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El cielo está en tus ojos por Zeny

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El cielo está en tus ojos

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Capítulo XXII

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_ Katon: Gokyaku no Jutsu!

El fuego barrió sobre el campo como una ola, y derritió la nieve que se había apelmazado sobre sobre la tierra durante los últimos días. Sasuke tosió un par de veces, y su aliento parecía más humo que otra cosa. Frunció el ceño y chasqueó la lengua, pero no volvió a intentarlo.

No podía.

_ Hm… - Kakashi observaba con atención el entrenamiento. Naruto, que había estado hasta ese momento de brazos cruzados detrás del pelinegro, trotó hacia donde estaba el sensei, un gesto cuestionador en su rostro.

_ Kakashi-sensei, ese katon de ahora… ¿No crees que…? – Era raro ver a Naruto sin su usual sonrisa, su semblante contaminado por una inquietud que no podía esconder. Por el rabillo del ojo Kakashi vio que Sasuke volteó el rostro y les dio la espalda a ambos, molesto. Por supuesto que los podía escuchar. Por supuesto que le irritaba ser objeto de tanta preocupación.

El peliplata suspiró, y cabeceó en señal de asentimiento. Ambos se voltearon hacia Sasuke, que en medio del campo de entrenamiento parecía estar a punto de que se le doblaran las rodillas.

Llevaban en eso una hora y media, sin hacer caso a la presión del frío ni a las ráfagas invernales que atravesaban el área de entrenamiento como el suspiro feroz de un gigante.

_ Sí. El rango de ese ataque debería ser mayor.

Naruto chasqueó la lengua.

_ Es ese asqueroso sello, ¡maldita sea!

Kakashi colocó una mano sobre su hombro en un intento de confortarlo. El rubio estrechó los ojos, una sensación incómoda en su pecho, y bajó la cabeza. Si no hubiera sido por la insistencia de Sasuke no hubieran llamado a Kakashi para entrenar. Naruto había querido evitarle la frustración que sentiría. Era lo mismo que le había pasado a él: A la edad de Sasuke él no era tan fuerte como el menor, y aun así la impotencia le había hecho romper la piel de sus nudillos al golpear la pared una y otra vez, como si eso fuera a regresarle la fuerza de alguna manera.

_ Sólo necesita acostumbrarse y entrenar más, Naruto. No te preocupes.

El rubio levantó la mirada hacia el chico pelinegro, que se disponía a empezar otro jutsu. Desde ahí podía ver su ceño fruncido y la línea determinada de su boca. Sintió el impulso de decirle que no lo hiciera, que se tomara un descanso, pero la última vez que había sugerido eso Sasuke, casi literalmente, lo había mandado a la mierda.

También podía ver lo acelerada que estaba su respiración, y el cómo sus manos temblaban a veces; como si fuera la primera vez que realmente usaba su cuerpo después de mucho tiempo.

Naruto apretó los puños y los presionó contra sus costados.

_ ¿Cómo quiere que no me preocupe, Kakashi-sensei!? Ese maldito- Tsk, la próxima vez que lo vea le voy a arrancar los ojos-

_ Lo que puedes hacer ahora es estar a su lado, Naruto. Aconséjalo y ayúdalo. Sólo eso puedes hacer ahora.

Naruto miró a su ex-sensei. La seriedad de sus ojos hizo que todo lo que tenía que decir se esfumara del aire.

Sabía que no podía hacer nada. Estrechó los ojos y bajó la cabeza. La tranquilidad de la mañana y los momentos que había tenido hacía unas horas parecían distantes. Sasuke estaba enfocado en su entrenamiento, y la única manera que tenía Naruto de sacarlo de la ira que sentía hacia sí mismo era redirigirla. Así que Naruto compuso una sonrisa, frágil y casi falsa, y regresó hacia Sasuke.

_ ¡Oi, mocoso! ¡A ver cómo va ese taijutsu! – Se puso en posición de ataque, y Sasuke, sin meditarlo dos veces, se lanzó hacia él en medio del campo nevado.

 

 

 

---Horas antes----

 

Lo primero que hizo Naruto cuando despertó fue tener una crisis existencial tremenda.

A parte de cuestionarse sus orígenes, si verdaderamente era hijo de sus legendarios padres, si realmente había sido entrenado por uno de los tres Sannin, y si realmente su nombre era Naruto Uzumaki, Héroe de Konoha, se cuestionó su sanidad mental, su moral, y hasta su sexualidad.

