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¡Ten hijos para esto! por Fullbuster

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Los pájaros cantaban como nunca aquella mañana, al menos eso pensó Kazuto al escuchar el incesante piar de aquellos pequeños animalillos. Abrió los ojos con lentitud y trató de moverse sin mucho éxito, todo su cuerpo estaba agarrotado, seguramente por haber dormido en una mala posición. Se daba cuenta ahora que estaba aún sentado en aquel frío suelo del baño, acurrucado en los brazos firmes de su novio que dormía recostado contra la pared hundiendo su rostro en la clavícula de Kazuto.


No podía creerse que se hubieran quedado dormidos allí en aquella mala postura. Izuna debía estar muy cansado y encima él no le había dejado descansar correctamente. Aún fue peor al recordar cómo anoche había huido del sexo como un gato atemorizado. Era su novio, llevaban meses saliendo y no había sido capaz de tener sexo con él. Miró sus manos temblorosas y se preguntó qué estaba ocurriéndole. No lo sabía pero sólo tenía ganas de llorar. Tenía al chico más maravilloso de todos y no podía darle lo que necesitaba. ¿Le convertía aquello en un mal novio?


Kazuto levantó su mano dudando un segundo antes de tocar el rostro de su novio. No quería tocarle y despertarle pero tampoco podía cargarle hasta la habitación sin más para que descansase. Al menos él tendría el día libre, algo que Kazuto no tenía. Estaba empezando a cansarse por no tener ni un solo día libre para pasarlo con su novio. Izuna al darse cuenta de aquella mano que se había paralizado antes de tocarle, sonrió sin abrir los ojos.


- Te quiero – le susurró Izuna sorprendiendo aún más a un Kazuto que agachó el rostro algo sonrojado.


- Creí que dormías – dijo entristecido – lamento haberte hecho dormir aquí. Lo siento mucho.


- Siempre que esté contigo me da igual dónde dormir. Lo único es que se me ha dormido un poco el brazo – sonrió – has apoyado tu cabeza en el brazo y no querías moverte.


- Podías haberme despertado – dijo haciendo un leve puchero como si de un niño pequeño se tratase.


- Estabas cansado, prefería que durmieras.


- Izuna… ¿Por qué…?


Kazuto se quedó a mitad de la frase dándose cuenta de que no podía preguntarle lo que quería así como si nada. Agachó nuevamente la mirada pensando por qué se había fijado en él, por qué, si lo único que le ofrecía era tristeza y problemas, ni siquiera le había hecho feliz aún. ¿Por qué le eligió a él entre toda la gente de la villa? No lo entendía pero sabía que no podía preguntarlo.


- ¿Por qué, qué? – preguntó Izuna dándose cuenta de que había dejado la frase a mitad.


- ¿Por qué eres tú el único con el que me siento protegido? – preguntó Kazuto cambiando su primera pregunta y sonriendo.


- Será porque me quieres aunque sea un poquito. Quizá nunca me lo hayas dicho pero… sé que es así.


La sorpresa llegó al rostro de Kazuto de inmediato. No se había dado cuenta pero era cierto que esquivaba decirle que le quería cuando Izuna lo decía abiertamente. Sólo a una persona se lo había dicho y le habían traicionado, le rompieron el corazón y casi le cuesta la vida, no estaba preparado para decir algo así aunque sintiera el mayor de los amores con ese Uchiha de mirada dulce.


- Lo…


- Lo sientes, sí – dijo Izuna sonriendo – Esa frase en cambio la escucho constantemente. Deja de disculparte por todo, te quiero y no va a cambiar. Da igual si me haces dormir en un baño o si voy a tener que escucharte roncar todas las noches – sonrió haciendo sonreír también a Kazuto – te sigo queriendo.


- ¿Por qué eres así conmigo?


- Porque aún tengo que enamorarte – bromeó Izuna sacando una risa finalmente de Kazuto – vamos, tienes que ir a trabajar. Te estaré esperando cuando vuelvas y podremos cenar juntos.


- Vale.


A Kazuto le costó levantarse del suelo al tener todo el cuerpo entumecido pero una vez consiguió ponerse en pie ayudó a Izuna a levantarse también. Minato aún no había vuelto por casa así que alguien debía quedarse a cuidar de Naruto. Izuna lo sacó de la cuna mientras Kazuto se cambiaba a su uniforme de ANBU y le dio de desayunar. En aquel momento, el rubio no pudo evitar que se le escapase una sonrisa al ver a Izuna tan paternal, habría sido un gran padre si hubiera podido estar con alguien que le pudiera dar lo que él no podía.


- ¿Qué te ocurre? – preguntó Izuna al verle sonreír.


- Sólo pensaba.


- ¿En qué?


- En que se te dan bien los niños.


- Algún día tendremos los nuestros – sonrió Izuna.


- Yo… - se entristeció Kazuto al recordar que no podría dárselos.


