Cap. 2: Sebastian, viens à moi
Sebastián frunció el ceño, sus nudillos tan blancos y cerrados se viró de pronto para salir bruscamente de la habitación, Alois arrojó todo lo que en la mesa había, hacia el suelo, nuevamente el mayordomo negro le dio la cara.
– ¿Es que piensa irse tan de prisa? ¿Sin decir adiós? – Rodeó el escritorio, se acercó hasta Sebastian y se restregó en él – ¿Por qué no se queda esta noche? La cena está a punto de ser servida.
– Disculpe mis modales, mala impresión he de haber dejado – Sebastián reverenció al rubio, un buen presentimiento de pronto le vino, pero él no era alguien que se guiase por presentimientos, exactitud y preedición eran la base de sus actos, lo sabía, al mayordomo de oro que estaba detrás de la puerta le molestaría su presencia, asintió – Es un honor para mi que me invite a compartir la cena.
Claude tocó de nuevo a la puerta, el amo le permitió pasar, el anuncio de la cena fue dado
– Claude, él – Señaló a Sebastián – Es mi invitado, comerá lo mismo que yo… no quiero que nadie más esté con nosotros, se le ve tan interesante, no quiero ver a esos sirvientes esta noche.
– Como usted ordene – Miró de reojo a Sebastian, mantenía una sonrisa burlesca, sus labios finos no podían contener tal gesto.
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A la luz de las velas, su cuerpo suave se deslizaba entre las telas finas, sonrió y su mirada tierna se tiño de luz, sus ojitos acuosos iluminaban la existencia de antaño que permanecía anonadada ante su pequeña niña, le vestía mientras la princesa levantaba la mirada y se perdía en la oscuridad del techo viejo.
– Eres tan linda – Murmuró la anciana y con las mejillas teñidas la pequeña acarició su rostro rugoso.
– No deberías de hacer todo esto.
– Mañana será el festival – Murmuró ella alegre – Tienes que lucir tan linda, es mi deseo.
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– ¿Qué es lo que le ha traído hasta este lugar? – Sebastián le miró fijamente, golpeó el viento extraño en su rostro pálido, estaba siendo vigilado.
– “Con tan poca sutileza” Estoy buscando a algo… a alguien que tiene una deuda conmigo.
– ¿A Ciel Phantomhive? – El desconcierto dejó verse ligeramente en Sebastian… – Le ha mencionado antes. ¿Es él quién tiene una deuda con usted? ¿Qué tipo de deuda?
– No es cortes ser tan indiscreto – Soltó de golpe el mayordomo. Alois sonrió de medio lado.
– A mi no me gusta para nada ser cortes así que dígame… ¿Quién es Ciel Phantomhive?
– No se lo diré – Alois hizo un pequeño puchero, sus mejillas se sonrojaron y dejó caer su rostro a la mesa
– Es bastante más misterioso de lo que imaginé – Con sus ojos pálidos le miró, al mayordomo que quisquillosamente le miraba – ¿Querría usted quedarse conmigo? Por uno tiempos
Sebastián recorrió con su vista el lugar, esa esencia que le atraía, el traidor estaba cerca. Muy divertido, como hacía mucho que no lo sentía, estaría muy complacido de demostrar su poder, no con la necesidad de sentirse superior, sí muchas ansias de humillar al mayordomo de oro. ¿Divertirse con el alimento de otros…?
Cosas muy malvadas que pensaba desde aquél día…
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Cuando terminó la mujer mayor de vestirle, fue el momento de mostrarse a los demás. Un gran “Ohhh” se dejó escuchar de parte de todos, salió ella detrás de la cortina floreada, los niños más pequeños de la familia le admiraron, una princesa de un cuento de hadas, dijeron. Sonroja, con su mirada azul.
– Mañana todos querrán sacarte a bailar – Murmuraron, les correspondió el halago con una sonrisa más, espontáneas, jamás sintió tener la libertad que tenía ahora y se sentía tan feliz.
|¤°.¸¸. ·´¯`» Doki Amare Peccavi«´¯`·.¸¸. °¤|
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«.·°·~*~'Ven a mi ‘~*~·°·. »
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