La algarabía se escucha por todo el reino, la euforia se sentía vibrar. Habían vencido a las tropas de Sauron, mientras la fiesta se desarrollaba en los amplios salones del rey Theoden, en una de las habitaciones otro tipo de celebración se llevaba a cabo.
Aragorn besaba con total devoción la mano de su elfo, subió por el pálido brazo creando un camino de besos hasta el cuello de este, Legolas soltaba profundos suspiros mientras sentía su pecho latir con fuerza. El dunedain atrapo los labios del contrario en un lento beso, este soltó una pequeña risilla entre el beso, el humano se separó arqueando una ceja.
─tu barba me hace cosquillas─ respondió el elfo
─ ¿Cómo puedes ser tan hermoso Legolas? ─ hablo más paro sí que para el nombrado, quien al no saber cómo responder tan embarazosa pregunta atino a sonrojarse causando la sofocada risa del que hizo la pregunta. ─ eres realmente hermoso─
─Aragorn…─ el nombrado acallo al elfo con un beso, pronto comenzaron a subir de tono de suaves besos a unos más fogosos, las manos toscas del humano se deslizaron con maestría sobre la ropa del elfo desatando los nudo que mantenían fuera de su vista tan esbelto cuerpo, las manos del sinda tampoco estaban quietas, se paseaban por la ancha espalda en forma de círculos. Un jadeo se escuchó en la habitación cuando las manos del dunedain se aventuraron a recorrer la hermosa piel del elfo, llego a los montecitos rosados, apretó y peñisco obteniendo como recompensa los ahogados jadeos de su elfo.
Legolas bajo sus delicadas pero mortales manos, con maestría libero a su pareja de sus ropajes viendo embelesado el amplio y velludo pecho de este, Aragorn observo divertido la mirada que se le era dedicada, el elfo lo estaba devorando con la mirada, rápidamente desnudo a este quedando anonado con la belleza que desprendía, su piel tan pulcra y limpia, sin rastro de marcas, muy contraria a la suya, llena de cicatrices de diferentes batallas. Ambas orbes se encontraron, grises contra azules.
Pronto los gemidos inundaron la habitación, Aragorn chupaba cual manjar el pedazo de carne que tomaba vida propia entre las piernas del elfo, lamio la punta, el falo llegando hasta los testículos, se separó un poco para observar mejor el lampiño miembro, incluso hasta en esa zona era tan bello, hundió su rostro entre las piernas contraria y metió el miembro en su boca hasta la base, chupo sintiendo el néctar contrario. Un profundo gemido salió de los labios de Legolas, si continuaba con aquella felación sabía que no lo iba a soportar.
─no…ah…ya Aragorn─ gimió el elfo, al ver que el mortal no daba signos de parar, hizo acopio de fuerza y se posiciono encima de un sorprendido pero divertido Aragorn, analizo al dunedain, se detuvo en el bulto de sus pantalones, se mordió ligeramente el labio mientras pasaba sus delicadas manos con total intención de liberar aquel trozo de carne de su prisión, el miembro se alzó totalmente hinchado, el sinda beso con ferocidad al humano mientras acariciaba el amplio y tonificado cuerpo de este. Sin dejar de besarse se deshicieron de sus últimas prendas.
─te deseo─ murmuro el montaraz mientras paseaba sus manos por las caderas del príncipe llegando a las tersas nalgas, las apretó, giro quedando ahora el encima, mordisqueo el cuello albino, lamio el lóbulo de la oreja mientras dirigía dos dedos a la boca del elfo, siendo chupados cual caramelos, al sentirlo húmedos los desvió hasta la fruncida entrada, ingreso el índice sintiendo como su amante se removía inquieto, beso el rostro tratando de tranquilizarlo, ingreso el segundo y un gritillo salió del labios del sinda, posos sus manos en la abandonada erección, trato de darle placer, subió y bajo con lentitud, movió los dedos buscando la dilatación del canal, se acomodó entre las esbeltas piernas, coloco su miembro en la entrada, beso al elfo e ingreso, lo escucho quejarse, masturbó a su elfo buscando proporcionarle placer, las caderas de este cobraron vida comenzando a balancearse, Aragorn comenzó a salir para luego entra con una certera estocada, poco a poco aumento el ritmo al ver las facciones de placer de su pareja, pronto los gemidos inundaron la estancia, el golpeteo que creaban sus cuerpos al chocar creaba la más excitante melodía.
─ah…ah…─escapaban pequeños gemidos de la boca del elfo, las embestidas se volvieron frenéticas, las finas caderas del elfo se fueron marcando de los dedos del mortal que se aferraban a estas, el elfo abrió aún más las piernas recibiendo el ancho miembro de su pareja, aferro los brazos a la espalda clavándole las uñas, Aragorn jadeo entre el dolor y placer.
─Legolas─
─A-AH! Aragorn mmm─ Unas embestidas más y el elfo alcanzo el clímax en un sonoro gemido, Aragorn lo siguió llenándolo con su semilla.
