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5 veces en las cuales culparon a Spock por la naturaleza de su genética y 1 vez en la que él mismo se adjudicó la responsabilidad por lady_chibineko

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Título: 5 veces en las cuales culparon a Spock por la naturaleza de su genética y 1 vez en la que él mismo se adjudicó la responsabilidad

Autor:
Lady chibineko
(Miembro de la Orden Sirusiana)
(Miembro de la Mazmorra del Snarry)
(Alumna de la casa de Hufflepuff en Media Noche en la Torre de Astronomía)

Disclaimer: La franquicia de Star Trek es propiedad intelectual de Gene Roddenberry y los respectivos productores de cada saga.  Esta historia entra en Star Trek: el Universo Alterno ("Alternate Original Series" o "AOS") que nos trajo J.J. Abrams en la película del 2009.

Advertencia 1: Este es un fic slash, lo que quiere decir relación chico-chico; si no es de su agrado este tipo de lectura por favor no sigan.

Advertencia 2: Christina Chapel sigue como enfermera en el Enterprise y Pike sobrevivió al ataque de Khan y aunque tardó mucho en recuperarse y casi muere en más de una ocasión, lo logró y sigue siendo el almirante que vela por Kirk.

Dedicatoria: A l@s amantes del Spirk a nivel mundial, feliz día del Spirk este 15 de Setiembre del 2015.

En fin, enjoy the chapter please!

Capítulo II: Nyota Uhura


Spock miró a Nyota con aire aturdido y pudo observar que ésta a su vez le devolvía una mirada triste.

- "Nyota, yo... no lo entiendo."- fueron las palabras de Spock, quien en ese momento se veía y sonaba tan inseguro como un niño pequeño.

Uhura por su lado suspiró y casi dudó un instante, pero no podía seguir mintiéndose a si misma al darse esperanzas y dárselas a Spock.

- "Spock, por favor, no lo hagas más difícil. Lo nuestro ya no puede continuar, nuestra relación no es lo que esperé."- terminó de decir la joven mujer, con más tristeza que amargura.

- "Pero... creí que ambos encontrábamos nuestra relación satisfactoria. Tú misma me lo expresaste Nyota, en 86 diferentes ocasiones."- aunque no en los últimos 6,3 meses dijo una voz en algún lugar de la mente de Spock, la cual el medio vulcano decidió ignorar.

Nyota se abrazó a si misma mientras apartaba la vista de Spock, y se mantuvo en obstinado silencio por 39 largos segundos, hasta que finalmente encaró a Spock con aquella tristeza ahora más profunda en su mirada.

- "Lo sé Spock, y así fue... al principio. Eres- eres un gran hombre Spock y estás lleno de virtudes. Eres..."- Nyota suspiró- "Eres agradable a la vista, inteligente, te interesas por el bien de los demás, eres fuerte, eres amable y honorable, y eso y más te hace un gran amigo y una buen a pareja, pero"- aquí Nyota volvió a suspirar y Spock lo supo, que allí venía la parte que no quería oír. Pero se mantuvo en silencio esperando las palabras que terminarían por dejarlo solo... una vez más- "pero yo deseo más Spock, deseo espontaneidad, deseo romanticismo, deseo candor... deseo un hombre que sea un poco más humano."- finalizó Nyota y Spock sintió como si lo hubiesen atravesado con un puñal en el costado donde estaba su corazón.

La mujer volvió a mirarlo, ahora con gruesas lágrimas corriendo por sus mejillas.

- "Lo siento tanto, Spock."

Las lágrimas que él no podía derramar.

Spock, por su lado, aspiró hondo tratando de recomponerse. No tenía ninguna lógica lamentarse por aquello que no tenía solución.

- "Comprendo Nyota."- dijo el hombre al fin, y ella de alguna manera pareció derrumbarse ante aquella palabras mientras su mirada y sus hombros caían, como si ella hubiese esperado algo más, una respuesta diferente.

