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Te Amo y Por Eso Tienes el Poder Para Destruirme por Arwen Diosa

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Notas del capitulo:

Hola a todos, espero que se encuentren muy bien.

Por fin tengo el capi más largo terminado. Espero sea de su agrado, a.mi me gustó pero ustedes tienen la última palabra

Sin más pasean y lean. 

TE AMO Y POR ESO TIENES EL PODER PARA DESTRUIRME
 PERO CONFÍO EN QUE NO LO HARÁS
Capítulo 13.- Milo, Saga y Hades.
Al terminar la cena de bodas, Milo se preguntaba que tanto conversaba Camus con Shun de Andrómeda y Saga, todo el espacio de la fiesta destinada a servirse la comida la habían empleado conversando. Milo no lo demostraba pero se estaba dedicando a seguir los movimientos de Camus, desde su discusión con Hades sentía no poder olvidar la rabia que acumulaba al recordar sus palabras, no podía ignorarlas y para él, Camus ya no tendría más carta blanca. Si Camus era capaz de olvidarse tan fácilmente de su relación y el amor que le profesaba… él iba a darle algún recordatorio… digno de un Escorpio. 
 
Un día anterior había ayudado a armar los delicados canapés de distintos ingredientes, darles el aspecto delicioso que necesitaban fue una trabajo moroso, mientras los preparaba había  tenido tiempo por demás suficiente para  pensar en los distintos escenarios que podía vivir durante ese día, desde su desmayo todo parecía salir de del margen establecido en lo normal. Agradeció en silencio que Radamanthis lo dejara tranquilo pero entre otras cosas inesperadas ahí estaba Shun de Andrómeda hablándole sobre su relación con Hades, a pedido del mismo Saga.
Había intentado esquivar tal momento, no necesitaba saber sobre las relaciones anteriores de Hades pero Saga estaba convencido que la historia que Shun tenía que contar era algo que Camus no podía dejar de escuchar. 
Estimaba tanto a Saga, era un hombre que había mirado más de una vez al menos de reojo, era muy guapo y de personalidad fuerte. Quizá por las copas que había bebido podía admitir para él mismo que Saga era un candidato para ser parte de su vida, su próximo novio, y un hombre que se le antojaba para compartir su lecho. No iba a negar que deseaba sentir el peso del griego sobre el suyo, acariciar su cuerpo torneado de piernas gruesas y su fuerte respiración en su nuca… Camus tenía que agitar la cabeza para no pensar tan intensamente en esos escenarios. Y Saga lo estaba haciendo demasiado fácil, con ese comportamiento celoso y obstinado se restaba fácilmente puntos, Camus no quería otra relación así, como ahora que escuchaba los antecedentes amorosos de Hades de un Shun que parecía tranquilo y a la vez lloroso. No quería ser descortés pero Saga lo estaba provocando ¿Qué había dicho a Shun para animarle a contar su desventuras en el amor?  
- Saga me contó que ahora Hades te pretende, puede que él sea para ti… puede que sí seas feliz con él pero no podía dejar de contarte mi historia… 
Camus miró a Saga deseando asestar un puñete en ese rostro tan serio… ¿Acaso iba a decirle Gracias a Shun? Además, si Shun sabía sobre  Hades era cuestión de segundos que lo sepa su hermano y luego todos los Caballeros de Bronce… Camus inhalaba aire para no dejarse llevar por su rabia. 
- Esta bien Shun. Lamento lo que te sucedió – le dijo sin saber qué más decir – Permiso.
Sin tocar su deliciosa cena de boda griega se puso de pie, disculpándose con los demás comensales y salió lo más pronto posible a tomar aire afuera.
La noche era silenciosa oscura y tibia. Camus se alejó lo suficiente para no escuchar más la música y pensar un poco en él mismo. Sabía que no estaba preparado para asistir a una fiesta pero necesitaba sentirse feliz ese día, por alguna razón estaba buscando inflar su corazón de emociones positivas y Saga… ¿Qué pretendía Saga? ¿Qué juzgue a Hades por sus relaciones anteriores? Pero lo mismo aplicaba a él entonces, debía ser juzgado por su relación con Milo, y también aplicaba a Saga ¿Qué antecedentes tenía Saga?
- Camus no esperaba que te fueras – era Saga que lo había seguido y por algunos segundos lo miró en silencio - ¿Estás bien?
Sin responder de inmediato observó un poco más a Saga, pensando en sus anteriores relaciones amorosas y lo que sabía sobre eso.
- Hoy he bebido mucho ¿Sabes? – le dijo sonriendo y necesitando otra copa – Pero ni así puedo entender que quieres que haga con lo que me dijo Shun. Y más importante que eso ¿Por qué le comentaste asuntos que pertenecen a mi privacidad?
- Es que no escuchaste lo mismo que mi – Saga podía enumerar los puntos importantísimos de la historia de Shun – Estoy haciendo todo esto por ti Camus, si fuera otra persona no me tomaría la molestia.
Aún no lo había analizado pero tampoco pretendía hacerlo.
- No hay nada en esa historia que me haga pensar…
- ¿Quieres decir que no te sorprende? Hades le pidió una relación abierta a Shun y él se negó, por eso terminaron… Shun dijo que al principio accedió a aceptar que Hades tenga otras parejas pero sabía que era algo que no podía hacer. 
- No necesito que lo repitas… escuche todo – Camus estaba cansando de esto. Cerró los ojos deseando desaparecer en la penumbra de la noche.
Saga acortó la distancia entre ellos, llegando a acariciar un mechón del cabello acuamarin que estaba sujeto en una coleta alta.
- ¿Tú me quieres Saga? – preguntó Camus sin saber exactamente porqué, el aludido asintió con la cabeza mientras se miraban a los ojos.
- Lo que siento por ti Camus es muy fuerte – dijo sin soltarle el mechón de cabello – Es por eso que me preocupo por ti, a de…
- No, no – lo interrumpió Camus – Si lo que sientes por mi es algo especial, es algo bueno, porqué no te dedicas a hacer cosas buenas, porque no ganar puntos con demostraciones válidas, y no intentos de despintar a otras personas… ¿Me quieres? Entonces querrás verme feliz… estamos en una boda y te pones celoso, te dedicas a entrañar y enredar las cosas, por los dioses, estamos en una boda, invítame bailar y no me des un testimonio. 
Camus se alejó con intenciones de volver a la fiesta pero recordó algo importante.
- Bien, si vamos a hablar de ex parejas, y juzgar por eso… ¿Qué hay sobre mí? Es por eso que te comportas como baboso conmigo… ¿Me juzgas por mi relación con Milo? Sabes que fue un patán y fue mi culpa no haber reaccionado antes ¿Actúas así por eso? Además, crees que necesito tiempo para empezar de nuevo pero no dejas de mencionar a Milo cada vez que nos vemos… ¡Ni siquiera has intentado invitarme a salir!
Saga no atinó a decir nada. Antes de formular y ordenar ideas Camus atacó otra vez.
- Y que hay sobre ti ¿Tengo que hablar con Aioros para saber algo importante que no puedo estar sin escuchar?
Quizá era una fibra sensible o ya era el tope de su tolerancia de intentar hacer las cosas bien y no obtener el resultado deseado pero Saga no pudo más.
Se deshizo del espacio entre Camus y él a pasos presurosos lo tomó por ambos hombros y lo agitó con fuerza contenida.
- ¿Te estás oyendo Camus? Te estoy diciendo que te quiero y tú me esquivas a toda costa. Siento que intentó hacer las cosas bien contigo pero me doy de cara al suelo ¿Qué quieres de mí?
Era la pregunta indicada que Camus no quería oír. Quizá porqué no tenía respuesta a eso, quizá porqué ni él mismo lo sabía.
El mencionado que no se esperaba tal reacción, lo empujó hasta lograr que lo soltara.
- Déjame Saga ¿Qué te pasa? No quiero que me agites de nuevo…
Pero Saga volvió a agarrarlo de nuevo, esta vez de las manos y la cintura.
- Es que acaso quieres que te robe los besos, quieres esto…
Existían las verdades absolutas y Camus no iba a negar que había imaginado que algo así podía pasarle alguna vez, deseaba que se impongan sobre su voluntad con un beso robado en medio de la noche, salvándolo de la pésima relación que tenía con Milo, se imaginaba siendo “rescatado” con besos y nuevas promesas de felicidad. Y la verdad absoluta es que Camus no iba a tolerar más besos robados, Saga ya había importunado su espacio personal una vez como para tolerar más del mismo escenario. Lo apartó poniendo ambas manos extendidas entre ambos. Al mirarse a los ojos supo lo que Saga estaba pensando.
- Disculpa, no debí. Yo no soy así – Saga respiró profundo para no caer presa de sus bajos instintos. Los labios de Camus estaban fríos y había demostrando una reticencia que lo cohibió. Ese había sido un beso robado una vez mas y estaba lejos de ser uno real y ambos lo sabían. 
Algo que estaba lejos de ser verdad era que Milo ya no ostentaba su título de novio, Camus ya no podía fantasear con un rescate. Ahora los besos robados eran oportunidades para calmar su sed de sentir felicidad, sin embargo  jamás había permitido que lo besaran sin más… miró en nueva cuenta los labios de Saga, pensando en lo bien que se sentía ser besado… pero…
Por su parte Camus se arregló el cabello pensando en sí mismo y respirando con fuerza ¿Había estado dispuesto a seguir besando a Saga? A pesar de su discusión y no ser el mejor momento. Aceptaba que Saga era atractivo, se antojaba recorrer el cuerpo griego y darle una oportunidad en su vida. Por ello, existía algún sentimiento sin nombre acunando en su pecho, deseaba ser besado por él, quería sentirlo… pero…
Miró a Saga intentando encontrar las palabras para explicarlo.
- Saga… creo que no estoy bien… algo extraño me sucede… - esas ganas tan desconocidas e impetuosas de abrazar cualquier situación que le de un brío de felicidad lo estaba agitando.
- Deben ser las copas que has tomado – dijo Saga restándole importancia.
Sin estar seguro de aquella explicación Camus decidió volver a la fiesta, el volumen de la música había aumentado y ahora se escuchaba entonaciones movidas, seguramente los demás estaban bailando de nuevo.  
Saga siguió a Camus de cerca, pensando en todas sus palabras… sin encontrar explicación para su extraño comportamiento. Pues él no tenía un brebaje exótico nublando su común raciocinio y no tenía la necesidad de buscar la felicidad como Camus. Sería por eso que no lograba entender que lo necesario para conquistar el corazón de Camus, no era tanto trámite ni cuento sino lo que él mismo le había dicho: acciones que le den felicidad.
 
