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El único en mi vida (PAUSADO) En proceso de edición por Princesa de los Saiyajin

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Notas del capitulo:

Hola, ¿cómo están? Sé que me quieren matar porque mi última actualización fue hace varios meses, pero tengo la excusa perfecta.

Tuve mis XV años, y tuve mucho estrés con los preparativos, estaba muy limitado mi tiempo a la organización del evento y a hacer la tarea.

Además, como estoy en tercer año de secundaria, necesitaba estudiar para el examen de admisión a la preparatoria, y de eso me encargué los meses restantes (abril, mayo, junio).

Merezco tomatazos, creo que hasta merezco que me avienten toda la verdulería, pero era necesaria esta gran pausa.

Sin más excusas que creo que son innecesarias porque de todos modos me matarán, les traje el capítulo.

P.D. Si eres seguidor de mis otras historias, te aviso que actualizaré entre el día de hoy y mañana todos mis fics. Y si no lo eres… también XD

Yo bien “me quieren matar por no actualizar” y de seguro nadie extrañó el fic… ):

32

La historia de Mirai Trunks (parte 2)

 

 

Estaba dispuesto a salir volando y enfrentar a esos malditos androides…

Jamás se los perdonaría…

Habían matado a la persona que más amaba en ese mundo…

Los haría pagar…

 

Emprendió vuelo a toda velocidad. No sabía en dónde estaban puesto que no podía sentir su ki ya que eran unas máquinas, pero sabía que probablemente seguían cerca y estarían destruyendo una ciudad. Sin embargo, a los pocos segundos de vuelo, su vista se tornó borrosa.

Lentamente fue bajando la velocidad a la cual iba, sentía que la cabeza le daba vueltas y que sus energías se esfumaban poco a poco. Su mente divagaba, no podía siquiera preguntarse qué le estaba ocurriendo.

Sus ojos se cerraron, su cabello regresó a su tonalidad lila de siempre y sus ojos de nuevo eran azules. El aura dorada que lo cubría desapareció. Empezó a caer del cielo, su conciencia se perdió, ésta se iba lejos de su ser, se retiraba cada vez a una distancia mayor...

Cayó al otro lado de esa ciudad en la que había muerto Gohan, impactándose en el suelo…

 

 

***

Tic …  Tac …  Tic … Tac …

Sentía que el sonido de las manecillas del reloj retumbaba fuertemente en sus oídos. Veía a su alrededor, sintiendo que todo le daba vueltas. Sacudió levemente la cabeza y pudo regularse, pudiendo apreciar que la habitación en la que se encontraba le era familiar.

Era su habitación.

Pero, ¿cómo?

Él estaba en una ciudad muy lejana, ¿cómo llegó a parar ahí?

Unos pasos se escuchaban, acercándose lentamente, era Bulma. Ella, al llegar, se acercó al joven y le dio una bofetada en el rostro, luego empezó a llorar amargamente mientras se apoyaba en el pecho del menor que aún seguía recostado, mojando un poco su playera.

—¿Por qué, Trunks? ¿Eh? ¿por qué?—decía entre cortado por su llanto—. ¿Por qué tenías que hacer eso? Me tenías preocupada. Cuando vi el cuerpo de Gohan creí lo peor. ¿Sabes qué tan duro fue aceptar que tu hermano muriera? Mucho. Casi me da un infarto al verte en el suelo. No soportaría perderte a ti también, eres como mi hijo—su voz se fue quebrando cada vez más, mientras que el menor sentía un fuerte nudo en la garganta al ver a la mujer en ese estado—. Nunca me vuelvas a hacer eso, ¿está claro?

—Sí, Bulma. Lo siento—dijo en voz baja.

—Tu padre me hizo prometerle que te cuidaría mucho, y eso haré…—dijo y le alborotó un poco su lacia cabellera.

—Bulma, te agradezco por ello, pero sabes que soy un guerrero muy fuerte…

—No me importa, yo daría mi vida por ti.

