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To Remember por Kunay_dlz

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Notas del capitulo:

Aquí el cuarto capítulo.

To Remember


IV


Una sombra del pasado


 


 


Ed observó a Roy, la presencia del tal Hohenheim le alteraba ¿Por qué? ¿Qué relación tenían? O acaso… ¿Era él mismo quien tenía una conexión con el invitado indeseado?


En cambio el estoico rubio, miraba la escena frente a él, Roy desafiándole y Ed sentado, esto era lo más extraño, Ed no le dedicaba miradas de odio ni le gritaba para que se alejara, sólo… le miraba con curiosidad. No recordaba la última vez que Ed no intentara por todos los medios alejarlo de él.


--Hola Edward. –dijo al fin.


--Hola, ¿Nos conocemos? –inquirió Ed –No es por descortesía, lo que pasa es… que tuve un accidente y hay algunas cosas que no recuerdo.


--Edward…


--Hohenheim, –intervino Roy –espero que reacciones con propiedad.


Hohenheim se acercó a un confundido Ed bajo la atenta mirada de Roy quien le advertía silenciosamente que no perturbara en ningún sentido al rubio menor. Al estar cerca de Ed, le abrazó.


Ed no sabía qué hacer, estaba entre empujarlo o esperar un poco…


--Lo siento Edward, lo siento. –susurraba Hohenheim.


Se estaba disculpando… ¿De qué? ¿Por qué? ¿De dónde le conocía?... Ed se estaba incomodando.


--Yo soy Hohenheim… y soy tu padre.


¿Padre? Que no le vengan con esas cosas… ¿Padre? Si que tenían gran parecido. Dudaba en corresponder el abrazo, sus brazos no respondían… algo estaba mal.


--¿Mi padre?... ¿Cómo es que no habías venido antes?... Ni siquiera durante el accidente… supongo que por ello Roy no se ve muy contento de verte. –supuso Ed, intentó reír un poco más no logró conseguirlo.


Hohenheim se volvió hacia Roy, la mirada de él seguía advirtiéndole.


--Lo siento, no me enteré. Suelo viajar mucho y tal vez, fue por ello que la noticia no ha llegado a mis oídos. –decía el rubio mayor buscando la aprobación de Roy.


--Solo dejé el mensaje Ed, creo que luego me olvidé de asegurar que haya sido recibido. –mentía Roy.


--Roy, estás mintiendo. –Ed se soltó del abrazo en el que estaba prisionero para mirar a Roy.


--Está bien, está bien. No avisé a nadie del accidente, mi mente estaba en otros asuntos. –decía el moreno.


--Creo que puedo entenderlo Roy, siento hacerte recordar esos malos momentos. –ante la respuesta de Ed, Hohenheim quedó sorprendido. Esa faceta de Edward no la llegó a conocer, al menos no con él.


--Haces bien a mi hijo, Mustang. –aseguraba Hohenheim –¿En qué consistió el accidente?


--Fue accidente automovilístico, estuvimos en el hospital por un tiempo y Ed no recuerda algunas cosas. –contestó Roy antes que Ed.


Sí que sabe cómo resumir las cosas… ¿Por qué no mencionó lo del coma, o la confusión que hubo después?... Aunque no me gustaría que se lo dijera a todo el mundo, por eso prefiero mudarme y empezar de nuevo, sin remordimientos, sin explicaciones, sólo nosotros mismos, una familia. Creo que en verdad no le agrada Hohenheim como para mencionar cosas íntimas a pesar que es mi padre.” Pensaba Ed.


--Ya veo –se resignó Hohenheim –por cierto, ¿Quién era el niño que me dejó pasar? Me parece que le llamó ‘oto-san’ Mustang. –acusaba.


--¿Qué no le conoces? –le preguntaba a la cara Ed –Él es nuestro hijo, Sam.


Hohenheim estaba en shock, ¿Su hijo? ¿Edward… y, Mustang? No podía ser cierto.


--Bien, explíquenme. –Ed miraba a Roy y a Hohenheim –Dices que eres mi padre pero ¿No conoces a Sam? En el accidente Sam tenía cuatro años… –se centró en Hohenheim –¿Me dirás que por más de cuatro años no te enteraste de la existencia de mi hijo?


¿Qué responder? Si decía la verdad Mustang lo echaría de la casa y le prohibiría regresar o el buscarlos nuevamente.


--Ed, cariño…


--Lo siento Edward. La verdad es que yo, no acepté tu relación con Mustang. –habló Hohenheim antes que Roy dijera algo más.


--¿No lo aceptaste?... Eso explica todo. –dijo Ed con un suspiro.


--Después de estos años decidí buscarlos y me encuentro con que tuvieron un accidente y que tengo un nieto… ¿Se casaron al menos? –intentaba decir con seriedad Hohenheim.


--…por supuesto. –dijo Roy con un tic en el ojo derecho y un Ed algo apenado rascando su nuca –Salimos, nos casamos y luego llegó Sam a nuestras vidas.


--Y Sam es… bueno, ya saben… –Hohenheim notó que no le entendían por lo que aclaró –ustedes son hombres.


--Creí que por el trabajo que tuviste sabrías que Ed es doncel. –espetó Roy con una doble intención hacia el rubio mayor.


--Un doncel… Edward… -Hohenheim miraba con incredulidad a Ed.


--¿Antiguo trabajo?... Oye Roy, tú sí sabías que yo era, ya sabes. –preguntaba Ed.


--Nop, no lo sabía. Nos enteramos cuando Sam venía en camino. –explicaba Roy con calma, intercalaba sus miradas: tiernas debido al recuerdo para Ed y severas para Hohenheim.


--Edward, estuve lejos de ti por mucho tiempo. Cometí errores y creo que es el momento justo de recomenzar. Veo que tienes familia y me gustaría que me dejes entrar a tu vida, déjame reparar lo que un día descuidé, déjame recuperar a mi hijo. –pedía Hohenheim.


--Creo que podemos intentarlo, después de todo no recuerdo nada, éste pude ser un nuevo inicio en varios aspectos.  –decía Ed.


--Claro que será con el tiempo, Hohenheim. Te incorporarás a la vida de Ed gradualmente, ¿Qué te parece iniciar con visitas una vez cada semana? –agregó Roy.


--¿Cada semana? –repetía Hohenheim con escepticismo –Edward…


--Por mi está bien, primero debo hacerme a la idea que tengo un padre que no aceptó mi relación con Roy y que no nos hemos visto dese entonces, que son casi diez años… No te ofendas, es sólo que es repentino. –aclaraba Ed.


--¿No te parece que Mustang controla tu vida?


--No, yo confío en él. Después de todo él no haría algo para dañarme. –contestó Ed mientras miraba al pelinegro con cariño.


--Bien, entonces me marcho por ahora. Te veré la próxima semana Edward, también me gustaría conocer a mi nieto. –se despedía Hohenheim.


--Te acompaño a la puerta. –ofreció Roy.


--¿No lo harás tú Edward? –preguntaba curioso Hohenheim quien ignoraba la situación del pequeño rubio.


--Yo…


--Vamos Hohenheim él aún no termina de desayunar. –le empujaba Roy hacia la salida.


Edward suspiró aliviado, el dolor en su espalda baja aún no cedía y por poco le descubría su padre, era extraño, no le nacía el llamarlo así. En el tiempo que quedó solo pensó en los cambios que se presentaron en su vida de un día para otro, hace veinticuatro horas vivía una vida y ahora tenía una un poco diferente. 


 


 


>>Continuará...

Notas finales:

Gracias por leer.


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