El cielo más grande
14.- La noticia más dolorosa
Narrado por Tsuna
Pasé por muchas situaciones terribles, por primera vez vi a mi abuelo como un verdadero monstro. No solo me separó de Reborn en la fiesta, sino que también me sacó de Francia y me trajo a Italia a la fuerza.
Me sentía como un prisionero en mi propia casa. Grité durante varias horas para que me dejaran salir, pero mi abuelito ya no estaba del lado de Reborn.
Apoye los antebrazos en la puerta y poco a poco me deje caer en el suelo. Era increíble, por fin lo había entendido, yo solo era una mercancía para mi abuelo.
Hibari-san se había convertido en el dueño de una empresa igual de importante que la de Reborn. Mi abuelo no le había dado la autorización de casarme con él solo porque no tenía el poderío que Reborn ostentaba, pero ahora que era igual de poderoso y con la ventaja de que Hibari-san se quería casar conmigo, decidió dejarme casar con él.
La injusticia me hacía sentir frustrado, después de mucho tiempo, después de varios sucesos, Reborn me había dicho que me amaba y yo no podía disfrutar de ello, por la culpa de una decisión unilateral y dictadora como la de mi abuelo.
- Tsunayoshi – escuché a mi abuelo del otro lado de la puerta
- ¿Por qué haces esto? – le pregunté molesto pero llorando
- Hibari te ama de verdad… – me dijo con un tono cuentista, él no tenía ni idea de cómo era aquel que se casará conmigo –…él nunca te haría algo como lo que hizo Reborn
- Reborn me ama, te lo dijo en la fiesta – repliqué mientras golpeaba la puerta
- ¿Enserio creerás en esas palabras después de lo que hizo? – me preguntó con abrumadora seriedad – El solo dijo eso porque no quiere que te cases con Hibari Kyoya ya que si nos asociamos con él, la compañía de Reborn se verá en una gran crisis
- ¡El no dijo eso por eso! ¡A él no le importa que nos dejemos de asociar con su compañía! – contesté molesto de que dijera esas palabras que me dolían por que no podía descartarlas conociendo a la persona que amo – el me buscó en Francia ¡El me ama de verdad!
- Las palabras de ese hombre solo te corrompieron Tsunayoshi
- ¡Yo lo amo!
No volví a escuchar a mi abuelo del otro lado de la puerta, al parecer no cambiaría de idea y me casaría si fuere necesario a la fuerza con Hibari-san.
Narrado por Reborn
La compañía estaba en crisis. Collonelo se veía preocupado cuando supo aquella noticia que al mundo financiero le importaba de verdad, Tsunayoshi se casaría con Hibari Kyoya.
Collonelo me miró sorprendido como si no tuviera la cabeza para creer que yo había sido dejado de lado. No dijo nada pero en ojos reflejaban ira en contra mía y no lo culpaba, deje ir a una pieza verdaderamente importante.
- Si ella te ama, no se casara con él ¿cierto? – me preguntó esperanzado de que no todo estaba perdido
Negué.
- El anciano puede casar a si nieta aun si no lo quiere, es tan corrupto como cualquier millonario.
Suspiró y se sentó con más comodidad en el asiento mientras me miraba. No había arreglo y lo sabía, ahora tenía que pensar en una solución antes que echarme en cara la estupidez de perder a Tsunayoshi.
El problema con la empresa sin embargo, me parecía mínimo a comparación de imaginar que Tsunayoshi seria de otro que no fuera yo. La rabia se propagó por todo mi cuerpo que la idea de perder la compañía a comparación de perder a ese niño era nada.
- Sin embargo aún no hay nada perdido – dije auto convencido – cuando estén casados el juego se terminó
Collonelo me observó en silencio y luego acomodó los codos en el escritorio.
- ¿Estás planeando algo? – le preguntó serio
- Aun no…
Las ideas se esfumaron, no solo había crisis en la empresa, sino que yo mismo estaba cayendo en una. ¿Que debía hacer en ese momento?
El teléfono de mi oficina sonó y un poco enojado conteste de malagana a mi secretaria.
- ¿Que pasa ahora?
- Reborn-sama, disculpe que lo moleste pero tengo una carta para usted – me dijo un poco nerviosa
- ¿No puede esperar? – le pregunté aún más molesto
- Es una carta con mensaje de urgente, la manda la señorita Tsunayoshi Sawada
Colonello y yo nos vimos en un instante totalmente incrédulos.
- Pasa con ella
La secretaria pasó con un aura bastante asustada pero cuando me entregó la carta, desapareció de mi oficina tan rápido como pudo.
Abrí la carta y me encontré con una servilleta. Sorprendido busque en ella algo que me dará a entender el porqué de esa presentación y finalmente encontré el escrito.
Para: Reborn
Estos días han sido un infierno, mi abuelo está empeñado en verme casado con Hibari-san, tanto, que incluso me ha encerrado en mi habitación con el objetivo de que no me escape a buscarte. Esta carta ha pasado por manos de mi fiel Mary quien se ha encargado de entregarte la carta.
Tengo muchas cosas que decirte, no pude contestarte esa vez gracias a que mi abuelo se las arregló para separarnos, pero antes que nada quiero que sepas que te he amado desde el primer momento en que te vi, deseo tanto decírtelo en persona. Sé que en el pasado me hiciste muchas cosas que me hirieron pero incluso así, me di cuenta cuando te vi de nuevo en Francia, que mi corazón te eligió a ti. Traté por casi todos los medios olvidarte, pero nunca saliste de mi mente y corazón. Te amo Reborn.
He escuchado a través de los labios de Mary que los empleados de la casa están preparando una gran festividad en la mansión de mi abuelo, aunque ella no me supo decir qué clase de fiesta se estaba preparando de inmediato pude intuir lo que estaba sucediendo, tanto mi abuelo como Hibari-san están preparando nuestra boda.
