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El Probador por Fullbuster

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Itachi Uchiha


 


¡Era mi hermano! Pensé que mis ojos me estaban engañando, no podía ser mi hermano. Yo que le había buscado por tierra y aire, que había discutido millones de veces con mi padre para que me dijera dónde lo mandó ahora estaba aquí frente a mí. Me había quedado paralizado porque lo reconocí de milagro.


Seguía teniendo ese mismo porte Uchiha, esa mirada intimidante, el cabello oscuro como la noche más cerrada que jamás había visto, esa seriedad tan típica de nuestra familia pero a la vez estaba cambiado, irradiaba seguridad en sí mismo, parecía seguro y calmado, como si controlase cualquier situación, estaba realmente atractivo y es que no podía negar que había crecido y su físico ya no era el de aquel chico enclenque de primer año de Universidad, no… ahora era un chico de veinticinco años hecho y derecho, de físico más corpulento y desde luego pensé que le había sentado bien el ejercicio físico al que fue sometido.


- ¿Sasu…Ke? – pregunté por miedo a equivocarme.


- ¿Puedo entrar al velatorio o no? – me preguntó él sin dejarme ver ningún sentimiento.


- Pasa – le dije abriéndole la puerta y él entró con su bolsa de deporte al hombro mientras los invitados le miraban sin entender nada.


Para mi padre fue tal decepción lo que ocurrió que había borrado que alguna vez tuvo otro hijo, no había nada en la casa que hiciera referencia a Sasuke. Sus cosas las vendió o las tiró, algunos de los muebles de su habitación los convirtió en madera para la chimenea, no había retratos de él en toda la casa y por supuesto… no habló jamás ni mencionó a Sasuke, Fugaku siempre dijo que sólo tuvo un hijo y ese era yo.


¿Cuántas veces había discutido con mi padre? ¿Cuánto busqué a mi hermano y ni el mejor detective de la ciudad lo encontró? Seguramente mi padre estaba detrás bloqueando mis pasos para que no contactase con él y ahora estaba aquí, a la espalda de mi pequeño hermano completamente paralizado de la sorpresa.


Quería lanzarme y abrazarle pero no creí que fuera oportuno, estábamos en el velatorio de mi padre, de nuestro padre y dudé por un momento si Sasuke seguiría siendo aquel chico que se marchó, creo que no, no tenía la confianza de antes con él, imponía demasiado y me daba miedo darle un abrazo aunque me moría de ganas de hacerlo. Seguramente él me habría apartado y es que sus ojos lo decían todo.


Sasuke se acercó al féretro, lo vio y pasó de él sin hacerle mención alguna. Konan se acercó a mí con lentitud y en susurró me preguntó quien era el joven de la bolsa que había pasado del cuerpo del difunto.


- Es mi hermano pequeño – le dije sin apartar mi vista de Sasuke.


- No sabía que tenías un hermano – me dijo sorprendida.


- Ni tú ni nadie, mi padre no quiso contarlo jamás.


- ¿Qué ocurrió?


- Una larga historia. Digamos que tuvimos una fuerte discusión familiar. Si me permites iré a hablar con él – le dije y ella rozó mi brazo con suavidad mientras me sonreía y me animaba a ir a buscarle.


Le había visto salir hacia la terraza y cuando salí tras él lo encontré sentado en las escaleras del porche mirando a unos niños jugar en la calle del vecindario. La bolsa estaba a su lado y fui a moverla para sentarme cuando su mano fue más rápida cogiéndola y apartándola de mí para que no la tocase. Decidí no hacer caso a ese gesto y me senté donde me había dejado el hueco.


- ¿Te acuerdas cuando jugábamos como esos chiquillos? – le pregunté sonriendo intentando iniciar la conversación.


- Ya hemos crecido – me dijo serio.


- ¿Has venido para el funeral? No creí que vinieras.


- Lo dudé – me dijo sin mirarme – siendo sincero… no quería venir, de hecho ni se merece que esté aquí pero al final aquí estoy.


- Te he echado de menos – le dije pero él sonrió agachando su cabeza como quien no se cree las palabras dichas.


- No seas mentirosos Itachi, todos estabais mejor sin mí, pero tranquilo, en cuanto acabe los trámites de la herencia me largo de nuevo.


- Eso no es cierto Sasuke, te busqué.


- Pues no buscaste muy bien – se quejó y se levantó cogiendo la bolsa al hombro.


- ¿Tienes dónde quedarte estos días? – le pregunté levantándome con rapidez al ver que se marchaba por el jardín delantero y se detuvo unos segundos.