Una cosa es que te gusten los hombres y otras que te gusten los hombres PEQUEÑOS.

Eso da a qué pensar.

Ya más de una vez Kurama le había llamado pedófilo o pederasta, y Naruto tuvo que reflexionar si esto era algo que sólo le decía en broma.

Miró la forma que tenía a su lado: cubierta por una sábana, una silueta pálida, salvo algunos moretones que evocaban sensaciones de las que no era buena idea pensar en ese momento, no fuera a darle una erección matutina después de lo de anoche.

“Algún día me correré dentro de ti!”

Naruto huyó al baño.

¡¡¡¡KYAAAAAAAAAAAAAAAAAAH!!!!!

Qué diablos

¿¡QUÉ DIABLOS!?

¡¿Desde cuándo se había convertido en tamaño pervertido!?!?!

Desde que naciste. Te apadrinó un pervertido, idiota.

¡Cállate, zorro estúpido! ¡No me ayudas-tebayo!!!!

En su mente, Kurama se encogió de hombros.

Sigo diciendo que deberías ir a ver a alguno de esos Yamanaka a que te revisen la cabeza, a ver si es verdad que eres o no un ped-

AHHHHH!!! ¡Silencio, silencio!!!!

Tenía la cara completamente roja, como un tomate a punto de reventar. Se sostuvo la cabeza y se tiró de los cabellos. Cerró los ojos, apretó los párpados, y se acordó de respirar.

Sólo respirar.

Luego, lentamente, vio su reflejo.

Parpadeó.

Y un pensamiento cruzó su cabeza:

“Ya no soy virgen”

Bravo, deberías celebrar.

Tsk. ¿Qué te dije, bola de pelos espiritual?

Pero lo segundo que pensó caló con más profundidad en su mente, y le hizo llevarse una mano al pecho, sentir el palpitar de su propio miocardio. Un suspiro tembloroso se hizo paso entre sus labios, que luego de tres dudosos segundos se curvaron en una sonrisa tentativa.

_ …Heh…

Su cubrió la cara con una mano.

“Sasuke y yo…”

Bueno, en realidaaad no lo “hicieron”, pero-

No le estaba escuchando. Había una parte de él que estaba endemoniadamente feliz, jubilosa, contenta. Que no podía evitar mirar por la rendija de la puerta hacia la cama, donde aún el pequeño pelinegro dormía. Era un milagro que no se hubiera despertado con el alboroto de Naruto.

Debía estar realmente cansado…

Pegó la cara a la pared para tratar de controlar su sonrojo y decidió que, la mejor forma de bajarse la temperatura era con una ducha fría.

¿Y arriesgarte a una hipotermia sólo por controlar tu libido?

…No era como si fuera a morir, pero mejor no tentar a la muerte con estupideces.

Sabes, Kurama, a pesar de todo, das buenos consejos. Deberías tener tu propio programa.

¿Qué?

Sería algo así como “Doña Kurama te arregla la vida”

…Me acabas de-

¡JAJAJAJAJAJA!

Cambió la llave del agua a caliente.

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Sasuke abrió los ojos.

En el techo blanco, como si de un cuadro se tratara, empezaron a aparecer imágenes, colores. Al principio no supo descifrarlas, pero pronto se dio cuenta que no era simples remolinos desfigurados: había una historia ahí, una historia contada a través de sus ojos.

Dos lagos azules prendidos por la luz del sol. En un principio, les había apartado con un portazo indiferente. Luego, los había recordado con rencor y rabia, por la indignación de sentirse subestimado, como si no tomaran en serio su fuerza.

El azul cambiaba de acuerdo a la luz, o el recuerdo: si las sombras del pasado oscurecían la visión de Sasuke, a veces los bordes del cuadro se tornaban rojos, agrietados, como si un fuego corrosivo le estuviera destruyendo; pero luego explotaba una luz que reparaba las grietas y aclaraba los colores opacos, y el azul volvía a recuperar su magnificencia, y volvía a brillar como un universo nuevo, como el cielo limpio de verano, como el mar visto a las doce del día.