Ambos se sonrieron; pero después el pelilila se animó a preguntarle algo que desde hace ya tiempo parecía causarle molestias.

—Bulma, ¿te puedo pedir un favor?

—Lo que necesites…

—Lo que sucede es que ultimadamente he tenido unos fuertes dolores aquí—dijo y se tocó la parte intermedia de su ombligo y de su entrepierna.

—¿Dolores?

—Sí. Son leves, pero no quisiera que fuera algo malo—dijo apenado.

—S-sí—dijo nerviosa, lo cual extrañó al menor. Iba a preguntar, pero ella salió de la habitación.

 

A los minutos regresó con unos cuantos aparatos, unos que no conocía ni se imaginaba que ella tuviera. Cerró los ojos e intentó descansar en lo que ella hacía todas las pruebas necesarias; tan agotado y lastimado se encontraba que se quedó dormido. Ese sueño era tan profundo, que parecía que no se despertaría con nada en el mundo, incluso no podía sentir su cuerpo.

 

 

***

No sabía cuánto tiempo había pasado. No tenía la certeza para asegurar si habían sido minutos o si fueron horas. Se puso de pie, y fue a la cocina, necesitaba comer algo para recuperar sus energías. Al llegar pudo ver a Bulma cocinando, sonrió y se sentó en una silla de la mesa.

—Trunks, terminé los análisis, ya sé qué te ocurre—dijo y colocó dos platos sobre la mesa, uno frente al menor.

Se sentó en la otra silla y comenzó a comer, el joven la imitó.

—¿Sí? ¿Es malo?

—Todo lo contrario—dijo y eso calmó un poco al menor. Trunks empezó a beber un poco de agua, a lo que ella decidió proseguir—. ¿Cuándo me pensaban decir tú y Gohan de lo suyo?—preguntó, a lo que el pelilila escupió el agua tan sólo comprendió sus palabras. Sus mejillas adquirieron un fuerte color carmín.

—¿Qué? ¡¿Cómo lo supiste?!—exclamó avergonzado.

—Trunks, yo ya sabía acerca de ciertas cosas que pasan en tu cuerpo. Vegeta me lo dijo cuando tan sólo tenías días de nacido. Al estar comprobando lo referente a tus dolores pensé en ciertas posibilidades, así que revisé tu “entrada” y efectivamente tu himen se había roto.

—¿Himen? ¿Qué es eso?

—Velo como una telita que se rompe al tener relaciones sexuales—le explicó, a lo que sus mejillas se encendieron aún más.

—Pero… ¿cómo supiste que fue Gohan?

—Porque encontré también escasos residuos de semen. Al analizarlos en una máquina, pude ver que el ADN era de Gohan.

—…—no dijo nada. Su cuerpo estaba paralizado, estaba completamente avergonzado por la información que ella le estaba dando. Sin duda ya no podría verla a los ojos.

—Trunks, no creas que estoy molesta, todo lo contrario. Me alegra que hayan tenido una última felicidad juntos antes de… lo que pasó…—susurró lo último.

—Sí, la verdad es que me hubiera gustado que fuera más tiempo… pero esos malditos androides arruinan todo…

—Trunks, lo que te diré a continuación es un tema complicado, y espero lo entiendas—dijo y suspiró—. Tus dolores se deben a que… tu cuerpo se está adaptando a la condición nueva que deberá tener. Tú… tienes la capacidad de quedar embarazado… y lo estás…

¿Acaso escuchó bien?

¿Él? ¿Embarazado?

¿Eso es posible?

Pero, ¿cómo?

Bien su hermano le había contado acerca de la capacidad de su padre Vegeta, pero nunca había pasado por su mente la idea de que él también la tendría.

Espera un segundo…

Eso significaba…

¡¿Tendrá un hijo de Gohan?!