Exhaustos, el montaraz cayo al lado de su compañero, quien acurruco su cabeza en el pecho contrario, suspiro el varonil aroma que desprendía Aragorn, lo abrazo y rezo a los Valar para que al despertar su humano siga ahí.
─Legolas…─ levanto el mentón de un somnoliento elfo─ mi Legolas─ lo beso y abrazo, durmieron absortos al bullicio de la fiesta.
*
La mañana llego campante, ambos varones descansaban sobre la mullida cama tranquilamente.
─ ¡buenos días tortolitos! ─ el enano irrumpió con fuerte voz despertando al acto a los dos amantes desnudos, Aragorn lo primero que atino fue a tapar al elfo con la sabana y lanzarle una molesta mirada al enano. ─ parece que disfrutaron su noche─ dijo haciendo abochornar a los presentes─ me alegro de que al fin las cosas se hallan arreglado entre ustedes dos, ya no soportaba el ambiente─
─ Gimli, no puedes irrumpir así en la habitación ajena, ¡o por lo menos cierra la puerta! ─ grito Aragorn al ver pasar los soldados rohirrim, el enano comenzó a salir con una sonrisa en los labios.
─bien, los dejo feliz parejita, no se demoren, la guerra no espera─
Quedaron en silencio, el elfo enrollado en la sabana y sentado en un lado Aragorn, con lo mirada pensativa, el elfo acaricio la ancha y morena espalda temeroso de la reacción del humano.
─Aragorn.. ─
─tenía miedo de admitirlo, estuve enamorado de Arwen desde hace mucho tiempo, pero desde que te conocí comencé a desplazarla, no, de hecho creo buscaba una razón para volver y no morir en la guerra, cuando te conocí, quede impresionado por la belleza que destilabas, al inicio solo creí que era fascinación y respeto, pero ahora que salimos a combatir juntos, el sentimiento fue haciéndose más fuerte, llevamos tanto tiempo en guerra, y fue el tiempo suficiente para darme cuente de mis sentimientos─
El elfo estaba impactado ¿Cómo responder tal revelación?
─ Aragorn…llamaste mi atención desde el primer día en que te vi, pensé ¿Cómo un edain puede destilar tanta humildad y caballerosidad al mismo tiempo? Y para cuando me di cuenta ya no podía dejar de pensar en ti, lo primero que pensé es que estaba mal, pero escuche algunos cometarios de mis congéneres, algunos más sabios, “amor a primera vista”, mi corazón te eligió por sobre todos─
Volvieron a besarse transmitiendo amor y cariño. Al fin podían sentir paz en sus corazones.
Pronto los rohirrim marcharon de Gondor, antes de partir, Aragorn no pudo evitar pasar a ver su compañero de armas, Haldir, el elfo había sobrevivido a la guerra, pero no estaba en condiciones favorables, aunque este lo negara, el galadhrim deseo sus mejores deseos para al a pareja, pero lo que lo sorprendió fue la presencia de Faramir tras la de Haldir, le restó importancia, lo que si, no permitiría que el galadhrim volviera a Lothlorie en esas condiciones.
Y Gondor tenía de regreso a su rey, parcia que al fin, después de mucho tiempo, la paz asentaba en la Tierra Media. Fue un tiempo de reparaciones para la maltrecha ciudad blanca, no había ser quieto, incluso los hobbits ayudaron e todo lo que podía. Faramir fue nombrado senescal de Gondor y se dieron los respectivos funerales al ex senescal Denethor y su hijo Boromir, al igual que los tantos caídos en batallas.
Pero debido a las rígidas y antiguas costumbres gondorianas, elfo y humano guardaron las formas, aparte de que se encontraban atareados con diferentes tareas que apenas se vieron algunos días.
Aragorn se encontraba en su despacho, pronto Faramir irrumpió ganando la atención del que se encontraba en el interior.
─tiene visita─ extrañado Aragorn salió de su despacho encontrándose con una figura que, esperaba no tener que ver en un buen tiempo.
─Lord Elrond ─ hablo, si él estaba aquí eso significaba que la estrella de la tarde también estaba en el palacio. ─ Que honor tenerlo aquí─
─no podía faltar, estoy tan orgulloso Estel─ comenzaron a salir del palacio caminando justo a los jardines reales, hablaron de cuantos temas salieron a flote hasta que tocaron el tema que Aragorn evitaba ─ahora ya no tengo que objetar─ el futuro rey lo miro extrañado─ me refiero a Arwen─
─con respecto a Arwen, Lord Elrond yo…─
─no tienes nada que decirme díselo a ella─ la esbelta figura se encontraba entre dos bellos rosales, cortesía de Legolas, la elfa le dedico una cálida y radiante sonrisa, se levantó y se acercó con suma elegancia hasta los dos presentes.
─Arwen…─ apenas musito el dunedain. No esperaba verla aún, menos son lo que tenía que decirle.
