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El Probador por Fullbuster

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Sasuke Uchiha POV

 

 

 

¿Cómo podía mi hermano besarme después de todo? Seguramente era porque no conocía las mentiras que estaba diciendo, se creía que era un chico indefenso que lo había perdido todo pero no… perdí una familia pero gané otra en el ejército, gané confianza en mi mismo y puede que no hubiera estudiado Derecho como tenía planeado pero tenía mi trabajo y me gustaba lo que hacía. No me gustaba tener que mentir a mi hermano pero era parte de mi trabajo, salvaba vidas, luchaba por mi país, ayudaba a los míos, a mi familia…

 

El estropajo que llevaba en la mano cayó al suelo y sentí como cogía mi cabeza Itachi y la llevaba hasta su pecho tratando de calmarme. Lloraba y no sé si era por el dolor o por los sentimientos que tenía hacia mi hermano. Le amaba y le odiaba, quería estar con él y a la vez deseaba alejarme, sentía que era digno de él ahora que tenía un trabajo y era alguien pero a la vez sentía que no le merecía después de lo que le estaba haciendo, eran sentimientos encontrados que no conseguía calmar por más que pensase en ellos.

 

- ¿Por qué Sasuke? – me preguntó - ¿Por qué haces esto?

 

- No lo entenderías – le dije.

 

- Déjame verlo, voy a curártelo.

 

Sacó de uno de los cajones del baño un pequeño botiquín y me hizo acompañarle hasta mi habitación. Me tumbé en la cama sin la camiseta y él se sentó a mi lado dejando todo lo necesario para curarme fuera de la caja. Cuando rozó con la gasa las heridas mordí la almohada para evitar gritar por el dolor, escocía pero todo esto era mi culpa.

 

- No vuelvas a hacerlo – me dijo – que desastre te has montado, por lo menos no parece grave, curará rápido. ¿Vas a explicarme el motivo?

 

- No tiene importancia – le comenté.

 

- Sasuke… ¿Es por mi culpa? ¿Es por lo que pasó entre nosotros que ya no quieres llevar este tatuaje?

 

- No – le dije muy claro – es por mí, algo ha cambiado Itachi.

 

- ¿Qué ha cambiado?

 

- No puedo decírtelo.

 

- ¿Por qué desde que has vuelto me resultas tan enigmático? ¿Qué me ocultas?

 

- Déjalo Itachi – le dije – son cosas mías y ya está.

 

- Eres mi hermano y me preocupo por ti.

 

- Ya ese es uno de los grandes problemas, que siempre seré tu hermano y nada más – le dije cuando resbalaba una lágrima por mis ojos – sabes de sobra lo que siempre he sentido por ti, sé que está mal y que no debería sentir esto pero no puedo evitarlo. También sé lo buena persona que es tu novia y no quiero hacerle esto, así que me marcharé, voy a irme a otra casa mientras se acaba todo lo de la herencia.

 

- ¿Dónde irás Sasuke? – preguntó sorprendido – a mí no me molestas.

 

- Pero soy un estorbo para tu novia, puede que no sepa los sentimientos que fluyen entre nosotros pero yo si los sé y no puedo hacerle algo así, me siento culpable de estar en medio, es mejor que me marche.

 

- ¿Por eso tratabas de quitarte el tatuaje? ¿Piensas que jamás podremos estar juntos?

 

- No lo pienso… lo sé. Nuestra historia o lo que hubo… termina aquí Itachi – le dije entristecido – ya le he dicho a Naruto que me iré a su casa un tiempo, luego me volveré a Washington de donde nunca debí salir.

 

Mi hermano se quedó mudo, creo que no imaginaba que le diría algo así de directo y cuando terminó de curarme sus únicas palabras fueron que estaba en mi derecho a decidir por mí mismo, pero que a él le gustaría que me quedase allí. Yo no aguantaba más, no podía seguir así, tenía razón Naruto… era mejor salir de esta casa antes de que pasase algo. Me quedé allí solo en la habitación tumbado y es que tampoco podía moverme mucho sin sentir dolor, ni siquiera quería apoyar la espalda en el colchón para no hacerme más daño.