 

***

—Diecisiete, ¿en qué tanto piensas siempre?—preguntó la rubia a su hermano, quien llevaba rato en silencio, viendo al suelo, con un semblante reflexivo.

—En nada—respondió cortante y comenzó a caminar.

—¿Nada? Diecisiete, ¿a dónde vas? ¡Espérame!—dijo al ver que se estaba alejando y la dejaba hablando sola.

 

***

—¿Q-qué dijiste?—murmuró en un estado de shock.

—Trunks, tranquilízate un poco…—le pidió la mujer al ver su estado.

—P-pero… eso significa que…

—Sí. El bebé es de Gohan—le dijo y le sonrió. Se acercó a él y le proporcionó un cálido abrazo maternal, de esos que le transmitían confianza y seguridad al mismo tiempo.

—…—no dijo nada, sino que sus músculos faciales poco a poco fueron estirándose, intentando formar una sonrisa, pero se detuvieron cuando en su mente surgió una duda—. P-pero somos hermanos… ¿eso no le hará daño? ¿O-o…?

—Tranquilo, Trunks, no hay riesgos. Ustedes tienen algunas características diferentes; es como decir que Gohan fue sólo hijo de Goku, y tú sólo de Vegeta… Claro que tienen genes de ambos, pero cada uno adquirió más de uno solo.

Sonrió, estaba muy feliz, podría tener un hijo de la persona que más amaba y que ahora ya no tenía a su lado. Tal vez las cosas no serían tan malas de ahora en adelante… Sí, ese “tal vez” no era una afirmación completamente, ya que, ahora que lo pensaba bien, existían ciertos problemitas tamaño androide.

—Bulma… ¿en cuánto tiempo nacerá?—preguntó con un tono de seriedad.

—Tarda siete meses, ¿por qué?—preguntó confundida.

—Bulma, esos malditos androides acabarán con todo en ese tiempo… Sabes que no podré soportarlo, matarán a mucha gente…

—Trunks, cálmate…

—Pero…

—Está bien—dijo ya cansada—. Elige, ¿ese bebé o muchas personas?

—¿Eh? No puedo elegir, lo sabes. Este bebé tiene el derecho a nacer y vivir, no puedo arrebatarle su vida. Y los habitantes de este planeta tampoco tienen la culpa de nada…

—Perdóname que te lo diga, pero no puedes salvar a ambos. El más mínimo golpe te hará perder al bebé—dijo comprensiva. Sí, ella también tenía planes de formar una familia con Yamcha, tener hijos, nietos, ser una familia feliz; pero esos androides 17 y 18 lo arruinaron todo, porque no solo mataron a su pareja, sino a todos sus amigos, y a Piccolo, y sin él las esperanzas de que todo regresara a la normalidad desaparecieron.

—Elijo a…

 

***

—Diecisiete, ¿qué rayos pasa contigo?—le recriminó molesta.

—Ahora que lo pienso, no fue muy divertido matar a Gohan, ahora no tenemos con quien jugar—dijo y vio al cielo.

—Tú sólo piensas en jugar…

Y así empezó otra de sus discusiones…

 

***

—¿Estás seguro?—quiso cerciorarse de que no tuviera un posible cambio de opinión.

—Completamente. Gohan ya no volverá, y quizás sea el último recuerdo que tenga de él, así que quiero conservar al bebé. Quizás me será muy complicado no ir a ayudar a los demás… pero quiero que nazca y formar una pequeñita familia…—dijo con una sonrisa, la cual demostraba la sinceridad de sus palabras.

