Para el elfo había sido la mejor de las sensaciones, su corazón sonaba tan fuerte como el rugido de Smaug. Aragorn no podía salir del asombro, había besado a su amigo, lo había disfrutado…eso no estaba bien, la imagen de Arwen relampagueo en su mente, la culpa lo invadió. Pero antes de que alguno profiriera sonido alguno un sonido entre los matorrales los hizo tomar sus posiciones de ataque.
Un ciervo salto de estos y detrás de él, Peregrin Tuk y Meriadoc Brandigamo con una sonrisita muy extraña en sus rostros, también aparecieron Frodo y Sam, los cuales también sonrieron pero con algo de culpa, pasaron por alto aquel detalle e hicieron como si nada.
Al caer la tarde la compañía partió rumbo a los Bosques del reino de Mirkwood, los días pasaron sin muchas variaciones, más si algo no había pasado desapercibido a los ojos del heredero de Arathorn era la mirada que le dedicaba Boromir al elfo, aunque parecía que este ni se enteraba de ello.
─Legolas….─ llamo el joven humano.
─ ¿sucede algo Boromir?─ respondió este bajando de su vigilancia, el humano se tensó cuando vio acercarse al elfo, sin duda eran los seres más hermosos sobre toda Arda y él había sido capturado por la belleza del príncipe elfo.
─ ¿podemos hablar? Pero…en privado….─ el elfo sonrió enternecido por la timidez con la que le hablaba el humano, accedió a la voluntad de este y se dejó guiar apartándose del grupo. ─Legolas, yo…─ el elfo lo miraba con curiosidad tratando de interpretar las emociones que se plasmaban en aquel varonil rostro. – por favor acepta mis sentimientos por ti─
El elfo quedo sorprendido por aquella declaración, miro a todos lados tratando de buscar algo que decir. Un mortal se le había declarado, lástima que no sea el mortal del que él estaba enamorado, sonrió de lado con algo de tristeza, el montaraz ya tenía dueña, la dama Arwen Undomiel.
Aragorn, quien había visto y oído todo se quedó escondido tras unos árboles atento a la respuesta del elfo.
─Boromir…me alaga que te sientas atraído hacia mí, es todo un honor, pero, mi corazón ya tiene dueño─ acuno el rostro del hombre con ternura- eres un gran hombre, encontraras a alguien que te corresponda con la misma intensidad en la que tu amas-
─ Pero a quien amo es a ti, Legolas, ni todas las bellezas de las elfas juntas podrían siquiera igualar la que tu irradias, es única y absoluta ─la mirada del humano era de adoración- no sabes cuantas noches llevo deseando besar tus labios, por favor, mi señor elfo- acorralo al nombrado contra un árbol, sus intenciones eran claras.
─Boromir…─Legolas no quería ser grosero, pero la situación en la que se encontraba no le daba muchas opciones. ─ no quieres hacer esto, no puedes forzar lo que no es, no me atraes, pero te estimo como compañero─
─BOROMIR─ el grito de Aragorn hizo que este se separa del elfo de un salto, el primero aprovecha para salir de aquella incomoda escena y regresa junto a los hobbits tratando de despejar su mente de lo recién vivido.
Aragorn sale de su escondite encarando al Boromir, cruzan miradas las palabras sobran entre ellos dos, saben a la perfección lo que el otro dirá.
─no entiendo por qué me dedicas esa mirada, como si estuvieses protegiendo algo─ el dunedain no responde más sostiene la mirada─ tú ya tienes a alguien, deja al resto ser.-
─Boromir, tómalo como un consejo, no fuerces a Legolas, que un corazón como el suyo es único─
Los días siguieron pasando con relativa calma, aunque era notorio como el elfo evitaba quedarse a solas con el hijo del senescal. Otros dos días ya había pasado, los hobbits poco a poco iba retomando su buen humor, Frodo se la paso contando las aventuras que su tío, Bilbo, había tenido en el bosque negro en su misión hacia tierra de enanos. Pronto se vieron a inicios del rio encantado, el enano presuroso intento saltar siendo retenido en el aire oír el elfo.
─nay, estas aguas están encantadas mi señor enano, no toquen el agua, debemos cruzar por este puente─ todos lo miraron incrédulo ¿debían de cruzar ese mal trecho puente?
─Legolas… no creo que cruzar ese puente sea la mejor idea, no soportara nuestro peso─ hablo Boromir inspeccionando de cerca la madera algo descompuesta de este.
─síganme y confíen─ intercambiaron miradas, Aragorn cruzo tras el elfo, seguido por el enano y los medianos, al final tomando valor Boromir. El puente crujía con cada paso alarmando a los que lo cruzaban.
─creí que iba a morir – hablo Pippin lanzándose al suelo en un acto dramático ─ como te amo tierra- los presentes rieron ante tal escena.
─ya estamos dentro de los lindes de mi reino, estén atentos camaradas, las arañas vagan muy cerca─
─Bilbo me conto sobre las araña gigantes que habitan en el Bosque Negro, totalmente aterradoras y….─
Mientras el hobbit comenzaba a narrar una de las historias de su tío, los mayores se reunieron un poco más alejado del resto.
─ ¿es correcto descansar en este lugar?─
─si tanto te preocupa ello Boromir, no a muchos metros se encuentra un gran árbol con suficiente campo en sus raíces, podremos descansar sin temor alguno ahí─
─pero…─ trato de refutar el humano.
─ creo que descansar entre las raíces de un árbol parece más seguro que hacerlo al aire libre─ agrego el dunedain mirando al elfo con una amplia sonrisa─ eres el guía, decide, por mí no hay problema─
Avanzaron con el elfo a la cabeza, no paso mucho tiempo cuando llegaron a la base de un gran un robusto árbol, sus grandes raíces sobresalidas daban acceso a un hueco en la base de este mismo, una vez asegurándose de la seguridad de este los medianos fueron los primeros en ingresar, el cielo ya se iba tiñendo de oscuros matices por lo que la compañía se disponía a descansar de su largo viaje.
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─hare la primera guardia─ hablo Legolas─ entren y descansen─
Todos obedecieron, pronto paso el tiempo y Boromir llego para reemplazarlo, no se dijeron nada, y aquel acto lo agradeció profundamente Legolas pues no se sentía con ganas de tener que rechazar por segunda vez al pobre mortal. Adentro todos descansaban, con suma cautela se acercó hasta un espacio libre y se sentó ahí, pensando.
─ deberías al menos descansar lo ojos- la gruesa voz del montaraz se alzó sobre el resto ─ ven ─ ofreció un lado de su improvisado lecho, el elfo pareció pensarlo, pero ¿Por qué? Solo se lo ofrecía como buen amigo que era. Se acercó y recostó al lado del montaraz, fue tan embriagante el sentimiento que simplemente, después de muchos días en vela, el elfo durmió.
Un sonido, un cuerno, todos se levantaron de manera abrupta, el cuerno de Boromir los alerto, corrieron fuera del árbol topándose con las gigantes arañas. Sin esperar Legolas comenzó a dispar a diestra y siniestra, Aragorn y Gimli no se quedaban atrás, incluso los hobbits lucharon, pero…
─ ¿Dónde está Boromir? ─