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Naturaleza muerta por Kunay_dlz

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Notas del capitulo:

Aquí el segundo capítulo.

 


 


Naturaleza Muerta


II


Y el Mar que está loco por Ana prefiere no mirar


Los celos no perdonan al agua ni a las algas ni a la sal


 


 


 


El príncipe y el ‘rey’ vivían felices, vivían en su pequeño mundo perfecto, vivían con la única intención de amarse el uno al otro. Entre sonrisas sinceras, pequeños roces de manos y pies al estar acostados, besos juguetones y suspiros cargados de necesidad satisfactoria… sentían estar completos. Se sentían afortunados de haber encontrado la felicidad a tan temprana edad.


El príncipe había pedido ‘vacaciones’ en el reino. Habló con su familia, les contó de Yuuri y les dijo que era su deseo pasar un tiempo con él, vivir fuera del palacio, lejos de comodidades y lujos para estar más tiempo y ser consentido por su rey. Pese a la reticencia de su hermano mayor, del consejero real y de una parte del consejo argumentando que era otro capricho inútil, el príncipe Wolfram se salió con la suya al ser apoyado incondicionalmente por su madre, la reina, quien creía ciegamente en el amor y su segundo hermano mayor quien velaba por la felicidad de su querido hermanito. Su tío Waltorana, después de hablar seriamente con él, fue quien le apoyo un poco más al tomar las riendas de las tierras Bielefeld en lugar de su sobrino favorito.


El príncipe Wolfram regresó junto a Yuuri, tal como lo había prometido en menos de un día. En adelante, el príncipe vivió de manera sencilla, siendo consentido por su rey… su rey quien cumplía cada uno de los ‘caprichos’ de su hermoso príncipe.


Algo que no contó el príncipe Wofram, algo que nadie en el puerto ni el pueblo pescador quiso advertirle, era el porqué del título de ‘Rey del mar’ puesto a Yuuri Shibuya. Un secreto a voces entre los pobladores. Algo que ni el mismo Yuuri sabía… el Mar fue quien lo había nombrado.


Fue el mismo Mar quien nombró ‘Rey’ al misterioso chico que llegó un día común y corriente… un día que había presagiado una enorme tormenta para el pueblo de pescadores.


El Mar… una gran entidad llena de fuerza que bendice y destruye según su estado de ánimo. Ese estado de ánimo que, por algo más que coincidencia, estaba ligado al humor de Yuuri. Desde que había llegado, casi muerto, aferrado a un trozo de madera que le mantenía a flote, el Mar cautivado por la singularidad del chico le llevó al puerto. Guiado con suaves olas, Yuuri llegó al puerto para ser salvado. Luego de recuperarse, al sentirse perdido y solo, Yuuri caminaba por la playa… rodeaba el inmenso Mar con su obscura mirada, observaba su reflejo en el agua salada, nadaba lo más profundo que podía para comprobar que no podía ‘volver’ a donde pertenecía… la amabilidad, la melancolía y su determinación de no dejarse caer en su miseria, provocaron que el Mar le tomara como protegido.


Para Yuuri siempre había abundantes pescas.


Para Yuuri nunca había tempestades en alta mar.


Para Yuuri el Mar era tranquilo, protector y posesivo.


No había lugar para Wolfram… no, no había Yuuri para nadie más que el Mar.


Durante dos semanas el Mar fue testigo de la intromisión del rubio príncipe. Príncipe. No, un ‘príncipe’ no es digno del ‘Rey del Mar’… ese rey pertenecía al Mar.


Esas miradas, esas caricias, esos suspiros pertenecían al Mar.


Ese pelo negro, esos ojos ónix y esa piel dorada por el sol pertenecían al Mar.


Yuuri y Wolfram vivían en su burbuja, el Mar reforzaba su instinto de posesión en cada muestra de afecto que presenciaba… aviva su fuerza, picaba su instinto irracional, hacía prometerse el detener la afrenta que el rubio le causaba. Ese rubio le estaba quitando a su ‘rey’… a su Yuuri.


Mientras se llega la ora, el Mar desquita su coraje con las olas, las lanza con la intención de parar las caricias que no son para él. El Mar desquita sus celos con vientos que chocan directamente en la casa del Yuuri, así podrá separarlos. El Mar desquita su frustración con los botes que osan zarpar del puerto, así Yuuri tendrá que ir hacia él. Mientras, cada sol, cada luna, le hace incrementar su deseo de separar a ese principito de su querido Rey.


 


 


>>Cotinuará...

Notas finales:

Gracias por leer.


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