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Medicina Vongola por sukichoco

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Notas del capitulo:

Hola! 

Si, lo sé. Solo no me peguen muy duro please!!

Lamento haber abandonado éste fic y dejarlas sin continuación!

Se que no hay excusa para mi falta pero tuve diversos problemas con este fic!

Primero, no tengo alguien que me ayde a hacerlo más. Antes contaba con Lorepollo pero ahora esta muy ocupada y aunque quisiera no podria ayudarme, tampoco es su trabajo hacerlo ¿no?

Segundo: tuve un bloqueo horrendo, escribí diversas continuaciones pero termine borrando cada una de ellas por que no me convencieron hasta esta ultima que realice hace unos dias!

Tercero: mi tiempo tambien se vio afectado. Para quienes no lo saben aun, tengo que trabajar en las mañanas y estudiar por las tardes, asi funciona la vida universitaria estos dias y es bastante cansado, a veces no tengo ganas siquiera de leer algo antes de ir a dormir, si lo sé parece la rutina de una persona adulta pero ¡VAMOS! estoy entrando a esa etapa de la vida y es cada vez más triste XD

Bueno, no más traumas y las dejo leyendo la continuación

¡¡¡DISFRUTEN!!!

Medicina Vongola

 

9.- No hay nadie más.

 

Narrado por Tsuna

 

Hibari-san y yo nos encaminamos cogidos de la mano hacia la cabaña secreta de los Vongola en las montañas de la toscana.

Los ojos me dolían producto de las lágrimas de felicidad que dejé caer en todo el camino en el coche.

Hibari-san se veía como siempre, frio, imperturbable, sereno y serio. Nada cambiaba en su cara a excepción de un brillo particular en sus ojos. Se veía ligeramente feliz, para mí un adorador de su imagen sabía que esa simple expresión  podía tomarla como que estaba derrochando alegría.

La luna era grande y daba una luz hermosa que nos bañaba y nos dejaba ver el camino que debíamos seguir a pie para llegar a la cabaña escondida.

La mano de Hibari-san estaba cálida y por lo tanto no me importaba el tremendo frio del bosque que nos azotaba como un obstáculo para llegar. La apreté con fuerza, el dolor de mi pecho y esa angustia que había sentido horas antes desaparecieron por completo, dándome solo  un dolor más insoportable de nervios y felicidad de estar al fin con la persona que amo.

Hibari-san volteó a verme, la luna iluminaba sus ojos y por lo tanto me hipnotizaba con ellos. El también apretó el amarre de nuestras manos y paró en medio del camino, paralizándome a mí también. Por la obscuridad del bosque y la luz de la tierra creí ver una sonrisa en sus labios al mismo tiempo que se acercaba y asentaba sus labios sobre los míos.

Sentí miles de mariposas en mi estómago y el calor de mi cara se incrementó. Tocó con las cálidas manos que tenía mis mejillas, brindándome de ese calor.  Siempre había sido una persona con un cuerpo frio, pero aquella noche quemaba mi propia piel.

Me sostuve con mi otra mano de su brazo y me paré de puntas para alcanzar y saborear por más tiempo el beso que nos unía. Abrí mi boca como invitación y él entró sin vacilar.

Sentí su lengua sobre la mía, jugando con ella. Sus labios cálidos eran suaves. Nuestra respiración se balanceaba pero pronto se hicieron correspondientes. Mi corazón palpitaba con desesperación y mi cabeza únicamente me pedía más y más pero con la falta de oxígeno  terminamos el beso sin decir una palabra y continuamos nuestro camino.

Lamí mis labios y nuevamente me sentí arder.

La cabaña estaba completamente obscura. Siendo un prototipo no tenía luz eléctrica aun, pero si una chimenea completamente perfecta y todos los muebles de una cabaña normal.

Me senté en el sofá mientras Hibari-san prendía la chimenea. Cuando lo hacía admiré su gran espalda  y me sentí de nuevo agradecido de estar con alguien tan genial como él.

Me levante del sofá y busque cosas en la cocina, para nuestra fortuna encontré varias velas y una por una las fui encendiendo con un cerillo que Hibari-san traía. Y con la chimenea prendida y un montón de velas a nuestro alrededor el espacio se hizo mágico.

El calor del fuego nos cubrió cuando estábamos sentados uno al lado del otro.

