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¿Tu dolor o el mío? por only_hope

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Notas del capitulo:

*Se asoma para ver si hay alguien por ahí* *Llora*

Hola!8)

Lamento mucho la tardanza, intenté terminar el cap, pero no encontraba las palabras y eso es horrible u.u Se prodria decir que tuve una seria discusión con mi inspiración hasta que escupió estas letras, y espero les guste el resultado:DD

Sin más que decir, disfruten:D

El hombre leía los papeles entregados con incredulidad, para luego fijarse en el muchacho frente a sí. – Bueno… esto es algo repentino – Admitió, negando con la cabeza. – Louis no me ha dicho nada de tu renuncia, pudimos haber llegado a un acuerdo o…

-Eso no me interesa. – El director ejecutivo con el que estaba hablando estaba siendo muy indulgente con esa actitud que traía, eso lo tenía que apreciar, pero se trataba de uno de los socios de su padre, estando en el edificio donde él estuvo mientras el mayor y su hermano menor se encargaban de tirar su vida a la basura. Y cosas así no se podían dejar de lado en circunstancias como esas. – No es que tenga intenciones de ganar nada.

Charles en arqueó una ceja, pero asintió, buscándose un bolígrafo para  ir firmando la solicitud y después sellarla. - ¿Tuviste una discusión con tu padre? – Tenía sentido si consideraba también la expresión y tono que estaba usando el menor, no debería de darle mucha importancia, pero no dejaba de parecerle raro.

Logan se encogió de hombros. No pretendía hablar más con el adulto, pero consideraba que, si este quisiera, podría denegarle la solicitud o sólo amonestarlo. – Todos tenemos discusiones, ¿no? – Levantó los lentes de sol que estaba usando, apenas lo necesario para frotarle el entrecejo, con malestar. - ¿Ya puedo irme?

Charles asintió, terminando por firmarla. Luego pareció recordar algo. – Sobre la liquidación… -
Su frase quedó a medias gracias al ruido de la puerta al cerrarse, dejó el sello a un lado, sorprendido de que Logan ni siquiera se hubiese quedado a escuchar aquello, que tenía, cuando menos, que escuchar por obligación.

El castaño, por su parte, pasó de largo las oficinas que había cruzado para llegar hasta ahí en silencio. Se fijó en el que había sido su lugar de trabajo, no es que tuviese mucho que recoger de su oficina, a lo mucho un par de tazas de café que se había llevado de su casa, o una fotografía que su madre le regaló y su padre casi lo obligó moralmente a poner frente a su escritorio.

No tenía intenciones de llevarse nada.

Iba ya camino al ascensor cuando una grave voz llamándole hizo callar al movimiento que había en el piso, siguió avanzando y al llegar pulsó el botón, esperando ya el momento en que su padre se interpusiera en el camino, exigiéndole una explicación.

Justo lo que el mayor hizo, tomándole con fuerza del brazo y viéndole molesto. - ¿Se puede saber por qué renunciaste?

Louis veía con el ceño fruncido a su primogénito. No podía hacer contacto visual como quería por culpa de unos lentes de sol que el menor estaba usando, pero eso no era lo que más le exasperaba de él, sino esa actitud que llevaba.

Logan sonrió finalmente, con amargura. - ¿Y qué esperabas que hiciera en esa oficina? ¿Pedir un aumento? – Hizo una mueca de asco. – No voy a trabajar para alguien como tú.

El adulto bufó, cada vez más incrédulo. – Sólo es una perra, Logan. No puedes echar tu trabajo y tu vida por un tubo sólo porque te encaprichaste con una perra.

