A Merced del Pequeño Do Kyung Soo
Capítulo Dos
...
Querido diario.
Estas casi tres semanas han sido una agonía infernal, estoy tan, tan cansado y no sé si poder aguantar esto. Y no solo eso, me aterra que “el castigo” se extienda por mucho más tiempo…
¡¿Qué hago?! ¡Ya me disculpe más de cien veces!
Le hice el desayuno a la mañana siguiente, bueno no se lo hice lo pedí a domicilio ¡Pero aun así! ¿Saben que hizo? ¿Qué hizo?: Me vio, se río y se fue. ¡Y al regresar hizo lo mismo! me miró, se río y se metió a la habitación ¡Ni un hola me dijo!
¡Incluso lloré! Cosa que es mi último recurso pero nada ¡Nada! Es más, hasta se volvió a reír…
¡Puto Jong Dae! ¡Te maldigo a ti, a tus ancestros y a tus futuras generaciones!
-¿Qué escribes JongIn? ¿Oh, eso es un diario? ¿Tienes un diario? ¡Jajajajajajajaja…!
¡Aish es un maldito! ¡Qué había de malo en que un hombre escribiera en su diario color púrpura con estampado de corazones! Muchas chicas desearían tener un novio tan sentimental como él. ¡Kyungsoo no lo valoraba!
Era sábado, así que el pequeño Soo no tenía clases. Las cosas para JongIn no podrían ir de mal en peor: En otras circunstancias, tener a su pequeñín todo el día era la cosa más fantástica del mundo ya que se la podría pasar todo el santo día pegado a él como chicle, dándole besitos, abracitos, cuchiplanchear hasta desmayarse (O sea tener Sexo. Sip, JongIn se refiere al sexo con esa palabra rara que quien sabe de dónde mierda la oyó) entre otras cosas.
Sí, los sábados de JongIn eran perfectos… hoy, digamos que no…
–¡Déjame! -Chilló apenado JongIn, estaba sentado en el sillón así que ladeó la cabeza para poder observarlo- ¡Tú qué sabes de—! -JongIn cerró el pico instantáneamente.
¡Porque tuviste que voltear idiota! Se reprimió mentalmente.
Oh purísima madre del señor… Oh no, no, no, no y no. ¡Lo estaba haciendo de nuevo!
Desde que el “castigo” comenzó, Kyungsoo no hacía nada más que tentarlo, molestarlo; desde dedicarle miradas cargadas de deseo, hasta lamerse sus bonitos labios en forma de corazón sabiendo muy bien que esa simple acción lograba poner duro al moreno. Y cuando JongIn no soportaba más y corría a abrazarlo, Kyungsoo le daba un buen rodillazo en la entrepierna y le recordaba que no podía tocarlo porque estaba castigado.
Después, el bajito le sonreía como si nada hubiera pasado y le ponía hielo a su zona recién molida porque según, a palabras del mismo Soo: no quería dañar a su chocolatito.
En serio, en buen plan, JongIn era de esos jóvenes que soportaba de todo, no le importaba dormir en el sillón a pesar de que por las noches se le congelara el culo por el frío (Si, Kyungsoo le obligó a dormir ahí), tampoco le importaba el hecho de no estar comiendo bien; si por el fuera, podría pasarse la vida entera comiendo comida rápida, sopa instantánea y cereal con leche, las últimas por cierto, eran las únicas dos cosas que podía hacerse bien él solito (Porque en serio, no lo digo por joder, JongIn ni siquiera sabe hacerse bien unos huevos revueltos sin que le sepan salados, le salgan con cascaras o se le peguen al sartén).
Oh, hablando de comida, Kyungsoo también se pasaba de verga en ese aspecto. El día que más recuerda con dolor y rabia es la vez en que al llegar de su trabajo, JongIn se encontró con la mesa llena de comida ¡Un puto banquete joder! Había de todo, ¡Hasta postres!
Síp, aún recuerda el ruidero que hizo su pobre y hambriento estómago; También recuerda como lloró minutos después cuando Kyungsoo (el cual ni siquiera probó nada de lo que preparó) guardó todo y regaló toda, TODA la comida al vecino buenote de ojos azules del 20C. ¿Por qué? Fácil, ¡Para torturarlo y ya!
