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Lolita por Kuran Mikaode

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Notas del capitulo:

Hola (>w<)/

Espero que hayan pensado que iba abandonado. Me pasaron tantas cosas que realmente pareciera que el universo conspiraba para que no subiera el capitulo.

En resumen, llegó mi hermana a presentarse a los examenes de universidad el día que publiqué el capítulo anterior  y a los dos días hubo una inundación en el pueblo de donde es mi familia, mi mamá vive al lado de la playa, os imaginas. Los daños eran terribles, parecían los jodidos canales de Venecia. Por suerte no hubo nada más que perdidas materiales, pero naturalmente nos metimos de lleno con eso de las donaciones.

Luego aspiré a una beca para estudiar inglés y escribí mi primer ensayo de admisión y si que me costó madres. Pero he sido admitida, yeii~ Luego los examenes finales y ya fui una persona feliz libre que podía escribir, me enfermé justo después de mi cumpleaños. Viajé a mi casa, empecé a escribir el capitulo y al otro día mi laptop murió. Pero aquí estoy.

Todo eso agregandole la agonía física y emocinal por la que he pasado después de mi cirugía, pero ya puedo caminar y casi soy una persona normal. Incluso ya puedo correr, es más, me gusta correr a todas partes :D

Les dedico este capítulo de todo corazón, por todo su apoyo y la ayuda emocional que me dieron aún cuando ni siquiera sabían por lo que yo estaba pasando. Besos y ronroneos.

Sin más, espero que disfruten este capitulo tanto como yo disfruté escribiendolo. Lo cual fue todo un desafió, tuve que cambiarle el nombre e incluso redireccionar la trama cuando iba justo a la mitad D:

Capítulo quince.

Algo más que amigos

Tenía que ser sincero consigo mismo y aceptar que aquello no le disgustaba. Era una parte de su realidad, algo que indudablemente hacía parte de él. Era el ambiente en el que se había descubierto a sí mismo.

Había pasado la mayor parte de su adolescencia lleno de temores. Se sabía cómo un caso atípico y aunque no aborrecía el serlo –puesto que era realmente la única forma de vivir que conocía- se pasó su pre-adolescencia y una parte de su adolescencia reprimido. Quería pasar desapercibido. Temía a lo que los demás pudieran pensar de él y, en un punto, comenzó a rehuir de la compañía. Pasó la secundaria con la pasividad de una persona resignada, no sabía cómo enfrentar sus temores y las personas a su alrededor hacían como si nada pasara, nunca nadie dijo nada. Los concejos de Hashirama se resumían a que debía tener confianza en sí mismo y, además, debía aprender a ser feliz en el papel que le tocó.

Cuando Shin le pidió ser su novia Sasuke dudó, no porque el chico le pareciera desagradable, sino porque temía que al pasar más tiempo juntos Shin notará que había algo raro en él; y ese no era precisamente el problema, temía que al notarlo le rechazara por quien realmente era, por su cuerpo. No obstante, Shin le dio su primer beso y, con ello, despertó su curiosidad. Haku era un año mayor, tenía catorce y las hormonas ya comenzaban a hacer estragos; pronto la cercana amistad que siempre habían mantenido y la confianza de haber estado juntos tantos años los llevó a curiosos y ansiosos acercamientos más íntimos.

Haku fue la primera persona en observar a detalle su cuerpo, con los ojos enfebrecidos por el deseo y con manos ansiosas acariciando insistentemente todo su cuerpo. Sasuke, tímido y acobardado por la vorágine de sensaciones tan nuevas y extrañas para él, notó algo en todo aquello que iba más allá del placer, en aquellos momentos se sentía distinto frente a sí mismo, respecto a su cuerpo. Porque esas enardecidas caricias significaban sólo una cosa, deseo. Un deseo que Sasuke transmutaba a aceptación. Era la única forma en la que Sasuke dejaba de temer al rechazo y se sentía seguro de sí mismo.

Inconscientemente, con el pasar del tiempo, Sasuke fue optando una actitud seductora atrayendo la atención de todos hacia su cuerpo, haciéndolos desearlo, construyendo así la base de su seguridad y autoconfianza. Empero, comenzó a sentirse como una muñeca, porque ni siquiera él sabía lo que tenía dentro.

Su vida cambió completamente cuando Suigetsu, en su segundo día como repentino estudiante de preparatoria, se le acercó diciéndole con la voz preñada de exaltada pasión que reconocía en él un espíritu libre, que no debía vivir a merced del mundo y de su causa. Fue entonces cuando Sasuke, con la ayuda de un nuevo par de amigos, tuvo el primer develamiento de sí mismo, como si su espíritu replegado en su interior, encerrado por sus inseguridades, por fin saliera a la superficie.

Por eso, aunque había jurado no volverse a juntar con los subnormales amigos de Juugo y Suigetsu, no podía negar que en medio de tanto vicio y libertinaje se sentía a gusto, como si de una u otra forma el dolor que siempre cargaba en su pecho se minimizara entre la desazón y los problemas que cada uno de ellos cargaba.

Llegaron a la playa cuando el cielo comenzaba a pintarse de un tenue color anaranjado. Suigetsu había estado todo el camino tocándole las piernas, mientras le contaba que había tenido un escandaloso sueño erótico con él; Sasuke simplemente rio ante los escambrosos detalles mientras Juugo permanecía estoico sentado detrás de ellos. No era la primera vez que Suigetsu le decía algo como aquello.

A Sasuke no le incomodaba aquel toqueteo, no le incomodaba que su amigo le confesara que de vez en cuando era el protagonista de sus fantasías, porque a Suigetsu le gustaba su cuerpo, y de cierta forma, lo aceptaba a él. Y esa era la verdadera razón por la que el día anterior incitó a Naruto a intimar con él. Era la única forma de la que podía sentir que Naruto realmente lo aceptaba tal cual era, de sentirse seguro consigo mismo.

En el fondo, Sasuke sabía que el rechazo de Naruto le hubiera dolido más que cualquier otro.

 

 

***

 

La playa estaba atiborrada de gente, pues no eran los únicos que se habían hecho a la idea de despedir las vacaciones de esa forma. Sasuke fue a cambiarse de ropa con la esperanza de observar a Haku y sus amigos por el camino. Se puso su traje y salida de baño sin temor a que se notara lo que no debía notarse, ya estaba tan acostumbrado a ello que pronto dejó de ser una preocupación.

Cuándo volvió la madera para la fogata ya había sido acomodada pero aún estaban buscando la forma más eficiente de encenderla. Buscó a sus amigos con la mirada, no encontró los dos metros y el cabello rojizo de Juugo pero sí pudo divisar a Suigetsu un poco alejado de los demás. Se sentó a su lado y se mantuvo en silencio. Suigetsu saco una bolsita zip del bolsillo de sus bermudas y comenzó a armar un porro. Sasuke le miro detenidamente, con sorpresa y curiosidad en partes iguales. Le costaba un tanto asimilar aquello, conocía perfectamente el mundo en el que su amigo se movía, él mismo había hecho parte de él y aun así no se sentía preparado para esto.