El ascensor terminó de subir, abriendo sus puertas con un sonido que lo indicaba. Pero él no podía moverse, no porque no quisiera, sino por el agarre de su padre. Rio por lo bajo ante el comentario. – Esa perra… - Informó. – a diferencia de ti, y de James, y de todas las personas a mi alrededor. No ha hecho NADA por recordarme lo que pasó, ¿entiendes eso? Nunca me recriminó lo que dije o no dije, nunca justificó a ese par, ni me hizo a mí ver como el culpable o como la víctima que tenía que desquitarse, nunca hizo nada más que perdonarme y dejarlo estar. ¿Y te digo algo más? Esa perra es mía, el trabajo es mío, los recuerdos y el dolor son míos así que puedo mandarlos por un tubo las veces que yo quiera, y tú serás mi padre, pero si vuelves a meterte en lo que es mío buscaré el modo de regresártelo.

Louis escuchaba aquello, notando que, debajo de los lentes de sol que estaba usando el menor había una mancha violácea decorando uno de sus ojos. Logan hablaba con una molestia y una rabia que, sabía, no iban dirigidas a nadie más que a él.

El menor hizo por soltarse, pulsando una vez más el botón y entrando en tanto las puertas se abrieron.

-Si planeas irte con el esclavo, Logan. Voy a…

-¿No lo sabías? – Sonrió desde su lado del elevador al pulsar los botones, notando la curiosidad de su interlocutor se encogió de hombros. – Yo ya no soy su amo. Lo liberé. Si te atreves a tocarlo de nuevo, él ya es un liberto, en lugar de vértelas conmigo tendrías que vértelas con la policía.

Las puertas se cerraron en tanto terminó de decir aquellas palabras. La cara de su padre al escuchar la noticia era la de alguien que apenas estaba entendiendo lo que le decían, pero tan fría y tan confusa como lo había estado siempre tratándose de ese tipo de personas.

A ese hombre no le importaba en lo más mínimo lo que había provocado. Eso él ya lo sabía.
Pero le llenaba tanto de rabia el hecho de que una persona así pudiese salirse con la suya de esa manera, sin siquiera detenerse a pensar en lo que implicaban sus acciones.

Se recargó en una de las paredes del aparato, viendo fijamente las puertas cerradas de este.
… Al menos Emett no estaría tan al alcance de personas como esas ahora.

Lo que había dicho era verdad… en parte. Conocía a Derek y sólo sería cuestión de tiempo para que el rubio acabase siendo una persona libre, tanto él como el bebé. Que él supiera, si hubiese denunciado a su padre por lo que hizo apenas y tendría cargos por daños a propiedad privada… siendo Emett libre, ya tendría los derechos suficientes para poder defenderse si el adulto trataba de meterse con él.

Pensó aquello una y otra vez, y lo había hecho antes, principalmente aquella noche en que le dejó, cuando se había dado cuenta de que esa era la única opción viable que se le podía ocurrir y que demandaba menos tiempo.
Si tan sólo fuese tan sencillo el hacerlo como lo era el pensárselo. Porque con querer convencerse a sí mismo ya no era suficiente.

Le parecía gracioso, de cierto modo, ¿en qué momento se había vuelto tan malditamente dependiente de una persona? Nunca antes le había pasado algo como eso, nunca antes había ansiado tanto el que alguien le creyera, que aceptara sus besos o sus palabras, ni tampoco se había sentido tan débil e impotente como para pelear por algo que quería.

Nunca se había encontrado con alguien a quien quisiera tanto proteger o mimar, y no lo diría, pero otra de las cosas que más le molestaba era que, a pesar de ello, Emett se había creído tan fácilmente que él le había mandado hacer todas esas cosas.

Llegó a su casa con pasos ausentes, encontrándose ahí en la puerta a otra persona  que tampoco quería ver.
-Logan… - La castaña se levantó de la jardinera donde había estado sentada para esperar al menor, acercándosele con preocupación. – Hijo…

El muchacho la vio con una expresión entre cansada y triste. – Largo – soltó, evitando el ser tocado por ella.

