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Dancing on a Highwire por Izuspp

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Notas del capitulo:

¡Hola! Muchas gracias por detenerse a leer mi fanfic

Es tiempo de actualizar y solamente quería pedir el favor de si pudieran dejarme algún comentario, realmente lo agradecería ya que viendo las estadísticas de la página el primer capítulo fue bastante leído pero me gustaría saber sus opiniones.

Por favor no desesperen, la historia va lenta porque odio la porno sin trama. Lo mío son las historias bien estructuradas y con una historia interesante. El lemon y romance vendrán a su tiempo, pero por arte de magia los personajes no se enamoran a primera vista y terminan en la cama.

Sin embargo, en este capítulo creo que hay algo que les sorprenderá.

Disfrútenlo!!!

Habían sido unas primeras semanas muy estresantes, pero también bastante alentadoras y emocionantes para Erwin, quien en ese momento se encontraba tomando una relajante ducha después de un duro día de trabajo. Su pecho se henchía de orgullo, ya que se sentía pleno al estar cumpliendo su sueño en su nuevo trabajo. Había perseverado sin descanso días y noches, pasado por mucho agotamiento mental y físico, nunca rindiéndose para poder obtener algún día el tan merecido y ansiado ascenso. Ser jefe de la policía era un trabajo sumamente importante y también le daba responsabilidades y obligaciones de más, pero todo aquello era compensado, al saber que en  su posición tenía  mucho más poder para acabar con la maldad que acechaba en cada esquina de aquella imponente ciudad.

  Salió de la ducha luego de llevar unos veinte minutos bajo el agua caliente, tomó una toalla para limpiar el vapor que había empañado el espejo del baño y se dedicó a mirarse meticulosamente. Pudo notar el violeta y las bolsas que se formaron bajo sus ojos, prueba del cansancio y la falta de sueño. Su color de piel también estaba un poco más pálido, no era que estuviese enfermo, pero las pocas semanas de estar en ese cargo ya estaban pasándole factura a su cuerpo. Sin embargo, el rubio bien sabía que no tenía nada que ver el esfuerzo extra que tenía que hacer últimamente, en lo que a las labores propias de su puesto se refería, sino más bien el hecho de que pasaba gran parte de su tiempo libre investigando todo acerca de aquel tan peculiar personaje que había conocido semanas atrás.

  Silvewire se le había aparecido unas cuantas veces más al de ojos azules, quien no había tenido oportunidad siquiera de acercársele. Erwin sabía que atraparlo era su deber y estaba determinado a lograrlo a cualquier costo. Por tanto dedicaba largas horas a tratar de descifrar cualquier pista que le hiciera dar con la identidad del hombre, que le hiciera averiguar cómo capturarlo, predecir sus movimientos o cualquier cosa que le ayudara a lograr su objetivo. Pero se había dado cuenta que era una ardua labor y eso fuera de desanimarlo, lo impulsaba a continuar en su infructuosa investigación.

  El rubio envolvió una toalla alrededor de su cintura y salió del baño para luego vestirse. Tendría un par de días libres a petición de Pixis, o mejor dicho, el anciano lo obligó a tomarse un descanso debido a su aspecto cansado. “No debes sobre esforzarte” fueron las palabras de su jefe y Erwin le agradeció, ya que tenía razón, definitivamente necesitaba descansar, antes que cayera enfermo.

  -¿Estarías orgulloso de mí, padre?- Susurró casi inaudiblemente al mirar una vieja fotografía que tenía oculta en un libro, la observó por algunos minutos para luego devolverla a su escondite y el libro a su vez al estante de donde lo tomó. Se vistió y se dispuso a preparar café, mientras dejaba que la máquina terminara, tomó una pila de folios y los colocó sobre la mesa de la cocina, comenzando a hojearlos ya por quinta o sexta vez desde que los había traído consigo a su casa. Dichos informes ya estaban marcados con notas, colores y apuntes; cualquier cosa que le llamara la atención, cualquier indicio era señalado.

