Tocar aquel pelaje suave le otorgaba una paz profunda y inexplorada ¿era estúpido? Él mismo hubiese dicho sí, sin alojar ni una pequeña duda, pero en ese preciso momento era 100% real el sentimiento que se generaba en su pecho y rogó al universo porque aquel hermoso gato quisiese quedarse, compartir la vida con él, navegó en internet por su Smart Phone para ver qué comida era propicia, quería darle leche, descubrió sorprendentemente que suelen ser intolerantes a la lactosa, él también lo era así que fue una casualidad afortunada –tal como había sido el encontrarlo, pensó- cuando quiso moverse el felino gimoteo abriendo los ojos, volvieron a mirarse y Sehun sentía que perdía por completo la cordura, porque aquellos ojos eran profundamente expresivos, Humanos.
El desayuno pasó pronto, pero el impulso de acariciarlo crecía conforme los minutos, sin embargo el felino no le permitía hacerlo, sólo pudo acariciarlo dormido y le dolía, ¿Por qué no me quiere? Había conocido el rechazo muchas veces, sin embargo este era desastroso para sus sentimientos, el gatito parecía cada vez más indiferente, lamiendo con suavidad sus patitas delanteras, pasándolas por su cara, se detuvo de pronto como si ya estuviese listo y caminó contorneándose hasta la puerta de salida, allí se paró como esperando a que Sehun le abriese, Sehun lo supo Zi Tao quería irse, se marcharía tal como acordaron, el pánico le atravesó los nervios… se sentó en el suelo como si estando a una altura similar pudiese mediar de mejor forma sus palabras.
-¿T-Tú quieres marcharte? –titubeo patéticamente nervioso.
-Miau –dijo el felino sin despegar la mirada de la puerta, Sehun se preguntó sí aquello era una afirmación.
-No tienes que irte, puedes quedarte-
-…-silencio.
-Por favor quédate conmigo –Suplicó el humano aún sin entender sus propias acciones.
-…
-Zi Tao – se ruborizó, estupidamente avergonzado de llamarlo por su nombre- no te vayas, yo quiero quedarme contigo, quiero que vivamos juntos y ganar tu confianza ¿puedes por favor quedarte a mi lado?
-…
Los segundos parecían una eternidad, el gato permanecía inmóvil y sin emitir sonido alguno, Sehun tomó aquello como un terrible rechazo, con el corazón lleno de tristeza abrió la puerta, se giró para no ver al felino partir, solo escuchó el click de el pomo encajando, lo que le indicaba que ya se había marchado, sus pasos se volvieron pesados pero pronto un roce más que suave se sintió entre sus tobillos, y una cola peluda pasó por sus piernas de modo altanero, era Tao, Tao caminando sin mirarlo, subiéndose a su sillón, enterrando sus garras y volviéndose un perfecto ovillo para dormir en la tibieza de aquel lugar, que ahora sería el hogar de ambos.
Felicidad, esa que le era por lo regular tan putamente esquiva le inundó el pecho, un acto tan pequeño que venía de un ser pequeño como lo era aquel gato, lo hizo feliz y en el instante se cuestionó a sí mismo, se llenó de angustia y temor porque parecía que de algún modo él había pasado todos estos años por el mundo sin vivir verdaderamente y si tuviese que decir, vocalizar, externalizar esos pensamientos con alguien más, definitivamente no podría por al menos dos razones básicas; no había forma de explicar lo que sentía y en lo objetivamente real, sólo era un gato callejero quedándose en su casa, pero para Sehun era como ser parido, ser traído al mundo otra vez, aunque sonara exagerado, estaba feliz y cuándo no sueles estarlo puedes llegar a maximizar los pequeños momentos, aferrarte a ellos como a una tabla en medio del mar.
La tarde avanzó sin mayores sobresaltos, y en una dinámica tipificada en que el joven se esforzaba por complacer, por ser amable y cercano mientras el felino actuaba fríamente, pero a veces sostenía su mirada con la del humano, de un modo que hacía estremecer cada vertebra, en un momento incluso la mano de Sehun se acercó a su rostro y el chico creyó sentir la tibieza de la lengua rasposa, un toque tan pequeño que fue casi imperceptible pero que le revolvió las entrañas, nuevamente no sabía si aquello había sido real o fantasías suyas queriendo ser “amigo” de aquel gato, quizás siempre sería así con Tao, una mezcla extraña, nebulosa entre lo creíble y lo increíble.
Cuando la noche volvió a caer sobre ellos la casa parecía más tibia de lo normal, Sehun fue hasta el cuarto y comenzó a desvestirse, cuando estaba sólo en Bóxer se giró para tomar su pijama, entonces vio como su peludo amigo le observaba en concentración total, los vellos de su cuerpo se erizaron instantáneamente, pero no se asustó por el contrario dejó que aquel imán gigante e invisible que tenía Tao lo acercara, se sentó a la orilla de la cama y con sumo cuidado rascó tras la oreja del felino quién en esta vez le permitió hacerlo, se miraron como ya tantas veces y el joven habló.
-Tao ¿algún día podrás quererme?
-…
El felino simulaba no responder, permanecía con los ojos cerrados recibiendo las caricias, de pronto sin aviso Tao se subió al regazo de Sehun, el joven se impactó por la sensación del pelaje contra su piel desnuda, era tan extremadamente agradable… un sonido y una vibración desconocida comenzó… el gatito ronroneaba, ronroneaba para él, sobre él.
No supo cuánto tiempo permanecieron así, hasta que simplemente se fue resbalando con cuidado hacia atrás con el gato aun sobre él, logró estar acostado, Tao se removió un poco y subió a su pecho poniendo esta vez su cara en el cuello del joven, Sehun tenía miedo, no de lo que pasaba sino de lo que estaba sintiendo… pero aún con ello se quedó, se quedó ahí con la paz que aquel intenso ronroneo le otorgaba, cerró los ojos para dormir junto a su gatito, iba a hacerlo, estaba a punto de dormir, cuando la tibieza se volvió calor, quizás demasiado calor, porque aquel pequeño pasaba inocente su lengua rasposa y caliente sobre el cuello de su ahora amo, sin comprender quizás, lo profundo del sentimiento que comenzaba a despertar en el fondo del humano, un sentimiento del que no se puede escapar…