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Lolita por Kuran Mikaode

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Notas del capitulo:

Hola, llevó más de un mes sin aparecer.

Juro que iba a actulizar dos semanas depues de la ultima actulización, tengo a Okajara Chan como testigo. Pero, mi papá me inscribió a un concurso de proyectos. Estube muy ocupada en el y no logré escribir más de dos paginas. Iba a dejar un cap en el que advertiría que no actulizaria hasta el 21 de Agosto, pero esperra tanto para un cap corto y simple sería una ofensa así que lo deje ser. ¿Por qué no actuzlicé el 21? Por el pinche proyecto, estuve tan liada que no seguí mi estricto orden de estudio así que en estás semanas he dormido poco porque estoy liada de parciales. Pero en fin, si busco dos horas cada día o un día a la semana para dedicarme a escibir, puedo cumplir las fechas, así que quizás con está nueva forma pueda no atrasarme.

Pero bueno :D No pueden simplemente dejar de quererme, soy I R R E S I S T I B L E *O*

 

Me he dado cuanta que por lo menos desde el cap diez pongo de titulo el nombre de la canción que estoy escuchando cuando empiezo a escribir, La verdad el titulo siemre ha sido lo que más me cuesta y nunca empiezo un cap sin el titulo primero.

Capítulo doce.

Hallelujah

 

Su voz centelló en su garganta con la fuerza de poderoso rugido provocándole la equivoca sensación de sus cuerdas vocales rasgándose. No era una canción religiosa, pero era lo suficientemente cristiana como para lacerar en el amor que aún le guardaba. Sus manos se movían con suave presteza sobre las teclas del piano deleitándolo con el dulce sonido de la tonada. Había practicado silenciosamente durante cuatro horas temiendo a la desilusión de hacerlo mal. Era su primer intento y estaba complacido, había errado un par de veces en las notas y en la velocidad de la tonada pero había conseguido corregirse casi al instante así que no le dio importancia. Confundió la letra. Bufó y estrelló sus dedos contra las teclas.

Suspiró para serenarse y volvió a empezar. Suave. Calmado.

«Un secreto acorde que existió

Que el rey  David solía tocar,

Y que satisfacía al Señor.

Pero tú realmente

No le das mucha importancia a la música, ¿verdad?

Su temple apacible contradecía cada una de las imágenes y los pensamientos que evocaba su mente. Recuerdos de disimuladas caricias y primeros besos resonaban como un eco en el vacío de su sentimentalismo. Los versos eran recitados por su boca autómata como quien canta una canción de cuna. La sutileza del silencio reforzaba la emoción que se había impregnado a fuerza en su voz.

»Quizá haya un dios o quizás no

Y lo que aprendí sobre el amor,

No sea más que torpe, sucia envidia.

No es como oír a alguien gritar,

No es como oír la luz cantar.

Un beso frío como un aleluya.

Roces frenéticos. Lenguas enrollándose, recorriendo, acariciando. Sus angustiosos gemidos y las suaves palabras de amor de Minato se enrollaban en su mente confundiéndole el hilo de la canción, podían sentir sus manos recorriendo su cuerpo y su cuerpo ardiendo afiebrado de deseo. Recordaba exactamente cuántas veces hicieron el amor e incluso podía evocar fiel recuerdo de aquellas veintisiete ocasiones.

»Hice lo mejor posible, no fue mucho.

No podía sentir, así que intenté tocar.

Dije la verdad, no mentí.

Y aún así todo salió mal.

Permaneceré ante la oración del Señor,

Sin nada en mi lengua más que el aleluya.

Lo amaba, sí. Pero mientras él no hacía más que lamentarse, Minato se regocijaba de mil más una manera con su hermosa esposa y, ciertamente, se sentía estúpido, él no era así. Estaba ahí, sentado sobre sus manos, sintiéndose triste y desdichado, mientras que la vida seguía con el mismo esplendor de los días bien vividos, pero, incluso el amor debe de tener fecha de caducidad y aunque el suyo aún no la había alcanzado, no quería permanecer sentado en la oscuridad de sus sentimientos, obsesionado y deprimido al mismo tiempo.

No había más que hacer. No había algo que salvar. Dejó que el sonido envolvente del piano arrullara aquellas últimas palabras mientras que su alma se desplegaba sobre cuerpo como cuando se mancha una hoja en blanco con un chorro de tinta, saboreó la libertad, y, a fuerza de voluntad replegó su ser tatuándose esa canción como el ancla que retendría los funestos sentimientos que le atañían al hombre.  Lo único que le quedaba era esperar que el tiempo diera su veredicto.

»Aleluya… Aleluya… Aleluya»

—Es una canción muy bonita —Sasuke saltó sobre el taburete al escuchar la voz de su padre. Desde que había llegado el lunes, Fugaku no había salido de casa, casi como si quisiera asegurarles que todo estaba bien. Sasuke asintió dándose la vuelta para verlo de frente—. ¿La aprendiste tú solo? Nunca antes la había escuchado.

—La aprendí hoy —dijo algo taciturno, su mente aún era un revuelo de recuerdos y el vacío que le provocaba el querer olvidar a Minato lo desosegaba.

Fugaku se sentó al lado de Sasuke acariciando la superficie del piano, el piano que solía tocar su esposa y que ahora era su pequeño hijo quien le daba vida.