-No tengo idea de cómo ni cuándo, pero ¡te atraparé definitivamente!- dijo ahora viendo una borrosa fotografía de un recorte de periódico, en la cual se mostraba la figura encapuchada y enmascarada del objeto de la obsesión de Erwin. Y es que llegado al punto en el que pasaba gran cantidad de horas maquinando la manera de dar con él, su determinación y sentido del deber se habían convertido en obsesión. El hombre se sirvió una taza de café bien cargado y sin azúcar, y tomó asiento nuevamente con informes en mano, pero en ese momento comenzó a sonar su teléfono celular.

-¿Diga?... Ah Petra, ¿Cómo te encuentras?...Yo estoy muy bien, gracias por preguntar. ¿En qué puedo ayudarte?... Entiendo… Entiendo… ¿Y es estrictamente necesario que yo asista?... Bien, muchas gracias por avisarme, nos vemos.- Colgó y tomó un buen trago de su café.

  Petra era una agente de policía, quien más que todo se encargaba de tareas de oficina y no hacía labores de campo. La mujer recientemente le había llamado para darle la noticia de que en una semana exactamente, se estaría llevando a cabo el baile de policía anual, el cual por supuesto era un evento de caridad y cuyos fondos eran destinados para ayudar a los más necesitados. La joven le informó que al ser el jefe de policía era un deber y obligación para él asistir. “Le hará bien despejarse la mente un poco jefe” fue lo que la joven alegremente le mencionó.

-Supongo que tiene razón,- suspiró –entonces tendré que buscar un buen traje y una máscara.- Sonrió levemente. No se le hacía mucha ilusión el asistir a ese baile, pero si era parte de su deber, lo haría de la mejor manera posible. Por lo que decidió que aprovecharía su día libre para ir de compras y conseguir su atuendo para ese día.

 

*.*.*.*.*.*.*.*

-Esta vez fue muy fácil, la seguridad de ese banco es muy débil y no nos fue muy complicado desviar el dinero a tus cuentas Levi.-

-No dejaron ningún rastro de la intromisión ¿cierto?- El empresario habló serio y autoritario.

-¡Por supuesto que no! ¿Por quién nos tomas hermano?- Dijo la joven un poco molesta.

-¡Somos los mejores y más inteligentes hackers de la historia! Sabes que no debes preocuparte por nada Levi, esto es pan comido para nosotros.- Afirmó orgulloso el muchacho.

-Confío en ustedes. ¡Buen trabajo, Isabel, Farlan!- Se limitó a decir.

  Farlan e Isabel, eran amigos de juventud de Levi; se conocían desde su adolescencia y resultaba que el par eran los mejores hackers de la ciudad o al menos los mejores que Levi conocía, pero realmente su trabajo siempre era impecable. Por supuesto, ellos conocían que la verdadera identidad de Silverwire era Ackerman y estaban muy de acuerdo con sus propósitos, por tanto no dudaron en ponerse a su disposición. La pareja de informáticos eran quienes se encargaban de hurgar en los servidores y computadoras de los criminales, bancos y cualquier lugar al que necesitaran infiltrarse por medio de sus conocimientos en redes y seguridad informática; de esa manera conseguían valiosa información y también eran los encargados de desviar el dinero de las cuentas de los delincuentes a las múltiples cuentas que el empresario poseía.

  Todo el proceso era bastante largo y complicado, pero para ellos era muy emocionante. Debían encargarse de ocultar muy bien sus direcciones IP y los rastros que dejaran para evitar ser descubiertos. Además, como movilizar grandes sumas de dinero a la misma cuenta sería motivo de sospecha, se encargaban de desviar el dinero por partes, haciendo transferencias a diferentes cuentas en distintas partes del mundo.

