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Momentos fugaces (Albafica de Piscis) por NeferetteRoju

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Notas del capitulo:

Los personajes pertenecen a Shiori Teshirogi y Masami Kurumada.

Dos guerreros al igual que Albafica quieren hacerse notar ante él a través de su comprensión y compañerismo.

Cap. 3


Habían pasado dos semana desde aquel encuentro que tuvo con su compañero de armas, Dohko; durante estos últimos días se había puesto a pensar en aquellos sucesos, jamás se imaginó hacer tales cosas no solo con Dohko sino también con Shion, no sabía si sentir culpa, no quería imaginar la impresión que se llevaría de él si Shion se enterase de lo que hizo con el guerrero de libra, pues por una parte Dohko le había dejado en claro que no tenía problema con lo de Shion y que seguramente lo que tuvo con él no era más que algo pasajero, de alguna manera eso le aliviaba, no tendría remordimientos con Dohko, pero, y Shion, desde aquel día no habían vuelto a tocar el tema pues si se encontraban Albafica hacía todo para evadirlo.


El guerrero pensaba todo esto estando en su templo, ya estaba anocheciendo y el día no había tenido ningún contratiempo, tampoco alguien había cruzado la casa, “al parecer permanece la calma en el santuario” creyó, pues ciertamente hace mucho que no le encomendaban alguna misión, no desde lo de Shion. En aquel momento del atardecer una persona sacó de sus pensamientos al pisciano.


– ¿Puedo pasar Albita?


Sólo había de dos, o era Manigoldo o era Kardia, y ciertamente, volteó y ahí estaba el escorpión que le llamaba de una manera molesta.


–Te dejare cuando dejes de llamarme así.


–Está bien, no te esponjes Albafica.


Fica le permitió pasar.


– ¿Irás con el patriarca?


–No, de hecho venía a verte a ti. Dijo mientas se sentaba en una de las sillas.


–Y qué es lo que necesitas.


–Solo quería que nos acompañaras a Degel y a mí a dar la vuelta por ahí, tú sabes.


–No en realidad no lo sé pero además por qué irías a pasear en vez de tomar tú puesto como guardián de escorpio.


 – ¿Por qué? Porque no nos hace mal salir de vez en cuando, para dar todo de nosotros tenemos que divertirnos y vivir la vida también ¿no crees?


 –Eso no es posible para mí, no sé si ya te lo había dicho.


–Sí ya lo habías mencionado, dijo desanimado.


Fica ya no dijo más y solo esperaba a que Kardia saliera de su templo.


–Está bien, como quieras, tú te lo pierdes, dijo al ponerse de pie. –Albafica, nosotros solo queríamos darte un poco de compañía, eso es lo que se hace con las amistades ;), no lo olvides. Partió…


***


Ya en la noche, cerca de la 1:00 am, el guerrero reposaba en sus aposentos cuando de repente se escuchó ruido, esto despertó a Fica quien se quedó atento tratando de descifrar de donde o de quien provenía los ruidos, pudo darse cuenta de que se acercaban así que decidió ir a ver él mismo de quién se trataba, salió de su alcoba y se sorprendió al ver al caballero de escorpio entrar tambaleante a su templo.


–Kardia, qué crees que haces, por qué has venido hasta aquí, preguntó el pisciano.


Fica lo ayudó a sostenerse, el brazo del escorpión se detenía de sus hombros mientras caminaban hacia la alcoba de Fica.


–Siéntate aquí, dijo Albafica. –Ves lo que pasa por beber demasiado te has pasado de templo, o ¿acaso ibas al de Degel?


Kardia le sonrió. –No en realidad venía a estar contigo un rato, sabes, te considero un amigo aunque no nos hablemos mucho.


 – Al menos puedes hablar.


– Claro no estoy tan mal.


 –Pero, no crees que es algo… 


– ¿Peligroso?


 –mmm no, más bien incómodo.