Suigetsu tomó el porro entre sus dedos y lo encendió en sus labios llevando al fin su mirada hacía Sasuke.

—No tienes que sentirte presionada —le dijo con voz suave—. Eres un espíritu libre no el reflejo de mis propios errores —la voz de Suigetsu se hizo incluso más suave mientras estiraba su mano para acariciar cariñosamente su mejilla—. Quiero que vivas la vida al límite, que la disfrutes. Pero, la mayor parte del tiempo, deseo ser lo suficientemente fuerte para alejar toda la mierda del mundo de tu camino.

Sasuke le regaló una larga mirada, meditando sus palabras en silencio y Suigetsu por fin se animó a encender el porro y dar una larga calada, tal vez aquello era lo más emotivo que le hubiese dicho a alguien en su vida. Sasuke se sintió conmovido.

—Es un sentimiento bastante egoísta —se animó a decir al fin.

—Lo sé, es una mierda. ¿Quién soy yo para decidir qué es bueno y qué es malo en tu vida?

Lo dijo con tono tan déspota y aburrido que Sasuke no pudo más que dejar escapar un suave resoplido de risa. Tomó la mano que Suigetsu descasaba sobre su pierna y entrelazó sus dedos mostrándole que lo entendía y que no tenía de que preocuparse. Era parecido al extraño sentimiento de posesión que Itachi le dedicaba. Hablaron un poco de todo y de nada hasta que la taladrante mirada de Juugo comenzó a incomodarlos, a unos ocho o diez metros su amigo los miraba fijamente sin ninguna expresión en el rostro.

—¿Por qué no le das una oportunidad a Juugo? —dijo Suigetsu mientras ambos se concentraban en sostenerle la mirada a su amigo.

—No soy capaz de hacerle creer que siento lo mismo que él cuando no es así. No voy a darle falsas ilusiones, es mi amigo.

—Yo sé que no sientes lo mismo, pero te he visto besarte con chicos que ni conoces, seguro puedes tener un affaire de fin de verano con él. No sé, siento que si no se lían, él o yo terminaremos enloqueciendo.

—Tampoco creo que sea prudente alentar sus sentimientos hacía mí. No soy una pareja conveniente —suspiró y en un resabio de valentía agregó:—. No soy el espíritu libre que tú crees que soy.

Suigetsu volteó a mirarlo y poniendo su mano en su barbilla lo instó a devolverle la mirada.

—Bromeas, claro que lo eres.

Sasuke negó suave y repetidamente con la cabeza. —No lo soy —pronto agregó con resignación—… tú no sabes nada.

Suigetsu apretó el agarre para evitar que desviara la mirada, le miró con tanta intensidad que Sasuke se removió incomodo, temeroso de que su amigo notara lo raro que había en él.

—Sí lo eres —dijo con tanta seguridad que Sasuke se forzó a volver a negar. En el fondo siempre supo que terminaría decepcionando a Suigetsu, puesto que no era su intensión pretender algo que en el fondo realmente no es—. Sólo dices eso porqué en lugar de una vagina tienes una polla entre las piernas.

Sasuke desvió la mirada y se quedó quieto, muy quieto, esperando que su cuerpo se encogiera para pronto poder desaparecer. Eran demasiadas emociones para una sola semana, mucho más de lo que podía soportar.

—¿C-como…? —su voz salió tan débil que ni siquiera pudo terminar de formular la pregunta. Su cuerpo se sentía rígido y frío y su lengua se movía torpe y pesada.

—Juugo me lo dijo —contestó como si tal cosa, como si fuera lo más normal—. No te enfades, pero Kimimaro se lo dijo porque creyó que de esa forma abandonaría sus sentimientos por ti. Créeme Sasuke, él puede ser un chico bastante callado excepto cuando se trata de ti, realmente, realmente está loco por ti.

Sasuke no dijo nada, solamente se quedó callado tratando de asimilar lo que estaba pasando. Hacía mucho, entonces, que Juugo y Suigetsu lo sabían, nunca dijeron nada, nunca le trataron diferente… Sintió los brazos de Suigetsu rodear su cuerpo y sus labios resecos besar su frente.

—Tranquilo, yo no soy un chismoso como los Kaguya —dijo tratándole de quitar hierro a la conversación—. Además, esto no cambia nada lo que pienso de ti, tampoco lo que siento por ti. Eres un espíritu libre que ha podido seguir a pesar de todo, siempre siendo tú sin que nada te detenga.

Sasuke le devolvió el abrazo y permanecieron así un rato más, hasta que una gran llamarada se alzó en medio de la playa y supieron que era hora de volver con lo demás. La fogata tenía una única intensión, que todos pudieran deshacerse de objetos que representaran cosas que realmente querían olvidar, por eso su gran tamaño. Ranmaru, la llamó la fogata de los corazones perdidos.

Sasuke se sentó frente al fuego hipnotizado por el danzar de las llamas, había algo en el fuego que simplemente le atraía, le tranquilizaba y a la vez le propiciaba un montón de emociones que ni él sabía que existían. Observó un desfile de objetos ser lanzados a la fogata mientras que se relataban las historias que ellos escondían. Suigetsu lanzó al fuego un vestido de su madre, Sasuke lo vio arder hasta consumirse completamente. Unos minutos después Suigetsu le confesó que muchas veces creía que si ni él ni su padre pudieran recordarla las cosas estarían bien entre ellos.

Sasuke no se atrevió a lanzar el collar que Minato le había regalado la primera vez que le dijo “te amo”, porque no quería olvidar que alguna vez amó –y de alguna extraña y retorcida forma- también fue amado.

 

***

 

Naruto no paraba de buscar a Sasuke con la mirada, sabía que debería de estar divirtiéndose con sus amigos pero tenía la vaga sensación de que todo sería mejor si Sasuke estuviera ahí. Se sintió ridículo por pensar así porque incluso Haku parecía estarlo disfrutando. Simplemente le gustaba Sasuke y la forma en la que parecía tener una respuesta para todo.

Dejo escapar un suspiro resignado y trató de concentrase en sus amigos, Sasuke le dijo que también iría a la playa, así que en algún momento deberían verse. Aun así, Naruto pensaba que en ese kiosco tan apartado de los ojos curiosos Sasuke nunca les encontraría.

Tomó una cerveza e intentó relajarse, el sol apenas empezaba a ocultarse e Ino ya empezaba a hacer el tonto. Naruto sonrió mientras la veía contonearse al ritmo de una vieja canción que estaban tocando en la radio, Ino era la chica más guapa que hubiera conocido, parecía una despampanante estrella de cine por lo cual se le hinchaba el pecho de orgullo y corroboraba su hombría cada vez que recordaba que había sido justo con aquella chica guapa e inalcanzable con la cual él había perdido su virginidad.

