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Ayudándote a superar tu claustrofobia por 1827kratSN

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r13;Fuuta, ¿crees que este lugar en verdad asuste? – mencionaba un jovencito de mirada azulina, quien permanecía siguiendo a una adorable ovejita que caminaba por los pasillos de la supuesta casa embrujada, refunfuñando mientras se quitaba las orejas falsas

r13;¡claro que no! al menos no aún, todavía está cerrada. Los participantes llegarán más tarde – el rubio cenizo caminaba delante, a paso rápido, fijándose que en verdad nadie estuviera en el lugar

r13;entonces, ¿por qué me traes por aquí?

r13;porque quiero escapar de los invitados, es vergonzoso usar esto – mencionó el rubio mientras señalaba las orejitas que se ubicaban en sus manos – soy un chico… tengo orgullo, Basil

r13;yo creo que te queda muy bien – mencionó observando un sonrojo en el más joven. Estiró sus dedos para acariciar el rostro de su acompañante sonriéndole con cariño

r13;¡no digas esas cosas, Basil! – protestó avergonzado por aquellas palabras, sintió la caricia en su mejilla y algo dentro de él le brindaba un calorcito agradable en su pecho – no bromees

r13;no lo hago, Fuuta

r13;¡debo buscar algo de ropa para cambiarme! – se exaltó el menor al no soportar esa mirada que lo ponía nervioso.

 

 

Fuuta se adentró en el lugar buscando una salida. Había escapado de una situación que no sabía identificar, era cobarde, pero… necesitaba entender que es lo que le pasaba a su corazón cuando se desbocaba al escuchar las palabras de su… ¿amigo? Recordó las preguntas de sus padres, tíos, incluso de su abuelo “¿te gusta ese chico?”… No lo sabía, lo único que tenía presente era que le gustaba estar con él, platicar, mirarlo cuando hablaba de la literatura, pues a Basil le fascinaba. Fuuta le gustaba escucharlo, porque la mirada que ponía Basil era hermosa. Adoraba sentir aquellos gestos amables que le daba muy seguido… tal vez era verdad que Basil le gustaba

Fuuta escuchó su nombre salir de labios de aquel ojiazul, pero no respondió y se adentró más en el lugar. Quería pesar un poco, estaba algo confundido. Debía hablar con su oto—chan para preguntarle qué era todo ese conjunto de emociones que lo invadían… se decidió hacerlo cuando escuchó un susurro. Típico, algo tenía que interrumpirlo. La curiosidad lo invadió y con cuidado se dirigió al sector de dónde provino aquel sonido, Fuuta abrió un poco la cortina para ver que había adentro, pero se quedó quieto al observar aquella escena, era su ¡no!… eran sus tíos. Un alto azabache de patillas sostenía el mentón de un joven de cabello rizado, mientras disminuía la distancia para al final besarlo con ternura… Fuuta se quedó quieto, viendo aquello, no estaba seguro de por qué lo hacían, pero parecía que los dos querían estar a solas. Se alejó de ahí, despacio, un leve rubor se asomaba en sus mejillas mientras trataba de regresar por el camino que tomó con anterioridad. Apenas dio unos nueve pasos cuando escuchó la voz de Basil llamarlo, se apresuró a encontrarlo y cubrirle la boca con sus manos. Lo guio hasta la salida y solo ahí respiró agitado por la pequeña carrera que realizó

 

 

—Fuuta, ¿qué pasó? – Basil se preocupó por esa acción tan inesperada – ¿acaso hice algo mal? – el menor negó con su cabeza mientras respiraba profundamente

—solo se besa a la persona que se quiere – susurró ante el asombro del mayor. Esas eran las palabras de Yamamoto, las que Fuuta escuchó muchos años atrás – yo… yo solo vi algo – sonrió nervioso mientras se sonrojaba al recordar aquello — no fue nada. Sólo que no debemos ir allí

—no te entiendo – el menor sonrió divertido mientras tomaba la mano de Basil para guiarlo de nuevo a la fiesta

—es un secreto, solo vámonos de aquí

—¿no querías cambiarte?

