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El Probador por Fullbuster

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Sasuke Uchiha

 

 

 

Había pasado un año desde que estaba aquí haciendo la instrucción militar, se me daba bien o eso decía mi tío Madara. Era de noche y miré por la ventana las nubes tapar las estrellas y la luz de esa luna llena que hoy no parecía querer asomarse, como dijo mi tío cuando llegué la primera vez… aquí llovía casi de continuo. Pocas veces vi el sol estando en este condado, aún así, me daba la sensación de que me había acostumbrado a este clima, la lluvia cada vez me gustaba más y ver el cielo lleno de nubes me daba una sensación de paz.

 

Me giré en la cama hacia la ventana y pensé en el día que llegué. No conocía a mi tío, al parecer  no se llevaba bien con mi padre y poco tiempo después descubrí que él trató por teléfono de convencerle para que desistiera de esa loca idea de mandarme en avión a esas horas, pero aquí estaba, al menos alguien de la familia me quería y ahora consideraba a mi tío como ese padre cariñoso que no tuve. Para mí… Fugaku Uchiha era la sombra de alguien al que no conocía, un mero desconocido que no me importaba nada, ya no era nada mío y no consideraba que él me rechazase como hijo, yo lo rechazaba como padre, porque Madara siempre sería mucho mejor padre de lo que él fue.

 

La primera vez que mi padre mencionó que me traería al ejército me asusté, ahora que lo había vivido, me gustaba. Era duro, nos levantábamos cuando no había cantado ni el primer gallo de la mañana, tenía las manos llenas de callos, había sudado sangre y al final, estaba aquí ascendiendo, quería llegar por lo menos a sargento y seguiría tratando de alcanzar mi objetivo. Sargento tampoco era un rango muy elevado, mi tío era Teniente-coronel, un rango mucho más respetado que el mío y quizá mi sueño era poder llegar a ser algún día como mi tío.

 

Sé que sus tropas lo respetaba, todo su escuadrón estaba encantado con él, era duro estar bajo sus filas, pero yo ansiaba estar en ellas. A veces pensaba en mi hermano, bueno… casi siempre pensaba en él. Tenía un gran dolor en el pecho cuando lo hacía y es que por un lado, las lágrimas saltaban de mis ojos por no tenerle cerca, por no poder verle, sabía que le amaba pero por otro lado… empezaba a odiarle, no me había buscado, no me había llamado, no había hecho nada por saber de mí, había pasado un maldito año y no sabía nada de él.

 

Miré el teléfono móvil en mis manos, le había escrito cientos de mensajes pero nunca contestaba, le había llamado pero nadie contestaba. A veces pensaba que mi padre pudo haberle arrebatado ese móvil y que le ocultaba mi paradero. Creo que este era nuestro final, nuestro adiós, porque no volveríamos a estar juntos. Mi padre ganaba. Me dormí con aquella idea en la cabeza.

 

A las cinco de la mañana estaba ya despierto, incluso a veces me despertaba unos segundos antes de que pasase la trompeta para despertarnos, me había acostumbrado a este horario. Desayuné con mi tío y como siempre, él me sonreía, leía su periódico y nos marchábamos juntos hacia la base. Antes de entrar yo a mi instrucción, él siempre me decía lo orgulloso que estaba de mí y lo que había madurado desde que llegué, ya no era un chiquillo, el ejército y la disciplina me convertía en un hombre. Yo sonreía siempre con sus palabras, porque me sentía apoyado, creo que tenía razón en algo y es que ahora todos mis compañeros, eran mi familia, la única con la que podía contar.

 

Tardé dos años más en llegar a Sargento y decidí hacer la mayor locura de mi vida, me metí en las fuerzas de asalto. Los entrenamientos con esta unidad eran mucho peores de lo que habían sido los anteriores, las clases teóricas nos preparaban para cualquier cosa, nos obligaban a saber prácticamente de todo, química, geografía, electrónica, cualquier cosa que nos ayudase en las misiones. Naruto me siguió en esta unidad, él quería estar conmigo, ser mi hermano siempre.