—¿Quieres ir a comer a fuera? —le preguntó su padre y Sasuke pensó que trataba de darle ánimos así que, aunque no quería, aceptó—. Ya es tiempo de que te consigamos otra mascota —Fugaku se puso de pie y muy a su pesar Sasuke sonrió. Su padre ciertamente le estaba consolando, pero con él no pudo molestarse por tratarlo como cuando era un niño.

Subió a su habitación a cambiarse de ropa aunque no tenía ánimos para pensar en que ponerse, se quedaría así si el largo de su vestido no le resultara incluso a él indecente. Se sentó sobre su cama y dejó que por su mente corrieran todo tipo de pensamientos, pero, había un patrón que se hacía cada vez más y más notorio y consecutivo. Se levantó y caminó hacia su armario, se había decidido a olvidar a Minato pero era más fácil decirlo que hacerlo cuando no puedes tener total potestad sobre el hecho. Se resolvió a colocarse un short para simular que el vestido era una blusa, tomó su celular, las gafas de sol y bajó las escaleras. No quería una nueva mascota, requerían mucho cuidado y tiempo, además a Sasuke no le gustaba encariñarse, pero, por otro lado, necesitaba a alguien que lo necesitara.

Cuando llegó al gekan se encontró no sólo con su papá poniéndose los zapatos, sino que también estaba Umiko-obasan e Itachi. Tomó un par de sandalias cerradas, abrochándoselas con premurosa dedicación para no decirle a su abuela y hermano que no necesitaba que se colaran a su viaje al hogar de animales. Salieron de la casa y lo dejaron que se sentara en el copiloto. Se sentía extraño e incómodo, si bien había terminado con el primer novio serio –entre comillas y por llamarlo de esa forma- pero no se iba a romper ni necesitaba que estuvieran todos al pendiente de él por si decidía cometer una locura.

El hogar de animales era algo así como equivalente a la cocina de su casa, era uno de los pocos lugares a los que iban todos juntos como familia. La primera vez fue para adoptar el hámster de Itachi; luego el cuervo de Itachi, que estuvo tan sólo una semana en su casa, dado que su papá lo consideraba, además de extraño, peligroso; la siguiente vez, Sasuke imitó a su hermano y adoptó un halcón al que llamó Gran Haku. Dejó salir un suspiro de agrado al sentir el aire frío del lugar cubrir su cuerpo, todo parecía seguir igual, hacía ocho meses que habían ido a adoptar a Bola de Nieve y un lugar tan intrascendental como ese no tenía mucho en que cambiar.

Se paseó por las jaulas sintiendo pesar por aquellos animales, en sus rostros se marcaba la depresión del cautiverio junto a la esperanza que brillaba en sus ojos cuando lo veían pasar frente a ellos. No le gustaban los animales que se debían de mantener encerrados, por eso había dejado ir a Gran Haku, no soportaba testificar diariamente su encierro.

—¿Ya sabes que tipo de animal quieres? —la pregunta vino de su costado de una voz que no supo reconocer.

Supuso que se trataba de uno de los dependientes del lugar por lo que se giró con la intención de decirle que cualquiera que no fuera un gato ni un perro estaba bien para él. Se paralizó completamente dejando su boca ligera mente abierta mientras sus manos tanteaban el aire bajo sus palmas como si estuvieran buscando algo, su respiración se apesumbró y sus ojos se dilataron.

—Itachi —gimió mientras buscaba a su hermano con la mirada. Lo halló, pero su hermano estaba muy concentrado observando como su papá trataba de hacer que un viejo sabueso se sentara, a Fugaku le gustaban mucho los perros, pero nunca se había atrevido a tener uno por falta de tiempo y, además, sabía que a sus hijos no les caían mucho en gracia los canes.

—¡No tengas miedo! —dijo el muchacho, el muchacho de fríos ojos grises perlados que, aunque se mostraba sumamente avergonzado, no dejaba de mirarle fijamente con sus extraños ojos. El chico hizo una inclinada reverencia— Lamento haberte dado una mala impresión.

Sasuke relajó un poco su postura, pero aún tenso, se alejó dos pasos hacia atrás y asintió.

—Tan sólo no te me acerques tanto —hubo un pequeño alborotó, al parecer su padre lo había logrado y su abuela se había puesto un poco euforica.

El chico asintió y a su vez dio un paso hacia atrás.

—Lo siento —se inclinó nuevamente—. Eres una persona muy hermosa y no puedo evitar mirarte. Además estoy muy feliz de haber podido verte de nuevo.

Sasuke se acarició un brazo bastante incómodo. No es que no le hubieran elogiado antes, pero ese chico tenía algo que le ponía los vellos en punta.

—Por favor deja de disculaparte —le dijo formal.

—Gracias… —hizo una pausa para el nombre pero Sasuke no se lo dio—. Mi nombre es Hyuuga Neji.

Sasuke maldijó en su mente los modales japoneses mientras inclinaba su cabeza hacía adelante en una sutil reverencia.

—Soy Uchiha Sasuke, un placer conocerte Hyuuga-san.

Hyuuga sonrió y dio un asentimiento como si aprobara la actitud de Sasuke.

—El gusto ha sido mío —señaló con su cabeza las jaulas a su lado—. Ahora dejame ayudarte a escoger una mascota, por favor.