Ahora más que nunca le parecía un sinsentido estar de novio con Hinata. Era una chica guapa de exuberantes curvas, pero demasiado tímida e inhibida como para ser realmente deseable. Era bastante tierna y atenta, pero al mismo tiempo insípida y aburrida, demasiado repetitiva. Pero no había podido cortar con ella. Le había pedido que hablaran sobre su relación, de forma casual, como si simplemente quisiera saber hasta dónde querían llegar. En realidad todo iba bien con ellos, si dejaban de lado su pequeña infidelidad con Sasuke –aun cuando Naruto se negara a aceptarla como tal­-, el único problema era que nunca había sentido un verdadero interés por la chica y peor aún, ahora que Naruto era consciente de que Sakura siempre sería la dueña de su corazón y de que Sasuke, recientemente, se había adueñado de cada uno de sus pensamientos.

Desvió su mirada hacia Hinata y la miró observar a Ino un tanto apenada, seguramente deseando sacar el coraje para hacer lo mismo. Hinata realmente lucía angelicalmente sexy con su vestido de baño de una sola pieza, el cual no solamente desentonaba con los ostentosos bikinis de las de más chicas, sino que, a pesar de las obvias intensiones de la muchacha, hacía mucho más interesante su figura. Hinata era simple, pero no necesitaba de ropa extravagante ni maquillaje, como Ino, para hacerse notar. Tenía un cuerpo increíblemente sexual, totalmente desperdiciado por su personalidad puritana y reservada. Naruto chasqueó la lengua con frustración, nunca llegaría a más con aquella chica y si alguna vez lo hacían nunca podría terminar con ella.

Le dio un trago a su cerveza y prefirió ignorar a las chicas y centrarse en la conversación de sus amigos, la conversación le resultó obvia: mujeres. Naruto agregó un par de comentarios no sintiéndose muy a gusto en esta ocasión. Se sintió aliviado cuando Neji propuso que salieran a explorar un poco sintiéndose atraído por la inusual y enorme fogata que algún grupo de incautos había encendido.

Dejaron sus cosas donde estaban a forma de marcar el territorio y salieron del kiosco, Haku parecía un poco más eufórico que nunca, hablaba tan rápido que Naruto nada más asentía a todo lo que decía sin realmente escuchar algo. Gaara, como siempre, iba a su lado sin decir nada, él no era el tipo de chico que le gustaba ligar, en realidad su personalidad distante y reservada le parecía tan interesante a las chicas que siempre eran ellas las que se lo ligaban. «Maldito suertudo» pensó, dudando mucho de la posibilidad de que algún día Sakura fuera quien le pidiera salir.

—Mira Gaara, encontré a tu familia perdida —señaló Kiba sorna.

Naruto giró a mirar y se encontró con un grupo de personas de apariencia llamativa, por decirlo de algún modo, rodeando la fogata que antes había llamado su atención. Naruto sonrió a su pesar, Gaara era un muy buen amigo pero realmente le parecía un poco extraño su estilo y en ese grupo de personas verdaderamente encajaba. Gaara les dedicó una mirada desdeñosa y se cruzó de brazos; pero antes de que Naruto pudiese decir algo para aligerar el ambiente, escuchó a Haku chillar algo y salir corriendo en dirección de aquellas personas. Curiosos, todos se decidieron a seguirlo e incluso Kiba bromeó sobre el reencuentro de Gaara y su verdadera familia.

Naruto rio y le pasó un brazo a Gaara sobre los hombros tratando de aligerarlo. Le dijo algo de que entendía si prefería dejarlos y reunirse con los suyos que le ganó un golpe en las costillas y un bufido, con lo que comprendió que Gaara no se tomaría esos comentarios con filosofía. Barrió el lugar con la vista buscando a Haku hasta que por fin vio sus anhelos cumplidos, observó a Sasuke sentado a una distancia poco prudente de aquella llama que a medida que se acercaban se hacía más y más grande, le vio recibir lo que parecía un cigarrillo de un chico con el cuerpo cubierto de tatuajes para luego levantarse y caminar hacia la fogata. El corazón le dio un vuelco cuando comprendió lo que iba a hacer.

 

*

 

Sasuke se quedó donde estaba a pesar de que el calor abrasador comenzaba a sofocarlo. Escuchó divertido un par de historias sobre objetos bizarros que eran arrojados a la fogata. El ambiente cada vez se hacía más acogedor e incluso Sasuke había olvidado por completo porque no quería juntarse con ellos, juntos eran tan efímeros que le hacían sentir infinito. Ranmaru, quien a Sasuke siempre le había parecido una especie de líder en medio de tanto desadaptado, se acercó a tenderle un cigarrillo y le preguntó si tenía un encendedor, a lo que Sasuke negó divertido y le señaló la enorme fogata que se erguía a una docena de pasos de ellos. Se levantó ante la mirada cargada de admiración del chico y caminó hacia el fuego como si una fuerza superior le indicara cada paso, era la misma sensación que tuvo cuando se quedó a observar como aquel auto abandonado ardía la noche que los arrestaron. Acomodó el cigarrillo entre sus dedos cuando ya estaba bastante cerca, sintió su piel resentir el calor y aminoró la marcha un segundo, estaba a un par de pasos no pasaría nada si se acercaba rápidamente. Iba a dar el siguiente paso cuando un par de brazos lo agarraron y le obligaron a retroceder.

—¡¿Acaso estás loco?! —gimió Naruto bastante agitado. Sasuke se sorprendió al escuchar la voz de Naruto, por lo que giró la cabeza tratando de encontrarlo— ¡Es que no estabas pensando!

Sasuke se removió entre sus brazos tratando de darle la cara, comenzaba a sentirse demasiado irreal entre los brazos de Naruto con los pies a dos palmos del suelo con el cigarrillo olvidado sobre la arena. Naruto le dio la vuelta, pero nunca le soltó del agarre, Sasuke sintió su corazón agitado y apreció su cara de profundo disgusto.

—No, en realidad no estaba pensando.

La expresión de Naruto pareció relajarse un poco con aquella respuesta.

—Pudiste haberte lastimado.

—Lo sé, eres mi héroe —Sasuke le sonrió burlón como si le advirtiera que no se tomara en serio sus palabras.

Naruto le apretó contra su cuerpo un poco más para luego dejarlo nuevamente sobre el suelo. Sasuke le comentó brevemente sobre la fogata para aligerar el ambiente y aunque lo que realmente quería era desviar la conversación de su pequeño impulso de idiotez.