¿Y qué creen? Osito Soo resultó ser un actor de primera porque según Kyungsoo, JongIn le dijo que no tenía hambre… ¡Incluso el muy enano le dijo al tipo que él le había despreciado su comida que hizo con tanto esfuerzo y amor toda la tarde!
Oh sí, JongIn recibió muchos insultos en alemán ese día de boca del vecino buenote de ojos azules del 20C.
Retornando al asunto principal, llegamos a la conclusión de que: JongIn es un chico fuerte, que sabe soportar de todo, y sabe admitir cuando sí y cuando no la cagó. Un joven que sabe aceptar las consecuencias de sus actos indebidos… Pero con un coño ¡Él no se merecía esto! ¡No lo hizo a propósito, en verdad el puto tiempo se le paso y no lo notó! Además eso de “No me puedes tocar porque estas castigado” y “Ni esperes que te haga de comer” no era cosa del señor. Eso mata a cualquiera ¡A cualquiera!
¡Y por cualquiera me refiero a JongIn!
Este día no era la excepción. Osito Soo lo estaba tentando otra vez, para la mala suerte el moreno, Kyungsoo subía el nivel de “tentación” cada vez más y más.
Aun riendo a causa del diario purpura de JongIn (de esos que traen candado para proteger tus secretos), Kyungsoo se apartó del respaldo del sillón en donde segundos antes estaba apoyado. Retrocedió algunos pasos sin dejar de reír, cubriéndose la boca con una de sus manitas. JongIn abrió sus ojos mientras la boca se le hacía agua, como si lo que tuviese enfrente fuera un delicioso y exquisito dulce el cual deseaba devorar.
Maldita la hora en que dijo que sí saldría de fiesta esa noche…
Kyungsoo traía unos shorts muy, muy cortos color negro. El color era jodidamente perfecto ya que sus piernas, sus lindas, lampiñas y lechosas piernas lucían tan hermosas, tan ricas. Por si fuera poco llevaba puesta una playera blanca de tirantes tipo sport. JongIn subió un poco la mirada y casi se ahoga con su propia saliva por lo que vio. ¡Su puta madre! La puta maldita playera se transparentaba, podía observar su pecho, su ombliguito, sus rosados pezones… ¡Sus rosados pezones!
¡Mierda, mierda, mierda!
–K-K-Kyung… ¿Por qué estas vestido así? –Apenas y dijo JongIn dejando su pequeño diario a un lado.
–¿Cómo? –El bajito se dio una mirada de pies a cabeza– No te entiendo.
–¡No te hagas el que no sabe! –JongIn lloriqueó agarrando un cojín y presionándolo contra su entrepierna despierta. Lo que menos quería ahora son las burlas del mayor por el bulto en sus pantalones.
–Ah, es que hace calor ¿No crees? –Kyungsoo metió los dedos en su cabello negro, acomodándolo hacia un lado. Su mano descendió lentamente a un lado de sucuello, bajando lentamente, rosando su clavícula, su pecho, terminando en su cintura.
JongIn se removió como gusano al cual le hechas sal en el sillón.
–B-Bueno es normal… Por estas fechas hace c-calor… Pero mi pregunta es ¿P-Porque te vestiste así? ¡Así!
–Ah… Pues porque se me dio la gana, tenía calor ¿Por qué otra razón seria?–Kyungsoo rodó los ojos –En fin, no me gusta… Desearía no tener tanto calor.
–Yo te quito el calor ¡Oh mierda, yo te lo quito! –Pensó JongIn.
El pobre moreno luchaba para no perder la poca paciencia y autocontrol que tenía, su cochina mente ya repasaba todos los escenarios posibles de él y Kyungsoo cuchiplancheando; desde el sillón, el piso, la ducha, hasta terminar en la mesa. JongIn se relamió los labios inconscientemente, perdido en su mundo feliz donde habían muchos Kyungsoo’s con distintos trajecitos atrevidos dispuestos a complacer sus pervertidas fantasías.
¡Vamos, no lo culpen! Su mente en lugar de distraerle solo empeoraba las cosas. Y es que imaginar a Soo debajo suyo con esa puta playera transparente rasgada, mientras lo acariciaba, le chupaba los pezones y le oía gemir a gritos pidiendole por más… Uff, creo que volvería loco a quien sea.