- Encontraré algo. Seguro que algún hostal o albergue habrá en este pueblo – me dijo con aires de indiferencia.


- Quédate en mi casa, hasta que lo soluciones todo, luego puedes irte. No te lo impediré, te lo prometo, pero déjame compensarte por no haber podido localizarte todos estos años.


- De acuerdo – me dijo – pero sólo estaré unos días. Arreglemos todo el papeleo rápido, no quiero quedarme mucho tiempo.


Sasuke me dijo que se iba a dar una vuelta hasta que acabase el velatorio y es que él no quería tener que ver a nuestro padre más tiempo. Yo en parte estaba contento de volver a ver a mi hermano y quería preguntarle tantas cosas, quería saber que era de su vida, que me contase todo lo que había pasado en estos seis años, pero supongo que debería esperar hasta que los invitados se marchasen. Hablé con Konan dentro de la casa para comentarle que Sasuke se quedaría unos días con nosotros en el apartamento de la ciudad y accedió encantada puesto que sólo serían unos días, hasta que la herencia y todo el jaleo estuviera resuelto.


Cuando fuimos a buscar a Sasuke, estaba hablando por teléfono con alguien y sonreía. No escuché nada, estaba bastante lejos pero me quedé hipnotizado con esa sonrisa que sabía… jamás volvería a ser para mí, nuestra relación de hermanos se había convertido en una relación de extraños, ya no confiaba en mí y no me consideraría su hermano nunca más. Le había fallado cuando permití que mi padre se lo llevase, cuando no conseguí encontrarle, cuando mi padre se negó a que mantuviera contacto con él de nuevo.


Ahora vivía con Konan, había rehecho mi vida hacía unos años al comprobar que jamás podría volver a estar con él. El destino a veces era cruel, estaba bien con Konan, era una chica increíble y la quería, pero entonces el destino me traía a mi hermano de nuevo, a mi hermanito, a ese que amé con toda mi alma y que me arrancó el corazón cuando se lo llevaron.


Tenía razón en una cosa, cuando Sasuke volvió ya no tenía esa sonrisa, estaba serio y supe que estaba resentido conmigo, supongo que me lo merecía pero no sabía cómo disculparme, cómo sacarle el tema y él pareció ignorarlo también.


- ¿Con quién hablabas? – le pregunté por curiosidad.


- Con Naruto – me dijo – quería saber cómo le había ido la vida.


- Se marchó hace años de Baltimore – le dije.


- Sí, eso me ha dicho, pero me lo crucé hoy en el aeropuerto, casualidades de la vida – me dijo – Me comentó que ha abierto un bar por aquí cerca, quizá me pase esta noche a verle y recordar viejos tiempos en el instituto – me comentó guardando su móvil - ¿Nos vamos?


- Claro – le dije – pero primero me gustaría presentarte a mi novia, ella es Konan – comenté acercando a mi novia y ella le sonrió con dulzura.


- Encantada.


- Mucho gusto – dijo él saludando con cortesía – Soy Sasuke, la oveja negra de la familia.


Konan se quedó un segundo paralizada y yo me apresuré a decir que estaba bromeando por lo que Sasuke enseguida sonrió y dijo que por supuesto… era una broma, así que ella también sonrió.


Yo fui quien condujo hasta la ciudad y me extrañó que Sasuke no preguntase nada, tampoco me dejó coger su bolsa, prefería llevarla él y no quise molestarle, así que le dejé. Konan le enseñó la casa y le preparó la habitación de invitados antes de comentarle que podía ducharse para relajarse del largo viaje, ella misma le dejaría unas toallas limpias. Sasuke se lo agradeció y posteriormente Konan me dio un dulce beso comentándome que debía ir a visitar a su familia, así que sacó las toallas dejándolas en la mesa del comedor y se marchó.


- Me voy a la ducha – me dijo Sasuke de golpe metiéndose en el baño sin dejarme decir nada.


Quería haber hablado con mi hermano a solas, no sé… saber de él, si de verdad nuestro padre le llevó a esa base militar, si no era cierto y lo había llevado a otro sitio como un internado, no sé… quería saber cosas de mi hermano, cómo le había ido la vida, pero él no parecía muy dispuesto a hablar. ¿Habría terminado su carrera de derecho? ¿Sería abogado? No sabía nada de su vida y eso me dolía.