La vio asentir antes de retomar la palabra.

- "Spock, entenderé si ya no deseas que tenga más contacto contigo del necesario, pero quiero que sepas que te valoro mucho como persona y no quisiera perder tu amistad."

Spock no necesitaba pensar demasiado en aquello, él también valoraba a Nyota... y mucho.

- "Prescindir de tu persona en mi círculo personal debido al cese de nuestra relación sentimental sería ilógico Nyota. Eres un elemento importante de ese círculo y deseo conservarte allí."

Una débil sonrisa apareció en aquel rostro humedecido por las lágrimas.

- "Eso... me alegra muchísimo. Sin embargo creo que debemos darnos un tiempo Spock."- ella se enjugó las lágrimas y miró al medio vulcano aún con aquella tristeza estampada en los ojos- "Y... gracias por entender."

Con eso, ella se acercó a él y le dio un abrazo y un corto beso en la mejilla antes de dar media vuelta y salir de las habitaciones de Spock, así como de su vida y un futuro juntos.

Spock por su parte tan solo se quedó allí, parado mirando la puerta por 9,8 minutos, antes de obligarse a sí mismo a dejar aquel acto tan ilógico e improductivo, esperando de manera inútil que Nyota volviese a entrar a deshacer todo lo ocurrido. Dirigiéndose hacia el ídolo en su espacio de meditación, se arrodilló frente a éste mientras las palabras de ella volvían una y otra vez a su mente.

~.~.~.~.~.~



5 días habían pasado desde la ruptura en la relación entre Uhura y Spock y éste último se encontraba en el comedor tratando, casi inútilmente, de ingerir las calorías necesarias para poder seguir funcionando de manera adecuada ese día... y posiblemente el próximo también.

Pero al igual que durante los últimos 5 días, el desayuno de esa mañana no captaba su atención en lo absoluto... y de todas formas, siendo un vulcano, él necesitaba ingerir menos alimento que otras especies para funcionar de manera adecuada.

- "¡Buenos días, señor Spock!"- fue de pronto el saludo que se generó al costado suyo mientras el capitán de la nave se materializaba casi de la nada para tomar asiento a su costado, mientras colocaba la bandeja con su propio desayuno al lado de la de él... ilógico.

- "Capitán."- fue la respuesta de Spock mientras daba un asentimiento con la cabeza, en señal de reconocimiento de la presencia del caótico humano.

James T. Kirk tan solo produjo una de sus patentadas pero auténticas sonrisas mientras devolvía el saludo, tras lo cual enfocó la vista en la bandeja de su primer oficial vulcano.

- "Espero no molestar mucho si me uno a usted para desayunar, Spock."

El vulcano negó, no le molestaba en lo absoluto. En alguna ocasión, en los 7,5 meses de misión que llevaban en el espacio, el capitán había tomado sus alimentos con él y aunque su plática era incesante la verdad era que  la encontraba también entretenida... y los dioses de sus ancestros sabían que Spock necesitaba sacarse ciertos pensamientos de la mente como a de lugar. Los 'Y si yo hubiera' podían ser casi mortales y Spock tenía un grave caso desde hacía 5 largos días, algo completamente ilógico de su parte, pero que no había podido evitar.

Kirk volvió a esbozar una de esas sonrisas de 200 watts, de las reales (porque al ritmo de vida que llevaban ambos en sus roles de capitán/primer oficial, Spock ya se conocía todas las sonrisas del rubio desde la 'auténtica' hasta la 'te sonrío para que no ataques mi nave porque la maldita diplomacia así lo requiere, pero en verdad quiero golpearte hasta partirte la nariz y luego patear tu estúpido trasero') y de alguna manera eso hizo sentir un poco menos deprimido a Spock.