—¡Oww Sasuke! —gritó Suigetsu aunque ya se encontraba a su lado— ahora sí que eres toda una princesa e incluso tienes tu propio príncipe azul que te rescate —todos a su alrededor comenzaron a reír y en aquel momento el rostro de Naruto se relajó por completo—. Eres todo un puto héroe, se supone que se debe sacrificar a una virgen, quien sabe con qué nos hubieran castigado los dioses si no fuera por tu oportuna aparición.

—¿Estás insinuando que soy una ramera? —dijo Sasuke con un tono que a luces indicaba peligro.

Suigetsu desenfadado como siempre, simplemente hizo un gesto para quitarle importancia al asunto.

—No lo he dicho yo, eso es lo que le has gritado a tu padre cuando fuimos a recogerte —Sasuke sonrió recordando la mirada disgustada de su padre mientras le reprochaba el que, según él, cada día le iba a buscar un muchacho diferente. “Es que no te has dado cuenta que soy una ramera” dijo mientras salía de la casa dando un portazo—. Es entretenido ir  tú casa, has hecho de tu deporte favorito fastidiar a tu padre.

—Ese es el problema de que tu padre sea un poli, simplemente te cansas de ser siempre correcto —agregó Ranmaru mirándolos aprensivamente.

Naruto miró a Sasuke esperando que agregara algo, nunca le había visto interactuar con su padre por lo que no sabía que tenían una relación difícil.

—Nah, que va. Mi viejo es un capullo integral. Fugaku adora a Sasuke, ella simplemente disfruta de llevarle la contraria.

Naruto le regaló una mirada divertida, no le costaba imaginarse a Sasuke en plan rebelde con su padre. Sasuke le devolvió la sonrisa mientras dramáticamente decía “Ten hijos para esto” a lo que Kiba respondió con su teoría de que hijos rebeldes son castigados con hijos rebeldes.

Los amigos de Sasuke resultaron ser un agradable grupo de personas con pensamientos demasiado occidentales, por lo que les fue fácil integrarse con ellos. Haku, quien naturalmente ya los conocía, se encargó de las presentaciones. El chico de los tatuajes, Ranmaru, sin perder el tono jocoso en su voz, les dijo que debían apagar la fogata y desaparecer antes de que llegara la policía.

—¿Ya sabes a qué escuela vas a ir? —preguntó Naruto en un tono bajo, como si quisiera que sólo él le escuchara.

—No lo sé, mi padre aún no me lo ha dicho y no le voy a dar la satisfacción de mostrarme preocupado por ello.

Naruto asintió ante las palabras dichas por Sasuke aunque no pudo evitar pensar que aquello no era más que un absurdo capricho. Tal vez Sasuke quería llamar la atención de su padre actuando de esa manera, tan desinteresado en lo que él pudiera hacer; o simplemente le habían consentido demasiado de niño y en consecuencia ahora se negaba renuentemente a creer que su padre podía llevarle la contraria.

—Espero que vayas a mi escuela —se sinceró—. Sería divertido —concluyó, sin embrago sabía que aquella confesión escondía algo mucho más profundo. Temía que al finalizar el verano, dado el hecho de que su padre y Sasuke ya no tenían nada que ver, su amistad sencillamente se disolviera, ambos demasiado inmersos en sus propias vidas, lidiando con sus propios problemas como para coincidir el uno con el otro.

Sasuke le miró en silencio durante unos segundos, reflexionando aquellas palabras, sintiendo que algo se le escapaba, que Naruto quería decirle algo más.

—Seguro, sería divertido.

Sasuke de repente se hizo consciente del brazo de Naruto rozándose constantemente con el suyo al caminar, de que estaban muy juntos y hablaban en voz baja como si quisieran excluirse del resto mundo. Por alguna extraña razón se sintió cohibido, casi tímido. Levantó la mirada tratando de cerciorarse de si alguien más lo había notado notando de inmediato la mirada fija de Hinata, la noviecita de Naruto, mirándolo fijamente. Sasuke le sostuvo la mirada y rodeo el brazo de Naruto con el suyo, sabiendo que ella era demasiado tímida e insegura como para atreverse a hacer algo.

—Naruto, ¿me comprarías un helado? —dijo con voz suave y convenciera, apretando un poco los labios y mirándole fijamente a los ojos; aparentando esa inocencia que hacía que su abuelo se derritiera y no pudiera resistírsele.

Naruto le miró extrañado por unos segundos antes de asentir enérgicamente. Sasuke pudo oír la risita de Suigetsu mientras se alejaban. Sonrío para sus adentros, no sabía de qué había ido aquello pero se sentía sumamente complacido de sí mismo.

­—Debes tener mucho calor, ¿eh? —dijo mientras barría con la mirada sus alrededores en busca de un carrito de helados.

—No te imaginas —exclamó Sasuke apretando un poco el antebrazo de Naruto en su mano.

Naruto le sonrió y le tomó de la mano. Sasuke se sintió extraño, un anhelante deseo mariposeo por unos segundos en su vientre como cuando estaba muy cerca de Yahiko cuando tocaban el piano o como cuando besó a Kakashi antes de salir del bar. Pero era extraño, esta vez no se sentía como algo carnal. Apretó la mano de Naruto –quien a diferencia de Haku no se quejó de que tuviera las manos frías- y supo que la escena anterior se debía a que simplemente quería estar a solas con él.

—¿Cuál es tu sabor de helado favorito? —le preguntó Naruto mientras le incitaba a caminar.

—Ummm, no lo sé ¿todos?

Naruto río de buena gana. —¿Cómo es posible que no tengas un favor favorito? A mí me encanta el helado de chocolate y menta.

—Así cómo es posible que no tenga una canción favorita, ni un libro ni una película favorita.

—Eres una persona extraña, con una vida muy triste —río.

—Me gusta la variedad —añadió Sasuke con malicia.

Naruto le miró de reojo y sonrío.

—Eso puedo ver.

Llegaron hasta el puesto de helados y Naruto pidió dos paletas dobles. En la playa comenzaba a escasear la gente, ya no habían niños ni perros jugueteando y correteando por ahí, el cielo estaba anaranjado y el sol comenzaba a ocultarse, seguramente pasaban de las nueve de la noche. Se dirigieron al kiosko mientras Naruto le hablaba de su colegio, comentándole por primera vez que hacia parte del equipo de beisbol, hablando de sus profesores, de la vez que hubo una pelea por el amor de la chica rubia, Ino. Sasuke asentía y comentaba algo de vez en cuando, pero a Naruto no parecía importarle llevar todo el peso de la conversación, siempre era así.

—Hablas hasta por los poros —le dijo al llegar al kiosko y notó que los amigos de Naruto mantenían la vista fija sobre ellos.

Sasuke le soltó la mano extrañado y se acercó a Haku para ofrecerle a Haku la otra mitad de la paleta mientras Naruto hacía lo mismo. “Gr-gracias Naruto-kun” exclamó Hinata algo sonrojada y Sasuke no pudo evitar poner los ojos en blanco.

