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Ayudándote a superar tu claustrofobia por 1827kratSN

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Notas del capitulo:

Holi como están?

 

Bueno este capítulo está algo bastante... calmado, intentaré subir el siguiente lo más pronto posible 

 

Tengo que dar una pequeña advertencia ya que al parecer no di aviso antes, me gusta hacer que las historias den un giro de 90 grados. Además que tengo cierto gusto por hacer sufrir a los personajes, no será algo extremo como una tragedia pero si haré algo... bueno no adelanto nada y espero que disfruten lo que está a futuro por ser publicado 

 

El sonido distante de un celular molestó al azabache que se encontraba durmiendo placenteramente con su nuevo amante. Furioso se levantó siguiendo el sonido de aquel maldito aparato, percatándose que no era el suyo, sino el del más joven que seguía en la habitación ignorando lo sucedido. Por simple curiosidad y para hacerle saber a quién fuera, que el castaño era suyo, contestó sin ganas

 

 

—Dame—Tsuna ¿dónde demonios estas? – la voz del hombre de patillas retumbó en el aparato de manera estruendosa – hace tiempo que debías llegar, ¡habla de una buena vez!

—él está dormido – el dueño del departamento contestó y el silencio adornó la línea telefónica

—Kyoya… así que era eso… será mejor que lo despiertes, ahora mismo iré por él

—no es necesario, no te lo entregaré

—ya veremos, alístalo y dile que el castigo será severo

—te dije que no era necesario – frunció su ceño insatisfecho. ¿Qué problema tenía ese tipo? Tsuna ahora era suyo y no lo entregaría así de fácil

—sabes que soy el tutor de Tsuna, ¿no? Yo decido qué es bueno o malo para él, así que mejor me abres la puerta o la tiraré

—puedes intentarlo si quieres

—maldito azabache, escucha bien… si Tsuna no está listo para cuando yo llegue… una bala atravesará tu cabeza

—¿crees que tus amenazas me asustan, herbívoro? – sonrió con prepotencia a sabiendas que el azabache al otro lado de la línea estaba echando chispas

—deberías hacerme caso niño o soy capaz de marcharme con Tsuna y no dejar rastro – el silencio en la línea hizo que el hombre de patillas sonriera con malicia – ¿te gustaría eso?

—tsk…

—ahora mismo subo

 

 

Reborn colgó enfadado mientras Lambo lo miraba con atención. El más joven sabía que Tsuna estaba en problemas y prefirió quedarse callado o él que pagaría las consecuencias. Conocía esa sonrisa sádica y no era nada bueno, hasta podría decirse que le daba un poco de miedo u otra cosa. En silencio vio como el hombre de patillas se alistaba sin prisa y caminaba a la salida… pensaba quedarse en casa, porque no quería participar en esa “masacre”

 

 

—tú también vienes vaca estúpida

— ¿por qué? – preguntó cauteloso

—porque si no… alguien va a morir hoy

— ¿hablas de Hibari—san?

—¿de quién más?… no hagas más preguntas y sígueme de una buena vez

 

 

Arriba…

 

 

El azabache sintió una pequeña punzada al escuchar “marcharme con Tsuna sin dejar rastro”, jamás permitiría que lo separasen del conejo y menos ahora. Arrojó el celular al sofá y de nuevo ingresó a la habitación en donde el castaño aun reposaba, se sentó a su lado acariciando los cabellos rebeldes, no quería despertarlo, pero esa amenaza no la iba a pasar. Los ojos chocolates se abrieron de a poco mientras un sonrojo evidente se mostraba en el más joven casi inmediatamente al adquirir consciencia de donde y por qué estaba allí

 

 

—Kyoya… — la voz del castaño estaba un poco rasposa y la vergüenza lo inundó al recordar que él permanecía desnudo en la cama mientras que el mayor solo usaba su ropa interior

—vienen por ti – el azabache se mostraba serio, y aun así deslizó sus dedos por la mejilla del castaño en un amable cariño

— ¿qué? – el castaño tardo 3 segundos en entender todo, ¡oh Dios! – ¿cuánto tiempo estuve dormido? – el miedo invadió su ser mientras se incorporaba con rapidez