- Ey… podemos adoptar, ¿vale?


- Pero no serán Uchihas.


- Adoptaremos un Uchiha. ¿Empezamos por raptar al pequeño Naruto? – preguntó Izuna haciendo sonreír a Kazuto.


- No seas tonto, Minato nos mataría y no quiero tener en contra al ninja más temido del mundo.


Izuna aprovechó la cercanía con su novio para unir sus labios a los suyos depositando un dulce beso. Moviendo sus labios hasta conseguir que Kazuto cerrase los ojos dejándose llevar.


- Si sigues así llegarás tarde – le dijo Izuna sonriendo.


- Tú si sabes cómo romper el romanticismo – comentó Kazuto con una gran sonrisa antes de volver a besarle algo más fugaz. Buscó sus kunais y se marchó de la casa.


Las miradas hacia Kazuto comenzaron en cuanto salió del clan Uchiha. Siempre había pensado que el clan Uchiha era algo cerrado de mente pero no se imaginó jamás que pudiera sentirse más a gusto en ese clan que rodeado del resto de ninjas que le escrutaban de arriba hasta abajo y murmuraban a sus espaldas. Al menos nadie en el clan Uchiha había hecho algo parecido pese a lo fríos y orgullosos que solían ser.


Entró por el edificio de los ANBU para darse cuenta de cómo todos se giraban hacia él mirándole de una manera extraña, no era la mirada de siempre, esa inquisitoria, la que siempre le decía cuán débil les parecía a todos, ésta era diferente. A medida que caminaba en recto pasando de todos ellos, una figura apareció frente a él, alguien a quien identificó de inmediato, Sakumo Hatake.


El estómago se le encogió en aquel momento, sus piernas dejaron de caminar deteniéndose ante la sorpresa, sus ojos se abrieron intentando dar una explicación razonable a por qué aquel hombre estaba frente a él. Empezó a entender la mirada de todos los presentes. Sakumo se giró inmediatamente ante el silencio que se había formado en la sala para ver a Kazuto de pie frente a él.


- Kazuto – pronunció Sakumo sorprendido de verle allí.


Intentó aguantar la rabia, el odio que sentía cada vez que recordaba cómo le había utilizado y entregado para que le matasen. Sabía que iban a sacarle de prisión pero no esperaba tener que volver a verle y menos después de que todos supieran lo que había hecho, más a él.


Ni siquiera los compañeros allí presentes pudieron coger a Kazuto antes de que el puñetazo llegase al rostro de Sakumo. Se teleportaba tan rápido que era inútil tratar de seguirle, aunque al caer Sakumo al suelo, los compañeros finalmente consiguieron coger a Kazuto y alejarle de él antes de que siguiera golpeándole.


Itachi miraba la escena desde un lateral. La reacción de Kazuto era algo que se esperaba en cierta medida pese a que la mitad de los allí presentes pensaban que le recibiría de buen grado. Todos le parecían unos ingenuos si esperaban que Kazuto se comportase o se lanzase a los brazos de aquel hombre como si nada hubiera ocurrido, por mucho amor que hubiera dicho tenerle en el pasado.


Al ver cómo algunos compañeros sonreían y empezaban a cuchichear a las espaldas, Itachi decidió poner cartas en el asunto acercándose a Kazuto y cogiéndole de los hombros para insistirle en salir de allí. En este momento lo mejor era apartarle de aquel hombre que tanto daño le había hecho en el pasado y cuanto antes mejor. Ni siquiera sabía lo que estaba pasando por la mente de los altos cargos del escuadrón ANBU para meter allí a Sakumo y menos… frente a Kazuto.


Ibiki, que observaba la escena desde un lateral, frunció el ceño viendo cómo Itachi apartaba a Kazuto llevándoselo fuera mientras Sakumo trataba de levantarse limpiándose el labio que le sangraba ligeramente. Tampoco entendía la decisión de tener a un traidor en sus filas y menos… bajo su supervisión. Hacer misiones con esos dos juntos iba a ser todo un problema. ¿No se daban cuenta sus superiores o es que había algo más detrás de estos acontecimientos que él no podía ver?


Desde el pasillo superior, un par de ojos miraban la escena que había ocurrido bajo sus pies en la sala principal. Uno de los hombres sonrió apoyando sus codos en la barandilla. Quizá esperaba una reacción algo diferente pero ésa no había estado del todo mal. Sabía que los rumores pronto se extenderían como la pólvora y no muchos aquí le tenían cariño al Namikaze, todo iría en su contra.


- Explíqueme el motivo de traer a Sakumo a nuestro escuadrón – preguntó Danzo a su lado.


- Sólo es una venganza personal – comentó Tobirama sonriendo.


- Aquí no estamos para ocuparnos de venganzas personales, son un equipo de élite y no nos podemos permitir perderles en la misión. Kazuto le odia, jamás trabajará con él y mucho menos le ayudaría en una misión si le obligamos a ir con él en el equipo.