 

Naruto para mí se había convertido en algo más que mi mejor amigo, era mi hermano, ese con el que siempre podía contar. Al principio me preguntaba por Itachi y mis sentimientos, llegó un momento en que dejó de hacerlo para que pudiera olvidarle y lo agradecía.

 

Seis largos años estuve en esta base, seis largos años que para mí fueron los más cortos de mi vida. Por fin llegué a teniente, Naruto se quedó en Sargento y me pusieron al mando de un escuadrón, Gaara, Temari, Naruto, Suigetsu, Shikamaru y yo. Todos ellos sargento excepto yo.

 

Jamás olvidaría el día en que me destinaron de nuevo a Baltimore, acababan de darme la noticia que debería haber sido la más trágica de mi vida, pero no lo fue, entré en aquel despacho y me cuadré frente a mi superior saludando. Él me dijo que podía descansar y bajé la mano atendiéndole.

 

- Teniente Sasuke Uchiha, lamento comunicarle que su padre acaba de fallecer – me dijo el coronel – mi más sentido pésame.

 

- Gracias señor – le dije serio y es que no me importaba lo que hubiera pasado, me daba igual y puede que pareciera insensible, pero aquí en el ejército había perdido a hombres en el frente, había perdido a amigos y lloré por ellos, fui a sus funerales, pero no lloraría por alguien por quien jamás me quiso ni estuvo a mi lado.

 

- ¿Quiere tomarse unos días de permiso para ir al funeral? – me preguntó

 

- No señor, quiero continuar con el trabajo.

 

- De acuerdo. De todas formas tengo una misión para tu equipo, es en Baltimore, en tu tierra natal.

 

Me quedé estático no porque me hubiera sorprendido, sino porque quería que siguiera y me contase qué teníamos que hacer, yo por mi país hacía lo que fuera, incluso volver a casa a enfrentar mis pesadillas y mis temores si era necesario.

 

- Nos han llegado rumores de una banda que está traficando con armas del ejército, esas armas están en la calle y hay que sacarlas. Podrían herir a algún civil y no podemos poner en riesgo a inocentes. Vuestra misión es desarmar esa banda y sacar las armas de circulación.

 

- De acuerdo señor – le comenté cogiendo la carpeta pero el coronel no la soltó.

 

- Teniente… ustedes nunca han estado en esta misión – me dijo – el ejército no ha intervenido.

 

Entendí que debíamos fingir que no era militar, debía infiltrarme y detener todo esto sin poner en peligro el nombre de la institución.

 

- Nunca hemos estado allí, coronel – le dije muy seguro y él abrió la carpeta dejándome ver a mi hermano, aquello me sorprendió pero más cuando sacó la fotografía de una chica.

 

- Se llama Konan, vive con Itachi Uchiha, al parecer son pareja desde hace un par de años.

 

¿Mi hermano tenía pareja? ¿Una chica? ¿Cuándo habían cambiado tanto sus gustos? Me había quedado paralizado pero cuando el coronel me miró recobré mi compostura y seguí escuchándole.

 

- Creemos que ella es la conexión con la banda, síguela y rastrea todos sus movimientos, ella te conducirá hasta la banda. Y Teniente… lamento tener que comunicarle esto pero, no sabemos hasta donde está metido su hermano, tengan cuidado y no confíen en nadie. El teniente coronel estará al tanto de vuestra misión, será a quien deis toda la información que encontréis.

 

- Gracias señor.

 

- Tome Teniente, son vuestras nuevas identidades, ustedes seis nunca han pertenecido al ejército, apréndanse bien vuestros oficios, no queremos que sospechen. Vuestro pasado militar ha sido borrado de la base de datos y vuestras nuevas identidades han sido clasificadas e ingresadas con éxito. Buena suerte Teniente.

 

- Gracias señor, me retiro.

 

Salí del despacho con las carpetas y reuní a mi equipo en la casa de mi tío, al fin y al cabo él sería nuestro superior, él es quien recibiría toda nuestra información. Le di las nuevas identidades a todos ellos y empezamos a planear una estrategia aunque Naruto no dejaba de mirarme. Sé que estaba preocupado y es que se trataba de mi hermano al fin y al cabo.