 

Me extrañó cuando tocaron a la puerta de mi habitación y supuse que a mi hermano se le había olvidado algo, así que le indiqué que pasase. Era Konan para mi sorpresa y se acercó hasta la cama pidiendo permiso para sentarse a mi lado, así que le di permiso y traté de incorporarme, pero ella con su tono de voz suave me indicó que no lo hiciera, que me quedase quieto allí tumbado.

 

Había traído unas hojas de algo, me comentó que era Aloe Vera y es que ella tenía algunas macetas y las cultivaba. Cuando lo colocó en las heridas al menos estaba fresquito y me calmó un poco el dolor.

 

- ¿Mejor? – me preguntó sonriendo.

 

- Sí, gracias pero… ¿Cómo sabías…?

 

- ¿Los arañazos estos? Os escuché hablar a tu hermano y a ti.

 

Aquello me hizo sentir miedo por primera vez en mucho tiempo, me habían descubierto, Konan sabía lo que sentía por mi hermano y eso no podía ser bueno.

 

- En realidad no he descubierto el mundo – me dijo sonriendo con cierta tristeza – ya lo sospechaba, desde que llegaste tu hermano estaba más fogoso, creo que pensaba en ti y no en mí, nunca había sido así, se preocupaba mucho por ti y el día que estabais en la cocina… fue extraño, empecé a pensar que entre vosotros podía haber algo más que una relación de hermanos, supongo que siempre lo supe aunque no quise reconocerlo.

 

- ¿No estás enfadada? – le pregunté sin entender nada.

 

- Triste más que enfadada – me dijo – creo que siempre lo supe. Cuando tu hermano decidió venir a vivir aquí conmigo y salir de aquella casa infernal en la que estaba… siempre pensó en ti, sólo hablaba de que había que encontrarte, era raro. La preocupación que sentía por un hermano la entendía, pero él la llevaba mucho más allá, supongo que empecé a intuir que entre vosotros había ocurrido algo más, nunca me comentó el suceso, pero en parte me lo imaginaba y más porque tu padre vino un par de veces por la casa a discutir con tu hermano de aquello. Intentaba conseguir que volviera a casa pero tu hermano se negó y se quedó aquí. Poco después empezamos a salir cuando nadie podía encontrar noticias sobre tu paradero.

 

- ¿Me buscó? – le pregunté.

 

- No dejó de hacerlo pero se desanimaba cada vez que traían malas noticias.

 

- ¿Por qué me cuentas todo esto? – le pregunté.

 

- Porque sé que no has venido aquí por la herencia, eso te da igual. ¿Volviste por tu hermano o por algo más?

 

Aquello me dejó intrigado ¿Cómo era posible que me hablase con tanta tranquilidad aún sabiendo que no estaba aquí por la excusa que había puesto? Siempre esperé que estuviera compinchada con aquella gente que robaba las armas pero algo me decía que me estaba equivocando, que ella no tenía nada que ver en todo eso.

 

- Hace un año más o menos quise ayudar a tu hermano y contraté a un investigador privado, este es el informe con todo lo que encontró – me dijo dejándome una carpeta sobre la cama y lo miré – militar desde los dieciocho años, nunca dejaste el cuerpo, Naruto también estaba allí así que no os encontrasteis por casualidad en el aeropuerto como comentaste. ¿Por qué le estás ocultando la información a tu hermano? Le dijiste que lo habías dejado.

 

- Es complicado – le dije.

 

- Estás en una misión y no puedes hablar de ello, eso lo entiendo pero… no voy a consentir que le hagas daño a tu hermano, es una persona que me importa mucho.

 

- No es una misión contra él. Le he investigado y está limpio, igual que tú.

