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Sangre del pasado por Fullbuster

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Sasuke Uchiha POV


Llegué a casa y quería ponerme a estudiar pero no podía, mi mente estaba concentrada en Naruto y es que me encantaba, adoraba a ese chico de cabellos dorados y ojos azules como el mar, era increíble, no sabía aún cómo había podido vivir tanto tiempo sin él, quizá era porque no le conocía aún, pero ahora que ya lo había conocido, no podía ver mi vida sin este chico.


Miraba por la ventana y trataba de encontrarle pero no parecía querer salir, algo me olía mal, creo que pasaba algo porque él siempre me saludaba desde su ventana o me hablaba desde allí, siempre se asomaba a verme pero hoy no. Era muy extraño todo esto y la verdad es que me preocupaba un poco, porque primero había sido Deidara el que había dejado plantado a mi hermano y ahora Naruto no se asomaba a verme.


Al final acabé acostándome a dormir y por mucho que trataba de dormirme, sólo me venía a la cabeza imágenes de Naruto, imágenes tanto de él como del día en que estuvimos juntos, la verdad es que aquel día fue el mejor de mi vida, porque desde que llegué a esta ciudad y conocí a ese chico de cabello rubio, yo me había vuelto loco por él, me había enamorado y eso era muy complicado de conseguir en mí, muchas chicas y chicos trataron de enamorarme, pasaban meses intentando seducirme y ese chico… lo había conseguido en apenas un día, sólo un vistazo fue suficiente para que cayera en sus redes, me tenía completamente a sus pies, haría cualquier cosa por él.


No sé aún que estaría ocurriendo en su casa para que no saliera a verme, quizá era algo de su hermano porque también era raro que no hubiera ido a ver a Itachi. Sé que Naruto hacía cualquier cosa por su hermano, se preocupaba mucho por él, me di cuenta enseguida de que para acercarme a él, era importante llevarme bien con su hermano y desde luego acerté, porque fue la forma en que conseguí llegar a él, a través de Deidara. Sinceramente… me parecía que desde que nos mudamos aquí, nosotros habíamos desbarajustado toda la vida de la familia Namikaze y me sentía un poco culpable de ello, pero a la vez me sentía feliz, porque estaba con Naruto y eso era importante para mí, ¿Quién me diría que yo… Sasuke Uchiha me enamoraría? Nadie de mi antigua ciudad lo consiguió y un chiquillo de Seattle robó mi corazón. Sonreí al recordarle, al recordar la primera vez que le vi, aquel golpe en mi espalda que casi lo tiró al suelo, aquel chico ruborizándose al verme, tan borde y seco, tan solitario huyendo de todo el mundo y sin dejar que me acercase y ahora… ahora yo le estaba quitando ese miedo que tenía, esa desconfianza porque en mí… en mí siempre podría confiar, yo siempre le protegería de todo.


Me desperté tras haber tenido una pesadilla y al mirar el reloj de la mesilla me di cuenta de que eran las cuatro de la mañana. Me sequé el sudor de la frente con la manga del pijama y me levanté para ir a la cocina a por un vaso de agua. Odiaba estos momentos, porque luego me costaba horrores volver a dormirme y mañana teníamos clase, supongo que llevaría unas buenas ojeras. Pasé por la habitación de mi hermano y tenía la puerta cerrada, típico en él dormir con la puerta cerrada, así que no me extrañó, a estas horas debía estar tronco perdido. Cuando empecé a bajar las escaleras, me di cuenta de que había luz en el salón y se escuchaban voces, si no me equivocaba… era mi madre hablando por teléfono. Yo imaginé que estaría hablando con su amante… que harto me tenía esta situación, esperaba que papá se diera cuenta pronto y la echase de aquí, porque las cuatro de la mañana no eran horas de llegar y menos de ponerse a hablar por teléfono.


Mi madre se reía mucho y a mí me ponía de los nervios, tenía una risa falsa o a mi me lo parecía, quizá sólo me lo parecía por el odio que le tenía, pero es que yo ya no la consideraba mi madre, era una extraña que vivía en esta casa, puede que ella me hubiera dado a luz… pero nada más, por mí no hizo absolutamente nada, todo lo hicieron mi hermano y mi padre, no le debía nada a esa mujer que estaba ante mis ojos.


La miré desde la puerta, estaba tumbada en el sofá moviendo los pies animadamente mientras reía y seguía hablando por teléfono. Iba a marcharme cuando de repente se puso muy seria y comentó algo sobre “Ese maldito crío”. Me quedé allí por la mera curiosidad de saber a quién se refería, no sé si era por mí o por  Itachi… quizá por alguien más pero decidí quedarme a escuchar.