—Creí que se odiaban —le comentó Kiba a Naruto con nada de disimulo.

—Eso es lo que queríamos que todos pesaran, pero en el fondo nos amamos, ¿verdad Sasuke?

Sasuke se encogió de hombros y se sentó sobre la mesa.

—Yo siempre supe que te traía loco.

Naruto rodo los ojos en su dirección.

—Ya quisieras tú, flacucha.

En respuesta Sasuke arqueó una ceja y escondió una sonrisa tras su paleta. —No era eso lo que decías el otro día.

Naruto abrió la boca para decir algo, pero no encontraba las palabras adecuadas para rebatir aquello y no ponerse en evidencia. No quedar como el sucio e infame infiel que era.

—Ya basta de coqueteos. —En cambio fue la voz dura de Neji la que le puso fin a todo eso. Naruto, incluso, podía sentir su mirada llena de reproche taladrándole la nuca.

—No estábamos coqueteando —murmuró con voz queda al ser consciente de que su novia también había seguido aquella conversación.

 

***

 

Estaban sentados en el jardín trasero, jugando al uno mientras comían algunas golosinas y hablaban de cosas tan triviales que Sasuke casi olvidó que al día siguiente iría a otra escuela sólo porque su papá no se sabe tomar una broma con filosofía.

Sasuke arqueó una ceja y dejó escapar un bufido cuando Juugo le lanzó un +4, por regla general el chico evitaba lanzar cosas que pudieran perjudicarle; el juego en sí se podía resumir como una confabulación en contra de Suigetsu.

El día había sido tan tranquilo, al igual que aquel día en la playa. Por alguna extraña razón Hana estaba más afable que nunca, el comentario más mordaz que lanzó en su dirección fue “El otro día te vi saliendo del Big Boy con un tipo que podría ser tu padre”, a lo que Sasuke contestó con un “Por lo menos no es mi padre” tan cargado de veneno que Ranmaru técnicamente les mandó a callar. Sin embargo las cosas no trascendieron e, incluso, Sasuke pudo ignorar a Neji de la forma más cordial posible.

—¿Tienen sandia?

Sasuke asintió y señaló con la cabeza hacia la cocina. La razón por la que estaban sentados afuera aún cuando la temperatura era de 38° era que a Umiko-obasan le parecía demasiado indecente y de mal gusto que se estuviera a solas con dos hombres, Sasuke tuvo que morderse la lengua para no espetarle que se montarían un trio en la sala.

Suigetsu se levantó con prontitud y entró a la casa. A Sasuke siempre le había parecido extraño quedarse a solas con Juugo, el chico solía ser bastante mustio y Sasuke –definitivamente- no es del tipo que sabe  cómo conducir una conversación. Además, estaba el hecho de que Juugo y Suigetsu ya sabían de aquello y a veces Sasuke tendía a pensar que la verdadera razón por la que Juugo no se le declaraba era esa. Con un suspiro dejó caer su cabeza hacia atrás, tal vez su vida sería mucho más simple si dejara de pensar tanto.

Suigetsu llegó con ellos y con un silbido puso la sandía, que su padre había cortado para ellos, a su lado.

—Que sandía más jodidamente grande, malditos ricachones.

Sasuke se encogió de hombros y tomó un trozo. Era Umiko-obasan la que siempre insistía en que debían comer mucha fruta.

—Es entretenido venir a tu casa —continuó diciendo—, tu padre nos odia, en especial a mí. No logro entender por qué le agrada más Juugo.

—¿Qué no entiendes, dices? —replicó Sasuke con la voz cargada de ironía.

—Es que no tiene sentido—Sasuke le miro como diciéndole “Te conozco y sé que eres el diablo” — ¡Juugo es enorme! Sí yo tuviera una hija, naturalmente temería más del chico que tiene una magnum colgado entre las piernas.

Sasuke rio con ganas ante semejante declaración e incluso Juugo con las mejillas sonrojadas no pudo evitarlo. Suigetsu siguió hablando sobre como el karma era un cabrón y que seguramente le daría una hija como redición por todos sus pensamientos y actos impuros.

Las partidas de Uno terminaron con el sorpresivo triunfo de Suigetsu. Aburridos y sin nada más en mente para hacer, mandaron a tomar por culo los prejuicios de su abuela y fueron a la sala a ver una película. Estaban en la laboriosa tarea de decidir cuál película ver cuándo Itachi le llamó para preguntarle si quería algo de comer.

—¿Qué película vamos a ver? —preguntó su hermano dejando el pedido sobre la mesa.

—Estamos entre Star Wars y el jodido Rey León —comentó Suigetsu con cierto retintín en su voz.

—¿Es obvio no? —dijo Sasuke como si le pareciera absurdo que aún no se hubiesen decidido.

A las 22:30 luego de una maratón del Rey León, satisfechos de comida china, las miradas irritadas de su padre por fin consiguieron que Suigetsu y Juugo decidieran marcharse, de todas maneras mañana tendrían que levantarse temprano para asistir a clases. A Sasuke aquel verano le había dejado a atavismo de la incertidumbre, sentía que hacía una vida que había escapado de casa para ir a la playa con Haku y había conocido a Naruto. Habían pasado tantas cosas desde entonces, que sentía que su vida ahora era completamente diferente. Y lo era.

A final de cuenta no sabía a ciencia cierta si era él quien había cambiado o eran las personas a su alrededor. Incluso ya toleraba más las absurdas ideas de su abuela y no resentía tanto la ausencia de su abuelo y Hashirama. Ya no pensaba tanto en Minato como antes –pero seguía sintiendo un poco de dolor al hacerlo- y aquella canción había quedado rezagada a un par de tarareos. Además, nunca antes se había sentido tan cercano a tantas personas. Incluso había dejado de sentirse tan anormal, tan extraño y etéreo.

Cepilló sus dientes con poco entusiasmo y así mismo hizo con su cabello, su abuela le había aconsejado que intentará con un peinado diferente para que se sintiera más seguro a causar una buena impresión. En otras circunstancias, a Sasuke aquello le habría parecido demasiado absurdo incluso para considerarlo, pero la opresión que sintió en su pecho al irse a acostar le dijo todo lo contrario.

Estaba ansioso, lo reconocía. Siempre le habían costado los nuevos comienzos, cuando entró al kínder a pesar de la facilidad de los niños al hacer amigos a Sasuke le costó bastante abrirse. Era demasiado inseguro de sí mismo, demasiado temeroso como para simplemente dejarse llevar; si no hubiese sido por Suigetsu no creía que hubiese podido sobrellevar la adolescencia con tal grado de éxito. Y ahora tendría que hacerlo de nuevo, tratar de integrarse a un nuevo grupo de personas y aquello sin lugar a dudas le aterraba. Y no es que el temiera a las nuevas personas, o tal vez sí, pero en esta ocasión temía de sí mismo, de decepcionarse y no ser capaz de llenar su expectativas.