Se vio a sí mismo extender su mano hacia el cuadro, y sus dedos dibujaron tentativamente recuerdos favoritos: una sonrisa de oreja a oreja, tres marquitas en cada mejilla, los bigotes que delataban su picardía. Un tazón de ramen humeante, comida cacera, manchas de pastel en aquel rostro, “¡Nii-san, juguemos!”, risas, cabello amarillo como el sol, el olor de su piel, el sabor de su tacto, la explosión en su pecho, sentimientos que salían en espirales hasta envolverlo en un apretado abrazo. Una calidez familiar, una calidez perdida.

“Sasuke”

Su voz dicha por muchas voces a la vez.

 

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Lo que le despertó fue el susurró del agua que venía del baño. Por unos minutos no reconoció donde estaba, sus sentidos sensibles aun a las imágenes y los recuerdos difusos del sueño. Entonces sus ojos se movieron hacia la puerta tras la que podía escuchar la ducha, y luego hacia sí mismo, sentado en la cama, completamente desnudo, cubierto por sábanas y una manta. La calidez de estas no le invitaba a levantarse, y aunque se sentía más claro de la situación aún estaba algo confundido, como si una parte de sí esperara por algo.

Luego Naruto salió del baño con una toalla alrededor de la cintura, lo vio despierto, se detuvo, y, tras una pausa en la que pareció dejar de respirar, le dedicó una sonrisa.

_ ¡Sasuke! ¡Buenos días!

Parpadeó. El rubio estaba sonrojado esta las orejas.

¿Sería por la ducha…?

Oh.

Sintió su propio rostro calentarse.

Un grito interno.

Apretó los labios, sus ojos se abrieron de par de par en par.

Entonces, Uchiha Sasuke, genin en entrenamiento, el mejor de su clase, procedió a esconder su cara en la almohada, a tratar de asfixiar la vergüenza.

_ ¿Hum? ¿Qué pasa-tebayo?

Con claras intenciones de acercarse a él para darle un abrazo de buenos días (¿con un beso?) Naruto puso una rodilla sobre el colchón, y Sasuke se enderezó de golpe, lleno de pánico y bochorno.

_ ¡P-ponte algo!

_ ¿Pero por qué-tebayo?!

El pelinegro lo miró con el ceño fruncido, la mitad de su cara cubierta por la blancura de la almohada, la cual tenía delante de sí como una especie de… escudo protector de su integridad.

No, pero si es que ya había perdido esa “integridad” anoche.

Oh Dios.

_ ¡Ya sabes por qué, idiota!

Naruto hizo un puchero.

_ ¡Está bien, está bien-tebayo! ¡Ni que fuera a pasármela desnudo todo el día!

Naruto le dio la espalda y Sasuke hizo lo mismo.

“¿Ah, por qué…? Ayer no…No me sentía así.”

¿Qué demonios le pasaba? ¿Qué era esto? ¿Vergüenza? ¿Pánico? ¿Taquicardia?

Escuchó al rubio andar por la habitación murmurando cosas por lo bajo. Sasuke volvió a esconder su cara en la almohada y rogó porque Naruto se fuera de la habitación. Necesitaba…Unos minutos para componerse, y poner todo lo sucedido la noche anterior en una cajita mental bien cerrada; era eso o permitir que sus mejillas se quemaran cada diez segundos de tanto sonrojo.

 

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Cuando Naruto salió de la habitación y pudo levantar la cabeza de su “escondite”, y pudo más o menos dejar de lo que sea que era la maraña de emociones en su pecho, se percató de algo que había ignorado antes.

Era la primera vez en días que tenía una pesadilla.

Cerró los ojos.

Intentó concentrar sus sentidos en calmarse y, después de unos segundos, pudo escuchar otro ruido familiar: el tintineo de cubiertos y platos, el chorro de agua del grifo de la cocina, los pasos apresurados de Naruto, que en vez de caminar parecía a ir de un lado a otro a saltos.

Parpadeó un par de veces.

¿Qué estaba haciendo ese idiota?

Corrección. ¿Qué estaba haciendo el idiota en SU cocina?

Para cuando su cerebro terminó de reiniciarse y asimilar todo lo que había pasado el día anterior (o sea, la razón por la que se sentía sudado y, uh, sucio) Naruto entraba por la puerta de la habitación con una enorme sonrisa y una bandeja en las manos.

_ ¡El desayuno está listo-tebayo!

¿Huh?

Huele bien…

Su estómago emitió un ruidito para nada desconocido, y el pelinegro se sonrojó levemente. El rubio bufó una risita y se sentó con milagroso cuidado sobre la cama. Después procedió a acomodar la bandeja sobre las piernas del menor.

