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Arabesque por Mikarin-san

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Notas del capitulo:

Gracias a Yue por su Review!, seguiré este menjunje . Recuerden los personajes presentes le pertenecen a Don Kuru, Masami Kurumada, y a Shiori Tenshirogi

El resto del viaje transcurre en silencio, Afrodita solo mira de vez en cuando a su padre, quien debe estar sumido en recuerdos felices de aquella época. En aquel mutismo, Afrodita escucha un piano, un piano que desliza una meliflua melodía, tan acuosa y a la vez hermosa. La escucha atentamente, sin percatarse de que Albafica también está pendiente de esta

-“Al fin lograste tocar esa obra”-piensa con tristeza. Le indica a Misty que ponga más carbón, este obedece de inmediato. –“Recuerdo que una vez me dijiste que te gustaba mucho esa obra de Debussy, es impresionante que en tan solo unos años ya la toques a la perfección. Las notas, bien, veo tu ser a través de la interpretación, Minos..”-

                Se pregunta qué es de la vida de Minos, si está casado, si tiene hijos, si vive cerca o lejos, si ha visto a su madre.

                Se detiene el tren, llegó a una de las estaciones. Albafica observa a toda la gente que baja y luego la que sube, no ve ninguna señal de Minos, ¿aún está dentro o solo no lo vio salir? Reanuda la marcha, está temblando, ¿qué pasa si aparece en medio de su labor?, no solo sería un viaje caótico para el resto de los pasajeros, si no, se vería acorralado como un ratón, ¿cómo saludarlo después de eso?, ¿conserva sus sentimiento hacia él?

-¡Un ciervo!- exclama Misty, sacándolo bruscamente de sus pensamientos y frenando de golpe. Afrodita se sujeta la peluca y se la arregla instantáneamente. Ven como pasa uno, dos, cinco, diez, incontables ciervos frente a sus ojos, saltando bellamente al otro lado de la vía, vuelve a sonar la misma melodía. Quedan embelesados escuchando y observando la bella imagen de los ciervos. Cuando ya han pasado todos, siguen el viaje, escuchando de fondo la melodía

-Disculpe, Sr. Albafica, ¿no ha pensado que el Sr.Minos está tocando para usted?-

                La sola idea de que eso fuera real, le estremecía, ¿y si no lo ha olvidado y solo está ahí para reanudad su confesión amorosa?, un pequeño rubor tiñe su blanca piel y Afrodita lo nota.

-“Está enamorado de ese hombre”- se dice el muchacho disfrazado-“no de mi madre”-

                A cualquiera, esa idea le sonaría devastadora. Sin embargo, Afrodita escucha su propia conclusión con alivio. Hace tanto tiempo que vive en medio de una relación muerta, la relación de sus padres, si él aprovechara para ayudar a su progenitor, sería un hombre inmensamente feliz, tanto así que su madre podría separarse de él. Ella lo entendería, no se le haría difícil encontrar a otro hombre o estar soltera, es una mujer hermosa y muy trabajadora. Lo único que le importa es que ambos sean felices, ¿qué más da si no están juntos?, prefiere verlos a cada uno con sus vidas, pero contentos.

-No creo… que toque para mí-

-¿No le gustaría que le ayudara con el Sr. Minos?, soy buen Cupido-

-No Misty, tú sabes que estoy casado, no puedo hacer eso, sería muy desconsiderado de mi parte-

                Rápidamente en la memoria de Afrodita, busca si Misty fue a su casa en algún momento. Efectivamente lo hizo, de hecho, tuvo la mala suerte de presenciar una pelea entre sus padres. Al instante, Misty le pidió a Afrodita si lo podía acompañar a la salida, este aceptó y dejaron a Albafica y Agasha peleando.