  Dichas cuentas obviamente pertenecían a Levi, pero fueron abiertas a nombre de distintos contactos que el hombre poseía o inclusive abiertas por él mismo, utilizando identidades falsas. Para una persona que poseía tanto dinero, era muy fácil lograr todo aquello. Todas estas razones, eran las que contribuían a que ni Levi, ni sus compañeros, fueran descubiertos o relacionados con esas transacciones. Como el dinero era transferido por partes a distintas locaciones en el mundo, era imposible rastrear a dónde iba a parar; y para que no quedara duda, Farlan e Isabel se encargaban de manipular y alterar los estados de cuenta a su conveniencia, ya que la seguridad de los bancos no les representaba problema en la mayoría de las ocasiones.

-Ya que la misión fue todo un éxito, ¿Qué les parece si vamos a celebrar? Mi hermano invita.- Dijo Isabel alegremente. A pesar de que no eran hermanos de sangre, la muchacha lo veía de esa manera desde la vez en que Levi la salvó de un intento de violación, ese fue el momento en el que se conocieron, hacía ya bastantes años.

-¡Apoyo la moción!- Farlan se unió, ambos sonriéndole ampliamente a su amigo y jefe.

-Tch, no tienen remedio.- Fue lo único que Levi dijo, por supuesto aceptando la propuesta de la pareja. En el momento en que se disponían a salir el teléfono de Levi sonó. –Tengo que contestar, esperen.- Les indicó a sus amigos y salió de la oficina para atender en el pasillo.

“¡Hola Levi, soy yo!” se escuchó del otro lado

-Petra. ¿Tienes algo nuevo para mí?- contestó Levi fríamente.

“En una semana exactamente, se llevará a cabo el baile anual de la policía, estoy segura de que ya has recibido una invitación” la joven fue al grano al percatarse de la fría actitud de su interlocutor, parecía que no andaba de muy buen humor.

-Así es, ya estoy enterado ¿Qué pasa con eso?-

“Bueno, solo quería que supieras que es muy importante que asistas, ya que he logrado convencer al jefe Erwin para que vaya también,  recuerdo que estabas muy interesado en conocerlo personalmente y esta será una excelente oportunidad.”

-Bien, te lo agradezco.- dijo secamente el hombre, colgando inmediatamente y sin dejar oportunidad a la mujer para que agregara algo más.

  Petra Ral, en realidad era una “agente” infiltrada en el departamento de policía y encargada de ser la informante de Levi. Tanto ella como sus compañeros: Auruo Brossard, Gunter Shulz y Erd Gin; todos ellos activamente trabajando como parte de las fuerzas policiales y ocupando diferentes puestos. Pero también, sabiendo la verdadera identidad de Silverwire y contribuyendo a su causa por sus razones personales. Ellos se encargaban de hacerle saber de las distintas organizaciones delictivas, casos siendo investigados por la policía, le proporcionaban información confidencial y entre otras cosas, siempre contribuyeron tanto a proteger su identidad, como a entorpecer las labores policíacas en el momento que veían que podían intervenir con las acciones de Silverwire.

  El escuadrón era efectivo y funcional, todos sus miembros poseían excelentes habilidades que les permitían colaborar con Levi sin ser descubiertos, de manera que les era posible ayudarle sin temor a ser involucrados y encarcelados al estar vinculados con el tan buscado “criminal”.

-Esto se pone interesante.- Dijo el empresario para sí mismo, reuniéndose nuevamente con sus amigos y procediendo a llevarlos a algún restaurante, en donde celebrarían el reciente golpe.

 

*.*.*.*.*.*.*.*

  Faltaban solo unos cuantos días para que se llevara a cabo el baile de la policía, pero Erwin no tenía tiempo para pensar en eso. Había ya regresado a sus labores después de un breve descanso y se encontraba en un nuevo operativo. En esta ocasión se trataba de un robo al Banco Central de Sina, que había salido mal, ya que los sistemas de seguridad eran muy buenos y la policía no había tardado en llegar al lugar; sin embargo al verse acorralado, el ladrón había tomado por rehenes a las personas que se encontraban en el banco al momento del asalto.

