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Las bragas de Takashima por Tsundere Chisamu-chan

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Notas del capitulo:

Holi! aquí esta la conty y el final del fanfic, espero que les guste y creo que es bastante obvio pero solo por formalidad;

"The Gazette" no me pertenece,

 

sin decir más lean!

***

-te quiero mucho Yuta…- susurró entre su sonrisa.

 

Yo en realidad me congelé de pies a cabeza, cuando nos separamos él me miró y soltó una risilla, admirando mi cara de susto, creo que ni siquiera estaba parpadeando o respirando, mi cuerpo se desconectó en el proceso de que mi mente procesaba lo ocurrido, cuando capté su mirada divertida en mis ojos bajé la cabeza,

 

-Shima…- no tenía idea de por qué le estaba hablando, mi mente estaba en blanco, ¿Qué le iba a decir?, intenté varias veces pronunciar alguna palabra que calzara para el momento pero de verdad que mi sentido de razonamiento me abandonó, él me miraba expectante y como bajado del cielo llegó Takanori a la mesa presumiendo que el tipo nombrado como “Alex” le había dado su número telefónico y justo ahora lo estaba esperando porque lo había invitar a bailar, yo tenía expresión de idiota todavía, ¿había pasado?, ¿Shima de verdad me había besado?, pues no lo parecía porque cuando lo miraba estaba sonriendo de manera cínica y natural, como si todo estuviera bien, yo ahí muriéndome de un ataque de nervios y él prácticamente había olvidado lo ocurrido, estaban charlando ellos dos cuando el tipo se acercó a la mesa, y nos presentó, en ese momento sentí la necesidad de huir, y me levanté de golpe,

 

-lo siento, chicos, yo me devolveré al hotel, no me siento bien- pronuncié con voz quebrada, como si estuviera a punto de llorar,

 

-Yuta, ¿estás bien?- pronunció la voz de Shima al mismo tiempo que sentí su agarre en mi muñeca, por instinto me solté violentamente,

 

-sí, nos vemos en el hotel- y sin pronunciar una palabra más salí huyendo de ahí, no miré hacia atrás, ni siquiera levanté la mirada para ver la cara de Aoi y Reita coqueteando descaradamente con las chicas que se habían encontrado, cuando estuve cerca de la salida corrí y llegué afuera, me sorprendió una ráfaga de viento frío que dio contra mí, y respiré agitadamente, mi pulso temblaba de una manera exagerada, incluso me asusté, coloqué los manos en las rodillas agachándome un poco para recuperar el aliento, cerré los ojos, no lo podía creer, las lágrimas estaban a punto de salir de ellos, y toqué mi pecho con fuerza sintiendo mi corazón agitado, un ardor inundó mi rostro y mi pecho,

 

-no llores, no llores- susurré para mí mismo, mientras cerraba mis puños con fuerza y empezaba a caminar en dirección al hotel procesando los sucesos en mi cabeza, llegué y al pasar por la recepción olvidé un gran, pequeño detalle, Shima tenía la tarjeta de nuestra habitación, así que con lo que me quedaba de energía fui a la recepción y pedí otra, sin más que decir llegué a la mencionada habitación corriendo para no tener que estar en el pasillo y entré con el corazón en la mano, no supe cómo ni porqué pero unos segundos después de haber cerrado la puerta estallé en llanto, mi estomago estaba tan lleno de emociones que no pude soportarlo, celos, ira, emoción, decepción, no sabía ni qué era lo que sentía, entré al baño y lavé mi cara, pero aún así las lágrimas no parecían dispuestas a cesar, limpié mi rostro con una toalla de papel mientras me veía en el espejo, la mueca de mi cara era terrible, parecía la de un niño pequeño en medio ataque de llanto, así estaba yo, llorando desconsoladamente sin ninguna razón, me apresuré a salir del baño y me envolví en las sábanas tapándome hasta la cabeza, temía el momento en el que mi compañero de habitación llegara, ese beso, ese sagrado y celestial beso había ocasionado desmoronar mi mundo en segundos, incluso si me lo preguntaba, ¿Qué era lo que sentía por shima?, si es que sentía algo, no me sentía dispuesto a contestarme a mí mismo, si bien era cierto que el pendejo castaño ese era muy sexy y atractivo, más nunca lo había visto de tal forma, y si lo analizamos correctamente el momento que desató mi confusión fue cuando lo vi vestido de mujer, ¿es que acaso era alguna clase de fetichista empedernido o algo así?, a los minutos logré tranquilizarme, mis lágrimas habían dejado de salir pensando ahora en una solución, baterista-san se había puesto a trabajar en lo que mejor sabía hacer, aparte de tocar batería por supuesto, solucionar las cosas, miraba al techo meditando, en algún momento pensé que la razón de mi excitación fue ocasionada el hecho de que mi mente lo interpretó por completo como una mujer, pero, ¿de qué estaba hablando?, mi mente sabía que Shima era un hombre, aún así yo nunca había visto a Kouyou actuando de esa forma y supuse que era él quien andaba extraño, después de todo, él fue el que se me acercó a besarme, ¿acaso era que yo le gustaba a él y solamente intentó atraer mi atención?, intente razonarlo de manera objetiva, lo analicé de arriba abajo y sin embargo no lograba tener ninguna respuesta, pensando estaba a punto de quedarme dormido ya estaba incluso en mi posición habitual, boca abajo y con el rostro pegado a una almohada que rodeaba con mi brazo, y escuché a alguien afuera intentando abrir, a como era supuse que vendría ebrio así que decidí hacerme el dormido por completo, entró y el sonido sordo de sus tacones contra la alfombra me escalofrió, escuché que caminaba  de un lugar a otro, en un momento escuché sus pasos descalzos y luego escuché un cierre largo abrirse acompañado con sonidos de roces de tela, la curiosidad me mataba por abrir los ojos, pero yo no lo permitiría, estaba molesto con él, ¿lo estaba?, de todas formas no creí que podría verlo a la cara después de lo que hizo, y así presté particular atención a todos los sonidos que emitía su estadía, entró un par de veces al baño y un rato después lo sentí meterse en la cama, mis ojos cerrados se llenaron de lágrimas una vez más,

