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El Probador por Fullbuster

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Itachi Uchiha POV

 

 

 

Sasuke estaba incontrolable y yo… yo desde que había vuelto mi hermanito sólo podía pensar en él. Siempre habíamos estado muy unidos y más desde que se confesó, desde que se hizo aquel tatuaje para mí, no podía olvidarlo. Todos estos años había tratado de continuar con mi vida pero no había sido posible, en sueños Sasuke seguía apareciéndose, incluso cuando empecé a salir con Konan, supongo que lo que sentía por Sasuke era demasiado intenso como para olvidarlo así sin más.

 

Me habría gustado que nuestra relación hubiera vuelto a lo que era aunque sabía que no podía ser, él estaba enfadado, muy enfadado para ser exactos y lo entendía, habíamos estado seis largos años sin vernos, sin hablarnos y por mucho que le busqué, no hubo forma, mi padre jamás me dejó contactar con él. Ahora yo estaba con Konan y él… Sasuke estaba descontrolado. Nada más llegar ya había tratado de acostarse con Naruto, con el que fue su mejor amigo desde la infancia hasta el primer año de universidad, ese chico que se había marchado dios sabe donde y acababa de aparecer de nuevo. Era sospechoso no lo negaba, había aparecido justo cuando Sasuke también lo hacía pero de coincidencias está llena la vida.

 

No me había atrevido a decirle nada a Sasuke porque no quería que él sintiera lástima por mí, así que oculté todo lo que había pasado en estos años, fingí que todo fue como la seda con nuestro padre, pero no fue para nada así. Empecé a salir con Konan para escaparme de esa casa, quería alejarme de él.

 

Nunca imaginé tampoco que mi padre llegase a abandonar a Sasuke a su suerte. Creí que le había pasado alguna manutención, que le habría pagado los estudios… Sabía que Fugaku se había enfadado mucho con nosotros por lo sucedido y que mi madre estuviera en el hospital no había ayudado en absoluto, menos cuando murió. Mi padre se lanzó a la bebida con todo lo que eso conllevaba, en parte me alegraba que Sasuke no estuviera en esa casa infernal. Yo no quería contarle todo lo que ocurrió esos años, pero sabía que sino lo hacía, le perdería a él también, me odiaría como ya lo hacía. Supongo que tendría que hablar con él o callar para siempre y dejar que me odiase.

 

Konan me miró desde la entrada a la cocina como llamaba a Sasuke para que desayunase, pero él prefirió marcharse a la universidad pasando de mí. Ya no sabía qué hacer con él. Había tratado de que se sintiera cómodo en casa y no era nada fácil, porque estaba enamorado de mi hermano pero vivía con mi novia, no me era nada fácil tener que compartir la casa con ambos y Sasuke desde luego me lo ponía aún más difícil paseándose medio desnudo por la casa cuando salía de la ducha dejándome ver su tatuaje y seduciendo a Naruto frente a mis narices. ¿Cómo iba a ser capaz de ocultar todo esto que sentía por él? No podía y tenía que hacerlo. Konan no se merecía esto, ella me había ayudado mucho cuando mi padre empezó con el alcohol.

 

- Deberías hablar con él – me dijo Konan sentándose a la mesa mientras le servía el desayuno.

 

- Lo sé – le dije – pero es tan complicado. Hemos estado tanto tiempo separados que ya no sé cómo acercarme a él. Siento que me odia.

 

- Le estás dando motivos para odiarte – me dijo y me sorprendí – tú te sientes culpable por lo que le pasó a él, porque se lo llevaron lejos, esa culpabilidad hace que no pongas en su sitio a Sasuke, te está dando lástima y le dejas hacer lo que quiere pensando que se lo debes, pero te diré algo, no le debes nada Itachi. No fuiste tú quien le echó, fue tu padre y tú trataste de encontrarle pese a todo lo que te hizo pasar tu padre, no es tu culpa y deberías dejarle claro a Sasuke de una vez que su odio está mal enfocado.

 

- Sabes… tienes una perspectiva de la vida que abre mentes – le dije sonriendo.