—no lo sé… pero él ya viene

—demonios, ¡me matará! – Tsuna intentó levantarse de aquella cama, pero una punzada en su parte baja lo detuvo y un sonido de dolor se escuchó

—no puedes irte así, no ahora – trató de detenerlo, pero parecía que el otro no se iba a quedar quieto

—Kyoya necesito alistarme. No sabes como es mi tío… no quiero que te haga daño

—no permitiré que te aleje de mi

—no lo hará, pero… ahora necesito ir a mi casa – ni siquiera podía sonreír en ese momento, estaba asustado… muy asustado. No quería pensar en la furia de su tío, pocas veces lo escuchó lo suficientemente enfadado y en esa ocasión…. Estaría histérico

—iré contigo

—¡no!… no por favor… solo sería más difícil

—me dijo que tu castigo sería severo – el menor tembló un poco al escuchar aquel recado “esto es malo… muy malo”

—lo sé, pero… no me hará daño – al menos eso esperaba, con Reborn nunca tenía certeza de nada

—no dejaré que te toque

—Kyoya no intervengas, solo se pondrá más furioso y… bueno él – ni siquiera quería darse el lujo de imaginarse las posibilidades de tener a su sádico tío castigándolo por tamaña osadía. La puerta interrumpió su conversación, el sonido del timbre fue intenso y el miedo del castaño causó dudas en Hibari que chasqueó la lengua demasiado molesto

—Hibari—san debe abrir de inmediato… me alistaré rápido – Tsuna daba un rápido vistazo a la habitación, avergonzado por las claras evidencias del acto sexual

—no lo haré

—por favor – una súplica simple pero efectiva, mirándolo de frente mordiéndose levemente el labio por la ansiedad

—bien

—Hibari—san no debería salir así – el castaño se sonrojó levemente al notar que el mayor se dirigía sin vergüenza a la puerta, permaneciendo aún semidesnudo – debe por lo menos usar sus pantalones –

 

 

El azabache sonrió de medio lado mientras se colocaba el pantalón ante la atenta mirada del menor, era malditamente adorable cuando se lo proponía. Un nuevo timbre de alerta sonó, esta vez más largo que el anterior y con prisa el castaño se levantó, aunque el dolor en su parte baja no lo dejaba moverse con facilidad. Tsuna buscó sus ropas con desesperación mientras el azabache se dirigía a abrir, tenía que ser rápido

 

 

—a un lado – el azabache de patillas empujó a Hibari el cual no le gustó nada y lo enfrentaba con furia

—te morderé hasta la muerte

—¿estás seguro de que quieres pelear, niño? – mientras esos dos se mataban con la mirada en medio de la entrada, un Lambo algo asustado se escabulló para entrar al departamento ajeno e intentar ayudar a Tsuna. No fue difícil encontrarlo, ya que un quejido en la primera habitación se escuchó claramente

—Tsuna – el joven ojiverde se acercó para ayudar al castaño a ponerse de pie y colocarse su camiseta

—Lambo… gracias a Dios que eres tú

—no te alegres demasiado, esos dos están discutiendo afuera – su miedo hizo que su voz se quebrara levemente

—debo apresurarme —

—Tsuna… no debiste hacerlo – se quejó sin poder evitarlo

—ya lo sé, pero… no me arrepiento de nada – sonrió el castaño contagiando al ojiverde que se apresuraba a pasarle la última prenda. El sonido de algo caer al piso los alertó y sin importarle el dolor, el castaño salió con prisa, casi corriendo

 

 

Ese par de pelinegros se había quedado intercambiando algunos insultos y la evidencia de un par de golpes se hizo presente. Puños certeros, golpes que fueron esquivados, defensa, forcejeo logró desarreglar un poco la sala. Finalizaron con la sonrisa de medio lado que mostraban el par de adversarios, puesto que reconocían la habilidad del contrario

 

 

—tío Reborn – la voz del castaño mató el ambiente tenso

—¿quién te crees que eres mocoso? – regañó el de patillas mientras se alejaba de Hibari y miraba con rabia al castaño que por instinto retrocedió un paso – te pasaste de la raya