– ¿Te incomodo? 


–No es por ti sino que no…  


–No estás acostumbrado a las personas.


–SÍ, eso.


Kardia le dedicó una sonrisa socarrona. – ¿Eso le dijiste a Shion?


Albafica abrió los ojos de la impresión. – ¡Qué!


–Vamos Albafica, todos los que estábamos ese día nos dimos cuenta y ese remedio que le dieron sí que funciona ¿no es así?


–Desde luego que sí, Shion mejoró bastante pronto.


 –Crees que pueda comprobarlo yo mismo.


Albafica se sonrojó. –Y por qué querrías provocarte un envenenamiento.


–No lo sé, presiento que valdría la pena, le dijo mirándolo pícaramente. Fue entonces cuando Kardia se le acercó para darle un delicado beso, Fica se puso tenso y no supo si quitarlo a la fuerza o esperar a que él se alejara, sin embargo Kardia siguió moviendo sus labios en los de Albafica quien comenzaba a disfrutar de aquello cuando:


 –Toc toc, se escuchó haciéndolos brincar y separarse, Albafica estando nervioso se levantó para abrir.


–De…Degel… alcanzó a balbucear.


–Qué tal Albafica.


– ¡Degel! Gritó Kardia.


–Siento haber tardado, dijo el acuariano.


– ¿En dónde estabas? Preguntó curioso Albafica.


–Consiguiendo esta botella de vino, contestó. A Fica le extrañó de Degel.


– ¡Genial! Sabía que no me fallarías, le dijo Kardia al recibir la botella y dándole un beso en la boca como gesto de agradecimiento.


 Albafica estaba un tanto desconcertado pero decidió averiguar lo que estos dos planeaban. –Y bien, por qué han venido hasta aquí.


–Espero que lo comprendas, él suele ser muy necio con sus ideas, y pues, el venir aquí es uno de sus caprichos, explicó Degel.


–Vamos, siéntense, hay que beber. Decía Kardia al abrir la botella y servir el vino en unos vasos de cristal.


Ambos tomaron asiento en la cama, quedando Degel en medio de ambos, Kardia les dio su vaso y les pidió hacer un brindis.


– ¡Por!... por qué sería bueno brindar, dijo Kardia.


–No lo sé, tú qué opinas Albafica.


 – ¿Eh? Yo… lo que ustedes digan, dijo tímido.


–Ja ja, entonces brindemos por nosotros, dijo Degel. –Por nuestra amistad y porque esta noche sea larga.


– ¡Salud! Dijeron los tres al chocar sus vasos para después darles un gran sorbo. Albafica casi nunca bebía vino por lo que tosió un poquito.


–Ah que delicia, comentó Kardia.


–Por supuesto, yo mismo lo elegí, dijo Degel. –Y que tal para ti Albafica, está bueno.


–Sí desde luego.


 –Pero no más que tú, le dijo Kardia a Degel.


El acuariano sonrió y se dispuso a ignorarlo para continuar bebiendo.


Siguieron bebiendo hasta terminarse la botella, también charlaban durante ratos, Kardia se la pasó haciendo preguntas incómodas a Albafica tratando de descubrir si era tan inocente como se veía, Degel le decía que no lo molestara tanto y trataba de reconfortar al pisciano, luego Kardia le brindaba unas caricias muy insinuantes a Degel cosa que Albafica no pasó por alto, sin embargo esto le dejó claro que entre ellos dos había algo más por lo que Fica se sintió un poco culpable respecto a lo que había pasado entre Kardia y él antes de que Degel llegara.


–mmm, este…, Degel, yo… hace un rato Kardia y yo. Albafica quiso sincerarse con el guerrero de acuario.


–No te preocupes, si algo he aprendido de este inepto es a no siempre ser… cómo decirlo, muy… correcto. Es bueno seguir nuestros instintos de vez en cuando no lo crees. Explicó acuario.


