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¡Atrapado! por Fullbuster

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Zoro Roronoa POV


 


¿Quién me habría dicho a mí que acabaría en esta preciosa playa besando al hermano de mi capitán? Estaba besando al capitán de la segunda división de Barba blanca y eso no tenía precio. ¿Cuántos habría deseado estar en mi lugar? Casi todos, Ace siempre tenía que haber tenido a muchos tras él, era muy atractivo, con buen físico, fuerte, con inteligencia y extremadamente protector ¿Quién no se enamoraría de este hombre? Sin embargo, él se extrañó demasiado y me apartó con delicadeza en cuanto tuvo las mínimas fuerzas o la mínima cordura o fuerza de voluntad para hacerlo.


- Para Zoro – me dijo – no puedes hacer esto.


- ¿Por qué no? – le pregunté.


- Porque no quiero que te sientas presionado, ni quiero que pienses que estoy jugando contigo como lo hizo mi hermano, para mí eres importante Zoro y no quiero que hagas algo de lo que te puedas arrepentir, no quiero que vengas a buscarme a mí sólo por despecho. No juegues tú conmigo Zoro, porque no lo aguantaría.


- No estoy jugando Ace – le dije – no voy a engañarte, me siento atraído por ti pero no es amor.


- Lo sé – me dijo – no puedes abandonar los sentimientos por mi hermano tan rápido, por eso prefiero que vayamos despacio si de verdad te interesa.


- Ace… déjame ir a mi ritmo, por favor, quiero hacer esto, quiero estar contigo. No es que no te quiera – le aclaré – es que me han hecho daño y me cuesta volver a confiar en la gente.


- Lo entiendo, por eso prefiero que vayas despacio.


- No Ace, no puedo estar quieto teniendo miedo siempre, quiero superar el miedo y lo haré, tú me das seguridad y eso es algo que tu hermano no consiguió darme, cada vez que me besas siento tu amor, puedo notar tus sentimientos, tu pasión, tu fuerza, me encanta eso de ti Ace.


Ace me besó de golpe metiendo su lengua dentro de mi boca y sentí esa calidez que siempre desprendía, me gustaban sus besos, si seguía besándole acabaría adicto a ellos, eran tan diferentes a los de Luffy, los suyos eran demasiado tiernos, demasiado fogosos para poder resistirse a ellos. Sabía que le habían gustado mis palabras, sabía que yo le gustaba por su forma de besarme, por su forma de acariciarme.


Me tumbé a su lado sin soltar sus labios ni un segundo y es que no quería soltarlos, los deseaba y me gustaban. Mis manos acariciaron su fuerte abdomen mientras sentía como sus manos se enredaban en mi cabello presionándolo con mayor fuerza provocando que su lengua entrase aún más en mi boca. Por su forma de besarme casi con desesperación y con el mismo interés que yo por no separarnos, sabía que me deseaba, sabía perfectamente que llevaba tiempo conteniéndose y seguramente lo había hecho porque yo estaba saliendo con su hermano, pero ahora que Luffy y yo no teníamos nada, por fin podía darme cuenta de que le había esperado a él, Ace lo era todo para mí, fue el primer chico en el que me fijé y eso ocurrió hace demasiado tiempo atrás, en Alabasta.


En aquel entonces yo aún no me fijaba en los chicos, pero recuerdo que me llamó la atención por ser el hermano de Luffy, eran tan diferentes los dos, Luffy era atolondrado, muy distraído y siempre sonriente, Ace era fuerte, atrevido, sacando a su hermano pequeño de problemas, era inteligente y parecía un chico genial, de esos que cuidaban de sus compañeros hasta el final, me llamó la atención en aquel momento y supongo que no tenía claro hasta hoy por qué era, pero ahora empezaba a entenderlo… me atraía este chico, me atraía el capitán de la segunda división del pirata más fuerte o al que consideraban como uno de los más fuertes.