   El criminal amenazaba con su arma a las personas, quienes se encontraban boca abajo en el piso por órdenes del ladrón. Por suerte era un día festivo en la ciudad y solo había unos cuantos empleados del banco y pocos clientes, de quince a veinte personas en total, pero ninguno en la capacidad de hacerle frente al delincuente.

-¿Cómo está la situación?- preguntó Erwin al llegar al lugar.

-Obsérvelo por usted mismo jefe.- Contestó Gunter señalándole la pantalla que mostraba las imágenes captadas por las cámaras que estaban ubicadas en el interior del banco. En el monitor, se podía ver al ladrón que se movía frenéticamente de un lado al otro del lugar, gritando y amenazando de cuando en cuando a alguno de sus rehenes. -Esto es malo. El tipo parece muy inestable y en cualquier momento podría tomar acciones en contra de alguno de los rehenes.- Advirtió el policía de cabello oscuro, quien se caracterizaba por su capacidad de rápido razonamiento y de poder anticiparse a las situaciones.

-Será difícil negociar con él, pero de todas maneras debemos intentarlo. ¿Dónde está Armin?-

-¡Aquí estoy, señor! Disculpe la demora.- Se excusó el menor, parecía que hubiese llegado corriendo ya que se mostraba agitado. Armin era el negociador de la policía, el joven tenía este cargo a pesar de su corta edad (rondaba los veintidós o veintitrés años), debido a su intelecto superior y facilidad de palabra.

-Armin, tenemos una situación delicada el día de hoy,-comenzó a explicar el rubio mayor –como verás, el sujeto presenta un comportamiento errático y tememos lo peor. Es necesario calmarlo y convencerlo de que libere a los rehenes.-

-Entiendo.- El joven tenía muy poco tiempo de haber ingresado a la policía y por tanto muy poca experiencia, de hecho él había conseguido ese empleo unos pocos meses antes de que Erwin fuera transferido. Armin había entrado a trabajar como negociador junto a su mejor amigo Eren Jaeger y la hermanastra de este: Mikasa, quienes ingresaron como oficiales. Los tres eran buenos amigos desde la infancia y debido a razones personales decidieron unirse al departamento policial.

  Ya que Armin no poseía fuerza física ni agilidad (contrario a sus dos amigos), pero destacaba por su inteligencia, el cargo de negociador le quedaba como anillo al dedo. Ya había logrado exitosamente que se entregaran dos criminales en anteriores situaciones similares. Después de todo, la estadística decía que el noventa por ciento de este tipo de casos se resuelve por medio de la persuasión; pero claro está, sólo si se contaba con un excelente negociador, ya que cualquier palabra mal utilizada o cualquier frase, podría terminar en tragedia.

-Debemos trazar un plan de acción- indicó Erwin. –Eren, Mikasa, acérquense por favor.-

-¡Señor!- se reportaron los hermanos al unísono frente a su superior.

-El siguiente será el plan:-comenzó a instruir –Armin se encargará de hacer que el tipo se rinda, el objetivo primordial es que se entregue pacíficamente y no dañe a ninguno de los rehenes. En cuanto esto se cumpla y se decida a salir, Mikasa, Eren y yo entraremos para asegurar el perímetro y a los rehenes, interponiéndonos entre ellos y el ladrón. Mientras tanto Gunter, tú y los demás se encargarán de arrestarlo. –

-¡Entendido!- dijeron todos los oficiales seriamente, esperando en que todo saliera de acuerdo al plan.

