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Nuestra Última Canción por Hitomi

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DON'T YOU WANT ME

- ¿Otra copa? – no pudo evitar alzar una ceja ante la cara de su cliente – ¿estás seguro que deberías seguir bebiendo?

- ¿Qué otra cosa puedo hacer? – sabía que se preocupaba por él, pero después de todo, "eso" era culpa suya – la única forma que puedo hablar contigo es sí me sigues atendiendo… - siseó intentando sonar amable, pero la verdad era que el alcohol estaba empezando a causarle efecto.

- Bien podríamos hablar en otro momento – le respondió tranquilo mientras llenaba nuevamente el vaso y se lo extendía – ya sabes… conoces donde vivo.

- ¿Te refieres a la nueva o a la antigua? – señalo con la ceja levantada

- ¿Qué de malo tiene la antigua? – pregunto claramente indignado.

- Sabes que no soy bienvenido allí. Tus "amados" inquilinos me odian.

- El dueño de la casa soy yo – sonrió como si fuese lo más obvio del mundo.

- Aún no entiendo por qué soportas esto – espeto intentando cambiar el tema, pero el rostro del mesero se ensombreció, lo cual solo provocó que se maldijera mentalmente por comentar algo tan estúpido – lo siento – agregó rápidamente – es el alcohol… ya sabes estos vinos muggles se me suben rápido – intento excusarse y sonar casual, mientras le regalaba una sonrisa.

- Draco Malfoy bebiendo vino muggle… quién lo diría – le respondió devolviéndole la sonrisa.

- Y todo es gracias a ti – se quejó divertido.

- Le recuerdo señor – intentó sonar lo más serio posible – que Ud. es el que viene a buscarme.

- Ahora resulta que te quejas porque intento cuidarte… - no pudo evitar rodar los ojos

- Sé cuidarme bien

- Lo sé, pero igual me preocupo. Soy tu amigo por algo ¿no?

- Lo sé – dijo riéndose, después de todo que podría argumentar frente a ello.

- Tu jefe te está observando – indicó hacia una esquina a espaldas del moreno

- Asumo que quiere que vaya a atender a otro cliente – respondió como si fuese lo más natural del mundo

- En ese caso tráeme el licor más caro que tengas, con eso te dejará en paz – sentenció sintiéndose más mareado

- ¿Esto es en serio Draco? – no pudo evitar disimular su sonrisa

- Harry Potter, nunca estuve hablando más en serio que ahora – intentaba sonar natural, pero las palabras empezaban a escapársele y su cerebro procesaba cada vez más lento – apur..ate

- Es suficiente por hoy Malfoy, paga la cuenta y a tu casa – le regaño

- No…no me voy todavía, aún te quedan dos horas

- Sí y estaré bien, no te preocupes

- ¿Sucede algo? – interrumpió un hombre moreno más alto y corpulento

- No es nada jefe, el Sr. Malfoy ya se iba a su casa – respondió tranquilo el moreno

- En realidad…le preguntaba a Pot…ter si no estaría disponible esta noche y cuánto me…cobraría – sonrío lascivamente

- Sr. Malfoy le recuerdo…- intento explicar el jefe

- Y yo Robert le recuerdo que tengo un cheque en blanco firmado justo en este bolsillo – lo interrumpió al tiempo que señalaba el bolsillo izquierdo de su camisa – que gustoso te daré si me prestas a Potter unos días – Merlín si estaba haciendo acopio de la poca cordura que aún mantenía. ¿Cuántas copas habían sido…1, 2, 3 o es que fueron botellas?

- Potter, no hagas esperar al cliente, trae tus cosas y nos vemos el lunes – sentenció el casero de lo más contento

- Pero que dem.. – Harry no pudo terminar pues Draco ya estaba llenando ceros en el cheque y entregándoselo a su "vendedor" como decidió llamarlo mentalmente.