¿Qué era lo que quería? 
Se miró al espejo terminado de arreglar su cabello y arreglado su ropa, se sonrió a si mismo verificando que parecía sincero… pues Saga le había preguntado que quería de él, y aunque se había abstenido de responder Camus sólo quería ser feliz.
Realmente no lograba recordar cuándo había sido feliz por última vez, se preguntó si eso era algo triste o más bien patético. Escuchó las risas estridentes de sus compañeros y deseó unirse a ellos, olvidar su melancolía y ahogarla como los demás, todos bebían y ninguno parecía preocuparse… adornando su rostro con una sonrisa una vez más, salió del cuarto de baño. Saga lo esperaba con paciencia y una vez que lo vio afuera lo invitó a bailar. 
A partir de ese momento la noche transcurrió con mayor velocidad, o al menos así le pareció a Camus que la fiesta poco a poco llegaba a su fin.
- Has bebido suficiente Camus, deja esa copa – Saga le quitó una vez más su copa de ron de las manos, era la segunda vez que lo impedía. Camus le daba algo de crédito, en realidad se sentía mareado y desinhibido como para continuar llenando su garganta de esas bebidas que quemaban el pecho – Vamos a sentarnos, seguro que estas cansado.
Saga se dio la vuelta tomando las manos de Camus en el proceso para asegurarse que camine con él hacía las mesas pero encontró resistencia. Al encararlo Camus fue claro.
- Yo quiero seguir bailando, la fiesta casi acaba Saga. 
Shura interrumpió sin saberlo, abrazó a Camus. No estaba ebrio por el alcohol, sólo de amor.
- Es hora de ir con mi leoncito a nuestra habitación – dijo dándole una copa de bebida a Camus – Me despido amigo, gracias por tu ayuda. Nos veremos en dos días, mañana tenemos libre.
- Me alegra por ustedes Shura ¿Estarán en Capricornio o Leo?
- No, Shion nos ha regalado una noche en un hotel del pueblito, tendremos desayuno y almuerzo incluido y parece que otras comodidades.
En ese momento Aioros y Aioria se abrazaban a modo de despedida.
- Shion cerrará la fiesta, así que estamos tranquilos, una vez más gracias Camus.
Se abrazaron en nueva cuenta, Camus estaba por darle un sorbo a la copa que Shura le había dado pero una vez más Saga lo impidió.
- Camus ha bebido demasiado – explicó ante la mirada un tanto atónita de Shura - Será mejor que lo acompañe a Acuario.
- No, la fiesta va a continuar – explicó el de Capricornio, inseguro de lo que veía, Camus no estaba mareado o al menos no tanto como para ameritar que le veten la bebida.
Saga sólo negó con la cabeza y le devolvió la copa a Shura.
- Muchas felicidades amigo, realmente estoy feliz por ti – Dijo Camus, se abrazaron una vez más, y luego Shura fue a despedirse de Aioros.
Saga sin perder tiempo tomó otra vez las manos de Camus y lo guió hasta las mesas.
Al llegar se sirvió una copa de agua, eso no podía impedirlo Saga. Y mientras bebía vio a sus amigos irse de la mano, los demás invitados como Máscara de Muerte y Dhoko les gritaban ovaciones de felicidad.
- Está es su noche, no la desperdicien
- Ánimo, tu puedes Aioria
Camus río ante tales ocurrencias, pensando en cómo se sentía ser Shura o Aioria, no debía haber nadie más feliz que ellos en ese momento… y lo que les esperaba aún… Camus pensó que también quería ser esposo de alguien, también quería que alguien sienta esa emoción y ansias por estar solos, quería saber que se sentía ser feliz por amar y ser totalmente correspondido.
Antes de acabar de beber su copa de agua Saga lo inquirió.
- ¿Esto es tuyo? está en tu silla.
El saco gris de Hades con su aroma a palo de rosa, cúrcuma y limón llenaron sus manos. Lo había olvidado por completo.
Camus negó con la cabeza.
- No, tengo que devolverlo.
- Bien, date prisa. Me inquieta que Kanon se haya ido antes ¿Qué estará haciendo en Géminis? ¿Estará ahí?
Camus no respondió al monólogo de Saga, caminando algunos pasos se alejó de él y buscando con la mirada al dueño de ese saco gris… ¿Y Hades dónde estaba?
Le sorprendió verlo bailar, estaba de espaldas y desde su posición no veía quién era su pareja. A medida que caminaba sentía su corazón acelerarse a sobremanera y su meta era cada vez más cerca. Culpó a Hades por sentirse tan nervioso, la última vez que hablaron  había terminado siendo besado, absorbido y arrastrado por sus labios y la situación entre ambos no tenía definición alguna…
“Decidí que podías romperme el corazón”
Esas palabras le retumbaron en la mente de nuevo, los labios de algodón de Hades sobre los suyos…
Marcando el momento, justo antes de tocar el hombro para llamar su atención la música hizo una pausa, Hades aplaudió a su pareja y sintiendo que había alguien detrás de él giró sobre sus pies.
Se miraron inmediatamente a los ojos, Camus podía jurar que los ojos de Hades sonreían a su encuentro. Fue como un gatillo disparado que sintió atravesar su cordura o quizá algo más pero Camus lo encontró terriblemente sensual. Sin dejar de aceptar verdades esa noche, no podía mentirse, Hades le gustaba. Era su porte, y su voz formal… la forma en que sus ojos sonreían y la galanura con la que solía tratarlo… lo hacía reír y también podían hablar de temas interesantes. Era… y la distancia que había marcado esa noche no había hecho más que aumentar el suspenso que le provocaba.
Le devolvió la sonrisa antes de hablar.
- Hola… te traigo esto. Gracias.
Antes de extender la mano con el saco un abrazo lo interrumpió, era Hyoga que había estado bailando con Hades. Se escuchaba alegre, quizá como muy pocas veces lo había visto.
- ¡Maestro!
Camus sintiendo la misma alegría de tener a su pupilo cerca correspondió el abrazo.
- Que bueno verte Hyoga – Le dijo cuando se separaron – Fue mi aprendiz  - Le dijo esta vez a Hades con tono de orgullo paternal. 
Hyoga se percató al instante de la actitud tan distinta de su maestro, jamás había mostrado tal faceta y en vez de cuestionarlo lo disfrutó, sonrió a Camus y él lo abrazo por los hombros.
- Si, lo sé – dijo Hades – Hiciste un gran trabajo Camus.
Hablaban de Hyoga pero no lo veían a él, sino entre ellos la tensión era obvia, tanto que un experto podía verlo sin problemas.
- Hyoga, por favor me permites. Tengo que hablar con Hades.
- Claro maestro, lo buscaré en su Templo en unos días. Tengo asuntos que compartirle.
El mencionado se apartó dejándolos solos, su curiosidad era grande, después de todo Shun comentó información sobre un posible amorío entre Hades y su estimado maestro. Pero esa noche lo había visto con Aioros, Radamanthis y Saga ¿Qué estaba haciendo su frío maestro de su vida?
