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El cielo está en tus ojos por Zeny

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Notas del capitulo:

Disclaimer: Si Naruto me perteneciera, no existiría algo tan desafiante de la lógica como el final xD

El cielo está en tus ojos

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Capítulo 3

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Sasuke no vio a Naruto en una semana. Y no es que estuviera contando los días, ¡por supuesto que no!, pero había esperado encontrarse con el alocado rubio pronto. Todos los días entrenaba con Kakashi hasta las cuatro de la tarde, y después se iba a su casa a leer y estudiar jutsus. Tenía una meta que cumplir, el objetivo por el cual vivía y por el cual entrenaba hasta terminar completamente agotado.

Incluso con su mente enfocada en eso, a veces se distraía pensado en lo que estaría haciendo él, y recordaba el día en lo había invitado-forzado a comer en el Ichiraku. La risa escandalosa del rubio, su forma alegre y despreocupada de hablar, su gran poder…sus sonrisas.

Le era difícil reconocer para sí mismo, aun si en su subconsciente lo sabía claramente, que ese era el primer recuerdo agradable que tenía en mucho tiempo.
No.

No podía desviarse de su camino. Sabía lo que debía hacer, lo que tenía que hacer. Vengar a su clan era su deber más importante, la razón por la cual se preparaba cada día; la razón por la que seguía respirando.

Apretó en un puño el pergamino en su mano. Tenía que matarlo. A él. Restaurar la dignidad de su clan.

Sus ojos se volvieron rojos.

Y para eso, debía entrenar a tiempo completo y aprender todo lo que pudiera, todos los jutsus que pudiera. Nunca se era lo suficientemente fuerte, y se había dado cuenta de eso de una manera muy desagradable.

Sí. Se lo diría a Kakashi. Tenía que aprender más técnicas de fuego y rayo, y dominar otros elementos.

Las palabras de su hermano inundaron sus oídos en aquel silencio que rodeaba su habitación.

No sería humillado otra vez. No volvería a ser derrotado.

Por eso no haría caso a distracciones estúpidas.

No haría caso a la escondida ansia que había en su pecho de ver esos ojos azules otra vez.

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Se sentía muy agitado, y su piel estaba impregnada en sudor; sentía mucho calor y aunque su cuerpo se sintiera cansado, era una sensación muy buena…Todos sus músculos estaban tensos, su corazón bombeando sangre velozmente a todas partes. Iba a continuar… ¡Lo haría!

_Doscientos cuarenta y tres…. Doscientos cuarenta y cuatro…ghh, doscientos cuarenta y cinco…

_Por más ejercicio que hagas tu pene no crecerá, Naruto.

Una “agradable” voz acabó con su concentración. Cayó estampado contra el suelo, el cual ya estaba mojado con varias gotas de su propio sudor.  El rubio resopló con enfado, sin mirar siquiera al chico pelinegro que había entrado – sin ser invitado – en su habitación, y continuó con las planchas que estaba haciendo, empujando su peso con sus brazos una y otra vez, a pesar de que le costara esfuerzo. Hacía rato que se había deshecho de su camisa, y estaba semidesnudo, con solo un par de shorts anchos cubriendo parte de su piel.

_Madito Sai. –masculló –Ahora perdí la cuenta, tsk… - pero aun así siguió. Sus bíceps y tríceps se flexionaban y se mostraban fuertes y algo brillantes por el sudor, que también perlaba la frente del rubio y lo hacía parpadear de vez en vez cuando una gota trataba de colarse en sus ojos.

_Vas por 251.

_ Hahh – jadeó con la voz algo rasposa – Ya que vas a estar ahí…Avísame cuando alcance las trescientas, ¿ok?

_¿Por qué trescientas? ¿Por qué no haces cuatrocientas? – la sonrisa de Sai no se dejó esperar.

_Te contestaré cuando…termine esto, Sai- idiota… - dijo con dificultad.

_Vale. Entonces te diré a qué he venido mientras tanto. – Naruto gruñó y el pelinegro prosiguió a hablar – Sandaime-sama ha convocado a una reunión sobre Akatsuki. Al parecer han capturado al Tres Colas. Están preocupados porque su próximo objetivo sea Konoha.