Maldita cabeza traicionándolo de esa manera tan ruin…
–¿P-Porque no comes algo de helado? –Dijo JongIn– Hay conos en la alacena y helado en la nevera… A-Así ya no tendrás calor… ¿no?
Kyungsoo llevó su mano a su barbilla de manera pensativa viendo hacía el suelo.
–Buena idea JongIn… –Soo levantó la mirada clavándola con la del moreno– Se me antojó uno helado sabor a…no sé, chocolatito –Sonrió, mordiéndose ligeramente su labio inferior, no solo eso, Kyungsoo miró en dirección al cojín que el menor tenía entre sus piernas. Y luego se lamió los labios…
¡Oh no, él no dijo eso! ¡¡El no dijo eso!!
¡¡Y tampoco hizo eso!!
JongIn intentó, en verdad que intentó ignorar esos gestos jodidamente sensuales, fracasando en el intento por cierto. Pasó saliva nervioso por segunda vez, algo en esa sonrisita semi-malévola le hizo sentir escalofríos.
Creo que en lugar de apaciguar las cosas, las termino de joder más…
…
El moreno le preguntaba a los cielos qué coño había hecho para que lo castigaran de esa manera tan vil ¿Es porque era negro verdad? Él era bueno, no molestaba a nadie, no maldecía tan seguido, era de esos chicos que ayudaba a las viejitas a cruzar la calle a pesar de recibir bastonazos porque las señoras creían que JongIn era un ladrón, o violador, secuestrador, drogadicto, un desnudista e incluso una vez una ancianita lo llamo travesti mientras lo rociaba con gas pimienta.
En conclusión: ¡Él era un pan de dios, una persona de bien y pura! ¡No se merecía toda esta puta mierda sin sentido! Ups, una mala palabra, JongIn se golpeó mentalmente.
–¿Qué pasa JongIn? No has probado para nada tu paleta, si no lo haces terminara derritiéndose…
No es que no quisiera, es que no podía despegar la mirada de Kyungsoo quien estaba sentado (para su mala suerte) justo en frente de él. Él moreno sudaba frío ¿Cómo era eso posible? Maldición, estaban a 37 grados y quizás afuera llegaban hasta los 39 grados.
¿Y todo por qué? Por ese pedacito de gente llamado Do Kyung Soo.
Y volvemos a lo mismo.
Un Lindo Kyungsoo le sonrió mientras regresaba a su labor de limpiarse el líquido chocolatoso de la comisura de sus labios con su dedo índice, mismo que lamió de manera sensual (Y obscena) con su lengua. El helado que sostenía con su mano derecha se derretía y todo el espeso líquido escurría por sus dedos.
–Oh vaya, que desastre... –Kyungsoo se auto-reprochó, negando con la cabeza.
Al parecer, limpiarse las manos con una servilleta como lo haría la gente NORMAL no figuró en la mente del pelinegro. JongIn abrió los ojos mientras sostenía su paleta helada sabor a limón (La cual amablemente le fue dada por Soo), sin creer lo que estaba viendo.
¡Con un carajo! ¡Esto debe ser una broma!
Kyungsoo, el cual tuvo que cambiar su helado de mano, comenzó a lamer sus dedos pegajosos. Su lengüita se movía traviesamente entre sus dedos limpiando el dulce y espeso líquido sabor a chocolate. Para acabarla de joder, se lamió los labios que ahora eran un tono más rojizo debido al frío y observó al menor mientras lo hacía.
–Ahh~… –Soo suspiró– Sabe tan bien…
¡Pum! Esas mágicas palabras hicieron andar la cochambrosa mente del JongIn pervertido. Instantáneamente una escena vino a su retorcida cabeza: Un Kyungsoo sonrojado, hincado, con los ojos semi-abiertos observándolo mientras engullía su miembro con esa bonita boca. Casi podía sentir la lengua juguetona de Soo lamerle todo de arriba abajo como si de una paleta se tratase, dándole mordidas muy leves al glande, succionándolo, chupándosela con gula…
¡Aaarrggh! ¡Basta mente! ¡Estas empeorando las cosas!
–¡Hyung! –JongIn lloriqueó, casi pataleando del berrinche– ¡B-Basta!
Kyungsoo (quien se había acabado ya su postre) volvió a lamerse los labios y le miró enojado.
–¿Cómo que basta? No te entiendo –Soo se dirigió al lavabo de la cocina para limpiarse las manos ahora sí decentemente.