Mantenía mis manos en las rodillas con todo mi cuerpo tieso, mientras que Hibari-san buscaba por las habitaciones algunas mantas que por suerte encontró. Me cubrió con ellas y luego él se sentó a un lado de mí sin hacerlo. Lo miré extrañado de no haberse cubierto con ellas y al sentir mi mirada volteó con seriedad en su cara.

Me paralizo un segundo aquellos ojos pero de inmediato me controle a mí mismo.

- ¿Pa-Pasa algo Hibari-san? – le pregunté nervioso.

- Quiero saber… - lo miré confundido – antes de tocarte, quiero saber si no estoy malinterpretándote

Abrí mis ojos incrédulo a lo que escuchaba.

- Pff… - comencé a reírme con fuerza.

- ¿Qué es tan gracioso herbívoro? – se veía amenazador.

- Es que… ja ja ja creí que había sido claro, pero ya veo que no lo fui – fui bajando la voz con una sonrisa en mi cara.

Respiré a fondo, él me miraba desconcertado y entonces con gran valentía lo dije:

- Te amo Hibari-san – le sonreí afectuoso.

Vi sus ojos brillar y después morderse los labios como si estuviera controlándose por algo. Entonces me tomó de los hombros y me acostó con fuerza en el sillón. Me quejé levemente y luego su mirada me atrapó de nuevo.

Cautivado de la esencia de su colonia entrecerré los ojos como si estuviera cansado. Lo miré mordiéndome los labios, quería que me besara de nuevo.

Me di cuenta de la seducción que poseo, cuando Hibari-san se empujó a besarme de nuevo. Yo lo atraje hacia mí enredando mis brazos por su cuello, obligándolo a quedarse cerca de mí.

Sus manos se metieron por mi cabello y me estrujaron levantándome un poco del asiento del sillón. Su lengua dentro de mi boca hacía de las suyas. Yo trataba de seguir su ritmo pero nunca lo lograría.

Me sentí con el deseo ascendiendo y bajé mis manos hasta su saco y comencé a desabrocharle los botones para sacarle la ropa.

Rompimos nuestro beso entre jadeos y respiraciones agitadas. Él dejo mi boca para seguir por mi cuello y sus manos bajaron para hacer lo mismo que yo. De pronto toda la parte superior de mi ropa fue desapareciendo rápidamente.

- Hi-Hibari-san – el subió su mirada pero no dejo de marcar mi cuello como quiso. – dilo tú también – le pedí en un ruego, quería escuchar esas palabras aunque mi corazón fuera a explotar después de escucharlas.

Su rostro subió. Pego su nariz contra la mía y las palabras salieron  de su boca con dulzura.

“Te amo”

 

Rompí el silencio y yo mismo me acerqué a sus labios para besarlo con la misma demanda que él lo hace. Pude sentir como sonreía entre besos, incluso yo mismo lo hacía pues la felicidad que estaba sintiendo era incomparable.

Me levantó hasta ponerme sobre sus piernas y con semejante posición comenzó a tocarme los glúteos. Me tragué un gemido al sentir sus manos jugar con mis nalgas y pasé mis brazos por sus hombros y lamí su cuello.

Hibari-san besó mi cuello igual que yo y metió sus manos por debajo del pantalón.

- ¡Ah! – gemí a un lado de su oreja.

- Eres más activo de lo que pensé – dijo con un tono burlón pero seductor.

- N-Nhh ¡Ah! ¡Hibari-san! ¡No toques ahí! – enterré mis uñas en su hombro.

- Es la parte más importante de esta noche – pasó su lengua por mi torso y luego se detuvo en uno de mis pezones.

La temperatura de mi cuerpo comenzó a ascender y el deseo comenzó a serme imposible de aguantar.

Su lengua fue delineando mi pezón mientras sus dedos rozaban mi entrada con descaro. Sentí como sus labios apretaban mi botón y después torturarlo con una mordida suave.

- ¡Ahh! – mi cuerpo comenzó a tener incontrolables espasmos. Mis gemidos no podían ser tragados más.

Pasó de mi trasero a la parte delantera.

Me quitó los pantalones con lento ritmo, mientras sus labios seguían mordisqueando mis pezones. Los botones de mi torso se hicieron duros y rojos por la manera en que los masajeaba.

Pude ver como tocaba mi miembro con una de sus manos mientras la otra la usaba para jugar con mi entrada aun. Excitado moví mis caderas en círculos, lentamente para sentir con más claridad  esas manos obscenas que me tocaban con completa libertad. El me miró a los ojos seduciéndome de nuevo y sonriéndome con gusto.