  Un megáfono le fue entregado a Armin y se acercó lo más posible a la entrada del banco, de manera que el ladrón pudiera escucharlo cuando le hablara. Iba acompañado de Erwin y sus amigos, los cuatro se resguardaron tras una patrulla, y pusieron el plan en acción:

-Mi- mi nombre es Armin Arlert…- inició un poco nervioso, pero los nervios se alejaron en el momento en el que el jefe posó una de sus manos en su hombro y con un gesto le hizo saber que todo estaría bien. –Vengo de parte del departamento de policía y me gustaría que negociáramos las condiciones de la liberación de los rehenes…- continuó ya más seguro de sí mismo. –en este momento voy a llamar a uno de los teléfonos del banco, así que te pido que por favor contestes mi llamada. Repito: necesito que por favor tomes mi llamada para que podamos conversar.-

  Dicho esto el joven dejó el megáfono de lado y tomó el teléfono celular, marcando el número que le habían proporcionado para dicha tarea. Todos cruzaban los dedos por que el ladrón contestara a la llamada, ya que si no lo hacía sería mucho más difícil convencerlo. El teléfono timbraba y timbraba y hubo que hacer varios intentos, hasta que cuando ya estaban a punto de darse por vencidos y recurrir nuevamente al megáfono, contestaron.

“¿Hola?” La voz del otro lado era calma y hablaba en un tono muy bajo, lo cual era extraño, dada a la actitud que había venido mostrando, de lo que habían podido observar en el monitor.

-¡Ho-hola! Soy Armin, me alegro que hayas tomado mi llamada.- Comenzó el rubio utilizando el tono de voz más amigable que pudo. – ¿Cuál es tu nombre?-

“Soy Lance”

-Es un placer conocerte Lance. –Armin comenzó a hablar lenta y cordialmente con el ladrón. Le hacía preguntas personales, las cuales el hombre a veces contestaba y cuando no lo hacía, el rubio no trataba de sonsacarle la respuesta, sino más bien la cambiaba por alguna diferente. Todo esto lo hacía con el fin de crearse un perfil del criminal: su personalidad, su carácter, su manera de pensar y sus objetivos o razones para estar ahí. Además, de ganarse su confianza poco a poco, para que fuera más sencillo persuadirlo de liberar  a los rehenes. Mientras tanto Gunter se encargaba de observarlo cuidadosamente por el monitor, preparado para avisarle a Erwin si el hombre hacía cualquier movimiento que pusiera en peligro la vida de los civiles involucrados.

-Lance, ¿sabes el motivo de mi llamada cierto? Necesitamos que liberes a los rehenes, obviamente no será gratis, quisiéramos saber cuáles son tus condiciones y haremos todo lo posible por poder cumplirlas.- Indicó el joven negociador cuando sintió que el delincuente estaba lo suficientemente estable y habiéndose ganado ya su confianza.

“Entiendo. Pero esto no es sencillo ¿Sabes? Sé que no me dejarán ir, esto salió muy muy mal. No debió de ser así. ¡Solo tenían que entregarme el maldito dinero! Así yo salvaría mi casa y nadie saldría lastimado”

  Lance, era un hombre de mediana edad, que desafortunadamente nunca tuvo buena cabeza para los negocios; solía ser adicto a las apuestas y juegos de azar y no siempre ganaba. También era sumamente irresponsable, todo el conjunto lo hizo ir adquiriendo grandes deudas al pasar de los años, al punto en el que iba a ser desalojado de su casa, dejándolo a él y a su esposa e hijos en la calle. En su desesperación, el hombre optó por robar el banco, necesitaba una buena cantidad de dinero y sabría que no obtendría un nuevo préstamo. Pero Lance no era un hombre con experiencia en robos, por tanto todo le salió de la peor manera y una pena de cárcel estaba esperándolo en cuanto pusiera un pie fuera de ese edificio.

