Guardo con cuidado su espada en su funda, la hora de partir hacia Lórien había llegado, no le tomo mucho tiempo el pensarlo, ya no tenía nada más que hacer en el reino humano, todo lo comenzaba asfixiar y el constante contacto con el senescal lo acababa alterando. Salió de su habitación para encontrarse con un silencio sepulcral, demasiado para su gusto, con su característica cautela avanzo hasta llegar a escuchar unos murmullos, se quedó estático agudizando su fina audición.
─Es todo una conmoción, el Rey en persona bajo a los calabozos a por el─ hablo una joven, seguramente servidumbre.
─no creo que el señor elfo haya hecho algo así, debe haber alguna confusión─ respondió una de las más jóvenes.
─No sé si lo habrá hecho o no, pero los rumores corren y estos dicen que vieron con sus propios ojos como el príncipe Legolas dejaba caer a Lady Annette por las escaleras y que es un milagro que siga viva─ Haldir no podía creer, ¿Legolas empujando a una humana? Eso no tenía sentido por ningún lado, no era posible.
─si, dice que ahora mismo se desconoce el paradero del elfo, lo mandaron a apresar y él ni se opuso, seguro la conciencia le pesaba─ ¿Pero cómo osaban a apresar a un elfo? Y aun peor, ¡encarcelarlo! Nada de lo que decían tenía sentido, conocía al príncipe de Mirkwood lo suficiente como para decir a ojos cerrados que él no había hecho al cosa y que los mortales eran unos difamadores de primera, harto de oír aquella cháchara salió de su escondite pasando frente a las mujeres que callaron al verlo. Debía encontrar a alguien que le diese información a tiempo real. Salió del castillo, paseo su mirada por todo el perímetro en busca de una persona.
─Señor─ un guardia le hablo ─ no puede andar armado por el lugar─ pronto otro se unió rodeándolo, dos flanqueaban sus costados.
─estaba de salida, no veo nada de malo─ contesto a secas.
─por la seguridad de nuestro rey, por favor entréguenos sus armas y acompáñenos─ sus sentidos se pusieron alerta listo a librar una lucha ─ por favor no deseamos obligarlo─ sus manos posaron la empuñadura de su espada.
─alto, déjenlo tranquilo ─ relajo el cuerpo cuando escucho esa voz ─ Haldir viene conmigo ─
*
Estaba a punto de explotar. ¡Era su castillo! ¿Cómo demonio no sabían dónde estaba Legolas? No era posible, ¡claro que no! Movilizo cuantas personas pudo, su elfo no estaba en los calabozos, eso no tenía sentido, los testigos decían que había sido apresado y llevado a los calabozos, pues ya era la sexta vez que podía el lugar de cabeza y no hallaba absolutamente nada, no había rastros de los guardias que lo apresaron y los que vieron el espectáculo desconocían el desenlace, mando a revisar cada rincón del Castillo, tenía que estar en alguna parte y lo encontraría, lo encontraría a el y a los que había cometido tal delito, estaba demás por decirlo que no creía en nada de lo que decían, conocía Legolas, el jamás empujaría ni negaría su ayuda, o bien la joven resbalo por su cuenta o todo era un espectáculo muy bien planeado.
─ Mi Rey, no está en el lado sureste, ya hemos buscado cada centímetro del lugar─
─ ¡pues vuelva y revisen nuevamente, nadie parara de buscar hasta que lo hallemos!─ grito exasperado, 18 horas ya había pasado desde la desaparición de su elfo, su enfado iba creciendo con el pasar de las horas al igual que su estado de ansiedad. Su vista se desvió había las grandes puertas siendo abiertas, Faramir y Haldir llegaron frente a su trono, Haldir no se veía feliz.
─ ¿Qué es lo que está ocurriendo? ─ el galadhrim fue el primero en hablar, con cansancio se cubrió el rostro para después mirarlo a los ojos.
─ Guardias retírense, nadie entrara hasta que yo de la orden. ─ estos hicieron una leve reverencia y salieron dejando a las tres figuras a solas. ─ Legolas ha sido apresado, aunque esto me parece más un secuestro camuflado─
─¿pero qué razones habría? Legolas no posee enemigos. Menos en Gondor─ opino Faramir.
─eso es lo que me cuestiono, baje a los calabozos, no hay nadie, ya movilice a mis hombres lo están buscado por todas partes─
─¿ y tus consejeros? ─ Aragorn miro expectante al elfo─ entre ello debe de haber alguno que conozca a fondo los secretos de este castillo, tal vez un calabozo secreto, otra planta, pasajes, entiendo que no conozcas mucho de tu propio reino Aragorn pero ellos si─
─ arg! ¡Pero seré idiota! Faramir, trae a Lord Sagnier─ este salió de la estancia.