Sentí una nalgada en uno de mis glúteos y la mirada de Hibari-san me pidió que me moviera más. Me sentí al borde de la vergüenza pero lo hice. No quería que se borrara su rosto de placer.  

Sostuvo mi cuello y lo volvió a besar y marcar a su antojo. Mis caderas ya se movían por si solas. Sus manos me estaban llevando a las nubes. El vaivén en mi falo y sus dedos traviesos entrando y limitándose a no entrar de más, me hicieron sufrir terribles sacudidas por todo mi cuerpo. Traté de controlarlas sujetando la cabeza de Hibari-san pero de un momento a otro, como si lo supiera, me besó de nuevo y me corrí escandalosamente.

Respiré entre bocanadas de aire. El me miró divertido y entonces me volvió a mover sobre él acostados de manera inversa sobre el cuerpo  del otro.

Porque estaba arriba vi como tomaba mi miembro aun manchado por mi semen y se lo metía a la boca sin vergüenza.

- ¡Ah! – el contacto era un poco doloroso pero de no había manera de que no me gustara. Era como un nuevo mundo, las nubes estaban muy cerca de mí.

El cuerpo se me sentía débil, pero aun con los temblores de placer que me azotaban saqué el miembro de Hibari-san de sus pantalones.

Note a primera vista lo inmenso que era. La dureza que tenía era como la de una roca y sin pensármelo dos veces lo metí a mi boca.

Logré tragarlo casi por completo. La garganta la sentía llena. Tan pronto pude hacerlo lo saque para luego metérmelo de nuevo. El líquido que tenía el glande era ácido y con un extraño sabor, pero no me disgustaba. Lo que es más, parecía que le gustaba que lo lamiera y lo tragara. Se veía en sus reacciones.

De nuevo sentí un dedo malicioso en mi entrada. Me quejé al sentirlo entrar pero el miembro de Hibari-san en mi boca me lo impedía.  Esta vez entró por completo, el aire se me cortó y me saque de la boca el falo de Hibari-san para dar un grito lleno del más puro placer.

Me tape la boca avergonzado de semejante ruido que hice y en ese momento otro dedo entraba en mi con fuerza.

Me detuve con el miembro de el en la mano y conteniéndome por no apretarlo y causarle dolor me tense por completo, mientras sus dedos salían y entraban de mi con rapidez. Únicamente emitía  gemidos sordos. No podía controlar los temblores de mi cuerpo.

Sus dedos aumentaron a tres dentro de mí y en ese momento detuve cualquier movimiento y levanté mi cadera en espera de más de sus toqueteos. El volvió a lamer mi zona mientras continuaba penetrándome con sus dedos. La sensación era increíble, por más que trataba de pensar en algo mi mente se empeñaba en quedarse en blanco disfrutando de todo el placer que Hibari-san me estaba brindando.

De pronto se detuvo y separó mis nalgas.

-Estas muy dilatado – me dijo descarado mientras yo moría de vergüenza por esas palabras tan descaradas.

Nuevamente se posiciono sobre mí cambiando de posición. Me aferré a las cosas a mi alrededor, mientras el alineaba su miembro a mi entrada. Sentía los golpes de mi corazón en los oídos. No podía escuchar más que esos latidos infernales.

La respiración se me hizo cortada, mi entrada palpitaba ansiosa y de pronto tuve que soportar el doloroso ingreso de él dentro de mí. Me mordí los labios y cerré mis ojos. El daño era increíblemente placentero tanto que me creí masoquista en el momento.

Hibari-san entró por completo. La respiración era una función que ya no podía ejecutar correctamente. Unas lágrimas corrieron por el rabillo de mis ojos, cayendo por mi cien. El hombre que amo me miró seductor y con una cara llena de placer y perdición. Era más excitante aun verlo de esa manera.

Sus ojos parecían gravar cada milímetro de mi cara y avergonzado me la tapé con las manos. Sorprendiéndome, no las retiró, en cambio se comenzó a mover dentro de mí, obligándome a quitarme las manos de la cara y aferrarlas a las cobijas que estaban debajo de nosotros.

Pude apreciar su rostro al entrar y salir. Mi entrada parecía tan habituada a su gran tamaño que me desconcertó que no me estuviera doliendo como creía que lo haría. Sus manos se pasearon por mi cintura y de un movimiento a otro me volvió a sentar sobre él.