-Sé que tienes problemas económicos, pero, personas inocentes no deben de pagar debido a eso. Ellos se están pasando un muy mal rato y si estuviera dentro de tus posibilidades, nos gustaría que quedaran fuera de esta situación lo más pronto posible.-

“Quiero que me prometan que pagarán la hipoteca de mi casa, así mi esposa e hijos tendrán un lugar donde vivir. Es lo único que pido, no me importa si debo pudrirme en la cárcel el resto de mi vida.” El hombre estaba decidido, sabía lo que quería, sabía lo que necesitaba y ya que de todas formas iba a ser encerrado, al menos debía asegurarse que todo aquello no fuese en vano.

   Armin le indicó que debía consultarlo con sus superiores y que lo llamaría de nuevo en unos minutos. Mientras discutían la situación, el ladrón comenzó a moverse de nuevo de un lado a otro, muy nervioso.

-Podemos conseguir algún tipo de ayuda del gobierno. Les haremos saber de la situación y si no es posible obtener alguna donación para el pago de la casa, al menos podríamos conseguir trasladarlos a algún otro lugar.- Erwin indicó, de manera que Armin llamó nuevamente. El ladrón se abalanzó rápidamente a contestar en esta ocasión, al parecer estaba tan ansioso por terminar todo aquello como el resto de los que allí se encontraban.

  El joven oficial le indicó a Lance todo lo que su superior le había explicado, le prometió que su palabra era ley y que lo que se prometía, sería cumplido a toda costa. Le hizo entender que sería enjuiciado y que la pena de cárcel sería minimizada, al no haber víctimas ni heridos de por medio. El ladrón cedió a todo y aceptó rendirse y dejar salir a los rehenes. Armin le explicó que en cuanto saliera, algunos oficiales entrarían al edificio a examinar a los rehenes, y que no debía alarmarse debido a eso.

-¡Preparados!- anunció Erwin. Mikasa y Eren se pusieron en posición a los lados de la entrada del banco, esperando a que el hombre saliera. Las puertas del banco se abrieron y lentamente el ladrón salió. Pero este llevaba su arma al frente y no iba con las manos arriba como se lo habían indicado. En cuanto dio los suficientes pasos fuera del edificio para permitirles entrar, los tres oficiales ingresaron al recinto sin perder de vista en ningún momento al ladrón.

  Afuera, Gunter y el resto de oficiales se acercaban cautelosamente, siendo muy precavidos ya que el hombre no abandonaba su arma. En el interior del banco, Mikasa y Eren ya se encargaban de atender a los rehenes mientras que Erwin continuaba apuntando a la salida, en donde se encontraba el ladrón. Lo inesperado pasó: rápidamente Lance entró corriendo al banco, sin abandonar su arma y sin que los oficiales afuera pudieran detenerlo. Erwin vio como el hombre ingresó nuevamente y se dirigió a las escaleras al fondo del lugar, no creyó conveniente dispararle en ese momento, frente a todos los civiles, a fin de evitar alguna tragedia.

-¡Quédense con los rehenes, no sabemos si volverá por otro lado!- Ordenó a Eren y Mikasa, y el rubio emprendió la persecución detrás del fugitivo.

  Corrió escaleras arriba por varios pisos, siguiéndole el paso muy de cerca, en cualquier momento llegarían al final y allí ya no habría escapatoria. En efecto, Erwin vio como el ladrón se escabullía finalmente por la puerta que daba a la azotea, no sabía que encontraría allí por tanto procedió cautelosamente.

  Salió a la azotea buscando al hombre con la mirada, y encontrándolo no muy lejos de él, el ladrón se dirigía a la orilla, buscando alguna alternativa para escapar, sabiendo muy bien que no la había.

-Entrégate ahora y tu condena será reconsiderada –Le ofreció el policía sin dejar de apuntarle con su arma, a pesar de que el ladrón ya no le apuntaba a él.

-¡No dejaré que me encierren! ¡Prefiero morir antes que ir a la cárcel!- inexplicablemente, el hombre había cambiado totalmente de opinión; se le notaba acelerado, temeroso y nervioso. Una de sus manos buscó en un bolsillo interior de su chaqueta, y sacó un objeto el cual le mostró a Erwin mientras se acercaba a él, ahora riendo frenéticamente.

