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Striper a la fuerza por Fullbuster

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Sasuke Uchiha POV

 

 

 

Volví a casa algo afectado, creí reconocer a Naruto en ese chico, pero no… supongo que mi mente me jugaba malas pasadas. Era la segunda vez que le veía y no podía quitarme de la cabeza cómo se había acercado a mí hasta casi rozar sus labios con los míos. Ese chico tenía una fortaleza innata, tenía carácter para pararme los pies y eso me llamaba la atención, sería una gran conquista si conseguía traérmelo a la cama. Sonreí recordando aquella escena cuando se acercó, aquel olor que desprendía y el que a mí tanto me sonaba aunque no conseguía recordar de qué. Creo que iba a pasar bastantes noches de mis vacaciones por ese bar y es que haberle visto bailar toda su actuación completa… me había vuelto loco, ese chico bailaba de muerte, tenía un movimiento tan sensual… encima con ese cuerpo que tenía, con su cabello rubio y esos ojos azules que hipnotizaban a cualquiera, no me extrañaba que todos estuvieran tan locos por él.

 

El teléfono vibró en la mesilla y lo miré saliendo de mis ensoñaciones. Cogí el teléfono y al ver el nombre de “Sakura” en la pantalla decidí colgarle directamente y apagué el móvil dejándolo nuevamente en su sitio y me giré dándole la espalda. Me tapé bien con las mantas y recordé toda la maldita gira.

 

 

 

Flashback

 

Venga Naruto… sólo será un año, te prometo que volveré y estaremos juntos – le dije limpiándole las lágrimas mientras yo intentaba sonreír para no empeorar la despedida.

 

Lo sé Sasuke… pero aún no te has ido y ya te extraño.

 

Te llamaré todos los días – le dije

 

Yo no tengo teléfono Sasuke – me dijo agobiado – Dependo del horario del orfanato para poder recibir llamadas.

 

Por eso te he comprado esto – le dije sacando un móvil – ya he registrado tú número y te he apuntado el mío, además… tienes mi número apuntado en tu “gran agenda” – le dije sonriendo y él sonrió.

 

Voy a echarte de menos aunque llames todos los días.

 

Lo sé, yo también te extrañaré Naru – le dije abrazándole y dándole un beso en la frente.

 

Sasuke, date prisa o perderemos el avión – me gritó Sakura a distancia pero yo pasé de ella, intentaba despedirme antes de subir a ese coche.

 

Te quiero Naruto, voy a volver y quiero que me esperes, sólo un año y no volveremos a separarnos, te lo prometo.

 

Vale – me dijo aún con lágrimas en sus ojos – te esperaré.

 

Le besé con pasión antes de secarle las lágrimas con mi pulgar y traté de sonreírle. Cuando le dije que sonriera para poder llevarme esa gran sonrisa en mi mente, él lo intentó, aunque seguía llorando. Le repetí que le quería y lo que me extrañó es que Sakura también fuera a despedirse de él, más cuando le dio un abrazo ¿Tramaba algo o qué? Ella nunca había soportado a Naruto ¿Qué pasaba aquí? no le di mayor importancia cuando la vi caminar hacia el coche y subió. Cuando nos pusimos en marcha, aún saqué la cabeza por la ventanilla para mirarle y empecé a llorar lo que no había podido llorar frente a él.

 

Le verás en un año Sasuke, no te pongas así – me dijo Sakura.

 

No estoy de ninguna forma – le dije camuflando mis lágrimas – sé que volveré a estar con él, sólo es un año.

 

Cuando llegamos a Londres después de todo un día de viaje haciendo escalas, por fin pude llamar a Naruto y fue extraño, porque no me cogía el teléfono ¿Sería muy tarde allí en Nevada? Puede ser que lo hubiera pillado durmiendo, así que decidí esperar hasta mañana para volver a intentarlo. Quizá viera mi llamada y él me llamase en aquel momento.

 

¿Qué ocurre Sasuke-Kun? – me preguntó Sakura con tono meloso - ¿Por qué esa cara?

 

Naruto no me coge el teléfono.

 

No te preocupes, seguro que te llamará en cuanto vea tu llamada.