Caminaron rumbo a  la mesa que ocupó Hades durante la velada, apartándose del resto. 
- ¿Cómo estás? Tu desmayo no ha sido poca cosa – Hades quería acariciarle el hombro expuesto por el peinado que traía, le encantaba ver la larga cabellera acuamarin sujeta en una coleta alta, pero sabía que más de una docena de ojos indiscretos estaban atentos a sus movimientos. No quería exponer así a Camus.
- Gracias por preguntar Hades y también agradezco tu preocupación, la verdad es que lo había olvidado, seguro no es nada – dijo de manera rápida sin estar seguro porque hablaba con prisa, atropellando sus palabras provocando que aumentara su nerviosismo – Toma, esto es tuyo… muchas gracias…
- Por favor avísame si necesitas algo, estaré pendiente de ti - Hades tomó la prenda sin dejar de sonreír a Camus, su mirada de ojos claros era cautivadora.
Con unos segundos de silencio entre ellos Camus se percató que tenía que irse, que lo último dicho por el dios era una despedida.
- Si, lo haré… es hora de irme – señaló la puerta, por unos segundos se sintió tonto ante la obviedad. Hades asintió con la cabeza.
- Te veré pronto Camus – aún siendo un dios, a Hades le costó suprimir un deseo tan humano como el de sentir la piel de las manos de Camus para una despedida galante.
Con la sonrisa congelada giro sobre sus pies, aceptando que estaba un tanto desorientado y decepcionado… esperaba una invitación a quedarse, quizá que le pida acompañarlo a bailar una pieza, la música resonaba en nueva cuenta, quizá que sólo lo invite a sentarse en su mesa y comenzar una conversación amena… pero nada de eso sucedió, fue sólo una burbuja que explotó en el aire, rápido y sin gloria.
- ¿Eso era de Hades? – preguntó Saga mientras salían del salón con Camus por delante - ¿Qué hacías con su ropa?
Ante la apatía en su tono de voz Camus lo resumió. Sólo le comentó que al despertar de su desmayo tenía eso sobre su cuerpo, no mencionó a Shion y tampoco a Milo. 
La noche estaba aún más oscura que de costumbre, la luna amarilla y reluciente se camuflaba detrás de unas densas nubes de color gris, y el silencio monótono era roto por el sonido de los grillos y sus pisadas en la escalinata de piedra. Su descenso al Templo de Acuario fue más lento de lo habitual, Camus culpaba al alcohol.
Al llegar a la entrada de su Templo, Camus se sincero ante lo que sentía.
- No quiero que está noche acabe sin más Saga – el mencionado arrugo el entrecejo - Ha sido una noche tan diferente para mi, me siento completamente distinto.
- Bueno, quizá bebiste demasiado… nunca te vi así.
Camus se mordió el labio, no estaba seguro si eso era un reproche o sólo un comentario ante la verdad, como sea él continuó.
- Que dices si en vez de que la noche acabe aquí vamos a la playa que está detrás del campo de entrenamiento y nadamos… Siempre quise meterme al mar de noche.
Saga parpadeo marcado, sorprendido ante la petición, no esperaba de ninguna forma ¿Qué le estaba pasando Camus? Quería pasar tiempo con el dueño de los sentimientos que crecían en su corazón, quería verlo y hacerlo feliz pero… esta nueva conducta estaba desembocando a un rumbo desconocido sus sentimientos… el Camus que conocía no se dejaría pretender por Hades, había notado su nerviosismo y sonrojo al hablar con el dios y verlo así lo fastidiaba tanto que era igual de frustrante que los celos que sentía al no poder decirle nada ya que antes había cometido ese error, ahora con peticiones extrañas y desinhibidas.
- No lo se…
- Vamos, puede ser divertido.
Saga en los milisegundos que se permitían entre una pregunta y la respuesta formuló miles de pensamientos que descartó y escogió… si decía que no tal y como estaba Camus esa noche era capaz de ir sólo de todas formas y si lo acompañaba terminaría haciendo algo que sólo la idea era desagradable para él, pero estaría cerca de Camus.
- Podemos ir a la playa , si… pero veremos si nos metemos al mar – hizo lo mejor que sabía, negociar.
Camus agradeció por aceptar, en verdad tenía la necesidad de perseguir la felicidad esa noche. Y a un ritmo casi presuroso se reanudó su descenso por lo Templos.
Rodeados de penumbra y el grillar nocturno de estaciones calurosas ambos Caballeros continuaron su descenso por cada Templo, casi al llegar a Sagitario Camus compartió un pensamiento que lo tenía guardado desde su tierna infancia.
- El sonido que hacen los grillos al cantar siempre me hace feliz… me da una sensación de tranquilidad que es difícil de explicar.
Saga elevó ambas cejas sin estar seguro de que tipo de cavilación era esa.
- Nunca lo había pensado así. Si te hace feliz escucharlos dejaré de pedir a Shion que traiga a alguien para que los fumigue – Saga pensaba que eran criaturitas sin importancia, pero comprendió que Camus tenía muchas sorpresas guardadas, desde las más simples y también complejas.
- ¿Fumigar? Por los dioses – Saga no pudo evitar reír y Camus también – Pero que te han hecho además de existir.
- No se que tienen, pero siempre terminan entrando a mi Templo, luego hacen ese ruido molesto dentro y parece que fueran miles… son una plaga.
- Se considera de buena suerte que un grillo entre a tu casa… - Camus continuaba riendo ante tales insignificancias que terminaban significando algo más en una persona.
- De buena suerte, eso si que es falso. Puedes verme a mi, no considero ser afortunado en ningún aspecto. Quizá la  suerte esté del lado de kanon, de alguna forma él siempre se sale con la suya.
Camus afirmó con la cabeza aceptando que kanon tenía buena suerte. 
- ¿Puedo preguntarte algo Camus? – Saga tenía algunas dudas atoradas en la mente, sabía que si no las resolvía le perseguirán el resto de la noche.
- ¿Por qué me preguntaste sobre Aioros? 
Bajó la mirada aceptando que en ese momento tenía mucho sentido hacer esa pregunta, pero cometió un error al ser rudo e intolerante. 
- Lo siento, me excedí – Camus suspiró – estábamos discutiendo sobre relaciones pasadas y por lo que se, Aioros es tu ex novio. Pero lamento haber usado eso como un argumento. En realidad no se nada de ustedes dos.
- No hay nada que ocultar Camus, fue hace mucho. Cómo tu has contado y confiado en mí… te aseguro que yo también. 
Bajando la escalinata de piedra, viendo sus pies se animó a seguir conversando sobre el tema.
