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Sangre del pasado por Fullbuster

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Obito Uchiha POV


Menos mal que Fugaku vino a hacerme entrar en razón sobre lo del juicio y la familia, yo siempre había sido ese chico que odiaba contradecir a mi padre, pero desde luego Fugaku tenía razón en algo, tenía que hacer mi vida, tenía que empezar a mirar por mí y por lo que quería y yo quería a Kushina y a ese niño que iba a nacer. No sé qué es lo que iba a hacer con mi familia, sé que no estaban de acuerdo en que me casase con Kushina, pero yo quería hacerlo, mi familia sólo veían el dinero y la influencia social, Kushina no tenía nada de eso, era una simple chica que había acabado la carrera de económicas y se había puesto a trabajar en nuestra empresa.


Era una chica estupenda, de gran vitalidad y con la que yo me sentía seguro y a gusto, me divertía con ella, era la mujer perfecta para mí y encima… iba a darme a un niño, iba a ser padre y quería serlo, yo quería estar con ellos y formar una familia como no la habían tenido ninguno de mis hermanos, porque Madara iba a la suya, siempre estaba con una u otra mujer a ser posible… siempre casadas porque le gustaba el morbo y el peligro, pero de ahí a follarse al a mujer de nuestro hermano… creo que ya era demasiado, era un terreno en el que no debía haberse metido y encima… según contaba ahora, se había enamorado de esa mujer, aunque él jamás querría tener hijos.


Tampoco entendía a Mikoto, Fugaku era un hombre íntegro, con unos valores familiares muy altos y no comprendía cómo era capaz de abandonar a un hombre como él por irse con Madara, el mayor pendenciero de todos y es que encima… lo había enamorado, pero ella no tenía ni idea de la joya que se llevaba, porque nuestro hermano ni quería hijos y encima, era alérgico al compromiso. Menudos dos estaban hechos.


Fugaku se merecía a alguien mejor que eso, alguien que le hiciera feliz y por mucho que se lo decía e incluso sus propios hijos trataron de convencerle, él mantenía esa unidad familiar como podía pero yo seguía pensando que debía dejar marcharse a Mikoto, era lo mejor para todos y si nuestra familia no lo entendía pues que no lo entendiesen, eso es lo que él me había hecho ver, por eso era yo ahora el que iba a romper con la familia por Kushina.


Me miré al espejo viéndome bien arreglado y cogí el ramo de flores de la mesa, ese que quería entregarle a Kushina para suplicarle después que me perdonase como un millón de veces, porque no sé si ella estaría dispuesta a perdonarme. Tenía que intentarlo y más ahora que tenía que estar a punto de dar a luz. En todas y cada una de las sesiones del juicio, yo sólo hacía que mirar a su vientre y sonreír, porque sabía que era mío y me gustaba la idea, quería ser padre, quería a ese niño, quería que me perdonase aunque no sé si lo haría.


Conduje hasta la puerta de su casa, menos mal que Fugaku me hizo el favor de decirme la dirección de Kushina y eso que le costó bastante que Minato, el abogado defensor de la otra parte le diera esa información, pero no sé que tenía mi hermano con ese otro abogado, yo sabía que había algo entre ellos que no me contaban, se veía en sus miradas, en la forma en que ambos se hablaban, esos dos tenían o habían tenido algo.


Llegué a la puerta de Kushina y tras armarme de valor comprobando que estaba listo y bien arreglado con el ramo de flores preparado, llamé a la puerta y al abrir, tuve que poner el pie en medio para evitar que me cerrase en las narices y lo entendía, no quería verme después de lo que le había hecho, pero yo sí quería verla.


- Por favor Kushina, déjame hablar – le comenté.


- Lárgate – me dijo intentando cerrar la puerta.


- Venga por favor – le supliqué – quiero disculparme.


La puerta dejó de hacer fuerza y me permitió abrirla para encontrarla mirándome con sorpresa en sus ojos.


- ¿Disculparte? – me preguntó - ¿Tú? ¿Un Uchiha? – dijo más sorprendida aún.


