El cielo más grande
25.- El inicio de la nueva etapa.
Narrado por la autora.
Seis meses después.
El piso estaba cubierto de la nieve del invierno. Hibari salió a tomar un poco de aire. Su encierro de repente hacia que le faltara el oxígeno. Escuchó su celular y con cara de disgusto contestó al ver el nombre de la persona que le llamaba.
- ¿Cavallone? – dijo en un tono molesto, como si estuviera sufriendo al decirlo.
- Hola Kyoya. ¿Podrías abrirme? He estado afuera de tu casa durante una hora… - dijo con una risita estúpida, que provocó un poco de irritación en Kyoya.
- ¿Eras tú? – preguntó Hibari, mientras se acercaba a los monitores de su casa para abrir la puerta desde adentro. – Desde hace unos días he tenido el timbre roto.
- ¿Es eso? – el rubio se carcajeó animado – pensé que no querías abrirme.
Hibari lamentó la poca inteligencia de Dino moviendo la cabeza de un lado a otro. Imposibilitado de no hacerlo finalmente le abrió la puerta para que entrara.
Ambos colgaron sus celulares cuando se vieron el uno al otro y se dieron un abrazo de hermandad. La amistad entre ellos incrementó después del incidente con el Noveno.
Entraron a la casa donde Hibari se había refugiado desde hace seis meses. Su último encuentro con la libertad fue cuando él y el Noveno llegaron a los golpes en la casa de Dino. Y es que, aunque odiaba admitirlo, aquel anciano le dio una ruta de escape para evitar la cárcel.
Dino se sentó mientras, animado, veía con curiosidad y admiración el interior de la casa.
El azabache sirvió té y le ofreció una tasa al rubio que de vez en cuando lo visitaba.
- Kyoya, sigo pensando que te has ganado la lotería – comenzó Dino la conversación – No tienes que trabajar y estar todo el día fuera de casa, desearía estar en tu lugar – Hibari lo miró reservándose sus comentarios. L e parecía una inmadurez las palabras del rubio, sin embargo sensato, no criticó la opinión de Dino.
- Quisiera decirte que cambiemos de lugar, pero es imposible – dijo y después tomó de su taza. Dino lo miró mesurado y luego sonrió, ocultando la pena que sentía por Kyoya.
- Tu elegiste este lugar ¿No te satisface?
- Elegí esto, porque es mucho mejor que estar en prisión. Esto solo fue el antídoto del Noveno para mantenerme alejado de Tsunayoshi. – contestó secamente.
Dino lo observó con un gesto de lastima. Pero se tragó cualquier palabra que quisiera decir en ese momento y cambio su rostro.
- ¿Aun sigues pensando en él? – preguntó curioso.
- Lo amaré por toda mi vida. – ambos quedaron en silencio.
- ¿Sabes que él…
- ¿Se comprometerá formalmente hoy? – Dino abrió los ojos impresionado de su imperturbable tono de voz. – El Noveno me lo anunció hace unos días. – volvió a tomar de su taza.
- Y… ¿Estas bien? – preguntó preocupado.
- Daria lo mismo si estoy bien o no, solo quiero que Tsunayoshi sea feliz. Después de todo el daño que le hice, me di cuenta que yo no era indicado para él.
- ¿Entonces admites que Reborn es más indicado que tú? – inquirió el rubio un poco cohibido.
- De ninguna manera. Creo que es un bastardo sin sentido de moral – dijo con un gesto de odio – pero… - su rostro comenzó a suavizarse – es la persona que Tsunayoshi eligió.
Dino asintió comprendiendo que esas palabras eran difíciles de decir para Kyoya. Admiró la fuerza que tenía y su recapacitación. Había perdido la cabeza y pudo recobrar todo sentido.
Bebió su te, mientras cambiaba el tema de conversación.