_Hah…Bueno…eso era de esperarse…Ya tengo ganas de encontrarme…con esos malditos.

_ Me he encontrado a Sakura-fea de camino. Me ha dicho que tiene que hablar contigo de algo importante.

_Ajá…

_ Y creo que eso es todo lo que me han dicho que te dijera. – volvió a sonreír de su cínica y falsa manera.

_Aja…Sai…

_¿Sí?

_¿Por cuántas voy? ¿Ya llegué a las 300?

_No sé. Como estaba hablando no pude contar.

Naruto cayó estampado otra vez en el suelo, y respiró profundamente.

_ A veces me dan ganas de matarte.

_Sakura dice lo mismo. La diferencia es que ella lo intenta más seguido.

_ Haah… - el rubio se incorporó, tratando de recuperar la respiración. Se bebió de golpe el agua de una botella q tenía en el suelo y se secó el sudor con una toalla que tenía cerca. Suspiró  – Bueno, ¿cuándo es la reunión?

_ Es a las seis de la tarde de hoy.

_Maah…Qué fastidio-tebayo. – dijo con un puchero y se sentó en la cama. Miró a Sai, y el recuerdo de cierto niño pelinegro invadió su mente.

_ Tengo que irme ahora. – dijo el de ojos oscuros con su usual sonrisa – Tengo una misión a la que ir.

_ ¿Tú solo? – preguntó extrañado.

_Sí. Sandaime-sama te explicará los detalles.

_Hmm…Ok. - El rubio sacudió la cabeza para tratar de deshacerse de sus pensamientos confusos, y sonrió. - Cuídate, y gracias, Sai.

_ Nos vemos en una semana, Naruto. – y con esas palabras, extrañamente dichas con sinceridad, el artista se desapareció en un mancha de tinta.

Naruto suspiró y fue a tomarse una ducha. Entre las misiones con su equipo y las malditas reuniones en las que el viejo Sarutobi lo hacía participar, se había quedado sin tiempo para ir a ver al chico.

Sonrió. Se la había pasado muy bien con Sasuke. Era gracioso lo divertido que podía ser a pesar de que siempre – o casi siempre -  cargaba con una cara de amargado.

_Hehe…ese mocoso… - sus labios se curvaron ante el agradable y divertido recuerdo. El chorro de agua le caía en el cabello rubio. Cerró los ojos y dejó que sus músculos se destensaran.

_Hmm…

Un pensamiento hizo presencia en su mente mientras se enjabonaba.

Debería…buscarlo.

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El rubio caminaba tranquilamente por las calles de Konoha. Pensativo, se dirigía a su planeado encuentro con Sakura. Según Sai la chica tenía que decirle algo importante, y estaba muy curioso por saber qué era. Ya había oscurecido, pero los negociosos y las casas se mantenían iluminadas, dándole un toque agradable a la algo concurrida vida nocturna de la aldea. Risas, música, ruidos y voces que se mezclaban con otras en un murmullo ininteligible.

¿Dónde vivirá? No le pregunté…

Amigos celebrando, padres e hijos de la mano. Mujeres, hombres, niños, ancianos. Algunos con sonrisas, otros con rostro abatido. La vida era diferente para cada persona esa noche, Naruto incluido.

Levantó la vista hacia el cielo. Una luna creciente empezaba a alzarse en el firmamento, opacando a las pequeñas estrellas que la rodeaban. Sonrió. La luna siempre lo hacía sonreír. Y recorrer las calles en la noche, o a cualquier hora del día, lo hacía sentir solo.

Debe de vivir por su cuenta también…

Era difícil no sentir una punzada de nostalgia al ver a un niño con su padre o madre.

Sacudió la cabeza y reflexionó sobre lo que había escuchado en la reunión. Esos malditos de Akatsuki… Se preguntó cómo estaría Killer Bee, si el Raikage lo estaría protegiendo de la misma forma estricta de siempre. Era una lástima que el País de las Nubes estuviera tan lejos…

Hmm…Me pregunto qué estará haciendo ese mocoso…

Bufó una sonrisa. Oh, qué gracioso era Sasuke. Tenía ganas de volver a verlo.