Fue una busqueda extenuante, se dio internamente por vencido un par de veces e incluso su padre y su hermano se habían unido a su busquedad y Umiko se había aburrido y había decido curiosear una tienda de bisuteria cercana.

Pero, finalmente, la encontró.

Desde su jaula de cristal una pequeña serpiente le miró con trabajosa fijeza, una mirada acuosa y ausente de parpadeo que parecía empaticamente decirle “sé cómo te sientes, porque yo me siento igual”. Sasuke sabía que aquello era imposible, los animales no tenían raciocinió, pero él lo sintió así y su corazón dio un estupido vuelvo de ternura y alegría.

—La quiero —dijo decidido mientras alternaba su mirada entre su padre y su hermano. Hyuuga había mantenido las distancias.

—¿Una serpiente? —preguntó extrañado su padre, y porque no, sin cierto asco.

Hyuuga se acercó a sacar la pequeña serpiente blanca de la jaula y se la tendió a Sasuke.

—Eso puede ser peligroso —apuntó Itachi sin despegar la vista del animal que se enrrollaba entorno al brazo de su hermano tratando de llegar a su cuello.

—¿Es venenosa? —le inquirió Fugaku al dependiente.

—Aún es muy pequeña y no le hemos quitados las glandulas viperinas —respondió algo apenado, Sasuke parecía entuciasmado con el viperino—. Pero puedes venir la próxima semana, seguro ya todo estará listo para que pueda ser adoptada sin riesgos.

Sasuke asintió hiptonizado por el movimiento ondulante del animal. Hyuuga apenas si le tocó la piel cuando quitó  la serpiente de su brazo y los condujo a recepción para que su padre llenara la solicitud de adopción. Se sentó en una banca y recorrió con sus ojos el lugar, al parecer si habían cambiado cosas en aquel lugar, nuevos carteles y uno que otro nuevo dependiente. Giró su rostró y comenzó a leer un gran cartel de estridentes colores en el que aparecía un perro parecido al de Naruto, parecía bastante reciente, le tomó una foto y se la envió a Naruto, iba a haber una caminata canina y tal vez el querría llevar a Kurama, también se la envió a Haku, porque, bueno, tal vez a él le gustaría verla.

Fueron a un restaurante de sushi, porque así Sasuke lo pidió. La comida fue tranquila y amena, Sasuke ni siquiera sabía que podían hablar de casi de cualquier cosa entre ellos, lo disfrutó fue tan placentero que se sintió realmente él mismo, como si su alma sobrepasara la restricción de su cuerpo y se mostrara al mundo. Libre. Etereo.

Se sorprendió al notar que su abuela ya no le resultaba molesta, había aprendido a entenderla y comprendió que detrás de todo lo que hacía no se escondian mlas intenciones. Es más, incluso notó lo mucho que Umiko les quería.

 

*

 

El domingo llegó perezoso y sin premura. Había tenido un viernes agitado, Yahiko había insitido en que retomara las clases de canto y piano y, además, se había mostrado entusiasta al querer ser él quien le enseñara; Sasuke no tuvo problema con eso más allá de que cada vez que el hombre le tocaba su vientre se contraía de deseo y que le inquietaba saber que lo miraba atentamente a sus espaldas. Naruto le había preguntado si quería acomparlo a la caminata y él dijo que sí, igualmente, apenas lo supo, Haku mostró su infrenable interes por asistir.

El lugar estaba atiborrada de gente, habían gatos y perros por doquier, de todos los tamaños, colores y razas. Acompañó a Naruto a registrar a Kurama, a penas llevaban cinco minutos en el lugar y ya se sentía fatigado, el bullicio y el calor eran dos cosas que ciertamente odiaba y la combianación de estos sólo conseguía irritarlo. Se sentó en una banca mientras Naruto hablaba con una chica, a esperar a Haku. Tal vez había sido una mala idea acceder a ir, pero necesitaba estar ocupado para evitar pensar, necesitaba estar rodeado de gente para no poder escuchar sus pensamientos; se creía alguien listo, pero en eso del amor era bastante estupido.

Minato le había llamado la tarde anterior y le había pedido que se vieran en una cafeteria cercana al hospital, puesto que estaba de turno. Había dudado en asistir, pero a la final sus ganas de verlo y la curiosidad de lo que iba a decirle pudo más con raciocinio y su determinación de olvidarlo. Era injusto, demasiado injusto. Ojala todos pudieran ver el disfraz de coredero en el que sse escodia aquel depredador. Minato le había tomado la mano que reposaba sobre la mesa, la había acariciado con encantadora deboción y la besó en par de ocaciones. «Ya no somos amantes, pero sigo siendo la persona a quién tu padre le pidió que te ayudara con tus problemas» dijo y el cuerpo de Sasuke ardió en silenciosa colera, no apartó su mano, se limitó a fijar sus ojos en los del hombre al que decía amar. No dijo nada, emcambió Minato volvió a hablar «Puedes contar conmigo» le sonrió, «¿Para qué? » ahora fue su turno de hablar, se sentía confundido y, aunque no quisiera aceptarlo, la luz de la esperanza comenzaba a brillar timidamente en su pecho. Minato le besó una última vez la mano para dejarla en su lugar, lucía cansado y en parte apresurado,  ni siquiera había tocado el café que había pedido y no es que Sasuke hubiera hecho lo propio, pero sentía a Minato extraño, un poco menos brillante ante sus ojos. «Te extraño» le confesó con la voz apagada «, me gustaría por lo menos vert», Sasuke frunció los labios con disgusto «Pero yo no quiero verte a ti», encontró la valentia para mentir.

