Login
Amor Yaoi
Fanfics yaoi en español

¡Ten hijos para esto! por Fullbuster

[Reviews - 345]   LISTA DE CAPITULOS
- Tamaño del texto +

Ninguno de los allí presentes entendía nada de lo que ocurría, pero se movieron con rapidez dejando todo como estaba, saltando al primero de los tejados y saliendo en la dirección de la explosión, en busca de aquellas llamas que consumían las casas del norte de la villa.

 

Para Tobirama, no era su primera misión al lado de un Uchiha, pero desde luego, para Izuna era todo un desafío saber que ese hombre que tanto parecía odiar a su clan, estaba a su lado. Al menos ambos tenían dos conceptos claros, el traidor no era Tobirama y además, se preocupaba por la villa, por lo que saber aquella información relajaba momentáneamente a un tenso Izuna que no quería perder de su rango de visión el chakra de su esposo. Quizá no podía verle como antes, pero veía el chakra fluyendo por el interior de su cuerpo, podía reconocer claramente a todos los habitantes de la villa.

 

Pese a que tan sólo una vez había sentido aquel intenso chakra, Izuna lo reconoció al instante. Era el zorro de nueve colas, estaba convencido de ello. A la lejanía sentía el chakra de su hermano y el de Minato, ellos ya estaban allí.

 

- Hay que darse prisa – susurró pero antes de que acabase la frase, Itachi ya había acelerado sacándoles ventaja.

 

- Voy a adelantarme – dijo Kazuto sorprendiendo a los otros dos, sacando uno de los kunais para teleportarse.

 

A Izuna ni siquiera le dio tiempo a detenerle. Su esposo ya había desaparecido del lugar. Suspiró frustrado, era imposible impedirle a ese chico que llegase y lo sabía de sobra, aun así, seguía preocupado por él. No quería verle en problemas de nuevo pese a saber que no podría impedirle ser un ninja, nació para ello, estaría en miles de problemas todos los días. Sería una carga con la que tendría que vivir el resto de su vida, la preocupación porque pudiera ocurrirle algo.

 

- Estará bien – sonrió Tobirama tratando de relajar a Izuna – Kazuto es bueno, ya era bueno cuando era un ANBU y ahora está más motivado que antes.

 

- Quiere encontrar a su hijo, está desesperado por encontrarle.

 

- Y lo haremos – confirmó Tobirama – si Danzo es el responsable, lo capturaré, le obligaré a decirme dónde se esconde esa serpiente y me da igual si tengo que ir yo mismo a por ese niño. Le traeremos de vuelta.

 

- Te confesaré… que tengo miedo de que le ocurra algo. ¡Dios! No soportaría volver a perderle. No a él.

 

- No le perderás. Vamos a encontrar a los responsables y arreglaremos este desastre.

 

Los dos continuaron en silencio, observándose con una mirada cómplice, la primera mirada amable entre el clan Senju y el clan Uchiha. Durante años habían mantenido aquella rivalidad, pero ahora por fin parecían arreglarse las cosas entre ambos clanes.

 

Para cuando Kazuto llegó a la zona afectada por la explosión, tan sólo pudo ver a algunos ninjas ayudando a evacuar a los heridos y la gente que aún podía caminar por su propio pie. Al ver toda aquella complicada situación, Kazuto decidió echar una mano en la evacuación. Estaba terminando con las calles adyacentes cuando sintió el chakra de alguien conocido a no mucha distancia de donde él estaba.

 

- Minato – susurró el nombre de su mejor amigo reconociéndolo al instante.

 

Terminó de llevar a un lugar seguro a la niña que había sacado de una de las casas en llamas y se lanzó nuevamente, teleportándose en la dirección en la que sentía el chakra. El kunai pasó a través del portal tridimensional clavándose en la pared norte de una casa medio derruida. No era únicamente el chakra de Minato el que sentía allí, el de Madara, algunos ANBU, el de Naruto y hasta un chakra mucho más siniestro que andaba suelto por aquella zona, el chakra de un verdadero demonio. Por suerte para él, no parecía estar suelto cuando había llegado a la zona, pero tampoco parecía estar bien Minato.

 

Se acercó corriendo hacia Madara, que sostenía entre sus brazos el cuerpo de Minato abrazándole contra su pecho, hundiendo el inocente rostro de aquel rubio en su pecho. Observó la escena y sacó uno de los kunais de su cinturón esperando sentir nuevamente aquel chakra del demonio, pero en su lugar, notaba cómo remitía lentamente y entonces, le vio al fondo. Aquel chakra volvía con lentitud al cuerpo de un chico rubio tirado en el suelo inconsciente, a unos metros de donde estaba Madara sosteniendo a Minato.

 

- Kazuto, saca a Naruto de aquí – escuchó el grito de Madara.