—no te atrevas a insultarlo – Hibari lo jaló con violencia cortándole camino

—Hibari—san deténgase – el castaño trató de detenerlos, pero Lambo lo detuvo, entre ese par debía haber pleito o no se calmarían

—Tsuna no lo hagas. Sabes que solo sería peor, deja que se desquite con él – le aconsejó el ojiverde mientras seguía sosteniéndolo

— ¿pero qué dices, Lambo? ellos se matarán —

—déjalos – el más joven sonrió débilmente mientras veía la situación, esos hombres eran demasiado peligrosos juntos

—tienes agallas niño – sonrió el de patillas –  en ese lado te pareces a Fong

—no me compares con él – frunció su ceño insatisfecho, odiaba que lo mencionaran en este tipo de situaciones

—no lo hago… al menos él tuvo la decencia de hablar conmigo antes de hacerle algo a Tsuna – admitió Reborn enfureciendo a su oponente y logrando cierta confusión en Tsuna

—¿Fong—san habló contigo? – se sorprendió el castaño, causando cierta molestia en Hibari

—y le rompí un par de costillas – sonrió el de patillas mientras se arreglaba el traje, ese había sido un grato día – pero tú, Hibari… te ganarás más que eso

—solo inténtalo, no soy tan débil como mi hermano

—¿eso crees? – un fuerte golpe fue enviado, Hibari lo esquivó e intento atacar de nuevo pero la punta del arma en las manos del de patillas lo detuvo – quieto niño

—Espera Reborn, ¿qué haces? – Lambo se acercó sin miedo, dejando llevarse por la desesperación

—¡Reborn para! no hagas eso – Tsuna se interpuso entre el par de adultos que discutían

—quítate Tsuna, será mejor si acabo con esto sin ningún escándalo – su mirada afilada se mostraba intensa, el castaño nunca lo había visto así… ¿qué pasaba con su tío?

—no lo haré –Tsuna se mostró decidido mientras se ubicaba en frente del azabache, aunque en el fondo tenía miedo… ¿y a quién no le asustaría estar en la trayectoria de una bala, a solo un paso de distancia?

—con un demonio Tsuna, ¡a un lado!

— ¿qué crees que harán si un policía es muerto en su propia casa? – gruñó Hibari mientras colocaba al castaño detrás de si

—no lo sé… ¿debería averiguarlo? – el aura que desprendía Reborn podía amedrentar a cualquiera y el arma en el aire se mantenía fija, ¡debían parar eso de inmediato!

—espera Reborn, cálmate – el ojiverde se abrazó al mayor tratando de hacerlo razonar

—a un lado Lambo – gruñó moviéndose ligeramente para alejarse

—¿has perdido el juicio? – Lambo temblaba ligeramente mientras lentamente sostenía la mano del mayor – baja el arma – los sollozos del chico lograron que de a poco el de patillas bajara el arma con cuidado – no eras tú el que me decía… que nunca debía perder la calma

 

 

El castaño se aferró a Hibari mientras observaba a su tío calmarse un poco mientras las lágrimas se deslizaban por las mejillas de Lambo, el temblor del menor era notorio, el pánico era palpable. Cuando el arma fue guardada de nuevo, al fin pudieron respirar en paz y el joven ojiverde se abrazó al hombre de patillas. Aun temblando se acurrucaba en el pecho ajeno, a pesar de que el azabache mayor no le correspondía y solo se mantenía sereno y firme

 

 

—¡vámonos Tsuna! – ordenó mientras se separaba del jovencito

—¿quién crees que te dejara llevártelo, herbívoro? – enfrentó Hibari – el conejo es mío – lo sostuvo cerca de su cuerpo. Ese tipo era el demonio y su ángel no debía compartir techo con él

—Hibari—san me tengo que ir – el castaño lo miró con suplica – por favor…— susurró bajito

—no lo haré – lo sostuvo de la muñeca, pero el más joven parecía no querer quedarse

—estaré bien – sonrió el castaño mientras se alejaba Hibari lentamente y soltándose del agarre que este sostenía con sus dedos

—Lambo recoge las cosas de Tsuna – ordenó el de patillas mientras tiraba del brazo de su sobrino cuando ya lo tuvo cerca y lo empujaba a la salida