- Sí yo… un Uchiha, vengo a disculparme y a suplicar tu perdón, porque no concibo mi mundo sin ti y ese niño, te necesito Kushina, te quiero en mi vida.


- Estás loco, ¿Después de lo que me has hecho pasar con el juicio y de tirarme de la empresa?


- Lo sé, tienes toda la razón del mundo para estar enfadada conmigo, pero por favor… no me alejes de tu vida y de la de ese niño por mi tozudez y mi falta de habilidad para defenderte frente a mi familia. Cometí un error, soy un idiota, pero no dejaré que mi familia vuelva a manipularme, te quiero Kushina y lo sabes, lo sabes porque nos enamoramos en el primer momento, en aquel ascensor ya sabía que tú eras la mujer de mi vida, llenaste mi vida de alegría con esa vitalidad tuya, por favor… no me dejes caer de nuevo en lo que era, no dejes que sea como antes.


- Eres imbécil – me gritó – y aún así te quiero, no puedo explicarme ni siquiera como puedo quererte aún – me dijo besándome y las flores se me cayeron al suelo.


- Las flores – le dije preocupado porque se habían caído.


- Déjalas y bésame – me dijo sonriendo y la besé, porque la había echado tanto de menos que no podía evitarlo.


Besarla después de tanto tiempo era lo único que me ilusionaba ya, en este momento todo me daba igual, porque sabía que hacía lo correcto, que ella era todo lo que necesitaba y si mi padre quería quitarme el mando de la empresa podía hacerlo, buscaría otro trabajo, haría lo que sea y mantendría a mi familia como pudiese, pero estaría con ella y con mi hijo. Escuché a Kushina gritar un poco de dolor y alejarse de mí. Al mirarla con preocupación por si le había hecho daño, me di cuenta de que algo no iba bien.


- Llévame al hospital – me dijo y me asusté al verla romper aguas – pero ya – me gritó enfadada.


- Voy  - le dije cogiéndola en brazos y llevándola al coche.


Durante el trayecto la escuché gritar en el asiento trasero y me maldecía, me maldecía mucho y estaba algo asustado y preocupado. Me acababa de perdonar y me estaba insultando y echándome la culpa por haberla dejado así de gorda, por el dolor que sentía ahora y por no sé cuantas cosas más, pero cuando llegué al hospital y los enfermeros la subieron en la camilla, todos se echaron a reír y dijeron que era lo normal, que no me preocupase por lo que pudiera decir ahora así que me relajé.


Mientras esperaba a que saliera de la sala de parto, decidí ir al pasillo de atrás para coger un café de la máquina, lo necesitaba después de esto y fue entonces cuando me encontré a Fugaku sentado en una de las sillas abrazando al abogado de Kushina que lloraba y se agarraba a su camisa con fuerza sin poder dejar de llorar. No quise molestarles, supuse que algo grave había pasado pero no pude evitar tampoco quedarme allí para intentar averiguar de qué iba todo esto, así que acabé escuchando su conversación tras la esquina.


- Vamos Minato, cálmate – le decía Fugaku – todo estará bien.


- No estará bien, ha muerto por mi culpa, se ha puesto en medio.


- Minato, mírame… no habríamos dejado que te pasara nada, él quería que vivieras y no lo pensó, venga Minato, estás embarazado, vas a ser padre de nuevo y eso tendría que llenarte de felicidad.


- No puedo pensar en este niño ahora… sólo pienso en Kakashi, era su hijo, quería dárselo, quería formar una familia ¿Por qué ha tenido que pasarle esto? Él era un buen hombre, era yo quien debería haber muerto, no él.


- No digas eso, nos habrías causado aún mayor pena a todos, habría muerto tu hijo y tú. Kakashi lo hizo porque te quería, quería que ese niño viviera, vamos Minato, tú siempre has sido muy valiente, lo superarás.


- No lo haré, la otra vez estaba Kakashi para ayudarme.


