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El Probador por Fullbuster

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Sasuke Uchiha


Notaba extraño a Naruto y sé que le ocurría algo, algo grave pero no quise molestarle, suponía que me lo contaría cuando estuviera preparado. Sé que estaba preocupado por mí, la verdad es que yo también lo estaba porque eso de haber caído de nuevo en la red de mi hermano. Estaba mal haber vuelto con él pero no podía mandar sobre mis sentimientos, pese a ello, no podía dejar tirado a mi equipo doliera lo que doliera las mentiras que le estaba soltando a mi hermano, no iba a abandonar esta misión.


Naruto me miró extrañado y me indicó que fuéramos a tomar una cerveza, así que bajamos al bar del hotel y pedimos algo para beber. Cogí la cerveza y nos sentamos en unos sofás apartados de la gente mientras mirábamos por la gran cristalera a la gente pasar.


- Así que… Te has acostado con él – me preguntó dándole un sorbo a la cerveza.


- Sí – le dije – es tan confuso estar cerca de él, siento que le amo y a la vez… siento que le estoy haciendo daño, que no podemos estar juntos y menos cuando se entere de mi traición. Le estoy espiando, le estoy mintiendo y le estoy arruinando su relación con Konan. Me siento tan asqueado de mí mismo en este momento.


- Los sentimientos a veces nos traicionan.


- ¿Te ha ocurrido alguna vez?


- ¿El qué?


- Tener un amor imposible.


- Sí – me dijo bebiendo de la cerveza – tengo un amor imposible – sonrió con tristeza.


- ¿Enserio? Nunca me lo habías contado.


- Porque no tiene importancia y porque no lo aprobarías – me comentó.


- Tú me apoyaste cuando más lo necesité, ni siquiera me juzgaste cuando te enteraste que me acostaba con mi hermano y ahora… ¿Crees que yo te juzgaría?


- No me juzgarías, me apoyarías – me sonrió – ese es el problema Sasuke, no quiero que pierdas tu trabajo por mi culpa.


- Dios… es del trabajo – le dije y él se sorprendió.


- Si te lo contase y no pasases la información a los superiores para que me cambiasen de equipo, si se enterasen tú puesto peligraría igual que el mío, no puedo permitir eso Sasuke. Es mejor que no sepas nada. Olvida que alguna vez hemos mantenido esta conversación.


- Puedo hacer que no sabía nada, pero hazme un favor y cuéntamelo, desahógate conmigo. Si alguna vez alguien me pregunta les diré que no sabía nada.


- Vale – me dijo Naruto – es Gaara. Llevamos… no sé, unos meses viéndonos a escondidas, ni siquiera recuerdo cómo pasó, en alguna misión supongo. Nos queremos pero… ya sabes cómo son las normas aquí.


- Estrictas.


- Sí. Yo sé que no pondría en peligro a los inocentes por Gaara, haría mi trabajo y los salvaría, pese a que me costase su vida y sé que él haría lo mismo pero… los superiores no lo saben y no se arriesgarían a que decidiéramos mal, así que nos separarían. Para colmo tengo a Neji intentando flirtear conmigo en cuanto me descuido un poco.


- Bueno… no sabrá lo que tienes con Gaara y supongo que al no ser de nuestro equipo puede salir contigo, así que aprovecha su oportunidad.


- Lo sé, pero yo sólo puedo pensar en Gaara.


Sonreí sin poder evitarlo justo cuando iba a beber de mi cerveza y tuve que apartar la botella por la risa que me dio, era incapaz de beber.


- ¿Por qué te ríes ahora? – preguntó Naruto.


- Es que… es Gaara – le dije riéndome – es el tío más serio que conozco y tú… tu eres un juerguista – le comenté – no pegáis ni con cola pero ahí estáis… enamorados.


- Tampoco pegabas tú con tu hermano – me dijo – pero miraos a los dos… como colegiales jugando a esconderse para que no los pillen.


- Si – le dije – vaya dos estamos hechos, no hay quien nos entienda. Supongo que somos todo un caso, tenemos amores imposibles.


- Pues sí – me dijo brindando su botella con la mía y tomando un sorbo.


