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Mellon nin por kazen_nova17

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Notas del capitulo:

Este cap desde ya ah...es triste

Les dejo canciones que van con el ambiente <3

https://www.youtube.com/watch?v=f-kBefsGmaE

https://www.youtube.com/watch?v=73R6EdKS34s

https://www.youtube.com/watch?v=CQvO5bh2j_c

 

**

 

 

Thranduil, Haldir, Aragorn y Faramir iban a la cabeza de sus hombres, con una seña comenzaron s estrategia y se separaron.  En cuanto el sol haya nacido por completo atacarían de todas la direcciones.

 

Quietos

 

 

Todos aguardaban la señal.

 

 

–¡Por la victoria! – Grito Aragorn, los rayos del sol tocaron tierra y con ello el asedio sobre Osgiliath.  Pero estos estaban preparados, la primera lluvia de flechas fue para el grupo de Haldir, raudo y veloz, el capitán elfo logro evadir las flechas que amenazaban con matarlo, con un grito de aliento sus hombres se abalanzaron contra el enemigo.

 

 

Thranduil logro con éxito atacar la retaguardia del enemigo,  sin embrago, estos dieron digna lucha. Aragorn acabo más rápido de lo que pensó con el grupo que fue a atacarlo, apenas un puñado de hombres, lo mismo paso con Faramir. Con mucha más cautela y desconfianza fue adentrándose en territorio enemigo, algo no andaba bien.

 

 

 

**

 

 

–Están cerca– Comunico uno de los mercenarios. El hombre al centro de aquella campaña se levantó apoyándose en su bastón,                                             los hombres frente a él temblaban mientras lo veían con temor. Este tan solo pronuncio palabras inentendibles a oídos se los hombres.

 

 

–A por ellos– Fue lo que ordeno antes de que lo que antes eran hombres se transformasen en criaturas monstruosas. – A sus posiciones, pronto recibiremos al Rey de Gondor– Grito con ronca voz.

 

 

 

**

 

 

Atacando por los diferentes frentes, las fuerzas de Gondor llegaron al campamento enemigo. Sin embargo una emboscada los esperaba, los monstruos saltaron sin piedad sobre los primeros soldados que pisaron el campamento.

 

 

–¡Nos atacan! – Grito el Rey como alerta.

 

 

Raudamente los hombres de Gondor formaron filas prestos a luchar. Un rugido seguido gritos de guerra, nos solo las bestias los atacaban, también los hombres de Canwesst habían salido de sus escondites, la pelea había comenzado.

 

 

–A la cabeza, ¡atraviésenles la cabeza! – Grito Haldir a cuanto hombre pudiese oírlo. Sin dar tregua atravesó a cuanto enemigo se le cruzase.

 

 

–¡No teman, hijos de Gondor, no teman a esos seres y demuestren su valentía! –  Alentaba Aragorn en la lucha. Buscaba a Canwesst, hasta el momento no había visto señales del exLord.

 

 

 

Thranduil, elfo guerrero logro vencer sin gastar energía a cuanto ser se le atravesó, con suma cautela logro infiltrarse en las tiendas enemigas, llegando así a la central y a la que, a sus finas orejas, no estaba vacía. Empuñando su espada avanzo con determinación.

 

 

Faramir estaba agotado, sus hombres avanzaban con fiereza, sin embargo el quedo en la retaguardia rezagado.

 

 

**

 

 

–No pensé que primero llegaría el Gran elfo aquí, aunque debí suponerlo– Se oyó la voz dentro de la tienda. – Pero mi objetivo no es usted–

 

 

–Muéstrate–

 

 

– ¿Mostrarme? Oh no, no necesito hacerlo– Sus sentidos lo alertaron, blandiendo con maestría su espada desvió cada arma que iba dirigida hacia su élfico ser.

 

 

–Hechicería–

 

 

**

 

 

–Adéntrate Aragorn, yo cubriré esta zona– Hablo Haldir mientras tomaba la  posición del nombrado, este asintió mientras corría en busca de su objetivo, caminaba sin rumbo y no fue hasta que el conocido sonido de las espadas chocar, llamo su atención.