- Y ahora me tienes a mí – le dijo Fugaku – yo jamás te abandonaré, no volveré a irme de tu lado.


- Pero no es tu hijo – le dijo


- Me da igual, me has dado a dos hijos biológicos maravillosos y a ese niño lo criaré y lo querré tanto como si fuera mío. Quiero estar contigo y sé que es demasiado pronto para ti, pero por favor… no me apartes de tu vida, puede que esta sea nuestra última oportunidad para arreglar el pasado. Déjame cuidarte, déjame quererte, Kakashi también lo quería, por favor Minato – le pedía Fugaku y vi como con lentitud atrapaba los labios de Minato entre los suyos en un dulce beso, aunque Minato lloraba y no le correspondió en aquel momento, supongo que sólo pensaba en Kakashi.


- No hagas eso – le dijo Minato – déjame sólo un rato, por favor – le pidió.


Me alejé de ellos porque creo que necesitaban estar a solas un tiempo y cuando volví a la sala de espera, los médicos salieron al poco para decirme que estaba todo perfecto, mi futura mujer estaba bien, agotada por el esfuerzo y que la dejarían un poco más dentro hasta que se recuperase, pero sí me trajeron a mi hija, una niña con el mismo cabello que su madre pero con los mismos rasgos en su rostro que yo, era preciosa y cuando me dejaron cogerla, supe que este era el mejor momento de mi vida.


No pude evitar pensar que Kakashi moría hoy, pero hoy también nacía otra persona importante, el destino a veces era cruel, pero también daba alegrías cuando daba tragedias. Cuando Kushina se recuperó, la subí en una silla de ruedas para evitar que caminase y tras felicitarla, besarla todo lo que pude y pedirle perdón otras veinte veces por si acaso, le conté lo que había ocurrido con Minato y fuimos a verles.


Fugaku se sorprendió de vernos allí, creo que ambos se sorprendieron, pero Minato trató de recuperarse y se agachó abrazando a Kushina. Creo que al menos fingió estar un poco feliz por su hijo, trató de aparentar la máxima felicidad que podía sacar en este momento tan doloroso para él. Nos contaron que estaban aquí por Deidara, que resultaba… era hijo de Fugaku, porque tenía gemelos y esta vez fui yo el sorprendido, pero me alegré muchísimo por mi hermano, porque se le veía que amaba a Minato y a sus hijos.


Me enteré allí mismo de todo lo ocurrido, de su relación de hace años en la universidad, de que esos gemelos eran de mi hermano y por tanto… mis sobrinos, que Minato estaba embarazado de nuevo y que Fugaku quería hacerse cargo de que nada le faltase a ese niño, de que amaba a Minato desde hacía demasiado tiempo, de que Sasuke no era hijo de Fugaku, sino de mi hermano Madara y eso sí me sentó mal, porque era un maldito desgraciado que no quería hacerse cargo de Sasuke y se lo endosó a mi hermano, pero estaba feliz porque al menos podría estar ahora con Naruto. Lo único que no me sentó bien, fue saber que Itachi estaba tan deprimido, ni siquiera había vuelto a pasar por el hospital y es que se había enamorado de su hermano, justo el que estaba hospitalizado y al que había salvado de la muerte. El destino a veces era cruel.


- Hablaré con Itachi – les dije – debe estar destrozado.


- Yo también tengo una conversación pendiente con él – me dijo Fugaku – además… hemos hecho una prueba de paternidad por si acaso Mikoto me mintió también con Itachi, me darán la prueba mañana – me confirmó Fugaku.


- Sería demasiado para ti si Itachi no fuera tuyo Fugaku – le dije.


- Lo sé, ya es duro saber que Sasuke no es mío, pero si Itachi tampoco lo fuera, no sé si lo aguantaría.


- Esperemos que Mikoto dijera la verdad por una vez – le dije.


- Eso espero, aunque si fuera verdad… no sé cómo consolaría a Itachi, porque entonces sería hermano de Deidara. Uno de los dos… mañana estará destrozado – me confirmó – esto va a ser duro.


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