 

-Yuta- me susurró, apreté la almohada con fuerza, -¿estás despierto?- y sin duda escuché su lengua trabada, estaba ebrio, no le respondí, tenía toda la intención de ignorarlo hasta que mi mente pudiera procesar lo sucedido de forma natural, no me dijo nada más y un rato después me quedé dormido, tal parecía que necesitaba sentirlo a él para poder dormir. Cuando desperté estaba solo, el reloj de la pared indicaba que eran las 10 de la mañana, así que me incorporé rápidamente, escuché el ruido de la ducha, y pude ver mi hermoso equipaje cerca de la puerta,

 

-siiii- grité bajito y corrí hasta él, tomé una de las maletas y la abrí rápidamente dando con mis preciados objetos personales, mis shampoo, mis jabones y limpiadores faciales, mi cepillo dental, sonreí con emoción extrema, por lo menos me alegraba de sobremanera poder lavarme los dientes y quitarme ese sabor a cerveza y a coctel que tenía en mi boca, abrí otra y empecé a buscar mi ropa, cuando Shima salió del baño con una toalla en su cintura, yo lo miré con indiferencia y desvié la mirada para después meterme lo más rápido que pude al baño, empecé a bañarme con pensamientos de culpabilidad sobre mí, lo que me daba más rabia era el hecho que yo no había hecho nada, él fue quien se vistió de mujer y quien me besó, y entonces pues nada, acabamos nuestra estadía ahí de una manera tortuosa solo nos hablábamos cuando era totalmente necesario, un rato después llegó Takanori y le agradecí el ponerse a conversar un rato con Shima para que así desviara un poco la atención de mí y destensara un rato el ambiente,

cuando bajamos a almorzar ya yo tenía todo recogido y mi equipaje totalmente listo no tenía la intención de pasar un minuto más a solas con ese travesti pervertido, incluso almorcé en una mesa diferente a la suya ignorando el reflejo terrible que me hacía buscarlo con la mirada cada medio segundo, acabamos y yo le pedí al Staff que fuera por mi equipaje mientras yo los esperaba sentado por ahí o merodeando, de esa misma forma fue que terminamos la gira y volvimos a nuestra vida cotidiana, y aquí es donde empecé,

desde entonces por supuesto la banda ha seguido de igual forma, sus ensayos todos los días, baterista-san es el encargado de todo, así que debo llegar temprano, reunirme con el manager, siempre ha sido así y esas cosas no cambiarían por haber descubierto en mí un deseo innato hacia uno de mis compañeros, porque sí, después de varios días de un análisis exhaustivo logré aclarar mi mente, y admití mi remoto deseo por él, tal vez el momento que lo desató fue algo confuso para mí principalmente porque nunca en mi vida había sentido deseo hacia otro hombre, es decir las personas con las que he intimado han sido solamente mujeres y la mayoría bastante recatadas, ya saben chicas adorables, sin embargo por momentos creí que me había convertido en un enfermo por haberme excitado con un hombre vestido de mujer, pero me he dado cuenta que no importa lo que él use, siempre se ve condenadamente erótico,

gracias a Dios nuestra relación ha vuelto a la normalidad, aunque siempre tiendo a tratarlo con algo de recelo ya que prefiero mantener una distancia para evitar malentendidos y pensamientos sexuales,pero definitivamente de no hablarnos nada a por lo menos poder entablar una conversación ha sido de gran ayuda para la banda, aunque maldiga mis instintos de no despegar nunca mis ojos de él o de admirar en cámara lenta esa forma tan lasciva que tiene de moverse cuando toca la guitarra,

he hallado en él cosas que nunca antes había visto como esa postura tan peculiar que adopta cuando tiene que tocar sus solos, tira sus hombros hacia delante, abre sus piernas y se encorva ligeramente, aún así su presencia es sublime, como si no pudieras despegar tu mirada de él aunque lo intentes, su risilla silenciosa y aguda y como intenta cubrirse con el dorso de su mano cuando eso sucede, la forma tan enérgica y estilizada que posee para expresarse con sus manos cuando habla, detalles que me han dejado mirándolo embobado más de una vez, y por Dios que a veces siento que no lo soportaré, cuando estoy cerca suyo tengo incluso que contenerme para no abalanzarme sobre él e intentar besarlo, me enloquece la forma de sus labios, eso por supuesto que había llamado mi atención antes pero nunca de esa forma, antes me parecía gracioso, incluso lo molestábamos por eso, pero ahora esa boca me atrae de una manera tan exquisita, esa boquita suya tan deliciosa,  peculiar y carnosa que hace despertar en mí los instintos más bajos que he tenido alguna vez, ¡definitivamente es su culpa!,

¿Por qué quien podría resistirse a eso?, él como la persona inteligente que es, porque si es bastante inteligente el cabrón, debería comprender que con el nivel de sensualidad innata que posee fue una reverenda crueldad el haberme provocado de esa forma, sin embargo, no hemos mencionado nada al respecto, fue como si hubiese sido borrado de su memoria, porque de la mía ni a la fuerza podré hacerlo desaparecer, atribuí su acto al estado etílico en el que se encontraba, solo lo vi beber un coctel, pero a como es; seguramente ya se había bebido cuatro jarras, dos botellas de vino, quince tequilas y ese coctel era algo así como el aperitivo, de hecho no me extrañaría que me dijeran que también estaba drogado, ¡maldito y sensual Takashima!.