-¡Detente y entrégate!- Advirtió Erwin una vez más al ver el objeto.

-Es una granada. Afortunadamente entre los apostadores tengo varios contactos que pueden conseguir este tipo de cosas,- explicó – ¡No pienso ir a la cárcel oficial, y ya que no sobreviviré, al menos me lo llevaré conmigo!- El hombre planeaba activar la granada y explotar terminando con su vida y la de Erwin en ese instante, aun así se tomó el tiempo para explicar, ya que temía morir.

  Por primera vez en su vida, Erwin sintió que no tenía salida; si escapaba el ladrón podría dispararle, no había indicios de que alguno de sus compañeros viniera a apoyarlo y en todo caso tampoco querría que algún otro saliera muerto.

  Estaba metido en un serio problema y no disponía de mucho tiempo para pensar, aun siendo veloz al planear y calcular las situaciones, esta vez no veía muchas posibilidades. A pesar de su semblante serio, gotas de sudor ya resbalaban por su sien. Pero nuevamente, lo impredecible ocurrió: en el momento en el que el hombre insertaba su dedo en el seguro de la granada para activarla, Erwin sintió como de un golpe fue levantado y llevado lejos de allí.

  Justo a tiempo, Silverwire había aparecido impulsado por su extraño dispositivo. El enmascarado cargó a Erwin y lo alejó en cuestión de segundos de esa peligrosa situación.

   Y allí se encontraba, volando como si de un sueño se tratase, en los brazos de aquel hombre que lo sostenían fuertemente. Las ráfagas de viento movían salvajemente sus dorados cabellos y no le permitían mantener sus ojos abiertos por completo; la adrenalina recorría su cuerpo, fuera de temer estaba sumamente emocionado, con su corazón palpitando, por primera vez en mucho tiempo se sentía realmente vivo.

  Al levantar su mirada para ver a ese hombre, sus ojos pudieron examinar detenidamente el penetrante y profundo plateado de los orbes contrarios, logrando comprobar por sí mismo el porqué de su apodo.

-Silvewire…- Pronunció casi inaudiblemente al momento en que sus pies tocaron superficie nuevamente. El enmascarado lo llevó a la azotea de uno de los edificios cercanos al banco.

-Jefe.- Dijo aquella voz robótica proveniente del de menor estatura. Antes de que Erwin lograra decir algo más, la estruendosa explosión captó la atención de ambos. Lance, el ladrón había activado la granada y se había hecho explotar para evitar ir a la cárcel. Si no fuera por el misterioso personaje, el rubio también hubiese muerto en aquella explosión.

-¿Por qué me salvaste? ¿No hubiera sido más fácil deshacerte de mí? Hubiera muerto junto con ese ladrón de no ser por ti.- preguntó Erwin tratando inútilmente, de que los nervios y la impresión no le hicieran perder su calmada actitud.

  Los grises ojos del enmascarado se fijaron en los azul cielo del contrario, por unos cuantos segundos sus fuertes y desafiantes miradas se conectaron, logrando estremecer un poco sus cuerpos. Silverwire hubiera podido marcharse sin decir nada, dejando al rubio con sus incógnitas; pero aun así, por algún motivo que no se explicaba, sintió la necesidad de hablar.

-Esa escoria era el único que merecía morir aquí,- dijo secamente, dando unos cuantos pasos hasta acercarse nuevamente al oficial –además, te necesito vivo, las cosas se pondrían muy aburridas de nuevo sin ti por los alrededores.- Aunque su rostro no estuviera a la vista, Erwin podía imaginar una sonrisa burlista y cínica en los labios de ese hombre.