 

 

Thranduil luchaba contra algo, las tiendas no lo dejaban ver bien, quizá era Canwesst, por lo que pensó en emboscarlo.  Agazapado avanzo hasta un lugar que creyó estratégico, grande fue su sorpresa al ver lo  exhausto que se veía el Rey elfo.

 

 

–Rey Elessar, que honor tenerlo aquí–

 

 

–Me conoces, pero yo no a ti, trabajas para Canwesst, ¿Dónde está él– Esquivo el arma que iba dirigido hacia el–  Brujo–

 

 

–Canwesst va a terminar lo que quedó inconcluso– Respondió con simpleza.

 

 

–Qué quieres decir–

 

 

–Cumplirá su venganza contra el elfo que lo llevo hasta su situación actual– Una bestia salto sobre el rey elfo mientras la atención del hechicero se centraba en Aragorn.

 

 

Este se lanzó a luchar contra el brujo, más cada estocada era desviada del cuerpo contrario con suma facilidad. Una ráfaga de luz verde amenazo con tocarlo de no ser por sus elficos sentidos, trato nuevamente de atacarlo sin éxito, su espada salió volando por los aires y el estampado en el suelo.

 

 

–Mientras tú padecerás aquí, tu amado elfo morirá si saber qué fue lo que lo atacó–

 

 

–Legolas– La macabra carcajada del brujo fue lo siguiente que se oyó.  –Malditos– Sosteniendo su daga oculta, Aragorn se abalanzó contra el mago. Un jadeo de dolor abandono sus labios cuando aquella magia verde toco su piel. Lo siguiente en resonar fue el golpe de la espada contra la vara del brujo.

 

 

–Vete Aragorn, mi hijo te necesita– Thranduil enfrentaba al brujo, apenas giro a verlo – ¡Vete! ¡Ahora! –

 

 

Sin pesarlo, recogió su espada y corrió a montar su corcel, Legolas estaba en peligro, Canwesst no estaba en ese campamento, sabía que Legolas seguía vivo, lo asaltarían en cuanto bajasen la guardia. Debía llegar.

 

 

**

 

 

–SACRIFICARTE TÚ, POR DEJAR IR A ESE HUMANO– La burla era notable en la ronca voz – No lo esperaba de usted gran Rey elfo–

 

 

–Irá a rescatar a  mi hijo, no me he sacrificado por nadie más– Desenvaino su otra espada – Preocúpate  por ti mismo brujo, no saldrás vivo–

 

 

**

 

 

 

Todo se veía normal en el campamento, mira nuevamente en dirección de la ciudadela, esperaba la señal para entrar en acción. Con un suspiro de derrota desvió la vista de aquel lugar, mientras caminaba saluda amablemente a cada soldado con el que se cruzaba. Le alegraba el hecho de que lo respetasen y apreciasen, no solo por ser consorte, si no como el guerrero que era.

 

 

Con un inusual mareo decidió que lo mejor sería descansar, no lo deseaba, pero el ser en su interior se lo exigía.  

 

 

Se recostó con cuidado, lentamente sus ojos fueron cerrándose, de pronto el cansancio se hizo palpable dejándolo dormido. Su sueño se mostraba calmo, una vida tranquila en el palacio junto a sus pequeños hijos y a su lado, su amado Aragorn, salieron al jardín principal del palacio, Anar brillaba en lo alto y las risas de sus pequeños era todo lo que oía. Pero la alegría se esfumo cuando de pronto las risas se acallaron, la luz había desaparecido y pronto se hallaba solo.

 

 

No fue hasta que un grito de dolor lo despertó abruptamente, se levantó del lecho con gran velocidad, más frenó al verse preso de un mareo, cogió sus espadas gemelas. Tomando aire, agazapadamente  comenzó a acercarse a la entrada de la tienda.  Lo primero que oyó fue el blandir de las espadas, ese grito despreciable sin duda alguna pertenecía al de los orcos. Apretando con fuerza sus espadas se dispuso a salir, mas fue frenado por la figura de un soldado.

 

 

–No, alteza, por favor– Se agacho al lado de este – Escapemos por la parte trasera de la tienda–  Viendo la desesperación en los ojos, el elfo acepto a regañadientes. Lograron salir de la tienda sin problemas.