 

Hoy es un día que se puede llamar extraordinario para mí, es mi cumpleaños, y desde que me levanté he estado recibiendo llamadas, correos, mensajes, tuve que salir recién levantado a recibir un enorme paquete que me envió Aoi con sus típicos juguetes, y flores, en fin no me encanta cumplir años, pero a pesar de eso todos suelen ser muy atentos conmigo en esta fecha por lo tanto agradezco tener esa clase de personas rodeándome, aún así hay algo que me atormenta, ya casi dará el medio día y estoy en mi casa, solo, viendo televisión y comiendo helado como una adolecente con depresión premenstrual, ¿Cuál es la razón?, simple ese pendejo boca de pato no se ha dignado a escribirme un simple “feliz cumpleaños”,

es decir, no era necesario que me llamara a la media noche como Akira o que me mandara  una extravagancia como Yuu, pero, ¿olvidarlo?, maldito idiota, saben que soy el que hace todo por la banda, debería al menos tener un poco de consideración, y ahora me comporto como una novia histérica maldiciendo por la casa y desquitándome con los utensilios de cocina mientras preparo el almuerzo, acababa de poner a cocer una verduras cuando escuché el timbre de la casa,

bajé la intensidad del fuego y me dirigí a abrir, mi cara de sorpresa fue indescriptible, cuando vi la sonrisa de Takanori junto a todos los demás chicos de la banda con sus respectivos instrumentos solamente que en versión acústica y por supuesto sin batería, me quedé congelado mientras ellos empezaban a mezclar el sonido de sus instrumentos en una versión acústica bastante peculiar de una de mis canciones favoritas; “Cassis”, me quedé mirando como todos y cada uno de ellos me dedicaban miradas de extrema dulzura, sinceramente había sido el presente más conmovedor en este cumpleaños, cuando llegaron al estribillo mis ojos se llenaron de lágrimas y llevé mis manos a mi cara cubriendo mi boca y nariz, parecía una serenata de declaración y yo era la novia emocionada, no podía decir nada, y aunque pudiera jamás hubiera tenido la intención de arruinar aquel momento con alguna barrabasada, los miré deteniéndome en los ojos de cada uno de ellos, cuando llegue a los ojos de Kouyou me sorprendí por su gesto agridulce, estaba sonriendo pero su mirada denotaba una preocupación palpable, no se movía como siempre, me di cuenta de inmediato que su maquillaje era notablemente más ligero al habitual, su cabello estaba como si hubiese durado cinco minutos ordenándolo, y  definitivamente estaba evitando mi mirada,

 

-Felicidades Kai- habló Ruki una vez que terminaron, todos corrieron a mí y me abrazaron al mismo tiempo, dedicándome felicitaciones y palabras de afecto,

 

-gracias a todos, eso fue magnífico- les devolví la sonrisa limpiándome aquellas pequeñas lágrimas que querían brotar de mis ojos, luego cuando estaban entrando a la casa volvieron a abrazarme esta vez uno por uno, dándome palmadas en la espalda, Aoi me tomó de las mejillas y las jaló diciéndome; “estás creciendo Yutaka”, mi estado de humor había cambiado en unos cuantos segundos, por el contrario me puse nostálgico y conmovido por su gran detalle, cuando Shima me abrazó sentí un frío indescriptible que caló hasta mis huesos y me partió en alma por la mitad,

 

-feliz cumpleaños Yuta…- susurró de una manera tan lejana en mi oreja que quise estallar en llanto justo ahí, tardo unos segundos más que los demás adherido a mí, cuando se separó vi sus ojos vacíos y tristes y me atreví a preguntarle que si estaba bien, el sonrió y asintió, una vez que todos estuvieron adentro de la casa recordé que había dejado el fuego encendido,

 

-lo siento chicos dejé la cocina encendida, ya vuelvo- y empezando a correr me dirigí en la cocina,

 

-¡no seas idiota yuta!- me gritó Ruki desde la sala, donde estaban, -apaga eso, ¿crees que te dejaremos cocinar en tu cumpleaños?- esta vez escuché su voz justo detrás de mí, había entrado a la cocina,

 

-¿eh?- lo miré confuso,

 

él me sonrió con su mirada traviesa, -alístate que saldremos, tenemos reservaciones- yo lo miré entre confundido y emocionado,

 

-¿eh?-

 

Rodó sus ojos y caminó hacia lo que estaba cocinando apartándome y apagando el disco que estaba encendido, -que te alistes te digo, vinimos hasta aquí para llevarte- mi mirada era tan incrédula y a la vez tan encantada, sonreí como todo un idiota, -¡apresúrate!- definitivamente si me lo pedía de esa forma no me podía negar, fui a mi habitación y me cambié, ya que la ropa que andaba era la típica mudada cómoda que amas tener cuando estas pasando un día de flojera en la casa, mientras me mudaba escuchaba la conversación de los chicos, sus insultos y sus carcajadas, y no pude evitar prestar atención al hecho de que no escuché ni una sola vez la risa de Kouyou, me puse un jeans azul, una camiseta blanca y una chaqueta color vino, no me esmeré mucho encontrándolas la verdad estaban ahí a simple vista, y salí de mi habitación directo a ellos,