Dio vueltas y vueltas sobre su cama, ya eran las dos de la mañana y sabía que no podría dormir. Ayudándose de la linterna de su celular se acercó a Ada, pero incluso la no tan pequeña serpiente estaba durmiendo. Suspiró y volvió a su cama, tenía ganas de colarse a la cama de su hermano pero sabía que si seguía cediendo a ese impulso nunca sería capaz de enfrentarse a los problemas por sí mismo, ser independiente. Y dado que pensaba mudarse a otro país cuando terminara el colegio, en busca de reinventarse a sí mismo, descubrir quién era y quién podía ser sin ayuda de terceros.

A las cinco de la mañana Sasuke se resignó con sus intentos de quedarse dormido y se decidió por tomar una ducha. Lavó con esmero cada parte de su cuerpo como si quiera borrar las señales de cansancio de él. Mientras se secaba el cabello observó su rostro con un poco de desilusión, lucía como si no hubiera dormido muy bien, lo que debería ser bueno porque en realidad no había dormido nada. Un tanto reticente se vistió, sabía que sería un día caluroso como todo los anteriores por lo que se decidió por un mono en short de color gris que tenía estampada la nariz y los bigotes de un gato en color negro; su padre siempre se quejaba de que él nunca se ponía lo que le regalaba así que le pareció una buena opción. Se sentó frente al tocador y, aunque la idea no le terminaba de agradar, decidió usar un poco de maquillaje. Haku siempre decía que cuando se delineaba sus ojos lucían impactantes, lo cual en ese momento le parecía una maravillosa idea. Sasuke no tenía más allá de una base en polvo, un rímel, un delineador y algunos lápices labiales. Nunca había sido muy suyo aquello del maquillaje.

Cuando terminó de arreglarse se levantó del tocador para mirarse en el espejo cuerpo completo. Se sentía extraño, conforme e inconforme con su apariencia, no era como cuando se arreglaba para gustarle a Minato o simplemente porque quería hacerlo. Dio un pequeño resoplido que levantó los cabellos de su fleco. Sasuke no estaba muy versado en peinados más allá de recogerse el cabello, pero en esta ocasión, en aras de hacer algo diferente, se había recogido únicamente la parte superior del cabello. Torció los labios hacia la imagen en el espejo resignándose a pasarse el día con un humor más bien lúgubre.

Se peinó el cabello con los dedos y se acercó a la jaula de Ada a ver como estaba y dejarle un poco de comida. Sasuke hasta ahora no sabía cómo comportarse con su nueva mascota, no era nada parecido a tener un gato y no sabía si debía actuar como su hermano lo había hecho cuando le dio por tener un cuervo por mascota. Miró fijamente la serpiente a los ojos, como incitándola a darle una señal, e inmediatamente Ada le devolvió la mirada como aquella vez en la tienda.

—Veo que incluso ya estás listo —la voz grave de su padre le hizo dar un respingo de sorpresa. Ni siquiera había oído la puerta.

Sasuke asintió, no muy seguro de que debía decir.

—Cuando termines baja a desayunar —continuo Fugaku sin despagarle la mirada.

—Ahora bajo, solo necesito guardar mis cosas —respondió.

Se volvió en su habitación y sólo tomó una libreta, su cartuchera y su billetera para meterlas dentro de una mochila pequeña, ya en el genkan agregaría los uwabaki, sus zapatos para estar dentro del colegio. Aún no tenía su horario, así que no tenía ni la menor idea de que necesitaría. Eran las 6:45, aún tenía algo de tiempo antes de bajar a desayunar por lo que decidió matarlo revisando su teléfono. Haku le había escrito un par de mensajes y Juugo le había dicho que le echaría de menos en el colegio.

Sasuke se permitió suspirar un par de veces antes de bajar a la cocina. El día comenzaba a parecerle demasiado insulso y poco emocionante. Demasiado diferente a las vacaciones de verano tan llenas de emociones. Cuando llegó a la cocina su abuela estaba frente a la estufa cocinando y su padre estaba sentada en la isla bebiendo café.

—Buenos días.

Su abuela, quien parecía un torbellino, haciendo y haciendo sin cesar, se giró enérgicamente hacia él. —Buenos días, Sasuke —le sonrió, parecía bastante emocionada cuando se acercó a él y puso una mano sobre su rostro—. Eres tan guapa.

Sasuke le sonrió en respuesta un poco cortado por tanta energía. Pronto su abuela le dijo que una de sus sobrinas había dado a luz a su primer hijo, una niña, y dado a que su hermana había muerto hacia un par de años ella volvería a Nigata para echarle una mano. En primera estancia, Sasuke se alegró, quería a Umiko, pero realmente la mujer lograba desesperar a cualquiera y por otro lado, sentía que realmente iba a echar de menos a su abuela, sus desayunos y su constante insistencia para que se comportará como debía.

Su padre le dijo un par de cosas, como que le iban a echar de menos en la casa y que hace rato a sus hijos le faltaba una presencia femenina en la casa. Por un momento el rostro de su Umiko perdió un poco de brillo y pero logró recomponerse rápidamente.

—Eres muy joven Fugaku —le dijo con tono de reprimenda—, no puedes seguir viudo para toda la vida.

Sasuke levantó la vista de los panqueques que su abuela acababa de ponerle para mirar a su papá. La verdad es que nunca había sabido de algún amorío o alguna relación de su padre, a menos de que lo llevara en el más absoluto de los secretos hasta ahora no le había parecido raro. No necesitaban a nadie más, estaban bien ellos tres a su parecer. Además, incluir a otra persona a su familia supondría muchas explicaciones.

—Estamos bien así —dijo su padre como si le estuvieran hablando de cualquier cosa.

Sasuke asintió. Incluso había sido difícil aceptar a Umiko-obasan en su casa.

—Enviudaste a los 24 y ya tienes 40. Ha pasado demasiado tiempo —le dijo ahora de forma más suave—. No creas que Madara o yo vamos a enojarnos contigo, la vida sigue…

—Buenos días —interrumpió Itachi desde el comedor, Sasuke no estaba seguro de sí había estado escuchando o sí su interrupción fue una simple casualidad.

—Buenos días —respondieron su abuela y padre un tanto ausentes.

—Ohh~ pero si esa chica tan guapa es mi hermana pequeña —le dijo Itachi con una sonrisa en el rostro.

—Por supuesto, siempre he sido muy guapa.

Itachi sonrió.

—La modestia para cuando, ¿eh?

A partir de ahí el desayuno siguió su curso normal, Umiko-obasan no volvió a mencionar la vida amorosa de su papá y Sasuke lo agradeció. Seguramente su padre tenía sexo casual, no lo culpaba, no era como si debiera vivir en el celibato, pero tanto él como Itachi se sentirían muy traicionados si decidiera tener una relación.