 

- Supongo que algo se me tenía que pegar del psicólogo – me dijo refiriéndose a mí – venga… ve a hablar con él, os hará bien soltar toda la carga emocional que tenéis dentro y os complica la convivencia.

 

- Debo de ser muy mal psicólogo – le dije.

 

- Eres muy bueno… con los demás, pero no te has detenido a pensar en ti y en lo que sientes, deberías analizarte a ti mismo. ¿Por qué no le cuentas cómo te sientes a Sasuke? Deberías preguntártelo y luego hablar las cosas con él.

 

Aquello me hizo pensar y terminé de desayunar con Konan en silencio. Era una buena chica y no quería hacerle daño con todo esto. No le había contado nunca la relación tan extraña que habíamos tenido mi hermano y yo, era tan difícil hablar de todo eso, la gente no lo entendería, pensarían que estábamos enfermos y era posible, pero supongo que no podía mandar en los sentimientos, amaba a Sasuke.

 

Me fui al instituto. Trabajaba allí de psicólogo desde hacía tres años y muchas veces me tocaba quedarme en clase con los castigados, era un rollo, pero intentaba aprovechar el rato para darles clases de repaso o para hacer alguna terapia si es que habían sido castigados por peleas o a saber qué conducta, al final solía conseguir que cambiaran su actitud, aunque nunca sucedía en la primera sesión, costaba bastante que esos chicos se abrieran y desvelasen todos sus miedos y preocupaciones. Aquello me hizo pensar el motivo real por el que ya no le contaba a Sasuke las cosas, por qué habíamos empeorado tanto, tenía miedo, miedo a la culpa que sentía, miedo a su reacción por haberle abandonado, miedo a perderle.

 

Llegué a casa y Konan no estaba, seguramente trabajaría en el bar de su padre, ella solía estar en el turno de noche muchas veces sirviendo copas. No era el mejor trabajo del mundo, pero entre mi sueldo y el suyo nos manteníamos a flote.

 

Me fui a la ducha y me quedé un buen rato pensando bajo el agua, como si eso fuera a aclarar mis ideas. Escuché la puerta abrirse de golpe y me giré para ver a Sasuke que se quedó con cara de sorprendido mirando mi espalda. En el espejo del lavamanos vi las cicatrices de mi espalda y supe lo que pensaba Sasuke en ese momento.

 

- Sasuke – le llamé.

 

- Lo siento, no debí entrar – me dijo marchándose de allí corriendo.

 

Salí de la ducha y tras secarme fui hacia la habitación de mi hermano, no parecía estar allí y si estaba no contestó. Aún iba con la toalla y quería explicarle lo que había visto, supongo que ya no tenía más remedio que contarle todo lo que había ocurrido estos años. Aún no sabía qué palabras utilizaría con él.

 

No quiso abrir la puerta así que me fui a la habitación, no quería molestarle, mañana sería otro día y hablaría más calmado con él. Tenía esta noche para pensar qué iba a contarle y cómo hacerlo. Mi pasado no era algo de lo que me gustase hablar pero tenía que hacerlo.

 

Por la mañana cuando me desperté, Konan estaba dormida a mi lado y no quise despertarla. Debía estar muy cansada de haber trabajado toda la noche. En la cocina tampoco estaba Sasuke y cuando pasé por su habitación, ya se había marchado, seguramente a la universidad, así que decidí ir a buscarle.

 

Hoy había una tormenta espectacular, estaba diluviando, los truenos no cesaban y aunque me gustaba ese tiempo, sabía que en un pueblo como el nuestro, esa tormenta era un serio problema. Preocupado por Sasuke me fui a buscarle enseguida. Le encontré en uno de los pasillos que iba hacia las escaleras pero yo le cogí de la muñeca. La mala suerte para nosotros, unos alumnos asustados nos empujaron hacia el ascensor por un trueno que cayó cerca y cuando se fue la luz, nos quedamos encerrados. Eso sí era un problema, porque Sasuke tenía una claustrofobia brutal.