—lo haré en casa y si Aida me reclama… accidentalmente derramaré bebida en esto – señaló su disfraz mientras mostraba su incomodidad en una mueca

 

 

Ellos…

 

 

Reborn había estado evitando al invitado especial de su sobrino. Una de las razones eran las orejas de oso que su hija lo obligó a usar, claro que en cuanto tuvo la oportunidad se las quitó y las reemplazó por su fedora. La segunda razón era aquel azabache de mirada verdosa, es decir su antiguo amante, quien había llegado con un disfraz un tanto particular, una camisa manchada y unos cuernos en su cabeza. Lambo se veía particularmente singular, atrayendo miradas de todos los presentes, incluso él no podía dejar de verlo con disimulo. No supo cómo, pero terminó perdiéndose “casualmente” en donde el Bovino también se encontraba perdido. Una extraña coincidencia. Reborn vio a Lambo ahí, sin saber en dónde estaba y no pudo evitar burlarse, riendo bajito ante tamaña estupidez

 

 

—¿de qué te ríes? – había protestado de inmediato el ojiverde, al reconocer esa risa burlona – ¡tú también te has perdido!

—no soy tan estúpido como tú – se quejó al verse descubierto

—¿acaso me seguías?... ese no es tu estilo – el más joven sonrió divertido al no recibir respuesta alguna – ¿acaso querías acorralarme como lo hacías antes?

—ni que tuvieras tanta suerte, vaca estúpida

—el estúpido eres tú – Lambo se atrevió a enfrentarlo y el mayor lo veía impresionado – ¡no vuelvas a insultarme así! Ya no soy aquel niño al que solías manipular

—así que maduraste – ironizó al ver la rabia en aquellos iris verdes – no lo creo

—me obligaste a madurar – se quejó mientras se relajaba. Estaba enfadado con el mayor, se aguantó por años, pero ya que estaban perdidos en ese lugar, a solas y al parecer sin nadie que los escuche, podía desahogarse – tu traición fue un impacto fuerte

—eres un mocoso que no supo esperar explicación – gruñó enfadado

—y tú un insensible por haberte alejado sin darme una razón

—para que los sepas no te traicioné. Esa mujer era…

—la hija de la familia aliada de Vongola – lo interrumpió, pues esa historia se la sabía de memoria

—¿Cómo lo sabes?

—porque la muy maldita me buscó hace algún tiempo. Además, si no te has dado cuenta está aquí… en ésta fiesta, seguramente te busca – se enfadó tratando de no demostrar su molestia – me gritó toda la verdad, pues al parecer todavía sigue enfadada por tu rechazo

—creo que tendré que escarmentarla de nuevo — Reborn se masajeaba el puente de su nariz. Esa mujer era una molestia

—no deberías, Suzuki Adelheid es una mujer importante – Lambo suspiró al recordar a esa voluptuosa mujer. La odiaba, pues fue la causante del desastre en su vida

—si se atreve a meterse en mi matrimonio, no tendré compasión – amenazó Reborn

—si esa mujer se atreve a contarle algo a I—pin, yo te culparé de todo Reborn – amenazó Lambo, aguantándose las ganas de salir corriendo. No sabía por qué ese hombre todavía le causaba escalofríos – al parecer sabe de nuestra antigua… relación – le costó decir eso, pero terminó por mencionarlo sin duda – creo que hará algo más y eso me está molestando

—me encargaré de ella – Reborn ya tenía planes para callar a esa… señorita. El azabache se quedó mirando al más joven por unos segundos, pues había madurado mucho – ¿estás seguro de querer casarte? – Soltó sin medir sus palabras… maldita sinceridad

—¿acaso crees que eres exclusivo en mi vida sentimental? – ironizó Lambo con enfado – me hiciste sufrir demasiado, me obligaste a madurar debido al dolor que sentí… pero debo agradecerte – suspiró pesadamente al sentir como la ira guardada durante años salía a flote – gracias a ti me pude decidir. Me forjé un futuro provechoso, ahora puedo decir que soy un buen líder, que tomé las decisiones correctas. Tendré una familia normal como cualquier persona

—te estás pasando con esas palabras altaneras – gruñó el azabache enfadado – todavía eres un mocoso

—¡ya no lo soy!… me casaré dentro de poco. Soy el jefe de mi familia. He olvidado nuestros días juntos… yo… – sintió una punzada, pues era patético que después de tantos años todavía le afectara su rompimiento