 

******

Y como lo dijo, así fue. Sentía una gran impotencia de no poder ir y ayudar a las personas que lo necesitaban, pero ese pequeño ser tenía derecho a vivir –aunque fuera en un lugar así de horrible- y conocer el mundo. Sin embargo, cuando Bulma salía en busca de alimentos, se escabullía y volaba hacia aquel lago que fue testigo de su “primera vez”; estar ahí lo hacía sentirse en un estado de paz y tranquilidad, como si Gohan estuviera ahí, abrazándolo, cuidándolo, vigilándolo, asegurándose de que estaba bien…

Ya han pasado seis meses y medio desde ese entonces, en una semana nacería ese bebé; de hecho, ya tenía un pequeño bultito en su vientre, no tan grande como el de una mujer, era un poco más pequeño, aunque no demasiado. Sus nervios estaban al tope, así que, como Bulma no estaba, voló hacia la Montaña Paoz y aterrizó frente a la casa en la que antes vivieron. Nunca había entrado ahí y sentía una enorme curiosidad por hacerlo.

Y lo hizo.

El polvo cubría los muebles y la única luz era la que entraba por las ventanas. Llegó hasta una habitación, en la cual únicamente había una cama, una mesita de noche, tres repisas en la pared, un armario y la puerta que daba al baño. Se acercó a la repisa y observó los retratos que había ahí:

Uno tenía una foto de un hombre de cabellera alborotada sonriendo, cargando al estilo “princesa” a un hombre de cabellera en forma de flama quien, con su mano, intentaba alejar al otro pelinegro empujándolo del rostro, pero mantenía un tenue rubor casi imperceptible en las mejillas.

Otra tenía a ambos pero con un pequeño bebé, éste estaba en los brazos del hombre más bajito.

Una tenía la imagen de un pequeño bebé pelilila siendo cargado por un pelinegro al cual reconoció inmediatamente: Gohan.

Así eran las demás, siendo su consuelo saber que su familia fue feliz por un tiempo.

Se dirigió a la cocina, y se sorprendió al ver sobre la mesa una espada y una nota a medio escribir que decía:

 

Trunks:

Sé que no he sido el mejor hermano que podrías tener, he procurado protegerte porque te amo, pero cada día se me hace más complicado. Esta espada me la dio un sujeto llamado Tapion que llegó a la Tierra, me pidió que lo matara para evitar que una amenaza mucho mayor que esos androides apareciera; fue muy duro para mi hacerlo cuando tenía tan sólo catorce años, pero tuve que hacerlo; esta espada me la había dado antes de hacerlo, la conservé hasta entonces. Yo nunca he sido muy bueno con la espada, pero creo que tú si lo serás, por eso quiero dártela. Espero que seas un guerrero muy fuerte y puedas vencer todos los obstáculos que se te presenten.

Te amo con todo mi corazón, Trunks.

Cuídate mucho, sé feliz, vive la vida que tanto desees.

Te amo, mi pequeñito saiyajin.

Gohan.

 

—Gohan…—murmuró al terminar de leer esa nota que bien se notaba estaba escrita con muy buena letra, demostrando la delicadeza con la que la habían hecho.

Las lágrimas se acumularon en sus ojos, y su ser se llenó de extraños sentimientos. Esas gotas de líquido salado se desbordaron, ya no se podían mantener ahí, fueron rodando por sus mejillas hasta caer y llegar al suelo, marcando un pequeño caminito en su rostro por el cual se fueron deslizando todas las demás.

Se sentó en una silla, apoyó sus codos sobre la mesa y se cubrió el rostro con sus manos, para continuar con su llanto. Pero algo lo hizo detenerse, y era que sintió una pequeña patadita por dentro, en su vientre, siendo el responsable el pequeño ser que vivía dentro de sí.

—¿Mmm?—murmuró extrañado ante el golpecito. Se puso de pie, limpió su rostro, tomó la espada y se la colgó, guardó la nota en un pequeño bolsillo que tenía en su camisa color blanco y se percató de que también había un pequeño saquito. Lo tomó y vio que dentro había una semilla del ermitaño—. Creí que la que me dio Gohan aquel día era la última…

Pensó, buscando una explicación para esa posible mentira que le había dicho. Supuso que se arriesgó más por él de lo que creía, dejándole esa semilla para una emergencia que tuviera. Sonrió, y la guardó junto a la nota. Regresó a la Corporación Cápsula, y llegó a su habitación, entrando por un espacio del vidrio roto de la ventana.