- Bueno, tu sabes que estuve con Milo por seis años…  seis años y unos días… - río al darse cuenta de la cantidad de días que eran ese número – gracias a ti, sabemos que Hades y Shun estuvieron un año, seis meses y dieciséis días – rio más fuerte al recordar que así lo había dicho el propio Shun – Le faltó contar las horas y minutos – suspiro – Fue tan incómodo ese momento.
Saga también acompañó las risas, pero sin estar seguro a donde iba la conversación.
- Bueno te explique mis razones para llevar a Shun a hablar contigo – aclaró Saga.
- Si, sólo recordé ese detalle – Camus no quería darle vueltas a ese asunto.
- Volviendo al tema ¿Cuánto tiempo estuviste con Aioros?
Saga carraspeó la garganta antes de comenzar a hablar.
- Estuve con Aioros dos años y tres meses, sí eran tres meses. Terminamos al darnos cuenta que queríamos cosas distintas. 
- ¿Qué los separó?
- Yo no tengo miedo al compromiso – decidió aclarar primero – Es más, lo único que deseo es la confianza que da una relación estable. Aioros también es una persona así, lo que pasó fue que él tenía un deseo que yo no podía cumplir – ante la incógnita Camus le animó a continuar – Aioros quería que Athena le de su don… ¿Comprendes? Un hijo, eso fue lo que nos separó. Yo pienso que no podemos escoger ese camino y ser Caballeros. Dos caminos que están separados por buenas razones Camus.
Un hijo… él no había pensado en eso ahora que su situación era inestable. Camus se había imaginado esa familia al lado de Milo, encontrando que era una manera más para demostrar su inmenso amor, la deseaba pero ahora sólo era pasado ¿Dónde quedaba ese sueño? ¿Acaso debía guardar sus sueños también? No estaba seguro de exteriorizar sus pensamientos pues Saga había dado un dictamen muy diferente al suyo.
- Yo pienso que cada relación es diferente Saga – al final decidió que no tenía sentido guardar sus palabras – No quiero mentirte, yo también quería el “don” cuando estaba con Milo… pero ahora no estoy seguro… hasta hoy no lo había pensado en realidad.
Y Saga se sorprendió en nueva cuenta esa noche, pues Camus era una cajita llena de ellas, sorpresas que dejaban sin palabras. Toda la información recibida en vez de darle quietud se la quitaron.
Fue cuando llegaban al Templo de Géminis que Saga se detuvo, Camus de alguna forma lo esperaba.
- Si… hay alguien en tu Templo y no es kanon solamente – dijo Camus ante la mirada inquisidora de Saga - ¿Qué vas a hacer?
Saga paso su mano de su cabeza a su frente hasta sus hombros, dándose masajes. 
- No lo se, es mi Templo y no puedo dejar que kanon lo deshonre sin más. Camus podríamos ir otro día a la playa, entiende.
Antes de conseguir una respuesta algunas voces se unieron a las suyas, reían y se atropellan entre ellas.
- Nada de karaoke por favor, sólo música – aún sin creerlo era la voz de Shaka, que a su modo había aceptado participar en una de sus fiestas post fiesta. 
- Me encanta el karaoke, quizá podríamos hacer un dueto – era la voz de Mu.
Antes de cambiar de opinión se encontraron con Camus y Saga qué aún no decidían que hacer.
- Que bueno que los vemos ¿Interrumpimos algo acaso? – era Afrodita con su jocoso tono de voz. 
Junto a ellos estaba Máscara de Muerte, Aldebaran y Aioros. Todos rumbo al Templo de Tauro a continuar con la fiesta.
- Parece que también hay fiesta en Géminis. Pero privada – rio divertido Máscara de Muerte, todos sentían la presencia de Radamanthis - ¡Kanon! Si estas presentable y con energía iremos a Tauro… trae al “extranjero” si quieres. 
Saga rodó los ojos cuando los demás rieron. El numeroso grupo sin pretender obtener respuesta continuaron con su descenso. 
- Vamos chicos, Aldebaran prometió el mejor asado fiestero y tenemos una reserva de vino ¿Quieren venir?
Afrodita los invitó sin dejar de abrazar a su novio de Cáncer.
- Sólo un par de copas para acompañar un poco a Aioros – dijo Aldebaran abrazando por los hombros al  mencionado – Después de todo es su hermano el que se ha casado…
- Vengan, estará interesante. Si Shaka viene, ustedes no tienen excusa – dijo Máscara de Muerte.
A Camus la idea lo movió mucho por dentro, esas ansias de perseguir la felicidad como un insecto que es atraído a la  luz. 
- Lo siento, pero tengo que salvar la honra de mi Templo – Saga fue cortes en su tono formal de voz – Camus ahora mismo se irá a Acuario ¿Verdad?
- No – dijo de inmediato – quiero ir con ellos… es decir, suena divertido. Vamos Saga.
El Caballero de Géminis quería chocarse la frente contra algo ¿Qué rayos le pasaba a Camus? Saga no era de fiestas ruidosas y de bailes tumultuosos, se alejaba de eventos como a los que ahora quería participar tan felizmente Camus ¿Estaba así sólo por hoy? O iba a ser así de ahí en adelante.
- Recuerda tu desmayo Camus… mejor vuelve a tu Templo.
- No – Camus empezó a caminar siguiendo a Mu y Shaka – Vamos Saga, suena en verdad divertido.
El mencionado soltó un suspiro pesado, todos sus compañeros siguieron su camino cada uno sumido en su propia charla, Camus estaba relegado del grupo esperaba una respuesta de Saga. Sabía que le esperaba una negativa pero de alguna forma mantenía la esperanza de continuar compartiendo la noche con Saga, había sido la primera vez que bailaban juntos y estaban en una fiesta… no se había divertido del todo por la personalidad un tanto estricta del gemelo pero la noche podía remontar y así conocer mejor a aquel que tenía un pedacito se su corazón… Saga tenía su lugar en sus sentimientos pero esa noche tenía la necesidad de vivirla apresuradamente.
- Sabes… me siento confundido – dijo Saga cuando tuvieron un poco de distancia de sus compañeros – Las últimas horas… 
- ¿De qué hablas? Solo quiero divertirme.
- Hablo de eso. Me gustas porque eres… como sueles ser – Saga prefirió no usar adjetivos que califiquen a Camus – Pero esta faceta tuya, como ir a la playa o beber con los demás… no estoy seguro como manejarlo.
Camus parpadeo aceptando que esa noche sus barreras mentales y emocionales estaban recorriendo cada vez más, su desinhibición la reconocía y en vez de rehuir la quería aprovechar.
- No tienes que ponerte tan serio – Camus suspiró sintiendo que la mirada azul de Saga lo juzgaba – Sólo quiero pasarla bien lo que queda de la noche.
No estaba seguro de que tipo de respuesta iba a obtener pero no se quedó quieto a esperar que sea una favorable, pensó que no tenía nada más que decir. Giro sobre sus pies y siguió a sus compañeros rumbo a la casa de Tauro. 
 