 – ¿Entonces no te importa?


Degel dejó su vaso en la mesita de noche que estaba al lado de la cama, se acercó lentamente a Fica y tomándolo del mentón comenzó a besarle. El beso se fue haciendo más profundo cuando fueron interrumpidos por escorpio.


–Debo estar en el paraíso, dijo Kardia. –Ustedes dos besándose… ah es tan excitante. Kardia se juntó más a Degel para incorporarse al beso. Kardia y Degel usaban sus lenguas, luego Kardia se dirigió a Fica y también le introdujo la lengua. Albafica sentía la excitante calidez de aquellas acciones pues creía que era muy fácil dejarse llevar por ellas. Degel comenzó a acariciarles las entrepiernas. Fica soltó un gemido y el escorpión se abrió el pantalón mientras se ponía de pie y al estar frente a los dos sacó su miembro bien erguido para que estos empezaran a degustarlo. Kardia solo entrecerraba los ojos y hacía su cabeza hacia atrás teniendo cada mano sobre las cabezas de sus compañeros enredando sus dedos en el cabello de ambos de manera dulce pues estos estaban concentrados en su miembro, pasaban sus lenguas a lo largo del pene saboreándolo una y otra vez. Kardia disfrutaba al cien de aquello pues no le había pasado algo tan bueno en meses. Pronto comenzaría a omitir sonidos que anunciaban la llegada del clímax.


 – ¡Ahhrrrggg!  Gruñó al momento de vaciar su semen en las lenguas de sus amantes acariciando al mismo tiempo sus cabellos y dedicándoles una sonrisa. Luego de esto Degel se puso detrás de Albafica para abrazarlo y besar su cuello, Kardia se sentó frente a piscis y acercándose de manera sigilosa para bajar su pantalón de dormir, cuando tuvo el miembro del pisciano comenzó a masajearlo y luego dio algunas probadas, Albafica estaba ruborizado, pues su conciencia aún le pedía que fuera más responsable pero en eso, la mano de Degel tomo la de él y la dirigió a su miembro el cual ya estaba al descubierto indicándole lo que tenía que hacer. Así, el pisciano se dispuso a masajear al acuariano quien no dejaba de besarle. Evidentemente era una experiencia inusual para piscis pero de igual manera era tan exuberante y por ende placentera; esta situación lo consumía por completo pues ya no pensaba en si estaba bien o estaba mal, solo quería seguir disfrutando de aquel momento, ya después vería si lo olvidaba o lo guardaba en lo más profundo de su mente.


Así se quedaron por un momento,  Albafica comenzaba a soltar gemidos no tan estridentes pero si implorantes de más de eso que le hacía sentir tan bien; Degel también gemía ya que la suave mano de piscis frotaba con fuerza su entrepierna, los dos estaban delirando sabiendo que pronto terminarían, Kardia aún tenía acorralado a piscis en su boca y lo degustaba con mucho placer, todos se encontraban al borde del éxtasis, y sí, Degel fue el primero que derramó su cálido semen  en la palma de Albafica, justo después el mismo piscis soltaría un gran gemido corriéndose en la boca del escorpión.  – ¡Aaahhh! Gimió Fica.


Trataron de tranquilizarse, respiraban agitados pero con una sonrisa de satisfacción, Kardia también respiraba hondo mientras dejaba escurrir el semen de Albafica pero en unos instantes después el escorpión cerró sus ojos y se derrumbó sobre las piernas de piscis pues al parecer había quedado inconsciente.


 – ¡Kardia! Le llamó Albafica quien se había incorporado inmediatamente al verle desmayar.


Degel se acercó rápido, lo puso boca arriba y lo observó tratando de encontrar alguna respuesta o algún signo evidente de su estado.


–Fue por mi culpa… se lamentaba Fica. –Nunca debí dejarme convencer con sus juegos, maldición.