—¡¿Por qué saliste en esa condición?!—le gritó una mujer que estaba sentada en una silla a un lado de la ventana, como si hubiera estado esperándolo.

—Bulma…—murmuró asustado, retrocedió un poco, siendo invadido por el miedo.

—¿Dónde estabas?—le preguntó molesta.

—E-en la Montaña P-Paoz—dijo nervioso.

Ella tan sólo escuchó eso, se tranquilizó. Se percató del arma y se animó a preguntar.

—¿Esa espada... es…?

—Estaba en casa de papá Goku y papá Vegeta—dijo y le entregó la nota y el saquito a ella. Se quitó la espada y la colocó sobre la cama. Ella sonrió más con cada palabra que leía, hasta el punto de terminar de leer todo y con algunas lágrimas en su rostro, manteniendo una gran sonrisa.

—Recuerdo a Tapion, fue un gran amigo, pero la amenaza que traería sería mil veces peor. Recuerdo también que Gohan dijo que la espada te la daría a ti a los quince, supongo que ya presentía lo que le pasó e intentó adelantarse, pero no lo terminó…

—Sí, creo que sí... ahgh—se quejó un poco y tocó el bultito de su torso.

—¿Estás bien?, ¿Qué te sucede?—preguntó preocupada.

—N-nada, estoy bien—dijo. Ese pequeñito e “insignificante” dolor cesó. Se puso de pie normalmente y caminó hacia la cama, pero a los dos primeros pasos un líquido goteó de su pantalón en la parte trasera, mojando toda la tela de éste, incluso un poco cayó al suelo, produciendo ese peculiar sonido del agua cayendo en una superficie sólida. Ambos abrieron los ojos a más no poder.

—G-Gohan… creo que… el bebé nacerá…—dijo aún más nerviosa que el joven. Se acercó a él, lo ayudó a llegar hasta la cama, donde se apoyó en el colchón con sus manos—. Te ayudaré a quitarte el pantalón—dijo. Se agachó y le bajó el pantalón gris junto con la ropa interior.

El joven, cuidadosamente, se acostó sobre la cama y separó las piernas. Sintió de nuevo el dolor, por lo que se tocó el vientre. La peliazul se colocó en la orilla de la cama, frente a las piernas del joven, observando su cuerpo desnudo.

—Trunks, el bebé nacerá, pero aun no tienes la suficiente dilatación—le dijo.

—¿Eh? Creí que nacería por una operación, Gohan me dijo que papá Vegeta así lo tuvo a él…

—Vegeta necesitó operación, pero tú naciste con un sistema reproductor aún más mejorado que el de él. Podrás tenerlo por parto natural…—le explicó.

Él volvió a sentir los dolores, produciendo varios quejidos. Flexionó sus piernas, dejando más a la vista la “zona”.

Pasaron los minutos, en los cuales se sintió de la misma manera. Hasta que…

—Trunks, necesito que pujes, ya estás lo suficientemente dilatado—le dijo, se colocó mejor entre él, para poder recibir al bebé.

El pelilila no se podía dar cuenta de nada, pujó tanto que las fuerzas se le iban esfumando cada vez más. Veía el techo, pero este se tornaba cada vez más borroso. Lo último que pudo escuchar fue el llanto de un bebé.

Perdió la conciencia.

 

***

—¿Qué… qué pasó…?—murmuró algo desorbitado. Pronto recordó todo, así que gritó—: ¿Dónde está el bebé?

La peliazul llegó al cabo de unos segundos, tenía en brazos una cobijita blanca, como envolviendo algo, el pelilila comprendió todo al instante, por lo que sonrió. Ella le entregó el conjunto de colchas, y él las tomó con cuidado. Era una pequeña niña, que llevaba un overol color amarillo; su cabello era de color negro; sus manos estaban hechas puñito y estaban una frente a la otra.

