El principio
Fic escrito por Haruka Ten'ou Areldenar de Adei <harukatenoh@mailcity.com>
Historia 1. Atlantis y Rhea. Una fina línea
Capítulo 1. En el principio
"¡Te atraparé!" gritó Rhea echando a correr tras Atlantis.
Era mediodía en los exquisitos jardines del Palacio de la Luna,
la Tierra comenzaba a despuntar en el horizonte
y el Sol amenazaba con abandonar la bóveda celeste en un par de horas.
El escondite era el juego preferido de las jóvenes princesas que
realizaban sus entrenamientos en la Luna.
El Milenio de Plata era un sistema económico, político y social
sin igual y contaba con una milicia envidiada en toda la galaxia.
El ejército estaba liderado por el primogénito de la familia real
de cada uno de los planetas del sistema solar,
que eran los miembros de la alianza que había originado el Milenio
de Plata y que tenía su corazón en la Luna.
Cuando estos príncipes y/o princesas cumplían 6 años
eran enviados a la Luna para comenzar sus entrenamientos,
guiados por los actuales Guerreros del Reino de la Luna.
Por primera vez en siglos, todos los Guerreros de la Reina Serenity
eran mujeres. Representaban el período de fertilidad y prosperidad
que atravesaba el Reino.
Atlantis, la joven princesa de Neptuno, sonrió y miró hacia atrás
un momento. Ese despiste le costó caro.
Rhea aprovechó que Atlantis perdía velocidad para abalanzarse
sobre ella y tirarla al suelo.
"Te cogí" susurró, sujetando a su amiga por las muñecas,
impasible e inmóvil hasta que su compañera reconociera la derrota.
"Maldita sea, no es justo" se quejó Atlantis, jadeando.
"Los Uranianos tenéis más velocidad que los de mi planeta".
Rhea se echó a reir y se puso en pie, ayudando a hacer lo mismo
a su amiga. Se echó la larga cabellera dorada hacia atrás
y se encogió de hombros, haciendo una mueca.
"Yo no tengo la culpa de haber nacido en Urano".
La joven princesa de Neptuno se limpió el vestido
y se dio media vuelta, fingiendo sentirse tremendamente disgustada.
"¿Seguimos jugando o preferís tumbaros a tomar el sol?"
sonó una dulce voz tras ellas.
Se trataba de Amaltea, princesa de Júpiter.
Rhea y Atlantis se miraron momentáneamente
y asintieron antes de echar a correr en dirección de Amaltea
y tirarla sobre la blanquecina hierba del jardín.
"Parece que las diferencias entre las Outer Senshi y las Inner Senshi
han desaparecido" comentó Lord Urano en voz baja a Lady Venus
mientras presenciaban los juegos de las jóvenes princesas.
"Eso se debe a que todas han nacido más o menos en las mismas fechas"
asintió la dama.
"De todas formas tu hija y la de Lady Neptuno suelen estar
siempre juntas. Digas lo que digas, el ejército del Milenio
de Plata siempre tendrá dos grupos."
Lord Urano se pasó una mano de forma ausente por la rubia
barba que cubría su cara de forma sutil.
Sus ojos de color esmeralda analizaban a las jóvenes,
que disfrutaban del juego sin percatarse de que en realidad
no era más que un entrenamiento para poner a prueba su talento natural.
"Mi hija y la de Lady Neptuno se criaron juntas
y nacieron con unos días de diferencia.
Es normal que se lleven bien. El planeta Neptuno es muy agradable
y mi familia y yo hemos pasado mucho tiempo allí,
con la de Lady Neptuno.
Lord Neptuno maneja bien la espada", Lord Urano se echó a reir,
al recordar con nostalgia las agradables tardes que había pasado
en el planeta de los padres de Atlantis.
Lord Urano habría preferido que el Guerrero de los Océanos
hubiera sido el padre de Atlantis y no su madre,
ya que consideraba que una mujer no debía cumplir con una tarea
tan compleja y complicada como la de los Guardianes del Milenio
de Plata. Lady Neptuno era una estratega excepcional,
debía reconocerlo, pero su puesto no estaba en el campo de batalla.
"A mí me gustaría que Chryse se pareciera a tu hija,
parece una guerrera nata" dijo Lady Venus mirando
de reojo a Lord Urano.
El Guerrero del Viento salió del ensimismamiento y sonrió con orgullo.
"Convertiremos a tu hija en una excelente líder, querida"
contestó el caballero, esbozando una reverencia
"Bien, si me excusas, tengo cosas que hacer."
Lady Venus inclinó la cabeza en señal de asentimiento.
Volvió la mirada azul hacia el grupo de chicas que se
encontraba jugando en el jardín.
Distinguió en primer plano a Rhea y Atlantis,
entregadas en una lucha sin cuartel contra la princesa de Júpiter,
Amaltea. A pesar de la desventaja numérica,
Amaltea conseguía zafarse de sus dos contrincantes
en aquella guerra de cosquillas.