—no lo trates así – Hibari trató de impedir ese acto rudo pero la voz susurrante del joven ojiverde cerca de él, lo detuvo

—no se preocupe, yo cuidaré de Tsuna – sonrió el chico de rizos mientras caminaba a su lado – estará bien

—yo trato a Tsuna como se me antoje – gruñó el de patillas mientras observaba a su amante salir cabizbajo y ayudar a Tsuna a caminar como es debido – escúchame Hibari Kyoya, por ahora esto se queda así, pero…

—no me amenaces herbívoro

—no son amenazas, son advertencias

—no quiero escucharlas

—si hubieras hablado conmigo antes, tal vez evitaríamos esto – frunció su ceño y miró al chico con prepotencia

— ¿a qué te refieres?

—tenía pensado en acceder a esto, lo que tú llamarías relación, pero… me acabas de demostrar que eres poco confiable – se arregló el traje de forma lenta mientras mantenía su buen juicio

—tsk

— ¿cómo te atreves a ponerle un dedo encima sin mi autorización?

—yo hago lo que quiero

—y el que paga las consecuencias es Tsuna

—si quieres desquitarte con alguien hazlo conmigo y deja al conejo en paz

—escúchame niño… el conejo, como tú lo llamas, tiene un futuro por delante y tu acabas de arruinarlo – apretó sus puños al pensarlo, fue un iluso por considerar a Hibari un buen partido para su sobrino

— ¿cómo dices?

—primero… imagínate ¿cómo reaccionaran sus padres?... y luego piensa un poco, ¿qué crees que hará Tsuna desde ahora?

—deseará quedarse conmigo y lo de sus padres…

—ese es el problema… deseará quedarse – su voz tomó un toque más profundo demostrando indignación y furia

—habla claro

—pronto lo entenderás niño – Sin decir más el azabache de patillas salió de ahí, dejando meditando a Hibari. ¿Qué había hecho mal?

 

 

La tormenta se avecina…

 

 

 

— ¿Tsuna eres idiota o qué? – regañó Reborn cuando todos llegaron al departamento – ¿cómo demonios te fuiste a acostar con Hibari después de que te tratara como… a una cosa?

—no es así, el me lo explicó hoy – trató de sonar firme pero la mirada de su tío lo amedrentaba

—y tú vas como idiota y te entregas porque escuchaste un par de palabras bonitas

—no es así

—claro que lo es, ¿o tienes alguna otra explicación?

—Hibari—san me ama y yo también lo…

— ¿y si te mintió? – Reborn trató de hacer que Tsuna demostrara decisión y al parecer lo logró

—no lo haría, incluso Fong—san sabe que Hibari no miente con algo así – con firmeza enfrentó al azabache, no dudaría más 

—siempre hay una primera vez – de cierto modo le gustaba ver esa mirada en los ojos chocolates. Al parecer Tsuna estaba aprendiendo a tomar sus propias decisiones, pero eso no le quitaba el enfado que tenía

—Reborn deja que por lo menos Tsuna se bañe y descanse un poco – trató de convencer el ojiverde al ver que esa riña se iba a extender

—deja de molestar vaca estúpida

—¡no me llames así! y…  solo mira a Tsuna, está adolorido y cansado – el castaño se sonrojó mientras Lambo se acercaba para ayudarlo a levantarse del sillón

—está bien, pero el que pague las consecuencias serás tú

—lo sé… pero deja que Tsuna descanse un poco – respondió un enfadado y algo asustado Lambo

—llévalo a bañarse y ayúdalo

—gracias – Lambo tomó del brazo de Tsuna, sirviendo como apoyo llevó al castaño al baño

 

 

Un camino silencioso entre ellos dos, pero Reborn no dejaba de chasquear su lengua, desacomodar cosas, empujar sus muebles. Hacía de todo para calmar su molestia, enfriar su cabeza un poco o volvería a tomar su arma y subiría las escaleras. Los más jóvenes simplemente se apoyaron entre sí con leves movimientos de sus dedos, no era fácil convivir con un demente sobreprotector

 

 