 

Sí, seguro que sí – le dije marchándome guardándome el móvil en el bolsillo.

 

Nos fuimos al hotel y dormí. En cuanto me desperté lo primero que hice fue revisar mi móvil por si Naruto había llamado, pero nada, él no llamaba ¿Qué estaba pasando? Supuse que si había ocurrido algo podría llamarme al hotel ¿Sakura le habría dado nuestra lista de destinos? Tenía que preguntárselo.

 

Bajé al comedor con el resto de mis compañeros y al sentarme, todos me miraron extrañados al ver mi cara, pero yo no estaba de humor hasta que no supiera lo que estaba ocurriendo con Naruto ¿Por qué no podía contactar con él? ¿La tierra se lo había tragado ya tan rápido?

 

¿Has dormido mal, Sasuke? – me preguntó Neji.

 

Más o menos – le dije – oye Sakura… ¿Le diste a Naruto los números de teléfono de los hoteles en los que nos hospedaríamos?

 

Claro, tal y como me pediste – me dijo sonriendo - ¿Aún no sabes nada de él?

 

No y es extraño.

 

Bueno… de momento concentraos para el concierto de esta noche, todas las entradas están vendidas – dijo emocionada marchándose.

 

Todo un mes pasó sin que pudiera contactar con Naruto, hasta al orfanato llamé y no sé por qué, siempre me salía error ¿Cómo podía ser? ¿Había apuntado mal el número? Eso era imposible, lo comprobé cinco veces para que no ocurriera esto. Hoy teníamos un concierto por la noche y tuve que marcharme al escenario. Cuando volví hacia mi camerino después de haber actuado, me sorprendió cuando abrí la puerta y vi a Sakura con mi móvil en sus manos.

 

¿Qué haces? – le pregunté.

 

Había sonado y creí que debía avisar de que estabas en una actuación.

 

¿Era Naruto? – le pregunté enseguida.

 

No… una compañía de teléfonos – me dijo – de esos que llaman para venderte cosas, ya sabes, les he dicho que no estabas en este momento.

 

No vuelvas a tocar mis cosas, Sakura – le dije enfadado – dame el móvil.

 

No sé por qué… su excusa no me cuadraba y cuando me dio el móvil marchándose, revisé todo. No había llamadas, no había mensajes… ¿Qué ocurría aquí? ¿Qué hacía ella con mi móvil? ¿Habría llamado Naruto y ella le colgaría? Sakura no se llevaba bien con mi novio, estaba celosa y eso me preocupaba, pero es que no podía comprobar nada.

 

Dos días después de aquel suceso, me llegó un mensaje desde el móvil de Naruto diciéndome que iba a romper conmigo porque no aguantaba la distancia ¿Él no aguantaba la distancia después de que no me cogía ni una vez el teléfono? Era increíble. Le llamé, ¡Claro que le llamé! Quería una explicación lo más cara a cara posible de lo que ocurría, pero no cogió mi teléfono y estuve una maldita semana llamándole para que me diera su explicación de por qué rompía conmigo. De Naruto no volví a saber nada y al final… una gira de un año… acabó siendo una firma de contrato durante cinco largos años en los que recorrí todo el mundo.

 

Desde luego hubo una cosa que jamás perdonaría… la maldita cara dura de Naruto por dejarme por un asqueroso mensaje, ni siquiera fue capaz de decírmelo a la cara. ¿Cómo era posible que me hiciera esto? Acabé odiándole y encima… sin una explicación del motivo real que tenía para hacerme algo como esto. Decidí entonces olvidarle y durante esos cinco años… tuve sexo con todos y cada uno de los rubios de ojos azules que se me ponían en el camino hasta que la cara de Naruto se me olvidó por completo.

 

 

 

Fin del Flashback

 

 

 

Me desperté en mi cama y era tarde… casi las dos del medio día. Cuando bajé al salón, resulta que mi madre había dejado una nota de que se habían ido a casa de unos amigos a pasar el día, que comiese lo que quisiera ya que mi hermano también había decidido irse con unos amigos de acampada no muy lejos de aquí.