- Resulta que ahora ha vuelto a aparecer… no debió de tener bastante con todo lo que le hicimos en el pasado… pero hay que separarle de mi esposo, ocúpate de él… me da igual cómo, deshazte de ese maldito crio, amenázale con sus hijos como hicimos una vez, haz lo que sea, pero no puede estar cerca de mi marido, no podré conseguir su fortuna si se divorcia de mí ahora para andar detrás de ese rubio impertinente – le decía a la otra voz del teléfono – Al parecer ha tenido a los niños, no salió tan bien nuestro plan de que los perdiera, yo que creía que ya se había largado de nuestras vidas ahora aparece aquí en Seattle, odio mucho a ese maldito crío – le decía mi madre – hay que hacer algo y hay que hacerlo cuanto antes. Fugaku ya me está preparando los papeles de divorcio y no puedo permitirme perderle, toda mi riqueza proviene de él ¿Qué haría sin su dinero? – le preguntaba.


De verdad que mi madre sólo estaba con mi padre por su dinero, no quería nada más, estaba seguro de que mi padre sólo se quedó con ella por mí, Itachi me lo había dicho varias veces y lo entendía, no creo que nadie pudiera estar con una persona tan cínica y superficial como era mi madre. Me daba un poco de lástima papá, porque no había podido ser feliz con la persona que eligió para compartir el resto de su vida y me alegraba que le pidiera el divorcio, al menos podría rehacer su vida, pero también me intrigaba saber de quién hablaba Mikoto. ¿A quién le hizo la vida imposible para que perdiera a los niños? ¿Tan bajo podía caer como para intentar que no nacieran unos niños indefensos?


Mi madre se giró y me vio en la puerta observándola pero a mí me daba igual. Se calló de golpe y le comentó a su amante que hablarían después, supongo que no quería seguir contándole cosas suyas delante de mí.


- Sasuke… - me dijo colgando el teléfono - ¿Qué haces despierto tan tarde? – me preguntó con voz dulce como si ahora pudiera ser mi madre.


No te me acerques y deja de hacerte la madre sufrida y atenta… los dos sabemos muy bien que no te importa si estoy despierto o no por mi salud, sólo por la conversación que has tenido – ella sonrió.


- ¿Cuánto has escuchado?


- Bastante – le dije – ojalá el papá se divorcie de ti.


- No puedes hablar enserio… soy tu madre.


- No… eres una extraña que vive en nuestra casa cuando le apetece, no estuviste ni una vez con Itachi y tampoco conmigo, no eres nada nuestro, sólo la que nos dio a luz, nada más, no te creas con derecho sobre nosotros sólo por eso.


- Te has vuelto igual de impertinente que tu hermano y tu padre – me dijo.


- Es posible, he sacado su mismo orgullo – le dije sonriendo – y doy gracias a Dios todos los días de no tener ningún parecido a ti.


- Eres igual de prepotente que todos ellos.


- Soy un Uchiha después de todo – le dije – deberías estar acostumbrada a cómo somos… te casaste con uno y te follas a su hermano.


Mi madre me dio un bofetón supongo que por la insolencia, pero yo sonreí lejos de sentir dolor, para mí… ella no podía hacer absolutamente nada, mi padre acabaría con esta farsa de matrimonio y sería suficiente para hacerla sufrir, no necesitaba nada más, yo no tenía que hacer nada, perdía a sus hijos y a su esposo de golpe por no haber sido lo suficientemente inteligente para darse cuenta de que su fortuna se iba con nosotros, no fingía muy bien, pero yo esperaba que disfrutase con su amante, mientras saliera de nuestras vidas sería genial.


- ¿Quién era? – le pregunté con una sonrisa - ¿De quién hablabas?


- Del amante de tu padre – me dijo muy segura - ¿Creías que yo era la única que tenía amantes?


- No me extraña, no sé cómo te aguantó tanto tiempo el papá – le dije sonriendo - ¿Cómo se llama?


- Minato Namikaze – me dijo sonriendo y me di cuenta entonces de algo… era el padre de Naruto.


- Mientes – le dije.


- No – me dijo sonriendo – tu padre se tiraba a ese crío y él le dio dos hijos rubitos y de ojos azules… tal y como salen los de la familia Namikaze, muy diferente a los Uchiha que sois morenos y de ojos oscuros.