 

-y ahí está el cumpleañero- dijo Reita haciendo un gran escándalo, me senté frente a ellos en un sofá individual,

 

-¿me pueden decir que es lo que están planeando?- y apenas había hecho la pregunta cuando ya todos estaban de pie,

 

-calla y levántate que ya nos vamos-añadió el desnarizado tendiéndome una mano,  yo la tomé y me puse de pie con ellos mientras salíamos, dejaron los instrumentos en mi casa y nos fuimos en el auto de Aoi, yo iba adelante lógico por ser el cumpleañero, mientras ellos como siempre iban haciendo escándalo en la parte de atrás, me llevaron a comer a un restaurante muy caro y sabroso, Aoi estaba presumiéndole a todos el presente que me había enviado, Akira le restregó en la cara el hecho de que “la intención era lo que contaba” y él fue el que se acordó primero, Ruki solamente me había llamado en la mañana y me había enviado un correo electrónico gracioso e interactivo, así que no tenía mucho que defender, Kouyou por su lado no decía nada, solamente sonreía de manera forzada y hacía comentarios mínimos, me divertí mucho aunque cada vez que me percataba del estado de Shima mi corazón bombeaba de forma dolorosa.

 

Después de eso volvimos a mi casa, y los chicos, (Akira y Kouyou) fueron a comprar cosas al supermercado que había a la vuelta y cuando volvieron traían consigo tanto licor que no me extrañaría el que hubieran gastado toda su paga de la última gira, supuse que el responsable sería el alcohólico travesti ese que no podía pasar un día sin tomar, así que continuamos la fiesta ahí, luego de un rato de tomar y hablar sobre cosas estúpidas nos empezamos a poner ridículos, Takanori encendió el televisor, colocó un canal musical y empezó a cantar a todo galillo cada canción que aparecía ahí, Akira se le unió cuando escuchó que empezaba “Bohemian Rhapsody” del grupo Queen, a ese par les fascinaba ese grupo y se sabían todas sus canciones, Aoi decidió por su parte acompañarlos con una coreografía, algo así como danza contemporánea combinada con tambaleo de ebrio, yo me reí mucho mientras Shima se entretenía tomando detrás de ellos, después de un rato decidí ir a hacerle compañía así que me senté en el piso a su lado, delante de nosotros había una pequeña mesa repleta de todo lo que habían comprado, gran variedad de licores, sake, vodka, whisky, cervezas,  entre otras cosas, delante de la mesa estaban los muchachos haciendo escándalo abrazados, vi que Shima se sirvió en algo en un vaso pequeño e inmediatamente se lo tomó en un solo trago abrí los ojos sorprendido cuando vi que se servía más,

 

-si tomas tan rápido te perderás de la mitad de la fiesta- pronuncié bromeando, él me miró y mi gesto se transformó cuando vi sus ojos llorosos, me sonrió de forma triste y bajó su cabeza,

 

-tienes razón- pronunció mientras levantaba la cabeza y dirigía su mirada a los muchachos, su rostro inundó mis ojos, lo miré con dedicación, su hermoso rostro, sus ojos castaños vidriosos, sus largas pestañas, sus pómulos sobresalientes, y finalmente esa boquita que me volvía loco jugando con el filo del vaso, quise besarlo en ese momento, me puse nervioso maldiciendo por lo bajo a esa opresión que sentía en mi pecho, por un impulso dejé caer mi cabeza sobre su hombro y él me rodeó con su brazo abrazándome, su cuerpo estaba tan cálido que sentí que me quemaba, mi corazón iba a mil, en ese momento comprendí que mi atracción no era solamente sexual, yo de verdad sentía algo por Shima, por esa razón me rompía el corazón verlo con ese rostro de tristeza, y por esa misma razón no había podido pasar mi cumpleaños tranquilo sin su felicitación, lo sentí suspirar y apoyar su cabeza contra la mía, fue un momento hermoso, me sentí completo, después de un rato nos separamos porque yo me tuve que levantar para ir al baño, cuando volví ya todos estaban sentados en el lugar inicial, tuve la sospecha de que sabían de nosotros y se habían apartado para darnos espacio, siguieron tomando, yo solamente les hacía compañía ya que empecé a sentirme mareado y decidí detener mi consumo de alcohol, luego Aoi empezó a contar historias de miedo, aunque más que historias de miedo parecían cuentos urbanos de películas muy mal hechas porque el único asustado era Akira (que era un completo cobarde) los demás solo acentuaban la historia y le agregaban detalles más tenebrosos mientras se burlaban del estado de Akira que estaba encogido, con ojos llorosos y abrazando un almohadón, no pasó mucho tiempo para que todos empezaran a cabecear, habíamos pasado muchas horas en ese estado y ya empezaban a cansarse, Akira y Takanori decidieron irse en taxi, debido a que habían llegado en el auto de Yuu y este no podía conducir por su estado de borracho así que se despidieron de mí con un gran abrazo, les llamé un taxi a cada uno para que llegaran por ellos, cuando volví a la sala de estar Uruha se había quedado dormido en el suelo, mientras Aoi recostado en el sofá cambiaba los canales de televisión,