Kirk, quien para seguro gran disgusto del doctor de la nave, tenía en su bandeja una ENORME porción de waffles con crema batida encima y una fresa en la punta (La fresa es fruta Bones, estoy comiendo sano) y una taza de café tamaño Jumbo, comenzó a atacar su desayuno con la alegría de un infante terrestre, terminando tras un par de bocados con crema batida en las esquinas de los labios, lo cual no pareció molestar en absoluto al rubio.

Spock suspiró internamente mientras tomaba el tenedor de nuevo y pinchaba una de las frutas de su ensalada y por fin se las arreglaba para llevársela a la boca y comenzar a comer... luego de casi 72 horas de no ingerir nada.

Pronto Kirk comenzó con su incesante charla, comentando sobre la última innovación del señor Scott. 'Scotty y sus elfos' (como el rubio tan jovialmente los había nombrado en alusión al personaje ficticio creado por los humanos llamado 'Santa Claus' del cual el capitán le había hablado durante 86 minutos seguidos en una ocasión... los humanos eran una especie completamente ilógica, sin embargo entretenida) trabajaban para mejorar los replicadores en las naves de cargo (uno nunca sabe cuándo va a haber una emergencia fuera de la nave... o si en un viaje largo se te va a antojar una buena malteada con verdadero sabor a malteada)

Spock asintió y dio su opinión acerca del tema, lo que hizo al rubio sonreír otro poco entre bocados de waffle y crema batida, lo que hizo a Spock continuar ingiriendo sus alimentos casi con normalidad.

Fue ya casi cuando ambos acababan que el capitán pareció ligeramente incómodo y sin embargo bastante decidido, una combinación que Spock había observado en el humano en varias ocasiones y que significaba que éste quería abordar algún tema delicado con Spock. El medio vulcano decidió hacerle el objetivo más asequible al humano.

- "¿Se le ofrece alguna otra cosa, capitán?"

- "Jim."- fue la respuesta casi automática del humano y Spock asintió indulgente antes de que la usual perorata llegara- "Mi nombre es Jim y no estamos en servicio... y como que somos amigos ¿Cierto?... y..."

- "Jim, por supuesto. Mis disculpas."

El humano sonrió un poco antes de volver a su incomodidad.

- "Mira Spock..."- comenzó el rubio casi en un murmullo, como para que los otros presentes en el lugar no lo escucharan- "Sé que es muy entrometido de mi parte y tal vez ofenda tu privacidad vulcana y todo eso, pero... hombre, tu sabes cómo vuelan las noticias en una nave, sin importar que tan grande sea..."- el capitán, Jim, dijo aún más incómodo si eso era posible- "Bien, lo que quiero decir es... tú y Uhura... ¿Estás bien, Spock?"

Spock miró al rubio un tanto sorprendido. Si bien estaba al tanto de que el nuevo estatus de su relación con Nyota (o de su 'no relación' en este caso) ya era de conocimiento público, era ella la que recibía las condolencias y el apoyo emocional debido a que ella era humana, y él un 'frio' vulcano; y Spock lo aceptaba. Era por ello que las palabras del capitán... de Jim, eran por completo inesperadas.

Spock por su parte respondió de manera automática al salir de su breve asombro de 5,6 segundos.

- "Mi capacidad para operar en mi cargo es adecuada."

Jim por su parte suspiró y rodó los ojos.

- "No es eso lo que estoy preguntando Spock, aunque es un alivio saberlo ya que significa que algo debe de estar bien... Lo que quiero saber es si tú, como persona, estás bien ¡Y no me venga, señor Spock, con esa estupidez de que los vulcanos no tienen sentimientos! Yo estoy mejor informado que el resto."- terminó de decir el humano casi acusándolo en su última frase.

Spock miró al humano y esta vez se analizó, realmente se analizó, en relación a su sentir tras la ruptura con Nyota; tras lo cual miró al humano y con voz suavizada respondió.

- "Yo... estaré bien, Jim."

El rubio entonces asintió, entre aún preocupado pero sin embargo ligeramente aliviado, y la sonrisa que esbozó fue nuevamente una de las genuinas.