Dejó de caminar.

Ahora tenía poderes mágicos o qué demonios…?

_¿Sasuke…? – parpadeó sorprendido. ¿Acaba de invocar a una persona con su mente? ¡Wuoah, qué increíble!

El pelinegro estaba con una expresión de asombro similar. Había detenido abruptamente sus pasos al ver la figura del rubio aproximarse hacia él. Pero hasta hace unos segundos el rubio había estado con la cabeza metida de lleno en sus pensamientos, por lo que no se había dado cuenta de la presencia del chico hasta estar a menos de cuatro pasos de él. - ¡Sasuke! – saltó animado y se aproximó a él para revolverle el cabello, gesto que tomó al pelinegro algo desprevenido. – ¡Hace milenios que no te veo! ¿Dónde te has metido, mocoso?

_ Solo fue una semana. – dijo con aburrimiento el chico, estrechando los ojos, un ligerísimo y casi imperceptible puchero en su cara.

_Ow, ¿contaste los días? – habló juguetonamente, inclinándose un poco, con esa sonrisa zorruna y ese brillo divertido en sus ojos que a Sasuke se le hacían irritantes la mayoría del tiempo.

_Tsk. – apartó la mano de Naruto- pues todavía la tenía puesta sobre su cabello y eso lo molestaba un poco- para rodear al rubio y seguir caminando como si nada.

_ … - Los ojos azules siguieron el movimiento del chico, todavía sin comprender - …¿Eh…? O-oye! ¿A dónde vas?

Sasuke no detuvo su paso.

_Me voy a mi casa.

Esa fue otra – irónica - sensación de deja vu.

Naruto hizo un puchero y lo alcanzó hasta ponerse delante de él. Se cruzó de brazos y lo miró jetón.

_Pues déjame decirte que a tu casa no vas a ir ahora.

Impasible, el chico pelinegro alzó una ceja.

_¿Y eso por qué? ¿Me vas a obligar a pagarte la comida otra vez?

_¿Rencoroso, Sasu-chan?

_ Piérdete.

El rubio parpadeó algo descolocado, pero recuperó su temple. ¿Con que con esas estaba…? Parecía que Sasuke no conocía de la infame perseverancia de Uzumaki Naruto. Oh, bueno. Ya se enteraría de primera mano.

_ Heh, estás más amargado de lo usual, mocoso…Supongo que tendré que darte una lección. – crujió sus nudillos y se acercó al pelinegro con superioridad, una sonrisa retadora en sus labios.

Sasuke se preparó para un ataque, tensando sus músculos y entrecerrando los ojos de una manera calmada y fría. Bien, estaba de acuerdo con eso. Hacía días que quería volver a pelear con el idiota que – muy a su pesar – tenía que reconocer que era poderoso.

_ ¿Qué…? ¡Oye, bájame, idiota!

_Nop, tú y yo vamos a ir a un lugar donde pueda sacarte la amargura de una forma un poco menos violenta –tebayo.

_ ¡Deja de hablar tonterías y déjame en paz!

_ Oblígame, mocoso.  – le sugirió burlón.

_ ¡Uugh! – rugió con frustración e impotencia.

La gente veía con una gotica de preocupación en sus sienes como ese rubio se llevaba a aquel chico cargado cual saco de papas sobre su hombro. Veían también que dicho chico le propinaba por todos lados golpes y patadas a los que el presunto “secuestrador” parecía inmune.

Naruto se giró hacia ellos con una sonrisa radiante, sin dejar de caminar, y hablo con total despreocupación.

_No se preocupen, no se preocupen, que así es como él y yo nos entendemos. ¡Sigan con lo suyo y pasen una buena noche! -PUFF!!

A la gente le preocupó la desaparición en una nube de humo, pero como no era asunto de ellos, siguieron con lo suyo. Los jóvenes de hoy  en día…

Un rato más tarde…

_ ¡Que me bajes de una vez te digo, Naruto!!