—Gracias Lambo, pero mi tío se desquitará contigo – se disculpó Tsuna para matar la tensión

—le aseguré a Hibari que te cuidaría y que estarías bien – confesó a un sonriente castaño

—pero tú…

—sabes muy bien qué es lo me hará, ¿verdad? – sonrió nervioso mientras ayudaba a Tsuna a limpiar su cuerpo en la tina

—él te… buen él – el sonrojo del castaño era intenso, sabía que el sexo era el castigo pertinente para el amante de su tío

—mañana el que tendrá que ayudarme serás tú – se rió ante tal declaración, sabía las consecuencias de interferir en una riña, pero no importaba. Charlaron un poco, se apuraron en esa actividad de limpieza y al final terminó dejando al castaño en su cuarto – descansa Tsuna, nos veremos mañana – sonrió ante la mirada preocupada del castaño y salió para enfrentarse al azabache que sin decir nada se dirigió a la puerta y salió, Lambo se limitó a seguirle – no seas tan rudo

—lo disfrutarás vaquita – le susurró al oído causando un escalofrió al menor – sacaré toda mi frustración mientras te penetro profundo

—deja de decir eso, estamos en medio del pasillo – se alteró el jovencito

—como si importara – bufó sin ganas

 

 

Ambos hombres tomaron el ascensor, aunque el azabache de patillas se la pasó manoseando al menor mientras el corto trayecto del ascensor terminaba. Cosas como agarrar las nalgas del muchacho, de tocarlo por debajo de la ropa, besarlo y morder la piel clarita que permanecía expuesta. Lambo no reclamaba, por el contrario, se limitaba a responder con suspiros bajitos para satisfacer las extrañas exigencias del mayor. En el fondo disfrutaba levemente de aquello, el morbo, el riesgo de ser descubierto por alguien que usara el ascensor… Reborn le había contagiado algunas de esas malas mañas

 

 

—deberíamos hacerlo aquí – le susurró en el oído mientras le mordía la nuca

—q—que dices… no… no lo haría n—nunca

—tal vez logre convencerte

—guarda tus deseos para el hotel – el chico de ojos verdes salió casi corriendo del ascensor apenas las puertas se abrieron. Sabía muy bien que su amante era capaz de todo y en esos momentos el riesgo se aumentaba, después de todo Reborn estaba enfadado con él ya que impidió su intento de asesinato

—Si me haces esperar demasiado te dolerá

—no me uses para desquitarte – lloriqueó algo nervioso por lo que se le avecinaba

—yo hago contigo lo que quiera

—eres muy…— no terminó la frase ya que el mayor lo metió en el auto empujándolo con rudeza y después procedía a sentarse en el asiento del conductor – oye no me trates así – discutió molesto

—silencio – ordenó el de patillas mientras lo besaba y mordía el labio inferior – o te tomaré en el auto – la amenaza era real así que el jovencito prefirió quedarse callado hasta que llegaran a su destino

 

 

El de patillas mantuvo su vista fija en el camino, pero sus manos eran otra cosa, explorando las lindas piernas del más joven, quien trataba de detenerlo sin excito alguno. No tardó demasiado en llegar, salió con porte elegante, pidió una habitación y literalmente arrastró al menor que se quejaba en susurros. Ni bien entraron en la habitación, Lambo fue arrinconado y atacado con rudeza. Sería una noche bastante larga, al menos esperaba poder sentarse al siguiente día

 

 

Horas después…

 

 

Tsuna se despertó algo aturdido mientras escuchaba un pequeño jaleo en la sala. Un solo pensamiento llegó a su mente y se levantó con rapidez, aunque podía sentir cierta incomodidad en su cuerpo. Al salir se dio cuenta de que apenas acaba de llegar su tío con un Lambo en brazos. Nunca se acostumbraría a ver eso  

 

 

—Eres muy cruel, mira que dejarlo inconsciente – aun le dolía el cuerpo y cierta parte de su anatomía, pero en ese instante le preocupaba más el pequeño azabache

— no me digas nada Tsuna. Hablaremos más tarde, por hoy te dejaré encerrado con Lambo… escúchame bien. No quiero que nadie entre o salga de este departamento – amenazó mientras se iba a su habitación