Aunque, en parte era cierto. No quería ver a Minato, seguramente, si no le veía, sería más fácil olvidarlo. «Lo entiendo» el corazón de Sasuke se estrujó tras esas palabras, Minato le regaló un amago de sonrisa y bajó la mirada. «¿Cómo va tu luna de miel? » tal vez, muy en el fondo, él sólo deseaba que Minato fuese feliz y si era así, se sentía conforme de por lo menos haber dejado atrás esa actitud egoísta.

—Se llama Católica —la voz dulce y cantarina de Haku lo sacó de su ensimismiento, el chico estaba junto a Naruto a escaso metro y medio de él, sosteniendo entre sus brazos una gran bola de pelos blancos que se hacía llamar conejo.

Haku estaba casi igual a como lo conoció, realmente el chico no había cambiado mucho, claro tenía mayor altura y fasiones más maduras, pero en esencia segía siendo el mismo niño que Sasuke conoció nueve años atrás. La ternura de un infata encarnaba en él como si se tratara de su segunda piel, llebava un pantalón de mesquilla remangado por debajo de las rodillas y una camisa roja a rayas blanca acompañado de aquel sombrero que cuya cupúla se desformaba en los extremos en dos orejas de oso, casi tan adorable como la alegre sonrisa que permanecía tatuada en su rostro.

Quizá Haku no era solamente suyo, pero era suyo y por ende, él, Sasuke, nunca estaría solo. De igual modo sucedía con su padre, su hermano, Hashirama y sus abuelos.

—¡Qué linda chica! —le sonrió Naruto mientras le acariciaba la cabeza al conejo y acaricaba los zapaticos rozas en sus pequeñas patas.

—No es hembra —rió Haku—, es un macho.

La expreción de Naruto fue todo un poema, llena de todo tipo de reacciones, desfigurando su semblante en una graciosa mueca.

—¡Todo lo tuyo es así! —chilló— Tú, tu conejo, Sasuke. Jo-der ¿en qué más me has engañado?

—Tranquilo rubio —se levantó y se acercó a ellos. El evento ya iba a comenzar, el recorrido empezaría en la estación Fujimo y terminaria en la playa—, es tu culpa por pensar con los ojos lo que se te da la gana.

Haku asintió y se dirigió a la chica con la que Naruto hablaba minutos antes, al parecer era la encargada del registro de los animales. Sasuke los miró fijamente mientras intercambiaban palabras, Haku estaba teniendo problemas porque, obviamente, Católica era un conejo. La muchacha se disculpaba continuamente ante la insistencía de Haku y se excusó para llamar a uno de los encargados.

—¿Por qué trajiste a un conejo a una caminata canina? —Sasuke levantó la ceja izquierda, como si con aquel movimiento repitiera la pregunta de Naruto.

—Es una caminata canina en la que han admitido gatos, ¿no es cierto?, por lo cual no es exclusivamente para perros —respondió el chico elocuente—. Aparte de eso, Católica está muy gordo, necesita hacer ejercicio.

Sasuke asintió, era un conejo obeso en realidad, parecía una bola blanca que en vez de saltos daba pequeños tumbos de cuando en cuando.

—No deberías darle tanta comida —señaló con obviedad.

Haku hizo un mohiín desconsolado y le miró mal.

—¡Pero si él me la pide! —tendió el conejo hacía Sasuke— No puedo decirle que no a esa cara.

—Estás siendo irresponsable —le riñió—. Esa pobre cosa ni siquiera puede moverse bien.

—Pero… —quiso objetar.

—La panza se le arrastra en el suelo —le cortó.

No había sido solamente el hecho de que Sasuke le pudo mirar desde el frente, incluso si hubiese estado de espaldas hubiera reconocido aquella fría sensación que le helaba el cuerpo cada vez que Hyuuga le miraba fijamente. Le pertubaba, le causaba pánico y en respuesta su psiquis se desintegraba ante el gelido color de sus ojos. Sasuke no sabía porque se sentía así y, prefería asociarlo con el hecho de que temía que Hyuuga divulgara aquello que su imprudencía le impulsó a revelarle.

—Neji-senpai —exclamó Haku con alegría. Naruto lo saludó de forma más informal pero con el mismo deje de familiaridad, Sasuke no pudo más que sentirse raro. Hyuuga, luego de saludar a sus conocidos le dedicó una languida mirada a Sasuke, mirada que no sabía como interpretar porque parecía tan limpia e inocua como el color de sus ojos.

—Sasuke-chan —le saludó con amabilidad, su boca curvó una pequeña sonrisa amable, pero sus ojos, que aún seguían inyectados en su persona, no sonreían.

Inconscientemente se aferró al brazo de Naruto y sin hacer reverencía alguna le correspondió al saludo mientras agradecía que Haku, bastante afanado, se tomará la conversación. Hyuuga lo escuchó tranquilo con su sonrisa vacía osilando en su rostro, con su porte erguído y sus modos que insitavan la confianza. Cuando Haku terminó de hablar Hyuuga soltó una pequeña risita y le alborotó el cabello.