Durante todo el camino a su casa no dijo nada, tampoco es que pudiera decir algo considerando que desde que habían tomado el taxi rumbo a su departamento muggle, Draco había caído profundamente dormido.

- ¡Y encima te duermes! – rezongaba el moreno.

Lo cierto era que más allá de ello no podía reclamarle, después de lo sucedido con Steve, Harry se había sumido en una terrible depresión que paso por diversas fases, la primera: negación. No podía creer que el australiano ya no estuviera y se había dedicado a hacer su vida normal, diciéndose a sí mismo "ya volverá, solo está en una misión". Ron y Hermione habían intentado hablarle, convencerle de que el mundo giraba de un modo distinto, pero nada pudo lograr que Harry Potter piense diferente.

Fue aproximadamente un mes que estuvo así, hasta que Draco cansado de ver como se autodestruía con mentiras decidió enfrentarlo, y tras una pelea en la que casi destruyen a punta de hechizos toda la casa, cayó en la angustiosa verdad: él se había ido y era para siempre.

Luego vino la siguiente fase: depresión.

Finalmente y tras aceptar la terrible perdida había caído sumido en la desesperación, inapetente, sin ánimos de ver el mundo, se había arrojado a los brazos de la muerte por decisión propia. La única diferencia es que esta vez Draco, pesé a que Ron y Hermione se negaran, se había mudado con él y había intentado darle porque vivir. Todos los días le recordaba cuanto Steve amaba la vida, y cuan triste se sentiría de verlo así: "vive por él" le repetía incansablemente.

Y si bien lo consiguió, había un detalle, Harry había tenido el tiempo suficiente para cavilar posibilidades, y esas posibilidades iban orientadas a ¿quién fue el culpable? Por lo que al enterarse que todos los mortífagos estaban presos en Azkaban, en un acto de auténtica locura decidió ingresar y matarlos a todos.

El plan hubiera ido a la perfección si no fuera porque Malfoy sospechando sus intenciones le había confiscado la varita, de este modo no tuvo de otro remedio más que tragarse todo el veneno que emanaba de él.

Tal vez hubiera seguido cayendo en la locura, sino fuera porque una tarde hacía casi seis meses, el Slytherin lo acorraló en su habitación y le dijo:

- Me das pena, crees que eres el único que sufre, imagínate como se sentirá él – lo miraba con tal odio que Harry estaba seguro que lo mataría en ese mismo instante – Potter yo nunca he creído en la reencarnación ni ninguna estupidez así, pero algo sé, él te está observando. ¿Crees que le gustará en lo que te has convertido? ¿Crees que quiénes te quieren no están sufriendo por tu causa? ¡Deja de buscar dar lástima y da la cara! Él murió y no va a volver, y nada de lo que hagas lo va a cambiar, podrás enojarte, gritar, golpear pero jamás, ¡entiéndelo! Él va a volver. ¡Enfréntalo! Y agradece que él te dejo algo: su amor por ti, por tu vida…valórala y cuídela – y diciendo esto se marcho, dejándolo solo y sin argumento sólido para rebatirlo.

Después de todo conocía a Steve, y sabía que Draco tenía razón. Steve amaba la vida, y quería disfrutarla al costo que fuera, incluso lo primero que le dijo después de su primer beso fue: "no me importa si luego me dices que fue un error, porque ahora sé a que saben tus labios y ya no seguiré torturándome pensando en su textura…siempre he vivido el presente y si esto se considera pecado…con gusto recibiré el castigo" en ese momento Harry pensó que el australiano estaba loco, y eso no hizo más que hacer que se enamorara. ¿Entonces porque estaba desperdiciando tanto tiempo así?

Debía vivir…por los dos…por "nosotros" pensó y con esa determinación decidió que debía hacer un cambio a su vida.


Después de eso se mudo al Londres muggle, y Grimmuld Place se la dejó encargada a Ron y Hermione, le pidió que la cuidarán ya que ese lugar guardaba sus momentos más felices. Así que ambos se mudaron allí a "custodiarla".