–No hables así, somos conscientes de nuestra responsabilidad, fue por nuestra propia voluntad, así que no es culpa de nadie.


– ¿A no? Y qué pasara después, qué explicación daremos ¿eh?


 –Cálmate ya Albafica, solo fue un descuido, el muy tonto no se bebió el frasquito con el tónico. Además, continuó mirándolo a los ojos. –Qué podríamos decir si no más que la verdad, nadie tiene el derecho a juzgarte. Luego de esto Degel quien ya hurgaba en los bolcillos de Kardia encontró el frasquito, enseguida puso sus dedos en las mejillas para apretarle y así sus labios se abrieran, de esta manera le echó el tónico hasta hacerlo beber. 


–Estará bien, ya verás, mencionó Degel.


 Albafica aún tenía una mirada de reproche, pero luego de aquel comentario de ánimo le vino a la mente una pregunta.


 – Por qué decidieron venir aquí, conmigo… 


–hm, pues verás, Kardia suele darle un valor muy especial a la sexualidad y él dice que no toleraría tu situación, simplemente para él es algo de lo que nadie puede privarse, así es él, espero lo comprendas y nos perdones si es que te hemos ofendido.


–Pero aun así, ustedes no sufren esta limitante, por qué se preocupan por mí.


–Por qué te queremos, eres nuestro amigo y compañero de armas y aunque no lo consideres así, eres parte de nuestra vida, además pronto llegará el momento de dar nuestras vidas por nuestra diosa Atena y por la humanidad, por eso queremos estar satisfechos tanto con nuestra labor como de nuestra propia vida, ¿lo entiendes?


Albafica se conmocionó un poco, volvió la mirada al suelo y luego de reflexionar decidió que debería mostrarse agradecido por la intención detrás de la acción (¡y qué acción!) sonrió levemente y volvió a decir a Degel. –Gracias, lamento no haberme dado cuenta de sus intenciones más allá de los hechos.


–No te preocupes, el chiste era que te sintieras bien, y así fue ¿o no?


Fica se sonrojó un poco y sonrió levemente cuando de repente Kardia tosió recuperando lentamente la conciencia.


–Ves, te dije que valdría la pena, le dijo con algo de dificultad a Fica. Degel rio.


–Idiota incluso inconsciente no puedes cerrar la boca.


 –Pues claro lo único que recuerdo es haber tenido en la boca su…


Degel le tapó los labios con su mano y dijo.


–Kardia y yo te apreciamos mucho, es por eso que queríamos acompañarte, por favor no olvides que cuentas con nosotros siempre.


Fica seguía conmocionado. –Si claro, gra… gracias, en verdad se los agradezco.


Después de que los tres guerreros se entendieran, Degel creyó que ya era hora de regresar a su templo llevando también a Kardia para quien era conveniente quedarse en el templo de acuario por su estado y para no incomodar a Albafica, el acuariano alzó a Kardia que aún no podía estarse de pie y se dirigieron hacia Acuario cerca de las 4:00 am. 


– Bueno mañana será un nuevo día, esperamos verte bien, y no te preocupes por Kardia esto no es nada para él, sonrió.


–Por supuesto, que descansen bien.


–Igualmente gracias, hasta mañana. Se despidió.


Albafica regresó a su cama, aún tenía lo sucedido en la cabeza pero recordó las palabras de Degel logrando evadir sus remordimientos y preocupaciones para quedarse con la satisfacción de aquella noche y sobre todo, la satisfacción de esa amistad.

Notas finales:

Espero que les haya gustado. 

No quise ir más alla con estos tres ya que lo consideré demasiado jejeje, en realidad lo deje más suave ya que se supone que son "amigos" y la verdadera pareja son Degel y Kardia, de hecho, el trío resultó por negligencia a dejar a Kardia solito con el pez, porque ahí si se lo tronaban completito.

Bueno Gracias por tomarse el tiempo de leerlo.


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