 

-creo que yo también me iré- pronunció con la lengua trabada levantándose,

 

-si quieres puedes quedarte- le dije tranquilamente, digo, había una habitación más aparte de la mía, además que el sofá era bastante espacioso como para que alguien durmiera ahí, pero el negó muchas veces con la cabeza, dijo algo que no entendí y se intentó levantar pero se fue de bruces contra el suelo, yo corrí a él ocultando mi risa,

 

-vamos Yuu ni siquiera puedes mantenerte de pie, ¿Cómo piensas llegar a tu casa?- le tomé el brazo y lo pasé sobre mis hombros ayudándolo a caminar, lo llevé a la habitación de invitados ignorando todas sus protestas inentendibles y ahí lo dejé de la cama, cuando le vi el rostro, seguía hablando pero ya tenía los ojos cerrados y sonreí ante eso, lo deposité sobre la cama y casi inmediatamente se quedó dormido, entonces lo cubrí con las mantas, me pregunté lo muy incómodo que sería dormir con esa ropa, pero bueno, ya que estaba inconsciente no lo despertaría, volví a la sala y me senté en el suelo a la par de donde estaba Shima, verlo en ese estado hizo despertar en mi un deseo irrevocable, admiré toda su figura, dormido, apacible, ese rostro celestial que me hacía perder el control, mis manos ardían con una sensación de necesidad de tocarlo, de besarlo, quería perderme junto a él en un mar de frenesí, pero mi cuerpo estaba inmóvil, tenía muy en cuenta el hecho de que estaba ebrio y antes de no poder dar marcha atrás me puse de pie y me dirigí a mi habitación, me senté sobre la cama tapándome la cara, el corazón me latía descontroladamente, era toda una tortura saber que Shima estaba ahí afuera demi habitación; indefenso, así que para evitar hacer una idiotez, me levanté en seguida y fui a lavarme los dientes, lo hice a toda velocidad, luego me cambié colocándome un pantalón azul de pijama largo, era mi favorito, y fui hacia Shima de nuevo, lo miré sin saber qué hacer, ¿debía despertarlo?, no quería, se veía tan apacible y cómodo dormido, pero no lo dejaría durmiendo ahí, en el suelo, digo, se moriría de frío, me agaché y toqué su rostro con un dedo, intentaba no ser muy violento, tal vez lo mejor sería dejarlo durmiendo en el sofá así que casi sin tocarlo logré pasar mis brazos bajo él y con bastante dificultad lo levanté del suelo, su cuerpo era sorprendentemente ligero, y cuando lo estaba depositando en el sofá sentí como rodeaba mi cuello con sus brazos,

 

-Shima, perdón, no quería que te resfriaras pero… sigue durmiendo por favor- hablé, me senté al lado suyo inclinándome un poco mientras él seguía acostado pero colgado de mi cuello, su cara estaba fuera de mi vista,

 

-Yuta…- susurró de modo que me hizo estremecer, -perdóname- añadió y agregó fuerza a su abrazo, yo, desconcertado coloqué mis manos en su espalda, y él se sentó dejando sus piernas estiradas a lo largo del sofá,

 

-¿de qué hablas?- le hablé suave acariciándolo con todo el amor que podía, mi cuerpo entero temblaba ante su cercanía, mi corazón se estrujó y ardió en llamas cuando lo escuché sollozar, tomó fuertemente mi camisa entre sus manos, -no… no me odies por favor…- pronunció con un hilo de voz quebrada, yo busqué su rostro separándome un poco de él, vi la mueca de sus labios y sus hermosos ojos castaños emanando lágrimas, apoyó sus manos en mi pecho,

 

-¿Qué dices Shima?, no te odio- limpié sus lagrimas con mis pulgares mientras tomaba su rostro en mis manos, me pareció tan dulce y enternecedor que no pude evitar sonreírle mientras pegaba mi frente contra la de él, nuestras miradas chocaron, sus ojos me traspasaban y me congelaban, sentí que me pude morir en ese momento, esa mirada penetrante e imponente me llamó, sabía lo que sucedería, nuestros alientos se mezclaron provocando un ambiente excitante, miré sus labios y los acaricié con mi pulgar, lo deseaba, nunca había sentido tan desesperadamente el deseo de besar a alguien, estaba totalmente inmerso en su hechizo, sonreí ligeramente cuando sentí sus manos rodeándome la cintura, fue un instante que permanecerá siempre en mi mente, se acercó a mí con cierto aire de inseguridad, como intentando no asustarme y con una delicadeza divina posó sus labios sobre los míos,

solo Dios sabe cuánto tiempo esperé por este contacto, sus labios deliciosos se movían contra los míos, su lengua sabía a licor, mi cuerpo se calentó en un segundo, estaba extasiado de Shima, sus manos se paseaban de manera lasciva sobre mi espalda haciéndome arquearla un poco, ¿por qué negarlo?, estaba muy excitado, el deseo se desbordaba de mí con mucha violencia, el beso que había empezado como un contacto tímido se había vuelto intenso y fogoso, mordí su labio inferior y lo jale un poco recibiendo un suspiro como respuesta, abrí los ojos y miré que él aún los mantenía cerrados esperándome para que volviera a su boca, y así lo hice, nos besamos por varios minutos sin decir nada, de todas formas no había nada que decir, nuestros movimientos, nuestros gestos y nuestros corazones fueron capaces de comunicar todo por su cuenta, fue como si nuestros labios hubiesen encontrado un lazo entre ellos y no estuvieran dispuestos a separarse, pero llegó el momento de hacerlo, cuando lo hicimos, abrimos los ojos y nos dimos dos o tres besos más cortos sobre los labios, lo vi sonreír,