_Oh, ¿te acordaste de mi nombre? Solo por eso te haré caso esta vez.

_Qué-desgraciado, no lo hagas!

SPLASH!

_ ¡Hahahahaha! ¡Acabo de comprobar mi teoría! – se mofó muerto de la risa el rubio, a la vez que veía ese rostro enfurruñado, fastidiado, irritado y la mirada asesina que le mandaba Sasuke. El chico estaba todo empapado, con el agua cubriéndole hasta los hombros. – ¡Eres tan arisco como un gato-tebayo! ¡Hahahahaha!…Ay, mi estómago, no puedo con tanta risa…Pffff – el rubio se dejó caer en la superficie de madera con una mano sosteniendo su abdomen, aun temblando por las carcajadas.

El pelinegro no cabía en su enojo. ¡Maldición! ¡Quería tanto ir a donde estaba ese idiota y golpearlo en la cara! Pero claro, este no lo dejaría. Noo, eso no había acabado ahí. El rubio, satisfecho con su broma personal, se quitó su ropa hasta quedar en calzoncillos y se lanzó al lago. El pelinegro entrecerró los ojos cuando las gotas de agua salpicaron sus ojos, y compuso una mueca de molestia cuando Naruto sacudió la cabeza y le sonrió.

_ ¿No te gusta nadar?

_ No. Pero me gusta ahogar dobes en el agua.

_Pff, ¿en serio? Tienes un hobby muy poco saludable, Sasuke. – para mantenerse a flote movían los pies bajo del agua. El lugar en el que estaban no era tan hondo, pero sí tenía varios metros profundidad. El lago en la noche cargaba un aire de tranquilidad y belleza que pocas veces era apreciado por las personas, con la luz de la luna reflejándose en la superficie cristaliza y oscura. Naruto escupió un buche de agua en la cara de Sasuke y este sufrió los terribles efectos de un tic nervioso en su ceja izquierda.

Oh, pero ya se había hartado.

_ Hehe, eres tan gracioso cuando te enoja- AAH, QUÉ HACES-TEBAYO!?! ¡APAGA ESO, JODER! NI SE TE OCURRA!

El rostro alarmado y lleno de espanto de  Naruto mientras acercaba al agua su mano envuelta en electricidad hicieron a Sasuke esbozar una media sonrisa entretenida y maliciosa.

_No quiero.

_ ¡Vamos Sasuke, de verdad quieres freírme como pescado!? – ahora sí le estaba dando un poco de miedo.

_Sí. – Oh, qué divertido era poner a Naruto de los nervios…

…Era mejor para su salud mental olvidar el pensamiento que acababa de tener.

_  ¡Está bien, está bien! ¡No te fastidio más! ¡¡Ahora deshaz ese chidori-tebayo!!

_Hn. – con el gesto arrogante aun en sus labios, deshizo el jutsu.

El rubio casi se derrite del alivio.

_Haaah…Eres algo…sádico, mocoso. – suspiró. Tenía el cabello pegado a la frente, las gotas de agua resbalándose por su cuello y hombros. Al tenue resplandor plateado lo máximo que podían ver eran sus siluetas y sus rostros cubiertos parcialmente en sombras.

A pesar de eso, la gran sonrisa de Naruto y sus ojos azules se sobreponían a la negrura de la noche. Y en comparación con el cielo, los ojos de Sasuke eran mucho más profundos. Mucho más brillantes.

– Pfff, ¿te diviertes a mi costa, eh? – juguetonamente le haló de una oreja, y el pelinegro le contestó con la misma mirada de gato mortificado que había puesto antes al ser arrojado al agua.

_ Hn.

_Qué es eso de “Hn”, eh? ¿Es un lenguaje de amargados? ¡Porque tengo que aprenderlo si quiero hablar contigo!

_Pff, deja de decir tonterías, baka.

_ Oe, oe,  ¿a quién le dices baka, mocoso? – Naruto le sacó la lengua.

El pelinegro bufó con altanería ante el infantil gesto. Naruto entonces se apoyó en el agua, y se paró sobre el agua bajo la sorprendidísima mirada de Sasuke.