Me quité la camiseta sin darle tiempo a reaccionar y aproveché para apartarle el sombrero que llevaba dejándolo en la arena cerca nuestro. Creo que sentía algo por este chico, me encantaba su forma de preocuparse por mí, en realidad… me encantaba todo de él, era de los mejores capitanes que había conocido.


Ace besó mi cuello mientras su mano bajaba hacia mi cintura y me acariciaba. Tenía un tacto suave y cálido, era muy extraño encontrar eso en los piratas, todos tenían las manos callosas por haber cogido cuerdas, por las duras condiciones, pero él… Ace las tenía muy suaves y me gustaban. Las mías no eran tan suaves ni de lejos, yo tenía callos en las manos por el duro trabajo del barco.


Sentí la lengua de Ace entrar en mi boca y le dejé, jugué con ella mientras bajaba las manos hacia su trasero apretándolo mientras Ace aprovechaba para desabrochar mi cinturón. Yo no quería quedarme atrás y también empecé a quitarle el cinturón y bajarle el pantalón. Cogí entre mis manos su miembro por encima de su ropa interior sintiendo lo duro que ya estaba.


En parte sentía como si Ace aún no se sintiera del todo cómodo con esto y era mi culpa, le había acusado hace unas horas de que me utilizaba, de que jugaba conmigo y ahora fíjate… yo estaba prácticamente encima de él besándole y metiéndole la lengua hasta el fondo, acariciando todas y cada una de sus partes del cuerpo.


Le miré extrañado y él pareció darse cuenta de lo que estaba pensando. Sentí su pierna enrollarse en mi cintura y me dio la vuelta dejándome bajo su cuerpo y me sonrojé al verle encima de mí dominando. A Luffy jamás le dejé dominarme y sin embargo, aquí estaba bajo el musculoso cuerpo de Ace mirándole directamente a los ojos. Sólo esperaba que mi sonroja no fuera muy visible para él pero si lo fue… no dijo nada y siguió besándome aunque esta vez empezó a meter su mano bajo mi ropa interior acariciando mi miembro.


Jadeé al sentir su mano, al notar como sus dedos rozaban la punta de mi miembro dándome placer y es que pocas veces me habían tocado a mí, con Luffy generalmente era yo quien siempre le hacía las cosas y estar ahora en el otro lado me gustaba. Mordisqueó y lamió mis pezones mientras pasaba su brazo bajo mi espalda y aprovechaba para acariciarme. Arqueé la espalda buscando aún más placer y sé que debía de estar rojo como un tomate, porque me daba mucha vergüenza estar haciendo esto con Ace, pero por otro lado, me gustaban sus caricias y sus atenciones.


Su boca acabó en mi miembro lamiéndolo con dulzura para después empezar a moverse de arriba abajo a diferente ritmo dándome aún más placer si es que eso era posible y proporcionándome más jadeos. Sus dedos entraron con lentitud en mi entrada pero no despegó su boca de mi miembro y me encantaba todo lo que hacía, me iba a volver loco con tanto placer.


Subió hacia mis labios y los besó con suavidad calmándome justo cuando se terminaba de deshacer de su ropa interior y se preparaba para entrar en mí. Le miré porque quería ver sus ojos, quería ver si las dudas se le habían despejado y no las vi, lo que veía… era un Ace que se moría de ganas de hacerme suyo y sinceramente… yo me moría por ser suyo. Sé que era una locura, había sido de su hermano, había estado con su hermano pequeño y había hecho auténticas guarradas con él y ahora estaba aquí, bajo el cuerpo de Ace dejándole hacerme lo que quería, dejándole entrar en mí… de hecho… no es que le dejase… es que yo mismo quería que entrase en mí y con urgencia, porque estaba muy excitado, le quería dentro.