—No veo ningun problema —dijo y Haku palmeó su victoria—, pero no te molestaría hacerme un favor ¿no es cierto? —agregó con su voz suave y profunda que por un momento hizo que Sasuke se destensara. Le hizo un ademán a Haku para que se acercará y le musito al oído:— ¿Puedes conseguirme una cita con tu amiga?

Haku se apartó risueño y miró suspiscasmente a Sasuke y asintió.

—Agregá un par de dulces y dalo por hecho.

Hyuuga sonrió -está vez sus ojos lograron coordinarse con sus labios- y asintió satisfecho.

—Un gusto haberlos visto —dijo a modo de despedida.

 

*

 

El camino fue largo pero no le resulto extenuante y mucho menos agobiante. Estar con personas tan entusiastas como Haku y Naruto le desconcentraba de sus pesares y, de cierta forma, le alegraba el día. A las tres de la tarde llegaron a su destino, habían caminado alrededor de la línea del tren hasta llegar a la playa, sudoroso y en aras de descansar Sasuke dejó caer su cuerpo en la arena y, bajo el sol candecente de aquella tarde, se preguntó que hubiese sucedido si hubiera respondido de manera diferente ante el “te extraño” de Minato, ¿qué tal si hubiera dicho algo como un “yo también”? ¿Se hubieran besado? Y más importante aún ¿se habrían reconciliado? Sasuke aún no comprendía que era lo que Minato esperaba de su reunión la tarde anterior.

Sentando en la playa, con las piernas de Naruto rodeandolo por los costados, no podía dejar de pensar en Minato.

—¡Sasuke! —chilló Naruto en su oído tratando de captar su atención.

Espabiló los ojos y giró el rostro ligeramente para ver a Naruto, no había notado, hasta que sus ojos se encontraron, lo comprometedora que podía resultar ante los ojos incautos aquella posición.

—Disculpa —carraspeó un poco, su voz había sonado inusualmente débil—, ¿me decías?

Naruto ensanchó una sonrisa y continuó hablandole con entusiasmo de sus amigos; ha Sasuke no podía interesarle menos aquel tópico, pero se había decidido a no callar el monologo de Naruto por el hecho de que él mismo no quería hablar.

—Entonces en el recreo Haku y Kiba se casaron —Naruto rió con fuerza aturdiendole el oído y luego suspiró—, nunca nadie se escandalizó cuando Haku se casó con un hombre mayor —su voz tomó matices complices—, lo venía haciendo desde el kinder.

—El creció en una casa de geishas rodeado por mujeres, naturalmente cuando era un niño se sintió una de ellas.

—No estoy criticando nada, sólo creí que si hablaba de él dearías de andar tan distraido.

Naruto bufó y tomó el tobillo de la pierna que Sasuke tenía doblada cerca a sus caderas y lo giró para que le diera la cara.

—No pienses en él —murmuró Naruto mirandole intensamente a los ojos—, yo estoy contigo —le dijo. Pero algo en el corazón de Sasuke le hizo darle otro significado a esas palabras.

Iba a decir algo, algo que tal vez terminaría con sus labios unidos y la mente de Sasuke demasiado ocupada en pensar en el hijo para pensar en el padre. La mirada de Neji fue mucho más rápida y le heló la sangre, dedujo que le miraba desde atrás porque sentía aquella harrible presión en la nuca.

—Estoy tratando de olvidarlo —le dijo Sasuke un poco intimidado. No sabía porque la mirada de Neji le intimidaba, pero sentía que en su presencía debía andarse con cuidado. Tratando de no parecer brusco, desenlazó sus piernas de las de Naruto y, siendo consciente de que la mirada de Neji seguía fija en él, dejó que su trasero se rozara en la cadera de Naruto, se sentó a su lado— ¿Crees qué suceda pronto?

—No lo sé.

—Me da miedo amarlo para siempre.

Naruto miró hacia el frente y le hizo una seña a Neji que seguía mirando a mi dirección.

—Puede ser —dejó salir como un silbido—, pero también puede que ames más a otro hombre o mujer, contigo no se sabe.

Sasuke sonrió algo más relajado.

—Por ahora hombre.

—Venga Sasuke —Naruto se le pegó al cuerpo y le miró eternamente sugestivo—. Tú y esa chicha de tu escuela —Naruto introdujo su dedo índice en un circulo que formó con el índice y el pulgar de su otra mano. Sasuke frunció el ceño y manoteó aquel vulgar gesto provocando carcajadas en Naruto que parecía encantado con su reacción— ¿De qué te averguenzas? Parecías muy ufano cuando me presumias como a mi papá le gustaba abrirte de piernas.

Sasuke frunció los labios y se acomdó un mechon de pelo aunque no era necesario, el cabello de Sasuke siempre estaba organizado aunque rara vez éste desidía peinarlo.

—Tú y tu novia ya… —Sasuke dejó las palabras en el aire mientras hacía un gesto vago con la mano.

—No…

Sasuke sonrió con crueldad antes de preguntar:

—¿Por qué no?

—Porque no, Sasuke. Hay chicas así eso es todo.