—ni siquiera tú te lo crees – se acercó de pronto, sin pensar en lo que hacía – vaca estúpida – levantó el mentón del más joven, no recibió queja alguna y simplemente lo besó. Un roce simple, cariñoso, algo que pocas veces lo hizo. Era estúpido que a estas alturas de su vida se mostrara sin tapujos, sin mentiras o murallas. Se mantuvo así durante un rato, disfrutando del aroma del más joven, uno suave y fresco – eres un mentiroso

—¡idiota! – soltó sus palabras mientras empujaba al mayor zafándose del agarre. Se rozó sus labios que todavía tenían esa sensación cálida. Jamás sintió tanto cariño en un simple beso. Odiaba a Reborn… justo en esos momentos de su vida, le estaba confundiendo una vez más – ¿cómo puedes hacer algo así?… tienes esposa y una hermosa hija… ¡por qué me haces esto!

—es porque no dejas de decir tonterías

—eres un maldito sádico – gruñó enfadado mientras sentía el dolor de la traición a pesar de que solo fue un simple beso – demonios Reborn, ¿por qué haces cosas como esas? ¡solo piensas en ti!

—¡cállate de una maldita vez! sólo fue un beso

—tal vez tú puedas ignorar el sentimiento de culpa, pero yo no

—¿culpa?... lo que hice no tiene importancia

—pero para mí sí… ¡YO TE AMABA! – Lambo reunió fuerzas para reclamar – tú me abandonaste. Quiero reconstruir mi vida, y tú… sólo me confundes

—tómalo como una despedida, idiota… nunca pude decirte nada, pero al parecer ya sabes la verdad. Así que no te quejes

—sabes que nada volverá a hacer como antes, ¿verdad?

—no te estoy pidiendo nada – veía aquella mirada dolida, algo que estuvo evitando desde el comienzo, pero ahora… lo presenciaba en primera fila

—me pareció que sí – sonrió Lambo con amargura – no pienso traicionar a mi novia, tampoco estoy dispuesto a fallarle a mi amiga, la pequeña que tienes por hija es un ángel… ¡todo eso me afecta!

—ni creas que te pediré una relación clandestina o algo por el estilo

—jamás aceptaría algo así. Lo nuestro se terminó hace mucho tiempo, Reborn… no hay forma de repararlo

—Lambo… has madurado – sonrió el azabache mayor mientras se acomodaba el traje – respeto eso… no te preocupes, no te molestaré más – se dirigió a la salida – y límpiate esas lágrimas… un hombre no debe llorar por cosas tan simples

—no estoy llorando por el beso… lo hago por… el dolor de la despedida final – susurró conteniendo sus lágrimas

—yo también te amaba – Reborn no regresó su vista, no quiso ver la expresión del más joven – espero que tu matrimonio sea feliz y próspero

—idiota – susurró cuando el mayor desapareció de su campo visual. El dolor en su pecho lo estaba asfixiando y solo pudo llorar, en silencio, en soledad. Nunca imaginó escuchar que Reborn lo amaba, menos en esos momentos, pero ahora ya todo estaba perdido. Cada uno tenía su nuevo futuro escrito, era algo que no se podía evitar

 

 

 

La fiesta de Vongola se alargó hasta el amanecer, sin inconvenientes graves y mejor que eso… sin enterarse de cierto suceso entre antiguos amantes. El baile, licor nublando sus mentes, los mayores estaban animados. Kyoya se encontraba apartado de todos, pues peleaba con su hermano mayor. Gokudera estaba discutiendo con Ryouhei, quien armaba aun alboroto en medio del salón principal. Aida y algunos niños se hallaban dormitando en las escaleras. Fuuta con ayuda de Basil empezaban a llevarse a los menores a las habitaciones. Los empleados ayudaban a limpiar poco a poco el desastre que quedaba. Tsuna hablaba con los invitados que procedían a dejar el lugar. Yamamoto cargaba a Haru, quien estaba un poco mareada por efecto de la bebida, la llevaba a la habitación. Reborn parecía discutir con cierta mujer de cabello largo, negro y ojos rojizos. Lambo se despedía de su amigo castaño, retirándose a su hogar dirigido por el chofer. Kyoko se hallaba con Skull riéndose de alguna broma. Y al final todos estaban divirtiéndose de una u otra forma

Muchas cosas se solucionaron ese día, era lo mejor que pudo suceder. Las cosas terminaban por arreglarse tarde o temprano… eso hacía feliz  a Tsuna

 

 Continuará... 


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