─ ¿Dónde está Boromir? ─ cuestiono el elfo, lo buscaron con la mirada, no hubo necesidad de hablar, salieron corriendo tras el rastro de una de las arañas, por suerte herida, no llego muy lejos antes de ser alcanzado por una certera flecha.
La comunidad freno al saberse que esa flecha no les pertenecía, Legolas se acercó no sin antes mandar a los hobbits a por Boromir.
─ Mae govannen príncipe Legolas- saludo el guardia responsable de la flecha, inclinándose con la mano al pecho, inmediatamente se acercaron otros cinco imitando aquel gesto.
─ ¡está bien!... ¡y vivo!- se oyó el grito de Pippin más atrás.
─Mae govannen- respondió el príncipe
─ no esperábamos su regreso, de otro modo el Rey hubiese enviado una comitiva-
─ no hará falta, ya falta poco para llegar a las puertas que protegen el palacio- el soldado desvió su mirad apreciando la curiosa comitiva que acompañaba al heredero del bosque.
─si no es mucho lo escoltaremos hasta el palacio alteza-
A unos cuantos metros de la reunión de elfos, cuatro medianos y un enano trataban de liberar al pobre humano de las telarañas.
─Gimli… veo que necesitan ayuda- Aragorn de un certero golpe rompió lo restante, Boromir se levantó tosiendo y sacudiéndose los restos de la ropa. ─ síganme todos, iremos a Mirkwood ─
Caminaron en relativo silencio, Legolas, como príncipe de aquel reino, iba muy bien escoltado (para incomodidad de este), detrás Aragorn, Boromir, Gimli (el cual no dejaba de protestar) y los hobbits oyendo los relatos de Frodo. Pronto se encontraron frente a las imponentes puertas, los guardias saludaron con una venia y se apresuraron a abrir dichas puertas.
─ bienvenidos a Mirkwood─ hablo Legolas hacia sus acompañantes.
─ no sé si me hace gracia estar en el mismo lugar donde apresaron a mi padre─ hablo Gimli sujetando con fuerza su hacha, la cual le iba a ser arrebatada por uno de esos orejas picudas.
─solo es por precaución mi señor enano- trato de apaciguar el ambiente el elfo, todos los demás entregaron sus armas, el enano lanzando unas cuantas maldiciones en su idioma, cedió su muy preciada arma.
─ El rey los espera, por favor alteza- el guardia se movió cediendo paso al príncipe. El tallado en las paredes era exquisito, totalmente diferente a los tallados de los enanos, tan finos y delicados, Gimli no podía creer que los elfos hallan hecho todo eso.
Dos puertas altas cedieron, ante ellos se alzaba un gran trono, sentado en el, con los cabellos de oro finamente peinados y la corona pulcramente colocado en su cabeza, vestido con una fina túnica y esa penetrante y avasalladora mirada. El Rey elfo los esperaba.
─ Mae govannen mi rey- Legolas fue el primero en hablar inclinándose levemente y colocando una mano el pecho, característico saludo elfico, los demás imitaron aquel gesto.
─Mae govannen, ion nin…creí haberte enviado a Rivendel e informar del desafortunado escape de la criatura Gollum…mas no espere que regresaras con…- repaso con la mirada a los visitantes- con tan curiosa comitiva-
─ acate las ordenes tal cual me los ordeno, pero se llevó acabo un concilio secreto en cual participe, estamos en medio de una misión- hizo una corta pausa- entre los nueve formamos la comunidad del anillo- ante la cifra el Rey arqueo una ceja- perdimos a Mithrandir en las minas de Moria y el camino a Lothlorie era demasiado peligroso para cruzarlo con nuestras escasa fuerzas…por ello yo recomendé el venir a Mirkwood buscando descanso y si fuese posible, algo de apoyo-
─Rey Thranduil, no deseamos ser una molestia en su reino, podremos ganarnos el sustento por nuestras propias manos─
─Estel, como siempre teniendo las palabras indicadas. Pero el hecho de tener un enano, un humano y cuatro hobbits en mi palacio es…-
─ Si me permite Majestad, soy Boromir, hijo de Denethor, gran Senescal de Gondor- hablo el humano, Thranduil escucho sin mucho interés, iba a hablar cuando una cantarina voz lo interrumpió
─Peregrin Tuk─
─Meriadoc Brandigamo─
─Samsagaz Gamyi, Majestad─
─Frodo Bolsón Majestad─
─Gimli, hijo de Gloin- hablo algo incómodo el enano, el rey esbozo algo similar a una sonrisa.