Malfoy regresó a su casa, no sin antes decirle que cuando quisiera estaba ahí para ayudarle, lo cual le alegro, pero para su desgracia no tanto a sus amigos que seguían desconfiando del hijo del "mortífago".

Así había decidido olvidar todo en cuanto a magia se refería y tras instalarse, se dio cuenta que al no haber vivido en el mundo muggle hacia tiempo, no había tenido la oportunidad de estudiar ni hacer una "carrera", por lo que era un completo inútil en medio de la gran ciudad.

Poco a poco encontró trabajos eventuales, hasta que dio con el Pub "La Luna Roja" y tras una breve evaluación, lo contrataron como camarero en la coctelería.

Fue entonces cuando "sus problemas" empezaron, y es que usualmente los fines de semana venían hombres y mujeres con mucho dinero a buscar "diversión" entre los empleados. Y no era difícil de darse cuenta, ya que cuando un cliente empezaba a gastar mucho dinero consumiendo con el mismo personal, casi siempre terminaba pidiéndole que deje que lo lleve a su casa cuando salga, y claro el jefe Robert, no sé negaba pues ello implicaba más ingresos a su negocio. Incluso había ocasiones en que el propio moreno le había oído negociando con los clientes el precio de cada muchacho, y claro, sobre estos acuerdos nunca se le informaba al personal, solo se le "sugería" que se dejara acompañar a casa y hacer feliz al cliente a fin de que volviera, de lo contrario perdería su puesto.

Era obvio que nadie quería quedarse sin trabajo, la mayoría de los muchachos que trabajan allí estaban incluso en peor situación que Harry, sin familia, estudios, ni ingresos adicionales. Por lo que quedarse desempleado no era una opción.

El moreno por su parte había intentado no llamar la atención entre los clientes sobre todo los más asiduos; sin embargo había decidido que si en algún momento le tocaba el turno, solo por esa vez recurriría a la magia para defenderse, y como no quería utilizarla, esperaba de todo corazón que nadie vea ni una pizca de belleza en él.

Pero aunque se esforzó por prácticamente estar oculto, una noche le tocó a Harry pasar por aquella experiencia, con un hombre casi del doble de edad que él, que después de pedir incluso que sea su "personal exclusivo" por esa noche, lo había seguido camino a su casa. Muy a pesar de las protestas educadas del moreno.

Justo cuando ya lo tenía acorralado en una calle poco concurrida y con Harry a punto de sacar su varita, Malfoy había aparecido sin previo aviso y le había propinado tal golpiza al hombre, que desde entonces no lo habían vuelto a ver.

Después de ello, Draco se limito a decir que lo encontró por casualidad, aunque el gryffindor no selo había creído, pero le agradecía que reapareciera, pues desde que se fuera no había tenido contacto con ningún amigo o conocido y empezaba a sentirse solo.

Desde ese momento Malfoy se había autonombrado custodiador del moreno y en todos los turnos que trabaja Potter, siempre estaba presente, pidiéndolo como "personal exclusivo" y pagando lo que se le exigía solo porque el moreno se había negado a dejar su trabajo alegando que "tenía todo bajo control".

Lo que preocupada al gryffinfor es que producto de ello Draco bebía constantemente y eso temía que le creara una adicción irreparable, y todo por su culpa. Aunque el poseedor de esos ojos grises que siempre lo observaban le había repetido hasta el cansancio que no se preocupara, que tenía una poción muy efectiva, que no solo le quitaba la resaca, sino todo cuanto alcohol tuviera en el cuerpo.

Aún con todo Potter no podía evitar preocuparse por él, y era solo por todo ello que hasta ese momento no le había propinado una golpiza por tratarlo como un prostituto frente a su jefe.


- Señor hemos llegado – anunció el taxista cuando se aparco frente a un viejo edificio lleno de apartamentos.

