Medicina Vongola
7.- Celos sin base
Narrado por Tsuna
Estaba sentado frente a mí con una sonrisa enorme, llena de satisfacción y burla. Me sentí avergonzado y preocupado, era terrible, era horroroso; Mukuro sabía mi secreto.
- ¿Co-Cómo lo supiste? – le pregunté inseguro.
- Kufufu~ No fue difícil escucharte hablar con Byakuran – me contó con su sonrisa. – Deberías ser más cauteloso de lo que hablas en un lugar tan inseguro como el jardín.
Me mordí los labios y comencé a jugar con mis dedos en mis piernas. No tenía ni idea de lo que hacer. Mukuro no es una persona fácil de entender por lo que no puedo imaginar lo que querrá al contarme esto.
- Pero venga ¿enserio la ave? – cerré los ojos sintiéndome un poco humillado. ¿Comenzaría a burlarse de mi orientación sexual?
- ¿Q-Qué es lo que quieres? – le dije vacilante y el entrecerro los ojos sin perder su sonrisa.
- ¿Querer algo? – me preguntó dejándome confundido – Tu cuerpo
Abrí los ojos impactado y desconcertado de su respuesta.
- Kufufu~ después de todo, la mafia no se destruirá sola – recordé que su motivo para entrar a Vongola, claro, habia sido eso. Me sentí un poco más aliviado.
- Sabes que es imposible – le dije cuando mi sensatez volvía poco a poco.
- Lo sé – me respondió sarcástico – No he perdido mis cabales. Después de ver lo fuerte que te has hecho, ya no me dan ganas de hacer nada – terminó con un suspiro.
- Entonces… ¿Qué piensas hacer? ¿Dirás lo que escuchaste? ¿Cuál es tu objetivo ahora? – le pregunte serio.
El me miró fijamente, su ojo rojo siempre me haba dado miedo y ahora no era diferente. No parecía enojado, parecía más bien, interesado.
- Nunca imaginé que tu fueras… - se comió la última parte de su oración para sí.
- No lo soy, si no fuera Hibari-san de ninguna manera seria algún hombre.
- Ya veo – sonrió de lado y se levantó de su asiento – No estoy interesado en tus intereses a menos que yo me vea involucrado en ellos.
- Entonces ¿Cuál es la razón de tu interés? – le pregunté dubitativo.
-Diversión. – Una vena de enojo se posó en mi nuca – Hace tiempo que no pasaba algo interesante en esta casa.
- ¿Entonces me molestaras con esto? – se limitó a reír y luego salió de mi oficina ignorando mis ruegos por una explicación.
Me sente enfurruñado en mi asiento y luego las preocupaciones se hicieron presentes de nuevo. Si Mukuro decía algo yo…
- ¡Esp-Espera Kyoya! – escuché gritos desde afuera y sin dudarlo me asomé por la ventana
- ¡Te morderé hasta la muerte! – Hibari-san se armó con sus tonfas y luego se lanzó contra Dino-san que tenía una cara de susto indescriptible.
Bajé rápidamente a la escena por una explicación de tanto alboroto.
- ¡Tsuna! – Dino-san me vio desde lejos y corrió hacia mí con un Hibari-san muy molesto atrás de él.
- ¿Qué-Que? – Me quedé paralizado y el jefe de los Cavallone se escondió atrás de mí. De pronto Hibari-san llegó hasta nosotros y al verme dejó su pose de ataque y suspiró cansado.
- Bronco – le habló a Dino-san – Te mataré – dijo fulminante y con ojos llenos de rabia, luego acomodó su saco y se dirigio a la puerta de la mansión.
- ¿Qué estaba pasando Dino-san? – me miró sorprendido y negó exageradamente.
- No es nada Tsuna – comenzó a reír demasiado fingidamente, quizás mi intuición había mejorado.
- Dino-san – le instigue para una respuesta.
El negó y luego suspiró rindiéndose.
- Kyoya solo estaba avergonzado – me dijo con una sonrisa en la cara y luego me miró con la misma.
- ¿Avergonzado?
- Ayer fuimos a beber y él dijo algo que no debía – comenzó a reír divertido
- Ya veo – dije tratando de aparentar que estaba conforme con la explicación, aunque claramente eso es una mentira.
Entramos a la mansión y continuamos charlando ahora sobre la familia en mi oficina.