—ya sé – susurró Tsuna mientras verificaba el estado de su amigo, al verlo reaccionar un poco se alegró. Su tío podía ser una bestia a veces – lo lamento Lambo, esto fue mi culpa

— parece que tendremos que ayudarnos mutuamente el día de hoy – la voz un poco ronca del más joven hizo que el castaño se sintiese culpable – tranquilo, ya se le pasará. Al menos esta más calmado

 

 

El de patillas salió bien vestido y como si nada ocurriera. Dejó solos al par de jovencitos con una sola frase, “descansa Tsuna, sabes bien lo que te espera después”. Se escuchó la puerta cerrarse con varios seguros, seguramente los dejó sin llave alguna y advirtió a Skull para que los vigilase. Lo único que Tsuna y Lambo podían hacer, era cumplir con el mandato de aquel hombre temible

 

 

Las hebras oscuras…

 

 

Tenía que cumplir con su jornada, pero el rostro de Tsuna no se alejaba de su mente, necesitaba verlo. En la mañana, Kyoya tenía planeado intentar hablar con el conejo, incluso atreverse a pelear con el de patillas para lograrlo, pero una emergencia en la estación central lo obligó a salir corriendo sin oportunidad alguna de cumplir con su deseo. Apenas y terminó con su papel policial y siendo aún medio día, se apresuró a regresar y tocar el timbre de aquel departamento, estaba casi explotando por la ansiedad. La respuesta fue lenta y bastante decepcionante

 

 

—¿Hibari—san? – el jovencito de ojos verdes parecía demasiado sorprendido por la repentina visita – ¿qué hace aquí?

—¿dónde está el conejo? –

—Tsuna… — Lambo se mordió el labio permaneciendo en silencio, le habían prohibido hablar con alguien, pero en ese preciso momento Skull estaba en el baño y ¿sería buena idea contarle? – escúcheme Hibari—san, por favor no intente meterse en éste problema

— no quiero consejos, solo dime en donde está Tsuna – exigió el azabache notando el extraño tono que tenía aquel chico, la voz rasposa… ¿estaba enfermo?

— ¿usted ama a Tsuna? – Lambo sonrió al ver el asentimiento de aquel hombre – entonces… no desafíe a Reborn, él es… sobreprotector

—se nota que lo conoces bien

—escúcheme Hibari—san – Lambo escuchó algunos ruidos dentro y no quería arriesgarse – hay una razón importante por la que Tsuna viajará, trate de… pida permiso a Reborn para hablar con Tsuna. No se altere… solo piense en el bien de Tsuna, hágalo por él

—¿Lambo? – la voz de Skull resonaba en la habitación – ¿dónde demonios estas?

—Hibari—san no debe enojarse, pero… si quiere ver a Tsuna tendrá que ser pasado las 8 de la noche. El castigo terminará alrededor de esas horas… ahora debo irme – de inmediato la puerta fue cerrada y Hibari no pudo reclamar absolutamente nada. Notó el miedo en los ojos esmeraldas, pero ¿por qué? aunque ese tal Reborn jamás le causó una buena impresión

 

 

Regresó al trabajo sumamente preocupado, esa pequeña experiencia le dejó muchas más dudas. El chico ojiverde se veía bastante triste, tenía que averiguar por qué demonios le tenían tanto terror al hombre de patillas. Según Hibari, el patilludo era solo un investigador bastante reconocido, sin antecedentes, ni siquiera un registro de mala conducta, pero la amenaza con el arma del día anterior estaba fuera de cualquier buen juicio. “Sobreprotector”, ¿acaso todo sería una simple amenaza para alejar los peligros del castaño? o algo más

Las horas pasaban en calma, miraba el reloj constantemente porque decidió calmarse y seguir las guías que le dieron. Según la información que le dio ese niño, la hora de llegada estaba cerca y con paciencia esperó cerca de las escaleras. Kyoya se puso al pendiente de algunos ruidos que llegaban desde la planta baja, emocionado por ver al castaño se quedó cerca de la puerta de ingreso al departamento

 

 

—muévete dame Tsuna – la voz autoritaria no le dio buena espina y menos cuando no hubo replica alguna – solo te falta 10 escalones – de pronto cierta cabellera alborotaba daba muestras en el pasillo, pero se veía diferente – camina Tsuna, estamos a punto de llegar

—Tsuna… — Kyoya no dijo nada más al ver la apariencia del más joven. Su ropa hecha un desastre, rasguños por todos lados, parecía que en cualquier momento se iba a desplomar y el azabache solo le ordenaba continuar – ¿qué le has hecho?