 

- Genial – exclamé

 

Ya que no estaban, me apetecía ir a comer a uno de los lugares al que hacía años que no iba, al parque de las afueras, allí había un puesto ambulante que hacía una comida exquisita. Naruto me enseñó aquel lugar una vez cuando aún salíamos juntos. Me vestí enseguida, me coloqué una chaqueta con una bufanda y me fui al garaje a buscar la moto ya que aquí… todos se habían llevado los coches.

 

Conduje hasta el parque y dejé la moto no muy lejos de la entrada. La cande y me marché a dar un paseo. Crucé todo el parque, seguía tal y como lo recordaba, sabía que por esta zona vivía Naruto, no muy lejos de aquí debía estar el orfanato y decidí ir, pero cuando llegué hasta la puerta, me dio bastante vergüenza entrar a preguntar, más que nada porque Naruto y yo ya no éramos nada. Ese chico debía tener ya unos veintidós años y se habría marchado hace mucho de aquí, quizá ni ellos sabrían dónde estaba ya.

 

Decidí ir entonces al puesto a comprarme la comida y una vez la tuve, me senté en unas gradas que tenía el parque. Sonreí al recordar que mi primer espectáculo fue aquí… fue para Naruto y como no tenía guitarra le canté sin música ¡Qué desastroso salió! Pero aunque Naruto se rió mucho, yo me reí más y acabamos besándonos en pleno escenario. Ya nadie venía por estos lugares y era una pena.

 

Estaba mirando hacia el escenario cuando apareció un niño pequeño de cabello oscuro corriendo para esconderse y sonreí. Seguramente jugaría al escondite con sus padres y eso me resultaba tan conmovedor, pero cuando vi salir a ese chico rubio que había visto en ese bar cutre bailando por dinero, me sorprendí ¿Sería su hermanito? Ese chico no tenía edad para ser padre pero quien sabía… quizá estaba con alguna chica y el imbécil la había dejado embarazada. Era muy joven para ser padre, yo creo que era su hermano.

 

Abrazó al chico cuando lo encontró y el niño sonrió con ganas abrazándose a su cuello antes de que volviera a salir corriendo a esconderse mientras el rubio contaba y yo en cuanto vi que el niño se había ido, aplaudí desde las gradas llamando la atención del chico.

 

- No sabía que tenías un hermanito – le dije sonriendo.

 

- ¿Qué haces tú aquí? Estás muy lejos de tu lujoso barrio.

 

- Pero tú vives donde supuse… en el barrio más pobre de la ciudad.

 

- No me has contestado – me preguntó desde la plataforma del escenario aún.

 

- Me gusta la comida de aquí – le dije aún sentado en las gradas - ¿Quieres un bocado? – le dije enseñándole el bocadillo.

 

- No gracias.

 

- Venga chico… dime tu nombre – le insistí – yo tuve un amigo de esta zona igual de rubio que tú, quizá lo conozcas. Se llamaba Naruto – le dije y él sonrió con desgana.

 

- ¿Crees que por ser de este barrio me conozco a todos los pobretones de aquí? – me dijo desganado – por favor, ni idea de quien es, pero si erais tan amigos… llámale.

 

- Ya lo hice, pero no quiere cogerme el teléfono – le dije y él empezó a reírse.

 

- No me creo que tú pudieras llamar a alguien – me dijo empezando a reírse – mírate… eres un estirado, un egocéntrico y un egoísta.

 

- Bueno… si sabes algo de él, dímelo.

 

- ¿Cómo pienso decírtelo si no tengo tú número de teléfono?

 

- Porque iré al bar todas las noches a ver como mueves ese cuerpazo, piensa en mi cuando bailes encanto, porque voy a recorrer todo tu cuerpo con la mirada, aunque disfrutarías más si decidieras pasar la noche conmigo.

 

- Vete al infierno – me dijo cuando de golpe apareció aquel chiquillo de nuevo.

 

- Papá… venga, te estoy esperando – le reprochó el chico

 

- Ya voy cielo – le dijo el chico con una agradable sonrisa que jamás había visto y me sonrojé – ve a esconderte de nuevo, corre… que ya voy – le sonrió y el  niño salió de  nuevo corriendo.

 

- ¿Eres su padre?

 

- ¿Qué te importa? – me preguntó enfadado marchándose a buscar a su hijo.

 

 


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