Mierd-…¿Cuándo Kakashi pensaba enseñarle eso??

Para su fastidio, el rubio lo miró desde arriba con una sonrisa.

_¿Todavía el vago de Kakashi no te ha enseñado esto?

Bingo.

_Hehe, ven aquí. – le extendió sus manos. Sasuke lo miró con desconfianza. – ¿Qué? Ya te dije que no te iba a hacer más nada. No quiero morir chamuscado. – le dijo algo ofendido haciendo un puchero. Ante esto, Sasuke alargó sus brazos con lentitud, sin entender muy bien lo que se proponía el rubio. Naruto lo agarró con firmeza por debajo de los hombros hasta que el pelinegro estuvo con los pies fuera del agua. La ropa del chico de ojos negros estaba pegajosa por la humedad, y Naruto lo sostenía con una cercanía a la que no estaba acostumbrado.

Eso lo puso algo nervioso.  

_ No es difícil. Solo tienes que enviar una cantidad justa de chakra desde tus pies al agua constantemente. Entonces la ajustas para que tu cuerpo flote.

Sasuke escuchó atentamente. Las palabras de Naruto sonaban tranquilas, su voz estaba llena de naturalidad y sinceridad, y su manera de decirlo le hizo incluso creer que caminar por el agua era algo realmente fácil. Obedeciendo a una parte de su cabeza que al parecer se dejaba llevar por ese idiota, hizo lo que le había dicho. Cerró los ojos, juntó sus manos y suspiró para relajarse. Lo único que escuchaba era la pausada respiración al frente suyo. Concentró chakra de la manera que le había indicado el rubio. Sintió esa energía fluir hasta sus pies. Cuando hubo abierto los ojos y separado las manos, Naruto lo bajo poco a poco, sin soltarlo.

_No mires abajo. – escuchó en un susurro – Mírame a mí.

No creía que en ese momento hubiera sido capaz de apartar la mirada aunque él se lo dijera.

 Con cuidado, el rubio lo soltó, sin romper el contacto entre sus ojos. Y cuando pasaron unos segundos y su cuerpo no se había hundido en el agua, Sasuke  se atrevió a mirar abajo.

Oh. Así que eso era estar parado sobre el agua.

_ ¡Wow! ¡Aprendes rápido! A mí me tomó toda una tarde hacer eso. – exclamó  Naruto con admiración. Sasuke, aun cauteloso, dio un par de pasos tentativamente hacia atrás y al lado. Sonrió orgulloso de sí mismo.

Pero por supuesto que no le diría a ese idiota que Kakashi le había enseñado lo básico de la manipulación de chakra en el entrenamiento de escalar árboles.

Levantó la vista hacia Naruto. Por alguna razón su corazón había dejado de estar tranquilo. Ahora palpitaba a un ritmo anormal.

¿Por qué era tan agradable… estar junto a Naruto?

_ ¿A que soy un maestro increíble? Deberías ser mi alumno, Sasuke. – sugirió con una sonrisa pícara.

_Ni en tus sueños. – dijo con rapidez. ¿Naruto todos los días? Eso no sería sano para su mente. Ya lo distraía demasiado.

_Hah, ¡ya quisieras tú aparecer en mis sueños! ¡Es el imperio del Ramen! ¡Hahahaha!

Naruto lanzó una sonora y “macabra” carcajada. Una gotica resbaló por la sien de Sasuke. En serio, ¿qué tenía este en la cabeza además de ramen?

Un escalofrío le recorrió el cuerpo.

La risa paró abruptamente y Naruto maldijo para sí mismo.

_Oh, mierda, ¡casi lo olvido! ¡Estás con la ropa toda empapada! Mejor salimos ahora antes de que te dé un resfriado.

Hasta ese momento Sasuke no se había dado cuenta de eso. No es que la noche estuviera muy fría. De hecho, estaban en verano, pero siempre era bueno estar prevenido con esas cosas. Eran ninjas. Podían ser apuñalados treinta veces, lanzarse de acantilados, ser golpeados hasta morir, pero tener un resfriado… era casi ridículo. Un ninja debía cuidar y entrenar tanto su cuerpo como su mente.