 

–Por aquí alteza, una pequeña comitiva lo llevara de regreso a Gon– Una de las bestias salto sobre el soldado  matándolo en el acto. La atención de este ser se desvió hacia la del elfo quien ya desenfundaba sus espadas gemelas. Un rugido basto para dar inicio a la contienda. Sin duda la agilidad de Legolas le era de suma ayuda, pues podía encestar más golpes sobre el animal sin fallar.  Un pequeño trastabillar le costó una rasguñada en el hombro al elfo.

 

 

–Bestia, ven a por mí– Grito mientras corría, al paso logro sacar  una lanza que yacía en el suelo lanzándola justo al pecho de este. La bestia se alzó en sus dos patas rugiendo, acto que fue aprovechado por el elfo para cortarle la garganta limpiamente.

 

 

Se hallaba en medio del campamento, el cual ahora se había convertido en el escenario de una batalla. Inmediatamente se preocupó, ¿Cómo había logrado eludir al ejército que su padre y esposo dirigían? Era imposible que los hayan vencido.   Tomo una de las tantas armas esparcidas en el suelo y comenzó a desplazarse entre la lucha. No sabía que hacer  ya estaba n en plena batalla no conseguiría un batallón ni aunque lo intentara, tampoco pensaba huir. Espabilo los pensamientos negativos, primero mataría a las bestia y conseguiría reunir un grupo de soldados.

 

 

Y así lo hizo, aprovechaba la distracción de las bestias para saltarles por detrás abriéndoles la garganta.  A penas contaba con 10 hombres.

 

 

─Alteza, por favor, hulla, el campamento ha caído y usted debe irse ─  Pedía uno de los soldados al ver las intenciones del elfo de seguir luchando.

 

 

─Alteza, su majestad nos dejó a su cuidado, por favor permítanos cumplir con nuestro deber ayudándolo a escapar ─

 

 

─No huiré, luchare a su lado ─ Los hombres se miraron entre ellos sin opción a refutarle al consorte de Gondor. ─Si seguimos por aquí podremos llegar hasta los caballos ─

 

 

Legolas, al asumir el puesto de consorte se comprometió a actuar como uno, salvaría a cuantos hombres de Gondor pudiese y huiría con ellos. El plan era simple pero peligroso, llegar hasta los caballos no sería tarea fácil.

 

 

─Síganme ─ Los hombres siguieron al elfo, escondiéndose tras una pila de cuerpos, tras ellos los hombres enemigos terminaban de matar a sus camaradas. Legolas aventó un palo lejos atrayendo la atención de las bestias y de los hombres, aprovechando el momento les hizo una seña para que avancen, sin embargo un dolor en el vientre lo hizo detenerse quedando atrás, respiro despacio avanzando con cuidado.

 

 

─ Alteza ─

 

 

─ Ustedes continúen ─  

 

 

─Pero ─

 

 

─Continúen ─ Era una constante punzada en su lado izquierdo. Faltando escasos metros pudo oírlos acercarse, no iba a llegar a los caballos, se afianzo de su espada, pues lo oía una bestia le había dado alcance. Giro sobre si mismo cortando parte del hocico que estaba peligrosamente cerca de su cuerpo, la bestia comenzó a rugir con fuerza mientras sangraba, si hacia más ruido atraería a más, blandió su arma hiriendo a la bestia logrando derrumbarla y matarla.

 

 

 

─No moriste elfo ─ Las palabras eran escupidas con odio. Estaba viendo al ser que creyó muerto, su plan había fallado, sin embargo enmendaría ese error, ahora.

 

 

─Canwesst ─

 

 

─Hice bien en venir, tendré el gusto de matarte y luego mostraré tu cabeza en la plaza de Gondor como una lección a quienes osen ir en contra de las tradiciones ─

 

 

─Por qué continuas con esto ─

 

 

─Gondor ha sido deshonrado por tu culpa, ¡un elfo en la corona! Eso jamás debió permitirse, esta tierra ha sido y será siempre de hombres no de tu raza, ¡elfo!─   Arremetió contra el cuerpo del elfo, más este esquivo con facilidad ─ ¡Yo restaurare la gloria de Gondor! ─ Blandía con ira su espada, chocando esta con la del elfo.