- "Bien, eso es bueno... pero igual. Si necesitas algo, lo que sea, incluso si necesitas gritarle a alguien... estoy disponible. Ya sabe señor Spock, para eso están los amigos."- y de pronto el rubio se levantó del asiento llevando consigo la bandeja con el plato y la taza ahora vacíos- "Bueno, tengo que terminar de escribir mi informe semanal para la flota y quisiera hacerlo antes del inicio del turno Alpha ¡Nos vemos en el puente!"- y el humano se despidió alegre.

Luego de ese día, el medio vulcano se encontró a si mismo siendo acompañado de manera regular en sus comidas, no solo por el capitán sino también por el arisco doctor McCoy, con quien Spock de pronto se veía enfrascado en bastante interesantes (y entretenidas, aunque eso nunca lo admitiría) discusiones acerca de diferentes tópicos que iban desde la medicina hasta la política, pasando por un amplio rango de temas en los cuales el rubio a veces intervenía, aunque en la mayoría de las ocasiones se la pasaba riendo a costa de los otros dos.

Además Spock se vio envuelto en juegos nocturnos de ajedrez con su oficial superior a un ritmo de dos a tres veces por semana, en donde el humano tenía un número de victorias casi equivalente a las suyas propias, pero basado en un juego por completo irracional en el cual era casi imposible determinar el siguiente movimiento del humano y mucho menos el resultado final del juego, una situación similar a como el hombre llevaba la capitanía del Enterprise, sin lugar a dudas. Todo aquello hacía los juegos por completo atrapantes para el medio vulcano, quien con gusto quedaba para una siguiente ocasión.

Poco a poco el dolor del vacío dejado por Nyota se fue aplacando sin que Spock se diese cuenta.

~.~.~.~.~.~



6 meses 8 días luego del rompimiento entre Spock y Nyota

Spock alzó una vez más la vista hacia la figura inmóvil en la biocama de la enfermería que se encontraba al lado de la silla donde el primer oficial se encontraba sentado, mientras deseaba una vez más y de manera completamente ilógica e inútil que aquella figura recuperara la conciencia.

El sabía muy bien que aquello no sucedería pronto, el doctor McCoy se lo había informado a Spock 2,6 horas atrás cuando el medio vulcano recobró la conciencia. Le dijo que era virtualmente imposible que el capitán, Jim, despertase hasta dentro de varios días, pero que sin embargo el rubio se iba a recuperar al fin y al cabo.

Pero James Kirk era el humano que desafiaba toda lógica y cualquier tipo de posibilidad ¿Cierto? Había desafiado la lógica al enfrentarse a Nero y vencer, también había desafiado toda lógica al volver de la muerte casi 27,8 meses atrás, desafiaba la lógica virtualmente cada semana al enfrentar las más diversas situaciones y salir victorioso con las ideas y soluciones más improbables... incluso la lógica estaba por completo fuera del cuadro tras cada victoria del humano en el ajedrez tridimensional.

Entonces, ¿Por qué no esperar otro desafío a la lógica en aquellos momentos? ¿Un milagro? tal y como los humanos lo llamaban.

Spock apartó la mirada unos momentos de la figura inmóvil de su capitán, mientras trataba de controlar la creciente angustia que lo embargaba.

Todo aquello había sucedido por su causa, Jim había sido herido al tratar de proteger a Spock.

Había sucedido en las conversaciones pactadas entre dos bandos contrarios durante una tregua en el planeta clase M denominado Pericles X. Jim había expresado su inconformidad al ser el Enterprise elegido como representante de la Federación en dichas conversaciones, actuando a su vez como mediador. Había aducido que su tripa sentía todo el asunto turbio, y había recalcado en más de una ocasión que su tripa rara vez se equivocaba. Por supuesto el doctor McCoy había estado por completo de acuerdo con el presentimiento de la tripa del capitán.

Completamente ilógico.

Y sin embargo bastante acertado.