- Draco, despierta – llamó Harry mientras le extendía la paga al taxista.

- ¿El qué…? – abrió los ojos pesadamente el rubio.

- Llegamos – resopló el moreno

- Aja… - y volvió a quedarse dormido

El moreno lo miró con gracia, ¿quién hubiera pensado que alguna vez podría haber visto al rubio en tal estado? El gran Draco Malfoy se encontraba a su merced y sin ápice de esa altiva actitud, es más Harry estaba seguro que si Lucius viera a su hijo en tal estado lo desheredaba… ¡todo un espectáculo!

Suspiro hondo y pasando un brazo del rubio por su cuello, empezó a arrastrarlo a su departamento.

- Draco… - intento llamarle – amigo mío, ¿coopera un poco, si? – pero era inútil, el rubio estaba soñando con Merlín sabe que… y no había mayor signo de querer despertar – en ese caso… - sonrió traviesamente recordando que aún le quedaba esa pequeña vena gryffindor que lo hacía romper reglas cada que podía en el colegio – tendré que cargarte – lo apoyo en su espalda y empezó a ascender por las escaleras.

Vivía en el tercer piso, por lo que la travesía sería algo complicada, pero se sorprendió al notar que el rubio no pesaba, estaba tan delgado que a penas y le costó llegar a su habitación – quién lo diría – sonrió mientras lo depositaba en su cama – el gran Draco Malfoy, cuida su figura – rodó los ojos y empezó a sacarle los zapatos. Lo acomodó con cuidado no sin antes sacarle la gabardina que llevaba puesta, se asombró cuando pulcro y de buen gusto había sido aún para vestirse como muggle. Después de cubrirlo con una manta, tomó sus cosas para irse a acostar al sofá – encima que me compras, te quedas con mi cama… - murmuró indignado – que tengas buenas noches Draco – dijo al cerrar la puerta tras de sí.


- Estoy perfecto – se quejó el rubio, mientras tomaba el café que le preparo el moreno

- ¿Tomaste tu poción?

- Crees que estaría bien si no lo hubiera echo

- Draco, debes dejar de beber

- No tengo un problema con el alcohol – reclamó indignado

- Pero…

- Es tu culpa y lo sabes… si dejarás de trabajar allí o por lo menos me dejarás usar magia para hechizar a todo aquel que quiera acercarse y no te guste, no tendría que consumir como descocido – reclamó

- Draco, es mi trabajo, se que quieres cuidarme pero mis reglas siempre fueron claras: nada de magia – respondió masajeándose las sienes, a veces el rubio ponía al límite su paciencia.

- Bueno… al menos hasta el lunes no tendré que beber – sonrió y luego siguió bebiendo su café

- Supongo… - había vuelto a recordar que en teoría estaba vendido como carne al mejor postor y ello no le causo ninguna gracia - ¿y ya que me compraste, haz planeado que hacer?

- ¿Tenía que planearlo? – se sorprendió

- No es como si fuera una cita, pero asumí que si me habías sacado de allí era porque me obligarías a hacer algo…

- Pues no, solo quería evitar que ese viejo mañoso que te observaba no te fuera a raptar – respondió como si fuese lo más obvio del mundo – eres libre hasta el lunes… te recomendaría que salieras a despejarte, y quien sabe y encuentres otro trabajo…

- Draco…

- Ok, no dije nada – decidió no darle mayor pelea, ya habían hablado de ello muchas veces y era claro que el moreno no estaba dispuesto a cooperar

- ¿Y tú que harás? – después de todo si no tenía planes para él, por lo menos debía tenerlos para sí mismo

- Trabajo, ya sabes… administrar los negocios de mi padre – respondió tranquilo – lo que me recuerda – observo el reloj de oro que tenía en la muñeca – que ya estoy retrasado, tengo una reunión en dos horas y aún debo ir a cambiarme – dejo su taza sobre la mesa, tomo una tostada y agrego – que tengas unas buenas vacaciones Potter – sonrió mientras tomaba su gabardina y se dirigía a la salida

- Draco… - le llamó al tiempo que consideraba las circunstancias - ¿quieres ir a caminar al rato? - ¿qué clase de pregunta era esa?

