah.. Ah.. Hi-Hibari sa-san yo no...
- Me vas a decir que no fuiste violado - fue tan directo que me sentí un poco dolido
- No - negué sincero - lo que viste... No fue una violación...
- Yo tome una pastilla con efecto afrodisíaco y las cosas se convirtieron en esto
No pude ver que hiciera una sola expresión, su seriedad me confundió. Me sentía tan avergonzado por ello. Incluso si hubiera hecho una cara de confusión me hubiera sentido más aliviado pero su cara de póker solo me ponía más tenso.
- Ya veo – fue lo único que dijo y a continuación se deshizo del amarre de mi mano y caminó hasta su habitación.
Al día siguiente
Tenía miedo. Bajar a desayunar con los miembros de mi familia me daba horror ahora mismo. Anoche ni siquiera le pregunté a Hibari-san sobre lo que pensaba la familia, quizás ahora ellos también saben lo que paso en la oficina.
Me llene de coraje y bajé las escaleras. Los murmureos mañaneros eran livianos y felices como siempre, me sentía un poco ansioso y preocupado de la reacción que tendrían mis amigos al verme cerca de ellos.
Caminé hasta el comedor y los miré angustiado. Ahí estaban todos, desde mi fiel mano derecha, hasta el inmaculado Hibari-san. Sus ojos me examinaron un segundo y después paso a ver con más afecto su comida. El pequeño yo también estaba ahí, con una sonrisa radiante por fuera pero triste por dentro y Reborn me miraba serio y calculador.
- ¡Judaime! – mi mano derecha se veía animado y sin ninguna preocupación. - ¡Por aquí! ¡Por aquí! – me señalo la silla de la cabecera
Era extraño, estaba casi seguro que el sería el primero en decir algo como “me alegro que esté bien” pero se veía tan despreocupado y feliz que parecía desconocer lo que paso anoche.
Retome mi camino hacia sentarme y de inmediato un plato con huevo, tocino y un pan tostado llegó frente a mí. Note que el olor despertaba mi apetito y de inmediato me dispuse a comer.
- Que mal que te lo perdiste Tsuna – me dijo Yamamoto con su sonrisa típica
- ¿Eh? – no pude ocultar mi desconcierto
- Las luces del árbol de navidad eran muy bonitas – dijo un emocionado yo – Los únicos que no fueron fuiste tú y Kyo… Hibari-san
Miré al mencionado que comía con indiferencia a la conversación. No tuve que preguntar para entender que los únicos que estuvimos aquí éramos nosotros dos.
- ¿Entonces estuvieron en la capital? – asintieron los que comenzaron la conversación
- ¿Tu qué hiciste Tsuna? – la pregunta que podría haberme puesto en jaque había sonado
- Yo… solo…
- Fui a tu oficina a invitarte, pero ya no estabas ahí – dijo Yamamoto
Las piezas comenzaban a formar el rompecabezas.
- ¿Fuiste a verme? – pregunté interesado en saber lo que paso después de desmayarme
- Asi es, Hibari me informo que te habías ido a dormir y preferí no molestarte.
Miré a mi adorado Hibari-san que ahora daba de comer un pedazo de su pan a Hibird.
Entendí lo que había pasado en mis minutos de desmayo; Hibari-san me había encontrado y me llevo a mi habitación sin ser descubierto y finalmente prefirió ocultar lo que había encontrado hasta que yo despertara y le contase todo.
Me había protegido desde el inicio, prefirió conocer la verdad antes de anunciar a todos lo que él pensó que había pasado. Sentí un dolor en el pecho y entendí que él era alguien realmente genial.
La conversación siguió hasta el fin del desayuno. Vi que mi nube se levantó de su asiento y se marchó rumbo a un lugar desconocido por mí. Si mis ojos hubieran sido tan filosos como navajas, le hubieran hecho alguna especie de herida ya que no podía separarlos de él. Era estúpido como había llegado a esto, pero yo realmente me he enamorado de Hibari-san.
Salió del lugar y no pude evitar suspirar.
Quería agradecerle por lo que tuvo que pasar la noche pasada, quería lanzarme a él y quería que él también me viera con la misma pasión así como yo lo veo.
- Dame-Tsuna – mis pensamientos fueron interrumpidos por Reborn, quien me miraba con un aire de diversión en su cara.
- ¿Qué... Qué pasa Reborn? – se había vuelto más intimidante desde que la maldición del arcoíris había desaparecido
- No es nada – también se había hecho un poco más fastidioso.
Me levanté de mi asiento y todos los que estaban en la mesa lo hicieron también.
Mientras caminaba hacia mi oficina pensaba lo que decirle a Hibari-san después, realmente quería volverme más cercano a él, era extraño ahora me sentía tan emocionado al futuro como si fuera a saltar a lo mejor de mi vida.
Entré a mi oficina y pude percibir la presencia de un demonio que me miraba con una sonrisa brillante y mostrándome a la vez, una nueva medicina por probar. Byakuran me miraba más emocionado que nunca.
CONTINUARA…