Miré a Dino-san, era indudablemente atractivo aunque para mi Hibari-san es el único. Dino-san era una persona torpe sin sus subordinados, pero sin duda era una persona con un gran corazón y muy fuerte. Podría ser…
Abrí los ojos y apreté mis manos al contraer una sospecha que me causaba pánico.
- Nee.. Dino-san – el me observó feliz y atento – so-sobre Hibari-san… etto…
- ¿Kyoya? ¿Qué pasa con él?
- ¿Tu y él son… - me sonrojé al tratar de preguntar algo tan poco sutil, pero la curiosidad me estaba matando.
- ¿Somos? – ahora se veía realmente confundido.
- No es nada – me interrumpí a mí mismo ya que si mis sospechas eran ciertas, ese hecho me mataría de dolor.
Me toque el pecho cuando Dino-san no me miraba.
Narrado por Reborn
Mientras caminaba por la ciudad me encontré algo bastante divertido.
Con la práctica que llevó desde la fecha de mi nacimiento, hasta ahora, esos dos no pueden ni siquiera notar que estoy siguiéndolos y eso es más gracioso aun.
- Hibari-san – tomó la mano del guardián de la nube y sonrió cálidamente con las mejillas encendidas.
- Vamos rápido – el clon de Tsuna asintió y abrazo el brazo de Hibari totalmente contento.
- Hmp – me sonreí a mí mismo y continúe atrás de ellos hasta que vi el lugar donde entraron.
No tuve que entrar también. Era claro lo que estaba sucediendo por lo que tranquilamente me retiré del lugar con dirección a la mansión.
Narrado por Tsuna.
Recorrí toda la mansión pero no había rastros de Hibari-san. Hice un puchero y me encaminé a mi oficina triste de los pocos furtos que saqué al buscarlo.
- ¿Dónde estabas? – una voz me tomó por sorpresa cuando yo entraba al lugar.
- ¡¿Reborn?! – grité alarmado.
- ¿Y tú respuesta? – lo mire confundido y recordé su primera pregunta.
- Solo caminando – voltee mi mirada sin querer
- Creí que sabias que voltear la mirada después de contar una mentira no funciona. – lo miré y suspiré.
- Es-Estaba buscando a Hibari-san – sonrió de lado y luego escondió su rostro en su sombrero.
- Ya veo – no dijo más.
Ante su silencio me acerqué a mi asiento.
- ¿Sabes dónde está tu clon? – su pregunta me dejo helado. No lo sabía, ni siquiera me acordaba de él.
- Seguramente está en algún lado de la mansión. – volvió a sonreír, esta vez con burla lo cual me hizo preocuparme un poco.
- Salí a caminar un rato – me contó divertido – y de casualidad vi a tu clon – abrí los ojos sorprendido.
- ¿Salió? – le pregunté preocupado.
- No iba solo – me sentí aliviado de escuchar eso. Él no sabe nada de este lugar.
- Ya veo… ¿Con quién iba? ¿Gokudera-kun?
- No precisamente – sus rodeos me empezaban a molestar, pero luego entendí que siendo inusuales en Reborn, lo que quería contarme sería algo muy grande.
- Dime lo que sabes sin rodeos – le pedí serio.
- No debes sorprenderte – me advirtió y asentí – Lo vi con Hibari entrando a un Hotel muy famoso.
Mi corazón se paró; mis dientes temblaban en silencio dentro de mi boca; mis ojos se abrieron como platos y entonces pude formular una simple pregunta.
- ¿Eh? – murmuré desafinado.
- Los vi entrando al Palacio del centro – cada una de sus palabras eran tan duras que cuando terminó de hablar sin querer deje soltar mis lágrimas.
Me tapé la boca y vi que Reborn me observaba impresionado. Me senté en el suelo y me toque el corazón.
Era absurdo, mi corazón dolía demasiado por algo tan inmaduro y minúsculo. No puede ser, Hibari-san no podría...
- ¡Ah! – solo imaginarlos a los dos juntos me era extremadamente disgústate y doloroso. Era una tortura mental imaginar y ver esas imágenes que pasaban por mi cabeza sin pedírselo.
- ¿Lo amas? – me preguntó Reborn serio. Su sonrisa se había borrado de solo verme llorar, quizás no esperaba que reaccionara de esta manera.
- Gh – no me quedo más que asentir – demasiado
Mis lágrimas cayeron y me vi con la necesidad de correr hacia ese hotel y detener lo que sea que estuvieran haciendo. No importaba si era algo estúpido como solo comer, quería mantener a Hibari-san lejos de todos y sobre todo de mí.