 

A Gaara lo habían convertido en un rico especulador de banca que se había mudado a Baltimore para crear su propia empresa. Su hermana, Temari, tenía una empresa de diseño de moda y trabajaba en casa. A Shikamaru le tocó ser profesor en un instituto, así tendría más cerca la vigilancia a Itachi, que al parecer se había convertido en psicólogo en ese mismo centro. Suigetsu sería el fontanero, él no estaba muy a gusto con todo esto y no hacía más que quejarse de que todos teníamos trabajos interesantes excepto él. Aún así yo creo que le venía genial el trabajo, porque él era nuestro artillero, siempre jugando y desactivando bombas. En cuanto a Naruto… a él le tocó en su identidad ser el dueño de un bar en la zona conflictiva, justo donde debía estar la banda, abría su bar frente al de la banda.

 

Cuando todo estuvo listo, se marcharon a sus casas a aprenderse todo lo necesario de sus trabajos y su nueva vida, llegaba el momento de fingir ser lo que no éramos. Naruto se quedó un rato conmigo en el porche de la casa sentados en las escaleras con un par de cervezas y viendo como los soldados pasaban corriendo en pelotón mientras el superior gritaba y ellos cantaban ¿Cuánto había pasado desde que yo hacía eso? Demasiado tiempo ya. Tomé un sorbo a la cerveza y Naruto me imitó antes de mirarme con preocupación.

 

- ¿Estás bien? – me preguntó.

 

- Perfectamente – le dije dando otro sorbo.

 

- Vale… ¿Estarás bien?

 

- Naruto… - intenté hablarle pero él me detuvo.

 

- Naruto nada, hablamos de tu hermano Sasuke, vas a espiar a tu hermano y a su novia.

 

- Por el bien de sacar esas armas de la calle ¿Quieres que maten a inocentes con esas armas?

 

- No pero… es tu hermano, vas a mentirle, vas a decirle que eres algo que no eres, le estarás espiando y controlando. ¿Podrás hacerlo sintiendo lo que sentías por él?

 

- Ya no siento nada por él – le dije muy seguro – él me abandonó, han pasado seis años y no hizo nada para encontrarme. Él ya no es mi hermano.

 

- Vale. Si estás tan seguro… ¿Cómo vas a espiarles? Necesitamos a alguien dentro de esa casa y nosotros no tenemos nada para hacerlo.

 

- Entraré yo en esa casa. Le diré que me quedo un tiempo por el funeral de papá y que en cuanto acabemos los trámites me marcharé, serán sólo unos días.

 

- Ten cuidado ahí dentro Sasuke – me dijo – no sabemos si tu hermano está implicado o no y si te pillan espiándoles…

 

- Tendré cuidado – le dije – ahora prepárate, salimos mañana hacia Baltimore.

 

- Vale.

 

En el mismo aeropuerto hicimos como si no nos conociéramos, cogimos el mismo vuelo, pero a excepción de Naruto y yo que medio Baltimore sabía que éramos amigos y habíamos estado en el mismo instituto jugando a baloncesto, al resto de mi equipo le hicimos caso omiso, todos mantendríamos una comunicación segura intentando que no nos vieran mucho tiempo juntos.

 

Sacamos del embarque las maletas y pasamos. Madara nos mandó por avión privado del ejército otras maletas con las armas colándolas y sustituyéndolas por las nuestras en el avión. Cogimos las que nos daba el ejército y salimos de allí. Yo fui el primero en coger el taxi mientras Gaara me miraba y Temari se hacía la despistada jugando con su móvil y hablando sobre moda, ella ya se había metido en el papel. Sonreí y le indiqué al taxi la dirección de la casa de mi padre, seguramente mi hermano estaría allí.

 

Bajé con la maleta al hombro y cuando toqué a la puerta, fue mi hermano quien abrió paralizándose al momento por verme frente a él.

 

- ¿Sasu…Ke? – preguntó con la boca muy abierta de la impresión.

 

Contacto con el objetivo realizado con éxito. “La misión estaba en marcha”


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