- ¿A caminar? – repitió extrañado

- Ya sabes… andar un poco, es que la verdad… - se mordió el labio dubitativo – no he tenido tiempo de recorrer Londres, y bueno supongo que es un buen momento – sonrió inocentemente

- Llevas viviendo aquí más de seis meses y aún no conoces bien Londres – no pudo evitar mostrar el rostro lleno de sorpresa, pero al notar que el moreno empezaba a mirarlo medio ofendido, agregó – será un placer perderme con Potter en el mundo muggle – sonrió burlonamente, y antes que Harry le rebatiera, agregó – nos vemos más tarde – y salió rápidamente

- Draco Malfoy… si serás… - le habló al aire, pues su amigo ya había desaparecido


- Granger – hizo un leve inclinación con la cabeza, intentando sonar lo más educado posible – Wesley – agregó con menos cortesía

- Malfoy – respondió el pelirrojo, casi escupiendo cada letra - ¿cómo está?

- Insiste en no dejar su trabajo – respondió intentando sonar lo menos hiriente posible – le compré algo de tiempo para que pueda relajarse, claro que ahora parece que me odia por eso.

- Pobre Harry – susurró la castaña – aún no lo supera

- Es verdad… no ha mencionado a McCollen en días, pero estoy seguro que aún lo extraña – él también se sentía preocupado, era cierto que había pasado más de un año desde que el australiano fuera asesinado frente a los ojos del moreno, y si bien a estas alturas el moreno ya debería haber buscado rehacer su vida, él mejor que nadie sabía que Potter seguía estancado, su vena gryffindor no daba señales de reaparecer, había renunciado a la magia argumentando que por su culpa había perdido a quién más había amado e incluso había aceptado ese trabajo de mierda en el cual lo ofertaban sin reparamiento.

- Hay un problema – el pelirrojo sacó de sus pensamientos al rubio, que al instante le dirigió una mirada llena de sorpresa – el doctor Carter, su abogado, me ha dicho que ya no puede esperar más a que vuelva, por lo que quiere una audiencia mañana a primera hora con él, quiere leer el testamento

- Se derrumbará – la castaña estaba a punto de echarse a llorar

- Él es fuerte – declaro solemnemente el rubio

- ¿Estás seguro que podrá con esto? – inquirió el pelirrojo

- Si ustedes también están, si – respondió – él necesita rodearse de personas que lo quieran de verdad

- ¿Cómo tú? – lo dijo casi con burla el Weasley

- No – respondió, pero su rostro denotaba que se había tensionado de pronto – ya les he dicho que yo si lo quise, y lo quiero, pero…él eligió y yo no planeo aprovecharme de que ahora McCollen ya no este, solo lo cuidare hasta que esté completamente restablecido, es libre de hacer su vida como le plazca.

- Draco… - por primera vez la castaña lo había llamado por su nombre desde que se conocieran – no me interesa tus planes, o sus estúpidos rencores de Ronald – volvió a ver al susodicho con una mirada casi gélida – lo único que quiero es que él sea feliz, y si eso implica que sea contigo, yo lo apoyaré – sentenció mirando fijamente al rubio

- Pero Herm… - iba a protestar el pelirrojo, pero ante la fría mirada que le lanzo Granger no dijo nada más

- Ron, ya lo hablamos – fue todo lo que dijo

- Granger, me sorprendes – respondió Malfoy – pero créeme yo no soy su tipo, él debe sanarse…no sé si eso ocurrirá pronto, pero cuando lo haga me aseguraré que encuentre la felicidad, a mí también me interesa ello – respondió tranquilo

La conversación continúo sin mayor trascendencia, y cuando hubieron acabado Draco salió de Grimmuld Place rumbo a ver a Harry.