 
El mini bar estaba surtido y preparado para la ocasión, el Templo de Tauro resultó ser por dentro amplió y cómodo para recibir una pequeña fiesta. Tenía los sillones de cuero negro y alfombras peludas en color rojo, pronto el equipo de sonido rompió el silencio y empezaron a beber. Era la primera vez para Camus que entraba a la casa de su compañero Aldebaran, sin embargo, para los demás presentes el lugar era conocido por dar buenas reuniones.
- Buen provecho – Aldebaran salió de la cocina con una bandeja grande, al quitarle la tapa exhibió varios cortes de vacuno asado.  
Muchos de sus compañeros le aplaudieron ante el aroma exquisito, tomaron sus tenedores y empezaron a comer.
- Que bueno que viniste Camus – dijo Afrodita mientras comían – Después de comer un poco la idea es cantar y bailar.
- ¿Siempre hacen esto?
- No siempre, pero intentamos pasarla bien, a mi no me da bien la soledad.
Camus saboreo la combinación de carne con vino tinto, mientras se prometía no volver a encerrarse como antes. Al final no había obtenido nada de eso. Tampoco santificaría cada reunión de sus compañeros, pero estaba seguro que asistir de vez en cuando le sentaría de maravilla.
De un momento a otro el reducido grupo se encontraba bailando entre ellos, riendo ante los arítmicos pasos de Shaka que hacía lo mejor que podía para complacer a Mu. Ambos no eran asiduos a fiestas de ese estilo y como pareja querían compartir nuevas facetas que fortalezcan su relación.
Cuando chocaban sus copas y brindaban otra vez por Aioros para subirle el ánimo llegaron más personas. Camus vació la Copa en su garganta y dispuesto a  servirse más, se detuvo de golpe.
- Que alegría, que felicidad ¡Miren quien está aquí! – exclamó Milo, entraba a la sala de Tauro seguido de Shion y Dhoko. Inmediatamente todos sintieron el cambio brusco de aura – Si es nada menos que Camus – el sarcasmo era notorio.
- Relájate Milo, sólo nos estamos divirtiendo – dijo Máscara de Muerte.
- Demasiado relax para mi gusto   - sorprendiendo a todos, incluso al propio Camus le lanzó una bolsa plástica que agarró antes de que se estrellara en su rostro.
A pesar de estar bebiendo y sentirse mareado a  Camus no le fallaron los reflejos, agarró la bolsa y encaró a Milo.
- ¿Qué es esto? Qué te sucede Milo – hurgueteo  el contenido viendo que tenía los manteles de la boda dentro.
- Mientras tu estabas disfrutando de está fiesta yo tenía que hacerme cargo de tu parte ¿Olvidaste que teníamos que ordenar el salón al terminar la fiesta de tus amigos?
Camus tragó grueso, en verdad había olvidado que ese era el compromiso con Shion y Saori, además de Shura y Aioria, que les ayudarían a dejar el salón de fiesta impecable una vez que acabará el evento.
- Bueno, podíamos hacerlo mañana – se defendió Camus.
- Si, que fácil – ironizó Milo. 
Todos los veían sin saber que hacer, incómodos. Llegando a la conclusión cierta y verdadera que Milo había pasado de la negación de su ruptura con Camus a la ira. Los pasos del luto… 
- Pero Milo no lo has hecho sólo – intervino Shion – Vamos, que también podías sólo hacer la mitad.
Camus amarró la bolsa nuevamente y se puso de pie  mientras se servía una copa más y la bebía con prisa. Sabía que todos los miraban, que eran el centro de atención y eso provocaba que sus movimientos se vean torpes y rápidos, estaba nervioso y mareado. 
- Basta chicos, ¿acaso va a ser así de aquí en adelante? – dijo Dhoko – Estamos reunidos por buenas razones, ánimo.
- Si Dhoko – dijo Milo de inmediato – Sobra decir que Camus está sobrando aquí.
La mayoría abrió la boca ante tal rudeza de Milo, todos sorprendidos por la actitud grosera e infantil. Camus por su parte no se sorprendió, sus largos seis años de relación le habían quitado la capacidad de asombrarse ante esas actitudes.
- Es mejor que me vaya – explicó a Aldebaran y Aioros que al final resultaban ser los anfitriones. Por su parte Máscara de Muerte, Mu y Dhoko hablaban con Milo para bajarle un poco el enojo y poder continuar con la fiesta.
A pesar  de querer detenerlo y lograr que cambie de idea Camus se dirigió a la salida, al momento de despedirse de Afrodita cuando este quería convencerlo de quedarse la voz de Milo lo alcanzó de nuevo, una vez más eran el centro de atención.
- Si vete, mejor vete. Seguro que vas corriendo a entregar esa basura de manteles a Hades y entregar algo más
- ¡Milo estas haciendo el ridículo! – intervino Shion cansándose del tema – nadie…
- Gracias Patriarca, pero Milo necesita más que eso para conseguir lastimarme. Mi piel es muy gruesa – y se acercó a Milo mientras lo decía, mirándolo fijo – Te dejaré claro que no tengo nada con Hades y que lo sepan todos -  Al final todos estaban ahí escuchando eso – Aunque no mereces explicaciones mías.
Le dio la espalda con intenciones de salir lo más rápido posible pero Milo lo detuvo agarrándolo del brazo, lo asió con fuerza, obligando a Camus a acercar sus rostros.
- Verás que todo esto lo vas a lamentar, cuando te acuestes con alguien más… nunca será igual – siseo las palabras asegurándose que sólo ellos las escuchen.
Se deshizo del agarré con un movimiento brusco, en respuesta quería congelar a Milo, quería golpearlo por el echo de insinuar algo que él mismo temía pero sólo hizo distancia y salió de ahí, lo más que rápido que le permitían sus pies.
- ¡Camus! -Afrodita y Shion lo siguieron hasta darle alcance en las primeras gradas que descendían hacia Aries – Espera.
Cuando por fin estuvieron frente a frente se sorprendieron de ver a Camus con el rostro tranquilo, sea por el brillo de la luna sobre su piel o lo que sea pero podían jurar que el episodio que había dado Milo jamás existió.
- Es mejor así – dijo ante el mutismo de ambos, sabía lo que pensaban.
- No te vayas Camus – Afrodita quería apoyar a su compañero, sintiendo que nacía una amistad que hasta ahora ignoraba que podía ser real – Milo está cruzando la línea pero no puedes irte, la estábamos pasando bien.
- Ya tendremos oportunidad – dijo Camus – Por favor Afrodita, es mucho pedir que lleves esto a mi Templo mañana - Le dio la bolsa con manteles dentro.
- Claro, yo te lo doy mañana – respondió sin estar seguro de que se trataba.
- Camus donde iras. Estas bajando a Aries… tu Templo esta en la otra dirección – Shion no quería señalar lo obvio pero temía que Camus este lo bastante mareado para notarlo.
- No quiero ir a Acuario aún – dijo fijando su mirada en el horizonte y la línea gruesa que pintaban las nubes oscuras para dar paso al mar.
Se despidió de ambos con un gesto y continuó su descenso rumbo a la playa que estaba detrás del campo de entrenamiento.
 