Naruto… ¿Le había preparado el desayuno?

_ ¿Qué esperas-tebayo? ¿No tienes hambre?

Aquellos ojos azules, claros como un cielo despejado, luminosos, puros como dos joyas, tan brillantes que atravesaban la coraza de su alma.

Hacía mucho…Hacía mucho.

Nadie le había traído el desayuno a la cama…Desde su mamá.

Ni siquiera…él.

Sintió el extraño impulso de lanzarse a los brazos de Naruto y abrazarlo con todas sus fuerzas.

Pero por supuesto, no hizo nada. Se quedó quieto, y esperó a que su pecho se calmara, a que los latidos que resonaban con fuerza ensordecedora cesaran.

_ Hn… Buenos días.

Naruto peinó algunos de los mechones negros detrás de una oreja, y dio un toquecito en su barbilla con un nudillo… cariñosamente.

Dios, no era la primera vez que lo tocaba así, pero Sasuke estaba sensible. Por alguna estúpida razón tuvo que dejar de respirar para componerse, y se forzó a mirar el desayuno en su regazo para ignorar el leve ardor de sus ojos.

_ Heheh. ¿Dormiste bien?

El pelinegro no contestó, y simplemente bebió el agua que estaba en la bandeja.

_ Por si querías saberlo, yo dormí muy bien-tebayo. No sentí frío en ningún momento. – se inclinó hacia adelante y besó la frente pálida. Sasuke pudo sentir la curva de su sonrisa contra su piel.

Naruto incluso había recordado su costumbre de tomar un vaso de agua antes de comer cualquier cosa en la mañana.

_ … Gracias. – Fue lo único que pudo decir tras carraspear la garganta.

El rubio se sentó con las piernas cruzadas frente a él, y lo contempló mientras Sasuke comía. La manzana, la leche, el tocino que olía delicioso. No era una comida muy complicada, y, sospechaba, era lo único que el rubio había aprendido hacer en el tiempo que había vivido con Sasuke.

Eso le sacó una pequeña sonrisa.

_ ¿Hhmmm? ¿De qué te ríes?

_ No me he reído. – contestó sin levantar la vista.

_Pero pensaste en algo gracioso. – instó el rubio.

Bueno, si tanto quería…

_ En tu incompetencia culinaria.

_ ¿Hah? ¡¿Te traigo el desayuno a la cama para que te sientas como un rey y así es como me pagas?!

El menor alzó una ceja, y no se molestó en contener la sonrisa ladina que se instaló en sus labios.

_ ¿Eres mesero para que tenga que pagarte?

Naruto gruñó por lo bajo. Se llevó la mano al pecho y se dejó caer de lado sobre la cama dramáticamente.

_ Que cruel eres conmigo, Tomatito-chan.

El susodicho reviró los ojos, más interesado en darle un mordisco a la tostada con mantequilla. Justo entonces, Naruto se levantó de súbito y encajó sus dientes en la deliciosa y crujiente tostada.

_ Qué- idiota! – Sasuke alejó la tostada de su alcance, pero el rubio solo sonrió con picardía al tiempo que masticaba. - ¿No desayunaste?

_ Sí.

El pelinegro frunció el ceño.

_ Entonces no toques mi comida.

_ Eeeh?? Vamos, Sasuke, no seas malo. – El rubio hizo un puchero y entornó sus ojos de cachorro apaleado – Me quedé con hambre-tebayo.

_ Hm. Ve y prepárate más.

_ ¡Pero si yo te preparé esta! No seas tacaño. – intentó morder la tostada de nuevo pero Sasuke la apartó de su alcance.

_ ¿Acaso no querías que me sintiera como un rey? – entonó con voz altanera, el brazo alzado por encima de su cabeza – Ve y prepara más, plebeyo.

_ HAH!? ¡A QUIÉN LLAMAS PLEBEYO?!

Sasuke mantuvo fuera de su alcance la tostada cuando el mayor intentó quitársela, y justo cuando Naruto iba a intentar La Táctica Definitiva – darle un besito – el pelinegro agarró lo primero que su mano encontró – gracias a dios no fue un cuchillo - y se lo tiró en la cara.

Le dio el almohadazo de su vida.

_ MHFH!!

Fue tan duro que el rubio aterrizó de espaldas al piso.

…Tal vez se había pasado un poco, tuvo que reconocerlo. Además, los novios compartían la comida, ¿verdad?