─¿has pensado de los posibles motivos para este…secuestro? ─
─nadie odia a Legolas, la gente del pueblo lo quiere y en el palacio el no representaba ningún peligro, amable con todos ¿Por qué alguien querría secuestrarlo? ─ contesto iracundo
─todo esto es muy extraño, pero ¿has pensado en las probabilidades de que tal vez sea un rebelde? ─
─los ancianos no estaban muy emocionados con los cambios que estoy imponiendo, pero eso no atañe a Legolas─
─he escuchado muchos rumores, créeme no quise interferir, pero sospecho de tu consejo de ancianos, no soportaban la presencia de Legolas, y le atribuían tu falta de compromiso a tu puesto. ─ bufo al escucharlo, no creía que fueran a llegar tan lejos y viendo como iban las cosas iba a tener que ser el mismo quien busque al elfo.
─Faramir quedas a cargo de todo─
─Pero…─
─Haldir iremos a buscar a Legolas─ Aragorn se apresuró a cambiarse y vestir sus ropas de montaraz, encontraría a su elfo pasa lo que pase.
*
Vieron desaparecer al rey. Pronto quedaron los dos solos, Haldir giro dispuesto a esperar al montaraz fuera del castillo cuando la voz del senescal lo freno.
─ no sabía que partiría el día de hoy─ ladeo levemente el rostro
─no puedo estar eternamente en este reino, el mío me necesita así como yo a el─ respondió con educación pero a la defensiva. ─ el rey estaba al tanto de mi partida, no había más que anunciar─
Faramir sintió algo, un pinchazo que no supo cómo describir, Haldir había estado en el reino por casi dos meses, con un perfil tan bajo que apenas se le notaba, eso se aplicaba al resto porque Faramir no lo podía ignorar, su presencia lo atraía de sobremanera.
─me hubiese gustado que también lo anunciase a mi persona─ hablo calmo con los nervios comiéndolo por dentro. Haldir arqueo una ceja evitando demostrar su sorpresa, ¿Qué estaba tratando de insinuar el mortal? Evito la mirada del senescal mientras aclaraba su garganta.
─no pensé que fuera a importarle senescal, solo era la partida de un compañero de guerra ─
─ aun si solo fuese un compañero de guerra, ayudo en la lucha a este reino, su presencia fue de ayuda, claro que me importa si decide partir y llevarse su belleza con usted─
El rostro de Haldir era digno de retratar, la sorpresa, confusión, indignación, el nerviosismo, esto había podido más que todos sus años de entrenamiento mostrando sus sentimientos claros como el agua, ¿el mortal acababa de lanzarle un piropo? Y ni siquiera se esforzó en disimularlo fue directo. Las palabras habían huido de su garganta, pensó en decirle muchas cosas y ponerlo en su lugar, pero simplemente no podía. Dándose unos golpes mentales carraspeo.
─oh por favor, tómelo como un cumplido Haldir de Lothlorie, no miento al apreciar su belleza, créame. ─
─ no recuerdo haberle dado tanta confianza Faramir de Gondor ─ trato de sonar imponente más el humo aprovecho su desplante anterior para avanzar y tomar una de las manos elfica.
─me los estoy atribuyendo por cuenta propia─ la boca del elfo quedo ligeramente abierta mientras el mortal le sonreía con picardía. ─ es hermoso, por favor permítame decírselo, no una sino todas la veces que me sean posibles─ y tan rápido como llego se alejó mientras la silueta del Rey llegaba a su lado.
─oh vaya a saber yo, de otra manera me hubiese demorado más─ Faramir rio mientras el elfo bufaba.
─vamos ─ fui lo único que articulo para luego ser seguido por el mortal, llego hasta el centro de la plaza a la espera de los caballos, una suave brisa acaricio su rostro, pero logro oír un murmullo en esta, freno su recorrido dándole su total atención.
─ya os trajeron los caballos Haldir─ se acercó Aragorn, ─¿Haldir? ─
─detén toda salida de tu reino, tu elfo está aquí, preso en las cavernas de tu propio castillo─ anuncio mientras camina firme cerca a los caballos.
─¿Qué estas diciendo? Yo mismo baje a los calabozos ─
─me lo acaba de decir Aragorn, Legolas se acaba de comunicar conmigo, lo tiene apresado en un calabozo subterráneo, no hay ventanas, solo un pequeño hueco en la pared que da la vista a más rocas. A mi parecer ni da vista a la parte frontal del reino, debe estar en la parte trasera ─
─ ¿acabas de hablar con Legolas? ─ pregunto el mortal incrédulo.
─el susurro al viento, yo solo escuche lo que el viento me susurraba─ una sonrisa se formó en los labios del mortal ─ llama al ser que conoce los pasillos ocultos en este reino, de seguro se encuentra bajo la parte trasera del castillo, solo debemos saber cómo llegar ahí─ con un movimiento de mano los guardias se movilizaron, iban a encontrar al elfo. De esta noche no pasada.