─ Estel…─ acuno el rostro del nombrado entre sus tersas y suaves manos. Sin previo aviso asalto aquellos labios que tanto había anhelado besar durante todo el tiempo que duro la extenuante guerra. Estaba en blanco, se mantuvo estático mientras la elfa se separaba de él y sonreía ─ ahora podremos estas juntos acerco a besarlo de nuevo ante la sonrisa del padre de la elfa, pero al rozar sus labio Aragorn giro el rostro recibiendo el beso en la comisura de los labios.
─hay algo de lo que debemos hablar la─ mirada seria dejo un mal presentimiento a los presentes.
─¿la libertad te ha hecho reconsiderar tus actos? ─ hablo Elrond presintiendo lo que se venía.
─preferiría que lo discutiésemos adentro─ en silencio siguieron al anfitrión, ingresaron al amplio despachos ansiosos y expectantes, pronto un incómodo silencio se instaló entre ellos exasperando al Medio elfo.
─Habla ya Estel! ─
Aspiro todo el aire que pudo para soltarlo lentamente, miro a la elfa como pidiendo disculpas por lo que iba a decir, pero debía hacerlo.
─no puedo casarme contigo Arwen─ sentencio con un nudo en la garganta, a pesar de todo le era difícil pronunciar tales palabras a aquella a quien había creído amar por tanto tiempo.
─¿mi Padre tenía razón? ¿La vida libre te ha llamado? ─ cuestiono ella tratando de guardar las formas y ocultar su dolor.
─no es solo eso, Arwen, esta larga travesía me ha llevado a descubrir muchas cosas, y a cuestionarme de otras, me di cuenta que el amor y cariño que siento hacia ti, no es el amor de pareja, es más fraternal─ se acercó a la elfa a la cual se le aguaban los ojos ante tales palabras
─ ¿acaso….acaso hay alguien más?
─ no deseo ocultártelo, porque a pesar de todo eres como una hermana para mí, sí, he encontrado el amor en otro ser─ sonrió al recordar a su bello elfo─ pero no fue algo que yo haya deseado, solo sucedió─
─¿nunca me amaste? ─ las lágrimas caían sin vergüenza sobre las níveas mejillas
─ Arwen el cariño que siento por ti no cambiara, pero no era amor─
─ no entiendo tu actitud Estel, jurabas amar a mi hija, por ella acepte el enlace ¿y ahora simplemente lo deshaces? ─ Elrond quien había estado en silencio, decidió intervenir y buscar una respuesta exacta, pues algo le decía que no todo se estaba revelando y que en esa historia había más.
─Ada, entiéndame, yo comprendí que mi corazón no estaba al lado de Arwen, que ese no era mi destino, si no que en verdad amaba a otro ser…─ Las puertas fueron abiertas con fuerza, una etérea figura entro ajena a todo lo que se desarrolla entre esas cuatro paredes, su risueña voz se escuchó mientras llamaba al dueño del lugar por su nombre elfico, acto que no paso desapercibido parta el señor de Rivendel. ─Legolas─
El aludido al ver todas las miradas sobre él se inclinó en muestra de respeto.
─lamento irrumpir, Lord Elrond Dama Arwen….Majestad─ cruzaron sus miradas velozmente.
Oh, no tenía que ser su suegra, Galadriel, para saber que significaba aquellas miradas. El elfo sinda permaneció quieto mientras el noldo parecía examinar a fondo la situación.
─ ¿Qué significa esto Aragorn? ─
─exactamente es el tema del que estábamos hablando…Arwen─
─no…─ apenas musito la elfa─ ¡crei que me amabas! ─
─y lo hice, pero eso fue hace mucho, yo─
─me engañaste…los dos lo hicieron─ miro alternativamente a ambos mientras reprimía sus lágrimas─ yo sufriendo y esperando por ti, cuando…cuando los dos….─
─Dama Arwen, por favor no─trato de interferir Legolas
─NO ME HABLES─ se levantó del asiento bruscamente mirando con resentimiento al elfo─ tu…sinda─ hablo dolida y despectivamente mientras se llevaba una mano al rostro y sollozaba. ─ y yo como una humana ilusa pensaba renunciar a mi inmortalidad, ¡POR TI! ─ apuntó al dunedain.
─lo siento Arwen...─
─hija, tranquila por favor, Aragorn, me has decepcionado, ¿tanto dijiste amarla para luego hacerla sufrir así?, dime, ¿ahora entiendes por qué me opuse desde el inicio? ─
─yo ame a su hija─
─no, tu creíste amar, porque si de vedad la hubieses amado, hoy no la harías pasar por lo que ahora está pasando ─se giró en dirección de la salida, pasando al lado del príncipe de Mirkwood, no podía culparlo, a ninguno, pero eso no evitaba su rabia como padre al ver el sufrimiento de su hija.
─ Esto no te lo perdonare, a ninguno─ y salió no sin antes ver con ira al elfo.
Aragorn suspiro pesadamente, así no era como quería que terminaran las cosas, se acercó a su elfo quien lo abrazo al acto.