 

 

Debido al escándalo varios de los hombres de Canwesst se había conglomerado viento el espectáculo.

 

 

Con un golpe certero Legolas logro hacer caer al antiguo Lord de su caballo. Una lucha entre un elfo y un humano no favorecía al último, con gran rapidez el sinda logro herir a Canwesst en la pierna y el pecho, cuando iba a dar otro golpe las bestias de este lo rodearon alejándolo del gondoriano. Eran cinco grandes monstruosidades.

 

 

El primero se abalanzo contra su cuerpo, Legolas colocó la espada  a modo de escudo, protegiéndose e hiriendo a la bestia, retrocedió unos cuantos pasos debido a la fuera de esta, blandio la espada logrando herirlo y alejarlo. Las otras  trataron de asaltarlo por detrás, haciendo gala de sus reflejos esquivo a uno y clavo su espada en el otro, fue tan profundo que le fue difícil sacar el arma  impidiéndole esquivar al tercero cuando una de sus patas golpeo su espalda. Un quejido apenas audible broto de sus labios, la fuerza que poseían era abrumadora.

 

 

─Vas a morir aquí elfo ─ Bramo Canwesst mientras montaba en su corcel y observaba divertido al sinda ─ Y disfrutare viéndote morir ─

 

 

Tiro del alma con fuerza logrando sacarla, la bestia entre rugido se alejó desangrándose,  esquivo la otra pata que iba en dirección de su vientre cortándola en el aire mutilándolo, aprovecho la oportunidad y desde abajo le travesó la cabeza matándolo, el dolor en su lado izquierdo volvió haciendo que se tense, respiro profundamente.

 

 

Solo quedaban tres.

 

 

 

**

 

 

 

La tierra estaba manchada de una oscura y pútrida sangre,  grandes manchas de la misma se expandían en todo el terreno. Los roncos respiros demostraban la fuerza que hacia este al respirar.

 

 

─Aun si me matas, esas bestias no desaparecerán ─  Intento reír, más termino tosiendo más sangre.

 

 

─Pero tú si ─ Contesto Thranduil mientras se acercaba empuñando su espada.

 

 

─No puedes matarme, sino ¿Quién te dará el antídoto del veneno que corre por tus venas? ─ Comento mientras  apuntaba a la parte del hombro de la armadura que, durante la batalla había sido destruido. El pálido hombro mostraba una coloración  morada.

 

                                                             

El brujo había invocado un monstruo que expulsaba veneno por la piel, al enfrentarse a este  no se percató de que en la cola poseía un aguijón, cuando lo atravesó con su espada la bestia en su desespero logro atacarlo. ─ Solo yo poseo el conocimiento para hacer el antídoto señor elfo ─ Reía entre tosidas ─ De lo contrario morirá en un─

 

 

La cabeza del  brujo rodo al lado del inerte cuerpo, escucho pasos a su espalda, ni se molestó en girar.

 

 

─Al menos debía haberle pedido lo necesario para hacer el antídoto ─

 

 

─Elrond puede encargarse de ello ─  Limpio la sangre en su espada para envainarla. ─  Debo ir con mi hijo ─  Haldir no dijo nada, sin embargo reparo en aquella coloración en el hombro del mayor, no le gustaba como se veía.

 

 

Ambos montaron sus caballos y emprendieron el regreso al campamento. Le había prometido a su señor que cuidaría del sinda, y eso iba  a hacer. 

 

 

 

 

*

 

 

Aragorn estaba a menos de un kilómetro del campamento, podía ver el humo que salía de este, oía los rugidos y los gritos, confiaba en que Legolas  estaba bien, a salvo,  los valar debían protegerlo, a él y al ser que crecía en su interior.

 

 

─Aragorn ─ Detrás de el cabalgaba Faramir, sabía que no lo llamaba, por lo que continuó cabalgando con el corazón en la mano.

 

 

─¡Majestad! Frente a él uno de hombres le dio alcance ─ El campamento fue asediado, no hay sobrevivientes ─

 

 

─¿Legolas? ¿Qué paso con mi esposo? ─

 

 

─Lord Canwesst lo acorralo  cerca a las caballerizas, las bestias…él está luchando contra ellas ─  El rostro de horror que puso asusto al soldado que solo bajo la cabeza. Aragorn no espero más y cabalgo con fiereza, tenía que llegar, Legolas no estaba en condiciones de pelear, su pecho tenía una corazonada,   debía llegar al lado de su amado.