 

Se fue corriendo hacia la puerta y la golpeó pidiendo que alguien la abriese y aunque le dije que se calmase, no lo hacía. Al final tuve que cogerle y obligarle a sentarse intentando que respirase antes de que se hiciera daño golpeando la puerta. Fue la primera vez después de tanto tiempo que le vi llorar y me recordó por unos instantes a aquel chico pillado por nuestro padre y asustado. No pude evitar abrazarle y creo que empezó a calmarse un poco.

 

- Quiero salir de aquí – me dijo.

 

- Estaremos un buen rato seguramente – le comenté – la luz suele irse bastante cuando hay tormenta y los bomberos no dan abasto. No te preocupes, estamos a salvo, nos sacarán en cuanto puedan.

 

- Yo… - intentó hablar – yo no quería entrar así por el baño ayer, lo siento.

 

- Sasuke… esas marcas que viste…

 

- No hace falta que me expliques nada.

 

- Quiero hacerlo. Sé que me odias y lo entiendo, yo también lo hago. Dejé que el papá se te llevase, no pude impedirlo. Intenté miles de veces contactar contigo, pero rompió el móvil, dio de baja tu número y jamás me dijo donde te llevó. Contraté investigadores privados para encontrarte, pero creo que nuestro padre les pagó el doble para que me dieran pistas erróneas. Un día me escapé de casa para ir a buscarte, cogí un autobús pero… cuando mi padre me encontró, me regresó a casa y… bueno ya has visto lo de la espalda. No fue una época muy agradable. En cuanto tenía la mínima oportunidad me golpeaba con el cinturón. Supongo que me alegré de que no estuvieras allí, no habría soportado que te hubiera puesto a ti la mano encima.

 

- Papá nunca fue violento – me dijo sorprendido.

 

- Lo sé. No lo fue hasta la muerte de mamá, ella siempre intercedía por nosotros, era la dulzura de la casa, el equilibrio, cuando faltó en la casa, papá empezó a beber y sacó su lado violento. Muchas veces me alegraba de llegar a casa y verle tirado en el sofá casi inconsciente, aprovechaba para encerrarme en mi cuarto y evitar que me golpease de nuevo. Fue un infierno Sasuke pero no dejé de buscarte. Supongo que me merezco que me odies, no pude ayudarte pero la verdad… es que tengo miedo de perderte, siempre te he amado y sigo haciéndolo, lamento haber pensado que era mejor que no estuvieras en esta casa, siento haber renunciado a ti pero no quería que volvieras, no habría soportado que te hiciera daño.

 

- ¿Y Konan? – me preguntó sorprendido – dices que me amas pero… sales con ella.

 

- No creí que volvería a verte y ella… ella fue la única que entendía por lo que estaba pasando yo en esa casa. Me ayudó a salir, me dio una salida. Me fui a vivir con ella, empezamos nuestra relación y salí finalmente de esa casa infernal. Llevo viviendo con ella desde entonces. Es una buena chica y creí que podría llegar a quererla, hasta que tú apareciste de nuevo en la puerta de mi casa y me dejaste claro que jamás podría olvidarte. Lo siento Sasuke – le dije llorando – lo lamento mucho, dejé de buscarte dos años antes de que papá falleciera, pero… no quería que volvieras a esa casa. Lamento haberte arruinado la vida, que no pudieras estudiar.

 

- Él me dijo que fui un error – me comentó Sasuke dolido – me mandó a Washington con el tío Madara. Fue un buen hombre, jamás me puso la mano encima, era muy diplomático y un buen militar, me ayudó todo lo que pudo tanto en los estudios como económicamente. Lo único que me dolió, fue no saber nada de ti. Te amaba Itachi.

 

- Lo siento – le dije aún llorando cerrando los ojos – sé que esto no cambia nada, que me odias por no buscarte, sé que me merezco tu odio y tu rencor…

 

No pude acabar la frase cuando sentí los labios de Sasuke presionando los míos en un dulce y sensual beso. No era para nada como los anteriores que habíamos tenido, no era nada fogoso, ni precipitado, no era rápido, fue más bien un beso muy lento, un beso lleno de dulzura y ternura. Dejé que me besase y correspondí su beso.

 

 


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