- ¡AHH! – su miembro entró aún más profundo.

Me sentí invadido. Incomodo traté de moverme para que no llegara tan lejos dentro mí, pero cada movimiento solo me convencía a solo dejarlo seguir.

Sus manos apretaron y separaron mis glúteos mientras se movía con rapidez. Su boca tan atrayente mordió mi cuello. La cabeza me volaba a distintos lugares del universo.

-Eres embriagante Tsunayoshi – susurró en mi oído provocándome un fuerte deseo de besarlo pero en ese momento sus movimientos aumentaron de velocidad, sacándome miles de sonidos vergonzosos que no podía ocultar. Al ver su sonrisa en todo éste juego me di cuenta que él lo disfrutaba tanto como yo y en ese momento me sentí satisfecho.

Su miembro feroz entraba y salía velozmente. Mis fluidos comenzaron a desbordarse. El sabia donde golpear, mi próstata me estaba dando sensaciones incomparables. Y de un momento a otro me corrí abrazando a Hibari-san con fuerza.

Mi cuerpo tembloroso continuo siendo penetrado por Hibari-san. Vi en su cara un gesto de disfrute pues mi entrada por si sola lo apretaba con las contracciones que tenía después de venirme. Entonces incrementó sus penetraciones para finalmente correrse dentro de mí.

-¡AHH! – grité al sentir como su semilla salía dentro de mí y ese extraño sentir me pareció incomparablemente agradable.

Cansado me deje caer sobre el sofá, Hibari-san cayó a un lado y rápidamente me abrazó contra su pecho.

- Haa... Hibari-san… Ah… - lo llamé con debilidad.

- Dilo… - su voz tan grave resonaba en mi cabeza y mi pecho latía frenéticamente.

- Te amo Hibari-san. Te amo muchísimo.

Su abrazo se hizo más apretado. El calor de nuestros cuerpos mezclados se sentía realmente bien. Y de esta forma dormimos hasta el amanecer. No había y no habría nadie más entre nosotros; para siempre estaremos juntos como ahora. 

 

Narrado por la autora.

 

Con el pequeño Tsuna.

Miraba dolido el exterior por la ventana del hotel. Aunque se habían ofrecido a llevarlo de nuevo a la mansión Vongola tenía el deseo de apartarse de todos ellos por una noche y así poder llorar por la lejanía de las personas que conocía y sobre todo de Kyoya.

De sus ojos salieron finos hilos de lágrimas al ver la hermosa vista que tenía y que únicamente él podía ver.

El deseo de regresar era tan fuerte y doloroso que había llorado cada minuto que estaba solo desde que llegó. Hibari Kyoya era el único que lo calmaba de esas inseguridades. Por su rostro idéntico al ser que amaba y su olor, su cabello, sus ojos, su aura, todo de él le gustaba pero de alguna manera, aunque sabía que era la misma persona, no lo amaba como a su Hibari Kyoya.

Pero… ¿Qué podía hacer? ¿Cómo podía entonces regresar?

Le habían advertido que por su condición de embarazo no podía regresar a casa aun, por lo que tenía que tenerlo para regresar con él a donde estaba el padre.

El teléfono de su habitación sonó y cansado se limpió las lágrimas con las mangas de su suéter y corrió a atender la llamada.

- Hola Tsuna-chan – era una voz agradable y animada

- Hola Byakuran  - lo saludó alegre.

- Vine a la mansión Vongola y me enteré que no estabas aquí ¿Dónde estás? – le preguntó divertido

- No importa… hoy quiero dormir alejado – dijo un poco afligido.

- Hmm…  Ya veo. Pero, en realidad venía a verte porque necesito hablar contigo acerca de tu regreso.

Sus ojos se llenaron de brillo y una sonrisa se posó en su cara. Su rostro era la más pura esperanza.

- ¿Mi regreso? – le preguntó animado

- Así es, puede que haya un problema…

 

CONTINUARÁ…

Notas finales:

Gracias por leer y de nuevo les pido perdon!

Espero que aun haya lectoras para este fic y si es así que me regale un review por favor!!! D:

Espero que les haya gustado el capitulo y leerlas a ustedes con sus sugerencias, regaños, insultos, buena vibra, en fin de lo que quieran XD

Las leo 

Bye Bye 


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