 

 

Pasaron unos angustiosos veinte minutos, en cinco ya debería estar a la entrada de, un fuerte rugido resonó al centro del campamento,  cambio el rumbo de su corcel siguiendo el ruido, gruñidos y gritos de hombres acrecentaban su fuerza. Fue cuando lo vio, a través de las tiendas destruidas y de la muchedumbre, Legolas, su amado tenía sangre manchándolo, frente a él una de esas bestias rugía y en el suelo yacían cuatro muertas. Sin pensarlo salto de su desenvainando su espada, en su mirada solo se hallaba el cuerpo de su elfo luchando contra aquella bestia, no reparó en su entorno, solo quería llegar al lado de este.

 

 

Canwesst con una señal de dio la orden, dos arqueros se preparaban para atacar por la espalda al distraído elfo, esperaban el movimiento de las manos de este para soltar las flechas.

 

 

Aragorn previo la acción del ex Lord y se abrió camino.

 

 

Todo sucedió rápido, el grito de los hombres de Canwesst, la espada clavándose en la cabeza de la bestia y dos flechas atravesando un cuerpo.

 

 

La estruendosa carcajada de Canwesst irrumpió en el silencio del momento, Legolas sintió un agudo dolor en su pecho, uno que le hizo doblarse mientras tosía, fue escucho algo caer, fue cuando lo vio.

 

 

Aragorn, detrás de él, yacía hincado en el suelo, con dos flechas clavadas en su cuerpo. Sintió un espasmo, un escalofrió recorrerlo,  el aire lo había abandonado, era como si todo se hubiese detenido, con horror miraba la escena que se negaba a creer, no podía estar pasando.

 

 

No era cierto.

 

 

–¡Aragorn! – Grito con fuerza desgarradora, corrió a su lado, este respiraba con dificultad y lo miraba, Legolas acaricio el rostro del hombre mientras unas lágrimas surcaban su rostro– Aragorn, mírame, amor mio– El aludido le sonrió mientras tomaba la mano elfa que acariciaba su rostro.

 

 

 

–Sabía que vendría por ti, lo sabía,  ¡Bajo la guardia por protegerte! – Bramaba entre carcajadas– No dudo en lanzarse para evitar que te alcancen las flechas, ¡qué Rey posee Gondor! ¡Miserable! –

 

 

Legolas beso la frente de su amado, limpio sus lágrimas mientras un semblante de odio acudía a su rostro, lentamente lo dejo reposar en el suelo mientras, con disimulo, retiro la daga que yacía en el cinto.

 

 

–Mi amor, resiste, por favor–

 

 

Se levantó mirando con odio al Lord, este no paraba de regocijarse sobre su caballo de su supuesta victoria, gritaba eufórico y no dejaba de insultar al elfo, los hombres de este gritaban con su señor aclamándolo por su victoria y restregando la derrota del elfo. Tan distraídos en su celebración que no repararon en los movimientos del elfo.  Corrió sujetando con firmeza la daga,  subió sobre la bestia que yacía muerta, usándola para elevarse  e impulsándose saltó, saltó sobre el Lord clavándole la daga en el pecho profundamente, con tal fuerza que ambos cayeron del caballo, aprovecho para arrebatarle la espada, a pesar de los forcejeos y los alaridos del gondoriano, clavo la espada en el cuerpo de este  con tal fuerza que la sintió hundirse en la tierra.

 

 

–Tú…elfo, maldito…se…as– La sangre brotaba de la boca del gondoriano, pronto en el lugar reino el silencio, los hombres comenzaron a huir al ver a su líder caído, subiendo en sus caballos, abandonaron el lugar, mientras la sangre del es lord se extendía en la tierra negra. Legolas retiro la daga de su amado, se levantó del cuerpo inerte y camino hacia donde yacía su Rey. Se hinco a su lado, aliviado de que aquellos ojos seguían viéndolo.