Terminamos de tomarnos la cerveza y nos fuimos cada uno a su casa. Supongo que Naruto habría quedado con Gaara aunque en lo que a mí me concernía… yo no sabía nada, no pensaba delatarle aunque aquello hiciera tambalear mi trabajo. No podía hacerle eso a mi mejor amigo después de cómo se había comportado conmigo. Quizá mucha gente no lo pudiera entender, pero la amistad para mí estaba por encima de todo, no iba a abandonarle cuando me necesitaba igual que él no me abandonó en el peor momento de mi vida.


Cuando llegué a casa Itachi estaba preparando la cena y Konan le ayudaba. Me dolió verles tan juntos, tan acaramelados pero no podía hacer nada para ello, tampoco quería hacer nada, eran una buena pareja y yo me estaba metiendo en medio. Necesitaba un argumento o una excusa para tirarlos de casa, necesitaba ver qué había en ese despacho.


Llamé a Gaara desde mi cuarto para preguntarle si podía hacer algo para que Konan tuviera que salir de casa, ir a ver a su familia o pasarse por el bar. Dijo que trataría de lograrlo aunque me indicó que avisase a Suigetsu, él era experto en esas cosas. Le llamé y con toda su cara me indicó que iba a crear una piscina en su local, yo me imaginé que rompería alguna tubería o algo y cómo su tapadera era la de ser fontanero… seguro que los mantendría ocupados y la familia de Konan la llamarían para que fuera a ayudarles a sacar agua y a limpiar el local, era un buen plan el de Suigetsu.


Cenamos en silencio, era muy incómodo y es que había momentos en que dudaba si Konan había visto algo aquella noche que estuve con mi hermano, si podía sospechar, esperaba que no. Itachi estaba tenso y yo más, teníamos una tensión no resuelta entre nosotros. Sabíamos que estaba mal lo que habíamos hecho y tratábamos de evitarnos todo lo posible.


- ¿Me pasas el pan? – preguntó Itachi y cuando fue Konan a pasárselo yo me adelanté dándome cuenta de cómo me miró mi hermano sin atreverse a coger la bandeja del pan.


- Gracias – dijo mi hermano carraspeando y rozando mi mano sin querer al coger el pan.


Miré hacia Konan que nos observaba con detenimiento pero enseguida agaché la cabeza y seguí comiendo en completo silencio.


- Bueno y… ¿Cómo ha ido el día? – preguntó Konan tratando de amenizar la velada.


Fui a responder cuando mi hermano también lo hizo y nos quedamos los dos callados como dando permiso al otro a responder, pero cuando empezábamos a hablar el otro iniciaba también. Me sonrojé y me callé volviendo a mi plato mientras Konan nos miraba extrañada. El teléfono sonó y fue Konan quien atendió.


Itachi y yo nos miramos extrañados manteniendo el tenso silencio de la mesa y volviendo a nuestros platos sin querer mirarnos mutuamente. Era algo incómodo sabiendo lo que ocurría entre nosotros seguir así, yo no podía aguantar esta situación, era demasiado evidente que nos ocurría algo, que nos evitábamos. Escuchamos a Konan decir que iba ahora mismo hacia allí y yo supe que sería por el plan de Suigetsu, pero no dije nada, me hice el sorprendido cuando me lo contó.


Konan se marchó y yo aproveché en levantarme para ir a fregar los platos cuando Itachi suspiró resignado por nuestro comportamiento.


- Sasuke… no podemos seguir así.


- Lo sé – le dije – me iré de la casa, no es justo para ti que me meta en medio de tu relación. Además pronto terminará todo esto del testamento de nuestro padre y volveré a marcharme.


- No quiero que te vayas, Sasuke.


- Es lo mejor, aquí tienes una buena vida Itachi. Tienes una buena casa, una mujer estupenda que te adora, un buen trabajo, yo sólo he venido a molestarte y no es justo. Dejaré que continúes con tu vida pero por favor… ¿Me haces un último favor? Desearía ver una película esta noche contigo, aquella que me gustaba tanto de pequeños.


Sé que era un deseo estúpido pero lo que buscaba era que mi hermano se largase de la casa un rato. Hasta el videoclub tardaría al menos veinte minutos entre ir y volver, tiempo suficiente que tendría para hacer lo que Neji me había pedido, revisar todo el despacho de arriba hasta abajo, desmantelarlo si era necesario pero encontrar pruebas. Hoy iba a saber si mi hermano estaba implicado o no en todo este asunto de las armas.