Narrado por Tsuna
Mi corazón latía desenfrenado. Mis manos torpes no dejaban que me peinara para el evento de esta noche. Solté el peine molesto y me miré al espejo, de nuevo parecía una chica. Mi cabello de nuevo era largo, para ser sinceros me gustaba más como me veía como chico pero no podía decirle a todos esos importantes socios de mi abuelito y de Reborn que era un chico, así como así.
Volví a tratar de desenredarme el cabello. Miré fijamente mis ojos mientras lo hacía. Había un brillo que jamás había visto en mí.
- Eso es amor – habló Mary por atrás de mí, mientras me observaba con una sonrisa a través del espejo – Aunque diga lo contrario… – me quitó el peine para peinarme - …sus ojos hablan por usted.
Tragé saliva y le sonreí. Por supuesto que estaba enamorado y aun con esos nervios infernales, estaba muy feliz. El día de hoy Reborn y yo daremos a conocer nuestra futura boda.
Empuñe las manos con fuerza conteniendo un grito de felicidad en la garganta. Quería que las horas y los días pasaran rápido. Quería comenzar a vivir esa experiencia con Reborn lo más pronto posible.
…
Narrado por la autora.
Reborn y el Noveno esperaban ansiosos afuera de la habitación de Tsuna. Reborn aunque actuaba que no le interesaba, esperaba más anhelantemente que el castaño saliera de la habitación.
Se recargó en la pared con los brazos cruzados y esperó.
La puerta se abrió y el primero en salir fue Mary con una sonrisa de satisfacción. Luego salió Tsuna. Con un vestido corto de color azul cielo; con la parte del torso decorada con piedritas brillantes y la parte de la falda con telas trasparentes que le daban un toque ampón; sus zapatos de tacón bajo le daba una silueta de verdadero ángel.
Con el rostro bajo salió y miró a Reborn con deseo de que le dijera si se veía bien o no.
- ¿M-Me veo bien?
Reborn lo miró de arriba a abajo y suspiró. Caminó hacia él y tomó su mano sin dar respuesta a la pregunta de Tsuna. No contestó porque la impresión se lo impedía. Para sus ojos, un ángel había caído a la tierra.
Los invitados llegaron a la hora programada. Todos ellos sabían el motivo de la fiesta por lo que Tsuna tuvo que lidiar con diversas felicitaciones a su compromiso.
Aunque no lo decían. Les había caído de sorpresa que el novio fuera el mismísimo Reborn. Nunca lo hubieran imaginado de él y su fama de manipulador y mujeriego. Sin embargo hasta los más escépticos creyeron en el compromiso con tan solo ver los ojos del pelinegro. Los adultos tienen un sexto sentido y esa herramienta les decía que Reborn era serio en el compromiso.
El rostro de Tsuna se puso blanco al ver a cierta mujer que hace un largo tiempo no veía. La mujer que de manera indirecta los había unido y que ahora se acercaba a él para darle felicitaciones. Bianchi lo miró con un poco de rencor en los ojos, pero con una sonrisa impecable. La ex amante de Reborn se volteó a él y con suavidad le susurró algo en la oreja.
Tsuna sintió como la cabeza le quemaba. Los celos eran algo que no podía lidiar muy bien. Observó con el gesto fruncido la escena, Bianchi lo miró de reojo y al mismo tiempo el azabache y ella sonrió con juerga. Sus ojos casi salen de su órbita pero luego se tranquilizó cuando vio que Bianchi se separó de él y corrió a abrazar a un chico de aspecto apuesto.
Reborn miró a Tsuna con una sonrisa divertida en la cara y se acercó a el.
- ¿Estas celoso? – le preguntó con voz cautivadora.
Tsuna negó frenéticamente con la cabeza pero con un puchero de berrinche.
- ¿Quieres saber lo que me dijo? – le preguntó aún más cerca de su oído.
- ¿Me lo dirás? – pregunto en medio de la rabieta.
- Me dijo que estaba embarazada. – Tsuna abrió la boca sorprendido y luego miró con curiosidad el estómago de Bianchi para darse cuenta que en realidad su estómago se veía un poco más abultado.