Spock realmente no estaba seguro de donde había salido el primer disparo, solo que a mediados del quinto día, de bastante tensas conversaciones que no llegaban a ningún lugar, alguien había sacado un phaser y se había realizado un primer disparo mortal, lo que había desencadenado a su vez un pandemónium.

El capitán, como siempre previsor y velando por sobre todo por los miembros de su tripulación, había previsto que el señor Scott tuviese en todo momento las señales de los que bajaban al planeta bien aseguradas, listas para una transportación de emergencia en cualquier momento, así que casi de inmediato el grupo que había bajado fue transportado de vuelta, solo quedando Spock, Sulu, Giotto y el mismo capitán Kirk para la última ronda de evacuación.

Kirk, siendo el capitán preocupado y responsable que había demostrado ser en todo momento, pronto reunió y aseguró la integridad de sus tres tripulantes mientras urgía al jefe de Ingeniería para que los sacara de allí.

Spock, en realidad más preocupado a su vez por la seguridad de sus capitán que por la suya propia, no notó al activista que corrió en dirección a él con aquella enorme daga curva en la mano, la cual iba destinada a herirlo en el costado donde su biología vulcana ubicaba su, en esos momentos, acelerado corazón.

Pero Kirk si lo notó y se interpuso entre la daga y Spock.

Tanto Spock como Sulu comenzaron a instar al Enterprise a apurarse con las transportaciones restantes mientras Giotto se encargaba de mantener alejados a todos los enfurecidos asistentes a las conversaciones a punta de phaser, y con desmayo Spock escuchó a Scott quejarse de una falla en los transportadores.

El primer oficial no estaba seguro de como describir los siguientes tres minutos, llenos de sangre y desesperación, en los cuales mientras intentaba que su capitán se quedase quieto para no desangrarse, fue alcanzado por un phaser que le abrió una herida profunda en la pierna y luego otra herida no tan profunda pero si dolorosa en el abdomen, y pudo 'sentir' como Jim era alcanzado por otro phaser también. Y mientras perdía la conciencia aferrado al rubio, suplicó a los dioses de sus ancestros (entre los frenéticos gritos de Sulu al Enterprise) que si Jim llegase a morir, fuesen tan benevolentes de dejarlo morir con él.

Cuando despertó, casi un día después en el área médica tras un largo trance curativo, se encontró a si mismo siendo informado de todo lo acontecido por el doctor mientras que sus ojos no se apartaban del humano inconsciente en la biocama del costado, quien iba a sobrevivir según el cansado doctor.

El medio vulcano se negó a seguir echado en la cama y optó (para completo disgusto de McCoy) por sentarse en una silla al lado de la biocama del capitán hasta que llegase la hora de dormir, ya que Spock estaba en descanso médico en la enfermería por 24 horas (algo innecesario, pero que por el momento no discutiría si le daba la oportunidad de estar junto al capitán)

Ahora en la soledad del área médica, se permitió el humano impulso de suspirar de manera cansada.

El medio vulcano no estaba seguro de cuánto tiempo más podría soportar aquella situación, y sin embargo se encontraba incapaz de renunciar a aquello.

A James T. Kirk.

Su T'hy'la.

El conocimiento de aquel hecho lo había golpeado con la fuerza de una bomba de 100 megatones hacía exactamente 2,7 meses atrás y lo había tomado de asalto.

Había sucedido en una misión simple de reconocimiento, tipo de misión que por lo general con Jim Kirk al mando casi nunca era algo simple; así que cuando estaban en plena exploración y toma de muestras en aquel planeta clase M 'sin vida inteligente', los habitantes 'no inteligentes' (de entre 2 y 3 metros de alto y dientes y garras tan largos y filosos como para ensartar a un humanoide de una sola estocada) terminaron persiguiéndolos hasta las montañas, a las cuales tuvieron que subir para poder escapar.