- Vale, iré al videoclub a por ella. No tardaré – me dijo recogiendo la mesa y buscando su chaqueta para salir.


En cuanto cerró la puerta principal tras él me lancé como un loco por el pasillo hacia el despacho buscando pruebas. Revisé todos los cajones y traté de dejarlos igual de ordenados que estaban, no quería dejar pruebas de mi presencia allí. Revisé bajo la mesa por si había algo pegado, detrás de los cuadros, todos y cada uno de los libros. Aquí no había armas, ni documentos que les implicasen, era raro ¿Podría ser que ni Itachi ni Konan tuvieran que ver en las armas? ¿Era posible que fuera solamente la familia de Konan y que ella tampoco lo supiera? Era una posibilidad que no había pensado antes, había dado por supuesto que Konan debía estar involucrada y que posiblemente mi hermano, pero empezaba a dudarlo.


Escuché la puerta de la casa cuando llegaba mi hermano y salí del despacho con rapidez cerrando la puerta con mucho cuidado para que no la escuchase. Le oí llamarme y salí hacia el salón comentándole que había ido al baño.


Cuando le miré a los ojos y nos sentamos en el sofá a mirar la película, supe que todo esto acabaría pronto. Él no me había traicionado, no estaba envuelto en este asunto de las armas, no me había mentido pero yo si lo había hecho. Le había espiado, le había traicionado, había estado en su casa con la única intención de condenarle por un delito que no había cometido, me sentía horrible pero al saber que él no tenía nada que ver me tranquilizaba, estaba a salvo. Yo me marcharía pronto y eso también me dolía, no volvería a ver a mi hermano, dejaría que siguiera con su vida. Para mí ya no había salvación alguna ni alegría en el mundo, Itachi lo era todo para mí, él era mi felicidad pero no podíamos estar juntos, esto acabaría aquí.


Cuando acabó la película Itachi se había quedado dormido y yo tuve una cosa muy clara, no merecía estar a su lado, no merecía quererle ni merecía su afecto, yo sólo era un traidor que le haría daño tarde o temprano, ni siquiera quería llevar este tatuaje en mi espalda, quería quitármelo como si eso pudiera demostrarle a Itachi que debíamos seguir adelante, como si necesitase demostrarme a mí mismo que yo no era digno de ser parte de la vida de mi hermano, de ser suyo.


Me levanté con mucho cuidado de no despertarle y me fui al baño cogiendo un estropajo, el más duro que encontré y me metí en el baño. Me miré unos segundos al espejo, ya ni siquiera podía reconocerme, había mentido a la persona a la que más amaba, le había engañado y traicionado. Eso no me lo perdonaría jamás y era mejor desaparecer, quedarme en sus recuerdos, hacer que se olvidase de mí.


Con fuerza raspé mi tatuaje con el estropajo y aguanté el grito de dolor cuando sentí como rascaba mi piel y cuando cogí aire de nuevo, volví a raspar tratando inútilmente de quitarme esta cosa, de rayarla al menos hasta que quedase irreconocible, yo no merecía ser de Itachi. Aguanté el siguiente grito y el siguiente hasta que sentí la mano de alguien cogiendo mi mano y bloqueándome. Al girarme vi a mi hermano preocupado.


- ¿Qué estás haciendo? – me preguntó alarmado.


- Quitarme esta cosa – le dije.


- Lo estás dejando en carne viva – me dijo y vi sus dedos teñidos con mi sangre – no vas a quitártelo así, la tinta es muy profunda idiota – me regañó – sólo te estás haciendo daño inultimente.


- Ya no merezco llevarlo, no merezco ser parte de tu vida.


- ¿De qué hablas? Tú eres lo más importante en mi vida, Sasuke. Te amo – me dijo justo antes de besarme acariciando mi brazo hasta llegar a mi mano obligándome a soltar el estropajo.


Sus labios los recordaría siempre, tan suaves, tan sensuales, tan cálidos y protectores. Amaba a mi hermano aunque yo ya no me sentía digno de él.


 


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