Pronto Trunks sintió un fuerte dolor en sus partes íntimas, uno distinto al que sintió cuando tenía a la pequeña bebé en su interior.

—Bulma… me duele mucho…—dijo el joven ojiazul. Y fue hasta entonces cuando se pudo percatar de que la cama estaba teñida de rojo a causa de un líquido en particular: sangre. Y lo peor para él fue ver que provenía de su cuerpo.

—Trunks… toma—, le entregó aquella semilla del ermitaño que le había dado a guardar. El menor la comió, pero aún tenía esa duda rondando en su mente, y ella lo sabía, por lo que decidió continuar—. Admito que siempre supe que había un gran riesgo en el embarazo, eres muy joven como para esto. Pero afortunadamente todo salió bien… o casi todo…

—Bulma, por favor, no me asustes. ¿Qué pasa?—preguntó ya desesperado ante el misterio que le ponía a todo ese asunto.

—Ella nació bien, pero como tu cuerpo no estaba del todo preparado, tuviste una especie de desgarre, eso explica la sangre… El punto es que, aunque no corres riesgo de algo grave, tu sistema reproductor se dañó demasiado, y tu cuerpo buscó la manera de reponerse, pero fue demasiado el daño que no pudo arreglarse, y tuve que hacerte una cirugía para ayudarte… lo siento, Trunks, pero perdiste la capacidad de volver a embarazarte…—le dijo con voz algo baja, apegada al contexto de la situación.

El menor se quedó unos minutos pensando en lo que ella le había dicho, y sabía que se sentiría mal por el hecho de que tuviera que haberle hecho esa operación, así que decidió decir algunas palabras para que no se sintiera de ese modo.

—Tranquila, Bulma… Después de todo, con la única persona con la que querría usarla sería Gohan, pero él ya no está…—dijo con voz algo triste. Luego observó a la bebé que cargaba en brazos y sonrió—. Pero tengo a su pequeña clon versión femenina—dijo y sonrió. Sus ojos se volvieron algo vidriosos, luego las lágrimas de dicha comenzaron a deslizarse por sus mejillas mientras veía enternecido al pequeño ser que tenía ahí: su hija.

—¿Pensaste en algún nombre?—le preguntó con una sonrisa.

—Yo… creí que sería niño… y lo llamaría Gohan… pero…—unas lágrimas corrieron a la par por sus mejillas—. No me imaginé que tendría una niña tan linda…

—Trunks…—murmuró con una sonrisa.

 Sentía cierta emoción ella también. Si bien Trunks era como su hijo, esa pequeña era como su nieta.

—Creo… creo que ya sé cómo la llamaré…—murmuró con una sonrisa.

—¿Ah sí? ¿Cómo?—le preguntó.

—Creo que la llamaré… Pan… Son Pan…—dijo. Ella sonrió.

—Creo que es un nombre muy lindo…

—Nyaa Nyaa nyaa nyaa—empezó a llorar la bebé.

—Creo que tiene hambre—dijo la peliazul.

—Sí… ¿qué va a comer? ¿Debo viajar a una cuidad a conseguir comida de bebé? ¿O…?

—Trunks… A diferencia de Vegeta, tú te desarrollaste mejor—le dijo.

—¿Y eso qué quiere decir?—murmuró preocupado, puesto que el llanto de Pan no cesaba.

—Que tú…—acercó a la menor al pecho del joven, le descubrió los pectorales y la bebé se prendió de uno de sus pezones— puedes producir leche—le dijo.

El pelilila se sonrojó al sentir a la niña succionando en su pecho, pero era más raro sentir el líquido saliendo de ahí.

—Te traeré algo para que comas—le dijo la mujer. Se acercó a él y le besó la cabeza, transmitiéndole amor y confianza al joven, quien realmente necesitaba eso.

 

 

***

Pasaron tres años luego de eso.

