El cielo más grande
20.- Aun con él.
Narrado por Tsuna
Había pasado ya un mes desde que llegamos a Grecia. En los últimos días Reborn se ha mantenido pegado a la computadora trabajando en la asesoría de la directiva de su empresa, al parecer alguien lo había suplido.
Bajé la mirada triste mientras lo veía desde la puerta de la habitación. Sin duda su trabajo y la empresa eran muy importantes para él y sin embargo por mi culpa se mantiene retenido aquí.
- ¿Cómo están las cosas por allá? – preguntó a Colonello-san quien lo atendía en la video llamada.
- Más tranquilas. El Noveno ha dejado de preguntarme tu paradero
- Eso quiere decir que nos esa buscando por debajo de las piedras ¿no es así?
- Según las noticias de mi bajo mundo, ha buscado en varios países de América y Asia – comentó divertido
- Seguramente nunca pensó que estábamos más cerca de él de lo que se imaginaba. – Vi a Reborn sonreírse de lado
Me retiré a la parte baja de la casa. Me senté en el sillón y miré hacia afuera. El cielo estaba despejado y azul como solo él y unas pocas nubes se veían a lo lejos. Mi cielo era claro pero el de mi abuelo no tanto.
Me imagine la desesperación que debe estar sintiendo y me sentí horrible. Me había convertido en un malagradecido que tuvo un berrinche y preocupo a sus padres. La cabeza comenzó a dolerme.
Me sentí mareado, observe a mii alrededor y vi como todo se movía. Traté de levantarme del sillón pero no pude sostenerme y caí al suelo dramáticamente. Me toqué la cabeza como si pudiera calmarla pero pronto todo se volvió negro.
Narrado por Reborn
Abrió los ojos poco a poco. Me sentí aliviado de ver el color canela que poseen y me acerque a él tanto como el doctor me lo permitió.
- ¿Re-Reborn? – fue su primera palabra que dijo
- ¿Cómo te sientes? – pregunte directo
- Mareado – respondió con una claridad que me sorprendió - ¿Dónde estamos? – me pregunto mientras miraba a su alrededor confundido
- En una clínica – sus ojos se llenaron de angustia – te desmayaste en la sala
Se notó preocupado y bajó la cabeza apenado.
- ¿Por qué no me dijiste que te sentías mal?
- Porque no era así. De pronto apareció el mareo – se sentó al borde de la camilla del lado donde estaba yo mirándolo – Pero no era tan grave, solo fue un pequeño desmayo
- ¿Un pequeño desmayo? – le pregunté molesto de su falta de cuidado de si – ¿No sientes lo que tienes en la cabeza?
Me vio asustado y se tocó la cabeza delicadamente para darse cuenta que estaba vendada.
Cuando lo encontré estaba tirado en el suelo con una mancha roja en la frente producto de haberse golpeado con la mesa de café.
- Lo siento.
Me miró fijamente con ojos angustiados, al parecer estaba asustado de haberlo regañado. Suspire y deje de tensar la cara, me senté a su lado a la espera del doctor que vendría en unos segundos.
- Buenas tardes – saludó la doctora quien entró en la habitación donde estábamos.
Observó a Tsunayoshi y se acercó a él para darle una revisada.
- ¡Menos mal que ha despertado! – sacó una lamparita para ver un ojo – Este golpe pudo haber sido peor
- ¿Qué ha pasado conmigo doctora? – le preguntó inocente
- Esa es una buena pregunta – dijo mientras veía el otro ojo – Pudo ser un mareo normal, pero llegar al desmayo… es extraño, me temo que tendremos que sacar unos estudios completos de su salud - anoto algo en el expediente de Tsunayoshi
- ¿Es tan malo?
- Suele ser anemia, pero eres un doncel ¿verdad? – Tsunayoshi asintió avergonzado – lamentablemente los donceles son más débiles que las personas normales, suelen tener éste tipo de cambios en su salud por cosas absurdas – la vimos extrañado – me refiero… son extranjeros ¿no es así? El cambio del clima y otros factores provocan cambio en la salud de cualquiera sin embargo en los donceles hay cambios evidentes.
- ¿Quiere decir que el cambio de ambiente en Tsunayoshi le afecta hasta éste punto?