—Bien.

Naruto pasó su brazo por los hombros de Sasuke y pusó su cabeza sobre su pecho. Sabía que el chico se había disgustado, a Sasuke le gustaba que lo complacieran, aún más cuando se trataba de su curiosidad.

—Te contaré si cantas la canción de mi alma.

—No seas rídiculo.

—Vamos, seguro conoces Let her go.

—¿La canción de tu alma es Let her go? —preguntó extrañado y un tanto confundido, se esperaba de Naruto algo más estridente.

—Claro que no —rió—, pero no te imagino cantando Happy o ninguna canción alegre.

—¿Por qué? —Sasuke rápidamente se volvió a su actitud defensiva, donde sus palabras eran como gorgoteos de veneno— ¿Crees qué no soy feliz?

Naruto se llevó una mano al puente de la nariz y se lo masajeó en un intento de calmar sus impulsos de solplarle a Sasuke arena en la cara.

—No, sólo no es tu estilo Sasuke —la voz de Naruto sonó más sería y severa de lo que pretendía, pero hacía casi un mes que conocía a Sasuke y esa forma de ser suya comenzaba a exasperarle.

—Que te den Naruto, no soy tu maldito Ipod.

Naruto frunció el ceño sintiendose, con su razón, disgustado. Que le dieran a Sasuke y su maldita forma de ser.

—Joder contigo Uchiha.

Y así nada más terminaron disgustados el uno con el otro, sólo que esta vez no hubo una ferrea discusión ni una intensa lucha de voluntandes, sólo un silencio amargo mientras que trataban de fortalecer su orgullo y no hablarse. Haku, quien había estado jugando con unos niños de su vencindario, les lanzó una mirada extrañada al notar su distanciamiento, pero prefirió no hacer ningún comentarió.

 

***

 

—¡Me vendiste por un puto puñado de dulces! —no era lo común que Sasuke usara lenguaje soez. Pero no se arrepintió de su tono y sus palabras, aún cuando Haku le miraba de aquella forma desconsolada. No era para menos. Haku había le había canjeado con Hyuuga por unos cuantos dulces de colores y un permiso para Católica en la caminata, y aún cuando era consciente de que su amigo lo hizo pensando únicamente en su bien no podía evitar sentirse traicioda y vulnerado. El sólo pensar de que estaría a solas con Hyuuga le inquietaba, le aterrorizaba y lo llenaba de absurdas inseguridades.

Haku recompusó su gesto en una mueca dura que seguramente emulaba de Oka-san, dado que Sasuke recordaba aquella exprensión perpetuada en el rostro de la mujer.

—Callate Uchiha —le espetó con voz suave y sin despegar la mirada del camino, él era demasiado Haku como para enojarse con Sasuke—. Te arreglarás y saldrás a esa cita y punto.

Sasuke rumió algo entre dientes y salió del auto dando un portazo para abrir la puerta del asiento trasero sacar la jaula de vidrio en la que venía su nueva mascota y azotarla. Haku le había acompañado a recoger al refugio de animales a su pequeña serpiente sin nombre, hacía un año que el chico tenía licencia y casi nunca la había utilizado, todo iba normal hasta que, justo cuando ya se iban a marchar, Hyuuga, con su perpetua expresión serena, le pidió salir y de inmediato Haku dijo que sí mientras anotaba su dirección sobre uno de los carteles del lugar. No hacía falta sumar dos más dos para saber lo que pasaba. Haku, su mejor amigo, le había concretado con un hombre que por alguna razón desde el momento en que sus destinos se encontraron le había hecho temblar de pavor.

Entró por la puerta del comedor y subió las escaleras bastante frustrado. Hyuuga vendría por él a las seis, no había forma de esconderlo de su padre, su abuela y hermano. Bufó, se tiró sobre la cama y dejó la jaula a su lado, él no quería tener una cita, no cuando no había podido tener su última cita con Minato el jueves pasado, no cuando Mianto le había dicho que le extrañaba y mucho menos cuando aún podía sentir la tibidez de sus labios presionandose contra su mano. Y, pensando en todas la razones por la que no debería salir con Hyuuga Neji, se dio cuenta que eran justo las razones por las que debería salir con él. Naruto no sería su distractor sentimental por siempre y, si su amistad seguía madurando como venía haciendo, era mejor que dejara de utilizarlo.

Se paró frente el espejo y observó fijamente su reflejo mientras se quitaba la ropa. Con el tiempo sentiría la necesidad de salir con otros hombre e inmiscuirse en una relación, Hyuuga sabía que era hombre, por lo que eventualmente no tendría que explicarle nada ni temer su rechazo «Ahora me gustas más» le había dicho cuando fue imprudente con sus palabras aquella tarde en el metro y eso, sinceramente, le daba puntos sobre cualquier otro hombre que no fuera parte de su familia o Hashirama o Haku o Naruto e incluso Minato. Una vez completamente desnudo ladeó su rostro analizando su cuerpo, Kakashi le había dicho que le gustaba su cuerpo, quizás habrían otros hombres a los que también les gustara su cuerpo androgino así que no debería someterse a los terribles ojos grises de Hyuuga si lo que quería era tener una relación –lo cual en ese momento no deseaba-.