 

Por un segundo, sintió que no estaban solos, había alguien más entre el humo, la ceniza y el polvo que se había levantado por el movimiento de la arena del suelo. No podía ver la figura, pero sentía el chakra, así que se apresuró para ir hacia Naruto. Madara no podría llevarse a los dos y Minato estaba inconsciente, necesitaría ambas manos para sacarle de allí.

 

Iba a llegar hasta el cuerpo de Naruto, cuando tuvo que apartarse con rapidez al divisar una mano que intentaba coger su chaqueta para inmovilizarle. Sin dudarlo, sacó uno de los kunais atacando con él, viendo cómo atravesaba la cuchilla el brazo de aquel individuo sin siquiera tocarle. Nunca había visto algo así, a nadie que pudiera cambiar la densidad de su cuerpo para evitar un ataque. Los dedos del hombre estaban a punto de coger la chaqueta cuando las piernas de Kazuto chocaron contra algo al tirarse hacia atrás, cayendo inmediatamente al suelo, dejando ver cómo Itachi aparecía de su espalda, con el sharingan activado y agarraba la mano de aquel hombre sosteniendo con la otra mano la cintura de Kazuto evitando que cayese por la zancadilla que él le había puesto.

 

- No he sentido tu chakra – le dijo Kazuto sorprendido al verle allí.

 

- Ésa era la idea – sonrió Itachi – he visto su movimiento, sabía que no podría cogerle si se hacía intangible, pero tenía que hacerse tangible si tenía que cogerte. Era el único momento para inmovilizarle – sonrió aún más Itachi mirando al hombre de la capucha.

 

En aquel instante, los ojos de Itachi se desviaron con preocupación hacia la figura de Naruto, tumbado en el suelo inconsciente. No podía entender lo que había ocurrido aunque se imaginaba algo al ver a Madara herido, sangrando como nunca antes lo había visto y con Minato en brazos.

 

- ¿Se ha descontrolado? – preguntó.

 

- No lo sé, acabo de llegar – dijo Kazuto.

 

- Le han tocado el sello, pero lo hemos conseguido arreglar. El Kyuubi está encerrado de nuevo – susurró Madara.

 

- ¿Puedes caminar? – preguntó Itachi.

 

- Más mal que bien, pero sí.

 

- Vete al hospital de campaña con Minato, yo me ocuparé de todo aquí.

 

- Llévate tú a Naruto – dijo Kazuto sorprendiendo a todos – yo le entretendré.

 

- No podrás sin un sharingan, ya has visto lo que es capaz de hacer.

 

- Es rápido desapareciendo, pero yo también soy rápido – sonrió Kazuto – sin embargo… yo no puedo controlar al Kyuubi si se descontrola de nuevo, tú sí. Llévate a Naruto y protégele, yo me ocupo de esto – le recomendó Kazuto.

 

A Itachi no terminaba de gustarle ese plan, pero no tenía más remedio que aceptar, sabía que Kazuto tenía razón. Si el sello de Naruto tenía algún punto inestable, sólo él podría detenerlo. Frunció el ceño frustrado y preocupado de tener que dejar a Kazuto allí solo, pero soltó la mano de aquel enemigo lanzándose hacia Naruto y cogiéndolo en brazos.

 

- Sólo aguanta, Izuna y Tobirama están llegando – le avisó Itachi desapareciendo con Naruto en una nube de humo.

 

Frente a los ojos tapados por aquella bandana de Konoha, Izuna sólo podía distinguir el chakra natural de los árboles, desviándose justo a tiempo hasta que sus pies encontraban la siguiente rama. Cruzaban ya el bosque de los Nara en dirección al Norte, ya estaban llegando y se alegraba por ello, porque sentía el chakra de su hermano, el de Minato, el de Naruto y el de Itachi desaparecer lentamente, seguramente se estarían marchando del lugar, pero aún podía sentir el de Kazuto. Chasqueó los labios por la frustración y la impotencia, captando la atención de Tobirama.

 

- Estará bien, estamos llegando.

 

- No está bien. Acaba de salir de una cesárea, no debería pelear, los puntos pueden abrirse.

 

- Si entramos los dos, no vas a poder sacarle y lo sabes. Él no se irá sin ti. Va a pelear.

 

- Entonces tú te lo llevarás.

 

- ¿A la fuerza? No puedo igualar su velocidad, en cuanto tenga un segundo libre volverá a por ti.

 

- Yo me ocuparé de que no vuelva. Sólo hazme un favor… no quiero a nadie cerca de esa batalla, mantenlos lo más alejados posible.

 

- ¿Qué vas a hacer?

 

- Lo que tenga que hacer para mantener a Kazuto y a la villa a salvo. En cuanto entre, coge a Kazuto y desaparece, pon distancia conmigo cuanto antes y no te estoy hablando de unos metros…

 

- La torre ANBU está fortificada y a diez kilómetros de aquí. ¿Es distancia suficiente? – preguntó Tobirama.