Eran pensamientos egoístas e irracionales, pero no podía evitarlos.

A las 7:15, Sasuke y su padre se fueron rumbo al nuevo colegio. Se despidió de su abuela con un abrazo mientras ella se esforzaba en contener las lágrimas diciéndole que hace 21 años en un día como ese su hija, su única hija, había huido de casa embarazada para casarse con su padre. Sasuke sintió un poco de remordimientos por ella, que lo había perdido todo, su hermana, su hija e incluso a su esposo, lo menos que se merecía era que Sasuke por fin le demostrara el apreció que le tenía.

Estaba tan conmocionado que incluso olvidó su nerviosismo. Demasiado abstraído en sus pensamientos, nunca le agradó que su abuela no se decidiera a divorciarse del abuelo, siempre sintió lastima de Hashirama por no poder estar con su abuelo por completo. Pero Sasuke nunca lo había pensado desde el punto de vista de ella y él sabía con toda certeza lo que se sentía que la persona que amabas prefiriera a otra. El no ser suficiente o de lleno no cumplir con sus expectativas.

Su padre aparcó frente a la entrada diciéndole que bajara mientras el buscaba un lugar donde estacionarse, Sasuke tan distraído como estaba poco tiempo tuvo para ponerse a reparar donde estaba cuando Haku se le tiró, prácticamente, encima.

—¡Me alegra que estés aquí! —añadió abrazándolo con fuerza.

—A mí también —respondió con mejor ánimo.

—Espero que estés en mi clase, imagínate, será divertidísimo. Estaremos todo el tiempo juntos.

Sasuke asintió mientras Haku seguía parloteando con ganas. Nunca creyó que una sola persona pudiera cambiar por completo su perspectiva sobre algo. Haku le tenía agarrado de la cintura con su fuerza, como si creyera que de un momento a otra se fuera a evaporar de su lado. Cuando su padre llegó con ellos se encaminaron a la oficina del director para pedir su horario y solicitar su uniforme gracias a qué a Fugaku en todo ese mes no se le ocurrió hacerlo.

Sasuke aún se sentía nervioso, pero sus ansias habían mejorado. Le escribió un mensaje a Juugo y a Suigetsu diciéndoles que no se preocuparan. En realidad no lo estaban, pero a Sasuke le pareció una forma breve y concisa de decirles que todo iba bien. Fugaku se despidió de ellos y le pidió a Haku que continuara cuidando de Sasuke y Haku en cambio le prometió ayudarle a adaptarse.

—¿No vas llegando tarde a clase? —le dijo mientras caminaban por el pasillo.

—Bah, Hatake-sensei siempre llega tarde. Además puedo decir que estaba acompañándote.

—¿En serio, siempre llaga tarde?

—Ujum, y tiene las excusas más bizarras de la vida. —Le dijo parándose frente a la puerta “203-2B” antes de abrirla.

—Llegan tarde —reprochó una voz que a Sasuke le sonó conocida.

—Joder —masculló Haku a su lado—. Sensei, estaba acompañando a la estudiante nueva a buscar su horario.

Sasuke sintió sus mejillas sonrojarse ligeramente, no sólo por la vergüenza, sino porque frente a ellos estaba Kakashi, el hombre al que le juró tener la edad suficiente para acostarse con él.

Kakashi pareció un poco sorprendido al verle. Tanto así que revisó el papel que tenía en su mano para asegurarse de que fueran la misma persona. —¿Sasuke? —preguntó mal disimulando el terror que una respuesta afirmativa le provocaba.

Sasuke asintió, todos le estaban viendo y su rostro decidió enrojecer un poco más. Incluso Haku le miraba con curiosidad.

—Kakashi, hola.

—Ahora es Hatake-sensei —le reprendió recobrando un poco la compostura.

—Si tú vas a llamarme por mi nombre de pila, yo también puedo hacerlo, Kakashi-sensei.

Kakashi asintió como dándole la razón y le pidió a Haku que se sentara. Luego se dedicó a presentarlo ante los demás; Sasuke agradeció que no tuviera que hacerlo él mismo, estaba tan avergonzado que hasta ahora no había sido capaz de mirar a sus nuevos compañeros. Él que nunca se sonrojaba y justo ese día su cuerpo había decidido traicionarle. Se sentó junto a Haku, sin mirar a nadie. Nunca olvidaría ese día de eso estaba seguro.

Cuando la hora de la introducción terminó, Kakashi le pidió a Sasuke y al representante de la clase que se quedaran después de clases. Haku le codeo un brazo tratando de llamar su atención, pero Sasuke sabía que le iba a preguntar y no era el lugar para ponerse a hablar de eso.

—¿Qué te sucede tomatico? —se burló Haku.

—Oh, cállate —le respondió, lo cual en vez de amedrentarlo le hizo mucha más gracias.

Entonces Sasuke por fin levantó la mirada para observar a su alrededor, reconociendo un par de cara caras conocidas; lo cual le hizo sentirse más enojado consigo mismo por haberse sonrojado.

—¡Oi, Sasuke! —le llamó Naruto desde el otro lado del salón con una sonrisa en el rostro, Sasuke también le sonrió. Parecía que el chico estaba dispuesto a decir algo más cuando entró el profesor que les daría la siguiente clase.

Las clases pasaron una tras otra sin clemencia, habían algunas como historia o economía del hogar que Sasuke no había tomada en su anterior escuela y que en esta eran obligatorias. No fue hasta la hora del almuerzo que pudieron hablar, Sasuke se descubrió peinándose el cabello con los dedos cuando Naruto se acercó a él.

—Hola Naruto.

—Hey, te dije que sería genial.

—No está mal —respondió en cambio.

—¿Almorzamos?

—No puedo, tengo que arreglar algunas cosas en mi horario, inscribirme a un club e inscribir las materias opcionales.

—Joder —dijo como si realmente lo lamentara—. Hoy tengo una reunión con el equipo de beisbol, ¿por qué no me buscas en el patio cuando termines con Kakashi-sensei?

Sasuke tuvo que detener el estúpido impulso de preguntarle “Oh, ¿juegas al beisball?” y en cambio le dijo: —Yo si decía que esos brazos no se hicieron solos.

Naruto le sonrió con coquetería.

—¿Nos vemos después de clases?

—Claro, es una cita. —Le dijo como si no fuera la gran cosa, Naruto pareció descolocado por un segundo pero luego volvió a sonreír.

—Es una cita.