 

-me encanta tu sonrisa- susurré cerca de su rostro, él me dirigió un gesto sorprendido, después de todo yo era bastante tímido con estos aspectos y no acostumbraba a decir cosas como esas, la principal prueba fue el sonrojo que apareció en mis mejillas de inmediato,

 

-y a mí me encantan tus besos- respondió besando ahora mi mejilla, tal vez sonaré presumido, pero sentí que el estado de ánimo que había tenido durante todo el día había cambiado de golpe, me sentí alagado, ¿yo lo había hecho feliz?,

 

-Escucha Yutaka- empezó a hablar con seguridad y seriedad, yo me separé de él para escucharlo con dedicación, estaba temeroso de lo que diría, eran pocas las veces cuando podía admirar la voz de Shima hablando en serio, de pronto me pareció nervioso, -quiero… disculparme por lo que pasó el otro día, no debí haberme comportado así… fue una estupidez, disculpa si te avergoncé o te ofendí- me miró esperando mi reacción, sonreí sin pensarlo y negué con la cabeza,

 

-no te preocupes por eso, tenías razón, fui exagerado… aunque la verdad fue que me alteraste un poco- pronuncié con gracia las últimas palabras sintiéndome realmente patético, él sonrió y bajó la mirada,

 

-creí que te era indiferente y que te habías enojado cuanto te besé, no sabes cuantos días me arrepentí de haberlo hecho- tomé su rostro entre mis manos y lo obligué a verme, sentí mariposas en el estomago, él estaba preocupado por mí, todo el tiempo pensé que estaba siendo atormentado por el pensamiento de Kouyou pero la verdad es que siempre fue al revés,

 

-qué lástima… porque yo no me arrepentí- pronuncié contra sus labios sonriendo pícaro, él me respondió la sonrisa y me beso la comisura de los labios,

 

-supongo que debería intentarlo otra vez – y de manera extremadamente tierna empezó a repartir besos por toda mi cara, sus labios se sentían fríos y me hacían estremecer, besó de manera lenta mi mandíbula, mis mejillas justo encima de mis hoyuelos ya que por supuesto yo estaba sonriendo, descendió en un camino de besos por mi cuello y llegó a mi clavícula, ahí sentí una leve pero sensual mordida que me hizo suspirar, su mano izquierda la tenía detrás de mi cabeza, acariciando mi nuca y mi oreja, sentí como introdujo su mano derecha por debajo de mi camisa, y esos dedos fríos y largos acariciando mi abdomen, lo hacía de manera lenta y delicada, dedicándome todo el tiempo del mundo, yo mantenía mis ojos cerrados mientras sentía sus besos y manos sobre mi piel, la mano que danzaba sobre la piel desnuda de mi abdomen me rodeó y fue a parar a mi espalda, una de las partes las sensibles de mi cuerpo,

 

-umm- gemí mordiendo mi labio inferior cuando su dedo medio se deslizó por el medio de mi espalda, él se detuvo por unos segundos,

 

-no te detengas- susurré jadeante, y él me obedeció, sentí vergüenza cuando la tela de la pijama empezaba a levantarse como producto de la excitación, llegó el momento en el que mi camisa empezó a resultar muy estorbosa así que él me empujó un poco y me miró con deseo, me sonrió,

 

-levanta los brazos Yuta- su mirada me excitaba de una manera inimaginable, yo hice lo que me dijo mientras él sacaba mi camisa, después me tomó de la cintura y me levantó, no entendí muy bien el movimiento que hizo, la cosa fue que quedé con las piernas abiertas sobre él, inmediatamente llevó su boca a mis pezones y gemí, restregando mi erección contra sus vientre, el soltó una risilla,

 

-¿se siente bien?- pronunció con mi pezón en su boca, yo asentí, empezó a recorrer todo mi pecho y costados con su lengua, dando de vez en cuando una que otra mordida, no podía creer lo que estaba pasando, sus manos se paseaban descaradamente por mi espalda, por momentos descendían hasta chocar contra mi trasero, se quedaban ahí unos segundos y volvían a subir, yo ya ni sabía si tenía más vergüenza que deseo o viceversa, solamente estaba ido completamente a ese placer que me otorgaba mi compañero de banda, miré su rostro y sus ojos felinos se posaban en los míos, en algún momento empezó a presionar mi espalda atrayendo mi cuerpo de modo que quedé totalmente de rodillas frente a él, su cara quedó a la altura de mi abdomen,  no me di cuenta pero una de sus manos había desaparecido de mi espalda para ir directamente a mi erección,

 

-Ahhh- gemí dejando caer mi cabeza sobre su hombro ante el placer de la masturbación que hacía sobre la tela de mi pijama, su mano caliente estaba intentando calmar aquel dolor que abarcaba mi parte baja, -ahh Shima- clavé mis uñas en su hombros, definitivamente este hombre sabía lo que hacía, sentí una especie de aire frío dando en mi miembro y levanté la cabeza rápidamente, él había bajado mi pantalón y sacado mi erección, la estaba admirando como si no tuviera pudor, yo lo miré con pánico, volvió su mirada hacia mí y me dirigió la sonrisa de mis sueños eróticos más remotos,

 

 