- Puede ser. – Contesto segura mientras escribía una receta médica – por eso le haremos unos estudios con la sangre que su esposo amablemente nos permitió sacarle – me señalo y Tsuna asintió feliz pero con las mejillas rojas
- ¿Nos recomendaría regresar a Italia? – la doctora nos miró fijamente y ladeo la cabeza
- Esa es su decisión, pero les recomendaría que regresaran un tiempo
Baje la mirada para analizar la situación, estaba claro que regresar significaba muchos problemas, pero sobre todo eso estaba la salud de este niño quien resulto ser más débil de lo que pensé.
La doctora nos dio la receta y varios medicamentos para entonces salir de la clínica. Llevé con cuidado al enfermo hasta el coche y lo acomodé en la parte trasera donde estaría más cómodo.
Entonces regresamos a casa donde tendríamos que platicar sobre éste nuevo problema y la solución.
Narrado por la autora.
Había un chico paseando por las calles de Grecia junto a una chica que le gustaba. A lo lejos en una clínica vio salir a una pareja extraña.
Sus ojos se abrieron con sorpresa, pero por estar dentro de una cafetería con la chica no se acercó. Y es que de esa pareja conocía a uno de ellos. El más pequeño era sin duda la chica que se casaría con su mejor amigo Hibari Kyoya y que se encontraba ahí acompañada de otro sujeto.
- ¿Dino? - lo inquirió la chica quien se dio cuenta que estaba siendo ignorada por él.
- Lo siento, me pareció ver a alguien conocido
- Ya veo
Legando a su cuarto de hotel decidió llamar a su amigo para saber lo que había pasado con Tsuna y con él. Pensó que estaba también en Grecia y era una buena oportunidad para verlo.
- Hablas con Hibari
- ¿Kyoya? – la voz de su amigo de inmediato fue reconocida por la alondra.
- ¿Qué pasa Cavallone?
- Lo siento ¿estas ocupado?
- Habla
- Kyoya ¿Cómo estás?
- ¿Qué quieres? – cortó su charla sin sentido
- Siempre enojado – suspiró triste – Vi a Tsuna hoy y pensé que sería bueno salir los tres en composición de no ir a tu boda
- ¿Tsunayoshi? – su voz sonó sorprendida
- Estaba en un café con una chica y la vi con un sujeto saliendo de la clínica – conto divertido mientras Hibari cada vez más se quedaba en estado de shock - ¿Por cierto se encuentra bien?
- ¿Dónde estás tú?
- Bueno… en el hotel Hilton – contestó confundido
- ¡Me refiero al maldito país! – estalló
- Estoy en Grecia al igual que tu Kyoya…. ¿Kyoya? – el azabache había colgado
Narrado por Hibari
Me sonreí victorioso, ahora lo sabía, ellos estaban en Grecia. Me comunique de inmediato con mi secretaria y le ordene que reservara el boleto más próximo para Grecia.
Narrado por la autora.
Había pasado un día desde aquel incidente. El azabache se comportó a la medida y no fastidio a Tsuna con regaños, lo único que quería era que todo saliera bien en su estado de salud.
Tendrían que pasar veinticuatro horas más para saber la prueba del resultado.
- ¿Cómo te sientes? – le preguntó mientras el castaño se recostaba a su lado en la sala.
- Mejor – suspiró con tristeza, había algo en su interior que le advertía de lo que sucedería pero él no sabía qué.
- ¿Estarás bien solo? – preguntó serio mientras lo miraba directo a los ojos buscando una respuesta que lo dejara aliviado.
- ¿Saldrás? – preguntó el castaño extrañado, normalmente no salían de la casa en solitario
- Solo iré al aeropuerto a recoger a alguien – le explicó calmadamente
- ¿A quién?
- Colonello
Tsuna abrió la boca como si entendiera y asintió emocionado, aquel rubio fue una pieza importante por la que ambos pudieron regresar al lado del otro.
- No hay problema, estaré aquí
Reborn se levantó del sofá mirándolo serio y con una mirada misteriosa que ni el mismo sabia su origen. Había algo raro en el aire, por supuesto que había una gran seguridad de que no pasará nada si lo dejaba a solas, pero tenía un presentimiento que lo molestaba.
- Si pasa algo, llámame – le advirtió
- Hai
Reborn tomo su saco y lo miró de nuevo con nostalgia y preocupación. Sus instintos eran fuertes la mayoría de las veces acertaba a sus corazonadas, pero esta vez decidió apegarse a su lógica y razón, con la confianza de que nada pasaría en unas pocas horas en las que estaría afuera.