(Novios…Aún no se acostumbraba a esa palabra.)

Se asomó por el borde de la cama, y tuvo que bufar ante la cara de idiota que tenía el rubio. Cuando sus ojos se cruzaron el mayor le lanzó una mirada dolida, de reproche.

_ Eso dolió-tebayooooo. – Se quejó al tiempo que se sobaba la nariz.

Sasuke, sin decir una palabra, partió la tostada y le dio una de las mitades.

Naruto parpadeó sorprendido. Antes de que Sasuke pudiera alejar su mano, la tomó con una de las suyas y besó el dorso con suavidad. Un calor familiar trepó por el cuello de Sasuke, pero en vez de retirarla, se quedó ahí, sus pupilas fijas en las de Naruto.

Enmarcadas en ese azul tan hermoso, como dos túneles eternos que lo sacarían y lo harían volar fuera de la oscuridad.

Sus labios se curvaron hacia arriba, algo que pasaba muy seguido últimamente. Naruto rió contento y mordió la tostada con una enorme sonrisa.

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---Presente---

Su chackra no funcionaba como debería, como siempre lo había hecho. Kakashi le había advertido antes de empezar que si sobrepasaba un límite podía activar el sello maldito, y Naruto le miraba con tanta preocupación que a pesar de la frustración que le causaba no le quedaba de otra que aceptar las limitaciones a regañadientes.

Cuando su confiable katon salió mal por cuarta vez, la paciencia de Naruto no dio a más.

_ Sasuke, es suficiente por hoy. ¡Vamos a comer algo! – Vociferó desde el otro lado del campo. Kakashi, un par de metros a la derecha del pelinegro, no se atrevió a decir nada.

Por primera vez en mucho tiempo Sasuke miró a Naruto con odio. Se dio la vuelta y empezó a caminar a zancadas el sendero que conducía a la aldea. Escuchó a Naruto acercarse, pero este sólo se despidió de Kakashi y trotó hasta alcanzarlo.

Después de unos minutos Naruto tomó su mano y le dio un suave apretón. Su entrecejo se arrugó y Sasuke achicó los ojos. Podía sentir la mirada de Naruto en su rostro como una caricia en su mejilla, y sintió algo incómodo quemar entre sus pulmones.

Sus dedos se aferraron al calor de aquella mano grande y fuerte.

Y quiso apartarse, soltarlo: su mano, en comparación, era pequeña y débil.

_ NO quiero ser DÉBIL. – le había gritado antes entre jadeos de cansancio, cuando Naruto se había negado a volver a luchar contra él.

_ No lo eres, Sasuke.

_ Tch. Cállate.

El azul inevitable de aquellos ojos era demasiado honesto, pero Sasuke no le creyó.

Sí lo era. Y ese es el problema, por esa razón Orochimaru pudo atraparlo. Sasuke odiaba el hecho de haber sido salvado por otros, de haber sido incapaz de defenderse a sí mismo. Pero Naruto le había dicho que iba a protegerlo, y Sasuke se había dejado llevar, había olvidado las razones que lo movían a esforzarse todos los días en el campo de entrenamiento.

Sin embargo, ahora no era lo mismo.

No solo tenía que hacerse fuerte para vengarse: tenía que hacerse fuerte para defenderse, para proteger el poder de su linaje.

¿Y cómo iba a lograr matar a ese hombre si ni siquiera podía protegerse a sí mismo?

 

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Sakura bajó con una bandeja de alimentos al sótano del hospital, donde Tsunade-sama residía de momento mientras estudiaba frenética y obsesivamente el veneno que había usado Orochimaru en el ataque. Ella había podido despertar primero porque su capacidad auto-curativa era mejor, pero Jiraiya seguía en cama, si bien estaba consciente y fuera de peligro. Aún estaba recuperándose y reabasteciendo su chackra.

Al contemplar a su maestra se le hizo un nudo en la garganta. A Tsunade-sama le temblaban las manos que sostenían los tubos de ensayo. Se cayeron al piso con un sonido frustrante, y ella emitió un rugido, y estampó su puño contra la mesa.

_ Tsunade-sama…

_ ¡No tengo hambre!

_ ¡Tiene que comer! – insistió la discípula - Con el estómago vacío no va a lograr nada, y estando así tampoco. Tiene que descansar.

La Sanin chasqueó la lengua y volteó el rostro con evidente frustración.