Trunks comenzó a entrenar arduamente, ahora tendría una razón más por la cual volverse más fuerte. Bulma seguía con cierto experimento que “sería muy útil”, o al menos eso fue lo que le dijo al pelilila. Los androides siguieron con su destrucción desmedida, aunque milagrosamente nunca dieron a parar a donde estaba Trunks.

El pelilila de vez en cuando los enfrentaba, pero siempre terminaba muy mal herido y con las energías suficientes sólo para poder regresar. Además, su pequeña Pan lo necesitaba, incluso lloraba mucho cuando regresaba lastimado a la Corporación.

 

Recién llegaba de traer unas compras, las había colocado dentro de una caja. Entró al laboratorio de Bulma, viéndola trabajar en los últimos detalles de su nueva creación: la máquina del tiempo. También pudo ver a su hijita sentada en una silla frente a un escritorio de Bulma, coloreando y dibujando.

—Trunks, qué bueno que ya llegaste—dijo la peliazul. La pequeña pelinegra al escuchar eso, bajó rápidamente y de un salto de la silla y corrió a abrazar a su papá.

—¡Papi!—dijo la niña de tres años.

—Hola, Pan. ¿Te portaste bien?—le preguntó mientras la bajaba al suelo.

—Sí—dijo con una sonrisa.

—Trunks, ya casi está lista la máquina del tiempo—le dijo con una sonrisa.

—Bulma, creí que ya lo habíamos aclarado. No creo que sea conveniente…

No terminó de hablar, la pequeña radio que había en esa habitación anunciaba las palabras del locutor, quien daba un aviso de emergencia por los ataques de los androides. Prestó mucha atención, no perdió detalle de nada. Cuando la nota terminó, empuñó sus manos con fuerza.

—Bulma, iré—avisó decidido.

—Papi, no vayas—decía la menor mientras se aferraba a la pierna del mayor.

—Trunks… por favor, no vayas, es muy peligroso…—decía también algo desesperada la mayor.

—Tengo que ir… Les prometo que volveré—dijo y acarició la cabellera de la niña y salió a toda prisa.

 

Aún no podía superar que hayan matado a su ser más amado: Gohan. Él era su hermano, sí, pero también se convirtió en su amante y en el padre de su hija…

Llegó a donde estaban, y les dio batalla. Cada golpe que recibía era muy fuerte, le causaba gran dolor y parecía que perdería, pero hacía todo lo posible por mantenerse en pie; cada golpe fallido, era una oportunidad que los androides aprovechaban para contra-atacarlo; y cada golpe acertado… cada golpe que lograba atinar hacía que se enfurecieran más…

La batalla estaba casi perdida, y aunque huyera, lo alcanzarían. Aunque se escondiera, lo encontrarían…

Fue así como, luego de tanto tiempo de lucha, y de que se divirtieron con él, lo dejaron ahí, en el suelo, completamente herido. Y con gran cinismo, no lo mataron, ya que así no tendrían con quien “jugar”.

Se quedó ahí, como un cuerpo sin vida; pero en realidad sólo era un muchacho que había dado todo en el campo de batalla…

 

 

***

Abrió los ojos, y ahí estaba, en casa, descansando sobre su cama, en su habitación. Lo cual significaba que Bulma lo había ido a buscar y lo trajo ahí. Su cabeza estaba vendada, y tenía una gasa de algodón en la mejilla.

La susodicha llegó ahí, junto con él, lo más probable es que llegara con un regaño en boca, de esos que aguardaba hasta que él se despertara y así podía liberarse completamente.

—Trunks… por favor…—susurró decepcionada, a lo que él desvió la mirada.

—¿Y Pan?—preguntó algo preocupado por la pequeña.

