Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

Las cinco cosas que odio de ti por Xerxes Uryu

[Reviews - 19]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Notas del capitulo:

Hola, de nuevo. Vaya, otra vez se me hizo tarde, lo siento por eso, necesito ser castigado por mi flojera.

Ya dejando el drama a un lado, este es el último capítulo, espero que hayan disfrutado estos pequeños one-shots casi tanto como yo lo hice al escribirlos.

Nos vemos abajo~

PD: Este es mi capítulo favorito por excelencia, ya verán por qué

Tú eres la única persona a la que amo. ¿Acaso no puedes entender eso?

Todos en la fiesta estaban callados. La chica, a la cual Uryū había catalogado como “fácil”, los miraba molesta y asqueada, Ichigo no sabía dónde meterse a pesar de que el Quincy estaba frente a él besándolo posesivamente y Uryū, al terminar el demandante beso, se fue de aquél horrible antro seguido poco minutos después por el pelirrojo.

¿Quieren saber cómo es que terminaron en esta situación?

Pues fue hace unas horas antes. Mizuiro había invitado a sus amigos a una fiesta que estaba organizando un famoso antro. El primero en aceptar fue el escandaloso Keigo, seguido de las chicas.

—Adonde vaya Hime-chan yo iré con ella —dijo Chizuru con la cara totalmente roja y babeando, imaginando quién sabe qué y ganándose una patada por parte de la pelinegra.

Después de eso Chad se alistó junto a su amigo pelirrojo y, para sorpresa de todos, Uryū.

La verdad es que Ishida tenía pocas o nulas ganas de salir. Pero al ver el semblante de su novio rogándole con la mirada a que fuera no pudo resistirse y terminó cediendo.

Podía decir que no se arrepentía y que estaba feliz de estar ahí, pero todos sabrían que estaba mintiendo. Con tan solo poner un pie en ese antro sabía que no iba a sentirse cómodo: había gran cantidad de alcohol, los chicos o bailaban a una distancia tan poco prudente o parecían que estaban teniendo un ataque epiléptico en la pista de baile, ver también que había algunas parejitas demasiado empalagosas era decir poco.

Lo peor de todo era que no podía pasar tiempo con su novio ya que él estaba muy entretenido con una chica de despampanante figura. La joven estaba muy pegada a él y el pelirrojo se veía incómodo, pero no hacía nada por evitarlo.

El Quincy sentía el ya reconocido tic en el ojo y sin muchas ganas se sentó junto a Orihime y Chad a ver si hablando con ellos se le iba ese molesto sentimiento que crecía en su interior cual fuego infernal.

 

¿Cuánto había pasado ya? ¿Una hora, un día, un mes? Lo único que sabía que en ese transcurso la “fácil”, apodo cortesía de Uryū, le había pedido a Ichigo que bailaran y claro que el Sustituto no se mostraría descortés ante una mujer.

—Ishida, ¿estás bien? —preguntó el coloso al ver que, a pesar del semblante serio del chico, sus ojos brillaban con una furia escalofriante.

—Sí —respondió tajante el Quincy.

Pero sabía que estaba mintiendo. ¿Cómo estar bien si una casquivana estaba coqueteándole a tu novio?, estaban jugando con su orgullo. Y no quería amenazar, pero su orgullo era demasiado grande como dejar que lo pisoteen.

— ¿Seguro?, parece que te vas a enfermar; estás muy rojo —ahora era la dulce voz de Inoue quien hablaba.

Pero en esta ocasión el pelinegro no pudo contestar pues un nudo en su garganta se instaló al ver que la chica se había desabrochado tres botones de su camisa mientras hacía un ademán con las manos queriendo decir que estaba “caliente”. El pelirrojo simplemente se sonrojó mientras volteaba hacia otro lado.

 

La chica le susurró algo en el oído y el joven, como idiota, asintió suavemente.

El pelirrojo, al voltearlo a ver, vio que se había estremecido haciendo preguntarse qué tipo de cara tenía. Pero no le dio mucha importancia pues en esa mirada de cautela hacía sentir poderoso al Quincy.

Cuando Ichigo se acercó lo suficiente sabía que faltaba poco para hacer explotar su ira.

—I-Ishida —tartamudeó bajo las sorprendidas miradas de Orihime y Chad y la “neutral” de Uryū —, venía a decirte que Izanami quería que la llevara a su casa.

Ichigo podía jurar que detrás del Quincy, desde las sombras, se erigía un poderoso imperio guiados por el azabache y faltaba poco para que Uryū diera la orden de ataque.

—Ella me pidió que la acompañara hasta su casa porque donde vive es muy peligroso  — ¿lugar peligroso? ¡por favor! Estaba seguro que lo único peligroso de ahí era esa arpía —. Por favor, espérame que no tardaré.

Y esa fue la gota que derramó el vaso y sobretodo porque la tal Izanami estaba devorándose con la mirada el perfecto cuerpo de Ichigo.

“No toleraré esto” se dijo a sí mismo el azabache. “Les demostraré a todos que nadie le ve la cara a Ishida Uryū”

Entonces el joven Quincy se levantó, haciendo gala de su elegancia, y se dirigió hacia el Shinigami.

—Haz lo que quieras, no me importa —habló lo más tranquilo que pudo al estar cara a cara con el pelirrojo —, pero…

Y antes de terminar su oración apresó los labios ajenos con los suyos en un demandante y posesivo beso. Su lengua reclamaba lo que era suyo por derecho, su orgullo herido se levantaba cual fuego iracundo, su brazo izquierdo apretaba fuertemente la cintura ajena y su mano derecha se aferraba fuertemente del cabello naranja.

Ichigo no daba crédito a lo que pasaba. ¿Desde cuándo Ishida era tan fuerte? Apenas y reconocía al hombre frente a él. Su boca experta recorriendo su cavidad, sus ojos nublados por la ira de haber lastimado su orgullo y los brazos carceleros haciéndole sentir como un niño indefenso.

Al separarse, la fiesta se había congelado bajo las miradas atónitas de todos (y unas cuantas de desilusión por parte de las chicas).

—Vas con ella y eres hombre muerto —sentenció y se fue de ahí con su orgullo por fin vengado.

Ichigo no sabía qué pensar. ¿Qué demonios había pasado? Buscó con la mirada a sus amigos que lo veían con los ojos iguales o más abiertos que los de él.

—Maldito Quincy de pacotilla —dijo el pelirrojo para después ir tras él.

No era de sorprenderse que a la mañana siguiente los dos jóvenes fueran el centro de atención y que Uryū no le dirigiera la palabra a Ichigo. Por culpa de ese Shinigami de cuarta él mismo había roto su promesa de no decir nada de su relación. Y quién diría que lo haría de la forma más patética y estúpida posible.

Todos pensaban que Ishida estaba enojado por lo sucedido en el antro. Pero lo que nadie sabía era que el mismo azabache se encargó de hacerle saber al pelirrojo que nadie más que él podía poseer aquél cuerpo.

Entonces, ¿por qué el Quincy no le dirigía la palabra a Kurosaki? La respuesta era simple: su orgullo todavía estaba lo suficientemente dolido como para dejarle las cosas fáciles al de ojos avellanas. 

 

 

Notas finales:

Ta dá. Eso ha sido todo. Oh, sí, Ishida-man en acción xD.

Bueno, espero que lo hayan disfrutado, saben que los reviews son comida y yo soy una persona que peca de gula (?)

Nos vemos~


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).