 

*

 

Apenas si tuvo tiempo para darle un par de mordiscos a su sándwich. Se inscribió al club de artes porque Haku iba a ese y la verdad no quería inscribirse en uno donde el prerrequisito era querer socializar, también inscribió como opcionales las clases de fotografía y música. Además, tuvo que hablar con el profesor para cambiar sus clases de inglés por francés como venía haciendo. Luego de eso, estuvo el resto de la tarde con Kakashi y Sakura tratando de organizar cómo se pondría al día con las materias, cómo harían el traslado de sus notas y estipulando una fecha para la cuál debía entregar los deberes que sus compañeros entregarían como tarea de verano.

—Lo tendrás algo difícil —le comentó Sakura en tono conciliador.

—Tendré que estudiar sin descanso —se lamentó—. Pero esto es lo que hay.

—Tienes razón —le concedió luego procedió a despedirse—. Buena suerte, Sasuke.

Sasuke le agradeció con un asentimiento de cabeza y luego se giró hacia Kakashi quien le miraba con sumo reproche. Sasuke sabía lo que le diría, le había mentido y no le quedaba más que prometerle que nunca le diría a nadie sobre su pequeña aventura. Pero no fue capaz de decir nada, siquiera de disculparse. Por lo que en un impulso simplemente huyó, caminó rápidamente hacia la puerta y salió de allí.

Mientras se dirigía a encontrase con Naruto, Sasuke se dijo que no era su culpa, que si Kakashi le había creído fue porque en su momento él estaba tan caliente como el mismo Sasuke lo estaba. Además, en qué cabeza cabría la una idea tan absurda, saltaba  a simple vista que él era menor de edad. Una vez en la entrada, abrió su casillero tomó sus cosas y se cambió los zapatos casi que de forma automática. Ahora él estaba enfadado con Kakashi, seguramente se pondría de nuevo en plan moralista justo como lo había hecho Minato después de que terminaran, como si él necesitara un concejo, como si él fuese quien estuviera haciendo algo que, a decir verdad, era ilegal.

Casi que llegó echando humo al patio del colegio. Se sentó en una grada a esperar por Naruto dado que la reunión al parecer no había terminado. Tal vez Sasuke debería simplemente pasar el resto de su vida solo para ahorrarse problemas o, tal vez, simplemente esperar a tener veinte a ver si siendo legal alguien llegará a tomárselo en serio.

Cortó de lleno la línea de sus pensamientos cuando Naruto se acercó a él.

—¿Qué te pasa? —inquirió preocupado— ¿tuviste algún problema?

—No.

—Ya… ¿entonces por qué le estás haciendo pucheros a la nada?

—Yo no hago pucheros —se quejó.

—Sí, claro —le dijo para nada convencido—. Venga Sasuke, qué tu querías una cita.

Dado que era muy temprano para ir comer, Naruto le acompañó a casa para matar el tiempo. Compraron un helado en el camino y, como se les había hecho costumbre, se tomaron de las manos. Naruto le habló sobre los profesores y lo aburridas que eran algunas materias. Le contó algunas anécdotas y en cambio Sasuke le habló de las suyas. Naruto le besó la mano cuando Sasuke abrió la puerta de la casa.

—De seguro está es la mejor cita qué has tenido en tu vida… —le dijo Naruto entrando a la casa.

—¿Cómo puedes estar tan seguro de ello? —le interrumpió.

—Como decía —Naruto rodó los ojos—, me merezco por lo menos un beso.

—No lo creo.

—¿No? —preguntó, y aunque sonreía se notaba que estaba bastante confundido con su respuesta.

—Lo siento, Narutito, no quiero que pienses que soy una chica fácil.

—Creo que es demasiado tarde para preocuparte por eso, ¿no crees?

—Tal vez —respondió Sasuke como si nada dejándose caer sobre el mueble de la sala.

—Luces muy bien hoy —le dijo Naruto acomodándose sobre él tratando de ser insinuante, pero Sasuke en cambio cerró las piernas y frunció los labios—

—¿Eso qué quiere decir? —preguntó arqueando las cejas— Qué todo el tiempo luzco horroroso y que hoy tuve suerte.

—En serio, eres imposible —rio pero luego se puso serio—. Terminé con Hinata.

—Ya era hora —le dijo sin ceder ni un poco.

—No sé hasta dónde nos llevará esto, pero si quiero saber cómo seguirá tenía que terminar con ella —Naruto le miró tratando de cerciorarse de que Sasuke realmente le entendía—. Me gustas un montón. En serio, no es sólo por lo del otro día, de verdad me gustas Sasuke.

Por un momento Sasuke le miró con anhelo, pero tan rápido como llegó el sentimiento se fue. Naruto, entre todas las personas, le había preferido a él. A Sasuke. Pero así mismo como aquel sentimiento acogedor se instaló en su pecho sintió que algo más se rompió. Sasuke dejó de presionar sus piernas y permitió que Naruto le besara, sin que le prometiera nada porque ambos eran conscientes de que entre ellos no había cabida a sentimientos más profundos que aquellos que devenían de una sincera amistad. Enrolló sus piernas en las caderas de Naruto y lo presionó contra su cuerpo mientras le devolvía el beso con intensidad. Tal vez eso era lo que necesitaba, se dijo a sí mismo sin intentar porque una parte de él, una pequeña parte, se sentía indudablemente desilusionado. Pero, ambos eran conscientes de que no se debía intentar tener una relación por el simple hecho de estar calientes.

Notas finales:

No se preocupen chicas, mientras no tenía computador leí Harry Potter y pienso ver las películas muy pronto xD La verdad es que la mola, Harry sin lugar a dudas no es para nada como los héroes que estoy acostumbrada y eso me agrada, todo un personaje.

¿Les ha gustado el capitilo? Cuando lo leí he gritado como mil veces como fangirl enloquecida. ¿Quién creen que perdió la apuesta?

Qué más les iba a decir... Umm tratara de escribir con más frecuncia, me puse a pensarlo y no es el tiempo ni las obligaciones, joder, me estreso con facilidad y eso me quita de lleno las ganas de escribir, que me recomendais(?) Yo trato de ser re- Hakuna Matata, pero mi mejor amigo dice que soy demasiado pequeña como para poder albergar más de un snetimiento a la vez, el muy idiota.

Besos y ronroneos. Os dije que les diría los FF de Harry Potter que había leído, pero en ese tiempo solo eran un par. Ahora son los únicos fanfics que leo, incluso ya ni consigo TToTT Cuando termine de estudiar inglés y pueda leer FF's largos seré tan feliz. Anyway, para el proximo cap se los posteo, lo cual espero que esté entre esta y la proxima semana, aun cuando sé que tengo examenes.

Les quiero <3 (Ay, sí ay sí. Estoy sentimental)

Un beso más a Cotechan~ Aquí está la respuesta a tu segundo rev, espero que no me pierdas la fé. Mi hermana en parte es la que procuró que no pasara más tiempo, echandome la cantaleta y amenazandome todo el tiempo. Me ha dicho que nadie va a leer esto porque soy muy incostante y bla, bla bla. 

Ahora sí: Matta ne


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