 

- ¿Entonces que es?

 

No respondí y es que no sabía con qué palabras debatirle aquello. Todo estaba en mi ficha, estaba ahí, hacía un año no tenía esta misión, no habían cambiado los datos para hacerme pasar por lo que ahora fingía ser. Debía reconocer que Konan me había pillado.

 

- ¿Por qué no se lo dijiste a mi hermano si tenías todo esto?

 

- Quise esperar a tener más información para darle todo, para que pudiera ir, además… iba a ser su regalo de cumpleaños, le iba a pagar el viaje para que fuera a verte este año, pero te adelantaste a su fecha y llegaste antes de su cumpleaños.

 

- ¿Vas a delatarme? – le pregunté.

 

- No quiero intervenir ni estorbar en tu misión, pero quiero saber qué está ocurriendo y por qué nos investigas, nosotros no hemos hecho nada. No tenía intención de delatarte pero lo haré si es necesario.

 

- Hay armas militares en la calle, armas químicas, puede morir mucha gente si las ponen en funcionamiento. Creíamos que tenías conexión con ellas.

 

- ¿Yo? ni siquiera entiendo de armas – me dijo – y tú hermano es profesor en el instituto, nunca ha disparado ni una pistola.

 

- Lo sé – le dije – os investigué a fondo pero… hay alguien por ahí dispuesto a utilizarlas por algún motivo.

 

- ¿Cómo para una candidatura a la alcaldía del gobierno?

 

- ¿Hay elecciones?

 

- Sí, son mañana.

 

- ¿Qué es lo que sabes?

 

- No es mucho pero… creo que pueden ser mi hermano y su banda. Estuvo hablando hace un tiempo en el bar que iba a ganar las elecciones, estaba muy seguro pero yo trabajé para las encuestas y no iba ganando. Tenía un par de amigos militares, pudieron sacar armas como las que buscas.

 

- Tengo que informar de esto – le dije y luego pensé en cómo se sentiría ya que era su familia – lo siento Konan, no quería ser brusco, es tu hermano al fin y al cabo.

 

- Lo es, le quiero mucho pero… si está haciendo algo mal debe pagar por ello, no puedo permitir que haga daño a inocentes por una candidatura.

 

No hablamos mucho más, Konan me exigió prácticamente que descansase y que ya mañana por la mañana fuéramos a ver a su hermano y tratar de detener la operación. Las votaciones no eran hasta pasado el medio día. Aquella mañana cuando me levanté, me extrañó no ver a Konan, su coche tampoco estaba y tuve una cosa muy clara… se había marchado a tratar de convencer a su hermano, pero si su hermano descubría que su hermana estaba enterada de todo… se la llevaría para evitar que le pasara algo cuando soltasen esa maldita arma. Llamé a mi equipo al momento.

 

- ¿Naruto? – pregunté al escucharle con voz somnolienta.

 

- Sí, dime.

 

- Tenemos un problema. Konan ha desaparecido, creo que van a lanzar ese arma hoy.

 

- Entonces hay que moverse – me dijo – pondré a todos a funcionar aunque si es un arma química… poco podremos hacer.

 

- Avisa a Suigetsu, es experto en esas cosas.

 

- No sabemos lo que es hasta que no lo lancen y para entonces puede haber muchas víctimas.

 

Mi hermano apareció tras de mí en aquel momento y me callé, no quería que se enterase a lo bestia que le había mentido.

 

- Naruto hablamos luego – le dije.

 

- ¿Tú hermano? Vale, yo aviso al resto, ocúpate que no te descubran.

 

- Sí – le dije colgando - ¿Quieres desayunar algo? – le pregunté.

 

- No, no tengo mucho tiempo, debo ir al instituto, hoy me toca quedarme con los castigados.

 

- De acuerdo – le dije – Itachi… ten cuidado ¿Vale?

 

- Claro ¿A qué viene eso?

 

- Por nada, sólo ten cuidado.

 

 


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