 
¿Era cierto lo que Milo decía? ¿Su pasado iba a ser una constante que regiría sus futuras relaciones? ¿Tendría a Milo siempre en la piel como se leva un tatuaje? Después de todo Milo era el protagonista de muchos de sus “primeros", su primer novio, sus primeros besos y la primera vez que había hecho el amor. Eso resumía que su conocimiento sobre relaciones y sexo era reducido a la complacencia de Milo, aceptando la verdad otra vez Camus ni siquiera estaba seguro qué era lo que le gustaba y cuáles eran sus límites. 
Viendo sus pies desnudos en la arena que permanecía tibia se fue acercando al mar, sintió el cambio de temperatura al frío helado del agua. Pero lejos de molestarle, le trajo paz. Dejó que sus ojos se embelesen con la bioluminiscencia nocturna y la belleza de sus colores acuáticos. La marea se agitaba con repetida calma y las olas rompían provocando espuma que le hacían ligeras cosquillas en los pies. Era todo un poema que su corazón deseaba, se abstrajo de su propio dolor y de sus propios miedos.
Sus pasos continuaron por la orilla, adentrándose más al mar, sin importarle si se mojaba la ropa y el largo cabello que lo dejó suelto de un momento a otro. 
Creyó que una vez ahí sentiría esa felicidad que tanto perseguía esa noche pero se encontró formulando pensamientos y preguntas que lo angustiaban. La tranquilidad del mar le trajo los pensamientos más tristes que lo asaltaban desde su ruptura con Milo ¿Iba a poder sacarse a Milo por completo? Ya no lo amaba, pero temía que siempre sea una sombra que asalte y condicione su actuar. 
Creyendo lo imposible limpió sus lágrimas, aún tenía más por llorar ¿De que valía enamorarse y entregarlo todo si al final el amor es necio e ingrato? Miró a la luna, resplandeciente y dueña del cielo, se había librado de las nubes que la cubrían y se veía hermosa, coronada de estrellas y su luz. 
Pensó entonces que él debía ser así, como lo que sus ojos observaban y consideraba  que era algo hermoso. Hace  unas horas la noche era oscura por el echo que las espesas nubes cubrían la luna y no permitían que los demás la vean brillar, sin embargo, detrás de las nubes la luna continuaba brillando. Y una vez libre de su espesa cortina todos eran testigos de su resplandor, que siempre estuvo ahí, que nunca dejó de ser y siempre fue algo hermoso. Y las nubes permanecían en el cielo, cambiaban de forma y se disipaban con el viento, transformándose en algo más… incluso las nubes podían adornar el cielo, que todo era parte de algo más. 
Y todo fluía con calma y tiempo, que nada se podía apresurar y menos obligar. 
Sonrió entonces comprendiendo que no debía amargar su noche, que su dolor se convertiría en perdón a él mismo y lograría continuar… que sí podía abrir sus puertas al amor y ser feliz.
Rompiendo todas sus cavilaciones y haciendo que agudice la mirada, vislumbro a lo lejos, un par de metros de él, una silueta de pie sobre unos pilares caídos, su cabellera larga era llevada por el viento y tenía la mirada clavada en el mar. Comido por la curiosidad avanzó en dirección al desconocido, procurando no ser visto, nadó sin salir del agua que ya le llegaba sobre los pectorales, en dirección a esa persona. Una vez que la distancia se acortó y la luz plateada de la luna que reflejaba el mar le iluminó lo necesario, su propia voz lo traicionó.
- ¿Hades? 
Para su sorpresa el dios tenía sus ojos claros clavados en él, y le sonreía. Al parecer desde hace mucho que Hades lo veía acercarse. 
- Al principio creí que eras un hermoso tritón, un regalo del mar, pero luego te reconocí y no hay regalo mejor.  
Camus se acercó más, hasta salir por completo del mar. Sintiendo el peso de su ropa mojada  y el frío de la ventisca que traía la marea. 
- ¿Qué hacías en el mar? – Hades también acortó la distancia hasta comprobar que en realidad era Camus de Acuario y no una aparición de sus deseos materializados.
- Siempre quise meterme al mar de noche – explicó sincero y sin vueltas - ¿Qué haces tu aquí?
Hades comprendió por su tono de voz que Camus tenía alcohol en las venas y el frío de sus decisiones empezaba a mellarlo, seguro que no se percataba que temblaba ligeramente y su aliento se vaporizaba. 
- Este lugar es mi favorito Camus, el placer que me da el paisaje hace llevadero los días infinitos.
Al momento de decirlo se despojó de su abrigo gris y cubrió a Camus por la espalda. El Caballero murmuró en agradecimiento, pensando que era la segunda vez en ese día que era cubierto por esa prenda y su aroma exquisito.
- Si, el mar de noche es enigmático e irresistible. El brillo de la luna me reconforta mucho y las estrellas desde aquí desembocan quietud – Camus y Hades caminaron hacia los pilares caídos y se sentaron en ellos, mientras la marea les acariciaba los pies – Pero de día este lugar es un poema también, merece ser visto, cuando las gaviotas cantan todo se reduce a tranquilidad.
- Nunca vine con el sol – dijo Hades – Y entiendo a lo que te refieres cuando mencionas la belleza del mar y la luna pero tampoco vengo por eso.
Camus lo miro confundido ¿Qué más había ahí? 
- Es por esto que vengo, si puedo, cada noche – se giró y mostró el paisaje que tenían en sus espaldas. Camus volteó viendo que desde esa perspectiva se veía el Santuario, desde la casa Virgo hasta Piscis.
- ¿Vienes a ver los Templos? – Eso era nuevo - ¿Por qué?
- Durante las noches que me asalta la inmortalidad, vengo aquí a ver el mar, paseaba por esta playa que encontré pacífica hasta que vi un paisaje que calmó todas mis angustias. 
Hades se puso de pie, caminado hasta estar detrás de Camus y se inclinó tomándole una mano. 
- Mira – y aprovechando el agarré elevó sus manos para señalar el onceavo Templo del Santuario – Desde aquí, Acuario se ve muy bien.