Sakura colocó la bandeja sobre la mesa. Junto a los platos de alimentos había una botellita de sake. La rubia la miró con recelo y rencor, como a un viejo amigo en el que había confiado desde siempre y ahora, de la nada, la había apuñalado por la espalda.

_ No se preocupe, lo he revisado. No tiene nada. – le ofreció una sonrisa conciliadora. Tsunade suspiró con pesadez, y sin levantar la vista se sirvió una copa. La pelirrosada tomó aire antes de decir lo siguiente: – Quiero ayudar.

Tras unos tensos segundos, Tsunade la observó de arriba abajo, las ojeras, el cabello medianamente arreglado y, si su memoria no le fallaba, la misma blusa que Sakura había llevado ayer.

La Sanin asintió con cierta reticencia, y volvió a suspirar. Hizo un ademán con su mano que indicaba todo el desorden del laboratorio.

_ Busca algo donde escribir. – dijo, y con dificultad, tomó otro trago.

 

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Sasuke mató a una mosca en cuanto entró a la cocina.

Estaba de mal humor. Muy mal humor. Quería continuar el entrenamiento, pero Kakashi le había dicho a Naruto que debía al menos descansar un par de horas, almorzar y luego continuar. Y que “no debía esforzarse” tanto. ¿Qué demonios le pasaba a ese tipo!? Sasuke se esforzaría mucho más que antes, ¡porque había muchas más razones para hacerlo!

Se volteó. Naruto lo miraba con esa misma cara seria plagada de preocupación. ¿Qué estaría pensando?

Frunció el ceño y le dio la espalda, dispuesto a calmar sus pensamientos mientras preparaba algo para comer. Cocinar siempre lo tranquilizaba; era un vínculo indirecto con las cálidas memorias de su madre, de su sonrisa y su cariño.

Se detuvo un segundo, cuchillo en mano, con el que había cortado los tomates. Su vista se perdió en el metal del fregadero. Algo le daba vueltas por la cabeza, algo de lo que debería haberse dado cuenta, pero no sabía qué.

Aquella noción que se le escapaba se difuminó cuando tocaron a la puerta. Naruto había ido al baño y luego se había puesto a revisar algunos de los pergaminos que Sasuke tenía en su habitación, pero en cuanto escuchó corrió hacia la cocina.

_ ¿Esperas a alguien? – preguntó el rubio dubitativo.

Sasuke lo vio de reojo y suspiró.

_ No. – limpió sus manos con un paño y se encaminó hacia la puerta. Naruto le siguió sin decir nada, pero Sasuke sabía que se guardaba algunas cosas para no molestarlo.

Afuera de su apartamento estaba una persona que nadie esperaba ver.

_ ¿Chouji?

_ Hola, Naruto, Sasuke-kun. – El castaño les sonreía de forma amigable. En sus manos llevaba una cesta llena de frutas, y para más sorpresa se las ofreció. – Viene junto a los buenos deseos de parte de todos.

Era tradición regalar frutas a alguien que estaba en el hospital, algo que había iniciado Shikamaru en todas esas ocasiones en las que Chouji se había puesto mal del estómago. Naruto aceptó el regalo con una sonrisa de oreja a oreja.

_ ¡Muchas gracias-tebayo! Dile a Shikamaru, a Ino y a los demás que estamos bien, no hay por qué preocuparse.

_ Gracias. – Le dijo Sasuke al Akimichi, quién asintió en entendimiento.

_ Bueno, debo irme. – Y en lo que se volteaba, habló por encima de su hombro – ¡Shikamaru dice que no olvides comerte tus bananas!

_ ¡Hai, hai! ¡Nos vemos luego!

Los dos vieron a Chouji irse. Sasuke cerró la puerta y Naruto llevó la cesta hacia la cocina. Justo cuando iba a comerse una se detuvo y alzó la vista.

Sasuke iba hacia su habitación.

_ ¿Qué vas a hacer?

_ Voy a bañarme. No me gusta comer así. – Con “así” se refería a la mugre y la nieve derretida que se había pegado a su ropa y rostro durante el entrenamiento. Tenía en mente darse una ducha caliente en la tranquilidad de su soledad, pero por supuesto, Naruto siempre tenía otros planes.

_ ¡Te acompaño-tebayo! – exclamó el rubio con ánimo jubiloso.

_ No.

Antes de que pudiera huir de su agarre Naruto lo había cargado encima de su hombro como un saco de papas, y Sasuke experimentó una rarísima sensación de deja vu.