—largo de aquí Hibari Kyoya – exigió el de patillas impidiendo que el azabache tocara a su sobrino – es su castigo, tú no te metas

—Tsuna… responde – por más que insistió no hubo respuesta. Se quitó al hombre de patillas de enfrente e intentó interceptar el paso del castaño pero… – Tsuna – no vio brillo en esos ojos chocolates, estaban vacíos y sin vida. Los pasos torpes del castaño no se detuvieron ni por un segundo

—¡dije que te largues! – el hombre de patillas empujó al policía para dejar paso a su sobrino. Tsuna parecía un zombi, la puerta fue abierta por el jovencito de ojos esmeraldas y en cuanto Tsuna puso un pie en el interior de su hogar se desplomó al igual que un muñequito. Lambo apenas y pudo sostenerlo de pie

—¿qué demonios le hiciste? –

— nada que te interese – de pronto Skull apareció también llevándose en brazos a un inconsciente castaño – ahora… fuera de mi casa

—necesito hablar con Tsuna

—¿acaso que no ves que está inconsciente?

—es culpa tuya, pero… déjame verlo – su voz casi sonó como una súplica, pero ver a su castaño en ese estado lo alteró demasiado

—parece que no me convences

—déjame hablar con él… por favor

—pareces desesperado – sonrió con malicia al escuchar el “por favor” dicho entre dientes

—¡maldita sea! déjame hablar con Tsuna – incluso se atrevió a pedirle el favor, quería matarlo

—seguramente me armará un berrinche cuando despierte – sonrió Reborn – en dos días te quiero aquí a las 8. No llegues tarde porque no tengo paciencia alguna, hablaremos de muchas cosas así que trata de calmarte un poco

—¿cómo quieres que me calme si veo a mi conejo en ese estado?

—tú fuiste el maldito culpable, así que no me vengas con regaños innecesarios

—¿solo porque me acosté con él? eso es asunto nuestro

—ya te dije que arruinaste el futuro de mi sobrino, ahora lárgate antes de que desista… solo te daré una oportunidad así que mejor no la desaprovechas – Reborn azotó la puerta sumamente enfadado. Tsuna era su querido sobrino y ese tipo osó ponerle un dedo encima. Kyoya lo pagaría

 

 

El pequeño castaño…

 

 

Tsuna despertó en su cuarto, estaba un poco mareado, no recordaba cómo llegó ahí. Seguramente quedó inconsciente, nada fuera de lo común, sus castigos siempre habían sido un tanto exagerados, pero después de la discusión con Reborn, eso era lo menos que pudo hacerle. Tsuna jamás se atrevió a contradecir las palabras de su tío y esa misma tarde le había hecho enfurecer. La discusión llegó a los gritos, pero él necesitaba defender sus pensamientos y razones para su manera de actuar, pero cuando levantó su voz… “no eres mi padre, no tienes ningún derecho sobre mi” rebasó los límites. El castaño quería mucho a su tío, pero ahora deseaba defender el amor por Kyoya, aunque esa discusión no fue la mejor solución “entonces no me dejas opción, eres un niño idiota” solo recordar el rostro furioso de Reborn le causaba escalofríos

Ahora solo quería saber si había valido la pena, después de todo Reborn le había prometido algo “aguanta una tarde de mi entrenamiento, camina con tus propios pies hasta el departamento y te dejaré ver a Hibari en dos días… pero si fallas, viajaremos en seguida”. Tsuna no recordaba más allá de cuando al fin terminó la milésima sentadilla y debía averiguar si su esfuerzo había tenido recompensas