–¡No te hagas el que no sabe! –Grito, poniéndose de pie– Sé que hice mal pero tú haces de esto un puto infierno.
–De eso se trata un castigo –Dijo Soo tranquilo secándose las manos con un pañuelito de cocina.
–¡Esto ni siquiera es un castigo! ¡Es una maldita tortura!
–…–
–¡Dime algo joder!
–…–
–¡KYUNGSOO!
–Tu paleta se derrite –Señalo con su dedo– Te dije que te la comieras rápido… –Rodó los ojos, caminado en dirección al menor. Este, al verlo rodear el sillón y aproximarse más retrocedió hasta caer sentado otra vez. Soo se puso de rodillas colocándose entre las piernas del moreno y le observó.
–¿K-Kyungsoo?
–Cállate. Mira, vas a manchar el sillón –Agarró la mano de JongIn por la muñeca, bajándola de golpe, acercándola– Nunca puedes hacer nada bien…
Soo sacó su lengua y le dio una buena lamida la paleta de limón, de bajo hacia arriba. El pobre de JongIn se petrífico…
¡OH, deben estar jodiendo!
Kyungsoo movía en todas direcciones su lengua, quitando todo lo derretido de la paleta. También se la metió por completo a la boca un par de veces, vaya, el limón al parecer sabía muy bien porque se relamió los labios para no desperdiciar nada de sabor. Dejando salir un leve gimoteo por el frío en sus labios y boca, Kyungsoo se apartó, limpió la comisura de sus labios y se puso de pie.
–Listo, así no tiraras nada –Sonrió al ver su trabajo hecho, aunque eso significó casi haberse comido la paleta helada del moreno.
Kyungsoo retrocedió dispuesto a largarse y hacer cosas mejores, para su mala suerte, fue regresado de golpe hacia atrás, solo que no fue a parar al sillón, si no en algo más… más duro. Unos fuertes brazos envolvieron su cintura por completo.
–¿Se te ofrece algo JongIn? –Preguntó Soo sin alterarse o enojarse, es más, estaba muy tranquilo a pesar de sentir como eso palpitaba sobre su culito– Si no déjame porque tengo cosas que hacer.
–No, tú no te vas a ir me oíste pequeño dictador… –JongIn ya no estaba en sí. Lo que Kyungsoo le hizo a su paleta fue el colmo– Te quedarás y te follaré tan duro que vas a llorar rogándome que no pare.
–Wow que intenso –Soo se movió sin cuidado acomodándose porque vaya que se encontraba incómodo y aparte para molestarlo, el moreno gruño en respuesta– ¿Qué no sabes que es un castigo o qué? No puedes tocarme señorito, así que espero y me sueltes si no quieres salir lastimado, o con otro mes más castigado, tú decides…
–Decido que tu castigo me lo pasó por los huevos…
–Que descriptivo de tu parte amor… Esa clase de cosas románticas son todo lo que necesita oír un chico de su pareja… –Dijo con sarcasmo– Y por cierto, quita la puta paleta del buro que es de madera y vas a mancharlo…
JongIn río con voz grave.
–Vamos… Sé que amas te diga cosas sucias bebé…
JongIn comenzó a acariciarle las piernas con cierta rapidez. Kyungsoo gruño e intentó quitar las manos del moreno de su cuerpo pero antes de que esto pasara JongIn empezó a mover las caderas en círculos, restregándole su dureza sin pena.
Condenado púbero de mierda…
¡¿Cómo se atrevía a tocarlo y a hacerle eso?! ¡Estaba castigado!
Ok sí. Admitía el hecho de que le gustaba mucho, pero el moreno está muy equivocado si cree que puede venir y tocarlo sin su permiso ¿Quién se cree que es? Solo él decide cuándo sí puede tocarlo y cuando no. En serio, a veces le daba ganas de comprarse una correa y un látigo para adiestrar a JongIn como se debe.