-¿con mi boca está bien?- preguntó con tono muy sensual,

 

-no Shima no es… ahhh- llevó su boca a la cabeza de mi pene antes de que pudiera responderle, la beso repetidas veces, la lamió, paseó su lengua por toda la extensión yo gemía sin parar, sentí que mi miembro ardía en llamas por la calidez y humedad de su boca, todo mi cuerpo se bañó en sudor con unos cuantos segundos de esa deliciosa felación, me sentí egoísta al estar recibiendo tanto placer y no dar nada,

 

-espera…- pronuncié a como pude, él dejó en paz mi miembro y de nuevo levantó su cabeza para mirarme, esta vez su rostro era curioso y decepcionado, seguramente pensó que me había arrepentido, pero apenas lo miré unos segundos y llevé mis labios a los suyos, me correspondió gustoso, un beso tan hambriento y sensual que me erizó la piel, de pronto y sin ninguna razón me recosté sobre él, mi erección quedó ahora contra su abdomen y oculta de su vista, cuando nos separamos me miró triste,

 

-¿no te gustó?- me preguntó con tono inocente, yo me mordí el labio mientras sacaba ahora su camisa,

 

-claro que sí, pero es mi turno ahora- y volví a besarlo, nos besábamos como si se nos fuera la vida en ello, de pronto y tragándome mis propias palabras sentí sus manos en mi trasero y abrí los ojos alarmado, el se rió sonoramente, su risilla masculina retumbó en mis oídos de forma excitante, y al parecer se aprovechó de que me quedé como idiota viendo su rostro, para introducir su mano en mi pantalón, tomó mis glúteos con deseo mientras me miraba de forma socarrona, con su otra mano empezó a acariciarme el rostro y llevó sus dedos hasta mi boca,

 

-lámelos- ordenó, yo no podía reaccionar, así que él empezó a abrirse paso en mi boca, -vamos, te encantará, lo prometo- y besó mi mejilla, yo obedecí, no sabía porque pero me había acobardado terriblemente, empecé a lamer sus dedos mirando sus ojos extasiados, cuando los sacó de mi boca me besó y llevó también esa mano adentro de mi pantalón bajándolo un poco, yo me abracé de él cuando sentí uno de sus dedos secos deslizarse por mi entrada, la tocó y analizó con sus dedos, hasta que sin más preámbulo introdujo uno de sus dedos ensalivados, gemí sintiendo un dolor extraño, escondí mi rostro en la curvatura de su cuello, respiraba agitado, su cabello olía a shampoo y a sudor, era exquisito, una oleada de placer me invadió cuando comenzó a mover su dedo en círculos, lo sacaba y lo volvía a meter, luego de unos minutos sentí que la presión era mayor, lo entendí cuando dos de sus dedos estaban dentro de mí, en un momento empecé a sentir una ola de calor casi insoportable, comencé a gemir bajito al sentir que acariciaba algo dentro de mí que no sabía que existía, me sacudí fuertemente,

 

-aaaay maldición Shima- incluso empecé a sonreír como idiota mientras movía mis caderas buscando más placer, no me explicaba que estuviese a punto de correrme solamente por tener dos dedos en mi ano,

 

-¿no se siente increíble?- preguntó acentuando el movimiento de sus dedos,

 

-aaaah sí- tomé su cabello entre mis dedos y lo jalé con desesperación, él dio solamente un leve quejido y bufó,

 

-heeey no me arranques el cabello, apenas estamos empezando- y sacó sus dedos de mi interior para tomarme por la cintura y darnos la vuelta, esta vez, yo quedé acostado en el sofá y el quedó entre mis piernas sobre mí, me miró con una sonrisa de oreja a oreja y se empezó a abrir de pantalón de manera lenta y tortuosamente sensual, quedó en bóxer, unos negros y ajustados, pude admirar el tamaño de su excitación, se podía ver la punta de su pene asomándose por el elástico, era grande y estaba húmeda,  a pesar de que yo nunca había tenido sexo con un hombre estaba bastante seguro de cómo funcionaban las cosas, y al saber que su miembro debía entrar en mí me estremecí, volvió a mí y me sacó por fin ese estorboso pantalón llevándose consigo la ropa interior y dejándome desnudo, me miró unos segundos, sus ojos estaban cargados de lujuria, se inclinó sobre mí y pegó su erección a mi entrada chocando de manera erótica,

 

-desnúdate- le pedí con voz suave, él acercó su rostro a mí y respiró contra mis labios entre abiertos,

 

-desnúdame tú- respondió, yo sin pensarlo bajé su bóxer con mis manos, llegó hasta sus muslos y ahí lo terminé de bajar con uno de mis pies, chocó su erección contra la mía y las frotó, provocando gemidos entre cortados de ambas bocas, mis gemidos me avergonzaban así que llevé mi mano hasta mi boca cerrando los ojos, en ese momento me di cuenta que estaba abriendo mis piernas para llevar su miembro a mi ano, me asusté,

 

-espera- él me miró curioso, -no empujes aún, ¿sí?- y él sonrió, una punzada de culpa llegó a mí al saber todo lo que se tuvo que esforzar Shima ese día por mí y yo no hice nada por él, respiré agitadamente un par de veces cuando sentí su pecho ardiente contra el mío, y sus labios en mi mejilla,

 