-Cariño, yo en serio no sabía qué fue lo que pasó. De haber sabido te hubiera dicho, yo…

-¿Qué hubieses hecho, mamá? – Dijo de mala gana, la imagen de la mayor que veía sorprendida la escena de anoche, pero sin hacer algo al respecto se pasó por su cabeza. – Si eso no cambiará el rumbo de las cosas, entonces no me importa.

Sofía vio  a su hijo abrir la puerta, le retuvo por la ropa, evitando que terminara de entrar, - Sé que no puedo hacer la gran cosa, pero es porque ustedes nunca me cuentan nada. ¿Qué tengo que hacer para que me tengan esa confianza? ¿Para que me perdones por algo que no hice?

-Si te digo que te perdono, ¿me dejarás? – El muchacho sonaba herido, herido y también molesto. Ella tragó saliva.

-Logan…

-Sé que no tuviste nada que ver – Murmuró. – Pero entenderás que no quiero verte, ni a ti, ni nadie. Si realmente te preocupo entonces vete y déjame solo.

Se soltó del agarre, entrando a su casa y escuchando a la mayor berrear porque le abriera.
Se sentía sofocado, molesto, y por mucho que quisiera apagar su mente de lo que había pasado la noche anterior, sólo bastaba con fijarse en el piso, ver los restos de sangre que había ahí para recordarlo.

Sofía suspiró, con tristeza. Estaba consciente de que su familia estaba rota, pero no creía que lo estuviese tanto hasta ese momento, con dos hijos cada vez más distantes, y un esposo que conspiraba en contra de uno de ellos. – Entiendo si no quieres saber más del tema – Dijo contra la puerta. – Pero estamos hablando de mi nieto, ¿qué más daba si su madre era un esclavo?... con saber si ellos están bien… si tú estás bien, me basta.

Esperó ahí varios minutos, sin obtener respuesta alguna, la puerta seguía cerrada y lo más probable era que seguiría de esa manera.

Logan se quedó ahí también, esperando hasta que los pasos de ella le dieron a entender que se iba, toda aquella situación le frustraba, le frustraba tanto el sentirse así, tan atrapado y tan… alejado de la realidad.

A una parte suya le costaba aún creer que le había dejado ir… sin siquiera haber intentado hacer algo al respecto.

Lanzó un objeto a su parecer inservible contra la pared, después un cojín, y también algún portarretratos que tenía la misma pinta que el de su oficina. Lanzó todo lo que se encontraba a su alrededor, pero, a diferencia de otras veces, esa molestia, esa rabia, esa maldita opresión en su pecho no se iba.

La sala se había vuelto un completo desastre, entre las manchas, los vidrios de los cuadros y adornos esparcidos por el piso… dejó caer lo que traía en las manos, no sabía que estaba mordiéndose los labios hasta que sintió el sabor de su propia sangre, mezclada con unas cuantas lágrimas que tampoco había notado hasta ese punto.

“¿De qué habría servido el que buscara otra opción… si tú no confiarías en ella? ¿De qué te servían mis caricias y mis palabras si al final ibas a creer en lo que otros te dijeran de mí?... ¿Qué hice mal?”

Se limpió con brusquedad la cara, bufando y sintiendo que le estaba dando demasiada importancia, ¿en qué momento se había vuelto así de dependiente?, no paraba de preguntarse, ¿en qué momento su esclavo se había convertido en una persona a sus ojos? ¿Había dejado de ser algo desechable, un juguete tonto y usado… para convertirse en el Emett Backery que no sabía que podía llegar a extrañar así?

Lo que más podía darle gracia del asunto era que no habían pasado ni unas cuantas horas desde todo aquello. Se fijó un poco más en ese desastre, eventualmente tendría que recogerlo, así como eventualmente iría por esos imbéciles que se hacían llamar entrenadores, o buscaría algún otro sitio donde vivir para que ni su padre ni nadie más le fuera a joder de nuevo.

Pero por el momento esas cosas no podían parecerle más lejanas.

Notas finales:

¿Qué tal?

Es cortito lo sé u.u pero en seguida subiré el siguiente cap! :D


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