Encogiendose de hombros caminó al baño para ducharse, no le gustaba pasearse desnudo incluso en la privacidad de su cuarto. Tomó una ducha rápida y, a diferencia de cuando sabía que tendría un encuntro con Minato, no utilizó todos esos pontingues que su abuela mes a mes le compraba para hacerse sentir más agradable, para ponerlo en suaves términos. Aún así se pensó muy bien lo que iba a peinarse, no usaría ropas muy cortas ni llamativas porque lo menos que deseaba era darle a Hyuuga un mensaje equivocado. Sasuke simplemente dejaría que lo llevara a cenar, eso era todo.

Frunció el ceño y se dejó caer sobre la cama aún en ropa interior. No sabía que ponerse, toda su ropa le quedaba irremediablemente sexy. Estaba enojado con Haku, pero lo estaba mucho más consigo mismo por estar desperdiciando gran parte de su tiempo pensando en que ponerse para ir a una cita a la que definitivamente no quería ir. El simple hecho de pasar tiempo a solas con Hyuuga le aterrorizaba, ese hombre era extraño en muchos sentidos, con sus fríos ojos templados de pensamientos inescrutablas.

Tal vez se estaba apresurando, Minato le había buscado, le había dicho que le extrañaba. Tal vez empezaba a darse cuenta que él era mejor que su esposa, que le prefería y que sus problemas por fin podrían solucionarse. “Que iluso estoy siendo” dudaba realmente que Minato, el Minato que ahora sólo le pertenecía a Kushina-san, una mujer de verdad que le había dado un hijo y con la que había pasado la mayor parte de su vida, pudiera tan sólo pensar que él era remotamente mejor. Se acurrucó en la cama mientras dejaba salir un largo suspiro, con Minato o sin Minato sus temores e inseguridades seguían ahí y aún dolían, mucho. Se levantó de la cama dispuesto a hacer este hecho algo importante, sólo lo haría por que Haku lo había prometido y volvería a su casa, tomaría otra ducha y pensaría la forma de algún día cumplir sus torbidas fantasias con Yahiko.

Se desencantó por usar algo que bien podría haber usado cualquier día, unos short negros de tela ligera que sólo se ceñían a su cuerpo a la altura de su cintura y una blusa blanca sin mangas con el logo de AC/DC. Bajó a la sala de estar para asegurarse de estar cerca a la puerte cuando Hyuuga llegará y así nadie se enteraría que estaba saliendo con un chico, en especial su padre.

[Naruto, 17:30]

«Oye Sasuke

Que haras mañana?»

[Sasuke, 17:30]

«Tratar de conquistar el mundo nuevamente»

[Naruto, 17:30]

«Jajajjaaja

Si usas shorts de encaje tal vez logres conquistar la población masculina»

[Sasuke, 17:31]

«¿Qué significa eso? D:< ¡¿Acasa has estado fantaseando conmigo en cosrtisímos short de encaje?!»

[Naruto, 17:32]

«Negro para ser exactos»

[Sasuke, 17:32]

«Eres un pervertido, Uzumaki»

[Naruto, 17:32]

«Nop, estoy pasando por “esa edad”

No soy yo, son las hormonas :$ »

Sasuke viró los ojos, ese rubio era un idiota. Aún así no pudo evitar sonreir al imaginar a Naruto fantaseando con él, aún teniendo esa novio con voluptuosas curvas.

[Sasuke, 17:33]

«Como sea.

¿Qué quieres?»

[Naruto, 17:33]

«Puedo ir a tu casa mañana?

No quiero estar en la tarde en mi casa, vendran las amigas de mi mamá y es un verdadero dolor en culo»

[Sasuke, 17:35]

«¿Qué hay de tus amigos, señor popularidad?»

[Naruto, 17:35]

«Ya sabes, los costisimos short de encaje negro siempre ganan cualquier batalla ¬u¬»

[Sasuke, 17:36]

«¿Qué se supone que deba pensar de eso?»

[Naruto, 17:37]

«Solamente quería pasar la tarde contigo… Idiota :P»

[Sasuke, 17:37]

«*Inserte aquí un fuerte y sarcastico ¡Ja!*

¿Se supone que debería sentirme halagado?»

[Naruto, 17:38]

«Mas que halagado, es un honor lo que te estoy otorgando»

[Sasuke, 17:40]

«Entonces buscaré en mi closet short de encaje negro»

[Naruto, 17:40]

«Genial, nos vemos mañana :DDD»

Ni de coña le dería gusto a Naruto, para empezar él ni siquiera tenía shorts de encaje. Pero era más fácil seguirle la corriente con lo obstinado que era, seguramente el día de mañana Naruto ni siquiera notaría que estaba vistiendo.

 

*

 

Hyuuga llegó muy puntual, cuando el reloj marcó las 18:00 el chico sonó el timbre de la casa. Aún cuando tecnicamente salió corriendo, Itachi que acababa de bajar las escaleras llegó primero a la puerta, se tropezó con la ancha espalda de su hermano y consiguió asomarse por uno de sus brazos.

—Buenas noches, Uchiha-san —Hyuuga hizo una reverencía a Itachi y sonrio de forma amable, de esa forma extraña donde lo unico que se movía en su rostro eran sus labios—. Soy Hyuuga Neji del refugio para animales.

Itachi parecía un poco desubicado, sus ojos vacilaron antes de corresponder al saludo.