-me alegra mucho ser el primero- susurró dulce y sensual, y me besó, esa boquita con la que había fantaseado durante tantos días eran un éxtasis para mí, el sabor de sus labios era realmente adictivo, en algún momento sentí que su pelvis empujaba lento y empezaba a penetrarme, esa sensación me volvió loco, no hubo dolor, el miedo desapareció de mí como un acto de magia,  lo volvió a hacer, esta vez introdujo un poco más, y yo suspiré sonoramente, y él se incorporó quedando de rodillas sobre el sofá, era una sensación increíble, su pene estaba tan mojado que entraba con suma facilidad en mí, podía sentirlo caliente y largo, lleno de venas, incrédulo llevé mi mano a mi entrada y toqué su pene clavado por la mitad dentro de mí, el sonrió por mi inocente acto,

 

-¿te duele?- preguntó con suma naturalidad, incluso había colocado su codo sobre el respaldar del sofá y ahí estaba apoyando su cabeza, esperando a que yo me decidiera sobre lo que sentía,

 

-no, métela ya- y dando una fuerte embestida terminó de entrar en mí, yo estaba jadeando sin siquiera sentir un movimiento de su parte, sentí el miembro de Kouyou tan profundo en mí como no creí que nada pudiese llegar jamás, llevé mi mano a mi propio miembro y ahí él comprendió que estaba por morir de la excitación así que empezó a embestir lento y profundo,

 

-aaammmmm ¡rayos!- grité, sin creer del todo el placer que invadía mi cuerpo en ese momento,

 

-¿Cómo lo quieres Tanabe?- me estremecí al escucharlo decir mi nombre, Shima nunca me llamaba de esa forma, lo miré, su rostro increíble destilaba erotismo, estaba increíblemente acalorado, rojo desde sus mejillas hasta su frente, brilloso, su boquita entre abierta que se te antojaba correrse en ella, algunos de sus cabellos estaban adheridos a su cuello y frente, hermoso,

-hazlo más rápido- casi le rogué, mordió su labio inferior al tiempo que aceleraba el ritmo, el calor de mi propio cuerpo me estaba matando, empecé a gemir sin parar, Shima por su parte parecía gruñir, él lograba hacer del ritmo de sus estocadas todo un arte, aceleraba y de un pronto a otro lo hacía lento, y llevaba su velocidad de 0 a 100 en menos de tres segundos, lo hacía maravilloso, el calor aumento y mi cuerpo empezó a sufrir contracciones, estaba a punto de venirme, pero él lo logró antes, con un gutural gemido echó su cabeza hacia atrás, sentí su miembro palpitando dentro mío y una sustancia caliente invadiendo mis entrañas, me gustó, se quedó quieto unos segundos recibiendo su orgasmo,

 

-no te salgas aún- y me miró lujurioso,

 

-ummm pervertido…- susurró inclinándose de nuevo para besarme, me embistió unas cuantas veces más, sentí esas estocadas llevándome a la gloria, su pene danzando dentro de mí, esa sensación resbalosa y caliente era sencillamente increíble, cuando logró regular su respiración se salió de mí y me masturbó, me corrí sin mucho esfuerzo ya estaba en mi limite, luego cayó sobre mí y me llenó el rostro de besos, yo lo abracé aferrándome al calor de su corazón,

 

-Yuta yo…-

 

-te amo- lo interrumpí, él me sonrió,

 

-yo también te amo- y ahí caímos rendidos, cayendo en un sueño profundo,

 

Cuando me desperté Kouyou ya se no estaba a mi lado, me vi y estaba cubierto con una manta color celeste, ¡qué hermoso mi amante!, me levanté con un poco de dolor en mi parte trasera, colocándome la manta alrededor de la cintura, y caminé al baño, cuando abrí la puerta me topé con Aoi lavándose los dientes,

 

-hey, ¿de dónde sacaste ese cepillo?- pregunté sin pensar, luego recordé que había olvidado por completo su presencia en mi casa, y me sonrojé al pensar que me había visto desnudo,

 

-de tu estuche por supuesto, por cierto… gimes muy alto Yutaka- pronunció sin vergüenza, sus ojos no se dirigieron a mi si no que siguieron clavados en el espejo mirándose a él mismo, mis ojos empezaron a buscar a Kouyou por la casa, -Takashima ya se fue, dijo que te dejaría un regalito en tu cama-, me quedé como idiota incrédulo pensando que era una broma del idiota ese de Aoi, o algo parecido, es decir, ¿era en serio?, nos había escuchado y ahora estaba haciendo algún plan malvado para burlarse, ¿no?, caminé temblando de los nervios y de la cólera al pensar que también Kouyou me había dejado después del polvo que habíamos tenido, idiota sensual ese, caminé hasta mi habitación y llegue a mi cama, no había nada a simple vista hasta que levanté las sábanas, encontré un sobre amarillo, tenía algo escrito con plumón negro, era la letra de Kouyou la reconocí inmediatamente, decía:  “Guárdalas para la próxima vez”, me quedé inmóvil sin entender nada, hasta que se me ocurrió mirar dentro del sobre, temblé con rabia y con las orejas ardiendo de lo sonrojado que estaba; metí mi mano en este sacando unas bragas rojas de encaje,

 

-Maldito travesti- gruñí, arrugando el sobre amarillo en mi mano…

 

 

Notas finales:

tons? que les parecio?, por favor diganme que les gustó, no se imaginan lo mucho que me costó escribir el lemon, me quedé como dos horas el la compu pensando que poner y no lograba enlazar mis ideas, fue tan frustrante, pero bueno algo salió, please!!! no se vayan sin comentar! nos leemos luego! saludos :3


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