Saque los ojos sorprendido… esto que estoy sintiendo son ¿celos?
Narrado por el pequeño Tsuna
Llegamos a la habitación y sin contenerme abracé a Hibari-san quien no se veía feliz, supongo que tiene una carga de culpabilidad que ni él puede soportar.
- Hibari-san – lo tomé de la mano y le sonreí cálidamente. El me miró serio.
Lo encaminé a la cama y suavemente hice que se sentara.
Su mirada no me gustaba. Era idéntico a mi amado Kyoya, pero su rostro lucia lamentable, cuando en esta situación él estaría más feliz que nunca.
Acaricié sus mejillas y me acerqué a mirarlo a los ojos.
- Si no quieres hacerlo no hay problema – le sugerí ante su rostro que decía solo cosas malas.
- Solo hay que hacerlo – me tomó del brazo y me sentó entre sus piernas.
Se recargó en la cabecera y me jalo consigo.
Sus manos se acercaron a mi estómago y como si fuera una esfera de cristal comenzó a tocarlo con suavidad.
Me sentí feliz, era lo que mi hijo necesitaba. El toque de su padre.
- Gracias –le agradecí por acceder a este estúpido capricho mío cuando apenas mi estómago se había elevado un poco.
- Callate – me ordeno y yo obedecí.
Sus manos se mocvian en circulo y de vez en cuando paraba en un sitio sobándolo con cariño. Aunque este no fue el Hibari-san que me preñó, su calidez y amabilidad seguian siedo de él.
Atrevido puse mis manos sobre las suyas y las entrelace con él. Luego cerré los ojos.
- Tsunayoshi – me llamó cerca de la oreja – suelta mis manos – abrí los ojos sorprendido e hice lo que me dijo sin reclamos.
- Hibari-san – no respondió a mi llamado – sé que no debo preguntarlo pero me da curiosidad ¿Por qué aceptaste esto?
Sus movimientos se detuvieron y luego sentí su legua pasearse por mi nuca.
- ¡Ah! – me sorprendió - ¿Hibari-san?
- No voltees – sin quejas volví a obedecer
- ¿Por qué?
- ¿Quieres hacerlo? – su pregunta me puso de todos los colores y entonces sentí algo en mi trasero. Algo duro y muy caliente tocaba peligrosamente y por encima de mis pantalones una entrada no estrujada desde hace mucho.
- ¿Tu… - sus manos subieron desde mi estómago hasta mis hombros.
Me sentí acorralado pero no asustado.
Una de sus manos bajó mi suéter y sentí sus dientes morderme con suavidad.
No entendía su motivación. Trate de mirarlo a los ojos en busca de alguna explicación pero me lo impidió tapándome los ojos con una de sus manos.
- Tsunayoshi – susurró mi nombre y luego sus manos bajaron de nuevo para comenzar a desabrochar mi suéter. Su voz pasional y suave me había dado una pista de porque de sus acciones.
- Será que tu… ¿estás enamorado de mi yo de este tiempo? – se quedó inmóvil y luego se levantó de la cama dirigiéndose al baño.
Mientras caminaba hacia el lugar donde controlaría lo que me estaba tocando hace un momento rápidamente reflexione sobre todo. El Kyoya de este mundo estaba enamorado de mi yo de este mundo también, pero el que me haya sugerido hace un rato hacerlo quería decir que no puede decírselo.
– ¡Espera! – lo detuve de su saco el me miró enojado. - ¿Quieres que lo haga por ti? – le sugerí mientras sentía como mi cara pasaba a ser roja.
- ¿Hacerlo? – se detuvo.
- Mis hormonas han estado disparadas últimamente – le confesé avergonzado – y yo también soy Tsunayoshi Sawada después de todo.
Entrecerró los ojos con sospecha y molesto. Luego me miró de arriba abajo.
- Eres idéntico al herbívoro del que me enamoré hace diez años – abrí los ojos sorprendido y luego sentí sus labios en los míos.
No pensé más y me colgué a su cuello mientras él me besaba, haciéndome retroceder hasta el borde de la cama caí al colchón. Me miró con aquellos ojos penetrantes y decididos que quieren decir que lo haría hasta el final.
- Kyoya… – abrí mis brazos y él se lanzó hacia mí para devorarme.
CONTINUARA…