EL castaño sintió vergüenza y sonrojó sus mejillas al darse cuenta que no había nada de que enojarse. El chico de cabello rizado y ojos verdes parecía ser el padre y también que en verdad la amaba.
- Un día tú también estarás esperando un hijo mío – le sonrió sexy y Tsuna enrojeció al escuchar ese facto.
El salón donde Tsuna se iba a casar con Hibari de nuevo estaba siendo ocupado, pero esta vez con un motivo diferente. Algunos recordaban bien ese momento, pero no preguntaron él porque el castaño ahora se estaba casando con Reborn.
La cena estaba por iniciar. Todos tenían copas de champagne esperando el anuncio.
Subió el noveno al pequeño escenario y agradeció la asistencia de los invitados. Levantó su copa a Reborn y a Tsuna para que subieran a su lado. Tsuna se paró al lado de Reborn con la cara roja y el corazón saliéndosele por la boca.
Reborn tomó el micrófono y tomó la mano de Tsuna entre los gritos de alegría de la gente.
- Estimado y apreciado Timoteo Sawada – inició con voz seria y alta. – Quisiera, en primer lugar, agradecerle por este elegante recibimiento en su casa, en esta noche tan especial para nosotros. Como es de su conocimiento, Tsunayoshi y yo tenemos una historia larga y extraña. – la gente rio en unísono – Durante el día en que la conocí hasta el día de hoy, ha surgido entre nosotros una mor intenso que nos ha llevado a tomar una decisión importante. Puede estar seguro que Tsunayoshi tendrá mi apoyo absoluto para que ella sola pueda desarrollarse plenamente como persona, mujer… - Tsuna apretó la mano de Reborn un poco molesto - … y madre. Y que de ahora en adelante haré todo mi esfuerzo para lograr nuestra felicidad como pareja. Es por ello que hemos querido convocarle a usted y a todos los presentes para que nos acompañen en el inicio de esta nueva etapa de nuestras vidas. Estamos seguros que seguiremos contando con su invalorable apoyo para que nuestro matrimonio esté colmado de felicidad.
Las palabras de Reborn le parecían hermosas. Contuvo las lágrimas para no arruinar su maquillaje, apretaba con fuerza la unión de sus manos mientras seguía escuchando
- Por lo que, formalmente, pido a usted la autorización para tomar a Tsunayoshi como esposa…
El Noveno sonrió maravillado de la convicción en los ojos de Reborn. Siempre trató de llevarlo por un buen camino, como un padre a su hijo. Y ese día, con esas palabras elaboradas y fascinantes, lo admiro profundamente.
- No hay de otra – los presentes rieron de nuevo –Antes de ti, no dejaba que nadie mirara a Tsuna, sin embargo ahora… sé que eres el indicado para ella y que yo no tengo nada que temer si eres tú la persona que estará a su lado. Frente a estas personas yo autorizo y les doy mis bendiciones para que pronto se conviertan en una pareja de recién casados.
La multitud, grito de felicidad. Aplaudieron la perfecta pedida de mano y entre gritos de bendiciones. Los tres que estaban en el escenario se abrazaron como una familia.
Reborn tomó entre sus manos la cara de Tsuna y con el deseo mantenido desde que lo vio salir de su habitación le dio un beso enfrente de todas las personas invitadas.
Tsuna no pudo contenerse y osado se colgó del cuello de Reborn, sorprendiéndolo a él y al Nono quien era testigo en primera fila del amor tan profundo que Tsuna sentía por el de patillas rizadas.
Cuando el aire faltó y los dos se separaron, Tsuna se lanzó darle pequeños besos al mayor por toda la cara, mientras lloraba de felicidad. El azabache comprendió esa inesperada reacción y por la cintura lo elevó al cielo para darle un nuevo beso entre los aplausos ensordecedores de los invitados.
CONTINUARÁ…