─tu rostro se me hacía familiar, al igual que el tuyo…Bolsón─
─conoció a mi tío, Bilbo─
─Bilbo Bolsón el que burlo a mi guardia frente a sus narices, pueden quedarse sin problemas en mi reino, Legolas muéstrales las habitaciones, después regresas- el nombrado bajo la cabeza y salió seguido de sus amigos.
─sí que susurro padre da miedo─ murmuro Pippin- creí que a la más mínima palabra nos lanzaría de comida a los wargos─
─si las miradas mataran seriamos ya comida de orcos-secundo Merry también en un susurro ingenuos a que el elfo podía escuchar claramente sus comentarios con diversión.
─yo no creo que halla dado tanto temor-
-vamos Frodo, te temblaban las rodillas─
─Al señor Frodo no le temblaban las rodillas─ defendió Sam
─pues yo creo que se comportó tal y como un rey debe hacerlo─ hablo Boromir captando la atención de los medianos
Al frente iba Legolas y Aragorn, el ultimo preocupado por su amigo
─ ¿está todo bien? No deseo que por nuestra presencia tengas problemas─
─no te preocupes Aragorn, todo va a estar bien ─ y le regalo una sutil sonrisa, a la que el montaras correspondió y tuvo la osadía de tocar una se olas tersas mejillas del elfo, quien aceptó gustoso la caricia. Se giró encarando a los invitados- estas serán sus habitaciones, siéntanse libres de tomar la que más les guste- hablo como todo buen anfitrión.
Emocionados los hobbits corrieron entrando y saliendo de los cuartos, el enano y el mortal se internaron en la primera que encontraron.
─yo no me despegare de mi señor Frodo- reclamo Sam entrando al cuarto junto con Frodo.
─Aragorn…─
─ya que estamos aquí, recordemos los viejos tiempos Legolas-
─Estel… ─ murmuró el elfo para satisfacción del humano. ─tu antigua habitación sigue intacta- hablo el elfo.
─pues no deseo más que volver a dormir en ella─ el elfo pareció dudar, más la sonrisa y el brillo en los ojos del montaraz lo convencieron, avanzaron un piso superior, el cuarto que Aragorn uso hace unos ¿25? ¿30 años atrás? No lo recordaba, pero lo que sabía era que fueron buenos tiempos.
─no creo que sea necesario decir mucho, conoces este palacio─
─tienes toda la razón, estoy deseoso por practicar un poco con la guardia, tal vez y ahora puedan vencerme- ambos soltaron una risa cómplice al recordar los frustrados intentos por vencer al dunedain por parte de sus soldados.
─esperare las noticias con ansias, mas ahora he de retirarme─
Con suma gracia el elfo se retiró, primero a sus aposentos donde se dio una rápida ducha y cambio su traje por una túnica celeste más cómoda, trenzo su rubio cabello y se dirigió con su padre. Los guardias hicieron una leve venía a su príncipe, este ingreso encontrando a su padre sentado en su gran trono.
─majes─
─nada de protocolos ion nin- hablo el rey
─Ada…- el elfo menor se acercó al trono, el mayor le dedico una de esas escasa sonrisas.
─hay mucho de lo que debes contarme, sígueme, puedes contármelo durante el camino─