 

- Sí, y no vuelvas atrás – le dijo Izuna aumentando la velocidad.

 

Para cuando Izuna tuvo en su rango de visión a Kazuto, también sentía el chakra de aquel individuo y lo conocía. Puede que Kazuto no le recordase, pero él si lo hacía. La mano derecha de Danzo. Eso sólo le indicaba que iban por el buen camino. Movió su mano hacia la bandana apartándola de sus ojos, levantándola hasta dejarla apoyada en su frente y activando el sharingan una vez más, ya no podía quedarse más ciego de lo que ya estaba, así que poco le importaba si con ello salvaba a su esposo. Se acercó desde la retaguardia haciendo un par de sellos con sus manos, lanzando una bola de fuego en dirección a ambos contrincantes que seguían enzarzados en su batalla.

 

Homura fue el primero en apartarse al sentir el extremo calor a su espalda, aquel fogonazo que inevitablemente arrasaría con los dos si no se alejaba de Kazuto en aquel instante. Al hacerlo, Kazuto trató también de moverse, pero entre las llamas, una mano agarró su muñeca evitando que se escapase de allí. Izuna deshizo el fuego atrayendo a Kazuto hacia él, agarrando con su mano la nuca de su esposo para conseguir que no pudiera escapar su mirada de sus ojos, metiéndolo en un sueño profundo del que Kazuto trató de huir cerrando los ojos al darse cuenta de lo que trataba Izuna, pero llegando tarde.

 

Fue Tobirama quien llegó hasta ellos y cogió a Kazuto antes de que su cuerpo cayese al suelo para llevárselo. Tal y como Tobirama apareció, desapareció alejando a Kazuto de aquella zona.

 

- No pensé que fueras tan ruin como para herir a tu esposo – sonrió Homura.

 

- No le he hecho daño, tan sólo dormirá unas horas – susurró Izuna – mejor dormido y lejos de aquí, que muerto.

 

- Nunca esperé enfrentarme a un Uchiha, y hoy ya van tres – comentó – se supone que debíais estar todos muertos a estas alturas. Itachi debió ocuparse de aplacar la rebelión.

 

- Te iba a decir que quizá un día comprendieras los motivos que mueven a mi sobrino, pero lo dudo, porque lo que has hecho se considera traición. No vivirás mucho tiempo, incluso si yo mismo te asesino, nadie me culparía.

 

- Tu sharingan ya no es lo que era y lo sabes. Estás completamente ciego.

 

- Es posible, pero el resto de mis sentidos se han desarrollado y el sharingan sigue funcionando a la perfección – sonrió Izuna.

 

- ¿Crees que Kazuto querrá seguir viviendo después de que acabe contigo? – preguntó Homura – ese chico se suicidaría, ya no le quedaría nada.

 

- No lo haría, porque tenemos un hijo en común. No dejaría a ese niño huérfano de dos padres. Vivirá para la venganza, encontrará a ese niño, matará a todos los que conspiraron contra él, contra su clan o contra los Uchiha y criará a ese niño de igual forma. Si no caes a mis manos, tú y tus compañeros, lo haréis en las de Kazuto o en las de mi hijo, quizá en alguien de mi clan, pero no descansarán hasta veros muertos – sonrió Izuna.

 

 

 

Tobirama llegó veinte minutos después de aquello a la base ANBU, dejando a Kazuto descansar en el sofá de su oficina. Ese chico se iba a despertar en un rato con una ira de mil demonios y desde luego, Izuna llevaba todas las cartas ganadoras para recibir su ira por haberle dejado fuera de aquel asunto. Tobirama sonrió, eran tal para cual. Ahora sólo tenía que proteger a Kazuto, algo complicado cuando vio a través de las ventanas a un grupo de Uchihas que se dirigían hacia la torre. La rebelión empezaba y ni Madara, ni Izuna, ni Itachi… estaban allí para impedirles realizarla. Minato estaba inconsciente y las órdenes ahora pasaban por un consejero, por Danzo, algo que sólo traía más problemas con los Uchiha, no le aguantaban y estaba claro que sin Minato en el puesto, todos los Uchiha pedirían a gritos la cabeza de Danzo para evitar que tomase el mando. Quizá la torre ANBU no era un buen lugar después de todo para esconderse, pero cuando cogió en brazos a Kazuto para marcharse, la figura de Danzo bloqueando la puerta le impidió abandonar el lugar. En aquel momento, Tobirama sólo tenía una opción, derrotar a ese hombre, al que una vez fue su compañero y salir antes de que los Uchiha llegase a destruir ese lugar hasta los cimientos con Kazuto y con él dentro.


Si quieres dejar un comentario al autor debes login (registrase).