  El rubio no se esperaba esas palabras, quedó atónito observando cómo “su salvador” accionaba nuevamente su dispositivo y se alejaba  velozmente de la escena del crimen. Dejándolo pasmado, lleno de preguntas que nadie respondería, y cuestionándose a sí mismo sobre todo lo que acababa de sentir. Debía admitirlo: estaba emocionado.

 

.*.*.*.*.*.*.*.*

-Lo vi todo en la televisión, “Silverwire” ¿Por qué salvaste a ese tipo? ¿Qué no es el que se la pasa queriendo encerrarte?- Cuestionó Hanji, en cuanto Levi entró clandestinamente a su oficina en las empresas Ackerman. Cada vez que salía como “héroe” la mujer acostumbraba a seguir sus acciones por medio de los noticiarios, en los casos en los que se transmitían por televisión y esperar a su regreso en su oficina, para atacarlo con alguno de sus jocosos comentarios.

-¿Es que nunca cierras esa bocaza?- Se quejó Levi mostrando su hostil y acostumbrada expresión.

-Solamente quiero saber qué es lo que te traes entre manos.- La mujer se acercó a él y comenzó a ayudarle a quitarse su dispositivo de maniobras 3D, que dicho sea de paso era creación exclusiva de Hanji Zoe.

-Necesito a ese inútil vivo para cumplir mis objetivos. Pero al parecer no puede cuidarse solo y me veré obligado a hacerlo por él. El resto de detalles no son de tu incumbencia.- Últimamente se estaba haciendo muy comunicativo, primero con Erwin y ahora con Hanji, y le molestaba de sobremanera eso sobre sí mismo.

-Si tú lo dices…- se limitó a decir la mujer, mostrando una amplia sonrisa. Sabía que de boca de Levi, no iba a obtener más información que esa.

 

.*.*.*.*.*.*.*.*

  El extraño y agotador día había llegado a su fin, Erwin estaba tendido sobre su cama, con su torso desnudo y únicamente vistiendo su ropa interior. Se encontraba repasando el informe de los acontecimientos de ese día; papeles en mano, leyendo muy concentrado y ensimismado en sus pensamientos.

“¿Cómo es que se entera de todo? ¿Cómo es que llegó en el momento justo? ¿Por qué me salvó?” se cuestionaba una y otra vez, sin lograr encontrar el sentido de nada. El rubio suspiró y fijó su mirada en el techo de su habitación cuando una voz lo sacó de sus pensamientos.

-¿Trabajando a estas horas Jefe?- habló el joven desde la puerta de la habitación.

-Pensé que ya estabas dormido, Eren.-

-Era así, pero me preguntaba…- dudó un poco antes de seguir - ¿podría dormir en su cama esta noche?-

  El rubio se limitó a palmear a su lado sobre la cama, concediéndole permiso al joven oficial de ocupar ese lugar. Los ojos color esmeralda centellaron de felicidad y alegremente se acomodó al lado de su jefe, recostando su cabeza sobre la almohada.

-Descansa Eren-

-Buenas noches jefe, por favor descanse usted también.- Por lo general Erwin no dejaba que “sus aventuras” se quedaran a dormir en su apartamento y menos en su propia cama, pero ya era de madrugada y Eren se veía cansado por todo lo que había sucedido durante el día y su reciente actividad nocturna.

-Lo intentaré…- se dejó decir, acomodándose para dormir, pero continuando su línea de pensamiento sobre el “héroe”, que lo había salvado de una muerte segura ese día. Finalmente, con el recuerdo de aquella penetrante y fría mirada, logró quedarse dormido.

 

Continuará…

Notas finales:

Nuevamente agradezco su tiempo y espero que les haya gustado.

 

Con respecto a Eren, la verdad es que me dije: Eren es el protagonista del manga, no es justo que sea solo un personaje de relleno. Así que decidí darle cierto protagonismo.

En el próximo capítulo les explicaré un poco más de su historia, así que espero la lean.

 

Y de nuevo, apreciaría mucho sus críticas y comentarios.

 

¡Nos leemos!

Izu~


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