Me quedé sentado en el pasillo escuchando el agua de la ducha caer, mi hermano debía estar ya dentro. Pasaron cinco minutos cuando me di cuenta de que Konan no había metido las toallas en el baño, seguían encima de la mesa del salón así que fui hacia ellas cogiéndolas y llamé a la puerta para avisar a mi hermano de que le traía las toallas. No respondió, seguramente con el ruido de la ducha no me escuchaba, así que intenté abrir la puerta con suavidad para meter las toallas por un lateral sin entrar a importunarle. Supuse que estaría la puerta cerrada, para mi sorpresa, no lo estaba, Sasuke seguía con la misma manía que tenía cuando era un niño, jamás se cerraba, tenía pánico a quedarse encerrado por los pestillos.


Sonreí porque en el fondo seguía siendo mi hermanito, no creí que hubiera cambiado tanto viendo esto. Metí la mano por un lateral y le dejé las toallas encima de un mueble cercano a la puerta cuando al ir a cerrar la puerta de nuevo, se reflejó Sasuke en el espejo y me quedé absorto mirándole. Estaba de espaldas y seguía llevando ese tatuaje que se hizo por mí.


Me sonrojé de inmediato, no se lo había quitado en todos estos años y yo apenas recordaba aquello. Sentí algo en mi pecho al ver el cuervo con el número de la que fue mi camiseta en el instituto y la universidad. Ahora ya no jugaba a baloncesto, pero el diez siempre sería mi número.


Miré su espalda, ahora mi hermanito estaba fuerte, tenía una espalda ancha, musculosa y bien definida, desde luego no era aquel mocoso que jugaba conmigo a baloncesto y su trasero… no tenía nada que ver con el que vi hace seis años, era perfecto, simplemente perfecto y aquello me hizo recordar nuestros días, la relación clandestina que llevamos tanto tiempo hasta que fuimos descubiertos.


Me habría gustado quedarme allí mirándole, me habría gustado entrar y tocar su cuerpo, aquel que tantas veces fue mío hacía años y que ahora parecía estar tan lejano a mí. Recapacité… era mi hermano y yo no podía tener estos pensamientos de nuevo, no podía volver a hacer esto, ahora estaba con Konan, pero el cuerpo de mi hermano, ese tatuaje seguía llamándome a gritos. ¿Por qué había vuelto? ¿Quería desbarajustar mi vida? Terminé de salir y cerré la puerta tras de mí volviendo al salón a sentarme.


Sasuke salió con una toalla enrollada en su cintura secándose el pelo con otra más pequeña y se marchó hacia su habitación caminando despacio cuando yo le hablé desde el salón.


- ¿Fuiste a la base militar? – le pregunté y él se detuvo mirándome mientras yo me levantaba para ir hacia él.


- Un tiempo – me dijo - ¿Por qué el interés ahora? No parecía que tuvieras interés en estos seis años.


- Te busqué.


- No es cierto – me dijo enfadado


- Papá no hablaba de ti, discutí muchas veces y quise encontrarte.


- Pues lo hiciste genial. Ahora me largo a mi habitación.


- Aún llevas el tatuaje – le dije empotrándolo contra la pared sin dejarle escapar de mí pero él no se apartó, me miró desafiante como era él.


- ¿Y qué? ¿Crees que me importas algo? No me conoces.


- ¿Por qué te lo dejaste?


- Para recordar cómo mi hermano me abandonó, para recordar el odio que te tengo – me dijo encarándome, acercando sus labios hacia los míos.


- Yo te amaba – le dije pero él sonrió de golpe con prepotencia.


- Eres un mentiroso Itachi. ¿Le has contado a tu novia la época en la que tanto te gustaba esto? – me dijo cogiendo mi mano y metiéndola bajo su toalla hasta que cogí su miembro excitándome al sentirlo en mi mano. Él se estaba excitando como yo pero apartó de golpe mi mano aún sonriendo – No se lo has dicho, eres un cobarde mentiroso. Tranquilo, no le diré nada, sigue fingiendo que la quieres, pero ambos sabemos que a ti te excitan los hombres. Ahora déjame tranquilo Itachi, sólo quiero dormir.


Sasuke se metió en su habitación apartándome aprovechando que me había quedado paralizado cuando me había prácticamente obligado a tocar su miembro. Mentiría si dijera que no me excitaba su miembro, sentirlo me encantaba y había deseado por un momento hacerle mío allí mismo, pero no podía, ahora tenía novia, mi hermano estaba en el pasado y mi novia era mi presente y mi futuro… pero seguía sintiendo algo por él… no podía negarlo, tenía que enterrar mis sentimientos hasta que se marchase de aquí.


 


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