No, Kyungsoo no se dejaría llevar tan fácil…
–Mmmgh~ T-Tu ganas amor… –Sonrió Soo, empezando a menear su culo mientras apoyaba sus manos en sus piernas, las cuales por cierto tuvo que flexionar dejándolas a cada lado del cuerpo del moreno– Creo que ya no volverás a llegar tarde en toda tu puta y mísera vida… -Dejó de moverse y quiso ponerse de pie, pero los fuertes brazos del moreno se lo impidieron, aferrándose a su cuerpecito– Espera… necesito pararme…
–¿Para qué bebé? Si veo que estas cómodo…
–Oh vamos… –El bajito ladeó su cabeza y observó a JongIn sobre su hombro. Sonrió– Te encantará ya verás…
JongIn dudó unos segundos, ¿Qué planeaba? La verdad es que estaba demasiado caliente para ponerse a pensar así que dejó que Kyungsoo se parara, curioso por saber que traía entre manos. El moreno sonrió complacido al ver como el bajito se hincaba otra vez, se colocaba entre sus piernasy llevaba sus manos a su pantalón para desabotonarlo.
–Cierra tus ojos… –Susurró Kyungsoo con voz grave y sensual, acariciando el bulto de JongIn sobre la tela.
-No, quiero verte -JongIn acarició la mejilla del bajito con delicadeza, pasando su dedo pulgar por los labios de Soo, delineándolos con cuidado. El pelinegro sonrió ante la caricia.
–Si no cierras los ojos no juego… –Soo hizo un puchero fingiendo inocencia.
–Está bien, está bien… –JongIn cerró sus ojos, recargándose en el respaldo del sillón– ¿Esto me gusta mucho?
–Créeme amor, te encantará…
Kyungsoo sonrió, divirtiéndose por lo que vendría a continuación. JongIn en cambio se estremeció al sentir las manitas de Soo bajar lentamente el cierre de su pantalón. Relajado, perdido en el éxtasis, esperó las caricias de Kyungsoo… Las cuales nunca llegaron.
Lo que si llegó fue una horrible sensación de frío, de quemazón, que azotó a su zona íntima, a su chocolatito sin piedad. Lo siguiente que se oyó fue el aullido de dolor de JongIn y el carcajeo sin control deKyungsoo.
¡Quién lo diría! De ahora en adelante Kyungsoo amaría las paletas heladas de limón, ¡Las compraría más seguido! Tenía muchos usos, uno de ellos y el que definitivamente será su favorito, servir como enfriadoras para niñitos calenturientos que no pueden entender lo que la palabra CASTIGO significa.
–¡¡¡DO KYUNG SOOOO, ME CONGELASTE LAS BOLAS PEQUEÑA CRIATURA DEL MAL ARRRGG!!!
JongIn cayó al suelo, maldiciendo mientras intentaba sacarse la helada paleta de sus pantalones con desesperación. Lástima, Kyungsoo le había abrochado y subido el cierre del pantalón con una velocidad impresionante, dificultándolo todo. Se retorció en el suelo un rato más hasta que la condenada paletita de limón se derritió ahí, dejándolo adolorido y pegajoso.
No se sientan mal por JongIn, total, el ya no sintió dolor por lo entumido que estaba.
¿Saben? Osito Soo no es alguien que olvida rápido las cosas desafortunadas que vivió en algún punto de su vida. Mucho menos si fueron provocadas por cierto negrito con sabor a chocolate…
–Ay JongIn, JongIn –Negó con la cabeza, limpiándose las lágrimas de sus ojos por tanto reír– ¿Qué parte de estas castigado no entendiste amor? –Dijo sonriéndole burlonamente, mirándolo– Puedes mirar, pero no tocar… Estás a mi merced pequeño idiota, que no se te olvide…
Soo le echó una última mirada: Miserable, desecho, adolorido, agarrándose sus cositas y en el piso. De nuevo, las ganas de reír lo atacaron. Y por si se lo preguntan no, Kyungsoo no se siente mal por eso, al contrario, le divierte y mucho.
–Voy a salir esta noche con los chicos~ –Cantó feliz mientras se ponía de rodillas y rápidamente le daba un besito en la mejilla– ¿Te portas bien, ok? Iré a arreglarme.
Sonriendo, Kyungsoo se puso de pie y se encerró en la habitación.
Y JongIn… Bueno, digamos que apenas y comenzaba a respirar con normalidad.
-A-Aquí viene… –Susurró en el silencio de la sala– hipotermia t-testicular…
Aúch~
Miserable, desecho, adolorido, agarrándose sus cositas y en el piso. JongIn volvió a maldecir al pobre e inocente Jongdae por décima novena vez en el transcurso del día… Definitivamente, este maltrato también iría directo a su diario.