Fue un mal paso de parte de Spock, un movimiento descuidado que lo hizo caer por el lado de la montaña por donde habían huido y cuyo campo magnético interfería con los transportadores de la nave. Y el único motivo por el cual Spock no había terminado como una mancha verde a los pies de aquella montaña fue debido a los movimientos siempre rápidos y alertas del capitán, para quien la seguridad de la tripulación siempre iba primero.

La acción lo tomó desprevenido y el contacto de piel con piel lo aturdió aún más que la supuesta caída.

Spock, quien por lo general tenía sus escudos y barreras emocionales muy bien erigidos en caso de experimentar contacto físico con otros seres vivos (con muy pocas excepciones), fue tomado por sorpresa y con todas sus defensas a medias, las cuales eran por lo general suficiente protección en la mayoría de los casos de emergencia como aquel, pero que en esa ocasión no le sirvieron de nada.

Las emociones de Kirk y en especial su preocupación por la seguridad de su primer oficial atravesaron al medio vulcano 'tal y como un cuchillo caliente atraviesa una barra de mantequilla', para citar una de las frases del doctor McCoy; y Spock pudo sentir con claridad el katra de Kirk buscar al suyo propio, el cual casi cantaba de júbilo ante la presencia del otro.

La piel de todo su cuerpo hormigueó y la respiración casi se le detuvo ante el reconocimiento de lo que acababa de encontrar.

Amigo, hermano... amante. T'hy'la.

La otra mitad de su ser en el universo. Su alma gemela.

- "¡Maldición Spock! Algo de ayuda aquí ¡Pesa una maldita tonelada!"- fueron las palabras que sacaron al medio vulcano de su ensoñación y lo hicieron poner de su propio esfuerzo para terminar de subir hacia el fragmento de tierra que se encontraba al lado de Kirk, quien tras poner a su primer oficial a salvo, enfocó su atención en recuperar el aliento.

- "Enterprise al capitán, tenemos sus posiciones."- se escuchó unos segundos después la voz del señor Scott.

- "¡Ya era tiempo! Energice Scotty ¡Ahora!"

Por suerte no hubo ni bajas ni heridos, y Spock se refugió momentáneamente en sus habitaciones con la excusa de la elaboración del informe de la misión de reconocimiento; aunque por supuesto eso no le dio demasiado tiempo, por lo que en los días posteriores se alejó de todos y en especial del capitán, pues no terminaba de entender del todo lo sucedido y sus implicaciones.

A pesar de la sutileza con la cual Spock encontraba excusas para su alejamiento temporal, al cuarto día pudo ver el dolor en los ojos del rubio ante un nuevo rechazo a una invitación para jugar ajedrez, y un algo se removió de manera dolorosa dentro de Spock, un algo que en realidad llevaba allí ya un tiempo, pero que el medio vulcano se había limitado a ignorar, incluso de manera inconsciente.

Pues no más.

A la mañana siguiente Spock llegó al comedor y tomando una bandeja se dirigió de manera casi tímida, junto a su desayuno, a la mesa que compartían el capitán y el doctor en jefe, teniendo muy en cuenta no tomar ofensa alguna en caso de ser rechazado, después de todo él mismo había optado por el alejamiento.

En cambio fue recibido por una sonrisa de su T'hy'la y un gruñido del doctor, quien tan solo soltó un "Ya iba siendo hora de que el duende volviese al mundo de los vivos." antes de retomar su conversación con el capitán, que resultó ser el recordatorio de McCoy hacia el rubio para la administración de su dosis mensual de antihistamínicos.

Un asunto bastante serio, teniendo en cuenta la cantidad de alergias de las que sufría el humano de ojos azules.

Esa misma tarde Spock se encargó de acompañar personalmente al rubio a la enfermería, donde McCoy los esperaba con tres hypos de regular tamaño y una sonrisa casi sádica en el rostro (según Kirk), mientras la enfermera Chapel le ofrecía sonrisas discretas al capitán.

Fue en ese momento en que Spock tomó verdadera conciencia de su situación.