Entró en mi con lentitud y le escuché ahogar un gemido, sé que le gustaba y que se moría de ganas por ir rápido, por sentir placer pero no quería hacerme daño, eso también lo podía ver, entraba lento torturándose él mismo por mí, me cuidaba y cuando llegó al fondo volvió con calma a sacarla para volver a meterla dilatando mis paredes internas hasta que se acostumbraron al grosor de su miembro. Grité un poco y es que no imaginé que fuera a ser de este tamaño, me esperaba algo como el de Luffy pero no, era algo más grande o puede que no y sólo tuviera más grosor, pero me llenaba por completo, me incomodaba un poco al principio pero una vez me acostumbré, empecé a gemir y jadear como si estuviera loco.


Ace se movía cada vez con mayor rapidez gimiendo, sudando con el movimiento que llevaba y sé que se cansaba, pero no paró, no se detuvo ni un segundo aunque me iba moviendo las piernas buscando cada vez más profundidad y cuando la encontraba… yo no podía evitar gritar del placer y agarrarme a la arena.


Cuando Ace acabó dentro de mí, ambos nos quedamos agotados tirados en la arena, sin hablar, sólo mirando el cielo y aproveché para acercarme a él y recostar mi cabeza sobre su hombro. Ace sonrió y pasó su brazo bajo mi cuello cogiéndome y acercándome más a él. Era una hoguera andante, siempre estaba muy caliente y me gustaba sentirlo, aunque la noche fuera algo fresca y yo estuviera desnudo, acercarme a Ace me calentaba al momento.


- Lo siento Zoro – me dijo Ace de golpe – no quería hacerte sentir como un juguete, para mí no lo eres.


- Lo sé – le dije – discúlpame tú a mí por cómo te traté, me dejé llevar por lo que ocurrió con tu hermano y te metí en su mismo saco, lo lamento, no debí hacerlo, sé que sois diferentes.


- ¿Estás bien? No quiero que te sientas presionado por lo que hemos hecho.


- Estoy perfectamente, quería hacerlo contigo, me siento seguro y protegido contigo, nadie me había cuidado nunca como tú lo has hecho y por eso te lo agradezco.


Aquella noche dormí en la playa abrazado a Zoro y es que aunque traté de mantenerme despierto y ver las estrellas un rato con Ace, no pude aguantar y entre el calor que desprendía su cuerpo, su maravilloso aroma y lo relajado que estaba a su lado, me quedé dormido en cuestión de segundos. Sólo me desperté cuando escuché un ruido de unos arbustos y abrí los ojos viendo a Ace dormido a mi lado con el sombrero por encima de su rostro tratando de taparse la poca luz que venía de la luna.


Miré hacia el mar, la luna se reflejaba en el agua y era precioso, me habría quedado toda la noche mirándola, pero aquel ruido continuaba y al girarme hacia atrás, vi a Luffy que al parecer llegaba ahora de la fiesta y no parecía estar precisamente en condiciones, creo que estaba un poco borracho por la forma en que se tambaleaba. Me vio pero en vez de decirme algo, se quedó paralizado viéndome abrazado a su hermano y siguió camino hacia el barco. Le perdí de vista una vez entró y yo seguí durmiendo con Ace, no quería entrar en el barco y menos a discutir con Luffy, quería quedarme toda la eternidad con Ace.


Volví a acurrucarme entre los brazos de Ace y éste al sentir que me movía se giró quitándose el sombrero y me miró preguntándome si ocurría algo. Le dije que no pasaba absolutamente nada y es que para mí, Luffy ya no era nada, no significaba nada. Ace sonrió.


- ¿No puedes dormir? – me preguntó sonriendo.


- Algo así – le dije.


- Ven aquí – me dijo abrazándome y pegándome más a su cuerpo, algo que agradecí – si tenías frío sólo tenías que decírmelo, te abrazaré toda la noche si es necesario, pero no dejaré que pases frío – me aclaró y aproveché para darle un beso.


- Gracias Ace, gracias por ser como eres – le dije.


Sin nada más que decirnos, nos quedamos dormidos en la arena abrazados y es que con Ace todo parecía muy simple, a él le daba igual si nos veían o no, no tenía que esconderme como me había pasado con Luffy. Eso me daba seguridad.


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