_ El lago no nos sirve ahora, pero de seguro tu baño me sirve para quitarte la amargura de alguna manera. – dijo con tono casual y despreocupado, el maldito.

Por supuesto que se acordaba, el muy rufián.

Sasuke gruñó por lo bajo.

_ Naruto.

_ No, no te voy a bajar. – dijo al tiempo que abría la puerta de la habitación de Sasuke con el pie. Con la mano desocupada le dio una nalgada que hizo que Sasuke casi saltara de encima de él. El condenado rubio se empezó a reír exageradamente en voz alta como un villano de telenovela.

Podía haber intentado zafarse o golpear su espalda hasta que Naruto le dejara. En lugar de eso soltó otro gruñido de protesta y agarró en sus puños la tela de la camisa del mayor.

“Te odio”, pensó.

Pero sabía que era mentira.

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Con el recado de parte de Shikamaru en mente, Naruto tomó una de las bananas y se la ofreció al pelinegro con una sonrisa que mostraba todos sus dientes.

_ ¡Ten! ¡Estas te dan mucha energía-tebayo!

Supo que Sasuke estaba a punto de decir algo como “No necesito energía”, pero cuando el menor vio su mirada pícara rodó los ojos y tomó la fruta. Quitó la cáscara con cuidado y dio una mordida. Comenzó a masticar.

Y escupió como si le hubieran dado ácido.

_ Agh, qué demonios-

_ Hey, ¡¿qué pasa?!

Sasuke se cubrió la boca y tosió. Se dio la vuelta con premura y llenó un vaso de agua en el grifo. Cuando terminó de beber, recordó la asquerosa mezcla de plátano y saliva yacía estaba todavía sobre la mesa.

Y Naruto estaba mirando aquello con los ojos entrecerrados.

_ Oye, ahí hay algo.

Sasuke se acercó.

_ Parece…

El rubio hizo como si fuera a tomarlo lo que parecía un pequeño trozo de papel con la punta de sus dedos, pero se retractó de inmediato.

_ Eh, cógelo tú, Sasu-chan.

El pelinegro entrecerró los ojos.

_ Tonto. Si tanto te da asco mi saliva no te besaré más.

Golpe bajo. Las mejillas de Sasuke se tiñeron levemente, pero no les prestó atención.

_ ¿HUH? ¡No me da asco…! ¡Lo que me da asco es la banana-tebayo!

_ Tch. – Sin querer perder más tiempo Sasuke tomó con cuidado el trozo de papel. Era perfectamente rectangular, más corto que su dedo meñique. – … ¿Cómo llegó esto aquí?

_ Será una banana de la suerte… - el rubio ladeó la cabeza, como si de verdad pensara que eso podía ser cierto. Sasuke contempló el pedazo de papel por los dos lados, pero no encontró nada.

Una idea cruzó su mente.

Volvió a llenar el vaso que había usado y sumergió el trozo de papel en el agua. Tres segundos después, aparecieron patrones en tinta negra.

El Uzumaki se había acercado y miraba por encima de su hombro mientras el Uchiha analizaba la serie de números y letras que ocupaba uno de los lados del papel.

_ ¿Eso es…un mensaje?

Era un tipo de código que reconocía, como los que había estudiado para el Examen Chunin. No le tomó ni un minuto descifrarlo, y eso le sorprendió. 

Sasuke alzó la vista hacia Naruto.

_ Son…coordenadas.

 

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Notas finales:

A/N: Ah, sí, ya sé. Sé lo que están pensando: Esto se ha tardado demasiado y de paso el capítulo es muy corto; ¿Zeny, por qué? ¿Por qué eres así de cruel con tus queridos lectores??? ¡Crueldad pura, QUE LE CORTEN LA CABEZA!!!


…Pero antes de que decidan darme por descabezada, tengo algo que decir en mi defensa! :D Y es que tengo dos capítulos más para publicar. Síp! Esto es 100% real no fake. No es un simulacro ni un espejismo. No quise publicar este capítulo hasta terminar el 24, y como lo acabé hoy, tocó publicar hoy :D


Agradezco mucho mucho mucho a todos los que han leído, a los que han dejado comentarios, reviews y a los que le han dado a favorito y a  los que aún siguen esta historia.


Espero que este capítulo les haya gustado. ¡Dejen sus comentarios, dudas, críticas y amenazas (?)!


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