-¿Cómo puedes vivir así, pequeño?- le preguntó impactado, seguramente nunca imaginó que Albafica tuviera un matrimonio de esa especie

-Paso más tiempo con mis amigos que con ellos-

-Me alegro por ti. El tío Misty te da permiso para salir-

-Muy bien, entonces vámonos de acá-

                Al recordar eso, Afrodita agregó al instante:

-Pero Señor, usted es muy infeliz en su matrimonio, lo noté esa vez que fui a su casa-

-Me lo dijiste el día siguiente de vernos-

-Emh… lo sé, pero eso no importa, si usted tiene la oportunidad de ser feliz, ¿por qué simplemente no va y la toma?-

-Prefiero ser un padre responsable y considerado con mi hijo-

-Pues… su hijo lo consideraría irresponsable y desconsiderado si no se prefiere a usted primero-

                Albafica mira extrañado a Misty, él no razona de ese modo, a menos que sea… No, Afrodita debe estar en la escuela, sería demasiado rebuscado. Sin embargo, mira a los ojos a Misty, nota en su mirada algo demasiado familiar, se fija entonces en el lunar que está bajo su ojo izquierdo.

-¿Se puede saber que haces ocupando el puesto de Misty, Afrodita?- pregunta colérico

-“Mierda”- Enseguida, Albafica le saca su peluca para descubrir sus cabellos celestes. –Simple, estoy averiguando por qué mi padre es un ser tan infeliz, ahora se la causa-

-Apenas lleguemos a casa te golpearé por faltar a la escuela y mentirme descaradamente-

-Tú eres quien merece ser golpeado- apela Afrodita- Nos has estado engañando todos estos años con el cuento de “Oh, amor profundamente a mi mujer”, y estupideces de ese estilo. Agradece que no le diga nada a mamá-

-Más te vale Afrodita-

-No sirves para amenazarme-

-¿Qué dijiste?-

-Que no me puedes amenazar, yo tengo tu secreto y  si quiero puedo hablarle al hombre que huyó de ti hace años en este tren-

-No te atreverías Afrodita-

                En esos momentos, aparece Manigoldo, para visarle a Albafica que en la siguiente estación deben detenerse para una revisión. Se sorprende al ver al conductor discutiendo con su hijo.

-¡Pero miren quien está aquí!- dice Manigoldo de buena gana, Afrodita corre a abrazarlo

-¡Manigoldo!, ¿cómo está?, ¿cómo se encuentra Máscara?-

-Aún está delicado, el próximo martes puedes ir a visitarlo, según el médico en unos días más su enfermedad dejará de ser contagiosa- Afrodita celebra la noticia. Máscara de Muerte es su mejor amigo, se conocen desde los tres años y siempre han estado juntos, desde el jardín de niños hasta en la actualidad, en la escuela. Manigoldo y Albafica han permitido que la amistad de sus hijos se cultive en paz, con idas a sus casas en cumpleaños y en navidades. Sin embargo, a Máscara le dio una extraña enfermedad que lo ha dejado en cama por un mes. Aquella noticia lo llena de alegría y júbilo.

                Manigoldo de acerca a Albafica para darle la noticia.

-En la próxima estación nos vamos a detener unos diez minutos, Shion dijo que necesita revisar el motor, es algo rápido-

-Está bien, no es muy profesional dejar esperando mucho tiempo a los pasajeros-

-A todo esto, el pianista del tren ha preguntado por ti-

                Aquello provoca una gran tensión interna en Albafica, Manigoldo espera una respuesta lo más pronto posible. El conductor simplemente no dice nada.

-Yo hablo con él- rompe el silencio Afrodita- Descuida papá, yo lo veré, ¿dónde está, Manigoldo?-

-En el tercer vagón de Primera clase- El mancebo asiente y se retira, antes de que Albafica proteste, el otro le interrumpe su reclamo.

-Disfruta tener la compañía de tu hijo, que daría yo por tener a mi pequeño Máscara de Muerte acá-

-¿Cómo va su enfermedad?-

-Va mejorando, la fase infecciosa de su enfermedad ha menguado, está muy débil, pero bueno, nada que la medicina de hoy en día no pueda hacer-

                Ambos sonríen, Albafica se alegra por su compañero. Se despiden y reanudan sus trabajos. Por otro lado, el conductor se siente nervioso, no confía en su hijo, está seguro de que le dirá tonterías a Minos.

                En el tercer vagón de primera clase, un piano de cola es tocado por el famoso pianista Minos de Griffon. Está ejecutando una Balada de Chopin, la número uno. Afrodita llega rápidamente al lugar donde se está produciendo la tonada. Escucha atentamente, parado, como el hombre toca las teclas. Su expresión es totalmente neutra, solo está concentrado en tocar el instrumento y entretener a los pasajeros del tren. Algunos están en silencio, otros conversan. Estos acontecimientos no le inmutan al pianista, mucho menos que el hijo de su antiguo amigo lo observe impresionado.