- ¿Listo? – preguntó el rubio mirando a un sonriente moreno que lo esperaba sentado en medio de la sala.

- Sí

- Harry… - dudó un momento

- ¿Dime?

- Hay algo que debo decirte, es importante…tú decide… ¿quieres saberlo ahora o después?

- Draco, si me dices que es importante, obviamente quiero saberlo ahora – rodó los ojos

- Es sobre McCollen – respondió intentando sonar tranquilo

- ¿Steve? ¿Qué hay con él? – cada que escuchaba su nombre los ojos empezaban a llenarse de lagrimas y esa no podía ser la excepción - ¿qué ha pasado? – pregunto con desesperación

- Su testamento

- ¿No lo habían leído ya?

- Hay una clausula que él pidió explícitamente que se cumpliera – respondió intentando reprimirse las ganas de abrazar a ese moreno que con cada segundo parecía que se derrumbaría sobre el sofá

- ¿Qué clausula? - demandó

- Que no se leyera sino estabas presente

Harry Potter sintió que la garganta se le hacía un nudo. Él siempre había sabido de la existencia de ese testamento, no era un gran secreto que cuando ingresabas a trabajar como auror te exigían hagas un testamento, era como un medio de seguridad ya que si te pasaba algo en el campo, podías estar seguro que lo que poseyeras se quedara con los que amas y no en manos del ministerio que luego lo subastaría sin mayor consideración.

- ¿Cuándo? – pregunto aún temeroso, después de todo la lectura del testamento implicaba que oficialmente él no volvería, aunque él ya sabía que donde estaba Steve, era asegurado que no regresaría, la lectura del testamento era como el símbolo que cerraba todo un ciclo.

- Mañana a primera hora

No podía seguir escondiéndose de esa verdad, después de todo él era bastante consiente que había estado evitando la situación y sabía que por ley mágica si el testamento no era leído a más tardar catorce meses después de que el titular muriera, pues sencillamente el ministerio se quedaba con todo. Y eso, él no lo permitiría.

- ¿Vendrás conmigo? – le pregunto ansioso

- Si eso quieres, estaré ahí – respondió intentando darle ánimos – y Granger y Wealey también si así lo deseas

- ¿Veré a mis amigos? – preguntó con una gran sonrisa

- Claro que sí, después de todo crees que la comadreja va a querer dejarte solo conmigo – intentó relajar la situación – ya sabes cómo le "agrado" mucho… - al ver que el moreno sonreía continuo – pero es que la verdad ese tinte que utiliza es demasiado barato y no lo tolero…

- Es pelirrojo natural – rio con ganas

- Eso te hace creer Potter…yo tengo una teoría…

- ¡Por Merlín Draco, cierra el pico y vamos por Londres!


Habían recorrido muchos lugares, e incluso se habían dado el gusto de ingresar al famoso museo de Londres que de aburrido a los ojos de Harry no había tenido nada. Incluso Draco había tenido que admitir que para ser muggles habían tenido bastante buen gusto en cuanto a la combinación de colores, claro que nada que él no pudiera superar con creces…

Finalmente habían terminado en un pequeño cafetín, donde realizaban Art Latte y Harry no había podido evitar pedir le dibujarán un león en su café.

- No puedes dejar tu león interno fuera ¿verdad? – apunto Draco acusadoramente

- No me importa lo que digas Malfoy, apuesto lo que quieras a que si tu orgullo no fuera más grande que tú, hubieras pedido una serpiente en el tuyo – el moreno volvía a su antiguo sarcasmo de colegio

- ¿En serio? – alzo una ceja divertido

- En serio – puntualizo - ¿o qué hubieses pedido?

- Nada, a mi esas cosas no me llaman la atención en lo más mínimo – respondió restándole importancia

- No te creo – respondió el moreno mientras empezaba a beber su café

- Que te den Potter – respondió indignado

Harry se rió ante el comentario, pero siguió bebiendo, mientras el rubio partía su tostada.