—Durmiendo en mi habitación… No te preocupes, está bien… Pero tú…—su voz se iba llenando de un poco de molestia—. ¿Por qué fuiste, Trunks? Sabes que no puedes contra ellos…. Dime, ¿acaso quieres sufrir lo mismo que Gohan? Porque estás muy cerca de lograrlo. ¿Acaso no puedes ver que si algo te ocurre, Pan no tendrá a nadie que pueda cuidar bien de ella? Sabes que tú eres el único guerrero sobreviviente, y aun así te atreves a arriesgar tu vida…—le dijo enojada.

El pelilila lo meditó un poco, tenía razón en ese aspecto. Era el último guerrero en pie, y se estaba arriesgando demasiado. Además, si él moría, Pan se quedaría sola, y eso no sería nada bueno; nadie podría cuidar bien de ella, protegerla de esos androides asesinos…

—Lo siento, Bulma—dijo en susurro.

—Por favor… Quiero pedirte algo…—dijo y se sentó en la orilla de la cama, a su lado.

—¿Sí?

—Viaja al pasado, la máquina ya está lista… Y antes de que te quejes o que me digas que no, quiero que me escuches. Quizás nuestro presente ya está perdido, pero aún puedes salvar el pasado. Por favor, hazlo. Adviérteles a todos acerca de los androides, de la enfermedad de Goku… de todo… Por favor…—pidió con un tono que parecía súplica.

—Yo… Iré…—dijo resignado.

Pero ella tenía razón, no podía ser tan egoísta y quedarse ahí, en ese lugar que ya no tiene remedio de ningún modo. Podía salvar vidas inocentes, podría corregir el pasado. Quizás… quizás habría esperanza

 

El día del viaje llegó, así que Trunks se despidió de Pan y de Bulma, asegurándoles de que regresaría con buenas noticias, que podría advertirles a sus amigos, a su familia, a todos…

Ya tenía la medicina para su papá Goku, también tenía pensado qué le diría exactamente… Ya, ya tenía todo… Pero quiso hacer una cosa final:

En una parte de la Máquina del Tiempo, escribió “HOPE”.

Esperanza

Lo único que le quedaba… esperanza

 

 

^^^Fin del Flash Back^^^

 

 

Se le hizo un nudo en la garganta de tan sólo recordar todo lo que ocurrió en tan poco tiempo. Recordar la muerte de Gohan, del nacimiento de Pan, de las muchas veces que se enfrentó a esos androides y terminó con huesos rotos, o inconsciente, de cómo se despidió de su pequeñita familia antes de realizar este viaje…

Levantó la mirada y dijo en voz alta:

—Ya no tarda en llegar.

Y tenía razón, todos los presentes pudieron sentir el ki de Goku acercarse, incluso lograron divisar su nave en la cual viajaba. Trunks tragó saliva. Ya lo había pensado todo, ya lo tenía planeado, pero ahora creía que todo lo que tenía en mente no era lo más apropiado.

Lo vio salir de esa nave, apretó los puños, cerró los ojos con fuerza y suspiró, intentando reunir el valor suficiente.

No estaba seguro ahora de cómo comenzar, pero tenía que hacerlo de una u otra forma.

Ya estaba decidido.

Le contaría todo… completamente todo…

Ya no se echaría para atrás, tenía que advertirles…

Salvar este mundo…

Darles lo que él ya no tenía en su futuro…

Y así lo haría…

 

~HOPE~

Notas finales:

Pues el embarazo de Trunks era la sorpresa, me parece lindo que tenga un recuerdito de Gohan luego de lo que le pasó ):

 

¿Les gustó? ¿Aburrido? ¿Lo odiaron? ¿Estuvo pasable? ¿Ya sospechaban la sorpresa? ¿Les gustó el capítulo entero? ¿Al menos alguien está leyendo esto?

 

Mis disculpas por no haber actualizado antes, simplemente no tuve oportunidad.

Espero que el capítulo lo haya compensado.

 

Por cierto, una vez le prometí a varios algo y lo mantengo en pie:

No importa nada, no abandonaré el fic ;)

 

~~~Insectos~~~ <-Ya extrañaba escribir eso :’)


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