Camus sin lograr entender aún miro a Hades ladeando el rostro.
- Al principio encontraba sosiego en la repetida marcha del océano creyendo que era el único, que estaba solo pero te encontré ahí, en el techo de tu Templo, noche tras noche acompañándome sin saberlo. Tu rostro se convirtió en algo enigmático e irresistible para mi, coincidir cada noche, y tener la luna como testigo reconfortaba mis días y pronto me encontré ansiando verte porqué sólo tú podías darme quietud. 
Nunca creyó que podía ser observado por alguien más, o que fuera importante de esa manera sus noches en el techo de su Templo. Pensaba que estaba solo en sus silencios y sin embargo… 
Miro a Hades a los ojos, sin saber qué decir, tenía extrañas emociones en el cuerpo y rebotando en sus pensamientos, había usado las mismas palabras con las que describió el paisaje para adornarlo a él en sus fútiles noches de tristeza, y Hades lo encontraba hermoso…
- Creí que nunca llegaría el día en que te lo diría, estabas en el techo de tu Templo y te veías lejano como la luna – retomó Hades la materialización verbal de sus propias cavilaciones que recitaba cada noche que veía a Camus en el techo de su Templo – Pero el día que hablamos por primera vez en los Archivos fue decisivo para mi. Comenzamos a tratarnos y descubrí que merecías toda la retórica que inspiras.
- Subía al techo de mi Templo para desahogar un poco mi mente, pero nunca creí que alguien me observaba… muchas veces con Shura.
- Lo se, comprendo que son buenos amigos y eso me calmaba, saber que no estás solo. Tu rostro triste era tan fiel a la luna, tanto que me inquietaba.
- Si… tenía muchas cosas que pensar esas noches – reconoció poniéndose de pie y mirando a Hades.
- Disculpa Camus, el día que fuiste a mi Castillo a pedir el favor de los manteles yo  importune tu espacio personal y abuse de tu confianza, reconozco que no estoy orgulloso del beso que te di ese día. Perdona por darte más cosas que pensar.
- ¿Ese beso? – repitió sintiendo la vívida sensación que le produjo el contacto de los labios de algodón de Hades.
- Si, nunca debió ser así, uno robado no tiene gloria de aquel que es entregado. 
- Ese beso me hizo feliz -reconoció sin saber porqué y Hades abrió grande los ojos en sorpresa por la elección de palabras, por la manera en que lo dijo y su espontaneidad.
- ¿Feliz? 
- Si, y hoy tengo la urgencia de perseguirla… me duele la cabeza.
Camus se sujetó la frente cuestionando muchas de sus decisiones esa noche, como si una brecha a su desintoxicación a esa bebida extraña se abriera. 
Hades parpadeo marcado unos segundos, sólo tuvo que agudizar sus sentidos para captar lo suficiente y entender que Camus tenía en sus venas un brebaje exótico que había visto antes, la elección de sus palabras y su desinhibición le dieron las primeras pistas para llegar a tal conclusión. 
- Será mejor volver al Santuario, Camus – propuso pensando en recorrer el camino hasta Aries y esperar que Camus se sienta mejor.
Se encaminaron rumbo a la entrada a los doce Templos, con Hades sujetando a Camus por debajo de un brazo, sirviendo de muleta o algo parecido. Los efectos de la bebida que le diera Radamanthis horas antes estaba llegando a su punto colosal antes de extinguirse y dejar su estela, es decir, una terrible resaca.
Tenía conflictos internos, pues conocía muy bien los reglamentos que regían la paz con Athena y el Santuario. Y el que estaba por transgredir era un verdadero problema. No podía cruzar los Templos sin más, tenía que anunciarse a cada guardián o mínimo recibir una invitación. El echo te tener a Camus con él era aún más problemático, pues Camus estaba desinhibido y despreocupado de las normas que seguro conocía, podía culpar al alcohol ya que se veía realmente ebrio. Tampoco quería dejar a Camus solo, sería irresponsable de su parte… ¿Qué iba a hacer? Hades estuvo tentado a llevárselo a su Castillo a pasar la noche pero deshecho la idea de inmediato, pues el no tenía privacidad y apenas pongan ambos un pie en sus terrenos todos sus espectros sabrían de la noticia… y con Camus en ese estado. No quería exponer a Camus así… 
Llegó a la conclusión de que lo mejor era reducir su cosmos al mínimo y cruzar los Templos hasta Acuario y velar que llegue sano y salvo.
- Vamos Camus, despacito.
El Caballero de Acuario caminaba delante del dios canturreando y bailando alguna canción, pensando en la victoria que significaba para él esa noche, había bebido con sus amigos, bailado en una fiesta y había participado brevemente en una fiesta post fiesta, conoció mejor a sus compañeros de armas y por fin sintió el mar de noche.
Al pasar por Tauro escucharon voces y música mezclada, la fiesta ahí continuaba.
Cruzaron hasta Géminis donde Hades sintió una presencia conocida, no mencionó nada pues sabía que si él reconoció a Radamanthis era seguro que había sido mutuo. Sólo pensó que tenía una conversación pendiente con él, para asegurarse que guardaría silencio.
En Virgo se escuchaban gemidos y susurros enamorados. Era obvio que el dueño de ese Templo estaba teniendo acción romántica esa noche con algún acompañante.
- Oh… Mu, te amo tanto – la duda de quien se trataba no duró mucho.
Hades apresuró un poco el paso, sintiéndose impaciente al imaginar brevemente la armoniosa voz de Camus cortada en fracciones de placer, su nombre dicho envuelto en ese éxtasis… miró al dueño de todas esas provocaciones, con la ropa y el cabello aún mojados. Lo deseaba, pero aún no era correspondido y esa noche en su condición etílica no podía… no podía abusar, aprovecharse, gozarla o vivirla en el placer que seguramente Camus y su pasión desbordada brindaban. Conocía los efectos de la poción que tenía Camus en su organismo y sabía que existía la posibilidad de que no se negaría a compartir su lecho… entonces ¿Podía? No, no así ¿O sí?