Ya no puedo agregar nada más a esta carta, pero en verdad quiero verte, no me quiero casar con él. Por favor Reborn ayúdame.
Apreté la carta con una sola mano y la lancé a un muro. Abrí los ojos con histeria y me puse a pensar. Está vez, mi mente se abrió y pude ver un camino para sacar de ese lugar a mi Dame-Tsuna.
- ¿Qué harás? – me preguntó Colonello un tanto preocupado
- Más bien lo que harás tú – lo señalé calculador y él me observó con las cejas levantadas y confundido por no saber lo que estaba planeando.
- ¿Qué quieres que haga? – me preguntó sarcástico
De nuevo sonó el teléfono y contesté.
- El vicepresidente Colonello tiene una invitación a la boda de la hija de Timoteo Vongola y Hibari Kyoya
Ambos supimos que ahí estaba la clave de todo.
Narrado por Tsuna
Caminaba de un lado a otro, estaba nervioso, me preguntaba desde el día en que mande la carta si ya la había leído Reborn.
Miraba la ventana soñado de que aparecería en cualquier momento Reborn por ella y me salvaría pero me di cuenta que estaba siendo un inútil al pensar eso. No solo Reborn debía hacer algo, yo también tenía que hacerlo, aunque sinceramente no se me podía ocurrir nada.
Con la puerta cerrada y en una habitación en el tercer piso la posibilidad de salir por la ventana se desvaneció, pero tenía que pensar en algo más elaborado.
- Tsunayoshi – escuché a mi abuelo atrás de mí, en algún momento había entrado a mi cuarto.
- Abuelo…
- ¿Ya no me dices abuelito?
- Yo amo a Reborn
- Pero él no te ama a ti ¿no te has dado cuenta? – me preguntó a medida que se sentaba en un sillón.
- ¿Por qué cambiaste de parecer con él? Cuando me fui a Francia seguías insistiendo en casarme con él – le pregunté curioso y angustiado, quiera que de alguna manera volviera a ese entonces
- Sabes lo que significa ganancia
- ¿Soy una mercancía para ti?
- Nunca. – me lo dejo en claro – pero para Reborn si y no volveré a recaer en ello
- ¿Entonces por qué estás aquí?
Me observó serio, pero en sus ojos había algo de temor.
- Te casarás con él – me sentenció – tu boda será en tres días
Los ojos se me abrieron como si estuviera presenciando una masacre en frente mía.
- ¡¿Cuándo consentí eso?! – le pregunté molesto
- No necesitamos de tu consentimiento – se levantó del sofá y me tomó de las manos – Lo siento mucho mi querido nieto – me dio un beso en la frente que rechacé con la más grande frialdad.
- Reborn me ama abuelito… lo sé – le dije con una sonrisa triste
- Cuando lo vea, lo aprobaré – salió de mi habitación dejándome totalmente destrozado.
Narrado por Reborn
El vicepresidente de mi compañía y yo terminamos de discutir el problema, ya teníamos una solución calculadora y que no permitía ningún tipo de error, sonaba infantil e incluso imposible, pero nada era imposible para mí.
La secretaria entró nerviosa. Quizá este era su peor día hasta ahora. Sus ojos reflejaban ignorancia a lo que hacer o decirme. Pero después de dar un respiro me dijo:
- Hibari Kyoya se encuentra aquí
Levanté el mentón y la miré detenidamente.
- ¿Te dijo lo que quería?
- Quiere hablar con usted, no me dijo nada más
- Déjalo pasar – le ordene mientras me sentaba con propiedad en mi asiento frente al escritorio.
El susodicho pasó a mi oficina con un aura de victoria sobre él. Verlo me molesto al instante, pero me contuve y me acomodé en mi asiento para verlo más fijamente.
- Siéntate – le dije mientras le ofrecía el asiento frente a mi
- Aunque no tengas a Tsunayoshi, podrás vivir bien – observó mi oficina con detalle
- ¿Qué quieres Hibari Kyoya? ¿A qué se debe tu grata visita? – sonrió de lado mientras entrecerraba los ojos al verme
- Es imposible que para este momento, no sepas las buenas noticias
- ¿Perdona mi ignorancia? ¿Pasó algo bueno?
- Bueno, quizá para ti no, pero yo si tengo una gran dicha sobre mí y mi futuro
- ¿Siempre das vueltas para llegar al punto?
- Tsunayoshi y yo nos casaremos en tres días – dijo y luego me miró en busca de mi reacción
- ¡Vaya! ¡Felicidades! – le dije mientras me levantaba y le ofrecía mi mano
- ¿Esa es tu verdadera reacción? – me preguntó sonriente y sorprendido
- ¿Qué quieres que te diga? Supongo que él te ama mucho para pasar sobre mí – le sonreí sarcástico y el endureció su expresión
- Tanto que incluso apresuramos la hora para casarnos – lo miré con lastima, mentía no para convencerme, sino para auto convencerse
- Les mandaré un regalo
- Guárdate todo para cuando tu compañía se vaya a la quiebra – me contestó divertido – ese día vendré de nuevo para verte sin esa sonrisa soberbia en tu cara
- Yo también quisiera ver eso – le dije con una sonrisa de lado
- Me voy no sin antes advertirte que si haces algo que pueda interrumpir nuestra boda tan solo un segundo, vendré por tu cabeza
- No tengo que mover un dedo para que eso se vaya al carajo – le sentencie.
Nos miramos fijamente un rato hasta que salió por su propio pie. El que hubiera venido aquí con esa advertencia, únicamente significa algo, que nuestro plan es seguro.
CONTINUARÁ…