Sonrió con ternura al localizar a su hija Chryse colocando
unas flores en el cabello de Tetis, la tímida princesa de Saturno.
Tetis parecía una joven enfermiza, terriblemente tímida y
callada pero la simpatía y el carácter alegre de Chryse
la estaban ayudando a abrirse a los demás.
A pocos metros de ellas vio a Asaph, la cariñosa y agradable princesa
de Marte charlando de forma distendida con Hero,
la princesa de Mercurio.
Hero era una chica con un gran talento para dominar su elemento,
el agua. No tenía mucha fuerza física pero su verdadera fuerza
no se encontraba en sus músculos sino en su cerebro.
Le gustaba pensar antes de actuar y ella la envidiaba
ligeramente por eso. Rigel, la arisca princesa de Plutón,
se encontraba apartada de las demás, leyendo un libro bajo la
sombra de un sauce llorón.
Lady Venus frunció el ceño.
Plutón era el planeta más lejano del sistema solar y sus
habitantes eran seres taciturnos entregados a sus labores
individuales. No le gustaba aquella chica solitaria,
nadie sabía en qué podía estar pensando.
Lady Venus se estremeció al pensar en que, dentro de unos años,
Rigel sería la Guardiana de las Puertas del Tiempo.
Quién sabe qué le podría pasar a una joven como ella en
un puesto solitario por naturaleza.
"La princesa Amaltea quiere ser una Outer Senshi" murmuró
la Reina Serenity, con la mirada perdida en el jardín,
donde las princesas se encontraban disfrutando de una
merecida merienda, después de los entrenamientos.
Lord Urano se atusó la barba, echándose a reir.
"Tonterías" contestó, desechando la idea de antemano.
"Júpiter es un planeta cálido y Amaltea ya es mayorcita
como para saberlo. Es más, me extraña que me vengáis con ese
comentario a estas alturas, majestad".
La Reina se giró y miró a los ojos al alto guerrero del Viento.
El uniforme formal de Lord Urano, una casaca y pantalones negros
a juego con la larga capa que llegaba hasta sus tobillos
le daban un aspecto severo y sombrío.
Serenity sabía que el caballero que tenía ante ella
había deseado toda su vida que su primer hijo fuera un muchacho.
El nacimiento de Rhea fue una decepción aunque el nacimiento
de Miranda, su segunda hija, le convenció de que debía convertir
a la primogénita en un ejemplo a seguir por las demás princesas.
Dado que los nuevos Guerreros del Milenio de Plata serían mujeres,
Lord Urano se había propuesto conseguir que su hija fuera una líder
excepcional.
Era un hombre que había entregado su vida a la misión de proteger
el Reino a capa y espada, aún disfrutando de tiempos de paz como
aquellos. Serenity era consciente de que Urano se estaba negando
por orgullo, no porque le pareciera una mala idea.
El separatismo entre los planetas cálidos y fríos se trataba
de un asunto complicado.
El problema estaba en la mente de los Guerreros de ambos grupos,
no en el hecho de que sus planetas estuvieran más o menos lejos
del sol.
"Amaltea insiste en que quiere ser una Outer Senshi.
Es muy fuerte físicamente y está dispuesta a todo para conseguirlo."
Le tentó la Reina.
Lord Urano negó con la cabeza y echó un vistazo al jardín,
vislumbrando a la princesa de Júpiter, riendo y jugando con
su hija Rhea y con Atlantis.
"¿Qué opina Lord Júpiter de todo esto?" preguntó
sin apartar la vista de la ventana.
"Opina que, dado que estamos en tiempos de paz,
podríamos intentar reforzar la guardia que tenemos en
los límites del Sistema Solar.
Si aumenta nuestro ejército en los planetas fríos,
también necesitaríamos un oficial de alto rango más...
Amaltea podría demostrarnos lo que vale y su padre está dispuesto
a darle una oportunidad."
Lord Urano se echó a reir de forma socarrona.
"Lord Júpiter se subiría a la cola de un cometa
para confeccionarle unos pendientes nuevos a Amaltea si ella
se lo pidiera. Mi respuesta sigue siendo la misma."
Repuso el rubio caballero dirigiéndose a la puerta.
Esbozó una profunda reverencia.
"Si no deseáis nada más, majestad..."
"Podéis marchar, Lord Urano" contestó Serenity agachando
la cabeza con solemnidad.
El guerrero del viento salió de la estancia y la Reina suspiró
pacientemente.
Urano era un hombre taciturno y obstinado.
Era la primera vez que encontraban unas aspirantes a
Guerreros que estuvieran tan unidas las unas con las otras...
y si no aprovechaban ahora para limar las diferencias
entre los Outer Senshi y los Inner Senshi,
éstas jamás desaparecerían.
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