Sin estar seguro de cómo llegó Camus a beber esa poción se prometió en sus adentros que llegaría al fondo de los hechos, no era partidario de actuar se esa forma. Y eran obvias las intenciones de quien se la dio.
Por fin en Acuario, Hades lo acompañó hasta la puerta de entrada al fondo de su casa. El plan era verlo entrar y escabullirse hasta el final del Templo de Piscis y partir a sus territorios, sólo que no veía venir los siguiente.
- Entra Hades, te invito a comer algo.
- ¿Comer? ¿Tienes hambre?
Camus abrió su puerta con las lleves dejándola abierta para su invitado. Entonces Hades pensó que no podía quedarse más tiempo, estaba tentando al peligro y al jugar con fuego ambos podían quemarse. 
- Mejor vamos a buscar algún lugar abierto al pueblito – al parecer Camus cambio de idea.
No, no, no - Hades lo detuvo antes que salga y cerró la puerta por dentro – No es necesario, te preparo lo que quieras. 
- ¿Cocinas? 
En respuesta sólo asintió paseando sus ojos por la casa de Camus, la encontró agradable a la vista y delicada a los detalles que tenía. Sus muebles eran finos en celeste petróleo pero no ostentosos.
- Perdona el desorden, Shura estuvo aquí antes de la boda y devoró todas mis botanas – señalaba la mesa con algunos platos y copas sucias.
- Descuida. Tu casa es acogedora.
Mientras paseaba sus ojos por algunas fotografías que eran un regalo a sus ojos, por ejemplo de un Camus más joven con su alumno el Cisne, seguramente del día que se hizo de su armadura de bronce y otra con ropa informal que tenía de fondo la Torre Eiffel. Antes de poder deleitarse mas, Camus lo distrajo.
- Salud – tenía dos copas servidas de alguna bebida verduzca, dejó una sobre la superficie más cercana y bebió la otra de un trago.
- No, Camus te hará… - y Camus perdió el equilibrio – más daño – terminó susurrando ante lo inútil de su advertencia.
Se acercó a él y lo ayudo a recuperar la posición vertical de su cuerpo.
- Camus es mejor llevarte a dormir… no es buena idea continuar bebiendo.
- ¿Eh? Dormir… - Camus se sujetó la cabeza sintiendo de golpe los efectos de la última copa bebida – siempre quise emborracharme ¿sabes? Como hoy, en una fiesta, y bailar mucho y pasarla súper, sobra decir que me divertí mucho hoy… por cierto me ignoraste en la fiesta.
Mientras lo decía Hades aprovechaba el agarré para caminar un trecho hacia las puertas cerradas que tenía cerca y averiguar cual era la habitación. 
- No te ignore para nada – repuso el dios, pero estaba dispuesto a dar explicaciones – Sólo que no quería que tus compañeros de armas tengan material para hablar a tus espaldas… antes nuestra cercanía ya  trajo algunos problemas de esa naturaleza. ¿Cuál es tu habitación?
- Esa es, la otra puerta es la cocina. Y sobre la fiesta…no hubiéramos hecho nada malo. Y encontrarte en el mar, fue mágico.
Hades ingresó a la habitación aún sujetando a Camus por la cintura, la habitación estaba oscura y sólo los rayos plateados de la luna ingresaban por la seda de la cortina. En la penumbra no observó más detalles que lo suave que era el terciopelo de la cama. Ayudó a Camus a acostarse queriendo arroparlo en el acto pero unos segundos apenas sobre el colchón y Camus pareció que saltó al ponerse de pie.
- Sabes que quise también… - Su voz sonaba lejana,  síntoma de que la poción de Radamanthis había llegado a su parte culminante – Siempre quise dormir sin ropa.
Sin creer a sus oídos lo verificaron sus ojos. Prenda a prenda, fue cayendo a suelo una tras otra en un desfile de sensualidad espontánea que no fue adrede. Camus no lo miró, no fue en seducción, era esa poción hablando que lo llevó a quitarse la ropa y meterse a la cama y soltar un suspiro.
Hades contuvo el aliento sintiendo que su corazón golpeaba marcado su pecho, ese instante había sido por mucho el más erótico de su existencia. Tanta desinhibición natural en un cuerpo perfecto, en el momento perfecto y la tortura de sus propias promesas y su entereza… verlo, tenerlo cerca y no tocarlo…
Camus por su parte ignorante de tanta mesura se remoloneo entre sus colchas sintiendo poco a poco el peso de sus párpados.
- ¿Hades…?- lo busco con la mirada, estando aun de pie al lado de la cama –  Ven.
Soltando el aire de sus pulmones y sin razonar por completo sus acciones terminó por hacer lo que deseaba, se acostó al lado de Camus por encima de las colchas, poniendo esa única barrera que no cruzaría esa noche. 
Lado al lado acostados juntos y sin tocarse se miraban a los ojos dejando que el sopor los traslade juntos cada uno a sus propios sueños, que quizá se parecían mucho.
- Hades – murmuró Camus, el otro sólo abrió los ojos en respuesta – Esto es lo más erótico que he hecho jamás.
Sonrió mucho en respuesta, la misma palabra para el mismo momento tan carnal pero lleno de sentimientos.
- El mío también Camus de Acuario – en susurros todo se escuchaba mejor – Te quiero.
Camus guardo silencio para la tortura de Hades, pensó entonces que al tener los ojos cerrados se habría quedado dormido y su declaración se quedaría sin respuesta, sin embargo, se lo podía repetir muchas veces más.
- Seamos novios.
Suspiró Camus, manteniendo los ojos cerrados y cediendo al sueño por completo, sin conocer la respuesta y el fuego que encendió en el corazón de Hades que poco a poco en párpados lentos se dejó llevar también por el calor y el silencio de la mejor noche de sus vidas.
 
Continuará…
 
 
 
 
 
 
 
 
 
Notas finales:

Que tal? Espero sus comentarios para esta escritora que escribe en cada espacio vacío que tiene, 

Comentarios por favor, y cuidarse mucho si? Aprecio mucho que lean esta historia salida del corazón

El siguiente capi esta casi casi...

Nos leemos.


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