                La melodía es bella y desgarradora, inmensamente triste, frustrada, intensa. El final es virtuoso y tenso. Termina y recibe unos escuálidos aplausos del público, antes de tocar la siguiente pieza, mira hacia un determinado punto, no puede creerlo, ¿está alucinando?, cree ver a Albafica, lo está observando, muy sorprendido. Aquella visión se acerca cada vez más, no es Albafica, pero se parece mucho a él. Es un mocito que le dirige una mirada de admiración, se instala a su lado, al mismo tiempo que Minos saca las nuevas partituras.

-Disculpe señor, ¿su nombre es Minos?- asiente, nuevamente le da un vistazo al niño. Sus cabellos son celestes, de un color más intenso, sus ojos muy decididos y con el mismo lunar que su antiguo amado. -¿Puedo acompañarlo?- nuevamente asiente. Sigue buscando partituras, las revisa, no encuentra nada que le acompañe, nada adecuado a su estado anímico. -¿Cómo se llamaba esa pieza acuosa que estaba tocando?-

-Arabesque no.1 – responde secamente.

-Pues usted toca muy bellamente- No responde ante su comentario, solo es una opinión, nada más –Y conozco a alguien que piensa igual que yo-

-Lo dudo-

-¿Cómo?-

-Dije que lo dudo, nunca me dijo nada cuando intentaba tocar algo. Solo recibía su indiferencia-

-No lo entiendo-

-¿Me puedes decir qué estupideces te contó Albafica?-

-Usted escapó en plena declaración de amor-

-¿Te puedes ir?, me distraes-

-No me iré hasta que usted se disculpe con mi padre-

-Oh, entonces él es tu padre. Mira muchacho, no tengo por qué disculparme con él, por lo que veo, no te ha contado la verdad. Puede que no se acuerde del resto. Ahora, si me disculpas, debo seguir tocando- Antes incluso de poner un dedo en una tecla, Afrodita cierra el piano de golpe

-Nadie me ignora, NADIE. Ahora dime, ¿de qué “verdad” estás hablando?-

-Temas íntimos no se hablan en el trabajo, ¿está bien?-

-No, yo quiero saber ahora-

-¿Por qué estás tan urgido con eso?, seguramente tu padre debe ser una persona feliz, ¿está casado, verdad?, si es así, no hace falta que te diga nada, te borraré la imagen que tienes de tu padre-

-A ver… En primer lugar, mi padre es una persona infeliz, en segundo lugar, la imagen que tengo de mi padre no es muy agradable, en tercer lugar, dígame su verdad- Minos suspira, nota que la gente del vagón no está muy interesada en saber si continuará o no.

-Mira, yo me fui de la vida de tu padre porque él me dijo que nunca me iba a amar, ¿bien?, ahora vete-

-¿En qué momento le dijo eso?-

-Cuando le confesé mi amor, ahora vete-

-No me iré, quiero saber más, ¿por qué desapareció?-

-Me enfermé de tuberculosis, ¿por qué no te vas de una vez?-

-Bien, me iré. Si quiere hablar con mi padre, está conduciendo el tren, tiene unos minutos para conversar con él, se detendrá por una revisión, si yo fuera usted, los aprovecharía- Afrodita se retira. Minos no toma atención de lo que acaba de decir y vuelve a tocar otra pieza.

                Indignado, camina hacia el cuarto del conductor. Al entrar, nota que su padre está atento, conduciendo.