Sintiéndose estúpido, no se contuvo y le besó apasionadamente mientras estrechaba entre sus brazos el pequeño cuerpo de Tsuna.
Se separaron sin decir nada, pero se miraron mutuamente. Entonces Reborn se marchó.
Narrado por Tsuna
Habían pasado ya dos horas desde que Reborn había ido a aeropuerto. La soledad de la casa empezó a incomodar a Tsuna por lo que prendió la televisión a la que no le entendía nada y se sintió más feliz al escuchar algo en medio de la soledad.
Se detuvo en las noticias, la lluvia había comenzado a caer, miro hacia la ventana y lo confirmo, estaba cayendo una tormenta.
La preocupación y el miedo se hicieron cada vez más presentes en su mente. Sintió de pronto como si lo estuvieran mirando. Volteo a sus lados y como era de esperarse no noto algo extraño.
- Je – se rio para sus adentros con la finalidad de darse valor.
Tomó el celular y llamo a Reborn para saber dónde se encontraba.
- ¿Reborn? – dijo de inmediato cuando la llamada entró.
- ¿Pasó algo? – le pregunto con seriedad y un tono levemente preocupado
- Nada – conto honesto - ¿Dónde estás?
- El avión de Colonello acaba de llegar – contestó distante
- Ya veo – suspiró un poco más aliviado al escuchar su voz - ¿Tardaran mucho?
- El cielo se está cayendo, probablemente de regreso haya mucho tráfico ¿Te sientes bien?
- Si, es solo que…
- No me digas que te dan miedo los truenos…
- ¡No es eso! Es que se siente un poco solo y… bueno por ahora me conformo con escuchar tu voz
- Eres verdaderamente cursi Tsuna
- Lo siento
- Pronto estaremos ahí, si lo deseas podríamos dormir juntos y quizá no dejar dormir a este bastardo que está llegando.
- ¡Reborn! – le regaño por su atrevimiento
- Prepárate mientras llego – le advirtió con un sensual tono en su voz la cual fue interrumpida cunado vio al rubio salir del túnel – acaba de llegar, te llamare cuando salgamos de aquí
- Vale – respondió el castaño aliviado de que pronto llegarían
- Lo que dije hace un momento no es broma – jugo de nuevo
- ¡Reborn!
- ¿Cuál es el punto de decir tantas veces mi nombre?
- Te amo… - susurró con ternura
Hubo un momentáneo silencio y finalmente Reborn respondió.
- Yo también Dame-Tsuna
La felicidad de Tsuna llego a su límite, su cara se puso roja como un tomate y como pudo volvió a hablar.
- Te veo en un rato – y colgó
Sus latidos inundaron su cuerpo. No se había creído capaz de lograr que Reborn dijera eso. Su sonrisa le lleno la cara. Mientras apretaba entre sus manos el celular.
Aquel miedo había desaparecido, se sintió cómodo por fin y se volvió a sentar para ver la televisión a la que no le entendía nada. Sin embargo lo que no sabía era que alguien ya se había infiltrado a su casa y lo miraba atento desde la puerta de la sala.
Narrado por Reborn
- ¿Tú también qué? – me pregunto un burlón Colonello mientras me observaba divertido mordiéndose los labios.
- No te interesa
- ¿Era nuestra querida prometida?
- ¿Nuestra?
- Después de todo gracias a mi lograste que no se casara – recordó mientras se veía engreído
Reborn lo miro por el rabillo del ojo mientras guardaba su celular en el saco.
- Por cierto ¿Dónde está? – pregunto mientras miraba a los lados
- En reposo
- ¿Reposo? ¿Le paso algo? El noveno te matará ¿lo sabes?
- Eso me da igual – respondí molesto, era más importante la salud de Dame-Tsuna a que si el noveno me matara o no – Tuvo un desmayo y en la caída se golpeó un poco la cabeza.
- Te matara – dijo con cara de escándalo – y estoy dispuesto a ver eso
- Yo también – comencé a caminar hacia el coche en el estacionamiento, mientras el me seguía con sus pocas maletas.
Como lo había predicho, el tráfico ahogaba a cualquiera. Quizá saldría de este tránsito en horas.
CONTINUARÁ...