 

 

–Ya todo terminó, mi amor, tienes que quedarte a mi lado– Apoyo su mano sobre el pecho de este, más al mirarla, estaba machada con la sangre de este, no pudo evitar sollozar. – Aragorn– Pequeñas gotas comenzaron a caer sobre el rostro de este, el cielo oscuro, advertía la luvia que no tardó en llegar sobre ellos – Iremos a Gondor–

 

 

Haciéndose de fuerza, levanto  al rey de Gondor en sus brazos y comenzó a caminar fuera de aquel lugar, entre tropezones y traspiés, logro salir del campamento. Se puso en guardia cuando oyó los cascos de un caballo cerca, desenvaino la espada de su esposo, alerta.

 

 

Faramir apareció de entre los restos del campamento, el horror y la sorpresa eran visibles en su rostro. Nunca imagino aquella escena.

 

 

Legolas, cubierto de sangre y barro, llevando en sus brazos el cuerpo del gran Rey, de  Aragorn.

 

 

 –¡Majestad! – Trato de saltar del corcel, sin embargo  se detuvo ante el gesto de Legolas.

 

 

–Tienes que llevarlo al reino ahora, Faramir–

 

 

–Pero alteza–

 

 

– ¡Es una orden, vete ahora Faramir! – Grito exaltado el elfo.

 

 

–Como ordene– Tomo con cuidado el cuerpo de su señor, Legolas le ayudo a subirlo al corcel y mirando por última vez al elfo, cabalgo raudo. La vida de Aragorn estaba en juego.

 

 

 

**

 

 

Thranduil llego al campamento, el fuego había cesado debido a la lluvia, pero su estado era deplorable, todo estaba en completo silencio.

 

 

–Parece que la batalla terminó –

 

 

Haldir se mantenía detrás del monarca mientras revisaban cada centímetro del lugar, cuerpos y más cuerpos era lo que había en su camino. Llegaron a la carpa real, esta estaba deshecha, por lo que siguieron  buscando,  vieron las bestias, cinco de ellas muertas esparcidas en el suelo, ambos elfos frenaron, había un cuerpo, calvado en la tierra, atravesado.

 

 

–Encontro su muerte al fin, Canwesst– Musitó Haldir al ver el cadáver del nombrado. –Quizá ya partieron al reino majestad– No muy convencido, Thranduil asintió.

 

 

–Regresaremos a Gondor– Esta batalla ha terminado – Mientras hablaba, reparo en las huellas sobre el barro, por curiosidad las siguió, estas lo llevaron fuera del lugar donde se llevó a cabo la batalla,  las huellas iban en dirección de Gondor, por lo que cabalgo siguiéndolas, distinguió una silueta, mientras más se acercaba  pudo identificarla, con el corazón en la mano cabalgo con rapidez, Haldir de tras de él cabalgaba igual de veloz.

 

 

–¡Legolas! – Lo vio frenar y girarse hacia él, jura que en ese momento el alma quiso írsele del cuerpo, su amado hijo, tenía la ropa y el cabello lleno de sangre, embarrado con lodo mientras lloraba en silencio.

 

 

Sintió un terrible miedo. Bajo con rapidez de su caballo y corrió hasta este tomándolo entre sus brazos, mientras revisaba que estuviese bien. – Ion nin, mi amado hijo, mírame, no llores–

 

 

–N…Nanet– Sollozo, las lágrimas fluían confundiéndose con la lluvia– Aragorn, Nanet, hirieron a Argorn– Se abrazó al cuerpo de su madre mientras descarga su llanto. – Por protegerme, él recibió dos flechas– Lloraba cual niño pequeño, asustado, temblado entre los brazos de su madre. – Faramir lo llevo a Gondor, pero temo nanet–

 

 

–No llores, tienes un bebe dentro– Limpió las lágrimas, la sangre y barro del rostro de su hijo– Regresemos a Gondor–

 

 

Ambos montaron en el corcel y a pedido del consorte cabalgaron tan rápido como sus corceles se lo permitieron.

 

 

El traidor había caído ese día.

 

 

Pero nadie iba a festejarlo, ni ese ni el resto días.

Notas finales:

Espero sus reviews. Yo se que muchas no se los esperaban yo tampoco T-T

Oh Aragorn que Mandos te protega 

 

Namaire


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