- ¿Has escuchado a The Human League? – preguntó interesado el Gryffindor

- ¿Son una banda o algo así? – respondió con interés

- Sí, son mugless…

- Ahí está tu respuesta, yo solo escucho música clásica y mágica – señalo el rubio con total serenidad

- Bueno en ese caso te la haré oír

- ¿Y eso porqué?

- Hay una canción que me gusta mucho

- Osea porqué a ti te gusta una de sus canciones ¿yo debo sufrir las consecuencias?

- ¡Oh vamos Draco! Coopera un poco ¿sí?

- ¿Qué canción? – le encantaba complacerlo y esta no sería la excepción

- Don't you want me

- Te gusta una canción qué se titula: "no me quieres", entiendes lo contradictorio ¿verdad?

- Primero escucha ¿sí? – ante el silencio de su compañero continuo – habla sobre dos personas, chico y chica, él está enamorado de ella y ella trabaja de camarera en una coctelería, él le ayudo a progresar y creo que a ella se le "subieron los humos" así que él intentan hacerla entrar en razón y le dice que recuerde que por él es por quien ella está ahora en esa posición – el rubio iba a interrumpirlo, había abierto la boca pero parecía que lo hubiera reconsiderado y no dijo nada más, por lo que el ojiverde continuo – él le cuestiona sobre si ella no lo quiere, porque él cree que si. Finalmente ella le dice que todo lo que vivieron fue una mentira, como que lo utilizo y que no lo ama, pero él insiste en que no le cree, por ello el don't you want me – culmino con su relato - ¿qué opinas?

- Qué canción más bella y con mejor letra no habías podido encontrar – respondió con un claro tono de sarcasmo – Potter te das cuenta que es la canción más despechada del mundo ¿cierto?

- Sí, pero me gusta, porque él no se rinde

- Pero si le está diciendo que él la creó… ¿no será puro interés?

- No, yo creo que es amor, pero en su desesperación él dice cosas que realmente no siente

- Entonces… ¿para ti es la mejor canción del mundo?

- Pongámoslo así: qué pensarías si yo te dijera, Draco ya no tienes que cuidarme, no te necesito yo puedo solo, porque sé que lograré salir adelante contigo o sin ti – lo miro serio y directamente a los ojos

- Te diría que estás loco si planeas con eso ahuyentarme, porque igual estaré ahí cuidándote porque soy tu amigo y me preocupo por ti

- Pero yo no te necesito

- Me vale lo que pienses, estaré ahí. Además si no me necesitarás, no estaríamos aquí tomando un café

- Ahí lo tienes

- No comprendo

- No te rendiste, esta canción me gusta porque me hace pensar en ti – el rubio no pudo evitar sonrojarse. No podía pensar en algún sarcasmo para rebatir, por lo que desvió la mirada.

- Hace frío afuera – murmuro

- Tienes razón, será mejor acabar rápido y volver a casa – puntualizo el moreno alegremente.

Don't

Don't you want me?

You know I don't believe it when you say that you don't need me

 

Notas finales:

Hace mucho que no escribo así que espero el fic este siendo de su agrado.

Debí haber hecho esta aclaración al inicio pero la verdad es que me concentro tanto en la historia que olvido a veces decir cosas importantes.

Los personajes de Harry Potter no me pertenecen, corresponden a J.K Rowling.

El único personaje (hasta ahora) que me pertenece es Steve McCollen.

Las canciones corresponden a sus respectivos creadores, yo solo las tomo prestadas para crear este universo.

No gano nada con mis escritos, solo la auto satisfacción de compartir mis propias historias.

Espero de verdad saber que opinan sobre la historia, ya saben que todo escritor de fan fics desea leer reviews (y por montones)

Que tengan un hermoso y mágico día.

Hitomi - Chan


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