- No puede ser – le dije teniendo en cuenta de que Naruto… podría ser mi hermano según lo que decía mi madre.


- Puedes preguntarle a tu padre si no me crees, yo intenté evitar que nacieran, puedes culparme si quieres, pero no quiero a los hijos de su amante en mi familia – me dijo cabreada.


- Si tratas de hacer algo a esa familia… te hundiré yo mismo, papá no dejará que te salgas con la tuya, es el mejor abogado del país, te hundirá en la miseria – le amenacé.


Odiaba que alguien pudiera amenazar a Naruto y más si era mi madre ¿cómo podía haber intentando hacer que no nacieran esos niños? Ambos eran increíbles y ella había intentado matarles sólo porque no quería ver a los hijos del amante de su marido… no me cabía en la cabeza cómo podía pensar así, esos niños tenían derecho a vivir y no podía imaginarme lo que había tenido que sufrir Minato aguantando sus insultos, aguantando sus desplantes y amenazas… empezaba a entender por qué Minato se marchó lejos.


Volví a mi habitación después de coger el agua y dejé allí a mi madre, pero ahora no podía dormirme pensando que quizá Naruto podía ser mi hermano y no podía evitar algo así, yo le amaba, pero no podía estar con él sin resultaba ser mi hermano y eso me destrozaba. Al final como supuse, a la hora a la que sonó el despertador para ir a clase, yo tenía unas ojeras increíbles de no haber podido dormir nada y mi padre hacía un rato que se había marchado al despacho, así que no tuve oportunidad de preguntarle nada, lo haría a la vuelta.


Cuando llegué a clase, Naruto estaba hablando con un chico… creo que era Sai porque lo había tenido en mi clase de biología y siempre hablaba con sus compañeros, sabía que al menos uno de ellos, Suigetsu, les contaba cuánto le gustaba un chico. Yo esperaba que no fuera Naruto, aunque por la forma de mirarle imaginé que era Naruto precisamente y me dio un ataque de celos, porque conocía a Suigetsu de los primeros días de clase… sólo lo querría para el sexo y nada más, para mí Naruto significaba mucho más que eso y no dejaría que le hiciera nada. No creí que Sai fuera un problema, pero al ser amigo de Suigetsu podría estar planeando algo para acercarlo a su amigo y no me gustaba.


Me acerqué hasta ellos y les interrumpí, aunque Sai se puso en medio dándome la espalda y alejándome de Naruto sin dejarme alcanzarle, al final, le pegué un empujón y cogí a Naruto del brazo arrastrándolo conmigo hacia otro pasillo menos transitado.


- Tenemos que hablar – le dije.


- No Sasuke – me dijo – yo… yo lo siento mucho pero… creo que no podemos estar juntos.


- Sé lo de tu padre y el mío – le dije de golpe.


- Entonces ya sabes por qué no podemos estar juntos Sasuke – me dijo.


- No lo he confirmado – le dije.


- Pero nosotros sí, Minato nos lo ha confesado, eres mi hermano Sasuke. Por favor… déjame, no me hagas recordar más veces lo que ha pasado entre nosotros, somos hermanos… esto está mal.


- No puedes hablar enserio Naruto.


- Hablo muy enserio Sasuke – me dijo – al final la gente siempre me traiciona, hasta mi padre me ha mentido, lo siento Sasuke, espero que seas feliz con alguien.


- No quiero un “Alguien”, te quiero a ti – le dije – y desde luego no quiero que estés con Sai.


- No estoy con él, sólo me estaba hablando – me dijo.


- Vamos Naruto… todos podemos ver que quiere algo contigo.


- ¿Y qué más te daría? Tú y yo no podemos estar juntos Sasuke, además… yo no confío en nadie, ya te lo dije.


- Naruto no vuelvas a eso, no vuelvas a hundirte en ti mismo… estabas saliendo, empezabas a sonreír, empezabas a ser feliz.


- Sí – me gritó – lo estaba haciendo gracias a ti, volvía a ser el chico que siempre era pero ya no puedo más… cada vez que confío en alguien me traicionan, estoy cansado, sólo confío en mi hermano, no necesito amigos, no necesito novio, no necesito nada – me dijo – por favor Sasuke… trata de olvidarme como yo trataré de olvidarte a ti.


- No puedo hacerlo – le dije pero él se marchó prácticamente llorando por el pasillo y yo aproveché a gritarle antes de que desapareciera – me niego a renunciar a ti ¿Me oyes?


 


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