—Mucho gusto Hyuuga-kun, mi nombre es Uchiha Itachi —tomó la cabeza de Sasuke y la inclinó. Itachi ya tenía por constumbre hacer eso—. Ella es mi hermana Uchiha Sasuke —Itachi levantó la mirdada— ¿En qué podemos ayudarle?

—Vengo por Sasuke-chan.

—¿Disculpa? —ahora sí, Itachi dejó que la sorpresa y la duda envargaran su voz.

—Sasuke-chan y yo acordamos una cita para hoy —Neji miró a Sasuke un segundo y depués volvió su vista a Itachi—, ¿acaso no se los ha dicho? Me temo que incluso para ella ha sido muy repentino.

—Pasa por favor —Itachi le hizo una señal hacía el interior de la casa—, necesito hablar con mi hermana ¿no te molesta?

—Por supuesto que no —Sasuke estaba que vomitaba, su hermano era tan formal, Hyuuga también lo era, ellos dos juntos le provocarían un aneurixma—. ¿Se encuntra Uchiha-sama en casa? Me gustaría conocerlo antes de salir con su hija… saber si soy de su agrado.

Itachi le lanzó una sonrisa socarrona a Sasuke antes de asentir.

—Espera en la sala por favor, llamaré por él.

Caminó al despacho de su padre Itachi no dejó de reír parecía completamente divertido de que alguien como su hermano estuviera con alguien tan comedido como Hyuuga.

—¡Fagaku! —chilló Umiko-obasan cuando volvieron a la sala en compañía de su padre— ¡Es un chico tan encantador! —su abuela ciertamente exitada, tenía las manos juntas sobre su pecho y una gran sonrisa coronada por un rosa palido en sus mejillas.

Neji se levantó del sofá ante la presencia de su padre.

—Mucho gusto Uchiha-sama, soy Hyuuga Neji y he venido por su hija.

—Hyuuga, eh —su padre miró al chico de arriba abajo con una mirada fría y calculadora, lo que alertó a Sasuke de que se aproximaba un interrogatorio— ¿Cuántos años tienes?

—Dieciocho, señor, en marzo me garduaré de la preparatoria.

—Bien…

—Ya nos vamos —anunció Sasuke—, otro día pudes cuadrar una cita con Hyuuga-san para que se conozcan mejor.

Fugaku frunció el ceño pero no dijo nada.

 

*

 

Fueron al cine, luego a cenar. Algo demasiado predesible. Hyuuga le había pedido que le llamara Neji y, aunque Sasuke estaba renuente a ello, algo en su mirada cuando se negó lo paralizó y le obligó a ceder un poco, Neji le recordaba que era vulnerable. El chico también era amante a hablar de sí mismo, un egolatra en todo el sentido de la palabra, aunque lo acentuaba haciendo preguntas frecuentemente. No había sido agradable ni desagradable, pero realmente no tendría una relación con Neji, ni siquiera de amistad.

—Llegamos —susurró Neji aparcando el auto enfrente de su casa. Sasuke asintió sin motivación y salió del auto, Neji lo siguió y lo acompañó hasta la puerta—. Bueno, me ha gustado mucho salir contigo Sasuke —en un momento, a mitad de la noche, Neji comenzó a llmarlo simplemente por su nombre.

—Si, a mí también —se forzó a ser cortez y con un amago de manos indicó que iba a abrir la puerta.

—Me gustas mucho —dijo y lo besó, furgitivo y certero, Naji se separó de él antes de que pudiera por lo menos raccionar—. No encontraba valor para preguntartelo antes —dijo con una sonrisa, esa sonrisa en la que sus ojos también sonreían—. Nos vemos, Sasuke.

Notas finales:

Hola bebes~

No se si ha sido muy notorio lo mucho que ha cambiado la relación de Naru y Sasu >u< Pero en el proximo capitulo ya lo notaran más.

Este cap iba a ser el capitulo once, bueno, este y el trece. Pero si metía todo de un tacaso sería horrible. Asi que comenzaré a hacer capitulos más largos y llenos de contenido, porque estpy trabajando en muchas historias que solo publicaré cuando termine esta y parece queva para largo.

Por cierto, no me molesta para nada que me dejen esas jugosas y deliciosas cartas de amor como rev. Se me complica responder cuando las leo en un lugar donde no puedo dar respuesta inmediatamente y tengo que responder cuando ya olvidpe que decían. Pero me hacen muy feliz, mi mejor amigo dice que ustedes están enamorados de mí *=* 

Pueden contarme lo que sea, yo amo hablar, a veces me da pesar de la gente que habla conmigo pero así soy. Pueden contarme que estudían, sus materias favoritas, los profesores que odian, donde viven, si todos saben que aman el yaoi -cualquier presona que haya hablado más de 15 min conmigo lo sabe- no sé, echemen el chisme.

Para FuneralOfTheHumanity

Ya conseguí dejar un rev, fue vergonzoso y absurdo >//< dioses, como he sido tan tonta XD Les debo revs desde el cap 21 hasta el 31. Lamentablemente cuando empecé clases dejé de leer, este semestre es muy intenso y esa historia consigue embobarme mucho. Por el momento sólo sigo una historia yaoi, suelo leer mangas, muchos, todas las noches.


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