James T. Kirk era un ser humano sociable (por no decir el más sociable con el cual se había topado hasta el momento), inteligente, impredecible y un verdadero imán para las demás personas, quienes no dudaban en ofrecer mucho más que una sonrisa al coqueto y galante humano.

Y la reputación de Kirk era universalmente conocida. Gran compañía y un excelente amante.

En comparación a los exóticos sacerdotes y sacerdotisas, a los príncipes y princesas, a los altos funcionarios que se le ofrecían al rubio con un guiño y una promesa ¿Qué tenía un lógico y frío medio vulcano para ofrecer?

Bien se lo había enumerado Nyota el día de su rompimiento. Él no era ni romántico, ni apasionado, ni espontáneo, ni cándido...

Él no era humano.

- "¿Spock?"

Fue con ese murmullo débil pero añorado que Spock fue arrancado del tren de los recuerdos para posar su mirada ansiosa sobre la figura en la biocama.

- "¡Capitán!"- respondió a su vez el medio vulcano y a pesar de la debilidad del rubio, pudo verlo hacer una mueca- "Jim"- se rectificó entonces, siendo compensado por una débil sonrisa.

- "Ey"- respondió el hombre con ojos somnolientos- "¿Cuanto llevo aquí?"

Spock abrió la boca para responder, cuando fue acallado por el gruñido que vino desde atrás suyo.

- "¡Maldita sea, Jim! ¡Soy un doctor, no un condenado hacedor de milagros! ¡Comienza a cuidarte un poco por todos los cielos! ¡Casi no la cuentas esta vez!"

El rubio volvió a sonreír débilmente y centró su atención en su huraño amigo, dándole así tiempo al medio vulcano para recomponer un poco su usual porte estoico.

Una vez más, James T. Kirk había superado todas las expectativas y había recuperado la conciencia en una fracción de lo esperado, aquello tranquilizaba y también, no lo podía negar, alegraba a Spock, quien se limitó a observar a los dos humanos interactuar, para luego dar un breve reporte al capitán.

También se encargó de instarlo a descansar. Lo conocía lo suficiente para entonces como para saber que a menos que le asegurase al rubio (con el doctor como testigo) de que se haría cargo de todo en el puente a partir del día siguiente, Jim se escaparía de enfermería al primer descuido y el buen doctor armaría un escándalo.

Y la verdad era que el capitán necesitaba del descanso.

Spock entonces, luego de ser testigo de cómo el doctor le hacía los chequeos necesarios al rubio y lo ponía a dormir con un somnífero leve, se dirigió hacia su biocama asignada prometiendo descansar el tiempo necesario para terminar de manera satisfactoria su recuperación, lo cual dejó al doctor lo suficientemente tranquilo como para dejarlo solo durante la noche.

Spock volvió a observar la figura dormida del rubio, anhelando de nuevo pero refrenando sus deseos.

Mientras tanto se conformaría con contemplar a su T'hy'la, tal como se contempla al más raro y preciado de los tesoros, aquel que sería siempre inalcanzable.

Si, Nyota había tenido razón.

Spock era y siempre sería, demasiado vulcano para ser humano.


Fin del segundo capítulo


Notas de la autora:


¡Hola a todos!

Y vamos por el segundo capítulo y solo puedo decirles a todos, gracias. Gracias por leer, gracias por poner en favoritos la historia y más aún, gracias por los bellos comentarios que me han dejado. Me siento muy halagada y feliz.

Con suerte seguiré con este buen ritmo y termino antes de que termine el mes.

En todo caso, gracias por leer y recuerden que los comentarios nunca están de más.

Un beso felino para todos.

chibineko chan
(Miembro de la Orden Sirusiana)
(Alumna de la casa de Hufflepuff en Media Noche en la Torre de Astronomía)
(Miembro de la Mazmorra del Snarry)

~.~.~.~.~.~


Campaña de NO AL PLAGIO

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