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Dream of love por Mizuki_sama

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Capitulo 11

Sebastián bajo del caballo en aquel momento, causando que su rubio prometido lo mirara con sorpresa hasta que le extendió las manos para ayudarlo a bajar del suyo, Alois titubeo pero tras un par de segundos acepto su gesto y cedió a bajar del caballo, Sebastian tomo las riendas de ambos caballos.

-Tomemos un paseo más sencillo –señalo la pradera por la cual se proponía correr y luego el borde de árboles y flores que le hacían juego al otro lado - ¿Le parece?

Alois asintió con una sonrisa extrañada.

-Claro- acepto con tono alegre, sinceramente aliviado de no tener que cabalgar más tiempo, odiaba cuando los caballos dejaban de trotar y se iban al galope, lo tensaba.

-Gracias, bueno, vamos- comenzaron a caminar con el marques llevando a ambos caballos con la mano experta de quién ha sido criado entre ellos, y está acostumbrado a controlarlos, Alois por su parte, caminaba a su par pasando sus pasos sobre el césped con acomodo y sintiendo que se reía, aunque no olvidaba que le había hecho una pregunta a su prometido, incomodo hizo un mohín con los labios al entender que no recibiría respuesta.

Pero no estaba dispuesto a preocuparse por aquel hombre, sin razón alguna y deseaba esa respuesta, soltó un suspiro y continúo con su paseo.

-¿Está molesto conmigo?- pregunto con los ojos claros observándole fijamente.

-En lo absoluto, ¿Qué le hace pensar eso? –fue la respuesta impersonal y sin mirarle, del marques que en aquel momento parecía interesado en las riendas del caballo.

-No me ha mirado al contestarme- fue su respuesta, casi resignada mientras continuaba caminando- y parece ligeramente incomodo conmigo, como si no supiera que pensar realmente de mi… lo que me hace suponer que está molesto conmigo, aunque no puedo imaginar porque… -termino de hablar para luego verle de nuevo y encogerse de hombros, Michaelis era un hombre extraño, más rico que la mayoría más guapo que la mayoría deseado por mucho y él, Alois Trancy, sentía una extraña animadversión por él, animadversión contra la cual había trabajado activamente para no ser infeliz el resto de su vida, no podía evitar pensar que hasta el día anterior las cosas habían mejorado entre ambos, ¿Qué podía haber ocurrido entre el día anterior y aquella mañana, para que Michaelis actuara así con él?

-Me siento inquieto, es verdad…- fue la respuesta sorprendida de su prometido mientras lo observaba y le pareció ver un temblor extraño en su rostro, pero fue apenas un reflejo- pero no estoy molesto contigo… Alois… no es contigo- su voz bajo un par de décimas, convirtiéndose en un susurro extraño que por un momento lleno todo el prado.

Alois le miro sin saber porque sentía que podía echar a llorar allí, sin razón aparente, asustado de sí mismo y antes de ponerse a pensar extendió una mano hasta él, hasta ponerla sobre la mano de Michaelis, la que no estaba ocupada en las riendas, Sebastián le miro sorprendido.

El doncel siempre evitaba su contacto, evitaba todo de él, recibir tan repentinamente una muestra de afecto, confianza o como se llamara aquello, le sorprendía, sobre todo por lo que acababa de notar, se preguntó si Alois pensaba en sus amantes anteriores o estaba resignado o simplemente pensaba que ….

-Me alegra saber eso… ero... Como te dije antes… si necesitas hablarlo… estoy aquí –la voz de Alois parecía extrañamente madura, y su mirada era una revés de tormentas extraño, como si luchara consigo mismo- sé que soy joven e ignorante de lo que pueda ocurrir en tu mente, pero si puedo ayudarte… déjame hacerlo… me asusta verle así.

-Yo… te lo agradezco Alois, querido –soltó las riendas y atrapo aquella delicada mano entre las suyas con rapidez, observando que el muchacho parecía sorprendido –lo que hoy me has dicho es importante te lo aseguro, pero lo que me ocurre es demasiado incluso para mí y temo que lo sea para ti, porque es un temor extraño.

-¿Temor?- Alois expreso aquello con sorpresa.

-Sí, temor, temor desde que te vi y ahora mismo no puedo entenderlo… no lo comprendes porque eres joven, pero para un hombre como yo…

-Es posible que ahora no lo entienda, pero si ese temor por mi… - volvio a hablar el más joven y Sebastian sonrió, de un modo extraño mientras su mente corría al galope de un caballo, conocía aquel sonido extraño y la mente confundida, la mirada cargada de confusión y tortura, tenía razón, ella tenía razón, Alois era joven y aquello era tan extraño, pero él no era ciego y tampoco tonto, había cometido un error, pero la solución estaba cerca, no podría era cierto, apagar la sorpresa que le causaba saber que Alois era consciente de que era él, pero estaba seguro de algo, podía quererle, podía tenerle, quería aquellos ojos observándole solo a él

Y el camino en realidad era muy simple, lo único que no le había dado.

-No es por ti, ni por mí… sino por lo que ocurre y no debe ocurrir, por lo que ocurre y tiene que ocurrir

- ¿Señoría?

-Alois es tan simple que duele y causa pánico… -tomo un respiro y continuo- Alois es muy simple… te quiero… -sonrio con cierta amargura, para darle el escenario indicado- creo que te querré siempre.


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