Con un poco más de confianza caminó hasta el muelle y subió. Naruto se había sentado con los pies extendidos sobre la madera, con el cuerpo medio echado hacia atrás mientras apoyaba su peso en las manos. Miraba el cielo con una pequeña sonrisa en los labios. Por unos instantes Sasuke se quedó contemplando su semblante tranquilo, los ojos perdidos en la lejana infinidad que era la noche. En ese breve silencio fue que se dio cuenta de que ese era el muelle al que solía venir todo el tiempo. Un lugar colmado de recuerdos agridulces.

Pero nada de eso perturbaba su mente ahora. El lago se veía hermoso. Algunas luciérnagas flotaban silenciosas y el agua reflejaba las diminutas luces y la luna como un si fuese un espejo.

A sus ojos parecía algo sacado de la imaginación…tan irreal.

Tan…cálido.

_ ¡Yosh! ¡Es hora de ir a casa-tebayo! – de un salto el rubio se puso de pie, con una sonrisa de oreja a oreja en sus labios. – Mejor nos apresuramos… ¿Sasuke?

El pelinegro estaba algo ido.

_ ¿…Hm? – sus ojos se veían perdidos en el lago. Lo que realmente estaba mirando dentro de su cabeza, era al Naruto de hace unos segundos. Al Naruto que lo arrojó al agua y que le enseñó algo que no sabía. Al Naruto que luchó contra él, que lo derrotó y después lo llevó a comer ramen. Al Naruto que ahora posaba una mano en su hombro, llamándolo, y lo hacía girarse para mirarlo.

_¿Estás bien? – preguntó preocupado.

No, no, Sasuke no estaba bien.

_...Sí. – asintió lentamente y se dio la vuelta. Naruto contempló la idea de preguntarle qué le sucedía, pero se quedó callado. Recogió su ropa y caminó detrás de él, tratando de adivinar qué le pasaba por la cabeza a ese misterioso chico.

Cuando llegaron de nuevo al camino que conducía al centro de la aldea, Naruto le habló sintiéndose algo extraño.

_Eh… ¿quieres que te acompañe hasta tu casa?

Sasuke alzó una ceja.

_Puedo ir solo. – dijo simplemente. Naruto se mordió el labio con incertidumbre e inseguridad. ¿Había dicho algo malo para que se pusiera así? Si todo había ido muy bien…¿Por qué el repentino cambio?

_ Hey, ¡espera! – se colocó delante de él y le tendió un kunai – Toma, te lo regalo. – dijo con una sonrisa.

_... – Sasuke lo tomó y observó el arma con suspicacia. Era un tipo de kunai que no había visto antes. Tenía tres puntas y unos sellos en el mango.

_ Vamos, vamos, ¡quita esa cara! ¿Qué te hice ahora? Guárdalo, no sabes cuándo te hará falta, hehe. – susurró en voz baja con cierto tinte de complicidad.

Sasuke lo guardó en su mojado portakunais. Demonios, ¿por qué se sentía tan raro?

_ Te veré mañana, ¿ok, mocoso? – le guiñó un ojo con picardía.

Sin poder sacudirse de encima aquella sensación, Sasuke sonrió ligeramente. Era lo más cercano a una sonrisa sincera que Naruto le había visto en el día. Y eso le bastó para tranquilizarse.

_ Deja de acosarme, idiota.

Al diablo con esos confusos sentimientos. Al diablo con mentirse a sí mismo diciendo que no le afectaba. Al diablo con la máscara que vestía diariamente para cubrir sus emociones. Podía deshacerse de eso al menos en ese instante, en ese pequeño momento, y permitirse de disfrutar de esa extraña emoción.

_Pff, hahaha, ya quisieras tú, ¡Sasu-chan!

Respiró y el aire era fresco. Se sentía feliz, incluso si su cabeza le decía que no debería estarlo.

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Continuará

Notas finales:

¡Espero que les haya gustado! Este capítulo tiene una de mis escenas favoritas x3


¡Les deseo un Feliz Año Nuevo!


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