-¿Por qué me mentiste?- pregunta Afrodita- Con razón huyó de ti-

-¿Qué te dijo?-

-La pregunta es por qué le dijiste eso, ¡fuiste un insensible!, ¿cómo eres tan… tan… tan frío al decirle que nunca lo amarías?-

-Tuve mis razones hijo, no te sigas metiendo en mi asunto-

-Es nuestro asunto, ¿qué quieres, que me quede de brazos cruzados, viendo como la posibilidad de que seas feliz se escape fácilmente?-

-Yo veo qué me hace feliz y qué no. Yo que tú me preguntaría qué excusa darle a tu madre cuando lleguemos a casa-

                Afrodita  no responde, ¿por qué su padre es tan frío?, pobre Minos, con razón no quería hablar más. Se da media vuelta, prefiere acompañar a Minos en vez de seguir estando con su padre

-¿A dónde vas?-

-No te importa, mala persona-

                Nuevamente está en el tercer vagón de Primera clase, escucha a Minos tocar diferentes piezas, se sienta cerca de él y solo se limita a escuchar. Afrodita observa detenidamente a Minos, sus ojos están levemente rojizos, ¿ha llorado por su padre?, cuando termina su pieza, Afrodita saca de su bolsillo un pañuelo y se lo ofrece. Él lo acepta en silencio y se seca las lágrimas.

-¿Por qué viniste de nuevo?-

-Quiero que tú y mi padre sean felices-

-¿Por qué?, ni siquiera me conoces-

-Lo sé, pero tengo la sensación de que eres la única persona capaz de sacarle una sonrisa… Aunque sea por un segundo-

-Lo dudo, no creo que tu padre quiera verme. Yo tampoco lo quiero ver. Me sentiría muy avergonzado si tuviera que tocar ese tema que pasó hace años. Creo que fue un error-

-No lo fue Sr.Minos, usted lo hizo por algo,  estaba enamorado-

-No sé si estaba enamorado, muchacho-

-Para escapar así por un rechazo, lo más seguro es que mi padre ocupaba un gran lugar en su corazón-

                Al instante, el tren se detiene, todos los pasajeros descienden. Es hora de la revisión. Minos y Afrodita se quedan en silencio, como esperando algo. Al pasar los minutos, nota que Minos está impaciente, como si quisiera que Albafica apareciera.

                Pasados los minutos, la paciencia de Minos se agota, pensando que su pasado amor no aparecerá. El tren nuevamente parte, Albafica no se presentó.

-Te debe estar esperando- dice Minos –Vuelve con tu padre-

-No tengo por qué volver, quiero saber más sobre tu encuentro con él-

-¿Estás seguro que quieres saberlo?, no es asunto que te incumba-

-Sí me incumbe, es mi padre-

                Minos hace memoria y le cuenta a Afrodita: Él vio por primera vez a Albafica saliendo de su sala de clases hacia la sala de coro. Le llamó la atención su cabello celeste y la gran belleza que emanaba. En ese momento, estaba comenzando con clases de dibujo con Asmita, un retratista de gran fama en la ciudad. Necesitaba un modelo para estudiar cada una de sus facciones, su cuerpo, sus expresiones. Al ver por primera vez a Albafica, sintió que él era el modelo indicado. Comenzó su labor objetivamente, no quería involucrase mucho con él, sabía de antemano que los músicos son personas muy complejas. Su objetividad cambió al sentir por primera vez los azules ojos de Albafica topándose con los suyos. Sus ojos le dijeron muchas cosas de él, muchas cosas. El contacto se perdió cuando Albafica le preguntó “¿Qué?” Algo ocurrió en ese momento, en su interior que se agitó al sentir aquel contacto. Minos lloraba mucho por él, en silencio, estaba sintiendo mucho amor inexplicable por Albafica y no sabía cómo expresarlo, ¿por qué tenía que enamorarse de una persona así?, ¿por qué?, no lo conocía mucho en ese momento y solo sufría. Cuando comenzó a conocer más a Albafica, se sentía muy feliz de conocer más de su mundo, de saber un poco más de él. Sin embargo, su sentimiento se volvía cada vez más fuerte, hasta que no pudo más, besó a Albafica y se confesó, para su sorpresa, Albafica se separó de él, asustado.

-No tienes ninguna oportunidad conmigo, nunca te voy a amar-

                Ante aquel rechazo, lo único que pudo hacer, fue huir. No encontraba consuelo en nada, ni en sus dibujos, ni sus bocetos, lo único que deseó hacer fue aprender con una persona a tocar piano, solo para calmar su alma, porque aquel fallido momento lo torturó por mucho tiempo, la única vía de escape que tenía era tocar piano hasta el cansancio.

Notas finales:

Gracias por leer, nos vemos en el próximo capítulo!


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