Con cautela salió del cuarto verificando que efectivamente esa era su casa, por lo menos aun no viajaban, eso le dio un dije de esperanzas. Se adentró en la sala y ahí estaba su tío bebiendo un poco de café y un Lambo medio dormido abrazando un cojín, sentado en el sillón individual. Con duda se mostró ante ese par y tomó asiento en el sillón sobrante logrando captar la atención del hombre de patillas y despertar al pequeño azabache de cabellos rizados

 

 

—¿Tsuna estás bien? – interrogó de inmediato el ojiverde

—si… creo

—al menos parece que todas las ganas de gritarme se te fueron – gruñó el mayor de ellos dejando de lado su taza humeante

—yo… lo siento, es solo que… me descontrolé un poco, perdón – Tsuna hizo una pequeña reverencia. En verdad tenía que disculparse por aquello… Reborn era importante en su vida, era su familia

—más te vale que no se repita – amenazó

—tendré cuidado – estaba avergonzado de su comportamiento, nunca había hecho algo así

—no deberías regañarlo tanto – habló el ojiverde con cierto temor – solo estaba defendiendo lo que ama

—silencio, vaca tonta –

—deberías estar satisfecho de que Tsuna este defendiendo algo con tanto empeño. Es su vida, al fin y al cabo – se exaltó el más joven, ya estaba harto de esa actitud huraña por parte de Reborn

—Lambo, deberías callarte ahora mismo – amenazó el de patillas. Ya tenía suficiente con un jovencito en etapa de rebeldía, no quería lidiar con otro – intento mantener la calma y tú estás logrando que la pierda

—Tío de verdad lo lamento, no debía haber perdido el control, es solo que…

—lo sé dame Tsuna

—¿lo sabes?

—solo que… debía castigarte por haber entregado tu virginidad a un bastardo el cual ni siquiera tuvo la dignidad de pedirme permiso – dio un fuerte golpe en la mesita de centro al recordar

—lo siento… es que yo… bueno

—dejaste que te sedujera con palabras bonitas… jamás dejarás de ser un dame… bueno eso ya no interesa

—Reborn… creo que con el entrenamiento de hoy pagué las consecuencias

—debí dejarte más tiempo

— pero si apenas logré soportarlo, en verdad fue horrible – dramatizaba el castaño mientras recordaba la carrera hacia el santuario, las lagartijas, escalar el acantilado a modo libre, la práctica de lucha cuerpo a cuerpo, etc, etc, etc.

—te lo merecías – al menos logró comprobar que su querido sobrino estaba en forma

—¿puedo saber si al menos terminé la exigencia?

—puedes estar tranquilo, apenas y llegaste, solo tu fuerza de voluntad te mantuvo en pie. Así que no nos iremos antes

—sobre eso… ya no estoy seguro si quiero hacer ese viaje o no – Tsuna habló con calma, enfrentando la mirada de su tío

—¿es por Hibari—san? – se atrevió a preguntar el ojiverde pero al sentir el aura maligna de Reborn se quedó callado

—escucha Tsuna. En dos días hablaremos con ese policía, lo invité cordialmente, pero hasta entonces te prohíbo mantener contacto con él… y mejor reflexiona lo que quieres hacer con tu vida

—pero quiero ver a…

—no me contradigas… y cubre esas marcas – solo de verlas, Reborn quería subir al departamento de arriba y golpear a ese niño

—¿marcas? – Tsuna no entendía bien, aunque esa palabrita… Lambo solía tener unos moretones… ¡no podía ser cierto!

—parece que a ese bastardo le gusta marcar su territorio –

—Tsuna, mira tu cuello – le susurró el joven Bovino entre risitas divertidas. El castaño casi corrió al espejo cercano apreciando claramente sus labios marcados con mordidas, pero su cuello… ¡ese moretón no se quitaría en días!... peor aún ahora entendía completamente las pequeñas quejas que escuchaba de labios de Lambo, antes le parecían exageradas, pero si se ponía en su lugar… ya no había nada que hacer

 

 

Continuará…. 

Notas finales:

El objetivo del fic es conocer el miedo de Hibari asi que me demoraré un poco más en terminarlo

 

Ya saben cualquier crítica, comentario, sugerencia es bien recibida y contestada con el mayor de los placeres ^_^

 

Me despido 

Besos!!!


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