- Sigues bajo mis órdenes, Danzo, así que únicamente limítate a obedecer. Sigue separando los días libres de Izuna y Kazuto, quiero que su relación empiece a resentirse.


- Necesitarás algo más para separarles que simplemente no hacer coincidir sus días libres. Siguen igual que los primeros días, se ven cuando salen del trabajo.


- Para eso está aquí Sakumo – comentó Tobirama – Ese maldito de Izuna sufrirá todo lo que debió hacerlo. Ese maldito clan debe estar siempre bajo vigilancia.


- Son buenos en el equipo de élite.


- Izuna debió morir aquel día en nuestra batalla. Su hermano le salvó pero no dejaré que se crea que puede meterse con el clan Senju y salir victorioso tan fácilmente.


- Recuerda que tu hermano es el mejor amigo del hermano de Izuna, no es conveniente que les enfrentemos.


- No lo haré, al menos no directamente. Voy a arrebatarle a Izuna lo que más quiere. Es una lástima que para herirle a él tenga que hacerlo a través de ese Namikaze, pero él se lo buscó. Le arrebataré a Kazuto Namikaze cueste lo que cueste, así tenga que sacar al mismo Sakumo de la cárcel para lograrlo. Quiero que pongas a Sakumo en el mismo equipo que Kazuto.


- No es conveniente, ya te lo dije. Es posible que se maten mutuamente si les digo que trabajen juntos. Además está Itachi Uchiha, es el sobrino de Izuna, no dejaría que le ocurriera nada a Kazuto y lo sabes.


- Itachi sólo es un crío.


- Crecerá y sigue siendo el genio del clan Uchiha, no es factible ponerle ya como un enemigo.


- No me digas lo que tengo que hacer. Ese maldito clan debe aprender cuál es su sitio. Se atrevieron a asesinar a mis hermanos y pagarán por ello.


Tobirama miró la palma de su mano creando una burbuja de agua que tomaba la forma de su familia perdida en la guerra. Poca gente había estado realmente en aquella guerra cuando Konoha se formó, pero las rencillas por lo ocurrido seguían demasiado vivas en los supervivientes. Todos los clanes perdieron gente, gran parte de la familia de Tobirama fue asesinada por miembros del clan Uchiha y viceversa. Ninguno de los dos clanes llegaría a perdonarse jamás por aquel acontecimiento de hacía años.


Una figura a su espalda captó la atención de inmediato. El mismo Hokage estaba allí para su sorpresa. Tobirama jamás consiguió entender cómo era posible que el genio Namikaze hubiera sido casado con alguien como Madara Uchiha, un ser sin escrúpulos que habría hecho lo que fuera con tal de salirse con la suya.


- Qué agradable sorpresa. ¿Qué puede hacer mi base por el Hokage? – preguntó Tobirama olvidándose por un momento de la escena que había visto abajo y cerrando la mano deshaciendo el agua con las figuras de su familia.


- Quiero hablar contigo, a solas – comentó Minato mirando a Danzo.


Danzo entendió perfectamente la directa hacia él y con una reverencia al actual Hokage, se marchó caminando con lentitud mientras Tobirama le indicaba a Minato la dirección hacia su despacho. Al entrar, Minato se fijó inmediatamente en los pergaminos que estaban expandidos encima de la mesa.


- Edo tensei – susurró – la técnica que jamás debió ser creada.


- Eso suena a palabras de Madara – sonrió Tobirama.


- Fue él quien me habló de esta técnica, yo no la he visto aún. Sólo tú las has llegado a utilizar alguna vez.


- Tu esposo… la llamó técnica repulsiva y aberrante que altera el ciclo de la vida y de la muerte – le dijo Tobirama – dijo que no debió haberse creado jamás. Es curioso que eso lo diga alguien sin escrúpulos como él.


- Preferiría que dejaras a mi esposo al margen de esto. Entiendo claramente tu odio hacia ese clan y no he venido a discutir sobre dicho tema.


- Oh, no te equivoques conmigo, Minato, no es odio lo que le tengo a los Uchiha. Les tengo un profundo aprecio pero son peligrosos, el clan más fuerte y más peligroso de la villa. Tienen en su interior guardado y escondido el mayor de los amores, pero cuando lo pierden… se vuelven demasiado peligrosos. Hay algunos que con ese amor harían el bien, pero otros… sólo buscarán su propia codicia. Nunca sabes de quién podrías fiarte en ese clan.


- ¿Crees que la villa estaría mejor sin ellos? – preguntó Minato alterado.


- Evidentemente. No digo que prescindamos de sus servicios, pero no me fío de ellos.


- No van a marcharse de la villa mientras yo sea Hokage – se apresuró a decir Minato.


- Minato… aún eres muy joven para entender las cosas de adultos.


- Las entiendo mejor que algunos adultos – comentó Minato algo susceptible ante el tema que se estaba llevando a cabo.


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